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36º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA
DIGITAL MENSUAL
NEVANDO EN LA GUINEA
NºLXXX desde inicios/03-06-2013
EDITORIAL LXXX
La riqueza de las lenguas
Se presenta estos días el documental «La Fuerza de Babel», de Anna Solé Mena, una reflexión sobre los idiomas, su riqueza y los beneficios que supone su conocimiento tanto para las personas en particular como para las sociedades en general. En el mundo son muchas y muy variadas las lenguas que se hablan, y las facilidades tecnológicas y la mayor rapidez con que nos podemos mover y comunicar ha facilitado sin duda el conocimiento, el intercambio y la comprensión entre los hablantes de los diferentes idiomas.
Los movimientos migratorios, provocados en gran medida por la pobreza, la persecución y la necesidad de cambiar de región, de país, incluso de continente, poseen no obstante su lado positivo: la posibilidad de convivencia entre personas de culturas distintas y lenguas diferentes. Siempre ha habido convivencia de este tipo, pero en los últimos lustros este proceso se ha acelerado.
No siempre es, sin embargo, fácil la convivencia: hay que ponerse de acuerdo sobre muchas cuestiones de la cotidianidad. Además existe la reacción contraria, la de quienes lanzan consignas en contra de esa convivencia y rechazan al diferente. Viene de lejos. En Europa Occidental el proceso de construcción nacional conllevó la utilización de las lenguas como instrumento de homogenización. Un Estado, se pensó, es de difícil gobernanza cuando dentro de sus fronteras persisten las diferencias. La solución: un solo pueblo, una sola religión, una sola cultura, una única lengua. Fue un principio que se exportó. Por suerte, esta premisa no se logró imponer, son muy pocos los países que no contengan en sus suelos diversidad cultural y lingüística. No obstante, en muchos países la lengua sigue siendo un instrumento político, un arma arrojadiza que flaco favor hace a la cultura.
Porque es un tema que incide abiertamente en la cultura. La poesía, la narrativa, el cine o el teatro no se podrían entender sin los idiomas. Son la materia prima con que se construye la obra literaria. Por tanto, la persona que los cultive debe ser sensible a la riqueza lingüística. En este sentido, Miguel de Unamuno llegó a decir que cualquier habitante de España o de Portugal no podría ser considerado un hombre culto sin una mínima sensibilidad hacia los idiomas que se hablaban en la Península. Lo podemos extender a todo el mundo, sobre todo en un momento en que todos los idiomas parecen hablarse en todas partes.
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CON LAS COSAS DE COMER
NO SE JUEGA
Por Cecilio Olivero Muñoz
CRISPADOS COMENSALES
Apartaba la grasa
del magro de mi canción,
cantó cien veces el gallo con el regusto
de un caldo de gallina,
repitió mil veces monja
para acabar siendo jamón,
para combatir su culpa y su dolor
se leyó el prospecto
de la tableta de aspirina,
me comió con pan y vino
y cocinó con brasas mi corazón,
me hizo las entrañas anticucho
que se come sin pagar propina,
me dijo que ella siempre
o casi siempre nombró
al pan pan, y al vino vino,
siempre ha sido mujer de tradición
y que eso del vermut
es mera pamplina, de tapeo
destapan en terrazas la traición,
lo único que ocurre
es que mi afición
no me da para pitanzas
en carne viva,
si confundes un soneto
con una canción
confundirás al semen con la leche,
y al caldo de cultivo
con el esputo de mi saliva.
Si confundes mi mirada
con la lata y el tambor
confundirás también mi erre que erre
con mi bocanada,
o al sufrimiento del marisco
cuando lo guisan en vida.
***
NO SOY CARNE DE AUTODEFINIDO
Cuando comprendas mi dolor
mi lucidez no será ni azar, ni naipe, ni lotería,
Cuando comprendas mi dolor
la noche opaca será mi luz de travesía,
Cuando comprendas mi dolor
diré a mi sensatez quién no me fía,
Cuando comprendas mi temor
la mentira herida de verdad se vestiría,
Cuando comprendas mi temor
no tendrá más miedo esa tarde tan fría,
Cuando comprendas mi temor
las cosas simples no serán monotonía,
Cuando comprendas mi corazón
florecerá como amanece seguro el día,
Cuando comprendas mi corazón
no habrá rabias que aten a tu alegría,
Cuando comprendas mi corazón
no caeré en marañas de melancolía,
Cuando comprendas esta canción
de tal guerra ciega brotará la melodía
que hace al hombre de noble corazón
vestigio de sueño de justicia y calma mía,
Cuando comprendas mi tardía razón
comprenderás que en el amor la culpa
nunca ha sido mía ni tampoco suya,
la culpa la tiene siempre la sinrazón
que de desgaste hinca rastro de hipocresía,
por que crees que no duele la ficción
y crees que el dolor rezuma solo de poesía.
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Los poetas y los músicos se parecen
−Los poetas y los músicos se parecen.
Le miramos a la espera de que continuara su inevitable disertación con que a todas luces nos iba regalar un buen rato de pedante aburrimiento. Pero se mantuvo curiosamente callado. Por una vez no iba a sermonearnos con unas de sus largas peroratas eruditas, académicas y siempre tan ilustradas, como nos tenía acostumbrado, y que a mí, como a muchos otros, me resultaban plomizas, sobre todo porque estaban fuera de lugar. Por qué lo has traído, le había preguntado una hora antes a Raquel cuando los vi aparecer por la puerta, aunque la respuesta era previsible, no pude evitarlo, me dijo, al fin y al cabo es mi director de tesis. Y un pesado, pensé. Me insistió además, añadió segundos después, no sin aparente y compungida resignación, aunque su pretendida justificación no me resultaba muy creíble.
−¿En qué se parecen? –preguntó alguien. No puedo precisar quién. Las miradas seguían fijas en el profesor. Tuve para mí las respuestas posibles: las matemáticas, el pensamiento abstracto o la capacidad para distanciarse de lo físico. Por el contrario, se mantuvo callado, sumido en sus propios pensamientos. Le hice un gesto a Raquel que entendió de inmediato: qué le pasa. Ella me respondió levantando los hombros y las manos: no lo sé.
De repente se levantó y nos anunció su partida. Me tengo que marchar, afirmó sin más. Recogió su abrigo que había dejado en una de las habitaciones cercanas y se fue. Nadie lo intentó evitar ni dijo nada para que reconsiderara su decisión. En el fondo, a nadie le caía demasiado bien: el profesor Brauliensa, hasta el apellido pecaba de engreimiento, era uno de esos tipos que todos invitaban más bien por interés. No es que cayera mal, pero resultaba pedante y en ocasiones, no pocas, cargante con su tendencia a poner en todo momento los puntos sobre las íes y decir siempre la última palabra. Por otro lado, no es que se tratara de uno de esos eruditos a la violeta, nada más lejos, ni tampoco era uno de esos ignorantes con pretensiones siempre tan en boga en los círculos culturales. Realmente sabía de lo que hablaba, era leído, preciso y agudo, lo reconocíamos todos, pero algo había en él que nos echaba para atrás. Y algunos respiramos tranquilos al verlo abandonar aquella velada.
Al día siguiente Raquel me llamó temprano con la voz temblorosa. Qué ha pasado, le pregunté asustado. La noticia me dejó pálido: el profesor Brauliensa, titubeó apenas unos segundos, lo han encontrado muerto. El ruido de la lluvia al golpear la ventana de mi cuarto se hizo de pronto más patente.
−¿Muerto?
−Asesinado.
Salté de la cama de un salto para recibir la resumida información que me transmitía Raquel. Lo habían hallado cerca de su casa con tres disparos. Alguien le esperaba, me dijo. De inmediato, a tenor de las últimas palabras el día anterior en la fiesta, pensé en un poeta o en un músico. No puedo hablar de los músicos, pero de los poetas sí, son seres rencorosos y vengativos, lo sé por experiencia: ser hijo de poeta laureado me convierte en un experto en semejante fauna humana. No es momento para bromear, me advirtió Raquel, a quien debí de repetir en voz alta lo que acababa de pensar sobre los poetas. Además me he quedado sin director de tesis, añadió con voz amarga. Casi me emocionó su repentina y profunda sensibilidad humana, algo que se le había pegado a todas luces de él.
Me preparé lo más rápido posible y me fui al café Atlántico, lugar de encuentro universitario y cenáculo imprescindible para conocer los entresijos de la institución. Ni que decir tiene que no se hablaba de otra cosa. A tenor de los comentarios, no ambicionaba ya nada más allá del puesto que ocupaba. Tampoco tenía enemigos, siempre se había concentrado en sus temas y no destacó por ser ni un arribista ni un competidor desleal. Raquel llegó al poco tiempo y me comentó que la noticia había impresionado a todo el departamento de literatura comparada. Debió de leerme el pensamiento cuando comentó que tampoco había motivos para asesinarlo. Me anunció que debíamos pasar por comisaría, había una lista de personas a quienes querían entrevistar, nadie es sospechoso, me anunció que le comentó el policía con quien habló, es un mero trámite.
Fuimos por la tarde. Nos recibió un comisario, Iñigo Murgaín, un hombre mayor de aspecto triste y formal. Cuando me presenté en su despacho y le dije mi nombre se me quedó mirando con curiosidad.
−Es familiar del poeta –me preguntó.
−Soy su hijo –respondí.
−Lo admiro mucho –me comentó−, he leído toda su obra.
Evité sonreír: la figura de un policía con aficiones poéticas se me aparecía no sólo como algo singular, sino un tanto ridícula, sobre todo cuando se trataba de un policía que, por edad, había vivido buena parte de la dictadura. Él interpretó de otra forma ese silencio mío.
−No debe de ser fácil ser su hijo.
Las preguntas que me formuló luego me resultaron vagas, buscaban hallar un motivo más que a un autor del crimen. Cuando terminó de interrogarme quise saber si sabían algo. Me contestó que no, que todas las hipótesis estaban abiertas, que descartaban un atraco formal, los atracadores de esta ciudad no suelen ir armados, me aclaró, pero que no por ello sospechaban de mí ni de nadie de los asistentes a la fiesta del día anterior. Ni siquiera me había planteado ser sospechoso, por lo que aquel comentario me resultaba inútil.
Esperé a Raquel en un bar frente a la comisaría. Bajó sonriendo vagamente. Qué ha pasado, le pregunté, has estado de copas con el comisario. Me salió no poca socarronería. Me miró con cierto reproche, ese humor tuyo es absurdo, pareció indicarme. No, replicó, me ha estado sobre todo aconsejándome sobre mi tesis y me ha indicado cosas muy interesantes. Aquel comisario con inquietudes intelectuales y criterio atinado en temas de teoría literaria comenzaba a sorprenderme bastante. Sospeché, por otro lado, que aquel asesinato no acabaría resuelto, que en el fondo la muerte de Brauliensa no le interesaba en verdad a nadie. A nosotros en absoluto. Al parecer, ni siquiera al inspector que lo investigaba.
Sin embargo, nos equivocamos: aquel policía de aspecto triste y aficiones poéticas dio con el asesino que resultó ser un desconocido. No había mucha enjundia en el tema: se cruzó con la persona equivocada en el lugar equivocado y perdió la vida. Me lo contó el propio Murgaín unos días después al encontrármelo en un café. Le recordé sin embargo la actitud del finado durante la fiesta, ese repentino silencio y su marcha misteriosa. Murgaín mostró no poca apatía.
−Puede que vaticinara su muerte –afirmó indiferente.
−Pero no tiene sentido –no pude evitar comentarle.
−La vida misma –me respondió.
Juan A. Herrero Díez
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UN POEMITA DE AMOR
Por Rachid Boussad
Nuestro amor
A Majda Meskrot
Nuestro amor
Nació en febrero
Del ósculo aquél.
¡Febrero, febrero!
Mes del (des) amor,
Se va y se viene…
Mas nuestro amor,
(Mi flor inmarcesible)
Que se fue
Ya (no) volverá
Otra vez.
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SELECCIÓN DE POEMAS
Por Gonzalo Salesky
DESPEDIDA
Apagarás la luz para no verme
y soltarás mi mano en la tormenta.
¿Seguirás creyendo en fantasías?
¿Sabrás por fin que aquí no queda nada?
Nunca entendiste de qué trató mi vida,
fuiste el espejo mudo de mis sábanas.
Despediré tu llanto con sonrisas.
Tu furia y el hielo, con mi espalda.
No alcanzarás a volar, nunca tan alto;
despediré, sonriendo, tu nostalgia.
TE ESPERO
Condenaste al viento a ser discreto,
terminaste de abrir mis fantasías.
Te acercaste a mí desde el silencio
y allí me quedo,
en vos,
con tu distancia.
Más allá del cielo no hay matices,
tu voz me espera.
Y yo también te espero.
VIEJOS AUGURIOS
Será mi arma secreta tu pasado,
el futuro dejará mis deseos
al margen de tus ojos. Tengo miedo
de ser lo que no soy, de estar nublado.
Tengo miedo de la llovizna eterna,
de escuchar sólo viejos augurios
y ver, de nuevo, pájaros al ocaso.
AL VACÍO
Arrojando piedras al vacío,
supurando heridas que no abren,
seguiré al acecho.
El viento y tu marea dan alas al misterio.
Soñando con quimeras,
temblando como la madrugada
adivino tu sombra en mi silueta.
LEJOS DEL RÍO
Sin vos, seré un cristal que no se rompe
sólo con el sonido de tu beso,
sólo con la ofrenda de tu pulso.
Tendré un manojo vacío de ansiedad,
un rostro oculto,
una fina madeja.
Un lápiz invisible y el adiós
a todo lo perdido en el camino.
Otros eligen irse, yo prefiero
ahogarme de pie,
sufrir sediento,
buscar el Edén lejos del río.
A VECES
A veces dudas
si es mejor volar de pie que soñar bajo,
si es fugaz lo que no abruma y te libera,
si quedará entre líneas el dolor.
A veces crees
que nada será fácil en la hoguera.
Que pronto he de partir hacia otros mares,
que es tarde para ver la luz del sol.
A veces,
a veces sé que sueñas
que todo lo anhelado deja huella
y que soy tu camino, nada más.
TIMÓN
Sin paz navego
por tu valle de lágrimas
apelando a tu lástima.
Temor ausente,
vidas a oscuras,
nuestros sueños perdidos…
Indeciso timón,
sólo viendo tu faro estaré alerta.
Paso a paso,
sin brújula,
me pierdo ante las cruces del espejo.
HACE FRÍO
Hace mucho no siento como antes,
hace frío y aquí sigo, despierto.
Hace falta que brille y no me oculte,
hace poco que escribo mi silencio.
Hace tiempo que vivo sumergido
en tu recuerdo que hace olvidar mis sueños.
SOY
Soy un pasajero del fracaso,
un príncipe de espejos, una daga.
Un soñador de rubíes,
la hoz sin el martillo,
las voces en la entrada.
Las tribus, conquistadas y libres,
el eco de todo lo perdido.
Todo aparece, sin más,
frente al espanto
de volver a vivir esta miseria.
Las lámparas se rompen,
la imagen repetida del escándalo
me hace temblar en la cruz.
Quizá perdiendo de una vez
entenderé de qué va esto;
sabré que la mentira
no es la verdad a medias
y que tu vida
es sólo lo que muestras.
NO CUENTES
No cuentes con el cielo o el infierno,
no cuentes con el sol ni con la noche.
Espera que decante lo profano,
que desfilen los cadáveres ajenos.
No cuentes conmigo o con la voz
que ahora calló, junto con el verano.
FUGAZ
Los molinos de viento me arrebatan
la cordura y el sol de nuestras tardes.
Tendré mis párpados listos, mi telar
y aquel naufragio, fugaz, sólo en tu orilla.
Hace tiempo que espero estar de paso,
sentir la voz de Dios, ver la neblina.
Jugar con las palabras de tu sombra,
ser el verano y la escarcha, tu secreto.
En mi espejo deliro y te imagino
bebiendo y soñando mi dolor.
Tendré mis sueños preparados y el sonido
de aquel naufragio, fugaz, sólo en tu orilla.
PUÑAL
Soltó el puñal
y vio que la madera
convertía en cruces la nostalgia.
Su piel y su cordura fueron lejos,
testigos de la fe en lo que no existe.
Dejó de ver por él y por los otros,
soñó que todo se alejaba.
Tomó el puñal, herido en llanto,
siguió el camino
hacia el vacío, rumbo a la indiferencia.
DE VUELTA
Soy eterno al escribirle a tus raíces,
soy la verdad que impone tu certeza.
Soy el futuro en tu voz, soy el pasado
aferrándose a lo poco que le queda.
Volví, después de muchos pasos,
a volar con pena y sin la gloria.
Nunca pensé, tan pronto,
estar de vuelta.
FANTASMA EN EL DESIERTO
Veré volar la luna en tu prisión
y alada, tu sonrisa,
hará mis pasos vanos.
Como un fantasma en el desierto,
como una especie extinguida,
me defiendo de toda la nostalgia.
Con esta piel, ajada,
que deja tu verano y el dolor
de ser un poco menos, cada día.
LUNA NUEVA
En mi dilema, ausente,
el tiempo vuela,
no me espera.
Ya no sangra.
Vuelven a gritos la cordura,
los pedazos rotos del espejo,
la luna nueva.
Suelto,
suelto tu sueño,
suelto mis sueños a la par de tus pecados.
Pero no quiero ser yo ni ser la sombra
de todo lo que alguna vez fue amor.
ME DUELE
Prefiero saber que nada cambia
con el paso del tiempo. Nada
me ayuda a superar
esa vereda oculta,
lo que no puedo cruzar sin hacer daño.
Me gusta,
me importa cada vez más el vacío.
Me duele la poesía, me puede…
me puede tu perfume, como a todos.
Me escucha tu silencio y tu espejismo
me hace ser hijo, uno más,
de la nostalgia.
DE MIS PECADOS
El cielo plomizo
le agrega a tus párpados
una gran certeza:
lloverán tus lágrimas
antes que el invierno.
Antes que el camino
silbe, por lo bajo,
otra gran derrota
te irás muy lejos de mí,
de mis pecados.
LO QUE FUI
Declaro mi inocencia y, derrotado,
me siento a contemplar lo que perdimos.
Trato de ser mejor, pero no alcanzo
a ver ni la mitad de lo que fui.
La fe ya no me sirve y la esperanza
invita a despojar tus cicatrices
de mí. Pero siguen ardiendo,
repiten que la vida no nos habla.
Sólo promete, a través del olvido.
LO QUE NO FUI
Soy sólo un cuerpo sin tumba,
un desaparecido.
Pregunta sin respuesta,
plegaria sin Dios,
nunca más, silente,
en nuestro limbo.
Quizá una escuela vacía de gigantes,
un libro sin poemas.
Soy cada vez menos,
soy lo que no fui;
cicatrices, nada más,
tal vez desierto.
Sólo un espejo en la cubierta
luchando contra el mar, que igual refleja.
ELLA
A través del cielo,
de la tierra,
de sus ojos mudos,
ve pasar la historia.
Hombres y mujeres
que soñaron su corazón herido
la imitan,
la llaman,
quieren ser como ella.
Quieren saber qué duele cuando calla,
qué falta cuando sobra,
qué importa… cuando nada más importa.
LO QUE SOY
Quiero volar al fondo del abismo
y sin salir de allí, ver tu mirada.
El brillo efímero del sol,
el sueño amargo
de cada héroe olvidado,
de próceres tardíos.
De voces que lamerán tu herida.
Del placer,
del miedo,
de mis celos.
De la plegaria a oscuras.
Ahora soy lo que ves,
soy lo que sueño.
No lo que doy,
no soy tu ángel
ni un ave de rapiña.
Tu espíritu y mi cruz,
soy tu condena,
soy todo lo que alguna vez perdí.
MI ALMA NO
Vives a oscuras,
duermes en luces,
cosechas entre nubes de plomo.
Con tu carne, vacía de mis sábanas.
Con tu gemido y el silencio.
Mi silencio.
Cruzaste tinieblas, tempestades
y tus sueños te muestran lo pendiente.
Todo lo fugaz, aquello efímero
que siempre se escapa de las manos.
A la luz de otra luna te despiertas,
te sabes muerta desde siempre
y en cada siglo del tiempo,
sabrás que mi alma no te escucha.
VERSUS
Como un cretino del tiempo
desgajo citas, recortes, palabras
que me alejan del viento
y me invitan a volar, muy lejos tuyo.
Sé que no puedo atentar contra la vida
porque no es cierto,
no es cierta la locura.
La impotencia gana,
aún me destruye.
Imita sombras que no fueron condena.
Pero declaro mi inocencia
y por adelantado,
me encierro a cobijar tu sacrificio.
NO NAUFRAGIOS
¿Serán islas o montañas?
¿Deseos o mentiras?
¿Tu piel o mi fracaso?
¿Mi espada o tu condena?
Somos barcos, no naufragios,
vagando en cicatrices, en nostalgia.
En mares de mentiras, navegantes
del sol,
de nuestro ayer,
de aquel pasado,
que nunca más será lo que no fuimos.
ADÓNDE VAN
¿Adónde van los sueños cuando mueren?
¿Adónde va tu voz cuando se calla?
¿Adónde esconderás este secreto?
¿Adónde estás? ¿Por qué sigues dormida?
¿Por qué tu piel oculta mi fracaso?
Quizá el dolor tenga algo de nosotros.
Tiempos y noches atrás, en la fatiga,
supe que la condena estaba cerca.
SERÁS
Serás la fantasía del perverso.
Un vientre inútil,
tu sueño en el ocaso.
El viento sin motivos. Dejaré,
te dejaré correr a la deriva
sin miedo a tu rostro enamorado.
Siempre supe que el tiempo es buen aliado
para saber la verdad. Entendí todo,
al fin, que nada queda.
Y en la distancia
se comprende el dolor.
NO ESPERES
No esperes acallar aquellas voces
en otro idioma. No esperes a la luna
en tu guarida, no creas que el dolor
fue vano, si alguna vez fue vano.
No cuentes con el sol y con la luna,
no hay nada más allá del horizonte.
No esperes acallar aquellas voces
que gritarán mi nombre dentro tuyo.
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EL MARAVILLOSO SONETISTA
Rodolfo Leiro
EN EL ANDÉN
Pasajero de una vida depreciada,
caminante de un fracaso que me hiere,
traficante de un destino, donde muere
la utopía que acopió cada alborada,
hoy estoy en el andén, póstuma grada,
con la mano que tendí como si fuere
un corazón gigante que te quiere
a pesar del olvido que me enfada;
la eternidad me aguarda, cincelada,
quizás como una Luna enajenada
absorta por el canto en que fue mía,
sedienta en el feudal de mi sentido..
Quizás pondrá en su brillo mi latido.
¡Seré un verso rotando por la Nada!
Construido a las 10,48 del
11 de julio de 2012 para mi
Libro “Hebras de plata”
***
CATACLISMOS
Si es verdad que los grandes cataclismos
despiertan los eméritos talentos,
me sumo a las vorágines de vientos,
abrevo en la impiedad de los abismos;
me trepo a la violencia de los sismos,
explosiono en los lampos de tormentos,
me giro en el turbión de los lamentos
para encallar mi tesis en los istmos.
En el propio estupor de las procelas
extiendo en papirolas de gacelas
este parco cerebro que retoña
la vasta sensación de verme necio.
¡Es que quiero evadirme del desprecio!
¡Y ofrecerte talento en mi borgoña!
Construido a las 14,12 del
23 de abril de 2013 para mi libro
“Colisiones asonantes”
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EL GRAN BORIS GOLD
“CRUEL REALIDAD”
Cuantos sueños rotos
Y frustradas utopías,
Fantasías que no fueron
Pues hay otra realidad,
Yo creía que este mundo
Se regía con justicia,
Hoy veo con mucha pena
Que nada de eso…es verdad.
Donde están los ideales
Que portaban hombres justos,
Se los llevó la corriente
Para no volver jamás,
Tengo un cofre de recuerdos
Con momentos más felices,
Ahora se va muy ligero
Si no te pisa…el de atrás.
Observo con mucha pena
Que el esfuerzo realizado,
Por convertirme en un hombre
Con criterio y convicción,
No me sirvieron de nada
Pues han cambiado las reglas,
Y la moral anda ausente
En un tiempo…de ficción.
Pero todo no fue solo
Un compendio de fracasos,
Mis ojos han visto cosas
Muy dignas de atesorar,
Muchos también se jugaron
Por principios altruistas,
Y hubo mujeres en serio
Que me enseñaron…a amar.
Con el dolor reflejado
En mi rostro ya cansado,
Vi arrasar bosques enteros
Tras de la vil inversión,
El dinero es el supremo
Ya no hay tabla de valores,
El futuro pinta negro,
Pues va perdiendo…el color.
Hay momentos en que pienso
Que en medio de este chiquero,
Dios cansado de nosotros
No quiere más renegar,
Los de arriba a este paso
Nos arrearán como cerdos,
Por eso es que en un poema
Quiero hasta el cielo…volar.
Boris Gold
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LEJOS EN EL TIEMPO
Que te pasa Buenos Aires
Te veo triste y caída,
Ya no titilan tus luces
Y los bohemios no están,
Ni tampoco las tertulias
En los bares señoriales,
Y los poetas ausentes
En que nube…andarán.
Ya no hay buzones rojos
Ni tampoco compadritos,
Al chocolate con churros
Se lo tragó el pernod,
Los dueños de las esquinas
Son travestis o prostitutas,
Y las arterias transitadas
Por cartoneros…que horror.
Ya no hay barrios que cobijen
Como madres amorosas,
A los viejos habitantes
Que en ellos solían vivir,
ya nadie hoy se conoce
La gente ausente de todo,
Y hasta el botón de la esquina
Sumiso…se fue a dormir.
Si parece que el destino
Se puso de acuerdo en afearla,
Llenándola de adefesios
Apostando a la inversión,
Le llaman departamentos
A conejeras con techo,
En este estado Buenos Aires
Ha perdido…el corazón.
Es un cuadro surrealista
De una ciudad ya vencida,
Por culpa de la desidia
No tiene luz ni color,
La capital orgullosa
La que otrora fue una reina,
Hoy muestra solo retazos
De un pasado…esplendor.
Quién pudiera ver de nuevo
Caminando por Corrientes,
A dos glorias del pasado
Homero Manzi y Tuñón,
Hablarían del orgullo
De sentirse bien porteños,
Pero esto es solo un sueño
Que se fue…tras un adiós.
Boris Gold
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POEMA
Por Libia Beatriz Carciofetti
ME PREGUNTO ¿QUÉ HICIERON?
El arpegio del arpa
que cabalga en el viento
con cuerdas tensadas
aferradas al tiempo.
Música lastimera
que en mi halla eco.
Camino sin creer
prefiriendo ser ciego.
Lo que hasta ayer fue un bosque
hoy es un desierto.
Talaron los montes
y las aves huyeron
se quedaron sin nidos
donde empollar
sus hijuelos.
Hombres sin escrúpulos
dinamitaron el suelo
en arranques de ira
almacenado en el pecho.
El río no canta
impera el silencio
mientas gotas de lluvia
está llorando el cielo.
Son lágrimas divinas
y mucho desconsuelo
por convertir un paraíso
en un campo desértico.
Y dentro mío pregunto.
¿Qué hicieron los hombres?
¡Creyéndose dueños!
Mientras a mi paso
solo encuentro leños
heno y hojarasca…
que hará volar el viento.
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Nueve poemas de Rolando Revagliatti de la colección “Sopita”
Fantasmas
La infancia con canteros
los años
apretados en la corteza
Yo aprendo
con los fantasmas solariegos
a leer los avisos de los diarios
como el mejor speaker
Eros en papillas, mami
clavado a la cuchara
¡cuándo no!
Escribo con tiza
mi nombre únicamente
con qué otra cosa que no tiza
Quedó quizá en la carbonera del fondo mi triciclo
cerca de las hormigas y la menta
próximo a un caracol maravilloso.
**
¿Qué, como la…?
¿Qué, como la entrega?
¿Qué hay?
Donde la entrega, ¿qué?
Como mi hija
al sueño.
**
Acaso un poemita doméstico que se llama Pupé (solamente)
Acaso te llamaras solamente Pupé
acaso antes de que la empleada de la veterinaria de la calle Bacacay
te llamara Pupé
te llamabas Pupé
Acaso antes de que el veterinario que había asistido a Boni
cuando Boni se enfermó y luego falleció
te recogiera y vacunara y al tiempo nos tentara
con tu incorporación de gatita de un año a nuestra familia
y nos revelara cómo te llamabas
te llamabas así solamente:
Pupé.
**
Horripilante
¡Horripilante!
la caída de mis cabellos
de ángel
las palabrejas que no armé
con las letras de un paquete
de fideos
y a lo que no me atreví
con municiones
Me han seducido con crema de arvejas
parientes
cercanísimos.
**
He sido el ancla
He sido el ancla de mi mamá
y el “no se puede seguir en lo que estábamos”
de mi papá
Él, en parte, pudo
seguir en lo que estaba.
**
Marina Mercante
En mi uniforme inmaculado y mi gorra
sobriamente sonriendo y entrecano
a mi paso hubieran comentado sobre mi gallardía
mi prestancia ínsita y mi don de gentes
Sereno lobo de mar
con muchos amores y ninguno
De haber yo acatado
ese romántico designio
materno.
**
Mi gata actual
Mi gata actual duda demasiado
¡Vieran cómo duda mi gata!
No dudo de que dude
Hesita, a veces
inexpresivamente
Yo me muestro expresivo
a veces
cuando ella duda.
**
Sopita
Vos
crema de garbanzos
no sos
sopita
y sos mi sopa
preferida
Así es la vida
incluso la mía
(espesa)
aunque es también
—oh, resonancias
fulgores
distorsiones—
sopita.
**
Cansados
Los huesos están cansados
No hay modo de no estar cansados
aunque haya descanso
Los huesos están exhaustos
Por eso no hay modo de no
estar cansados
aunque haya descanso
Los huesos, además, están hartos
de soportarnos, de tolerarnos
nos odien
o nos amen
Los huesos nos expulsan
suplican que los dejemos ir
Detestan que los retengamos
que los exijamos todavía
“¡No es humano!”, chillan.
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DOS RELATOS BREVES
Por Leonardo Morgan
PENELOPE y EL LADRÓN
El gordinflón calvo y grasiento, con las orejas peludas salidas hacia fuera y mostachos como un cepillo, se le apareció como un ángel, cuando, interrumpiéndole la lectura del periódico le dijo:-Disculpe caballero, usted le permitiría a esta chica compartir su mesa? Hoy estamos desbordaos y…
Primero dijo que sí, luego la vio. No era rubia sino dorada.
Le sonrió, se sonrieron. Fulmíneamente se gustaron, como sí de toda la vida, eran criaturas que provenían del mismo planeta, o al menos de unos muy cercanos. Congeniaban. Esto es un encuentro astral, acordaron, y antes de que llegara el almuerzo, que tardó bastante más que de costumbre, ya se estaban besando.
Ella pagó una cuenta, bastante fuerte. “Será un buen recuerdo” dijo riendo, asentando que ahora todo era de ambos.
Se llevaron una botella de vino blanco helado y bajaron a la playa. La bebieron del pico, prolongando los besos sobre el vidrio. Se bañaron juntos besándose entre las olas, riendo y gritando. Se estiraron bajo el sol tomados de la mano. Haciendo planes, hablando con los ojos cerrados, con los ojos abiertos, o simplemente con los ojos y rebesándose, de tanto en tanto. Ella le dijo, vamos al mar . Pero prefirió quedarse, adormilado de júbilo, entre conjeturas y congratulaciones por su buena suerte. Se incorporó, encendió un cigarrillo. Ya la estaba extrañando. Siguió arrullándose entre pensamientos felices y al cuarto cigarrillo, apenas encendido entre los dedos, fue a buscarla. Pero había tanta gente bañándose que era imposible distinguir una cabeza de alfiler de otra. Volvió a recostarse sobre su lona. Se adormilaría hasta que lo despertara su hermosa voz cálida y grave o el contacto con su cuerpo helado y húmedo. Sobresaltado despertó. La lona a franjas blancas y rojas allí, conservaba aún la huella de su cuerpo, y resaltaba su ausencia. Fue hasta la orilla y la llamó varias veces por su nombre. La gente ya lo miraba de manera extraña. Volvió hacia las lonas y fumó otros tantos cigarrillos. Ya el sol se iba retirando y la gente de la playa con él.
Vio su bolsito de cuero con alivio. Volvería a buscar sus cosas . Tenía que volver a buscar sus cosas. Más por aburrimiento que desesperación, lo vació. Tres caramelos de menthol en un paquete algo machacado. Dos aspirinas, un paquete de toallitas higiénicas, un collarcito de bisutería, un espejito y un lápiz labial de color extraño, un monedero con 5 pesos y monedas, tickets arrugados de compras ocasionales y medio paquete de cigarrillos. “voy a dejar de fumar ya!” había dicho. Metió todo de vuelta. Sentía rencor y desprecio por esos objetos triviales e impotentes para reclamar el regreso a nadie. Pero en cualquier momento la vería , y entonces esos instantes inciertos serían unas pizquitas de pimienta verde sobre la felicidad que, abriendo de par en par sus alas, los llamaba para reunirlos en un abrazo eterno. Hasta entonces no se había dado cuenta de la oscuridad que lo rodeaba. Volver a verla, como a la luna, como al mismísimo sol, como a la contraparte arrancada de sí mismo. Ya bajaban las gaviotas a comer algunos de los restos que los turistas sucios depositaban en la arena. Y ahora estaba solo, mirando al mar, con el bolsito de ella en la mano y la lona de colores cayendo a un lado de su antebrazo. Fumó uno de sus cigarrillos, como quien comete una profanación y al mismo tiempo conjurando un sortilegio, 9 cigarrillos quedaban, y 9 días también.
Repitió religiosamente el restaurant, veía a ese gnomo feo de camarero y sabía que era inútil preguntarle. Pero un día.-No, signore, no la he visto. Era evidente que entre tanta gente no la recordaba, a pesar de su precisa descripción física y de situación.
En la playa no se bañaba, no se le ocurría; se quedaba mirando al mar y algo más allá del mar, esperando verla aparecer. Lo miraba con rabia y resentimiento, como si éste le hubiese arrebatado algo.
Al noveno día, último de sus vacaciones, ya de noche, apenas luego del último cigarrillo, dejó caer el bolsito y la lona de colores y sintió como un desprendérsele de algo muy pesado.
Sus pies descalzos imprimieron huellas profundas sobre la arena pesada; un caminar sin tiempo por la superficie de la luna. Por fin llegó al hotel en donde desde hacía poco más de una hora lo aguardaba el autobús con todos los pasajeros abordo, malhumorados e impacientes.
EL ASCENSO
La enfermera se acercó sigilosa al joven que desde hacía un rato se hallaba inclinado sobre la hierba . –Hola, Fritz, le dijo, qué miras con tanta atención?
-Ah, he hecho un descubrimiento muy importante, dijo el joven volviéndose y con un hilo de baba deslizándosele por el mentón, esto va a revolucionar la idea que tenemos de todas las cosas; tengo que hablar con el director, cada hebra de pasto tiene un nombre y esta pequeñita de aquí no estaba tan grande ayer y por eso sus amigas la están aplaudiendo, porque son sus amigas. Es una fiesta de bautismo, y las hormigas vienen de todas partes, usted está bautizada señorita Agnes?
-No.
-Ah, menos mal.
-Por qué?
-Porque el agua del bautismo nos quita la película de protección, y entonces se filtran las radiaciones de la Nasa. y desde allí transmiten los judíos, infectándole la cabeza a todo el mundo con sus porquerías de puercos. De cada prepucio cortado hacen unos pajarracos horribles y los lanzan contra la gente normal para comerles el alma….
– No empieces otra vez con eso, que después hay que inyectarte para que te duermas y no te gusta; toma la medicación, le dijo la enfermera.
– Señorita Agnes, dijo el joven depositando el vaso de plástico sobre la bandeja, cuando todo esto termine, todas las hebras de pasto tendrán un nombre y los caballos no se muevan como los perros….. usted y yo podríamos ir a una cafetería , no ésta fea del hospital, sino una cafetería linda con manteles rojos a cuadros, a comer un struddel ….
-Claro que sí! dijo la enfermera, mirándole fijamente y por un instante a unos ojos celestes acuosos y vacíos. Apartó la vista, era como asomarse al umbral mismo de la locura.
-Señorita Agnes , tiene unos ojos muy lindos, me gusta mirarlos.
La enfermera se alejó sintiendo fuertes ganas de llorar, un muchacho tan joven , tan buen mozo; se cruzó con el doctor Leiber y le comentó que Fritz le partía el corazón, y éste le aconsejó que tratara de no involucrarse con los pacientes con cuadros psicóticos irreversibles. No me involucro, respondió ella, en guardia, asumiendo una actitud profesional, pero a veces cierto contacto es inevitable. Me pregunto qué shock tan doloroso habrá recibido, para terminar así, pobrecito.
-Vaya a saber, respondió el doctor Leiber, a veces tengo la sensación que la estructura mental de cada uno de nosotros tiene la fragilidad de una partida de ajedrez, todo está bajo control pero de pronto damos un paso en falso y nuestros planes y proyectos y emociones se derrumban como una estantería llena de botellas, vasos y tazas de café. Venga, le invito uno.
La cerveza a hectolitros enfriándose en la nevera y el fuego crepitando para las salchichas y las hamburguesas, ascendido a comandante de grupo, nada menos. Teléfono. Karl había conseguido las pastillas y su hermana Erna vendría con algunas amigas; era bueno que hubiera mujeres en una fiesta; todo marchaba hacia el centro de la felicidad, las cosas no podían ir mejor. Para estrenar su graduación y lucir su cruz gamada, ya de madrugada y de postre, irían a darles lo suyo a unos inmigrantes turcos que había detectado durmiendo bajo el puente de alexanderplatz.
Los invitados llegaban. La cerveza. Las hamburguesas. La mostaza, las chicas .Las pastillas. La cerveza. Las salchichas, la mayonesa y el ketchup. Los camaradas. El ascenso. Los planes. El vodka. Risas y gritos y colegas llamándolo para que vea algo y allí en el centro del jardín “Goebbels” su rod wailer con las orejas gachas, recibía los ímpetus amorosos de un perro achaparrado manchado de negro y marrón y de largo hocico del que colgaban unas estalactitas de baba. En el centro, miraba la escena y la escena lo miraba, pero su cerebro no llegaba a decodificarla y recién, cuando Franz gritó : -“¡¡¡Esto lo aprendió de su dueño AHAHAHAHAHAHAHAHAJJJJJJJJ es él quien se lo enseñó!!!! ¡Todo el mundo sabe que los perros imitan a los amos! ¡AAAAAAAHHHHHHHHJJJJJJJJAAAAAAA!
¡Si hasta se lo deben hacer entre ellos, -bramó, escupiendo cerveza de la risa y atragantándose- cambiando los turnos AAAAAJJJJJJJJJJJJJJJJJhhhh!” y todos aullaron festejando la seguidilla de ocurrencias, cayó en cuenta de la situación. –Le enseñó a chupársela untándose leberwurst en pollaaaaaaaaaaaaaaa , escuchó desde su habitación que gritaba Otto, mientras revolvía todo, frenético, hasta que halló el bate de baseball y regresó al jardín, le dio un patadón al perro achaparrado que continuaba afanándose detrás de “Goebbels” moviendo una enorme cola en forma de media luna, manchada de grasa de auto; pero hizo falta otro para desabotonarlos; luego golpeó a su perro con el bate. Recordó que apenas a los 3 meses lo había encerrado en una bolsa con dos gatos para que aprendiera a ser bravo. Recordó como le había arrancado la mano a ese negro de mierda que por poco se les escapaba por el parque. Recordó al puto asqueroso al que le había arrancado la nariz y un ojo, antes de que tuvieran que salir volando porque llegaba la policía. Recordó cómo les había arrancado el culo a esos hippies mugrientos cuando arremetieron en el “Kultural Center” para el cumpleaños del fhürer…y a cada recuerdo le descargaba un nuevo palazo, aunque desde hacía varios minutos se encontraba apaleando a una papilla roja, inánime , rodeado de los vítores y las carcajadas de sus colegas. Luego blandió el bate contra sus amigos, derribó a Erna, a Otto y a Helm ; le partieron un botellazo en la cabeza, pero insensible, enajenado y ajeno , siguió, dando y recibiendo nuevos golpes hasta que salió corriendo hacia la calle ensangrentado y aullando desgarradoramente.
Lo encontraron unos vagabundos, con ambas piernas rotas, temblando y delirando debajo de un puente y lo llevaron al hospital. Despertó aullando y se cayó de la cama. Tuvieron que sedarlo. Entró en coma. Volvió del coma y cuando recobró la conciencia, aulló. Volvieron a sedarlo. Del hospital fue trasladado a un instituto de sanidad mental, hará ahora exactamente 3 años, este domingo.
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MADRE
Nací el día de un año que yo quise. Podría haber sido antes, pero decidí esperar el calor de tu alborada y fue mi primer batalla ganada al tiempo, el instante en que me uní a ti en anunciado susurro.
Recuerdo que ya entonces ensayaba mis primeros aleteos y si al descuido rozaba tu vientre abullonado, por su periferia, repartías dulce y cóncavo el tacto de los dioses entre dedos que escalaban mis pies diminutos y te hacían dueña de su espacio unos instantes, para insinuarme que ansiabas seguir siempre a mi lado.
¡ Tantas veces conocí el gesto de tus manos sin aristas ¡,
¡Qué murmullo de pájaros en vuelo me ganaba ¡
Disfruté de tus cuidados y tu empeño por mi peso ingrávido y ligero. Y a pesar de todo deseaba nacer. Quería conocerte y alcanzar el acólito sitial de tu sonrisa y así fue mi primer llanto un himno de alegría (aunque nadie lo supo).
Nunca te lo pregunté madre, pero creo que hasta compartiste el alma conmigo.
Esther González Sánchez
Vigo- España
Miembro honorífico de Asolapo-Argentina
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PENSAMIENTOS
Por Elsa Solís Molina
LA HISTORIA ETERNA:
Mundo de noticias, guerras, tumultuosas marejadas de alaridos que los sueños perciben en madrugadas….
¿Donde se fue la esperanza y aquel sol de las mañanas?
Ya solo escuchas lamentos y el estruendo y la metralla…..
Mirando vivir quedamos, mirando morir sufrimos,a los niños mutiladosy horizontes purpurinos!!!
Mirando morir quedamos, mirando morir…. morimos.
Detrás de los ojos viven anhelos esperanzados, ocultos párpados tibios,miedo y fervor, enlazados….
Fuerza, color y mañanas, sueños de paz. anhelados. ensoñación, sol y amores, en proyectos amarrados…
Detrás de los ojos muere la esperanza mutilada, tierra desesperanzada, tierra yerta y arrasada….
Ojos apretados sueñan, el deseo de un mañana, lagrimeando sal ocultan, la ansiedad desesperada….Solo la vida en eterna
explosión valiente reta , a guijarros y desiertos, piedras, raíces y arena….rodeando troncos y grietas, subiendo por las laderas… para que surja en las sombras vida latente y perpetua.
Vida surgente explosiva,en conjunto con la tierra….garantizando la vida, eclosiona con la hiedra, en rosadas hojas nuevas, en pétalos de azucenas… en nuevo ciclo y colores….¡¡¡PARA GANARLE A LA GUERRA!!!!
Elsa Solis Molina—-(NALÓ)
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Rejas
A Miguel Hernández.
Entre las sombras un beso, solo en su imaginación…soledad , muerte y deseo, soledad del corazón….
Las rejas sobre la luna, recortando su esplendor…rejas que hieren su alma, amargura y decepción…
Solo la luz de la luna, compañía de los dos, lejos aquel trino
claro, de su amigo el ruiseñor…
Solo su pueblo oprimido, solo su canto sin voz…
siempre lejos del camino que oculta la luz del sol.
Elsa Solís Molina
(De mi participación en la ANTOLOGÍA: Mil Poemas a Miguel Hernández).
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