CANCIÓN PARA UNA NIÑA.
Mi niña tiene una pena
en el corazón de agua,
y se le hace caracola
en calles de ruido y mirada.
Mi niña es alegría tan sola…
cuando la verdad es nada,
es lagartija sin cola,
es cola recien cortada.
Ella sufre alejada y tan sola…;
mi niña nunca es envidiada.
Se calienta si se incomoda
(a rota lengua sosegada…).
Luna cuidala de las mareas
de las teas y las alhambradas,
y cuidala de antiguos estrategas
y ocultas murallas rasas.
Niña, niña, sin triste mecenas,
niña santa, perversa y sacra,
niña de espejo de luna y agua;
¡dime niña, si se remedia!
el ronco del mar cuando calla
y el pálido color que asedia,
la astuta flecha que calma,
la vuelta en dos y una y media
latido de volcán el mar brama.
-Dime niña luz del fuego-
semilla que abre pura su agua,
cenicero que se vacia y apego,
cumbre entre sudor y palabra.
Si el amor es uno y solo ruego
¿Qué me aguarda de su alma
si soy vida ante el muro ciego?
¿por qué esa ruleta rusa dispara?
La confusa parodia del miedo
y al despertar es ceniza, herida y brasa.
Por Cecilio Olivero Muñoz
2 comentarios
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«…Luna cuidala de las mareas
de las teas y las alhambradas,»
Qué lindo par de versos, nevandoenlaguinea, mis favoritos…
…¿Qué me aguarda de su alma
si soy vida ante el muro ciego?…
Me encanto esta frase, me he quedado largo rato pensando en ella y aun no logro responderme, siquiera, plantearme la interrogante de un por qué…
¿ Puedo cogerla y usarla para darle forma, en uno de mis poemas?
OrdennegrO