La cultura del mariconeo
Si hiciéramos una encuesta entre la población hetero u homosexual de cuáles son los iconos de la mal denominada cultura homosexual, sin duda, muchos nombres aparecerían como referencia, pero mayoritariamente, es un decir, serían por este orden: Pedro Almodóvar, naturalmente la homosexualidad es uno de los puntos fuertes de muchos de sus filmes, pero no olvidemos que es un cineasta sobrevalorado, la mitad de su filmografía es mediocre y aburrida; Madonna, cantante universal, obsesionada por tener canciones en el número uno y vender millones de discos, bueno, francamente, lo ha conseguido, pero en su cabecita sólo tiene tonterías; y cómo no Federico García Lorca, ¿acaso no estamos hartos de tanto exceso verbal sobre Federico?¿Era el único poeta de esta España nuestra? ¿Fue el único fusilado de la guerra civil? El fenómeno Federico se ha vuelto en ocasiones una pesadilla viviente y muriente. Todos son homosexuales menos Madonna que es heterosexual o bisexual. La cultura está clasificada erróneamente en todos los ámbitos, que si cine para adultos, que si cine para niños, que si literatura juvenil, que si literatura de ciencia ficción… Sí, es cierto, existen los géneros, pero sólo como mera referencia, mera información, nada más. De todas maneras, el mariconeo, entiéndase: «personas que sienten y aman a otras personas del mismo sexo», han fabricado todo una serie de referentes entorno a su modelo de vida que, lejos de ser diferente a la cultura digamos heterocentrista, no deja de ser una copia de ésta o sea centrista pero homo, con contenidos subversivos tal vez, pero ¿acaso Picasso no era polémico o Nina Hagen revolucionaba el panorama musical con su música o puesta en escena? La cultura es un revulsivo porque transmite cosas, puede ser conservadora y culturalmente el mariconeo lo es. No debemos sorprendernos, sin embargo, por la ultramodernidad de los homosexuales porque es el continente lo que nos cautiva o nos produce rechazo, el contenido, amigos míos, está vacío de ideas que no dejan de transmitir este tiempo insustancial de principios de siglo XXI en el cual vivimos. Los genios los hubo y los habrá, sean homosexuales o no, ahora tenemos Pan y Circo y Mariconeo de Salón del Té de las cinco.
Ismael Resano Conde de Fabra
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