Escritores catalanohablantes (Cecilio Olivero Muñoz)

Miquel Bauçà es uno de los escritores más valientes en lengua catalana, siendo él un escritor insular, de las Baleares. Fue poeta y escritor. Es poco conocido en el resto de España, pero de él se han comentado muchas cosas; críticas injustas y falsas. Nació en el 7 de febrero de 1940 y falleció el 10 de febrero del 2005. Se instaló después de haber nacido en un pueblito balear, a finales de los cincuenta se trasladó a Barcelona donde residió y murió.

Es lamentable que se negara a que se le tradujera al castellano. Pero esa fue su posición y no le han traducido. También fue su última voluntad. Es un poeta y escritor denominado como extraño, misántropo y mendigo. Ya diré por qué más adelante. Como poeta era original y algo outsider dentro de la pulcra y refinada existencia catalana. Bauçà era un escritor que hoy se le etiquetaría como escritor radical. Injustamente. Creo que es uno de los tres poetas más importantes en lengua catalana, aunque dos de ellos escribieran en castellano.

En un reportaje dedicado a su obra y milagros los mismos vecinos lo catalogaban de ermitaño, mendigo, o misántropo. Intentó tener pareja pero le rechazaron las mujeres por su manera de decir las cosas sin indirectas, o sea, que no se andaba con tapujos. Los tres poetas catalanohablantes por antonomasia, o mejor decir, del Siglo pasado, son Miquel Bauçà, Josep María Fonollosa y Vicent Andrés Estellés. Los dos últimos, Fonollosa, escritor en castellano y Estellés traducido al castellano. Por otro lado Miquel Bauçà no ha sido un escritor muy querido en los pueblos catalanohablantes. Era un escritor puro, sin aires de grandezas ni ambición literaria.

Hay una anécdota que contaba una maruja y vecina. Al parecer el hijo se equivocó de piso cuando fue a visitar a su madre y tocó el timbre de Miquel Bauçà y salió a recibirlo un hombre haragán y estropeado. Ya que la soledad te mortifica. Y el hijo alcahuete de la vecina le dijo a su madre cuando por fin encontró el piso de ésta: —Mamá, ¿sabéis que vivís en el edificio con un mendigo? Y éste mendigo, producto de la dejadez, era Miquel Bauçà. Del hijo de la vecina-maruja no se conoce nada. Pero Miquel Bauçà sí pasó al parnaso donde los poetas son coronados con laurel.

Lean estos tres poetas que menciono. No sin antes aclarar que yo entiendo y leo en catalán, aunque no lo hable. Miquel ha sido un escritor auténtico y con una obra exquisita que solamente encontrarán en librerías de los pueblos catalanoparlantes. Existe un concurso que lleva su nombre. Pero, huelga decir que Bauçà no pretendía ser universal. Se conformaba con su raigambre catalana. Sin duda, un escritor valiente y una personalidad extraordinariamente peculiar. Yo creo que le tocaba los cojones la prohibición de hablar catalán y otras lenguas de la franquista y gris España plural y rancia. Si en vida no quiso que se le tradujera, merece ser respetado.

19º Número de la revista literaria Nevando en la Guinea.PDF

Reflexiones de una ondjundju-autobuses- Juliana Mbengono

Si digo autobuses, creo que todos o cualquiera podría hacerse una idea de aquello a lo que me refiero: un coche largo en el que pueden viajar más de seis personas sin sentarse unas sobre otras ni apiñarse. Mi definición puede no ser la más certera, pero creo que se acerca a la imagen que tengo en mi mente cuando tecleo las letras que forman las palabras bus, autobús, minibús, cien-cien, dina sang, wawa, awawa, guagua, Kassav express, car rapide y cincuenta-cincuenta.

Entre el año 2000 y el 2007, los autobuses o cincuenta-cincuenta como se llamaban entonces por lo que cuestan solo hacían la ruta entre los mercados. Así que uno se ahorraba cuatrocientos cincuenta francos si quería trasladarse desde un mercado a otro. Las mayores beneficiarias de esta red de autobuses eran las mujeres del bayamselam que compran hortalizas y otros productos en los mercados para venderlos al detalle más mínimo en los barrios. Y ese detalle es tan mínimo que recuerdo haber comprado un cuarto de cebolla a cien francos muchas veces en la mesa de alguna mujer en Santa María. Con el tiempo, los cincuenta-cincuenta se transformaron en cien-cien y antes del 2008 ya no existían. Ahora, los autobuses que cualquiera se encuentre en el mercado Central sólo pueden llevarle a los poblados que se encuentran fuera de Malabo como Riocopua, Lubá, Rebola, Sampaka, etc, y sus tarifas más bajas ya ascienden a trescientos francos pudiendo llegar a mil. En los viajes del cincuenta-cincuenta y los posteriores, lo más normal es compartir el espacio con pollos, patos, cestas de tomate, etc: una experiencia que odio cuando la vivo y recuerdo con nostalgia.

Para viajar entre Bata y Ebibeyin, el medio de transporte por excelencia hasta ahora es el Cassav Express, una línea de autobuses del empresario Chuchu Cassav. En estos autobuses los viajes duran horas, te duermes, te despiertas, abres los ojos y miras a tu alrededor, el llanto de un bebé con la voz afónica hace que el calor sea aun más sofocante. La voz ronca y amenazante de un policía preguntando los Documentos de Identidad Personal y los nombres desde alguna venta despierta nervios, emoción y rabia. Un barrera significa que todos los viajeros mayores de edad y el conductor tendrán que bajarse del bus y pasar el control en la choza para subirse otra vez al otro lado de la barrera; una barrera significa que si tienes un nombre fang como Luís Mbomio Ondó Nchama el policía no perderá mucho tiempo contigo, pero si tienes un nombre bubi, bisio o annobonés como Hinestroza Seriche Losoa puede que tengas que justificar que eres ecuatoguineano y si eres turista pues tendrás que mojarle la barba al poli y a otros tantos hijos de la patria que decidan sacar su parte de provecho amenazándote o queriendo orientarte. Viajar en un guaugua como el cassav express es tener la oportunidad de disfrutar de los “aprovechah”, mercadillos que las mujeres crean junto a las barreras para vender comida y agua a los viajeros. Algunas vendedoras esperan desde sus puestos y otros se acercan con sus productos a las ventanas del bus. Algunos viajeros pagan y se van antes de que se les sirva, otros comen y se van antes de pagar.

En Senegal los car rapide son coloridos, llamativos y un símbolo de Dakar. A veces tienes que subirte a la chatarra destrozada en marcha y soportar que tu nariz se pegue a un sobaco sudoroso por cualquier lado que gires la cabeza, antes de subirte debes preguntarles el destino a los enganches y en ellos disfrutas, sonríes te enojes y tienes una de las mejores experiencias como turista que desea vivir la experiencia de la gente local.

 

En ciudades como Houston, los autobuses con como los aviones, todo es cómodo, casi tan cómodo como en un avión barato. Wifi a bordo, indicaciones, guardias, cajas para pagar, conductores uniformados, silencio, gente diversa y olor a marihuana.