
Ana Rodríguez Fisher
Antes de que llegue el olvido
Ediciones Siruela, 2024
Semanas después del suicidio de Marina Tsvietáieva, a finales de agosto de 1941, Anna Ajmátova recibe la fatal noticia, lo que la consterna profundamente. Es la suya una relación a distancia, epistolar sobre todo, pero también poética, se leen con enorme interés, y de gran complicidad, la de dos escritoras que viven y sufren unos tiempos complicados e intensos, una época de enorme creatividad cultural, pero también de una crisis social absoluta que alcanzará unos tintes de tragedia no poco turbulenta.
Es la evocación de toda aquella época, los primeros cuatro decenios del siglo XX, lo que Ana Rodríguez Fisher nos describe en esta novela, relato en forma epistolar, una larga carta escrita veinte años después de aquella muerte, y que nos evoca, desde la perspectiva de la poeta superviviente, toda una época crucial, narración añorante de la libertad creativa, pero que estremece también por unos hechos imposibles de prever, sangrantes hasta el horror, por completo absurdos y despiadados.
A través de los ojos de Anna Ajmátova recreados por Ana Rodríguez Fischer asistimos a un tiempo de enorme libertad creadora, de imaginación y de nuevas miradas a la realidad, pero también contemplamos unas dinámicas sociales que anuncian transformaciones sin igual que ya contienen en su seno la tragedia a venir. Las dos escritoras, junto a los artistas de su tiempo, son testigos de la crisis en Rusia y de la Revolución, de las dificultades que entraña un proceso de transformación como aquel, de las violencias desatadas y de los cauces no previstos que llevarán a una tiranía sangrienta, caprichosa, reaccionaria a todas luces, pero que se vuelven por desgracia imparables y cotidianos.
Se entrecruzan lo personal y lo colectivo, lo íntimo y lo comunitario, las reflexiones y las emociones a flor de piel, todo ello aparece en esta carta que es necesaria escribirse antes de que todo se diluya en el tiempo, de que llegue el olvido y desaparezca para siempre de nuestro recuerdo ese estado de ánimo que la literatura del momento logró transmitir. Con un estilo intenso, sin tregua, la autora nos reconstruye con agudeza la atmósfera vehemente que se impuso en las calles, en los cenáculos artísticos, nos muestra todo el amor por la literatura y el arte, que es amor por la vida, de toda aquella generación de artistas rusos que fueron testigos de un mundo que se les escapó de las manos.
De este modo, esta novela es un bello homenaje a un tiempo único, a una generación de creadores que procuraron ampliar la libertad absoluta a la vida cotidiana, amenazada por las tiranías del momento, aunque no por ello, en su peor momento, se dejó de buscar la belleza a través de las distintas artes.
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