18º Número de la revista literaria Nevando en la Guinea

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18º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºLXII de la 2ª etapa/01-12-2011

 

EDITORIAL LXII

Periodismo y lengua

 

Este último fin de semana de Noviembre se ha celebrado en Cádiz, España, el VI Congreso iberoamericana sobre periodismo. La cumbre es a todas luces importante ya que su eje central es el idioma que compartimos, junto al portugués, lengua esta que nos es, nos debería ser, próxima. Hablamos por tanto de una de las tres lenguas más habladas del mundo, el castellano o español, junto al portugués, que es también de los idiomas importantes, con una enorme tradición literaria, expandido además en todo el planeta.

Además de los temas habituales y profesionales, el rigor ha sido uno de los temas más importantes del congreso. A todas luces, está bien presente el tema, ya que en estos tiempos de nuevas tecnologías ha dado la impresión que el dominio y el manejo del idioma no era tan importante, pero de pronto descubrimos que sí lo es, que lo continúa siendo porque el idioma, cualquier idioma, es la base de la comunicación, sustancial en cualquier actividad humana. Quien no maneje el idioma con soltura, pensará mal, y quien piensa mal, no podrá avanzar su actividad con normalidad.

El tema es en sí fundamental. El castellano es ante todo un idioma americano, resulta a todas luces de justicia, pero además empeora en España a pasos agigantados. Lo hemos comentado más de una vez, el proceso de decadencia del español europeo debido a un retroceso del nivel educativo, pero también a la influencia, por desgracia negativa, que ejercen los medios de comunicación, sobre todo los más tecnológicos, que por su inmediatez parece que han dejado de lado el rigor lingüístico, asociado además a lo añejo.

Quienes disfrutamos de la literatura padecemos especialmente este proceso. La lengua convertida en arte, eso es la literatura, pero no por ello esta actividad posee el monopolio del español, como ya hemos dicho, cualquier actividad requiere de corrección pues es a través del idioma como llevamos a cabo la comunicación. En el periodismo lo vemos muy claro: si el medio explica mal, por un mal uso, lo que cuenta, entonces nos formaremos una idea distorsionada de lo que nos transmiten. No hablamos en este caso de una voluntad de distorsión de la realidad, sino simple y llanamente de incapacidad para cumplir con la comunicación. Lo que empeora este asunto, además, es la enorme influencia que ejerce en la sociedad.

Tal vez se trate de etapas y puede que esta tendencia al empeoramiento se modifique, pero resulta evidente que los medios de comunicación ejercen un papel fundamental en este proceso. No olvidemos que hay millones de personas que ven la televisión, que escuchan la radio, que leen periódicos, pero sobre todo que acceden a Internet, por ello es tan importante que se tome conciencia de la importancia del idioma y que los profesionales de la comunicación -periodistas, articulistas, traductores, reporteros, correctores- sean rigurosos y se ocupen de la lengua con precisión.

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TU MONSTRUO PREFERIDO

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Júrame Papá que soy tu monstruo

preferido, si te asusto enormemente,

si tropiezo allá en tus sueños,

júrame Papá que soy tu monstruo

preferido, si me como el dividendo,

si el trasiego me hace malo,

júrame Papá que soy tu monstruo

preferido, te prometo ser persona,

intento ser peluche amable,

júrame Papá que soy tu monstruo

preferido, si las rebabas te lastiman,

si jamás me gustó el fútbol,

júrame Papá que soy tu monstruo

preferido, si acaricias mi fracaso,

como patadas bajo la mesa,

júrame Papá que soy tu monstruo

preferido, yo te juro no hacer ruido,

 tampoco comer chicle en misa,

yo solamente quiero ser tu monstruo

 inútil, tan inútil, y tan preferido.

 

 

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 Maternidad

-Tener un hijo es un mero acto de afirmación personal y por eso es el mayor acto de egoísmo.

Escuchaste la frase de pasada, sin apenas darte cuenta de su dureza, sin entender del todo su contenido, y estuvo resonando en tu cabeza no sabrías decir durante cuánto tiempo, unos segundos o puede incluso que algún minuto, en un principio sin causarte ningún efecto, una de esas frases que se recogen al vuelo, sin quererlo, inocente, sin significado, pero que de pronto entiendes y te golpea con toda su violencia, te revuelve el alma, te enfrenta a una realidad áspera, y todo eso lo pensaste de pronto, como si de repente algo te retara a tomar conciencia, a reaccionar sin saber muy bien a qué. ¿Quién podría pensar algo así?¿Quién era capaz, además, de formularlo con palabras concretas, en voz alta, en público, sin ninguna cortapisa, como quien habla de algo banal, fútil? Miraste a tu alrededor e intentaste buscar a la persona que la había pronunciado, pero no pudiste dar con ella, se perdió y te dejó la frase resonando en ti una y mil veces. De haberla encontrado, de haber sabido quien había dicho aquello, te habrías enfrentado a ella, le habrías reprochado la crueldad de sus palabras, además de lo falso.

Pero no la encontraste y fue en ese instante que te sentiste herida. Herida en lo más profundo de ti misma, te diste cuenta, como partida por dentro. Eras madre y sabías de lo que hablabas. Una buena madre, además, así te considerabas, y no tenías por qué ocultarlo. Pensabas en tu hija, a punto de cumplir los dos años, y estabas segura de que lo entregarías todo por ella. Estabas convencida de que no había ni pizca de egoísmo en la maternidad, al contrario, sentías que se trataba de una entrega, del mayor acto de amor que cupiera en este mundo.

Pero alguien pensaba distinto y eso te turbaba. Mucho, además. Cruzaste varias calles enrabietada porque se pudiera sostener algo así, no sabe de lo que habla, consideraste, pero al final se planteaste, más calmada sin duda, con un profundo deseo de entender lo dicho, que tal vez se tratara de alguien que pasó una experiencia funesta como hijo. Es verdad, reconociste, hay padres monstruosos, experiencias atroces, personas a los que sus padres truncaron la vida, no podías negarlo, sabías de historias crueles, hijos obligados a delinquir o aquellos relatos de los suburbios que a veces aparecían en la prensa, pero también historias menos cruentas, padres que obligaban a sus hijos a convertirse en lo que querían ellos, sin contar con la voluntad propia, los propios anhelos, los deseos de unas personas que, por muy hijos que fueran, ya no te pertenecían, poseían sus propias vidas que no debían ser el fruto de un ideal frustrado, el de sus padres, la proyección de unos deseos incumplidos. Eso existía también, no cabía negarlo, bien lo sabías, eran muchas veces sembradores de infortunios y fracasos.

Torciste por la Avenida Libertadores y consideraste que la vida ofrecía experiencias diferentes. Para ti, dijeran lo que dijesen, no había ni el más pequeño ápice de egoísmo en el hecho de tener una hija. Pensabas en la niña una y mil veces, sufrías cuando la dejabas, como aquella mañana, en casa de tu suegra, cuántos peligros la acechaban, la acecharían en el futuro, temías por ella, en cada momento te preocupabas por su futuro y ya sentías un profundo desgarro por cada lágrima inevitable que le arrancara la vida, con sus rincones dolientes y sombríos.

¿Egoísmo? En absoluto, no en tu caso, no conocías a nadie, por lo demás, que cupiese en la afirmación desconcertante que recién habías escuchado. Comprendías incluso a aquellas mujeres que un buen día se arriesgaban a subir a una patera y poner su vida en peligro, la de sus hijos, por darles una vida mejor. ¿Podía haber un mayor acto de amor? Se lo hubieses preguntado a bocajarro a quien fue capaz de afirmar tamaña estupidez. Vale, sí, existe lo otro, murmuraste al torcer la esquina, pero no se puede generalizar, y casi lo gritaste, tan irritada estaba por la contundencia de la frase en cuestión, para que te escuchara todo el mundo.

Se lo plantearías a tu marido aquella misma tarde, decidiste, al padre de tu niña, seguro que compartiría contigo tu indignación, igual que compartíais la emoción de tener aquella hija tan linda, tan extraordinaria, tan maravillosa y que tanto te había aportado. En ese instante te paraste en seco, como si de pronto algo te inmovilizara por dentro y también por fuera. Y que tanto te había aportado, repetiste. Te chirrió aquel final de frase. ¿Y si al final había algo de verdad en esa frase suelta cazada al tuntún?¿Y si dentro de ti misma había, en efecto, algo de egoísmo? Si, bueno, vale, consideraste un tanto molesta, hay algo de egoísmo, añadiste en murmullos, no digo que no, pero es la vida, dar y recibir, y no era injusto que te sintieras a gusto con tu hija si al fin y al cabo tú le habías dado la vida. Yo le doy, ella me da, eso es la maternidad, teorizaste.

Seguiste tu camino más irritada si cabe. No admitías la más mínima duda, y en ese momento se había despertado en tu interior una chispa de duda que te quemaba bastante, no podías negarlo, porque la espita había dado lugar a contemplar un lado oscuro que no deseabas haber descubierto.

Torciste a la derecha y viste al final de la calle el edificio donde vivía tu suegra con quien estaba en ese momento tu hija. Ralentizaste el paso, fue un instinto que no acababas de entender, que tal vez no quisieras entender. Te sentiste agitada, tal vez enojada, no sabías muy bien qué era esa extraña sensación que comenzaba a invadirte por dentro. Maldita frase, murmuraste al llegar al portal. Contemplaste como alelada la puerta enrejada, observaste el interfono y por primera vez en la vida tuviste ganas de salir corriendo.

Sants, Noviembre de 2011

Juan A. Herrero Díez

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NO SÉ LEER PERO ME ESCRIBE EL ALBA EN PLENILUNIO

Por Carlos Garrido Chalén (Poeta peruano)

(Del Poemario NO SE LEER PERO ME ESCRIBEN)

No sé  leer, pero me escribe el alba
en plenilunio
y el atardecer desde el equinoccio
y el solsticio de todos los clamores.

Me escribe el arco iris
que hace burbujas de océano
en el vientre de la ballena que se tragó a Jonás
para sembrar sus pactos en mi sangre.

Y cuando la luna llena
se detiene pretensiosa
en mi heredad
y en mis verdosos pastizales
y todo parece día en mi cobertizo
y se alumbran de cisnes mis picos  levantados
me escribe el silencio
desde el que Elías se hizo Profeta
para contarme cómo nació el caos
en el tobogán del otoño que desató el furor.

Todos me escriben
y ya no sé qué hacer
con todas las cartas que recibo

Y como el más dócil de todos los rumiantes
–         el que ama a oscuras
y se alucera de cosmos cuando sueña –
no sé cómo leerme a mí mismo
cuando callo.

Cómo leer a todos
si vengo de la casa del jilguero
pero me es ajeno el sonido
de su pecho de pinkuyo.
Si nada de lo que está aquí me pertenece
y las palabras que vomita el horizonte
terminan por convencerme
que no saben por qué fueron inventadas
por la vida.

–         No es el momento
de plantar nuevas semillas – me dijeron,
y yo vi cómo se aceleraba vigesimal el tiempo
en los cantones del viento
y como sobre el Árbol del Mundo
alguien asediaba con preguntas a la noche.

Carlos Garrido Chalén 
Premio Mundial de Literatura «Andrés

Bello» 2009 de Venezuela

Presidente Fundador de la Unión

Hispanoamericana de Escritores

 

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DIOSES SON LOS DE AHORA 

Una diosa endiablada y un diablo endiosado se aman.

Fruto de ese olímpico amor, quedan los dos embarazados.

Ella da a luz un hermoso diosecito endiablado

y él una bella diablita endiosada, de cola divina.

Para crecer, la pequeña se alimenta del padre hasta devorarlo

y el pequeño deglute a su madre con igual voracidad.

En sueños, o pesadillas, el padre renace comiendo a la hija

y renace la madre del vientre del hijo para tragárselo.

Después de las comidas, los dioses despiertan al apetito sexual,

pero esta vez  se llevan a la cama toda clase de anticonceptivos

para asegurarse una celestial y placentera eternidad.

Rubén Vedovaldi

(R)* De su libro  SIN CUENTA MINICUENTOS  editado en la cxiudad de Rosario, ARGENTINA, año 2011

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SONETOS DE LA MANO DE:

Rodolfo Leiro

 

NO DEJO NADA

Preparo mi equipaje, despacioso,

en la calma habitual de cada anciano,

rescato de mi página de humano

con cierto fatalismo licencioso,

el muro, mi clavel, el paso ansioso,

mi parra, la placita, andén, verano,

mi amistad, mi ternura, limpia mano,

la caricia primera, el armonioso,

el garbo de su paso primoroso,

mi casita, la esquina, el empeñoso

festín de mi rayuela displicente,

efigie de mis viejos, mi alborada,

mi luto, mi dolor. No dejo nada.

Solo un beso final sobre tu frente.

Rodolfo Leiro

Desde Buenos Aires, Argentina, un 23 de noviembre de 2011

***

 

INTUICIÓN

 

Intuyo, que en verdad, me voy secando,

 árbol vetusto que el viento lo derriba,

un etesio que impide que te escriba,

efigie de poeta vencido,  desplomando;

glorioso tiempo aquel peregrinando

en navas de un bohemio cuesta arriba:,

sembrando en cada milpa, fiel amiga,

para que brote mi canto, navegando

por el espacio azul, mi verbo blando

que expande su ternura caminando

llevado por los cirios color miga;;

 en el mundo de paz que fui alumbrando,.

por los tiempos eternos voy dejando

mi verso con la forma de una espiga..

Construido el 25 de Septiembre de 2011

 para “Esquinas Bohemias”

Hora 13,01

Rodolfo Leiro.

 

***

 

MOMO

 

Este Momo que llevo y que siento

en la copa habitual de mi faro,

con mi voz, con mi ritmo, mi claro

percutor de mi lírico aliento;

mascarón con pupilas de viento,.

Talismán de sonetos,  mi avaro

cartabón de fervor, este raro

maletín confesor en que tiento,

en el nervio impulsor, fiel asiento,

en el mundo interior que presiento

una copla de Luna y espanto,

porque acuño en mi rosa de nave

este oculto bastión de mi clave:

¡Que perdure por siempre mi canto!

Construido a las 6,59 del

30 de setiembre de 2011-09-30 para

“Esquinas bohemias”

Rodolfo Leiro

***

SOLEDAD

Busqué la soledad para mis rimas

del aura de un silencio penetrante,

hurgando entre la niebla terebrante

y el nervio del pudor en que declinas;

la noche se hace luz en que caminas

tu propio corazón de navegante

y el ritmo de su fibra, palpitante,

calibra la silueta con que finas;

cesaron mis cabriolas peregrinas,

se fueron, si,  los horas celestinas

de mi añejo festín de cabildante,

quedó la soledad, bardal en ruinas

rodando mi bohemia en las esquinas..

La Luna me hace un guiño vigilante.

Construido a las 17,12  del

14 de octubre de 2011-10-14

Para

“Esquinas bohemias”

Rodolfo Leiro

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

Por José Icaria

 

El mejor de los mundos posible

 

 

Nacer

a un mundo

donde las suertes han sido ya asignadas.

(Partir

con desventaja).

Pasar

por la infancia

como un juguete roto.

(Sufrir, del adulto,

el impune robo).

Brillar

y arder fugazmente

en la rápida hoguera adolescente.

(Llevar

bridas y ser

salvajemente domado).

Acceder

al trabajo,

perder todo derecho, volver al paro.

(Padecer

la confabulación de ineptos y enchufados).

Enmudecer,

malvivir atado de pies y manos,

mientras otros hablan y toman las decisiones;

habitar un gélido supermercado,

erigido sobre los restos de antiguas poblaciones;

y saber,

que en la trastienda de cada Banco,

una oscura trampilla se abre

al despacho de inmundos dictadores.

Humo, viento, polvo, cenizas, nada.

Coágulos de mentira y falsedad.

La fetidez de la carne, pudriéndose al Sol.

Ríos de hambre, ríos de sangre.

Reproducirse

(reproducir el error). Y

morir,

y morir. Y remorir. Y: ¿hasta cuándo?

***

Una sana costumbre

 

Cuando volvíamos de vacaciones,

mi padre tenía la sana costumbre

de castigarnos sin motivo,

no fuésemos a pensar

que la vida era una fiesta.

***

Conmovido aún por los hechos

 

Conmovido aún por los hechos

un tenue velo los difumina

y nos distancia    serena melodía

nos mece junto a ellos.

Pero arribará el brillo deslumbrante

-enceguecedor-

que hará vibrar los objetos

como una lanza en el costado

-atravesados de dolor-

sentiremos

la cruda certidumbre de los hechos.

***

La vida. Un globo

La vida. Un globo

del que hay que seguir

arrojando lastre,

para conseguir elevarse

más

y más.

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RETORNOS REVECES Y AUSENCIAS

Sol   cuando te contemplo

Inventando el reflejo de mis ojos

En tus sombras palaciegas

Te siento más extranjero que nunca.

Te vas y no ameritas ser ajeno

En esta frontera de nostalgias huracanadas.

Te vas y sé que no volverás a ser el mismo y no volverás.

Habrá perdido entonces su semblanza el balneario que embriaga su exilio

Y que busca en ésta pesadumbre de voces

La pintura de las ilusiones urgentes de un abrigo.

Te vas dejando atrás el rostro de la rivera la vid y el trigo

Que amasa el asfalto de un pensamiento secular que no es mi destino.

Aquí no sirve la brújula

Ni los pasos que guían las estrellas

Tampoco los reproches perdidos

Por el polvo congelante de la noche.

Aquí es escaso el cielo

La legumbre el centeno

Y las palabras de aliento.

Por eso se detiene el murmullo

En esta estatua plagada de mágicos desprecios

Se detiene en el insomnio cuántico de las ideas

Posando como si retrocedieran las horas en el escaso fulgor de la penumbra

Y como avalancha perenne

El herrero del discurso moldea el borde de una frase idílica

Y se precipitan los pentagramas infinitos

En los conciertos fermentados por la espera

Esa fatalidad de que hoy no despierta el sol

En ese grafitis tatuado por el barlovento sinuoso de una mujer

Que espera en la cena el consuelo del silencio de una expresión.

Hoy el sol quedó atascado con la maleza que carga el rio

Quedo envuelta entre la epidemia de fieras enloquecidas y frenéticos desenfrenos

Quebrantando la estética la desnudes y el brillo

Que acusa la primavera en su primera noche de luna

Partiendo a los hombres en costillas de arcilla mal cocida

Para revivir la idolatría de su creación.

Quedo para siempre la tierra

Tendida como sabanas tibias la madrugada

Deambulando en los significados de la oscuridad

La resistencia al silencio total

El canto de un recuerdo de antaño en una historia de amor.

                             Santiago de Chile, Noviembre del 2011

© Moshenga Cabanillas Pérez, Noviembre 2011

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Tríptico de la Paz

Por Irene Mercedes Aguirre

 Tríptico de la Paz

 

1

Blanca paloma

¿Dónde te fuiste , sueño de la infancia

cuyos audaces vuelos admiraba,

y con pequeña mano dibujaba,

en los estíos de sutil fragancia?

¿Dónde te fuiste?¿De qué copa escancia

tu pico áureo que en mi ser se clava

como una ausencia que la dicha traba,

como veneno, como cosa rancia?

Vagan mis ojos como los corceles

de mil Atilas cabalgando al viento,

añicos ya los falsos oropeles

¡Y entre las redes de mi pensamiento,

Corro a buscar de nuevo los pinceles

Para plasmarte con mi sentimiento!

2

Oscura guerra

 

¿De qué manera captaré la aurora

en estos tiempos de constantes noches?

¡Años del lobo, triunfos de fantoches,

dolores de hoy, espanto de las horas!

¿Cómo guardar un poco de esperanza

mientras tus negros hados, desde un podio

quieren, con rostros florecidos de odio,

entorpecer al Hombre cuando avanza?

¿Debo dudar que puedo, que podemos,

y sofocar el grito que se escapa,

preso de angustia, desde mi garganta?

¿O recordar que el alma no se atrapa

pues, aunque duela, siempre avanzaremos,

pese a las flores negras que tú implantas?

3

 

Tu milagro

 

¡Te estoy buscando entre lo mutilado,

entre el dolor que fluye a borbotones,

hoy, que no existen calma ni razones,

y la Bondad y el Ser se han replegado!

¡Te estoy buscando entre los recovecos

de estos momentos de terror humano,

cuando Satán nos tiende las dos manos

para encerrarnos en sus negros huecos!

¡Y al fin te encuentro, triste, desolada,

buscando en vano la fragancia hermosa

-laurel caído de tu pico magro-

que ausente está. Sólo cenizas. Nada.

¡Salvo tu Amor, ese plumón que roza

nuestra opresión y tiende hacia el milagro!

 

 

® Aguirre, Irene Mercedes, Buenos Aires 2011 , Argentina

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