Jaume Plensa-por Cecilio Olivero Muñoz

 JAUME PLENSA

LA ESCULTURA POSMODERNA

 

Si le dieran a elegir a Miguel Ángel entre vivir en su renacimiento o en nuestra época, estoy seguro de que elegiría la nuestra. O no.

La variedad de herramientas, de posibilidades y de recursos actuales le alucinaría, sin lugar a dudas, como si hubiese tomado peyote o un alucinógeno, si se me permite afirmar.

Es evidente que a Jaume Plensa le ha correspondido la mejor época para vivir y crear, tal y como él ha creado. Ya que es el artista escultórico y plástico más paradigmático después de Antonio López. Aunque sean de disciplinas distintas.

Viendo la obra de Jaume repartida por todo el mundo, no sé si el concepto de belleza sería el mismo que sí nos trasladamos al renacimiento de entonces. Diría que Plensa es el creador que ha sabido optimizar y configurar los recursos de hoy para sus piezas escultóricas, tal y como lo haría desde su lenguaje artístico.

Es todo un innovador dentro de su época, de su revivir y para vivir en torno al arte. Es imprescindible que el arte conviva con las personas en lugar de situarlo en la Capilla Sixtina o en la Academia de Florencia.

El arte de Jaume convive con las personas, convive con los pequeños, con los mayores, con la gente de a pie. Ya estamos acostumbrándonos a convivir con el arte como si fuera patrimonio de todos. Como si tuviera algo nuestro, nuestra impronta.

Los museos ahora nos dan cierta pereza, ya que el arte ha dejado de ser un hábito consumido por burgueses y gente rica, para situarlo en nuestras ciudades, en nuestros lugares emblemáticos a los que siempre acudimos como parte de nuestro paseo y nuestra manera de ser o hacer turismo.

Por ejemplo, hay una obra en Chicago de Plensa donde convive perfectamente con la gente de a pie. Es una obra tan innovadora y expresiva que posee un mundo de generosa convivencia, el hecho de convivir y tender al acto de ser felices, de jugar y reír, de disfrutar, ya que conjuga agua, y vídeo dedicado a la gente, a los niños, a los viandantes. Como si crear fuera una gran dedicatoria para todos.

Imagínense una cosa. La pieza de Jaume es como una fuente y desde la boca de la foto/video sale un gran chorro de agua (que la hace divertida) como si este chorro saliera de la boca y, según cuenta el creador, realizó varias fotografías de distintas maneras y facciones en cada fotografiado. Con lo cual, resultó un video curioso que ejercía de escultura totalmente inusual con leds y con su gran mensaje, ya sea para divertirse o para contemplarla, o incluso para tocarla.

Imagínense a un figurante de la obra que fallece y que los familiares van a verle representado en la fuente, pues es una historia en sí misma. Es decir, que Plensa no sólo ha creado una estatua interactiva, sino que también un memorial para aquellos que ya no estén con nosotros. 

Es ahí dónde está la genialidad de Jaume Plensa, no es sólo un creador de vida. Es la vida en su esencia más pura.

 

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