23º Número de la revista literaria Nevando en la Guinea

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23º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºLXVII de la 2ª etapa/02-05-2012

 

EDITORIAL LXVII

 

El hombre imaginario: Nicanor Parra

Lo hemos dicho alguna vez: los premios son lo que son, homenajes a escritores que no sobran, pero podrían ser prescindibles. Un gran poeta (o antipoeta), Nicanor Parra por ejemplo, no dejaría de serlo, poeta, narrador, escritor en definitiva, aun cuando no recibiese el Premio Cervantes este año o el Nacional de Chile en 1969 o cualquiera de los premios literarios que en el mundo haya.

Nicanor Parra es un gran poeta, o antipoeta. Nadie se lo puede discutir. Plasmó su punto de partida literario:

Mi posición es ésta:

El poeta no cumple su palabra

Si no cambia los nombres a las cosas.

Y él cambió los nombres a las cosas y los convirtió en antipoesía, del mismo modo que en física existe la antimateria o en matemáticas los números negativos. Forma parte de esos poetas de la tradición chilena que revolucionaron la poesía en castellano, que dieron la vuelta al lenguaje y jugaron con él. No es casual la influencia que reciben de Lorca, pero tampoco lo es la influencia que Parra, como antes Huidobro, ejercieron sobre las letras españolas. En general, España ha de agradecer a América Latina que nos hayan liberado de los corsés en el idioma. Hasta es posible que merecieran sus escritores, sus hablantes, que cambiáramos el nombre del idioma y que no se llamase castellano o español, sino americano.

Nada es más justo que darles premios, ya que existen, a autores de América, de nuestra América. Cansinos-Assens, en su fabulosa «Novela de un Literato» ya comenta la presencia de escritores de América en Madrid –Rubén Darío, César Vallejo, Jorge Luís Borges (nada conocido en los años treinta)-, un adelanto de lo que luego sería norma. Ahora, desde el punto de vista, la relación cultural entre las dos orillas atlánticas se ha normalizado bastante, numerosos autores americanos se conocen y se leen en España con normalidad, aunque menos de lo que quisiéramos en este lado. A ello, qué duda cabe, han contribuido escritores como Nicanor Parra.

Nos congratulamos por tanto del premio, esperamos que sea una invitación para leerlo y conocer esa poesía aparentemente sencilla, pero profunda, que sin duda será recordada por lo que dice y añora. Porque como dice el poeta, que supo hablar de lo importante:

 

Cuando pasen los años, cuando pasen

los años y el aire haya cavado un foso

entre tu alma y la mía; cuando pasen los años

y yo sólo sea un hombre que amó,

un hombre que se detuvo un instante frente a tus labios,

un pobre hombre cansado de andar por los jardines,

¿dónde estarás tú?¡Dónde

estarás, oh hija de mis labios!

 

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EL FANTASMA DE LA SOLEDAD

ES UN CUBITO DE HIELO EN MI GÜISQUI

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

MI SOLEDAD SIN DESCANSO

 

Qué pena me da quedarme aquí

frente a las entrañas vacías de mi soledad,

quedarme aquí, con mi baraja manoseada,

con mi sueño crudo que no acaba,

frente a mis mitos perplejos de hielo,

ante las cenizas que esparcen desgana

con la miseria yerma en mi desconsuelo.

Qué pena me da quedarme aquí

frente a las cáscaras en fermento de soledad,

quedarme aquí, solo y sin reparo,

embutido en el desamparo,

y con la caverna repleta de fantasmas

huidos de frías y desiertas calles que braman.

Qué pena me da quedarme aquí

ante el maniquí olvidado de mi soledad,

no veré flashes en las cuevas opacas,

no cruzaré paso entre destellos sin alma,

solo hallaré un monstruo plagado de vacuidad

sentado a mi lado con su cara eternizada,

palparé en mis manos la huidiza claridad

con una ilusión que siempre se apaga

entre la mortaja rasa y la certeza de la soledad,

que lo mismo asoma como también se amaga,

qué pena me da quedarme aquí

sin lo que tanto me piden y no puedo yo dar.

***

 

VENGO

 

Ni quiero ni pretendo

olvidarme de donde provengo,

raigambre del campesinado

y de la iletrada patraña de España,

de los que segaban la cosecha

amparados por su callo,

de los que gacha su guadaña

cortaban espiga de trigo blanco,

de los que sucios en desgana

daban quite al ahidalgado,

ni quiero ni pretendo

olvidarme donde tengo el sesgo,

del Barrancal al Aliagal,

de la candela al fuego fatuo,

de carne viva a puñados de sal

entre sus lomos agachados

y todos a lomos de mulo a destajo,

por si penas anudadas has de llorar

muy tapado, muy por debajo,

cuando en la carne ya se humilla

la astilla como cascajo,

cuando la fiebre es sol sobre sudado

sentencia la pesada cadena

que tiembla torpe sobre las manos,

ni quiero ni pretendo

huir de la plebe ni del proletariado,

que mis cansancios no los vendo

por que me harto de guiso recalentado,

aprendo tras caerme,

aprendo en paz y paso a paso,

aprendo del agreste campo

a entonar un sí ladino, un sí muy cabizbajo

de la simiente primeriza

que cabecea tan despacio.

***

 

PROVENGO

 

Despacio, anda el crepúsculo despacio,

soy la raya que dibuja límite y pretendo

en sendos (y en decreciendo) olvidos ácidos,

olvidarme de mi nombre, de mi dote,

de raigambre, de apellidos natos.

Otros olvidan la saga innoble,

lo mojigato de verse tan beato,

olvidan aquel rancio pronombre

que se antepuso al precedente del trato,

sacan pecho como si de tal bronce

blasón esculpieran de abolengo pacato,

se ponen don, se alargan nombre,

cogen prestado estirpe solo un triste rato,

eligen corte, también consorte,

hacen pose en dinástico retrato

en cuanto efigie segura logran lo fijado,

se comen con uña cualquier postre

 después de la ética que se han tragado.

***

 

MAMÁ SIN DESCANSO

Si Dios insiste siempre tendré que luchar

aunque el triunfo tal vez esté cercano,

me quedó claro que esta lucha sin final

sin rendición, tan en contra del solano,

estoy seguro que todo me ha de llegar,

el amparo, la locura, la fe,  el goce insano,

ahora mismo te diría, pues tu dime: ¡Mamá!

¿qué ves de nuevo en mi mirada angelical?

¿Qué ves de nuevo? ¿Qué germen del diablo?

Ya sé que en este mundo llora la bondad,

llora la benevolencia con su moco de pavo.

Mamá, arribo desde la noche desflorado,

lloras mi derrota borracha de pleamar,

lloras mi encierro sustancial en el lavabo.

¿Qué quieres ya? Si ya mi santidad

a otros infiernos ya se la he dado,

no encontraré la paz, nunca tendré paz,

ni conmiseración, ni consuelo, ni lucidez,

soy un triste ángel con un ser desmantelado,

ahora te entrego mi psique, mi flacidez,

mi cuerpo podrido y desproporcionado,

ahora ya no lo exiges, no valen porqués,

 solo te tengo Mamá entre traspiés y sobresaltos,

nunca te cansas, una madre tendré

velando cama eterna, las décimas, mi espanto.

Una madre para siempre yo tendré

y ella un hijo que perdió paraíso por negarlo.

 

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Final de viaje

 

La mujer sintió que se le agudizaba el miedo, la ansiedad, como un vacío dentro de ella. La cola iba lenta, demasiado lenta, pero avanzaba, y ella no tuvo claro que era lo que prefería, la lentitud de su avance o que se acercara de forma irremediable a la cabina de pasaportes, donde una agente de policía, distinguió que era una mujer, observaba rápida los documentos y los sellaba. Por un instante le tranquilizó la perspectiva de que con ella fuera a funcionar igual, una veloz ojeada a la foto, a los datos, a ella incluso para confirmar que aquella foto era la suya, y un sello colocado en la primera hoja de su pasaporte nuevo que le permitiría superar la hilera de cabinas y entrar en el país. Pero de inmediato consideró justo lo contrario, todos los ojos se posarían sobre ella, como si la esperasen, como si supieran de antemano que algo no iba bien, como si no cupiera alternativa alguna y todo le fuera a salir mal, al fin y al cabo no era acaso su propia vida, se preguntó, lo que hacía aguas desde siempre y ahora, tuvo de pronto la convicción, las cosas no serían diferentes.

Observó la enorme sala donde se hallaba, techos altos, todo metálico, con cristaleras que daban a las pistas, una limpieza absoluta, calculada, nada fuera de lugar, y las personas de la cola, una detrás de otra, parecían pertenecer al aeropuerto, como si siempre hubieran estado allí y sólo ella desencajara.

La cola siguió avanzando y sólo tres hombres le separaban de la cabina. La agente de policía, observó que era bonita, de rasgos finos y ojos claros, fue presurosa en el sellado de los tres pasaportes. Le tocaba a ella. De pronto tuvo la sensación de que estaba sola, completamente sola ante aquella agente, dentro de sí aumentó el vacío, la ansiedad, el miedo. Entregó su pasaporte y vio como la agente lo abría, observó la foto y la miró.

−Un momento, por favor.

Ya está, se dijo cuando la agente salió de la cabina y se dirigió a las oficinas que estaban a un lado del amplio vestíbulo. Echarse a correr era una posibilidad, pero las piernas le temblaban y además no conocía aquel sitio enorme, la cazarían como a un conejo. Cerró los ojos y comenzó a orar. «Por favor, Señor. Por favor, Señor. Por favor, Señor».

−Puede acompañarme, por favor.

Otra agente de policía se le había acercado. Los ojos se le llenaron de lágrimas, aunque ninguna se derramó por sus mejillas. Empujaba su maleta con desgana, desistió a tener esperanzas. Todo se acabó. Nada le resultó más previsible, aunque a ciencia cierta no tenía ni idea de lo que iba a suceder. Entraron en un despacho pequeño. La agente apartó una silla.

−Siéntese –le indicó con suavidad, no parecía una orden. Ella se sentó, más bien se dejó caer sobre la silla, desmoralizada.

−Está en la maleta –llegó a pronunciar de un modo apenas audible. Esta vez sí que se derramaron algunas lágrimas por sus mejillas.

−Perdón.

−Está en la maleta –repitió un poco más alto.

−¿Qué?

−Eso.

La agente le miró como si esperara que ella dijera algo más. Pero no era capaz ya de pronunciar ni una palabra. Colocó sus brazos sobre su ombligo, como si pretendiera abrazarse y de nuevo cerró los ojos, aunque esta vez no consiguió orar ni pensar en nada. La agente habló por el teléfono sobre la mesa, preguntaba por alguien, no logró entender el nombre, y al cabo de un momento aparecieron dos policías. La agente salió un momento del minúsculo despacho, como si buscara una cierta discreción, pero escuchó lo que le decía a sus compañeros.

−Le iba a hacer la entrevista de inmigración, pero se ha venido abajo.

Los tres policías entraron. Uno de ellos le pidió que abriera la maleta. Le ayudaron a ponerla sobre la mesa. La abrió y no hizo falta que removiera mucho, sabía perfectamente donde se hallaba la bolsa de plástico que guardaba los tres paquetes. La dejó sobre la mesa y volvió a cerrar la maleta.

−Podría acompañarnos.

La agente había puesto una de sus manos sobre su hombro. La miró en ese momento, como si ella fuera en ese instante la única persona que le acompañaba.

 

Juan A. Herrero Díez

 

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SEIS MONEDAS

Por Gonzalo Salesky

– La guiadora está en la puerta, señor.

– Hágala pasar, por favor. ¡Vamos!

La lluvia entró por un segundo en el vestíbulo. El mayordomo abrió y cerró la puerta rápidamente, para evitar mojarse.

Ella cerró su paraguas y se quitó el piloto. Saludó cortésmente al dueño de casa.

– Buenas tardes, señor. ¿Cómo amaneció?

– No tengo tiempo que perder. Necesito que empecemos ahora.

Pasaron a la habitación. Él se acostó en su cama recién tendida, sin taparse. Ella se sentó en una pequeña silla, a su izquierda, como siempre. Quince minutos después, comenzaron a soñar.

Él caminaba por un jardín repleto de ángeles, tal vez recuerdo de un cuento de su infancia. Nubes verdes cubrían el sol. Los árboles, blancos y negros, se movían a su alrededor como caballos de ajedrez. Luego de unos segundos de vértigo, escuchó la voz de ella acompañando cada paso.

Siga el camino de flores, sin detenerse.

Él obedeció sin mover los pies, suspendido en el aire por dos pequeñas alas que salían de sus tobillos. Voló de esa manera hacia el sendero y llegó hasta el final. Un gran precipicio que nacía a unos metros de allí le dio pánico. El cielo se había oscurecido, alcanzando un tono púrpura, como empapado de sangre.

No tema. El fuego va a alumbrarlo en su descenso.

Y así fue. El calor y la luz lo acompañaron por la escalera de mármol que bajaba, en círculos, rumbo al infierno. En menos de media hora, él logró encontrar lo que buscaba desde hace tanto tiempo. Y despertar en paz.

 

Mientras volvía a su pequeño departamento, la guiadora repasó en voz baja el nombre de los pacientes que esperaba ver al otro día. ¿O debía llamarlos clientes? Sus colegas preferían nombrarlos de esa manera, quizá porque elegían no involucrarse tanto.

Su cabeza estaba a punto de estallar. Se estresaba al pensar en su horrible trabajo, respetado por pocos y muy mal pago. Además sentía el riesgo y la presión de jugar con fuego a cada momento.

Entró agotada, tiró el paraguas a la basura y guardó el piloto, ya seco, en el armario. Mientras veía el retrato de su familia en la mesa de luz, junto a su cama, volvió a recordar ese sueño, tantas veces repetido.

Desde pequeña revivía continuamente la misma pesadilla. En una plaza oscura de su pueblo natal, sus padres la abandonaban. Los árboles se acercaban con enormes serpientes en lugar de ramas. Mordían sus pequeños pies, la hacían tropezar y ensuciarse con el lodo. Ella –una niña de unos siete u ocho años- quería gritar, correr, despertar de ese lugar siniestro.

Después de mucho tiempo había descubierto la forma de hallar a su familia: allí, en la hierba, debía acostarse y soñar. Soñar con ellos. Sólo así volvían a aparecer. Cuando lo lograba, se presentaban en su sueño, de nuevo en la plaza, regresando por ella. Pero su hija ya no estaba. Era imposible que la vieran, que se encontraran los tres en el mismo lugar, en la misma dimensión del sueño. No podían verla, ya que estaban dentro de la imaginación de la pequeña. Y ella no tenía manera de entrar allí.

¿Por qué no pueden verme?

¿Cómo seguir? ¿Acaso ellos también deberían soñar conmigo?

¿Cómo hacer para verlos siquiera una vez más, cara a cara?

Quizá lo que veo por las noches solamente sean recuerdos, del pasado o del futuro. Si sólo hubiera podido despedirme, antes del accidente… Tendría que contratar un guiador para mí.

Con lágrimas en los ojos, se sonrió por su ocurrencia.

 

Mientras miraba la luna llena por la ventana, terminó de darle forma a una idea loca que rondaba su vigilia. ¿Podría arriesgarse alguna noche?

Según viejas leyendas, unos pocos habían querido hacerlo. Ser sujetos y objetos al mismo tiempo, guiadores y pacientes, protagonistas y espectadores. Pero sin salir con vida del intento.

¿Será tan peligroso como dicen?

¿Valdrá la pena?

¿Alguna vez tendré el valor…

No quiso quedarse con la duda.

Se acostó de lado, frente al espejo ubicado a la izquierda de su cama. En pocos minutos comenzó a dormitar, tratando de encontrarse, de abrir esa puerta cerrada por años. De ubicar en su mente aquel sueño, de descubrir nuevamente a sus padres.

Por fin pudo dormirse. En segundos -quizá en horas- vio pasar todas sus pesadillas, una a una, delante de sus ojos. Sus cuentas pendientes, sus secretos más profundos. Su oscuridad, su dolor. Tenía conciencia de que había empezado a gritar y llorar en voz alta como un bebé, pero no le importaba. Ya no tenía alguien en su cama para hacerle compañía. Esta vez nadie podría escuchar ni despertarla.

En ese viaje sin tiempo, volvió a ser pequeña de nuevo. Esperaba, en aquella horrible plaza, que vinieran a buscarla. Todo seguía igual. El césped húmedo tocando sus pies descalzos, aquel vestido rosa, las serpientes mostrando sus enormes colmillos… Aullidos y gritos surcaban esa noche interminable y el viento en contra le impedía caminar hacia delante.

Como cada vez, no volvían por ella. Y comenzó a intentarlo. Trató de guiar a esa niña angustiada, de ojos de chocolate y cabellitos rubios. La acostó en el suelo. Poco a poco, en silencio y con las manos en su frente, logró hacerla dormir, provocar otro sueño profundo y entrar en él.

En esa imagen forzada al límite, sus padres regresaban a buscarla. Con mucho esfuerzo, logró dormir a ellos también y hacerlos soñar con ella. Y así, por fin, en los sueños de su sueño, pudo reencontrarse con sus seres más queridos. Abrazarlos, besarlos, decirles cuánto los amaba y extrañaba.

Ahora, aquella niña y esta mujer ya no lloraban, ya no sufrían. Dormían y soñaban, reían y descansaban en paz, en familia, como hace muchos años no ocurría.

 

Cuando llegó la hora, cerró con seis monedas los ojos de los tres, para evitar que despierten de ese instante pleno de felicidad, anhelando que durase para siempre. Los vistió con las mejores ropas, los abrazó por última vez y se preparó para regresar.

Después de despedirse contó hasta diez, como tantas otras veces.

1… 2….

¿Podré despertar ahora?

4… 5… 6…

¿Qué diferencia hay entre todo esto y la muerte?

8… 9…

Cuando abrió los ojos, nada en su vida volvió a ser como antes.

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

Por Luis Alberto Chinchilla Elizondo

 

AGUA FRÍA

 

Encerraré mi alma,

En un trozo de poesía…

Para que se espinen los sentimientos

A la luz del día.

 

Caminar bajo la lluvia

Buscando la alegría,

De mirarte en sueños,

Húmedos mis ojos

Por el agua fría.

 

Encerraré mi alma

En un trozo de poesía

Para que las mariposas vuelen

Buscando los sueños dormidos

Que descansan junto al azul mágico

En los pétalos de una rosa

La que desde tu jardín nos mira

Cada mañana, por nuestra ventana.

 

Encerraré mi alma

La que ya no suspira

Porque solo tú

Haces brillar la oscuridad

En mis sueños, con melancolía…

 

Nos encontramos por un momento

Luego tomamos rumbos opuestos

Como golondrinas buscando el viento.

 

Me iré a otro mundo,

Buscando el soñar

De un corazón vagabundo

Como el tuyo, como el mío

Si ya no nos vemos

Será por el calor y el frío.

 

Encerraré mi alma

En un trozo de poesía

El que lanzaré al mar

Olvidando  la esperanza

De caminar a su lado

Siguiendo la línea del tren

Bajo el sol de verano

Con el sudor en mi frente

Y una sonrisa en tu mente…

 

Autor: Luis Alberto Chinchilla Elizondo

Grecia, Alajuela, Costa Rica

***

 

MUCHACHA AFRICANA

El sol adorna tu pelo,

Como la nieve.

¡Tu casa!

Una cueva escondida,

Entre piedra y arena.

 

¡Rosa!

Sólo son cuatro letras,

Que un escritor cultivó.

 

¡Tu escuela!

Guardada allá, muy arriba

En el cielo,

Cubierta con un pañuelo.

 

Vives donde las miradas son cadenas secas,

Que se ahogan,

En el tiempo y la arena.

 

¿Recuerdas a tu abuelo?

Se fue buscando una estrella,

No volvió…

Sus años pesaban más que ella.

 

¿Dónde dejaste tus muñecas?

Esas que vivían en tu imaginación,

Las que no eran de trapo,

Eran de arena,

Con los ojos cerrados,

Y la boca seca.

 

Hoy, estabas sentada,

Soñando con la lluvia,

Con la mirada perdida,

Clavada en la arena,

El viento sopla,

Tus labios se quiebran,

Sigues firme, buscando la rosa.

 

La que cultivo aquel poeta,

La que habla del silencio en el desierto,

De los cielos azules,

De los tiempos bonitos y de las letras,

Que crecieron en una verde pradera.

 

Autor: Luis Chinchilla Elizondo

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SONETOS EXQUISITOS

Por Rodolfo  Leiro

 

OPRESIONES

 

Yo surqué con mi gánica goleta

los mares en turbión enardecidos,

con un remo de verbos por sentidos

y un duende pergeñado en mi Paleta,

acaso busqué un sueño de taceta

que guarda mis ensueños fenecidos,

y en el centro puntual de mis latidos

un corazón sin dolos de espoleta;

quise hacer de mi tierra otro planeta,

desbaratar su trama de opereta,

despertar los corajes perimidos

y lanzados en tímpanos de atleta

con el brillo imperial de tu chaqueta,

¡gritar tu libertad, sin oprimidos!.

Taceta: caldero de cobre

CONSTRUIDO A LAS 9,55 DEL 31

De marzo de 2012, para mi libro

“Meditando en versos”

***

 

ESTOY

 

Yo no pedí nacer, pero  he nacido

en un solar de glosa y de quimera,

y rodando este mundo a mi manera

pude amar sin saber si me han querido;

puse en cada blasón,  este atrevido

paisaje de mis horas en que fuera

un sol sobre la Luna, una bandera,

que tuviere por asta a mi sentido;

la presentí flameando y ya abatido

en el páramo gris de mi latido,

en las noches feroces, sin aliento,

en los sueños del sueño fenecido,

fui fogaril del verbo no vencido.

¡Ve mi beso rotando con el viento!

Construido a las 15,51 del

18 de marzo de 2011

Para mi libro:

“Meditando en versos”

***

 

EL POETA

 

El Poeta es la arteria independiente,

que está ajeno a la usual anatomía,

no figura en catálogos o en guía

ni en la mitra, la secta o el tridente;

es un foro de música esplendente

que nutren fogariles de energía,

es el cauce glorioso de la estría,

es el verbo, la mística,  pendiente

de un glosario de lírica turgente

erupción de nectario sugerente

que proviene del sol de la utopía,

se dibuja en la rima coincidente,

en la gloria sublime de tu mente

y en mi pálpito vital de cada día..

construido a las 16,22 del

26 de diciembre de 2011-12-26 para mi libro

“Conversando con la Luna”

 

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POEMAS ESCOGIDOS

Por Francisco Jesús Muñoz Soler

 

 

NO  HAY  RELIGIÓN

 

No hay religión

con la que me tropiece

cuya interpretación

no esclavice a las mujeres,

 

será porque todas

están escritas e interpretadas

por hombres,

 

y las utilizan

en beneficio propio.

 

***

 

ANIQUILAR  LA  POSIBILIDAD

 

Aniquilar la posibilidad

de que en ellas germine

la capacidad de elegir

su propia libertad

incluso antes de que nazcan.

 

Manipularles la razón

hasta hacerles creer

que es real su libertad

por el amparo sagrado

de un dios

y no se sientan humilladas.

 

Interiorizarles el sentimiento

de que son causa y efecto

de pecado

estigma inapelable y demoledor

que les confina a la sumisión,

la indignidad y el desamparo.

Criminalizar a las víctimas

hasta tal nivel que la mismas

se consideren  innatamente,

potencial responsable

del desenfreno agresor

del opresor.

 

Eludir la responsabilidad propia

eximirse del daño causado

asegurarse vitalicios privilegios

trasplantando sus turbias intenciones

a las víctimas

que ven a través de sus córneas.

 

No existe libertad

sustentada en la opresión

porque esta envuelve

todos los espacios

hasta impregnar de ignominia

a víctimas y verdugos.

 

***

LA  VERDADERA  HISTORIA  DE  LA  HUMANIDAD

 

La verdadera historia de la humanidad

la escriben personas anónimas

con las letras de sus sangres,

sus sacrificios y sus sentimientos,

las mismas que no trascienden

a los libros y enciclopedias

pero son las que van dejando

el marchamo de nuestra evolución

de lo que somos

y en lo que nos vamos transformando.

 

 

***

 

EN  ESTOS  TIEMPOS  DE  PRODIGIOS

 

En estos tiempos de prodigios

aún se levantan fronteras

y brotan cretinos

que aspiran a fabricarlas,

en estos tiempos

todavía la humanidad

no quiere entender

que cada uno de nosotros

trasladamos los únicos limites

que no deben ser traspasados

al menos, si no invitamos

al prójimo a instalarse

en nuestro territorio

y eso siempre es transitorio,

somos zona de tránsito

fluyente de intercambios

de ideas, costumbres y emociones.

 

***

 

EN  ESTOS  TIEMPOS  DE  ALABANZAS

 

En estos tiempos de alabanzas

de altaneras matanzas y amenazas,

humildemente y hasta

donde mi voz alcanza

quisiera formular un canto

para iniciar los agasajos

de la celebración de la vida.

 

Defender la belleza y la armonía

desde la esencia de nuestro ser

para que no habite en nosotros

la deshumanización y los ultrajes,

que la indiferencia no cuaje

en los veneros de nuestros territorios

y que la luz divina y la alegría

alumbre a todos los primeros días

de la celebración de la vida.

 

***

 

HAY  EXCEDENTES  DE  CRETINOS

                                                                                                               

Hay excedentes de cretinos,

igual con el cambio climático

se estropean las cosechas

y se extinguen como los dinosaurios,

 

lo malo es que mueren matando.

 

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40º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

40º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXL    27-01-2.010

 

EDITORIAL XL

El Siglo de las Luces

 

Fue Alejo Carpentier quien nos trasladó en su novela «El Siglo de las Luces» a la época de la Revolución Francesa y a sus efectos en una de las colonias de Francia, Haití. Segundo país en independizarse, después de los Estados Unidos, en América fue también el primer país de población negra que accedió al estatus de Estado soberano. No era sin embargo el único: Etiopía, en África, nunca perdió su independencia, salvo en los siniestros años de ocupación fascista italiana. Pero el que fuera la primera población negra en América en asumir su destino convierte a este trozo de la antigua isla de La Española, así bautizada por Colón, en un caso único. Antes había habido la experiencia de los cimarrones, el propio Alejo Carpentier escribió un relato sobre uno, que en los rincones recónditos del continente, sobre todo en Brasil, Colombia y Venezuela, organizaban sus propias comunidades, los conocidos como palenques en la América de habla española o quilombos en Brasil. 

Hoy vuelve a estar Haití en el primer plano de la información. El terrible terremoto sufrido en aquella tierra ha afectado a una población empobrecida, martirizada por tiranos como la compuesta por la saga de los Duvalier, expoliada por intereses económicos, expulsada a la periferia de un mundo que algunos nos lo han dividido en primero, segundo, tercer o cuarto, como si el mundo fueran cuatro y no uno solo. Ya se ha repetido en más de una ocasión hasta convertirse en un tópico: Haití está hoy en boca de todos, pero pronto volverá al lugar en donde estuvo, el olvido, y esos niños rescatados estos días de las ruinas de los edificios regresarán a la miseria y dejarán de ser el centro de los focos. Como siempre ha sido, por otro lado.

Que la experiencia haitiana, producto de aquel maravilloso y esperanzador siglo de las luces, haya acabado convertido en uno de los países más pobres del mundo dice muy poco de la capacidad del ser humano en mejorar su mundo. La humanidad, es la lección que parece deducirse de todo esto, es incapaz de organizarse para que los individuos puedan mejorar su vida como personas y como sociedad. La razón engendra monstruos, decía Goya, y la utopía ha levantado edificios angustiosos, represivos, criminales. A veces no es imposible sucumbir al desánimo.

No obstante, nos llama la atención un dato que se conoce poco y que suele silenciarse en los medios de comunicación. Ante nuestros ojos se nos pasan imágenes de una población que se agita entre la sumisión tópica de una población que espera la ayuda externa como única salvación y unas revueltas fruto de la desesperación y de la marginalidad. Pero existe otra realidad que mantiene la esperanza de aquella independencia ahora lejana, la de ese millón largo de emigrantes haitianos que viven en los Estados Unidos y que se han autoorganizado para garantizar la ayuda a las comunidades y canalizar la crítica al (des)orden del mundo. En Estados Unidos existen grupos haitianos críticos con el sistema y que luchan por un país distinto al que tienen, que critican en el corazón del imperio las políticas hacia el Patio trasero y que no se dejan engatusar porque la piel del ocupante de la Casa Blanca se parezca algo a la suya, porque al fin y al cabo tampoco es esta la cuestión importante, porque a la gente, al fin y al cabo, se le debe juzgar por sus acciones y no por el color de su piel.

La cuestión es cómo organizamos los países, como montamos sociedades libres para seres humanos libres, como establecemos nuevos valores para mejorar las relaciones entre las personas. Tiene mucho que ver con lo más directo a nuestras vidas, a nuestras individualidades, pero en esa dimensión que vincula lo personal y lo colectivo. Creemos que la cultura tiene mucho que decir sobre esto.

No tenemos, como en tantas cosas, la fórmula secreta para cambiar el mundo, pero creemos que el camino correcto no es el oficial, sino el subterráneo, ese magma de solidaridad y de ayuda mutua que brota por debajo del ruido convencional. El terremoto de Haití nos muestra una realidad ingrata, aterradora. Oficialmente, se han repetido las mismas palabras de siempre, los discursos habituales, los que buscan complacer las conciencias, eso sólo nos añade mayor insatisfacción. Seguir cuestionando el mundo y sus representaciones se convierte en algo imprescindible y urgente.

PUENTE AÉREO: BARCELONA-MADRID

 

Un viaje en avión resulta para mí

un miedo, (un pánico), que me acompaña en todo el trayecto.

Pero esta vez no fue así, esta vez,

en mi vuelo Barcelona-Madrid me acompañaban

unas cuantas personas famosas, unas personas pensé,

que si yo iba a morir en un accidente aéreo

ellas también morirían. Uno de los famosos era Garbajosa,

y todo el equipo de básquet del Real Madrid.

Ya imaginaba el gran sepelio o funeral de estado

por la muerte de doscientos pasajeros,

y entre ellos, los jugadores del Real Madrid.

Me imaginaba a Florentino poniendo una corona,

me imaginaba también a Di Estefano con su bastón,

a Fernando Romay (con su enorme presencia)

asistiendo a la capilla ardiente con los 200 ataúdes,

(unos más grandes que otros),

me imaginaba las declaraciones de gente del deporte,

me imaginaba todo ese valle de lágrimas

representado por toda una nación en sus tres días de luto oficial,

 todos los jugadores de la ACB,

entre ellos los hermanos Gasol, ya que,

el que se estrellaran los jugadores del Madrid

era algo inusitado, era una mala suerte tan jodidamente

peculiar, que eso hacía que yo estuviera tranquilo.

Volar me proporcionaba una seguridad, una calma,

que lo podía hacer, siempre y cuando, estuvieran también ellos.

A ellos me refiero a los jugadores del Real Madrid.     

   Me imaginaba a toda la afición llorando y lamentando

la pérdida mía y la de los jugadores de básquet.

Porque al lamentar la de los jugadores

también lamentarían la mía, porque yo también soy persona

y sería frívolo lamentar la pérdida de los jugadores

y no la mía, también sería una víctima, pensé.

Por suerte el avión no se estrelló, los pasajeros

aplaudieron al aterrizar, incluido los jugadores del Madrid.

Por suerte teníamos buenos pilotos

y a todo el equipo de básquet del Real Madrid.

Los jugadores venían contentos, habían ganado

al Manresa. Y eso se respiraba en el ambiente.

Por Cecilio Olivero Muñoz

Penumbra

         Fue durante el primer curso de la carrera. Por aquella época mi vida era muy solitaria. Dos años antes, en el Instituto, había decidido no tener amigos. Ahora no sé muy bien por qué lo decidí. En parte por timidez, imagino, pero también había un planteamiento filosófico, de vida. Por suerte, la gente tampoco se fijaba mucho en mí. Pasé desapercibido. Eso me evitó acosos o sentirme acomplejado. Cuando comencé la universidad ya me había habituado a esa soledad, al contacto mínimo con los demás. Iba a clases y algunas tardes me las pasaba en la biblioteca, leyendo, a veces escribiendo. Llegaba a casa y cenaba. Me refugiaba en mi cuarto, de nuevo con mis libros o a veces me acostaba y escuchaba la radio, las noticias de la noche o algún programa de literatura. Mi madre no me decía nada, apenas lo básico, que era la hora de la cena, que comprase algo al día siguiente cuando volviera, qué tal las clases. Los viernes me solía dejar un par de billetes en la mesa de la cocina. Tengo la impresión de que siempre había sido así nuestra vida. Yo apenas gastaba, algún café en el bar de la facultad o en el Café Atlántico. Cuando lograba reunir algún dinero me compraba libros. A ello contribuyó que encontrara un pequeño trabajo para una editorial, como lector. No era gran cosa, me pasaban manuscritos y yo debía preparar un informe sobre la idoneidad del texto. A veces me hacían caso, las más. Pagaban poco, siempre por informe, aunque aquello me permitía leer y era algo que iba ingresando. Resultaba además mejor que trabajar de camarero o cualquier otra cosa. Los fines de semana paseaba por la tarde, si hacía bueno leía en algún parque o me pasaba un rato más largo en el Café. A las ocho volvía a casa. 

         Mi madre por su parte tampoco hacía mucha vida social. Trabajaba por las mañanas en una oficina. Por la tarde leía, escuchaba música clásica o veía televisión. Nunca venían visitas. Tal vez mi decisión de aislarme estaba en mis genes, una herencia genética, algo así, y que formaba parte de mi clan pasando de generación en generación. De mi padre no se hablaba nunca y apenas era para mí un recuerdo vago. Mi hermano hacía tiempo que se había marchado al extranjero y jamás supe a qué se dedicaba. De vez en cuando llamaba por teléfono. Hablaba con mi madre cuando era ella quien respondía o conmigo cuando respondía yo. Comentaba que estaba bien, que no había problemas. Yo a veces sospechaba que llevaba mala vida. Pero no lo sabía con certeza, era más bien una intuición sin base alguna. Tampoco me interesaba mucho. No habíamos sido de niños ese tipo de hermano que estuvieran todo el rato juntos. No es que nos lleváramos mal. Simplemente, nos ignorábamos. 

         En febrero estaba en la biblioteca y al levantar la vista observé que me miraba. Enrojecí un poco. Ella volvió a su libro. Yo, al mío. Cuando salí de la sala ella me estaba esperando.

– Sueles venir mucho por aquí. -me dijo. No había tono de pregunta en su voz. Se trataba mas bien de una afirmación.

– Sí -referí-, estudio aquí. -mi comentario, sin quererlo, resultó arisco, pensé, me sentí obligado a dar más explicaciones- Me gusta además esta biblioteca.

– A mí también. -comentó.

         Anduvimos hacia el metro. Me explicó que ella cursaba tercero de letras. Yo estoy en primero, comenté. Me preguntó por los profesores. Me dio algunos consejos. Ya en el vagón se interesó por los autores que leía y que me gustaban. Coincidimos en la opinión sobre algunos. Se bajó unas paradas antes que la mía, creo que para seguir con una conexión. Me sentí algo extraño por aquel repentino contacto. No estaba acostumbrado a charlar con la gente más allá de las conversaciones rutinarias. De repente alguien, una chica, mostraba interés por mí y no podía menos que sentirme no poco turbado. Quise quitarle importancia cuando salí del metro.

         Volvimos a coincidir. No me disgustaban esos encuentros. No obstante, creo que tampoco me sentía en exceso a gusto. En todo caso, me dejaba llevar, como me ocurría por lo demás con todos los aspectos de mi vida. Era algo a lo que no me ocupaba mucho tiempo, reflexionar sobre mi vida, no me planteaba si era bueno o malo, aquel encuentro como cualquier otro asunto, o si resultaba oportuno o inadecuado mantener una relación con aquella compañera de estudios que, por otro lado, tampoco iba mucho más allá de una mera relación superficial.

         O al menos eso es lo que yo creía. Una tarde, ya cerca de la estación de metro, me besó. Para un momento, me ordenó y me besó entonces. No es que me escandalizara, ni mucho menos, no soy un mojigato, aunque claro que me extrañó, no creí que hubiera dado yo motivo para que mostrara ese afecto.

– Y esto por qué -pregunté.

– Es un modo de darte las gracias. -me dijo.

– Por qué tienes que darme las gracias.

– No te has dado cuenta de que eres la única persona con quien hablo. -no podría decir si me lo preguntó o lo afirmaba.

         Tampoco me había dado cuenta, la verdad, aunque no quise decírselo, por no herirla y porque descubría de repente que teníamos algo en común. Hasta ese momento no me había planteado que alguien pudiera llevar una vida como la mía. No es que renegara de la misma, simplemente era consciente de que no era muy habitual, Al fin y al cabo observaba a los demás y veía ese mapa de relaciones que se daban a mi alrededor. No es que me interesara mucho las vidas ajenas, pero era inevitable apreciar los cambios que se iban produciendo. Al fin y al cabo pasaba muchas horas en la universidad y no era tampoco raro que me preguntase si yo sería capaz de vivir como los demás.

         Pese a todo, aquel beso no significó un cambio. Seguimos yendo juntos al metro, viajábamos hasta la estación concreta en que ella se bajaba y desaparecía, a veces coincidíamos en el bar de la facultad, tomábamos un café, charlábamos de libros. Casi nunca entrábamos en temas personales, casi siempre charlábamos, cuando no de libros, de lo referente al ambiente, a la tensión, a lo más cotidiano.

         Un día la noté distinta. No sé si triste o contenta. Ella misma me respondió sin formularle ninguna pregunta.

– Hoy es mi cumpleaños. -me dijo.

– Felicidades.

– Gracias.

         Cuando salió del metro me dio un beso breve y húmedo. Al día siguiente le regalé un libro. Sus ojos enrojecieron.

         El curso iba acabando y nos veíamos con más frecuencia en la biblioteca. Sin planteárnoslo, comenzamos a ponernos en la misma mesa. El primero en llegar le guardaba al otro el sitio. Deben de pensar que somos novios, tuve para mí que pensarían los demás. Me importaba poco, pero me hizo gracia la idea. No hacía caso a murmuraciones y comentarios, algunos sin duda malintencionados o estúpidos. Por otro lado, hacía días una prima de mi madre había llamado a casa, era una de las pocas parientes con quien mi madre tenía contacto. Respondí yo al teléfono. Pareció alegrarse de hablar conmigo. Tendrás novia, me preguntó. Pensé en ella. Respondí que no. Claro que no era una idea que me asaltara con frecuencia, a veces se me ocurría pensar en ello, nada más.  

         El último día de clase me dio un papel con su número de teléfono. Llámame un día, sugirió. La telefoneé a mediados de Julio. Quedamos en el Café Atlántico. Cuando la vi, la encontré especialmente bonita. Sin duda influía que lleváramos dos semanas sin vernos. Lógicamente, hablamos de los libros que habíamos leído esos días, que no eran pocos. Qué más has hecho, me preguntó de pronto. Poco más, le respondí, y era verdad, mi vida seguía igual, aunque sin clases, por lo que leía un poco más, la editorial me había dado algunos manuscritos para todo el verano. No tenía más perspectivas.

– ¿Y tú? -pregunté.

         No me respondió en concreto. Se quedaba en la ciudad, eso sí, me dijo, todo el verano. Eso nos permitió seguir viéndonos una o dos veces por semana, siempre por las tardes, en el café Atlántico. Éramos dos conocidos que charlábamos de libros pero que no sabíamos mucho más uno del otro, nada íntimo, privado.

         En agosto le dije de venir a casa. No lo hice de un modo preparado, se me ocurrió de pronto mientras charlábamos. Mi madre se había marchado unos días, estaba solo en la casa. Me prestarás ese libro, me dijo. Era, supuse, su forma de aceptar. Tomamos el metro como siempre, pero esa vez ella no se bajó en su parada. Subimos al tercero. La casa estaba en penumbra y no hacía calor dentro. Fue viendo los libros que se amontonaban en mi cuarto y en las estanterías del pasillo. Hojeó algunos. Esa tarde me di cuenta de que era realmente bonita. Pero no me lo pareció como en aquel primer encuentro de verano. Me atraía su belleza de un modo nuevo, agudo.

– ¿Quieres cenar algo? -pregunté.

         Se acercó a mí y me besó. Fue un beso largo, intenso. Fuimos a mi cuarto y nos estiramos en la cama. No decíamos nada. Nos besábamos y acariciábamos como si siempre lo hubiésemos hecho así. Luego permanecimos quietos, abrazados, en silencio, inmersos en la oscuridad de la noche. Cuando acaricié sus mejillas, noté la humedad de sus lágrimas.

– ¿Lloras?¿Por qué?

         Me explicó entonces su vida. Me habló de su niñez, de su juventud. Muchas cosas las podía entender, nadie mejor que yo para podérselas entender. A veces me sorprendía las coincidencias de los sentimientos y veía ahora que no era sólo cosas de los libros. Noté que a medida que su relato se acercaba en el tiempo, le costaba más hablar. Se pensaba más las palabras.

– Soy puta. -Me dijo tras un breve silencio- Lo habrás oído.

– Sí.

– ¿No te importa?

– No lo sé. -respondí.

         Se abrazó más a mí. Pensé en preguntarle si a ella le importaba. Pero no lo hice. Tal vez era un juicio de valor lo que le pedía con ello, un gesto paternalista, y no era eso lo que quería. Ni yo ni ella seguramente. Se quedó a dormir conmigo. A la mañana se marchó. Volvimos a encontrarnos unos días después en el Café Atlántico. De nuevo regresamos a nuestros libros, a nuestras charlas. Nos sosegaba, qué duda cabe, aquella rutina.

Juan A. Herrero Díez

LIMA: CIUDAD DE VELOCIDAD

 

El indio sigue siendo indio aunque lo persiga

la raza de los saciados vestidos con terno de corte italiano,

los niños exigen el capricho americano

a padres trabajadores esclavizados a una tarjeta de crédito

con la astucia negra del pájaro cuco,

las mujeres gimen por los chupatintas que presumen,

presumen de una dádiva chica y sin herencia

que sus hijos pretenderán tener

en pos de la plegaria de brea que dan al viejo-lobo de la patria.

Los negros bailan moviendo su cucu,

pues lo aprendieron en Chincha y allí baila hasta el gato,

y desafían a la promesa hueca del caballo sin dientes

pues siempre una mentira es menos que una canción,

las rosas buscan su espina en el escaparate eléctrico

porque allí se miente con descaro y es siempre

una mentira dulce, que da placer creerla.

La misa se ha vuelto dieta ciega para el que necesita

saber, saber cuál es la razón y el porqué

de cuando se pudre por desgana hasta el llanto,

el horizonte debe ser tan mentira

como que los pelícanos se disfrazan de pollo,

los senderos deben ser tan verdad

como que los sueños se esfuman en el aire,

será verdad el origen de la patata,

aunque una mentira es la gracia que viste al santo.

Los poetas huyen de su canción porque temen la risa

de un pueblo sin justicia,

aunque la justicia no exista ni para ellos ni para nadie,

la brújula se seca ante el viento

y el plomo está sediento de sangre ajena,

porque el paraíso es un huerto sin fruto

y la flor florece en el azar de una naturaleza distraída.

La perdiz discrepa con el cuy sobre la proteína seca,

los desmayos son cosa de maricones

cuando el empleado de banca discrepa sobre el logaritmo resentido que acoge al yermo erial que fue trinchera,

la burla es tan inmediata como el gas que se respira

cuando se esnifa la oportunidad en pequeños pedazos de Biblia.

Me he vengado de la blanca estirpe de matarifes

que en el barrio de San Isidro custodiaban el olor a sombra,

he sacrificado mi sacrificio de silencio y luna

para que en Miraflores no mientan a la llaga de mi frente,

he traicionado a los fantasmas del Real Felipe

para que la cáscara de mi lamento no sea de luz,

prefiero ser odiado a que me odien

cuando sea un niño puro y tonto,

 y me ejecuten los borrachos de paz,

porque hasta la paz cansa, y se aburre la misma paloma del cielo.

Los autos, las combis, y los micro-buses

siguen un río tan sucio y profundo

que las huellas de los conquistadores se apagaron de agua,

es frenética esta ciudad gris, es horrible esta anarquía,

esta anarquía pequeña que el cholo soporta en sus venas

y cuando besa a la calavera muere un suspiro de amor

estremecido por un amor imposible,

la noche de Lima es una noche cascabelera,

noche de cascabeles y de magia con sabor a todo,

es noche sensual y obscena

que coquetea lasciva y racial bajo un cielo sin estrellas,

coquetea asombrosa y esbelta

ante la caricia de una noche austral,

coquetea sencilla y hermosa bajo un cielo

que le exige prostituirse y ella olvida, y sigue siendo.

Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

ABSORBER LA PERMANENTE VITALIDAD

 

Absorber la permanente vitalidad

de la trascendencia de lo cotidiano,

del día a día pausado

vivo, armonioso, pero callado

que pasa sin hacer ruido

pero va llenando los posos

de nuestros adentros

de las esencias que nos hacen ser

y sentirnos persona.

LA DENSA CORPOREIDAD DE MI MEMORIA

 

La densa corporeidad de mi memoria

bulle en el hermoso caldero

donde se cuecen los olores

de mis realidades y sueños,

es tanto su bagaje y la fina línea

entre verdad y ensoñación

es tan imperceptible

que se han mezclado

formando un magma

tan verdadero y lúcido

que no se podrían rescatar

sus sabores y texturas originales.

ESTE LUGAR CONFORMADO POR UN ENTRAMADO

Ese lugar conformado por un entramado

de realidades y ensoñaciones,

aromatizado por vibrantes olores

y sustantivas emociones

llena los espacios de mi amada vida.

QUE SERÁ DE LA RICA

 

Que será de la rica

y sustantiva esencia

de mi acaudalada memoria,

donde hallará cobijo

sus magníficos nutrientes

cuando la vasija

que los contiene

deje de vibrar y se reseque.

COMO DENOMINAR EL INTANGIBLE

Como denominar el intangible

espacio donde mis emociones

hallarán descanso

cuando mi lugar desaparezca.

RARA ES LA VEZ

 

Rara es la vez

que no me arranca

una sonrisa

el ilustre poeta

de mi amada tierra

con su deje

de irónica ocurrencia.

Disfruto leyendo

sus breves crónicas

que se desgranan cayendo

hasta formar columnas

que se adosan

en los pilares

que sujetan mis alforjas.

Empiezo de buena mañana

con refrescantes sonrisas

rellenas de mermelada

del nutritivo sabor

de la realidad cachorreña

que solo da la cosecha

de Don Manuel de Alcántara.

RECONOZCO EL BULLICIO

Reconozco el bullicio

que burbujea en mis entrañas

activado por la ilusión

que me ha generado

el hecho trascendente

de que estoy siendo examinado

por una preeminente

agencia literaria,

ojalá encuentre en ella

el reconocimiento de la valía

de mi ya abultada obra

y esta pueda acceder

a intelectos ansiosos e interesados

en poesía sensible y comprometida.

Reconozco que me gustaría

ser reconocido como poeta

porque así me siento

y sin desmerecer

la vanidad de mi ego

humano al fin

lo que realmente me sacude

es la esperanza de que mis inquietudes

trascienda a personas

y sentirme útil.

Pero seguiré escribiendo

porque sale de mí

como necesidad vital

y regeneradora de mi mismo

sea cual sea

la realidad de los hechos

en mi espera de primavera,

al menos hasta que la curiosidad

siga alimentando mis sueños.

SI LOS SONIDOS DE LAS PALABRAS

 

Si los sonidos de las palabras

sus ecos, entonaciones y matices,

se hubiesen podido mantener en el tiempo

suspendidos, levitando en un espacio

intemporal, anaeróbico y modélico,

entonces podríamos rescatar

originales versos en su contexto,

de sus encapsulados descansos,

con toda la riqueza de sus léxicos

en su punto, con su acento

de la mismísima boca

que lo expulsó de sus adentros,

satisfacer nuestros tímpanos

con la orfebrería de Góngora

o la maravillosa ironía de Quevedo.

SIEMBRA CONTINUA SIN DESMAYO NI REMEDIO

 

Siembra continua sin desmayo ni remedio

en las voluntades de los intelectos

para que sigan surgiendo las emociones

de las múltiples y ricas variaciones

que ofrecen los fabulosos mundos

surgidos de las aristas de las palabras

de sus sonidos, de sus silencios,

pulirlas hasta dotarlas del armamento preciso

áspides inyectoras del veneno mortífero

que aniquile el empobrecimiento del léxico,

de sus contenidos, sus emociones y su limo.

CUANTAS LÚCIDAS Y EMOTIVAS HISTORIAS

 

Cuantas lúcidas y emotivas historias

enriquecerán mis días

cuando alcance el júbilo,

seguramente un mínimo número

de las que aparentemente sestean

en los cuidados estantes

donde las fui acunando

con riguroso y esmerado mimo,

serán legión las que exhalaran

desde sus bellos y cuidados lomos

miradas denodadamente suplicantes

quedaran sepultadas por lágrimas

de sus inconsolables lloros,

con sus anegadas aguas

transportaran mis básales hilos

convertidos en calcinadas exequias

o en fugaces haces luminosos

hacia el concentrado hueco

donde abonaré con mis esencias

el agujero negro de los sentidos.

COMO LUCES DE MI CIUDAD CAMINO

Como luces de mi ciudad camino,

nunca a habido más centrifugas

y a la vez formaron un centro

más integrado en la armonía de sí mismo,

los extravíos emocionales

que dominan la cósmica de mi tiempo

me hacen sentir el absurdo del exilio

en mis propios pasos, en mis inicios

negándome mi historia, carácter y designio,

ser arrabal en mi sombra

en las esquinas que doblan las luces

que traspasan mis córneas

y sostiene el centro de mi mismo;

no lloraran mis esencias,

consolaran mis vástagos, añoraran mis vestigios,

ser extranjero en las normas

de quienes fugazmente tropiezan

con mis contemporáneas luces

no perturba mi sentido intimo,

el dominio del compartido espacio

no da derecho ni poder

para descomponer ni magnífico crisol

que conforme se aleja reverbera sobre si mismo

formando haces de maravillosos sueños

esos que instalan el territorio de mi vida.

ONDULÁNDOSE SOBRE SI MISMA

 

Ondulándose sobre si misma

envuelve su cercano espacio

con el atrayente sabor

de su perfumada estética,

desprendiendo aromas

por los perfiles de sus rasgos

retenida estática

de intima percepción.

EN UNA MARÍTIMA PALMERA

 

En una marítima palmera

y por una esquina fijada

una foto con la cabeza volteada

mira al mar desde los tiempos

en que una desgarrada doliente

mantenía el ánimo de la búsqueda,

con la derrota anunciada

por la iniquidad conclusa

aguarda a sucumbir

ante la gravedad de la certeza,

aún traslada

traspasadoras luces de auroras

hacía el término de la raya

para superar el vértigo

de una luz sin mañanas,

y mientras impulsado por ella escribo

ahíta de sostener miradas

se deja descender

y enfrentándose al cielo

concluye su obra malograda

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR  LUIS CHINCHILLA ELIZONDO

 

PIEL DEL NEÓFITO POETA

 

¿ Porqué será que no escribe el poeta?

Acaso la noche helada no le ha vuelto a ver.

Dime niño,

¿Dónde esta el poeta?

Dicen que se fue, para no volver,

Ya no quiso soñar…

Sus manos estaban frías,

Porque las nubes no se juntaban a conversar,

¡ Sí !,

Los sueños están en el aire,

Sólo hay que mirarlos sin molestar.

¿ Pero dime niño?

Si las palabras se escondieron,

Para no sentir el frío de sus manos

¡ No ¡

Ellas se embriagaron por su partida,

Y se fueron, para el mundo recorrer.

¿ Dime?, si es que no escribirá el poeta,

Porque alguien lastimo sus letras.

¡ Sí ¡

Parece que un Amado y experimentado poeta,

menosprecio los sueños y la letra del

Neófito poeta.

¡ Niño ¡

La poesía no ha muerto,

Seguirá siempre viva

Respetando los sueños

De quien escriba.

Ven niño poeta,

Sigue escribiendo a la luna,

Aunque sus versos sean amargos

No desprecies a ninguna.

¿ Dime niño,

Quien es el dueño de la poesía y la letra?

Sin el sueño de los amantes,

La poesía  no existiera.

Para que las noches no sean eternas,

Debo escribir lo que el alma ordena.

Creyendo que la poesía descansa en los sueños

De las personas nobles y buenas.

Luis Chinchilla Elizondo  08/09/2009

Grecia, Alajuela, Costa Rica

NATURALEZA

 

 

 

Te invito a pasear

Por este viejo camino

Donde la maldad del ser humano

Aún no ha llegado.

Empapados de tiempos de bondad,

La sombra nos refresca

Y la tierra parece suplicar.

Con el paso del viento

Los  bambúes parecen hablar,

Al caer la lluvia,

La sedienta tierra

Vuelve a suspirar.

El Cielo lleno de paz,

La quietud une nuestras miradas

Llenas de sinceridad.

Con un puñado de sentimientos

Al lado del camino, dices,

¡ las flores son páginas

Que reflejan la verdad!.

Pétalos de rosa nos miran

Como a niños,

Que vienen y van.

La  ciencia y la prisa

Ya no están más,

Sólo las piedras del río

Bajo el agua cristalina,

Con los rayos del sol

Parecen brillar.

Sigamos luchando naturaleza

Para seguir cultivando vuestra belleza

Que los años no apaguen el H2O.

Las nacientes no desaparezcan,

La lluvia quede impresa,

En las generaciones

Que están por llegar.

Luis Alberto Chinchilla Elizondo  16/08/2009

Grecia, Alajuela, Costa Rica, correo electrónico: luischin_63@hotmail.com

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR MARIO MELÉNDEZ

(Linares, CHILE, 1971)

 

SEÑORES DEL SUR

 

Señores del sur

he comprometido mis raíces con ustedes

mi palabra llegará como un río

a recoger la tierra y su origen

Llámenme agricultor

cuando el trigo se despierte

cuando cruja la semilla

y el invierno se levante en una mano

Llámenme soldado

cuando el agua y la piedra se reúnan

entonces seré el puñal

que desgarre ceniza y envoltura

No digan al Maule como me llamo

me reconocerá por la voz

por los susurros que mis labios

llevarán hasta su lecho

No digan nada en Constitución

o en Pelluhue o en Chanco o en Curanipe

mi nombre fue encontrado en una ola

no es necesario que digan nada

Señores del sur

mi casa es mi mejor emblema

Pueden ver a través de las ventanas

o a través de mis ojos

lo que les tengo preparado

Abriré de una en una mis heridas

y escupiré poemas en vez de sangre

y a todos les diré mi nombre

Porque no quiero ver a Pedro

arrinconado en un museo

o a Manuel Francisco

retenido en una boca

Ellos sabían cantar

eran dos vientos de distinto oficio

dos gotas que el Maule

sacudió con violencia

Y yo ¿quién soy?

algo tengo de todos

cara de pan o de hormiga

muslos comprometidos

con el sabor de la tierra

hombros de padre

dientes de inquilino o de patrón

Soy una flor con espinas

y pétalos de mármol

un poema preparado

con la lluvia de cada día

VINCENT 1993

 

a Vicente Huidobro

El gran poeta de las vanidades

se mira al espejo y dice

no hay otro mejor que yo

no hay otro más hermoso y delicado

más burlón, paradojal e irresistible

Y cuando voy por las calles

me persiguen y me piden autógrafos

se aglutinan en torno mío o se desmayan

porque soy más inmortal que las agujas

y en mi boca suspiran las estrellas

Así, cada montaña es un pelo en mi oreja

y cada nube una escalera de emergencia

donde subo y bajo como un mago

persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance

No obstante los helicópteros me adoran

me adoran también las escolares que diviso de reojo

me adora el trapecista de un circo desahuciado

me adora la azafata de un vuelo imaginario

me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas

y todos gritan “Ahí va Vicente, ahí va

con su cara encerrada en un sombrero

ahí va, el que se orina en los astros

el que respira copihues

y cambia de color hasta volverse inaguantable”

Y yo me río como un Buda chocho

cuando arrojan flores a mis pies

y me lleno de números telefónicos

y de mujeres que darían sus propios pechos

por rozar mi frente de amante multitudinario

o por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de fruta

Tengo unos cuantos lunares en francés

y un gato que me habla en un idioma póstumo

y un perro que me muerde y me lame las antenas

y un cilantro preguntando quién soy

y yo le digo “No me busques

no hagas caso de la rosa deshojada

tú tienes tu propia sabiduría

tu propio olor

tu apellido en la cazuela del domingo

y no necesitas ser tan hermoso

para que ellos te respeten

cuando con sólo probarte

tienes ganado el cielo

y un espacio en mi garganta”

Ahora me marcho en mi paracaídas

me marcho en mi aeronave de plumas anónimas

me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano

a dormir una siesta en un ataúd de huevo

QUE SALGA EL INDIO ENTRE LAS PIEDRAS

 

Que salga el Guayasamín que cada uno tenemos

que salga el indio entre las piedras, médula a médula

el gran precipicio que somos, la gran llaga ecuatoriana

y lo que cae del ojo al cielo, y lo que arruga el aire

y lo que sale de nosotros mismos como una rosa deforme

y lo que araña más adentro que salga

que salga el trueno, la bocanada, el relámpago

la hebra furiosa y tuerta que mira sangrar el alma

y aquí, en esta jaula ardiente que es América de luto

están pendientes los nombres de aquellas manos clavadas

de aquellos pies desahuciados, de aquellos huesos de humo

de aquel sueño arrojado al gran ataúd del miedo

o simplemente del árbol con sus ramas infinitamente secas

Porque no estamos muertos, no estamos

y hay uno que ahora brinca por encima de los sables

y hay uno que bebe fuego y lleva alas de ceniza

y hay uno que agrieta el río con su cráneo universal

y hay uno que dice yo, yo soy el indio entre las piedras

y todo el horror humano se me apaga en el cuerpo

y tengo lágrimas y penas

y el corazón como una luna borracha

y el esqueleto dormido, y la mandíbula tiesa

y a mi oído brama el perro de las noches podridas

y a mi boca rueda el beso de la angustia que mata

Y yo pinto, yo pinto con mi voz y con mis uñas repletas

yo pinto con mi oxígeno la cicatriz del viento

raspo la puñalada maldita de los siglos

me sumerjo en el ácido mortal de las pupilas andinas

desnudo el recuerdo de la calavera sombría

y en mí sobreviven las tripas cortadas de cuajo

y cada grito soy yo, cada mejilla nacida del grito

cada suspiro fatal y su patria de aguja

cada mujer, cada hombre

cada animal volteado en la vértebra dramática

todos y cada uno de ellos

y en todas partes la vida como un sol amargo

y yo, hinchado de colores

cierro las alas y duermo sobre la tristeza

 

UN DÍA VOLVERÉ A TUS OJOS

 

Un día volveré a tus ojos

y comenzaré de nuevo

volveré con un sonido hueco de metal

y sol mojado

buscaré entre los papeles del tiempo

tu cuerpo verde y tus cabellos de uva

te coronaré en silencio con mi boca

y con mis manos que no terminan

Volveré por ti y por tu sangre estrellada

viendo pasar la tarde como una sombra antigua

algo se romperá allá arriba y no seremos nosotros

algo se quemará de pronto con el eco de tus sábanas

Y volveré más vivo, más puro, más hambriento

y volveré volando y desgarrando plumas

todo lo haré por ti, todo en silencio

que hasta los gallos prolongarán la noche

cuando te vean desnuda

LLÉVAME

Llévame hacia el sur
de tus caderas
donde la humedad
envuelve los árboles
que brotan de tu cuerpo
Llévame a la tierra profunda
que asoma entre tus piernas
a ese pequeño norte de tus senos
Llévame al desierto frío
que amenaza tu boca
al desterrado oasis de tu ombligo
Llévame al oeste de aquellos pies
que fueron míos
de aquellas manos que encerraron
el mar y las montañas
Llévame a otros pueblos
con el primer beso
a la región interminable
de lengua y flores
a ese camino genital
a ese río de ceniza que derramas
Llévame a todas partes, amor
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante

SI FUERAS CALVA TAMBIÉN TE AMARÍA

 

Si fueras calva también te amaría

me volvería loco besando tu cabeza

tu pequeña luna dorada

Si fueras calva, oh si fueras calva

te llevaría por el río de la memoria

me sentaría junto al fuego de tus ojos callados

derramaría un cisne en medio de tu frente

Pero la larga y ciega cabellera

el largo aliento de cristal

la larga hebra de ceniza y polen que tú eres

todo lo que la vida se guarda para sí en tus cabellos

lo que la noche te roba en suspiros

todo lo que el color del éxtasis te lame

como en un vuelo relámpago

como en un sol prolongado

como en un juego de luces apiladas en tu cuello

todo eso, amor, y más arriba esta ola

esta corriente, este aire

este racimo de algas enjuagadas al viento

este cordón humano amontonado a ti

esta marea, este soplo

este susurro que me ata hasta las últimas raíces

y lo que nace, y lo que acaba

y lo que cae al gran abismo de tu sangre

lo que no ha sido escrito, amor, todo el misterio

porque en la sombra de tu pelo

yo me ahogo para siempre

 

 

PARA MAYOR SEGURIDAD

Vengan a ver mi poesía
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos
Hay poderosas vigas entre cada verso
hay listones apuntalando mis palabras
Y si la lluvia desea entrar
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor

LA OTRA

Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.
Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le daba
La Abuelita. Por lo que una mañana El Lobo le dijo: «Caperucita,
quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque;
ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú me digas
tus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes y esos
colmillos tan filudos, y yo, como un estúpido, responda que son
para oírte, olerte y verte mejor. No, Caperucita, lo nuestro ya
no tiene remedio». Entonces Caperucita, desconcertada por aquella
confesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensando en la
clase de mujer que había conquistado el corazón de su amante.
«Es ella, tiene que ser ella», repetía la niña, mientras buscaba
desesperadamente la casa de la anciana. «Abuelita», gritó al fin,
cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, «¿cómo
pudiste hacerme esto? tú, la amiga en quien yo más confiaba».
«Lo siento», dijo la otra, «nunca pensé quedar embarazada a mi edad,
y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,
él es un lobo responsable, que no dudó por un minuto en ofrecerme
matrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrás
que buscarte otro. Después de todo, no es este el único lobo
en el mundo, ¿o no?».

MI GATO QUIERE SER POETA

Mi gato quiere ser poeta
y para ello
revisa todos los días mis originales
y los libros que tengo en casa
Él cree que no me doy cuenta
es demasiado orgulloso
para dejar que le ayude
Lleva consigo unos borradores
en los que anota con cuidado
cada cosa que hago y que digo
Ayer no más, en uno de mis recitales
apareció de incógnito entre la gente
vestía camisa a cuadros
y mis viejos zapatos rojos
que no veía hace tiempo
Al terminar la función
se acercó con mi libro en la mano
quería que lo autografiara
y para ello me dio un nombre falso
un tal Silvestre Gatica
Yo le reconocí de inmediato
por sus grandes bigotes y su cola peluda
pero no dije nada
y preferí seguirle la corriente
Luego me deslizó bajo el brazo
uno de sus manuscritos
“Léalos cuando pueda, Maestro” me dijo
y se despidió entre elogios y parabienes
Y sucedió que anoche
y como no lograba dormir
levanté con desgano aquel obsequio
para darle una mirada
Era un poema de amor
un hermoso poema de amor
dedicado a Susana
la gatita siamés
que vivía a los pies del sitio
Parecía un texto perfecto
tenía fuerza y ritmo e imaginación
y todos los elementos necesarios
para decir que era un gran poema
y sin duda era un gran poema
un poema como pocas veces había leído
Entonces me entró la rabia
y la envidia y la cólera
y me pilló la madrugada
con el texto entre las manos
sin atreverme a romperlo
o hacerle correcciones
Que Dios me perdone por esto
pero no veo otra salida
mañana echaré mi gato a la calle
y publicaré el poema bajo mi nombre

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR OMAR SANTOS

(MÉXICO, 1975)

 

TERRITORIOS

 

El lugar donde prohíben los recovecos.

El lugar donde el verbo se hunde en la llamarada.

El lugar donde se olvida el castillo y las emociones.

El lugar donde se ignoran los muñones de la infancia.

El lugar donde octubre es inédita rabia del arcángel.

El lugar donde el espectro escondió el libro y las monedas.

El lugar donde el lunes es cuchilla del profeta.

El lugar donde exhibieron las entrañas del indoblegable.

El lugar donde la linterna es llanto y proferir de la muchacha.

El lugar donde los espejismos son alimento del poeta.

El lugar donde el sexo es un asunto de la sucia moral.

El lugar donde el corcel anunció la orgía de los dioses.

El lugar donde el terrorista pidió el verso antes de la inyección.

El lugar donde nos harán beber el cáliz de nuestra propia sangre.

El lugar donde el que escribe estas vicisitudes se queda quietecito,

en el lecho, negando la máscara más hermosa de la fatalidad.

EL LLAMADO

Ya ves, ya ves, que nos llaman,

que algo muriò en el camino,

unos ojos aterrados nos miran

desde los àrboles,

ya ves, han destrozado la casa

que hemos olvidado al càntaro

y a los niños

como espantapájaros

sin voluntad,

como cobardes indescifrables

que se conforman con la soledad.

Ya ves, ya ves, algo de tì se arrodilla

algo que se enrosca como

extenso alarido,

que nos venden la duda,

que tal vez el vacìo y las tenazas,

y esto que nos fractura la palabra,

y esta noche que no acaba

en la impiedad.

Ya lo ves, ya lo aceptas,

te despeñas, te acongojas

algo nos escupe

algo de nuestro propio origen

nos rechaza.

Ya ves que fácil es cagarse de miedo,

que grandilocuente el ser contemporàneo

acabando con los pèndulos de su razòn.

El TURNO DE USTEDES

Dispongan,

ya no hay confidencias

sobre el jazmìn,

que se diga claro,

pues ya qué,

una hambruna, un cadáver màs.

Ya se acaba la antorcha

de la tranquilidad,

bienvenidos,

pasen ustedes,

ya gozamos de la era

del vòmito,

eviten el bramido y la tardanza,

extiéndase en su desague de indiferencia;

aquì falta escarnio, aquì

un poco de horror familiar,

bienvenidos,

Oh, grandes seres,

esto es la gran opereta

de los insectos.

A su gusto, con cinismo

con tibieza, a sus anchas,

yo ya tuve mi salutación

mis días de cobardìa

y lamentación,

maté afectos,

ignoré con otros

el consejo de los buenos padres,

ahora el fingimiento.

Ahora recitemos esos versos de la partida;

pero amigos, ustedes tomen

su parte, yo paguè, ya decidì,

a lo sumo, ya esto lastima,

amigos, decidan,

esto abofetea, esto es el hartazgo…

 

LA DIFERENCIA 

 

La diferencia está

en los grilletes,

hombrecito de socavones,

hombrecito de cristal.

Ah, pero no es una alharaca,

es bueno saberlo,

si no hay largas dudas,

no existe otro canto para la soledad.

N o es sensato buscar en el olvido

de los otros,

aunque se cambie de paloma

o de sitio,

la desolación es contundente,

miras la libertad en el horizonte

e irremediablemente

te dan ganas de enloquecer.

La diferencia está

en los grilletes,

aceptarlo,

no excuses, no escapes,

hombrecito de las ciénagas,

si dudas mira esa multitud

que se resquebraja,

la luz del héroe mutilado

o la cárcel de esas miradas;

ah, pero no es una alharaca,

esto es la marca del siglo,

esto es la desventaja.

PERTURBADOR

 

Pues la noche

de estos maniquíes

es perturbadora,

pues qué grave, qué retroceso,

y es triste señores,

es humo de origen.

Extenso el escenario de latigazos.

El pánico procura más rehenes.

Qué desaliento en esta residencia,

en cada sitio,

señores,

nos han preparado la mortaja,

están preparando los tratados

crueles

señores, qué cicatriz,

calendario de atrocidades inventan,

y se ama el laberinto

como se ama al gusano del circo

o a la puta más feliz.

Claro señores, claro que no es gracioso,

no es un canto en el paraíso,

no tiene que ver con la mujer

que se goza mordiendo el limón.

Pues qué grave señores,

la linterna que se derrama

sobre la palabra tarde,

y qué gracia, con qué voluntad,

vamos todos elegantes,

mientras allá, ovillado entre navajas,

acaban con la ilusión.

 

MEDITACION DEL ESBIRRO

Me emocionan los árboles de la muchacha,

el globo alegre que cruza los azules,

el grito y el baile que despierta a los puertos

con niños. Me gustan los ancianos

que corrigen sus poemas.

Me gusta el olor de la tabernas

y el pandero de las zorras.

Pero me dieron órdenes,

es fácil el objetivo, es preciso,

tiraré mi piedad, y tendré que arrasar pronto,

ahora no tengo ni Dios ni moral,

y tendré que detonar,

es terrible y absurdo,

pero me dieron órdenes,

ahí está el blanco,

sólo apuntar…

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ENTREVISTA AL CRÍTICO LITERARIO Y POETA

VICENTE LUIS MORA

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

   Vicente Luis Mora es una de las mentes más brillantes de este país, no sólo por su faceta excelente como poeta, en la que destaca de entre sus contemporáneos, y no sólo por sus críticas tan sumamente acertadas y sin ningún alarde pretencioso, sino por su extrema erudición y su primoroso virtuosismo. Ha publicado varios libros, de los cuales destaco aquí los que he tenido el placer de degustar, que son: “Singularidades, Ética y Poética de la Literatura Española Actual” (Bartleby, 2.006), “Mester de Cibervía” (pre-textos, 2.000) ganador del premio “Arcipreste de Hita” 1.999, y “Tiempo” (pre-textos, 2.009). Tengo que decir que tanto el ensayo “Singularidades” y los dos poemarios son de una calidad abrumadora, ya que en el ensayo he notado mucho nivel crítico, un nivel crítico que no deja de ser sincero, perspicaz y no deja cabos sueltos, el lenguaje es cercano y habla con conocimiento; especialmente recomendable para poetas, para todo tipo de poetas. La poesía es innovadora, elocuente, y plagada de profunda semilla. En “Tiempo” he notado cierta simplicidad cargada de un profundo lenguaje que emana desde lo más sencillo hasta de lo más remoto; exalta el desierto como símbolo de nuestras vidas solitarias, y de “Mester de Cibervía” debo decir que me han impresionado su intuitiva relevancia, su innovadora temática, su musicalidad y originalidad; no me extraña que fuese premiado.

Hola Vicente, ¿Qué es para ti la poesía?

Respuesta: Caramba, es curioso que nadie me haya hecho hasta ahora esta pregunta prototípica. Siempre pensé cuál iba a ser mi respuesta el día que alguien me inquiriese al respecto, y nunca llegué a una conclusión interesante, porque es difícil resumir una actividad vital tan profunda y complicada con un par de frases. Digamos que la poesía es para mí la parte más nuclear de la literatura, aquella donde se conjugan una experiencia extrema de lenguaje con una experiencia profunda de conocimiento en aras de una comunicación literaria de la máxima tensión. Definir “lenguaje”, “conocimiento” y “tensión” nos llevaría semanas, pero creo que puede entenderse bien lo que quiero decir.

 

-Yo escuché hablar de ti por un libro que leí que te resultará familiar, el libro de Fernández Mallo “Postpoesía” y me dejó estupefacto tu acertada opinión sobre los concursos de poesía:

-¿Qué opinas de los concursos?

Respuesta: Opino que los concursos están bien o no son perniciosos única y exclusivamente cuando concurren estos presupuestos: 1) Los miembros del jurado de verdad no conocen de forma previa el nombre de los autores ni las obras presentadas. 2) El representante de la editorial tiene voz, pero no voto. 3) El editor de esa editorial no ha animado a presentarse al certamen, con garantías o promesas de por medio, a un poeta al que quiere “colocar” en su catálogo sin arriesgarse económicamente. 4) El representante de la institución convocante se limita a estar calladito y mirando. 5) El autor premiado no ha intentado ponerse en contacto con ninguno de los miembros del jurado ni con la institución. 6) El autor premiado no ha escrito el libro pensando en el premio, ni en los nombres que componen el jurado, ni en la dotación económica –si la tiene–, ni ha introducido citas, epígrafes o convenientes señales que puedan hacer pensar a los miembros del jurado que a él le molan los mismos autores que a los miembros del jurado le molan, ni tampoco ha incluido versos de poemarios escritos por miembros del jurado. 7) El premio no provoca ningún envío de jamones de bellota antes, durante o después de las deliberaciones del jurado.

Todo lo que se puedo decir sobre este tema lo dejó bien escrito Juan Bonilla en su memorable relato “Bases del Premio Mastodonte de Novela” en Veinticinco años de éxitos (La Carbonería, 1993; Pre-Textos, 1996).    

 

-¿Qué opinas de la nueva corriente que está creando Agustín Fernández Mallo?

Respuesta: No sé a qué corriente te refieres, puesto que Agustín es un escritor muy personal. Hay jóvenes imitadores de Agustín, de eso sí me he dado cuenta, pero en este caso hablaría más de epígonos o seguidores de él que de corriente como tal. De Agustín, como he apuntado en un artículo reciente sobre su “proyecto Nocilla”, sólo puede decirse lo que él señala de la Coca-Cola: no puede compararse con nadie.

 

–         En tu libro “Singularidades” citas varios nombres que dices que son el auténtico parnaso de oro de la poesía española actual, ¿Qué condiciones tiene que tener un poeta actual para estar en ese parnaso?

Respuesta: En la actualidad es fácil, sigue siendo suficiente hacer la pelota a una serie bastante larga de poetas y críticos –casi los mismos que citaba en el libro– y dejarse utilizar convenientemente y a discreción por ellos.

 

–         En este libro dices también que un poeta postmoderno tiene no sólo que haber leído a los clásicos, sino que tiene también que conocer temáticas de física, tecnología, ciencia, filosofía y muchas materias más: ¿Qué me puedes decir acerca de este tema?

Respuesta: No creo que dijera en ningún momento “poeta posmoderno” sino poeta a secas. Salvo rarísimas excepciones, los mejores poetas, artistas, narradores, ensayistas, críticos o dramaturgos de cualquier época y cultura podían contarse sistemáticamente entre las personas más cultas, estudiosas, inteligentes e inquietas de su tiempo.

 

–         También he leído de ti que la narrativa española actual está anclada en parámetros decimonónicos, ¿Cuáles son para ti los escritores de novela que quizá pueden salvarse de esta “regresión temporal”?

Respuesta: Uy, pregunta trampa. No malintencionada, claro, sino letal de responder, puesto que por buena memoria que tenga uno siempre se dejará alguien fuera. Prefiero remitirme a mi índice de críticas literarias publicadas durante los últimos 15 años.

 

–          ¿Qué opinas acerca del apropiacionismo del que nos habla Fernández Mallo en su ensayo? ¿Cómo debería enfocarse a tu parecer?

Respuesta: El apropiacionismo es una técnica artística, como el propio Mallo recordaba desde las primeras versiones de su Postpoética, cuya utilización se remonta a los años setenta del pasado siglo. Puede verse a este respecto el esclarecedor ensayo de Juan Martín Prada, La apropiación posmoderna. Arte, práctica apropiacionista y teoría de la posmodernidad (Fundamentos, 2001). Hay un recurrente ciclo tendencial, que paradójicamente engloba, cuando se da, desde ciertas vanguardias a ciertas variantes reaccionarias en lo literario, a considerar que todo está agotado como creación ex novo y que la aparición de algo nuevo sólo puede venir de copiar, plagiar, glosar o reorganizar elementos ya existentes. Cuando estas líneas estéticas, como la de Agustín, consisten en mirar con ojos nuevos lo ya hecho, me parecen de gran interés. Cuando suponen, y estoy harto de verlo en poesía, única y exclusivamente un refrito malo y plagiario de lo bueno (e incluso malo) ya existente, me producen un profundo sueño o una dolorosa ardentía, según la época del año.

 

–         He visto que vives en Estados Unidos, ¿Qué poetas estadounidenses nos invitarías a leer? ¿Crees que los poetas estadounidenses si que están a la altura del postmodernismo tardío?

Respuesta: Lamento decir que no he aprovechado mi estancia aquí para profundizar en poesía, tenía otras cosas que hacer y en mi escaso tiempo libre he preferido leer narrativa estadounidense. De cuando en cuando hojeo revistas poéticas locales, pero no tengo ninguna “atención” especial puesta; uno no puede estar pendiente de España, Latinoamérica y Estados Unidos al mismo tiempo y con cierta profundidad sin volverse loco o sin ser millonario o sin trabajar en una universidad que le pague a uno los libros. He descubierto algunos poetas chicanos muy interesantes, como Demetria Martínez o Levi Romero, aunque dudo que sean fáciles de leer desde España.

 

-En tu ensayo “Singularidades”,  nos dices que en España no hubo nunca modernismo, ¿Por qué lo crees?

Respuesta: Creo que mejor me remito al ensayo, porque es una de las líneas de fondo del libro y no puedo aquí resumirla sin superficializarla.

 

–         He escuchado decir que en España ha hecho mucho daño a la poesía la forma de trasmitirla, es decir, la manera oral de trasmitir la poesía, ¿qué opinas al respecto?

Respuesta: No puedo opinar, porque tendría que leer o escuchar el completo razonamiento que daba esa persona al respecto. En principio, un modo de transmisión no tendría por qué dañar nada; más peligrosos son los modos de interpretación, que sí que han hecho daño, y mucho, a la poesía española.

 

 

-¿Qué opinas del verso rimado como tal? ¿Por qué crees que ya no se usa y se usa más la poesía narrativa?

Respuesta: A mí el verso rimado no me parece mal, incluso lo he practicado a menudo y tengo un libro inédito –seguramente por fortuna para todos– de sonetos. Pero reconozco que hay que ser muy original y muy brillante para que un poema rimado no parezca anacrónico y desfasado en 2010.

 

-¿Qué opinas del éxito de la novela sobre televisión de Manuel Vilas “Aire Nuestro”?

Respuesta: No vivo en España y no conocía el éxito; Vilas me comentó hace poco que iba a salir una segunda edición, pero no tenía más noticias. Me alegro por él; para mi vergüenza, todavía no he podido leer el libro. En este momento tengo 221 libros, recién contados, recibidos y pendientes de lectura.

 

-Tú has usado una nueva tecnología como lo es Internet como tema literario o entorno para expresar tu poética, ¿crees que la poesía actual debe de seguir por esos cauces? ¿qué opinas de la poesía en generaciones anteriores a la nuestra?

Respuesta: Yo no me atrevería a decir qué “debe” o “tiene” que hacer la poesía actual (salvo tener calidad, eso sí se le debe exigir): no soy ningún pope y como detesto recibir órdenes evito darlas. Creo que los nuevos medios son interesantes, eso es todo, y que traen riqueza de posibilidades.

La pregunta sobre “generaciones anteriores” es difícil de responder; creo que me remito de nuevo a mi trayectoria crítica, que daría una luz aproximada a la respuesta.

 

-Y por último, ¿has dicho todo lo que había que decir sobre la poesía española actual?

Respuesta: Tengo la sensación de que todavía no he empezado a decir lo que tengo que decir sobre la poesía española, pero si todo va bien, quizá no haya que esperar mucho para romper a hablar. Para empezar, todavía no he publicado mi tesis doctoral, por ejemplo, así que imagínese lo que me queda –inédito o todavía no escrito–por decir.

 

Gracias por tus respuestas, tan acertadas como siempre, y quiero que sepas que esperamos con interés tus obras.

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS PERUCHOS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

CREENCIAS DEL PERÚ

 

Dicen los peruanos viejos, los venidos de todas partes,

los portadores de la sabiduría ancestral,

que proteger la casa con una calavera de ser humano

ahuyenta a los ladrones, y a los invasores del hogar.

Dicen las mujeres de la casa,

las mujeres vencidas por la cucaña y las mañanas repetidas,

que una escoba detrás de una puerta

hace que el que molesta se vaya con una prisa que asombra.

Dicen los que vieron a la muerte de cerca

que pasarle un huevo a un niño por todo su cuerpo

le cura de muchos miedos, y le saca el mal de ojo.

Dicen las matronas de los hospitales

que ponerle a los niños recién nacidos un lazo rojo

en la muñeca lo protege del mal de ojo

y de otras malas artes que es menester sacar.

Alguien dijo: a los remedios del pueblo los bendice Dios,

por eso el pueblo escucha y divulga

y la sabiduría popular es tan vieja como el polvo,

el polvo que somos y seremos, la tradición colectiva

es la herencia del antiguo hechicero,

ese que protegía a su tribu

y con su visión les enseñaba el camino a seguir

en la senda de la noche de los tiempos. 

LA TARDE

 

Canallas y mal nacidos

tejen la escoria del olvido,

la tarde oculta te llora

buscando lugar y hora,

la tarde siempre ahí,

la tarde es un maniquí.

Bastardos y conspiradores,

estraperlistas y detractores,

se ponen amarillos los ojos

y amarillos los antojos,

buscas religión sin dios,

matas al lecho donde dos

se amaron en tu desprecio

pues el sabor agrio tiene precio,

la tarde es buena contigo,

te busca en la tarde aquel amigo

que pretende hacer historia

en el día en que tu gloria

es maraña nada más,

es un pecado que detrás

de tu remedio de llaga ciega

porque la madrugada te siega

todo aquello que fue tuyo

ya que sientes frío murmullo,

ya que sientes la desgana

entre ti, la tila y el pijama.

Sólo te queda la tarde

porque a las tres aquel alarde

es fiesta sin gargantilla,

es temprana pesadilla,

donde se miran dos hermanos

quitándose padrastros de sus manos,

se retuercen los orgullos,

lo tuyo es mío, lo mío tuyo,

recordamos las canciones,

recordamos tentaciones,

nos ponen los sabañones

desde los dedos a los talones,

nos ponen las mentiras

en las caricias que tú me inspiras,

anuncian su otredad

vírgenes frígidas de la barbaridad,

se suman todas las tardes

entre te quieros y besos cobardes.

Llevas las esquirlas de un pasado

entre lo que más has amado,

la tarde siempre presente

en crepúsculos de aguardiente,

rumias quien te ha traicionado,

el débil nace que ni pintado,

los mundos de Yupi se fueron,

entre borlas nos impusieron

aquello que no queremos

entre pactos y patatas con huevo,

eres ajena, eres cercana,

como la tarde de tu desgana,

al final ella paga el pato

pero se ríe de tu desacato,

victoria estremecida,

baja la calle, a cada cual su herida,

los resplandores son de la noche

y para ella todo es derroche,

los niños van al colegio

y a las cinco el sacrilegio,

te desmayas de puntualidad

entre la esperanza y la orfandad.

VIVIR EL PERÚ

 

Vivir el Perú es ir a cualquier provincia peruana

e ir por una carretera de arena

 (lo que ellos llaman “trocha”).

Vivir el Perú es irte a un hospital de la seguridad social

y encontrarte allí con un inmenso dolor humano

y una larga espera que desemboca en la desesperanza,

donde nadie te atiende,

te dejan morirte, para luego, comprender que mejor sería

haberte ido a una clínica,

pero despiertas del sueño,

y te dices que qué chucha clínica si no tienes plata.

Vivir el Perú es ir en un taxi Tico por la Avenida de la Marina

y comprender que la muerte está cerca

y que sería muy poco digno

morir enlatado como una sardina en conserva.

Vivir el Perú es La Odisea terrible de agarrar una combi

y justo cuando la agarras te subes en ella

y el conductor da un acelerón y te sacas la chucha

y se ríen todos menos tú.

Vivir el Perú es agarrar (por no caminar) un Moto-Taxi

y ves que tu vida corre peligro,

aunque lo agarrarás otra vez, por que caminar cansa.

Vivir el Perú es sacarte un documento

y hacer una cola de dos horas, te piden plata,

soportas calor, soportas olores,

y cuando crees que ya has terminado,

te dicen que tienes que pagar una tasa de 45 soles.

Vivir el Perú es ducharte con agua fría,

es alquilar una lavadora para lavar tu ropa,

es comprarte la ropa en Gamarra,

es irte a Miraflores para hacer turismo

y luego encontrarte con que ningún taxi te lleva al Callao.

Vivir el Perú es cruzar una calle

y ver que tu vida te pasa como dicen que te pasa

un instante antes de morir.

Vivir el Perú es un miedo constante a que te asalten,

te arranchen la cámara, te pidan limosna,

(te pidan colaboración),

te intenten embaucar, te quiten la vida.

Vivir el Perú es que crean que por vivir en España

ya eres o deberías ser millonario;

vivir el Perú es vivir el sabor con extrema intensidad,

vivir el Perú es ver diariamente mujeres bellas,

vivir el Perú es vivir con gente cálida, sencilla y hospitalaria,

vivir el Perú es la alegría en un salsódromo, en una peña,

salir a comer y enamorarte de sus materias primas.

Vivir el Perú es montarte en un taxi que es una carcocha.

Vivir el Perú es enamorarte del Perú;

vivir el Perú es vivir todas las razas,

es sentirte (a veces) como en casa.

Vivir el Perú es comer marcianos, comer en carretilla,

disfrutar de unos anticuchos, después un moliente,

luego unos ricos picarones, tomar algarrobina,

tomar un pisco en Santiago Queirolo, vivir el Perú

es no saber ni que hora, ni que día, ni que tarde es.

Vivir el Perú es conocer un pueblo olvidado,

un pueblo entre muralla de cal y pasado de arena.

Vivir el Perú es encontrarte con que existen billetes falsos,

gaseosas “bambas”, y demasiada piratería.

Vivir el Perú es volverte loco para encontrar un taxi

que quiera ir al BARRIO CINCO.

Vivir el Perú es coimear a un policía porque vas borracho.

Coimear a una funcionaria para que te haga un documento,

vivir el Perú es vivir al límite,

aunque es hermoso estar tan vivo.

UN TAXI  DISTINTO

 

Entre la ciudad de Lima y el Callao debe haber miles de taxis.

Algunos legales y otros ilegales.

Cada mil taxistas encuentras uno que es una filosofía andante.

Se conocen la ciudad palmo a palmo,

te muestran el suburbio, el corazón de la ciudad,

los lugares de alterne, los mejores restaurantes,

y encima, te dan conversación.

Siempre que me subo a un taxi ocurre un sortilegio

de liberadas suertes amparadas todas en un azar selectivo.

Hay taxistas mal dormidos, otros con halitosis mañanera

en plena noche de viernes, los hay refugiados en la música,

los hay con miedo, los hay mujeriegos, moralistas,

los hay también vergonzosos, los hay dicharacheros,

los hay filósofos naturales, son los mejores.

Andan conociendo la ciudad, refugiándose en la carrocería,

divagando su palabra desde donde se nutre la mirada,

maravilla de las virtudes, ellos saben

que no existe nada nuevo bajo la luz del sol.

La noche los engulle como un montón de basura

que desea ser tragada, devorada, los hace añicos.

-Oiga señor: ¿conoce algún lugar donde tomar una copa?-

-Señor, ¿usted sabe un sitio donde haya buen ambiente?-

TAXISTA: Yo le llevaré al lugar apropiado que usted busca.

Y el TAXISTA hizo el milagro.

LA NOCHE Y EL GUACHIMÁN

 

Rompedor de silencios en la noche.

Busca el ladrón su breve ausencia,

busca el perro su noche callada.

Ramillete de silbidos, descuidos

australes hasta la aurora.

Música lánguida del guachimán,

teje un sueño tranquilo su vigilia.

Su vigilia es estrella solitaria,

la alondra lo conoce demasiado

y su silbo suena para la confianza.

GERUNDIO MOSTACERO

 

Andando, anda andando la silueta vencida,

floreciendo de entre negruras el rosado vientre,

se maquilla el apetito como un símil de aurora;

la noche, toda mujer, lo anda entendiendo

entre mitades de agua evaporada.

Mientras la hembra, le arranca la ilusión

de ser mujer como un gemido de yegua,

como un suspiro de parturienta que concluye.

Le arranca el derecho de su nombre insatisfecho,

le arrebata el derecho y el sueño de su naturaleza,

el magma equivocado, el acto estéril de no-crear,

la verdad de sombra yerma que abre las piernas;

recelosa de la culpa que la sostiene,

ella anuncia su auto-destrucción sucediendo,

podrás ser madre y tener la concha cruda

pero yo tengo el gas espirituoso del vino de Baco

y el hechizo salpicando de borrachos delirando.

LOS CAMINOS SE HICIERON

CON AGUA, VIENTO Y FRÍO

 

Comprendo que te sientas cansado de oír la misma canción,

pero el hombre  se cansa de ser hombre,

se cansa por tanto, de la nana que mecen los lamentos

que multiplican la fobia y el tedio y la hacen única derrota,

de la hogaza de pan que se le arranca,

del camino con desasosiego sufriente, de la realidad huérfana

que lo arrodilla, del callo y la llaga dolorosa de sus pies,

de la molesta mota de polvo en sus ojos lagrimosos,

del suspiro vacío que lo hace dudar, del paso que se da

en pos de nada, de los amigos que se cansan del trabajo,

del mar salvaje que se enajena,

de la mano amiga con intenciones deshonestas,

se cansa, amigo, el sol de ser sol, la tormenta de ser calma,

se cansa la verdad de estar desnuda,

pero el mundo rueda y rueda en su inercia natural,

el león no sabe por qué debe de comer,

el árbol no conoce el peso que sostiene,

la razón es una sola y es sencilla,

el azul del cielo es un camaleón hecho de galaxia,

los niños pueden ser verdugos de lo puro,

y un hombre puede ser su único enemigo.

La realidad se crea en nuestro interior

como una página en blanco en las manos de un niño,

pinta los garabatos que quiere, pero los pinta en su ilusión.

Quiero volver al azul infantil que ignora

y volver a pintar mi ilusión de virginal palabra

y asesinar la canción leguleya que aprendí mientras andaba.

LA VERDAD DEL PERÚ

 

Este rico y hermoso país es dos

en uno solo.

Es la opulenta y amurallada

raza de caucásicos,

que vive y anda a la suya.

También es la mayoría de nadies

mestizos, cholos, y morenos,

que están en la gastronomía, la música,

el baile, la cultura criolla.

Ellos son la verdadera cara del Perú.

Los demás, los blancos, andan alardeando

en su escaparate televisivo,

hablan de la cultura universal, o eso creo.

 

37º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

37º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXXXVII    02-11-2.009

 

EDITORIAL XXXVII

 

POSTMODERNISMO TARDÍO

DESDE LA MÚSICA

 

Estamos en la era de la información dicen unos, otros dicen que estamos en la era digital, y Agustín Fernández Mallo y otros, nos dicen que estamos en un postmodernismo tardío que para nuestro parecer hace tiempo ya se inventó en lo que a música se refiere. En el flamenco letras conocidas por todos los aficionados de artistas anteriores al “camaronismo” como Manolo Caracol, Antonio Mairena, Chacón, la Paquera de Jeréz, Fernanda y Bernarda de Utrera, y otros muchos, fueron “apropiadas” por estos cantaores y muchos otros, en un pasado no tan lejano. Estas letras y las de otros cantaores se fueron usando durante siglos y ahora nos encontramos con esta supuesta “novedad” llamada apropiacionismo de la que nos habla Fernández Mallo en su libro Postpoesía, Hacia un nuevo paradigma, que dista de novedoso para el flamenco, ya que este apropiacionismo germinó en tiempos en el que el flamenco estaba totalmente relegado a un sustrato de marginalidad y a un reducto de subcultura tabernaria. Y ya no hablemos de Camarón de la Isla, que siempre, es por todos sabido, se ha nutrido de las letras de sus predecesores desde sus comienzos, como también lo han hecho cantaores de la talla de Enrique Morente, José Mercé, Diego Carrasco, Lole y Manuel, y si miramos a flamencos más jóvenes tenemos a Miguel Poveda, Juan Cortés (Duquende), Pedro Peralta, Estrella Morente, Pitingo, y un largo etcétera.

Con esto queremos decir, que el postmodernismo tardío  hace tiempo ya existía en el flamenco. Pero en otras músicas también existe ese apropiacionismo del que nos habla Fernández Mallo.

Por ejemplo, en la música o movimiento Hip Hop se hace gala de ese apropiacionismo  no en las letras, aunque si en los sampleados, remezclas y en los estribillos que se mezclan en una casi perfecta yuxtaposición de resortes y elementos sonoros, para que ese flow tan sumamente exaltado en el rap haga su acto perpetuo de presencia postmodernista. Con esto, intentamos decirles, que como nada es casualidad, mucho menos existe esa casualidad a la hora de buscar un nuevo camino para la literatura de hoy. Pues lo que nos ha enseñado a todos los poetas Agustín Fernández Mallo ya estaba inventado, aunque solamente Fernández Mallo ha tenido cojones para exponerlo en nuestra literatura contemporánea. Otros escritores también utilizaron métodos de estilo ahora promovidos por Agustín, ya no sólo por Walter Benjamín o Julio Cortázar, (Walter en ese zapping literario y Julio en tocar exacerbadamente el tema del absurdo) sino por la música popular, y sobretodo por el flamenco.

Es por todos sabido, que muchas otras músicas también ejercían ese método de expresión artística llamada por Agustín, apropiacionismo.  Es el ejemplo del Jazz en constante experimentación, el Pop-Rock y su diversidad de géneros dentro del mismo, y la música Folk que siempre sorprende con algún tesoro sonoro casi olvidado por la memoria colectiva y popular.

Pero llama mucho más nuestra atención el apropiacionismo que ha tenido lugar en la música hispano-americana desde tiempos, estos sí, bastante remotos. Digamos que ha habido entre España y América una perfecta simbiosis y un perfecto (feed-back) retro-alimentario (valga la redundancia) entre nuestros pueblos y nuestras no tan diferentes culturas. Ponemos como ejemplo canciones poco escuchadas en España que tuvieron gran repercusión y éxito y fueron paridas por compositores latino-americanos. Es el caso de Alcy Acosta, Víctor Jara, la recientemente fallecida, Mercedes Sosa, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Simón Díaz, Atahualpa Yupanqui, Chabuca Granda, y muchos otros; y más recientemente, Franco de Vita, Mario Alberto Domínguez Zarzar (Mario Domm), Ricardo Arjona, Diego Torres, Gianmarco Zignago Alcóver (Gianmarco), Fidel Roberto Sorokin (Coti), Alberto Aguilera (Juan Gabriel),  y muchos tantos más, que escribieron letras que acabaron musicadas por nuestros cantantes. Aunque también géneros musicales tan distintos a los nuestros como lo son la salsa, los valses (netamente peruanos), la bachata, la cumbia, inclusive el tango, también han aportado algo de riqueza a la música española, ya fuere, como canción ligera, canción popular, copla “española”, rumba flamenca, flamenco-rock, incluso desde el pop más clásico al más tardío, y hasta si nos ponemos a generalizar, hasta de los intérpretes de Operación Triunfo, que tanto (malo) o (bueno) han aportado a la música de nuestro país, no sabemos si para mejor, aunque lo que si sabemos es que son precursores de esta pseudo-cultura de musicales estúpidos y de parques temáticos, de la que ya hemos hablado en números anteriores, que no creemos que aporte nada de bueno hacia el panorama de las humanidades.

 

*******************

Aquí les exponemos en este número poemas de la autoría de Cecilio Olivero Muñoz, donde se expone y se usa ese apropiacionismo del que en Nevando en la Guinea y en otros blogs periféricos nos hacemos eco. Con esto no queremos decir que lo de Agustín Fernández Mallo no tenga mérito, que lo tiene, y bastante, sino que intentamos divulgar o dar nuestra opinión en consonancia con todo lo que se está diciendo sobre el postmodernismo tardío. Porque lo que Fernández Mallo nos dice en su libro es que si todas las artes como la música, la pintura, el cine, el teatro, y muchas más, dieron ese salto hacia el postmodernismo, la literatura en castellano no lo hizo, y es aquí donde la Revista Literaria Nevando en la Guinea se involucra queriendo dar ese paso tan necesario para nuestra literatura. Y exponemos estos poemas que son una coctelera de recursos, tanto de cine, de radio, de televisión, incluso de las ciencias y la publicidad, que Cecilio ha escrito tras la lectura de las ideas que Agustín aporta al panorama literario español actual. Esperamos que no les decepcionen. 

 

 

 

 

 

 

 

 

COMO DECÍA EL DULCE ALEX

(descubrimiento de la postpoesía)

 

A Agustín Fernández Mallo.

 

Descubrir un nuevo estilo para mí

es encontrar un cuerpo flotante en una mar oscura.

Es una salvación para los poetas

saber o cerciorarte de que la incomprensión

es un fruto sumamente escogido para quien escribe.

El poeta es un eterno solitario errante.

Errar por el camino de las letras

teniéndote a ti mismo como a único testigo.

Tantas veces pensé ocupar otro lugar

en la nueva poesía contemporánea…

Pero sólo Agustín Fernández Mallo

tuvo los cojones para digerirla y difundirla.

Encontrarlo a él fue un alivio.

Hallar la teoría de la postmodernidad tardía fue:

[¡Qué paz! Qué paz celestial.

Eran la suntuosidad y la untuosidad

hechas carne.

Como un pájaro de un raro metal celeste

o como un vino de plata fluyendo en una nave espacial.

La ley de la gravedad ya no cuenta para nada,

mientras escuchaba, vi imágenes maravillosas.]

La postpoesía es un presente tardío.

Unos lo llaman experimento

y tienen toda la razón,

aunque también es hallazgo-literario, lapso-afterpop

y germen-nocilla.

Semilla que quiere ser planeta.

Cumbre de todos los estilos.

[…entonces videé el camino a seguir…]

 

(En cursiva: fragmentos de narración

del protagonista (Alex) en  La Naranja Mecánica, 1.971,

                                     dirigida  por  Stanley Kubrick).

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

 

 

EL EDIFICIO

 

 

         El edificio aparece hoy desolado, en el más absoluto abandono y destrucción. Pero en su momento, me indica Mario, fue el no va más de la modernidad y el progreso. Lo miro, primero de reojo, como con miedo a molestarle, a ofenderle por mi falta de credulidad, el edificio sigue allí, en efecto, con todo el esplendor de su yerma decadencia, luego lo contemplo abiertamente, sin disimulo de mi falta de creencia en que aquello fuera antaño un edificio fastuoso, con toda la intención de dejárselo claro, no me lo puedo creer, e intento sin embargo descubrir algo en él que sea prueba de lo que me dice mi amigo. No lo encuentro. Nada veo en ese montón de ladrillos descoloridos, carcomidos, sucios, con agujeros donde antes debió de haber ventanas y grietas que son verdaderas hendiduras, que señale ni un ápice del esplendor vivido y referido. Sólo las palabras de Mario me inducen hacia el esfuerzo de intentar imaginarme una época mejor que la actual. El barrio en el que están ubicados aquellos vestigios de un, otrora, palacio de exposiciones y congresos no está mal del todo: casas bajas, de ladrillo rojo bien a la vista, con jardineras, perfecta y armoniosamente ordenadas, y patios de hierba y flores, todo ello compone un apacible y humilde conjunto que conforta al paseante y sin duda sosiega al habitante. Sólo el edificio con el que das de frente al cruzar una esquina te produce de pronto una profunda desolación por la ruptura del conjunto.

– Por qué no lo arreglaron -pregunto a mi amigo.

– Por su significado seguramente -responde.

         Mi mirada deja claro que no entiendo su respuesta. Mi condición añadida de extranjero le lleva a comprender que hay muchas claves que al fin y al cabo no acabo de entender. Me las explica, al menos lo procura, en concreto las que tienen que ver con aquel lugar.

         La dictadura terminó hace veinte años. Aquel barrio fue inaugurado por el dictador, a su vez veinte años antes de aquel final, para mostrar al pueblo el alto grado de desarrollo que se había alcanzado y además quiso hacer creer, de un modo sin duda pretencioso, como suele ser habitual, por otro lado, en tantos y tantos países. que era el pueblo y nada más que el pueblo el único destinatario de tantos planes industriales y de prosperidad colectiva. Y nada mejor para que este pueblo agradeciera ser el receptor de la gloria que situar en el centro del barrio-regalo un palacio de exaltación al régimen. El único problema, detalle tal vez, es que ese pueblo estaba de su dictador y su régimen hasta el moño, por ser finos, y nada quería más que despojarse de la figura sonriente en mil retratos, fotos y bustos exhibida y distribuidos a lo largo y ancho del país.

         Para colmo el palacio en cuestión, por un desmesurado gusto que le tomó el tirano, pronto devino el epicentro de su inmensurable actividad y ahí se presentaba día sí y día también para presidir festejos, actos deportivos, muestras de todo tipo, reuniones de exaltación, exposiciones artísticas, culturales o deportivas, exhibiciones de fervor patrio o loas colectivas a un mundo que parecía ya no sólo ser el mejor posible, sino el único que merecía mantenerse a lo largo de los siglos.

         Pero torres muy altas, me dice Mario, cayeron antes de esa fecha y más altas que caerán. El régimen se hundió en un colapso monumental y aquel edificio se quedó sin que nadie supiera bien a las luces qué uso darle. Estaba además excesivamente ligado a la dictadura y era sin duda su maldición.

– Pero todo el barrio fue obra del régimen -le digo-, por buena lógica lo tendrían que abandonar también.

– Se planteó en algún momento, no creas. Pero eso sería muy complicado, vive demasiada gente y costaría demasiado reubicarla lejos de aquí -responde Mario, con absoluta normalidad, como si fuera imposible, aun cuando fuera por una cuestión práctica análoga a la idea de mantenimiento del barrio, aplicar ese mismo criterio a un triste y abandonado edificio.

         Contemplo entonces a aquellas ruinas con la vaga idea de que hay símbolos que los carga el diablo.

 

Juan A. Herrero Díez

 

 

 

DOBLE-DIARREA-MENTAL

 

Llegué tan tarde de ese antro de mala muerte…

bebí demasiada cerveza, masqué demasiada libido

mirando a mujeres educadas para príncipes azules,

y cuando llegué a mi casa, a mi hogar, mi dulce hogar,

todo parecía arrasado, desmantelado; un desastre,

sin rastro de ti, todo eran restos de tu huida; soledad aparente.

Lo nuestro ya eran cenizas humeantes.

(…) (¿?) (…)

Encendí la luz de la sala, colgué el teléfono.

Encendí la radio. Emitían “hablar por hablar”:

[…Bien Fernando, cuéntanos tu caso:

gracias Mara…mi caso es el siguiente…]

Me acordé del hecho injusto

de quedarme sin parking

por obra y gracia de mi vecina del primero…

(mezquina) (puta) (acaparadora)…yo vivo en el segundo…

… encima de ella… me acordé de la sonrisa…

… cínica y socarrona de su marido rumano…

[…el caso es que ella me quiere,

pero sus padres no quieren verme con ella…]

Yo ocupaba ese parking de nadie desde hacía meses.

[Radiooo-Barcelonaaaa…Cadena seeeer…]

[…Si quieres Hablar por Hablar…]

[… llámanos al 900 100 800]

(bla, bla, bla) (…) (¿?)

[Hola Mara, te felicito por tu programa]

[gracias Isa, cuéntanos tu problema]

De repente me entraron inmensas ganas

de ir al baño; un dolor de estómago,

demasiada cerveza, demasiada insatisfacción:

(bálsamo diarreico para la insatisfacción)

me puse manos a la obra… me acordé

de mi vecina… justo debajo de mí…

chop…chop…chop…chop

[leche, cacao, avellanas y azúcar]

[NOCILLAAAAAA]

¡Qué placer, qué orgasmo, qué venganza!

[VOZ DE MARA: ahora vamos a dar paso

a Meritxell:-Hola Meritxell, ¿de qué quieres hablarnos?]

[Hola Mara, mi caso es un poco especial…]

[VOZ DE MERITXELL: el caso es que a mi me gusta

que se caguen en mi cara]

[VOZ DE MARA:¿¿¿Cómo???]

[VOZ DE MERITXELL: -Si, me explico:

el tema es que soy masoquista y me gusta que me humillen-]

[bla, bla, bla]

Meritxell, toma que toma, pastillas de goma,

come mierda guarrona, ¿quieres mierda? pues toma.

CHOP, CHOP, CHOP, CHOP

glup, glup, glup, phisss, phisss, phisss,

sssssssssshhhhhhhhhhhhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

tiré de la cadena y seguía pensando en la vecina,

aunque también en Meritxell…

mientras, sonaban los Rolling Stones en la Radio:

[I can’t get no satisfaction, I can’t get no satisfaction,
‘Cause I try and I try and I try and I try.
I can’t get no, I can’t get no,
When I’m drivin’ in my car, and that man comes on the radio;
And he’s tellin’ me more and more about some useless information,
Supposed to fire my imagination.
I can’t get no, oh, no no, no, hey, hey, hey
That’s what I say.]
 

[I can ‘t get no satisfaction, I  can ‘t  get no satisfaction]  

(…) (¿?)(…)

Y tenían razón a veces, aunque por el momento,

yo en una sola sentadilla había matado

a dos pájaras de un sólo tiro.

Y me quedé muy satisfecho. Muy satisfecho.

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

 

 

 

LOS ASTROS SON CIEGOS

 

El horóscopo sólo es favorable

en esas vísperas de aniversarios fríos,

yo soy Tauro, tú eres Piscis,

él es Géminis y ella Capricornio,

y los cuatro nos enfriamos la cena mutuamente.

Mi ombligo es el centro de mi alma

y ese lunar invisible en mi entrecejo

es mi equilibrio arrodillado,

tus senos son dos planetas que suspiran

y tus labios mojados satélites perdidos.

El agua se multiplica en agua,

yo soy agua, tú eres agua;

estanque mágico en la noche vemos.

Sombra visceral de tu mirada,

frágil tacto te busca, ceguera sabia es la pasión.

 Tupper-Ware de plástico

en tu cocina, mundo conservado

al vacío. Vacío en un nano-espacio.

¿Se pudre el ser sin gravedad?

¿Existe otro universo detrás de tus ojos?

¿Porqué tu alegría es levedad?

Precio soterrado el que yo pago,

burla de ácido y azufre del ser dañino.

Sólo los astros son ciegos aquí,

donde se suma el resto con la traba.

Me gusta el orbe que sostienes

porque parece hecho por lágrimas,

mira si es terco el puente de mis ojos

que miro y no veo y prefiero ser astro.

Los astros son ciegos a jornada completa,

quizá me salve el suelo del tropiezo de verte. 

Pero nada me salva porque todo es breve.

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

MI PATRIA VERDE EDÉN DE BRISAS PERFUMADAS

 

“Doquier los oiga esta tierra

De juventud coronada,

Y a la que el sol de los trópicos

Con rayos de amor abrasa:”.

 

GERTRUDIS G. AVELLANEDA

 

“¡Cuántas veces la estrella matutina

Alumbró con fulgores argentados,

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

“Del horizonte hasta el confín difuso

La onda marina sollozando rueda”.

 

JULIÁN DEL CASAL

 

Mi patria verde edén de brisas perfumadas

de sonoros arroyos y radiantes luces

natural hermosura que los espíritus traspasa

con savias de armoniosa fragancia,

lumínica estrella en el azul de los trópicos

de penetrantes destellos de amor que abrasa.

¡Cuánta resplandeciente belleza en su mirada!

empalidecida por voraces fragores

germen de turbias y envilecidas codicias

provocadoras de lágrimas argentadas

amargas ondas de horizonte difuso

que abraza con mares de desesperanzas.

 

 

 

 

JUBILOSO ENTUSIASMO LIBERA MI PECHO

 

 

“Gracias a Dios que al fin con entereza

Rompe Cuba el dogal que la oprimía

Y altiva y libre yergue su cabeza”.

 

JOSÉ MARTÍ

 

 

Jubiloso entusiasmo libera mi pecho

a sones de gritos de esperanzas

diamantinos destellos de luz de gracia

de un pueblo alzado noble y bravo,

que al fin se desprendió de las garras

que le mantenía herido y esclavo

oprimido sin la luz de los sueños

que nutre la esencia del alma

fulgor de sonoras y dignas miradas

libres de infame dolor cautivo

hijo de soberano derecho impuro

extraviado por la luz de Yara.

 

 

ALUMBRADOS POR LUMÍNICOS Y LIBERADORES RAYOS

 

“Cuando agitas tu cendal/ -sueño eterno de Martítal

emoción siento en mí,/ que indago al celeste velo

si en ti se prolonga el cielo/ o el cielo surge de ti…!”.

 

AGUSTIN ACOSTA

 

“Al volver de distante ribera

con el alma enlutada y sombría

afanoso busqué mi bandera

¡Y otra he visto además de la mía!”.

 

BONIFACIO BYRNE

 

Alumbrados por lumínicos y liberadores rayos

llegaron los días en que la ensoñación criolla

dejó de ser magnánima quimera

su bandera ondeó en el azul de su cielo

símbolo de intrínseco magma de mixtura

de forjadoras centurias de anhelos.

Argentados días de sombríos cielos

de acorazados lazos en las bahías

que envilecen el cendal de la cubanía

ondear cautivo de incipiente libertad

oprobio de arrogancia y opresión

experto dogal de alevoso imperio.

 

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TESTIGO MUDO ES EL VIENTO

 

A Juan A. Herrero Díez

 

Testigo mudo es el viento de rimar bravo este verso

pues redimir quieta a esta voluntad quisiera,

pues tengo un lado oscuro, respiro de algo perverso,

camina conmigo una voz, se me levanta adentro una fiera,

 

[(Discrepo) con el hombre que siempre (me abandona)

-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;

mi soliloquio es plática con este (falso)  amigo

que (te) enseñó el secreto de la (misantropía).]

 

La soledad es un espejo donde tú copias y pegas,

copio y después pego al ritmo de vacío y delirio,

cuando en el Messenger distante soledad agregas

esperas una nada que acecha fría con Narciso y Porfirio.

 

Fríos saben el porqué de tus acopios y de tus pegas,

resabiados mequetrefes acuden a los improperios hechos cirio,

soy espectáculo, soy outsider, soy la verdad que niegas,

soy quien derrama su sed en un espejo contrito.

 

[Y al (fin), (si mal os pago); (os debo) cuanto he escrito.

A mi trabajo (falto), con mi dinero (me endeudo)

(la ruina) que me cubre y (el mundo) donde habito,

el pan que me (pertenece) y  el lecho donde (soy solo yo).]

 

 

Entre corchetes versos del poeta  Antonio Machado,

del poema “retrato”,  estrofas 7 y 8, salvo en paréntesis y negrita.

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

***********************************************

 

PIEL DEL NEÓFITO POETA

 

 

¿ Porqué será que no escribe el poeta?

Acaso la noche helada no le ha vuelto a ver.

Dime niño,

¿Dónde esta el poeta?

Dicen que se fue, para no volver,

Ya no quiso soñar…

 

Sus manos estaban frías,

Porque las nubes no se juntaban a conversar,

¡ Sí !,

Los sueños están en el aire,

Sólo hay que mirarlos sin molestar.

 

¿ Pero dime niño?

Si las palabras se escondieron,

Para no sentir el frío de sus manos

¡ No ¡

Ellas se embriagaron por su partida,

Y se fueron, para el mundo recorrer.

 

¿ Dime?, si es que no escribirá el poeta,

Porque alguien lastimo sus letras.

¡ Sí ¡

Parece que un Amado y experimentado poeta,

menosprecio los sueños y la letra del

Neófito poeta.

 

 

¡ Niño ¡

La poesía no ha muerto,

Seguirá siempre viva

Respetando los sueños

De quien escriba.

 

Ven niño poeta,

Sigue escribiendo a la luna,

Aunque sus versos sean amargos

No desprecies a ninguna.

 

¿ Dime niño,

Quien es el dueño de la poesía y la letra?

Sin el sueño de los amantes,

La poesía  no existiera.

 

Para que las noches no sean eternas,

Debo escribir lo que el alma ordena.

Creyendo que la poesía descansa en los sueños

De las personas nobles y buenas.

 

Luis Chinchilla Elizondo  08/09/2009

Grecia, Alajuela, Costa Rica

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DOS CANCIONES, DOS SOLEDADES

 

Ahora los sábados en vez de divertirme,

nos aburrimos.

 

Rafael Sarmentero

 

El otro día veíamos la tele juntos:

hacía calor, el ventanal estaba abierto.

Vimos un anuncio muy gracioso

y tú reíste enajenada, reíste forzosamente,

me dio miedo escuchar tu risa.

(Risa sufriente entre alegría fingida

y sorbo de una vida insatisfecha).

Pasó ese rato, gracias a una música.

Sonaba en el piso de al lado… era Chavela Vargas,

[Anteanoche fui a tu casa,

tres golpes le di al candado,

tú no sirves para amores

tienes el sueño pesado.]

(…) (¿?) (…)

[Ay, Sandunga, Sandunga

Mamá por Dios,

Sandunga no seas ingrata,

Ay Mamá de mi corazón.]

(…) (¿?) (…)

[Mosquito no mortifiques

con tus cantos mal sonantes

si me cantas  no me piques,

si me picas no me cantes.]

(…) (¿?) (…)

[Ay, Sandunga, Sandunga

Mamá por Dios,

Sandunga no seas ingrata,

Ay Mamá de mi corazón.]

(…) (¿?) (…)

Después todo era silencio

y se diluyó el hielo en nuestros vasos,

hielo frío en el que tropezamos,

 hielo donde los dos resbalamos.

Cuando la luna no es luna

nosotros, rabiosos perros nos azuzamos,

cuando el sol es solo sol

otro día, en los claroscuros buscamos.

Seguíamos viendo la tele

y la música sonaba insinuante,

palabras son solo palabras,

aunque sentimientos no duelen de balde.

Sonó otra canción de Chavela

y nadie hubo ya aquí, más nadie:

[Ponme la mano aquí Macorina,

ponme la mano aquí…

Tus pies dejaban la estera

y  se escapaba tu saya

buscando la guardarraya

que al ver tu talle tan fino;

las cañas azucareras

se echaban por el camino

para que tú las molieras

como si fueras molino.

Ponme la mano aquí,  Macorina,

ponme la mano aquí…

Tus senos, carne de anón,

tu boca una bendición

de guanábana madura,

y era tu fina cintura

la misma que aquel danzón.

Ponme la mano aquí, Macorina,

ponme la mano aquí…]

 (…) (¿?) (…)

Yo me pregunto a menudo,

me suelo preguntar tantas cosas…

Me insinúo luego me desdigo,

me contradigo arrancándome

las costras.]

Me suelo decir que cambiarás,

que eres un dulce demonio y un ángel amargo,

me suelo engañar tantas veces

y más que me he de engañar.

Busco aquella canción,

aquella que nos hace pájaros,

ninguna nos hace pájaros

por que nuestra verdad no es canción.

 

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR AMADO STORNI (Jaime Fernández)

 

EN UN FRASCO DE CRISTAL

 

 

DONDE fueron los pétalos en flor

 

que al bosque de hermosura perfumaban,

 

aquellos que de Amor se deshojaban

 

pidiéndole respuestas al Amor.

 

 

Donde fueron las bolas de alcanfor

 

que del bosque el aroma conservaban,

 

aquellas que del sueño despertaban

 

oyéndole cantar al ruiseñor.

 

 

Aquellas que acabaron tropezando

 

con los pies de un Amor que ya sin ganas

 

le puso a nuestros besos un bozal.

 

 

Aquellas que acabaron decorando

 

la mesa de algún cuarto sin ventanas

 

metidas en un frasco de cristal.

 

 

 

 

MATAR A CUPIDO

 

 

¿ES cierto que ha venido

 

promiscuo de intenciones el Amor,

 

pidiendo por favor

 

que maten a Cupido?

 

– ¡Cogerlo! cuando esté desprevenido,

 

que pruebe de su propia medicina,

 

matar al que asesina

 

rompiendo corazones.

 

Caínes de Cupido las traiciones

 

del odio y la rutina.

 

 

LA HISTORIA NO TE OLVIDA COMPAÑERO 

 

 

EN este invierno frío y duradero

 

de gripes y catarros mal curados,

 

de sueños imperfectos de pasados,

 

de besos que no riman tus “te quiero”.

 

 

 

En este invierno tan de invernadero

 

ausente de Nerudas y Machados,

 

de todos son las voces que han gritado:

 

“¡la Historia no te olvida compañero!”.

 

 

 

Enfermas ilusiones concebidas

 

a golpes que oxidados dictadores

 

nos dieron de un futuro en subjuntivo.

 

 

 

El tiempo cicatriza las heridas,

 

la Vida memoriza sus errores

 

y Salvador Allende sigue vivo.

 

 

 

 

DONDE ESTÁN LOS POETAS

 

 

AHORA que el Amor es transparente

 

y el miedo se refleja en los espejos,

 

ahora que se cobran los consejos

 

y el odio es el más fiel de mis clientes.

 

 

 

Ahora que olvidamos los errores

 

y el sueño nos despierta pesadillas

 

ahora que la vida se maquilla

 

y huelen a sudor todas las flores.

 

 

Por qué se han escondido los poetas

 

ahora que el Amor más necesita

 

de versos que se inventen los “te quiero”.

 

 

El hombre siempre ha sido marioneta

 

del beso que de Amor la princesita

 

al príncipe convierte en prisionero.

 

 

 

VIVIENDO COMO VIVO

 

 

VIVIENDO como vivo en este gueto

 

de artistas y poetas de salón

 

igual le meto mano a una canción

 

que corto las orejas de un soneto.

 

 

Bebiendo como bebo del delito

 

de no seguir patrón, normas ni leyes,

 

igual pierdo la grande con tres reyes

 

que gano veinte a pares con dos pitos.

 

 

Invéntense ridículas razones

 

para esta despedida tan urgente;

 

a veces la ilusión no es suficiente

 

para que coman tantos corazones.

 

 

Yo solo quise ser por un momento

 

“Quijote” de los mundos que me invento.

 

 

A JOSÉ TOMÁS

 

 

EN deuda están contigo los poetas,

 

las musas, el silencio, los cobardes,

 

la Muerte a la que citas cada tarde

 

poniendo el corazón en la muleta.

 

 

En deuda están contigo “los del Siete”,

 

la mano izquierda, el temple, los puristas,

 

tu triunfo es el saber que eres artista

 

pues has resucitado a Manolete.

 

 

Te fuiste deshojando calabazas

 

de ausencias que prendidas de alfileres

 

volvieron a inventar la Primavera.

 

 

Esconde tanta magia tu chistera

 

que Dios deja pendientes sus quehaceres

 

por verte torear en cada plaza.

 

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SELECCIÓN DE POEMAS POSTPOÉTICOS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

(APROPIACIÓN INDEBIDA)

 SOMIATRUITES

 

¡Qué a gusto estaba siendo niño!

Era feliz con cuatro coches en miniatura,

soñaba, jugaba, reía y lloraba

¿Por qué me cuesta tanto llorar ahora?

[Hi ha una  escola perduda al mig del Montseny
On només hi estudien els nens que somien amb truites
És l’escola dels somiatruites
On només hi estudien els nens que somien amb  truites.]
Cuando era niño sentía brotar los colores vivos como la carne

de una espesura de imaginación y disparate.

[I el Joan que somiava que el seu llit tenia ales
I a mitjanit despegava i volava, volava i volava.
I la Lídia que somiava que el seu nóvio era un llop
I es passaven les nits senceres udolant sota la lluna plena
Au, au, au i auuuuuuuuuuuuuuuuuu]

La niñez es la patria del hombre, decía un poeta,

yo digo que es lo único que nos queda de verdad puro.

Los niños del mundo son el futuro de nuestros sueños,

las flores distantes nos hacen parecer tan serios…

militar en la infancia es dar otra oportunidad a la esperanza.

[I la Fina que somiava que respirava sota de l’aigua
I mai s’ofegava i es feia unes arracades amb perles marines
¡Ah!  i a més i a més era íntima dels dofins i els taurons i
les gambes.]
[I la Marta que somiava que la terra era quadrada
I se n’anava a passar les vacances a una altra galàxia.
I el Fidel que somiava que li fotia una pedrada al rei
d’Espanya.]

El poeta es un niño responsable de lo que dice,

yo juego y juego uniendo palabras con otras palabras,

me aparto de lo retóricamente premeditado,

de la redundante verdad que duele al lector futuro,

busco tesoros sonoros en las planicies del sueño,

me hago novio de mil verdades que mueren suspirando

por mi derrota de papel manchado.

[I el Gerard que somiava que era un gat
Que somiava que era en Gerard que somiava
I la Joana somiava que el seu pare mai la pegava
I la Roser que somiava que la mare mai la renyava
I la Cristina que se n’anava xino-xano a la Xina
I parlava xinès de la Xina :
Xino xao, xao xao ping, xano xino, xino xano]


Así soy niño siendo poeta, me acuerdo de Platero,

me acuerdo de un lucero en tus ojos mojados.

Cien jazmines adolescentes muerden con sus dientes de leche

la tierna parábola que nos hace buenos, por que somos breves,

más breves que un suspiro y más mínimos que una mota de polvo. .

[I l’Albert que somiava, somiava, somiava i somiava
I de tant que somiava mai  es despertava
I a l’escola és clar mai s’hi presentava
Però la senyoreta mai li posava una falta i sempre
l’aprovava]

 

Sueño ser creador de mentiras pequeñas, breves como un beso,

sueño la verdad colgada patas arriba, un mundo al revés,

patria eterna del poeta, (niñez)es acaramelado  silencio,

nadie pide responsabilidad a un niño, la razón pone trabas

a la infancia.

[I és que l’Albert estudiar no estudiava
Però somniar carai si somiava
Carai quina senyoreta que simpàtica que era
I somiava que era una marreca que somiava
que cantava com una gitaneta a les nits de lluna :
ole, ole, ole….]

 

Con su manita dijo Adiós, INFANCIA

te echo tanto de menos… ¿Cecilio? ¿Eres Tú?

Despierta…despierta… NO QUIERO.

[Hi ha una escola perduda al mig del Montseny
On només hi estudien els nens que somien amb  truites
És l’escola dels somiatruites.]


Los sueños llevan mi nombre en sus labios de esponja y peluche,

quiero imitar a la sombra de lo que fui
con la única manera que de veras me queda,

ese niño es mi refugio caliente, es placenta y es volteleta,

es sorpresa al amanecer y es alegría efervescente

como una burbuja que se multiplica y se preña

de la única alegría que la inocencia custodia.


[I el Ramon que somiava coses tan estranyes
Que és impossible explicar-les
I en fi sobre les coses que somiava la Laura
És millor no saber-les.
I és que hasta el conserge pintava escoles sense muralles,
ni classes,
Ni reixes, ni mestres, ni tonteries d’aquestes,
Amb finestres obertes per on feien carreres
els somnis dels nens i les nenes
I mentrestant la Fina nedava amb sirenes
Gluglgugluuuuu……..]

Buenas noches Mamá…Hasta mañana…Te quiero mucho.

Te querré siempre.

 

 

 

DURMIENDO CON LA TELEVISIÓN

ENCENDIDA

 

[Buenas noches, comenzamos en Informativos

Telecinco y empezamos con una noticia abrumadora]

¡Será perra mi suerte! ¡Mi crisis! ¡Mi desgana!

[…Atentado multitudinario en Irak…]

Cuánta sangría en el Telediario de la noche, ¡carajo!

VOZ DE MI MUJER: CEEEECIIIII, ¡¡¡¡acuéstate en el cuarto!!!!

Me relamo la barriga con gran dosis de eufemismo.

[…y ahora en el apartado cultural

vamos a dar la gran noticia de la presentación de un libro…]

¿Qué libro? Mi libro, mi letra k, mi almohada está mojada.

[…es el libro de Agustín Fernández Mallo, Nocilla Lab,

es todo un acontecimiento literario, es, lo llaman,

alter-pop, zapping-literario, postmodernismo tardío, bla, bla, bla…]

¡Qué listos son esos tíos! Saben inglés y catalán.

Yo quiero ser de ellos. Soy cero en to’ el medio.

[…es la nueva generación Nocilla…]

Eso, eso, Nocilla, leche, bacalao, avellanas, y xucla.

Son listos estos cabrones, más que el Papa.

El Papa viste de verde y lleva zapatos de Aladino.

[…el arzobispo se entrevistó con el Santo Pontífice…]

Quiero una merendilla de crema catalana para todos,

¡INVITO YO!

[…es la víctima 48 en lo que va de año…]

Erica, no quiero desayuno, yo quiero merendar.

[…los llevaron a declarar a la Audiencia Nacional

donde el juez Garzón les tomará declaración…]

Han matao a un gato por llevar calcetines rojos.

Yo no quiero llevar chaleco, ni bufanda detrás del agua.

ERICAAAAAA, la almohada ¿Adónde está mojada?

[…buenas noches a todos, comienza Sálvame Deluxe,

que tiene nombre de puti-club…]

El dictador ese es manco y tiene cagalera azul.

VOZ DE MI MUJER: CECIIIII, TIRA PA’ LA CAMA YA

[…yo por mi hija, matooooooo…]

¿Quién grita tan hueco? parece una ristra de ajos

colgada desde la cocina a la alcoba.

Soledad te estás poniendo, corre que se afloja.

[…Paquirrin dicen las malas lenguas

que tiene novia y es de Sevilla…]

Dile a esa que se calle, que el Farruquito es buen chaval.

VOZ DE MI MUJER: CEEEECIIII, ANDA A LA CAMA, TÍO.

Ya voy, ya voy…y se fue.

(Continuará)

 

 

VÍA MUERTA

(Apropiacionismo)

 

A Josep Moya, único testigo

de mi vía muerta.

 

[Rossinyol que vas a França, Rossinyol,

encomana-me a la Mare, Rossinyol,

amb el meu pare i a la mare, Rossinyol,

d’un vell foscatge, Rossinyol, d’un vol.]

 

Allí donde muere la vía

empieza un arduo camino a pie,

allí donde se amontona una colina de suspiros

existe toda una plegaria que comienza,

allí donde el fin es un lamento

existe una esperanza ya vencida,

allí donde la derrota empieza a respirar

suspira un alma por todo aquello que ha sido.

 

[Rossinyol que vas a França, Rossinyol,

encomana-me a la mare Rossinyol,

amb el meu pare i amb la mare, Rossinyol,

d’un vell foscatge, Rossinyol, d’un vol,

Encomana-me a la Mare Rossinyol

amb meu  pare no pas gaire, Rossinyol,

d’un vell foscatge Rossinyol, d’un vol.]

 

 

Todo allí es una culpa que se redime de negra,

todo es muerte y palabra agonizante,

nada se olvida si no termina luego

la causa que lo hizo antes realidad,

por que un corazón roto es eso,

un pobre corazón ya roto.

La vida sustrae de lo imposible

a todo aquello que fue posible antaño,

se quisiera retroceder un suspiro

después del largo sollozo del resoplar,

la vida es un parto en cada cuneta

donde existe una carretera que va,

la vida es una vía muerta,

consecuencia de un camino vacío.

 

[amb el meu pare  no pas gaire, Rossinyol,

encomana-me a la Mare, Rossinyol,

d’un vell foscatge Rossinyol, d’un vol.]

 

La vida es una penumbra distinta en cada

hora que nace y se desvanece 

y todo camino concluye en uno mismo.

Todo lugar donde se sufre es un paso atrás,

es un camino cerrado y un amargo retroceso,

es olvido que abre los ojos

en la antesala del interior.

 

[Rossinyol, que vas a França, Rossinyol,

encomana-me a la Mare, Rossinyol,

Encomana-me a la Mare i al meu Pare

Rossinyol, d’un vell foscatge , Rossinyol, d’un vol.]

 

 

Entre corchetes: canción popular catalana,

versionada por Ovidi Montllor en la película “La fuga de Segovia”, Dir: Imanol Uribe.

 

 

MUCHA FÍSICA Y MUCHA QUÍMICA

 

Para todo existe un límite agazapado en la niebla

y una sombra tras las apariencias en el aire.

Nunca un miedo a una fórmula médica se aproximó tanto a tu vida de mujer mecánica,

quizá fuera por que tratar con la química es lo mismo

que follarte con una camisa repleta de alfileres.

Cada suspiro un alfiler, cada vacío un agobio,

cada agonía un accidente, cada mentira una causalidad.

Miligramo a miligramo, micra por micra,

lejanía y desesperanza, precaria salud frente a la enfermedad.

Mi enfermedad: principio activo de la violencia y de la insolencia.

Morbo insano contra un rumor escondido bajo la alfombra.

El efecto placebo es jugar a la gallina ciega,

es dar una volteleta con los ojos tapados.

Nuestra frontera: [lactosa monohidrato, almidón de maíz,

celulosa microcristalina, estearato magnésico, sílice anhidra coloidal, laurel sulfato sódico, hipromelosa, dióxido de titanio, propilenglicol, talco, amarillo-naranja aluminium lake y amarillo de quinolina.]

Mi respiración es una puesta de sol que se destruye sola.

Mi voluntad es un pestañeo morado de súbita muerte.

Nuestra realidad: [lactosa monohidrato, povidona,

hidrógeno fosfato de calcio dihidrato, celulosa microcristalina,

almidón glicolato de sodio Tipo A, estearato de magnesio,

hipromelosa, macrogol 400, dióxido de titanio.]

Nuestra mañana suda química, se lamenta y es depresiva.

Aunque te quiero con la violencia del monóxido de carbono.

Mi locura es una profunda verdad de outsider entre Nicotina y Alquitrán.

Tú, mientras, te consuelas con la física de unos rayos catódicos.

 

 

 

 

CRÓNICA NEGRA

DEL GRAN HERMANO XIII

 

Vamos todos a ver el escaparate repulsivo

del raiting vencedor arropados en el filo frío del cuchillo

en el horario masivo de media noche de gala.

Veamos el espectáculo inofensivo

de ver a la presentadora del reality show en pleno ejercicio

de una moral pachorra y viejarrona

resumida en unas breves notas de petulante prepotencia.

Todos verán el edredoning mascachapas

de la puta de España con el machito musculado

que se envalentona solamente cuando va borracho.

Siéntense y vean la burda mentira de la realidad estupefacta.

Acomódense sin hacer zapping

 y vean como los viciosos productores televisivos

 usan a la juventud,

con la varita mágica de la ley del embudo,

como si fuesen monigotes de trapo que golpear como a un saco.

Apresúrense a ver la tórrida escena de la chabacana

del extrarradio pelear con la mentira del mundo

en una ordinaria riña de verduleras pregonando carencias.

No se asombren de nada.

Esto es el pan de cada día.

El Amén es una escalera de luz

que buscan los chicos deseosos de fama efímera y rentable

 desnudando su alma si fuere preciso,

perdiendo la dignidad si se lo piden, humillándose si encarta.

Cuando junten los cuatro duros para montar un pub donde

las chiquillas se abran de piernas y los afortunados sean alcurnia,

de nobleza de bambolla y ralea con aire de grandeza,

se impartirá la lección magistral y elitista de la estrategia

inteligente de brincar como un mono.

Vean y disfruten del orgasmo hecho sueño de oropel

con que engañan a los niños tontos y torpes.

¡ATENCIÓN, ATENCIÓN!

Conectamos en directo con la casa:

¡Se ha producido un subidón de audiencia!

Y es que el muchacho musculado se le ha ido la olla

y ha lanzado un aparato conectado a la electricidad al jacuzzi

lleno de agua y espuma de jabón

donde estaban sumergidos varios concursantes del programa.

¡Han quedado totalmente achicharrados!

¡Señoras y señores!

¡Qué buen invento el de la vida en directo!

 

 

 

LO QUE LA VERDAD ESCONDE

 

A Milicxsa, con cariño.

 

Si sabemos que la maldad

se vuelve en nuestra contra,

nos da la espalda

y vuelve el malicioso deseo

como un boomerang ciego de sed.

Si sabemos que lo bueno

crece de dicha y el rincón oscuro

es sol

porque la bondad es mañana

de lucidez y de esperanza.

Si sabemos que lo malo

nos destruye y nos hace daño,

si sabemos que lo bueno

es paz, es alegría, es sentimiento,

si encontramos la verdad

en cada suspiro que brota,

si buscamos allí dónde esté.

Hallaremos verdad

en los sueños, que en los cuales,

no creemos.

 

 

DESNUDO ES MEJOR

 

Me crié entre la España Cañí de mi abuelo materno

y la beatería autocomplaciente de mi abuela paterna,

mi padre era trabajador (emigrante andaluz) en una fábrica,

mi madre: Ídem de Ídem; yo:

me eduqué con la televisión todo el día encendida,

mi hermano mayor (imaginario): era una mezcla

entre “El Torete”, Sid Vicious y Espinete,

mi hermano menor (verdadero): es un ejemplo

que me da vergüenza seguir, por aquello de ser menor que yo

y más responsable que yo.

Toda mi infancia ha sido una ficción amplificada.

Una ficción fantasiosa inventada por mí mismo.

Mi empanada mental: [¡Dale caña Torete!

¡Vaca, yo contigo no tengo zuzto!

…Gitanos de piel morena con sus mujeres de seda,

danzan sus cuerpos esbeltos alrededor de una hoguera…]

Veía películas sobre delincuencia juvenil,

mi música era una mezcla de Tony el Gitano

e Iron Maiden, de los Chichos y AC/DC,

de los Chunguitos y Obús, de Camarón y Barón Rojo.

He cometido faltas terribles, he odiado por amor,

pero en realidad he sido un inocentón,

aunque la vida me ha hecho desconfiado,

pero yo, prefiero culpar a la sociedad y a la naturaleza.

Mi madre decía:-Vas con malas compañías-

quizá razón tuviera, pero yo era quien elegía.

(Por si existen dudas:)

Mis padres me dieron buena educación,

colegios de pago, me acompañaron desde párvulos

hasta 8º de E.G.B en el trayecto de casa a la escuela,

y del colegio a casa, y pacientes esperaban en la puerta.

(Siento dolor recordándolo.)

De muy temprano comprendí que los estudios

no eran lo mío. Malas calificaciones.

Comencé a fumar. Las drogas vinieron más tarde.

También vinieron los líos, los juicios, los encierros,

las palizas, las borracheras, la pérdida de amistades,

locura transitoria, y después, enfermedad mental.

Luego, ya mayor, quise enmendarme, como decía mi padre.

Mis compañeros del colegio, unos acabaron abogados,

otros informáticos, otros banqueros,

y yo acabé siendo un pensionista, osease, un parásito,

un mero parásito social, un paria, escoria.

Mis compañeros de fechorías, unos acabaron presos,

otros presos de sí mismos, otros en el cementerio.

Me apunté a un curso de fotografía,

me saqué el carné de conducir, quería enmendarme.

Podría hacerme pasar (por un tiempo fue así)

por un exdelincuente totalmente reinsertado

en una sociedad que marginaba tan sólo escuchándote hablar.

Nadie, si me viera por la calle o hablara conmigo

diría que ahora escribo poemas, veo programas

de televisión sobre literatura, compro y leo

muchos libros; me he metido tanto en mi papel,

en mi papel de poeta, de amante de las letras,

de amante de la poesía, que ahora no sé salir de él.

Me he fabricado un mundo para mí sólo.

Paso los días en mi jaula de oro, en mi urna de cristal.

Sigo haciendo las mismas cosas que de niño,

antes jugaba con coches en miniatura,

ahora juego con las palabras.

Miento mucho, cada vez que escribo miento en algo,

aunque muchas veces digo verdades desnudas.

Ahora no sabría vivir sin la poesía.

Me miro en el espejo y veo a un niño-poeta

que reflexiona acerca de cosas de perdedor-viejo.

Esta dicotomía no es inventada, es una realidad.

Mi vida se rige entre esta dicotomía y entre lo que me invento.

Veo las cicatrices del tiempo y hago inventario

de las cosas ya pasadas y guardo distancia, miedo y recelo.

He vivido demasiado deprisa,

aunque tengo la ilusión de un niño en vísperas de Reyes.

Ese niño al que ahora conozco,

tanto, que quisiera asesinarlo para después echarlo de menos.

La inocencia es peligrosa, es un atentado contra la humanidad.

Hay gente que dice: -me encanta la inocencia-

-qué bonita es la inocencia de los niños-

Hay niños inocentes pero la mayoría de ellos son crueles,

y siendo aún niños, tienen esa impura putrefacción que existe

en el planeta Tierra, en el Mundo, en los Hombres.

En mi adolescencia hice dos descubrimientos:

uno, que en mi infancia la gente me trasmitía falsedad positiva,

y el otro, que en mi adolescencia la gente me trasmitía

falsedad también, aunque en este caso era negativa.

El mundo está tan condicionado y tan sometido

que es falso, más bien parece irreal, irracional, es materia y nada.

Es dos mundos dentro de uno. El de las apariencias individuales

y el de la conciencia colectiva.

Por eso ahora soy dos personas,

soy lo que dejé en el camino y lo que me encontré en él.

He aprendido y también he desaprendido.

La falsedad positiva es sentirte querido, tener amigos, tener amores, tenerlo casi todo,

aunque es una ilusión en el aire que se esfuma,

que se evapora, se difumina, se gasifica,

y cuando se esfuma del todo, entonces es falsedad negativa

y ahí es cuando te sientes solo. Muy solo.

Y entonces te encuentras a ti mismo; eres tú pero lo desconocías

y te cuesta aceptar que tú eres ese,

y esa es la única y verdadera gran verdad.

La gente sólo te quiere en ese momento de inocencia

y falsedad positiva; cuando existe putrefacción

y falsedad negativa, ya no te quieren. No.

Te desechan, te usan y se cansan, se van a otra cosa.

Es sentirse mujer preñada y después abandonada,

es sentirse viejo, usado, manipulado, gastado.

Por eso nadie, o casi nadie, quiere a los viejos,

salvo cuando media el dinero.

Trato de buscar a ese Cecilio siendo aún un niño y decirle:

-Niño, vete a otra cosa, NIÑOOOOOO-

-A OTRA COSA, CARAJOOOOOOOOOO-

Y no me escucha, no me escucha, no me hace caso.

    

 

 

Entre corchetes: fragmentos de las películas

“Los últimos golpes del Torete”, Dir: José A. de la Loma,

y de “Yo, El Vaquilla”, Dir: José A. de la Loma. También fragmento de un tema de Los Chichos, Gitanos de piel morena.