40º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

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40º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXL    27-01-2.010

 

EDITORIAL XL

El Siglo de las Luces

 

Fue Alejo Carpentier quien nos trasladó en su novela «El Siglo de las Luces» a la época de la Revolución Francesa y a sus efectos en una de las colonias de Francia, Haití. Segundo país en independizarse, después de los Estados Unidos, en América fue también el primer país de población negra que accedió al estatus de Estado soberano. No era sin embargo el único: Etiopía, en África, nunca perdió su independencia, salvo en los siniestros años de ocupación fascista italiana. Pero el que fuera la primera población negra en América en asumir su destino convierte a este trozo de la antigua isla de La Española, así bautizada por Colón, en un caso único. Antes había habido la experiencia de los cimarrones, el propio Alejo Carpentier escribió un relato sobre uno, que en los rincones recónditos del continente, sobre todo en Brasil, Colombia y Venezuela, organizaban sus propias comunidades, los conocidos como palenques en la América de habla española o quilombos en Brasil. 

Hoy vuelve a estar Haití en el primer plano de la información. El terrible terremoto sufrido en aquella tierra ha afectado a una población empobrecida, martirizada por tiranos como la compuesta por la saga de los Duvalier, expoliada por intereses económicos, expulsada a la periferia de un mundo que algunos nos lo han dividido en primero, segundo, tercer o cuarto, como si el mundo fueran cuatro y no uno solo. Ya se ha repetido en más de una ocasión hasta convertirse en un tópico: Haití está hoy en boca de todos, pero pronto volverá al lugar en donde estuvo, el olvido, y esos niños rescatados estos días de las ruinas de los edificios regresarán a la miseria y dejarán de ser el centro de los focos. Como siempre ha sido, por otro lado.

Que la experiencia haitiana, producto de aquel maravilloso y esperanzador siglo de las luces, haya acabado convertido en uno de los países más pobres del mundo dice muy poco de la capacidad del ser humano en mejorar su mundo. La humanidad, es la lección que parece deducirse de todo esto, es incapaz de organizarse para que los individuos puedan mejorar su vida como personas y como sociedad. La razón engendra monstruos, decía Goya, y la utopía ha levantado edificios angustiosos, represivos, criminales. A veces no es imposible sucumbir al desánimo.

No obstante, nos llama la atención un dato que se conoce poco y que suele silenciarse en los medios de comunicación. Ante nuestros ojos se nos pasan imágenes de una población que se agita entre la sumisión tópica de una población que espera la ayuda externa como única salvación y unas revueltas fruto de la desesperación y de la marginalidad. Pero existe otra realidad que mantiene la esperanza de aquella independencia ahora lejana, la de ese millón largo de emigrantes haitianos que viven en los Estados Unidos y que se han autoorganizado para garantizar la ayuda a las comunidades y canalizar la crítica al (des)orden del mundo. En Estados Unidos existen grupos haitianos críticos con el sistema y que luchan por un país distinto al que tienen, que critican en el corazón del imperio las políticas hacia el Patio trasero y que no se dejan engatusar porque la piel del ocupante de la Casa Blanca se parezca algo a la suya, porque al fin y al cabo tampoco es esta la cuestión importante, porque a la gente, al fin y al cabo, se le debe juzgar por sus acciones y no por el color de su piel.

La cuestión es cómo organizamos los países, como montamos sociedades libres para seres humanos libres, como establecemos nuevos valores para mejorar las relaciones entre las personas. Tiene mucho que ver con lo más directo a nuestras vidas, a nuestras individualidades, pero en esa dimensión que vincula lo personal y lo colectivo. Creemos que la cultura tiene mucho que decir sobre esto.

No tenemos, como en tantas cosas, la fórmula secreta para cambiar el mundo, pero creemos que el camino correcto no es el oficial, sino el subterráneo, ese magma de solidaridad y de ayuda mutua que brota por debajo del ruido convencional. El terremoto de Haití nos muestra una realidad ingrata, aterradora. Oficialmente, se han repetido las mismas palabras de siempre, los discursos habituales, los que buscan complacer las conciencias, eso sólo nos añade mayor insatisfacción. Seguir cuestionando el mundo y sus representaciones se convierte en algo imprescindible y urgente.

PUENTE AÉREO: BARCELONA-MADRID

 

Un viaje en avión resulta para mí

un miedo, (un pánico), que me acompaña en todo el trayecto.

Pero esta vez no fue así, esta vez,

en mi vuelo Barcelona-Madrid me acompañaban

unas cuantas personas famosas, unas personas pensé,

que si yo iba a morir en un accidente aéreo

ellas también morirían. Uno de los famosos era Garbajosa,

y todo el equipo de básquet del Real Madrid.

Ya imaginaba el gran sepelio o funeral de estado

por la muerte de doscientos pasajeros,

y entre ellos, los jugadores del Real Madrid.

Me imaginaba a Florentino poniendo una corona,

me imaginaba también a Di Estefano con su bastón,

a Fernando Romay (con su enorme presencia)

asistiendo a la capilla ardiente con los 200 ataúdes,

(unos más grandes que otros),

me imaginaba las declaraciones de gente del deporte,

me imaginaba todo ese valle de lágrimas

representado por toda una nación en sus tres días de luto oficial,

 todos los jugadores de la ACB,

entre ellos los hermanos Gasol, ya que,

el que se estrellaran los jugadores del Madrid

era algo inusitado, era una mala suerte tan jodidamente

peculiar, que eso hacía que yo estuviera tranquilo.

Volar me proporcionaba una seguridad, una calma,

que lo podía hacer, siempre y cuando, estuvieran también ellos.

A ellos me refiero a los jugadores del Real Madrid.     

   Me imaginaba a toda la afición llorando y lamentando

la pérdida mía y la de los jugadores de básquet.

Porque al lamentar la de los jugadores

también lamentarían la mía, porque yo también soy persona

y sería frívolo lamentar la pérdida de los jugadores

y no la mía, también sería una víctima, pensé.

Por suerte el avión no se estrelló, los pasajeros

aplaudieron al aterrizar, incluido los jugadores del Madrid.

Por suerte teníamos buenos pilotos

y a todo el equipo de básquet del Real Madrid.

Los jugadores venían contentos, habían ganado

al Manresa. Y eso se respiraba en el ambiente.

Por Cecilio Olivero Muñoz

Penumbra

         Fue durante el primer curso de la carrera. Por aquella época mi vida era muy solitaria. Dos años antes, en el Instituto, había decidido no tener amigos. Ahora no sé muy bien por qué lo decidí. En parte por timidez, imagino, pero también había un planteamiento filosófico, de vida. Por suerte, la gente tampoco se fijaba mucho en mí. Pasé desapercibido. Eso me evitó acosos o sentirme acomplejado. Cuando comencé la universidad ya me había habituado a esa soledad, al contacto mínimo con los demás. Iba a clases y algunas tardes me las pasaba en la biblioteca, leyendo, a veces escribiendo. Llegaba a casa y cenaba. Me refugiaba en mi cuarto, de nuevo con mis libros o a veces me acostaba y escuchaba la radio, las noticias de la noche o algún programa de literatura. Mi madre no me decía nada, apenas lo básico, que era la hora de la cena, que comprase algo al día siguiente cuando volviera, qué tal las clases. Los viernes me solía dejar un par de billetes en la mesa de la cocina. Tengo la impresión de que siempre había sido así nuestra vida. Yo apenas gastaba, algún café en el bar de la facultad o en el Café Atlántico. Cuando lograba reunir algún dinero me compraba libros. A ello contribuyó que encontrara un pequeño trabajo para una editorial, como lector. No era gran cosa, me pasaban manuscritos y yo debía preparar un informe sobre la idoneidad del texto. A veces me hacían caso, las más. Pagaban poco, siempre por informe, aunque aquello me permitía leer y era algo que iba ingresando. Resultaba además mejor que trabajar de camarero o cualquier otra cosa. Los fines de semana paseaba por la tarde, si hacía bueno leía en algún parque o me pasaba un rato más largo en el Café. A las ocho volvía a casa. 

         Mi madre por su parte tampoco hacía mucha vida social. Trabajaba por las mañanas en una oficina. Por la tarde leía, escuchaba música clásica o veía televisión. Nunca venían visitas. Tal vez mi decisión de aislarme estaba en mis genes, una herencia genética, algo así, y que formaba parte de mi clan pasando de generación en generación. De mi padre no se hablaba nunca y apenas era para mí un recuerdo vago. Mi hermano hacía tiempo que se había marchado al extranjero y jamás supe a qué se dedicaba. De vez en cuando llamaba por teléfono. Hablaba con mi madre cuando era ella quien respondía o conmigo cuando respondía yo. Comentaba que estaba bien, que no había problemas. Yo a veces sospechaba que llevaba mala vida. Pero no lo sabía con certeza, era más bien una intuición sin base alguna. Tampoco me interesaba mucho. No habíamos sido de niños ese tipo de hermano que estuvieran todo el rato juntos. No es que nos lleváramos mal. Simplemente, nos ignorábamos. 

         En febrero estaba en la biblioteca y al levantar la vista observé que me miraba. Enrojecí un poco. Ella volvió a su libro. Yo, al mío. Cuando salí de la sala ella me estaba esperando.

– Sueles venir mucho por aquí. -me dijo. No había tono de pregunta en su voz. Se trataba mas bien de una afirmación.

– Sí -referí-, estudio aquí. -mi comentario, sin quererlo, resultó arisco, pensé, me sentí obligado a dar más explicaciones- Me gusta además esta biblioteca.

– A mí también. -comentó.

         Anduvimos hacia el metro. Me explicó que ella cursaba tercero de letras. Yo estoy en primero, comenté. Me preguntó por los profesores. Me dio algunos consejos. Ya en el vagón se interesó por los autores que leía y que me gustaban. Coincidimos en la opinión sobre algunos. Se bajó unas paradas antes que la mía, creo que para seguir con una conexión. Me sentí algo extraño por aquel repentino contacto. No estaba acostumbrado a charlar con la gente más allá de las conversaciones rutinarias. De repente alguien, una chica, mostraba interés por mí y no podía menos que sentirme no poco turbado. Quise quitarle importancia cuando salí del metro.

         Volvimos a coincidir. No me disgustaban esos encuentros. No obstante, creo que tampoco me sentía en exceso a gusto. En todo caso, me dejaba llevar, como me ocurría por lo demás con todos los aspectos de mi vida. Era algo a lo que no me ocupaba mucho tiempo, reflexionar sobre mi vida, no me planteaba si era bueno o malo, aquel encuentro como cualquier otro asunto, o si resultaba oportuno o inadecuado mantener una relación con aquella compañera de estudios que, por otro lado, tampoco iba mucho más allá de una mera relación superficial.

         O al menos eso es lo que yo creía. Una tarde, ya cerca de la estación de metro, me besó. Para un momento, me ordenó y me besó entonces. No es que me escandalizara, ni mucho menos, no soy un mojigato, aunque claro que me extrañó, no creí que hubiera dado yo motivo para que mostrara ese afecto.

– Y esto por qué -pregunté.

– Es un modo de darte las gracias. -me dijo.

– Por qué tienes que darme las gracias.

– No te has dado cuenta de que eres la única persona con quien hablo. -no podría decir si me lo preguntó o lo afirmaba.

         Tampoco me había dado cuenta, la verdad, aunque no quise decírselo, por no herirla y porque descubría de repente que teníamos algo en común. Hasta ese momento no me había planteado que alguien pudiera llevar una vida como la mía. No es que renegara de la misma, simplemente era consciente de que no era muy habitual, Al fin y al cabo observaba a los demás y veía ese mapa de relaciones que se daban a mi alrededor. No es que me interesara mucho las vidas ajenas, pero era inevitable apreciar los cambios que se iban produciendo. Al fin y al cabo pasaba muchas horas en la universidad y no era tampoco raro que me preguntase si yo sería capaz de vivir como los demás.

         Pese a todo, aquel beso no significó un cambio. Seguimos yendo juntos al metro, viajábamos hasta la estación concreta en que ella se bajaba y desaparecía, a veces coincidíamos en el bar de la facultad, tomábamos un café, charlábamos de libros. Casi nunca entrábamos en temas personales, casi siempre charlábamos, cuando no de libros, de lo referente al ambiente, a la tensión, a lo más cotidiano.

         Un día la noté distinta. No sé si triste o contenta. Ella misma me respondió sin formularle ninguna pregunta.

– Hoy es mi cumpleaños. -me dijo.

– Felicidades.

– Gracias.

         Cuando salió del metro me dio un beso breve y húmedo. Al día siguiente le regalé un libro. Sus ojos enrojecieron.

         El curso iba acabando y nos veíamos con más frecuencia en la biblioteca. Sin planteárnoslo, comenzamos a ponernos en la misma mesa. El primero en llegar le guardaba al otro el sitio. Deben de pensar que somos novios, tuve para mí que pensarían los demás. Me importaba poco, pero me hizo gracia la idea. No hacía caso a murmuraciones y comentarios, algunos sin duda malintencionados o estúpidos. Por otro lado, hacía días una prima de mi madre había llamado a casa, era una de las pocas parientes con quien mi madre tenía contacto. Respondí yo al teléfono. Pareció alegrarse de hablar conmigo. Tendrás novia, me preguntó. Pensé en ella. Respondí que no. Claro que no era una idea que me asaltara con frecuencia, a veces se me ocurría pensar en ello, nada más.  

         El último día de clase me dio un papel con su número de teléfono. Llámame un día, sugirió. La telefoneé a mediados de Julio. Quedamos en el Café Atlántico. Cuando la vi, la encontré especialmente bonita. Sin duda influía que lleváramos dos semanas sin vernos. Lógicamente, hablamos de los libros que habíamos leído esos días, que no eran pocos. Qué más has hecho, me preguntó de pronto. Poco más, le respondí, y era verdad, mi vida seguía igual, aunque sin clases, por lo que leía un poco más, la editorial me había dado algunos manuscritos para todo el verano. No tenía más perspectivas.

– ¿Y tú? -pregunté.

         No me respondió en concreto. Se quedaba en la ciudad, eso sí, me dijo, todo el verano. Eso nos permitió seguir viéndonos una o dos veces por semana, siempre por las tardes, en el café Atlántico. Éramos dos conocidos que charlábamos de libros pero que no sabíamos mucho más uno del otro, nada íntimo, privado.

         En agosto le dije de venir a casa. No lo hice de un modo preparado, se me ocurrió de pronto mientras charlábamos. Mi madre se había marchado unos días, estaba solo en la casa. Me prestarás ese libro, me dijo. Era, supuse, su forma de aceptar. Tomamos el metro como siempre, pero esa vez ella no se bajó en su parada. Subimos al tercero. La casa estaba en penumbra y no hacía calor dentro. Fue viendo los libros que se amontonaban en mi cuarto y en las estanterías del pasillo. Hojeó algunos. Esa tarde me di cuenta de que era realmente bonita. Pero no me lo pareció como en aquel primer encuentro de verano. Me atraía su belleza de un modo nuevo, agudo.

– ¿Quieres cenar algo? -pregunté.

         Se acercó a mí y me besó. Fue un beso largo, intenso. Fuimos a mi cuarto y nos estiramos en la cama. No decíamos nada. Nos besábamos y acariciábamos como si siempre lo hubiésemos hecho así. Luego permanecimos quietos, abrazados, en silencio, inmersos en la oscuridad de la noche. Cuando acaricié sus mejillas, noté la humedad de sus lágrimas.

– ¿Lloras?¿Por qué?

         Me explicó entonces su vida. Me habló de su niñez, de su juventud. Muchas cosas las podía entender, nadie mejor que yo para podérselas entender. A veces me sorprendía las coincidencias de los sentimientos y veía ahora que no era sólo cosas de los libros. Noté que a medida que su relato se acercaba en el tiempo, le costaba más hablar. Se pensaba más las palabras.

– Soy puta. -Me dijo tras un breve silencio- Lo habrás oído.

– Sí.

– ¿No te importa?

– No lo sé. -respondí.

         Se abrazó más a mí. Pensé en preguntarle si a ella le importaba. Pero no lo hice. Tal vez era un juicio de valor lo que le pedía con ello, un gesto paternalista, y no era eso lo que quería. Ni yo ni ella seguramente. Se quedó a dormir conmigo. A la mañana se marchó. Volvimos a encontrarnos unos días después en el Café Atlántico. De nuevo regresamos a nuestros libros, a nuestras charlas. Nos sosegaba, qué duda cabe, aquella rutina.

Juan A. Herrero Díez

LIMA: CIUDAD DE VELOCIDAD

 

El indio sigue siendo indio aunque lo persiga

la raza de los saciados vestidos con terno de corte italiano,

los niños exigen el capricho americano

a padres trabajadores esclavizados a una tarjeta de crédito

con la astucia negra del pájaro cuco,

las mujeres gimen por los chupatintas que presumen,

presumen de una dádiva chica y sin herencia

que sus hijos pretenderán tener

en pos de la plegaria de brea que dan al viejo-lobo de la patria.

Los negros bailan moviendo su cucu,

pues lo aprendieron en Chincha y allí baila hasta el gato,

y desafían a la promesa hueca del caballo sin dientes

pues siempre una mentira es menos que una canción,

las rosas buscan su espina en el escaparate eléctrico

porque allí se miente con descaro y es siempre

una mentira dulce, que da placer creerla.

La misa se ha vuelto dieta ciega para el que necesita

saber, saber cuál es la razón y el porqué

de cuando se pudre por desgana hasta el llanto,

el horizonte debe ser tan mentira

como que los pelícanos se disfrazan de pollo,

los senderos deben ser tan verdad

como que los sueños se esfuman en el aire,

será verdad el origen de la patata,

aunque una mentira es la gracia que viste al santo.

Los poetas huyen de su canción porque temen la risa

de un pueblo sin justicia,

aunque la justicia no exista ni para ellos ni para nadie,

la brújula se seca ante el viento

y el plomo está sediento de sangre ajena,

porque el paraíso es un huerto sin fruto

y la flor florece en el azar de una naturaleza distraída.

La perdiz discrepa con el cuy sobre la proteína seca,

los desmayos son cosa de maricones

cuando el empleado de banca discrepa sobre el logaritmo resentido que acoge al yermo erial que fue trinchera,

la burla es tan inmediata como el gas que se respira

cuando se esnifa la oportunidad en pequeños pedazos de Biblia.

Me he vengado de la blanca estirpe de matarifes

que en el barrio de San Isidro custodiaban el olor a sombra,

he sacrificado mi sacrificio de silencio y luna

para que en Miraflores no mientan a la llaga de mi frente,

he traicionado a los fantasmas del Real Felipe

para que la cáscara de mi lamento no sea de luz,

prefiero ser odiado a que me odien

cuando sea un niño puro y tonto,

 y me ejecuten los borrachos de paz,

porque hasta la paz cansa, y se aburre la misma paloma del cielo.

Los autos, las combis, y los micro-buses

siguen un río tan sucio y profundo

que las huellas de los conquistadores se apagaron de agua,

es frenética esta ciudad gris, es horrible esta anarquía,

esta anarquía pequeña que el cholo soporta en sus venas

y cuando besa a la calavera muere un suspiro de amor

estremecido por un amor imposible,

la noche de Lima es una noche cascabelera,

noche de cascabeles y de magia con sabor a todo,

es noche sensual y obscena

que coquetea lasciva y racial bajo un cielo sin estrellas,

coquetea asombrosa y esbelta

ante la caricia de una noche austral,

coquetea sencilla y hermosa bajo un cielo

que le exige prostituirse y ella olvida, y sigue siendo.

Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

ABSORBER LA PERMANENTE VITALIDAD

 

Absorber la permanente vitalidad

de la trascendencia de lo cotidiano,

del día a día pausado

vivo, armonioso, pero callado

que pasa sin hacer ruido

pero va llenando los posos

de nuestros adentros

de las esencias que nos hacen ser

y sentirnos persona.

LA DENSA CORPOREIDAD DE MI MEMORIA

 

La densa corporeidad de mi memoria

bulle en el hermoso caldero

donde se cuecen los olores

de mis realidades y sueños,

es tanto su bagaje y la fina línea

entre verdad y ensoñación

es tan imperceptible

que se han mezclado

formando un magma

tan verdadero y lúcido

que no se podrían rescatar

sus sabores y texturas originales.

ESTE LUGAR CONFORMADO POR UN ENTRAMADO

Ese lugar conformado por un entramado

de realidades y ensoñaciones,

aromatizado por vibrantes olores

y sustantivas emociones

llena los espacios de mi amada vida.

QUE SERÁ DE LA RICA

 

Que será de la rica

y sustantiva esencia

de mi acaudalada memoria,

donde hallará cobijo

sus magníficos nutrientes

cuando la vasija

que los contiene

deje de vibrar y se reseque.

COMO DENOMINAR EL INTANGIBLE

Como denominar el intangible

espacio donde mis emociones

hallarán descanso

cuando mi lugar desaparezca.

RARA ES LA VEZ

 

Rara es la vez

que no me arranca

una sonrisa

el ilustre poeta

de mi amada tierra

con su deje

de irónica ocurrencia.

Disfruto leyendo

sus breves crónicas

que se desgranan cayendo

hasta formar columnas

que se adosan

en los pilares

que sujetan mis alforjas.

Empiezo de buena mañana

con refrescantes sonrisas

rellenas de mermelada

del nutritivo sabor

de la realidad cachorreña

que solo da la cosecha

de Don Manuel de Alcántara.

RECONOZCO EL BULLICIO

Reconozco el bullicio

que burbujea en mis entrañas

activado por la ilusión

que me ha generado

el hecho trascendente

de que estoy siendo examinado

por una preeminente

agencia literaria,

ojalá encuentre en ella

el reconocimiento de la valía

de mi ya abultada obra

y esta pueda acceder

a intelectos ansiosos e interesados

en poesía sensible y comprometida.

Reconozco que me gustaría

ser reconocido como poeta

porque así me siento

y sin desmerecer

la vanidad de mi ego

humano al fin

lo que realmente me sacude

es la esperanza de que mis inquietudes

trascienda a personas

y sentirme útil.

Pero seguiré escribiendo

porque sale de mí

como necesidad vital

y regeneradora de mi mismo

sea cual sea

la realidad de los hechos

en mi espera de primavera,

al menos hasta que la curiosidad

siga alimentando mis sueños.

SI LOS SONIDOS DE LAS PALABRAS

 

Si los sonidos de las palabras

sus ecos, entonaciones y matices,

se hubiesen podido mantener en el tiempo

suspendidos, levitando en un espacio

intemporal, anaeróbico y modélico,

entonces podríamos rescatar

originales versos en su contexto,

de sus encapsulados descansos,

con toda la riqueza de sus léxicos

en su punto, con su acento

de la mismísima boca

que lo expulsó de sus adentros,

satisfacer nuestros tímpanos

con la orfebrería de Góngora

o la maravillosa ironía de Quevedo.

SIEMBRA CONTINUA SIN DESMAYO NI REMEDIO

 

Siembra continua sin desmayo ni remedio

en las voluntades de los intelectos

para que sigan surgiendo las emociones

de las múltiples y ricas variaciones

que ofrecen los fabulosos mundos

surgidos de las aristas de las palabras

de sus sonidos, de sus silencios,

pulirlas hasta dotarlas del armamento preciso

áspides inyectoras del veneno mortífero

que aniquile el empobrecimiento del léxico,

de sus contenidos, sus emociones y su limo.

CUANTAS LÚCIDAS Y EMOTIVAS HISTORIAS

 

Cuantas lúcidas y emotivas historias

enriquecerán mis días

cuando alcance el júbilo,

seguramente un mínimo número

de las que aparentemente sestean

en los cuidados estantes

donde las fui acunando

con riguroso y esmerado mimo,

serán legión las que exhalaran

desde sus bellos y cuidados lomos

miradas denodadamente suplicantes

quedaran sepultadas por lágrimas

de sus inconsolables lloros,

con sus anegadas aguas

transportaran mis básales hilos

convertidos en calcinadas exequias

o en fugaces haces luminosos

hacia el concentrado hueco

donde abonaré con mis esencias

el agujero negro de los sentidos.

COMO LUCES DE MI CIUDAD CAMINO

Como luces de mi ciudad camino,

nunca a habido más centrifugas

y a la vez formaron un centro

más integrado en la armonía de sí mismo,

los extravíos emocionales

que dominan la cósmica de mi tiempo

me hacen sentir el absurdo del exilio

en mis propios pasos, en mis inicios

negándome mi historia, carácter y designio,

ser arrabal en mi sombra

en las esquinas que doblan las luces

que traspasan mis córneas

y sostiene el centro de mi mismo;

no lloraran mis esencias,

consolaran mis vástagos, añoraran mis vestigios,

ser extranjero en las normas

de quienes fugazmente tropiezan

con mis contemporáneas luces

no perturba mi sentido intimo,

el dominio del compartido espacio

no da derecho ni poder

para descomponer ni magnífico crisol

que conforme se aleja reverbera sobre si mismo

formando haces de maravillosos sueños

esos que instalan el territorio de mi vida.

ONDULÁNDOSE SOBRE SI MISMA

 

Ondulándose sobre si misma

envuelve su cercano espacio

con el atrayente sabor

de su perfumada estética,

desprendiendo aromas

por los perfiles de sus rasgos

retenida estática

de intima percepción.

EN UNA MARÍTIMA PALMERA

 

En una marítima palmera

y por una esquina fijada

una foto con la cabeza volteada

mira al mar desde los tiempos

en que una desgarrada doliente

mantenía el ánimo de la búsqueda,

con la derrota anunciada

por la iniquidad conclusa

aguarda a sucumbir

ante la gravedad de la certeza,

aún traslada

traspasadoras luces de auroras

hacía el término de la raya

para superar el vértigo

de una luz sin mañanas,

y mientras impulsado por ella escribo

ahíta de sostener miradas

se deja descender

y enfrentándose al cielo

concluye su obra malograda

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR  LUIS CHINCHILLA ELIZONDO

 

PIEL DEL NEÓFITO POETA

 

¿ Porqué será que no escribe el poeta?

Acaso la noche helada no le ha vuelto a ver.

Dime niño,

¿Dónde esta el poeta?

Dicen que se fue, para no volver,

Ya no quiso soñar…

Sus manos estaban frías,

Porque las nubes no se juntaban a conversar,

¡ Sí !,

Los sueños están en el aire,

Sólo hay que mirarlos sin molestar.

¿ Pero dime niño?

Si las palabras se escondieron,

Para no sentir el frío de sus manos

¡ No ¡

Ellas se embriagaron por su partida,

Y se fueron, para el mundo recorrer.

¿ Dime?, si es que no escribirá el poeta,

Porque alguien lastimo sus letras.

¡ Sí ¡

Parece que un Amado y experimentado poeta,

menosprecio los sueños y la letra del

Neófito poeta.

¡ Niño ¡

La poesía no ha muerto,

Seguirá siempre viva

Respetando los sueños

De quien escriba.

Ven niño poeta,

Sigue escribiendo a la luna,

Aunque sus versos sean amargos

No desprecies a ninguna.

¿ Dime niño,

Quien es el dueño de la poesía y la letra?

Sin el sueño de los amantes,

La poesía  no existiera.

Para que las noches no sean eternas,

Debo escribir lo que el alma ordena.

Creyendo que la poesía descansa en los sueños

De las personas nobles y buenas.

Luis Chinchilla Elizondo  08/09/2009

Grecia, Alajuela, Costa Rica

NATURALEZA

 

 

 

Te invito a pasear

Por este viejo camino

Donde la maldad del ser humano

Aún no ha llegado.

Empapados de tiempos de bondad,

La sombra nos refresca

Y la tierra parece suplicar.

Con el paso del viento

Los  bambúes parecen hablar,

Al caer la lluvia,

La sedienta tierra

Vuelve a suspirar.

El Cielo lleno de paz,

La quietud une nuestras miradas

Llenas de sinceridad.

Con un puñado de sentimientos

Al lado del camino, dices,

¡ las flores son páginas

Que reflejan la verdad!.

Pétalos de rosa nos miran

Como a niños,

Que vienen y van.

La  ciencia y la prisa

Ya no están más,

Sólo las piedras del río

Bajo el agua cristalina,

Con los rayos del sol

Parecen brillar.

Sigamos luchando naturaleza

Para seguir cultivando vuestra belleza

Que los años no apaguen el H2O.

Las nacientes no desaparezcan,

La lluvia quede impresa,

En las generaciones

Que están por llegar.

Luis Alberto Chinchilla Elizondo  16/08/2009

Grecia, Alajuela, Costa Rica, correo electrónico: luischin_63@hotmail.com

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR MARIO MELÉNDEZ

(Linares, CHILE, 1971)

 

SEÑORES DEL SUR

 

Señores del sur

he comprometido mis raíces con ustedes

mi palabra llegará como un río

a recoger la tierra y su origen

Llámenme agricultor

cuando el trigo se despierte

cuando cruja la semilla

y el invierno se levante en una mano

Llámenme soldado

cuando el agua y la piedra se reúnan

entonces seré el puñal

que desgarre ceniza y envoltura

No digan al Maule como me llamo

me reconocerá por la voz

por los susurros que mis labios

llevarán hasta su lecho

No digan nada en Constitución

o en Pelluhue o en Chanco o en Curanipe

mi nombre fue encontrado en una ola

no es necesario que digan nada

Señores del sur

mi casa es mi mejor emblema

Pueden ver a través de las ventanas

o a través de mis ojos

lo que les tengo preparado

Abriré de una en una mis heridas

y escupiré poemas en vez de sangre

y a todos les diré mi nombre

Porque no quiero ver a Pedro

arrinconado en un museo

o a Manuel Francisco

retenido en una boca

Ellos sabían cantar

eran dos vientos de distinto oficio

dos gotas que el Maule

sacudió con violencia

Y yo ¿quién soy?

algo tengo de todos

cara de pan o de hormiga

muslos comprometidos

con el sabor de la tierra

hombros de padre

dientes de inquilino o de patrón

Soy una flor con espinas

y pétalos de mármol

un poema preparado

con la lluvia de cada día

VINCENT 1993

 

a Vicente Huidobro

El gran poeta de las vanidades

se mira al espejo y dice

no hay otro mejor que yo

no hay otro más hermoso y delicado

más burlón, paradojal e irresistible

Y cuando voy por las calles

me persiguen y me piden autógrafos

se aglutinan en torno mío o se desmayan

porque soy más inmortal que las agujas

y en mi boca suspiran las estrellas

Así, cada montaña es un pelo en mi oreja

y cada nube una escalera de emergencia

donde subo y bajo como un mago

persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance

No obstante los helicópteros me adoran

me adoran también las escolares que diviso de reojo

me adora el trapecista de un circo desahuciado

me adora la azafata de un vuelo imaginario

me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas

y todos gritan “Ahí va Vicente, ahí va

con su cara encerrada en un sombrero

ahí va, el que se orina en los astros

el que respira copihues

y cambia de color hasta volverse inaguantable”

Y yo me río como un Buda chocho

cuando arrojan flores a mis pies

y me lleno de números telefónicos

y de mujeres que darían sus propios pechos

por rozar mi frente de amante multitudinario

o por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de fruta

Tengo unos cuantos lunares en francés

y un gato que me habla en un idioma póstumo

y un perro que me muerde y me lame las antenas

y un cilantro preguntando quién soy

y yo le digo “No me busques

no hagas caso de la rosa deshojada

tú tienes tu propia sabiduría

tu propio olor

tu apellido en la cazuela del domingo

y no necesitas ser tan hermoso

para que ellos te respeten

cuando con sólo probarte

tienes ganado el cielo

y un espacio en mi garganta”

Ahora me marcho en mi paracaídas

me marcho en mi aeronave de plumas anónimas

me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano

a dormir una siesta en un ataúd de huevo

QUE SALGA EL INDIO ENTRE LAS PIEDRAS

 

Que salga el Guayasamín que cada uno tenemos

que salga el indio entre las piedras, médula a médula

el gran precipicio que somos, la gran llaga ecuatoriana

y lo que cae del ojo al cielo, y lo que arruga el aire

y lo que sale de nosotros mismos como una rosa deforme

y lo que araña más adentro que salga

que salga el trueno, la bocanada, el relámpago

la hebra furiosa y tuerta que mira sangrar el alma

y aquí, en esta jaula ardiente que es América de luto

están pendientes los nombres de aquellas manos clavadas

de aquellos pies desahuciados, de aquellos huesos de humo

de aquel sueño arrojado al gran ataúd del miedo

o simplemente del árbol con sus ramas infinitamente secas

Porque no estamos muertos, no estamos

y hay uno que ahora brinca por encima de los sables

y hay uno que bebe fuego y lleva alas de ceniza

y hay uno que agrieta el río con su cráneo universal

y hay uno que dice yo, yo soy el indio entre las piedras

y todo el horror humano se me apaga en el cuerpo

y tengo lágrimas y penas

y el corazón como una luna borracha

y el esqueleto dormido, y la mandíbula tiesa

y a mi oído brama el perro de las noches podridas

y a mi boca rueda el beso de la angustia que mata

Y yo pinto, yo pinto con mi voz y con mis uñas repletas

yo pinto con mi oxígeno la cicatriz del viento

raspo la puñalada maldita de los siglos

me sumerjo en el ácido mortal de las pupilas andinas

desnudo el recuerdo de la calavera sombría

y en mí sobreviven las tripas cortadas de cuajo

y cada grito soy yo, cada mejilla nacida del grito

cada suspiro fatal y su patria de aguja

cada mujer, cada hombre

cada animal volteado en la vértebra dramática

todos y cada uno de ellos

y en todas partes la vida como un sol amargo

y yo, hinchado de colores

cierro las alas y duermo sobre la tristeza

 

UN DÍA VOLVERÉ A TUS OJOS

 

Un día volveré a tus ojos

y comenzaré de nuevo

volveré con un sonido hueco de metal

y sol mojado

buscaré entre los papeles del tiempo

tu cuerpo verde y tus cabellos de uva

te coronaré en silencio con mi boca

y con mis manos que no terminan

Volveré por ti y por tu sangre estrellada

viendo pasar la tarde como una sombra antigua

algo se romperá allá arriba y no seremos nosotros

algo se quemará de pronto con el eco de tus sábanas

Y volveré más vivo, más puro, más hambriento

y volveré volando y desgarrando plumas

todo lo haré por ti, todo en silencio

que hasta los gallos prolongarán la noche

cuando te vean desnuda

LLÉVAME

Llévame hacia el sur
de tus caderas
donde la humedad
envuelve los árboles
que brotan de tu cuerpo
Llévame a la tierra profunda
que asoma entre tus piernas
a ese pequeño norte de tus senos
Llévame al desierto frío
que amenaza tu boca
al desterrado oasis de tu ombligo
Llévame al oeste de aquellos pies
que fueron míos
de aquellas manos que encerraron
el mar y las montañas
Llévame a otros pueblos
con el primer beso
a la región interminable
de lengua y flores
a ese camino genital
a ese río de ceniza que derramas
Llévame a todas partes, amor
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante

SI FUERAS CALVA TAMBIÉN TE AMARÍA

 

Si fueras calva también te amaría

me volvería loco besando tu cabeza

tu pequeña luna dorada

Si fueras calva, oh si fueras calva

te llevaría por el río de la memoria

me sentaría junto al fuego de tus ojos callados

derramaría un cisne en medio de tu frente

Pero la larga y ciega cabellera

el largo aliento de cristal

la larga hebra de ceniza y polen que tú eres

todo lo que la vida se guarda para sí en tus cabellos

lo que la noche te roba en suspiros

todo lo que el color del éxtasis te lame

como en un vuelo relámpago

como en un sol prolongado

como en un juego de luces apiladas en tu cuello

todo eso, amor, y más arriba esta ola

esta corriente, este aire

este racimo de algas enjuagadas al viento

este cordón humano amontonado a ti

esta marea, este soplo

este susurro que me ata hasta las últimas raíces

y lo que nace, y lo que acaba

y lo que cae al gran abismo de tu sangre

lo que no ha sido escrito, amor, todo el misterio

porque en la sombra de tu pelo

yo me ahogo para siempre

 

 

PARA MAYOR SEGURIDAD

Vengan a ver mi poesía
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos
Hay poderosas vigas entre cada verso
hay listones apuntalando mis palabras
Y si la lluvia desea entrar
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor

LA OTRA

Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.
Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le daba
La Abuelita. Por lo que una mañana El Lobo le dijo: «Caperucita,
quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque;
ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú me digas
tus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes y esos
colmillos tan filudos, y yo, como un estúpido, responda que son
para oírte, olerte y verte mejor. No, Caperucita, lo nuestro ya
no tiene remedio». Entonces Caperucita, desconcertada por aquella
confesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensando en la
clase de mujer que había conquistado el corazón de su amante.
«Es ella, tiene que ser ella», repetía la niña, mientras buscaba
desesperadamente la casa de la anciana. «Abuelita», gritó al fin,
cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, «¿cómo
pudiste hacerme esto? tú, la amiga en quien yo más confiaba».
«Lo siento», dijo la otra, «nunca pensé quedar embarazada a mi edad,
y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,
él es un lobo responsable, que no dudó por un minuto en ofrecerme
matrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrás
que buscarte otro. Después de todo, no es este el único lobo
en el mundo, ¿o no?».

MI GATO QUIERE SER POETA

Mi gato quiere ser poeta
y para ello
revisa todos los días mis originales
y los libros que tengo en casa
Él cree que no me doy cuenta
es demasiado orgulloso
para dejar que le ayude
Lleva consigo unos borradores
en los que anota con cuidado
cada cosa que hago y que digo
Ayer no más, en uno de mis recitales
apareció de incógnito entre la gente
vestía camisa a cuadros
y mis viejos zapatos rojos
que no veía hace tiempo
Al terminar la función
se acercó con mi libro en la mano
quería que lo autografiara
y para ello me dio un nombre falso
un tal Silvestre Gatica
Yo le reconocí de inmediato
por sus grandes bigotes y su cola peluda
pero no dije nada
y preferí seguirle la corriente
Luego me deslizó bajo el brazo
uno de sus manuscritos
“Léalos cuando pueda, Maestro” me dijo
y se despidió entre elogios y parabienes
Y sucedió que anoche
y como no lograba dormir
levanté con desgano aquel obsequio
para darle una mirada
Era un poema de amor
un hermoso poema de amor
dedicado a Susana
la gatita siamés
que vivía a los pies del sitio
Parecía un texto perfecto
tenía fuerza y ritmo e imaginación
y todos los elementos necesarios
para decir que era un gran poema
y sin duda era un gran poema
un poema como pocas veces había leído
Entonces me entró la rabia
y la envidia y la cólera
y me pilló la madrugada
con el texto entre las manos
sin atreverme a romperlo
o hacerle correcciones
Que Dios me perdone por esto
pero no veo otra salida
mañana echaré mi gato a la calle
y publicaré el poema bajo mi nombre

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR OMAR SANTOS

(MÉXICO, 1975)

 

TERRITORIOS

 

El lugar donde prohíben los recovecos.

El lugar donde el verbo se hunde en la llamarada.

El lugar donde se olvida el castillo y las emociones.

El lugar donde se ignoran los muñones de la infancia.

El lugar donde octubre es inédita rabia del arcángel.

El lugar donde el espectro escondió el libro y las monedas.

El lugar donde el lunes es cuchilla del profeta.

El lugar donde exhibieron las entrañas del indoblegable.

El lugar donde la linterna es llanto y proferir de la muchacha.

El lugar donde los espejismos son alimento del poeta.

El lugar donde el sexo es un asunto de la sucia moral.

El lugar donde el corcel anunció la orgía de los dioses.

El lugar donde el terrorista pidió el verso antes de la inyección.

El lugar donde nos harán beber el cáliz de nuestra propia sangre.

El lugar donde el que escribe estas vicisitudes se queda quietecito,

en el lecho, negando la máscara más hermosa de la fatalidad.

EL LLAMADO

Ya ves, ya ves, que nos llaman,

que algo muriò en el camino,

unos ojos aterrados nos miran

desde los àrboles,

ya ves, han destrozado la casa

que hemos olvidado al càntaro

y a los niños

como espantapájaros

sin voluntad,

como cobardes indescifrables

que se conforman con la soledad.

Ya ves, ya ves, algo de tì se arrodilla

algo que se enrosca como

extenso alarido,

que nos venden la duda,

que tal vez el vacìo y las tenazas,

y esto que nos fractura la palabra,

y esta noche que no acaba

en la impiedad.

Ya lo ves, ya lo aceptas,

te despeñas, te acongojas

algo nos escupe

algo de nuestro propio origen

nos rechaza.

Ya ves que fácil es cagarse de miedo,

que grandilocuente el ser contemporàneo

acabando con los pèndulos de su razòn.

El TURNO DE USTEDES

Dispongan,

ya no hay confidencias

sobre el jazmìn,

que se diga claro,

pues ya qué,

una hambruna, un cadáver màs.

Ya se acaba la antorcha

de la tranquilidad,

bienvenidos,

pasen ustedes,

ya gozamos de la era

del vòmito,

eviten el bramido y la tardanza,

extiéndase en su desague de indiferencia;

aquì falta escarnio, aquì

un poco de horror familiar,

bienvenidos,

Oh, grandes seres,

esto es la gran opereta

de los insectos.

A su gusto, con cinismo

con tibieza, a sus anchas,

yo ya tuve mi salutación

mis días de cobardìa

y lamentación,

maté afectos,

ignoré con otros

el consejo de los buenos padres,

ahora el fingimiento.

Ahora recitemos esos versos de la partida;

pero amigos, ustedes tomen

su parte, yo paguè, ya decidì,

a lo sumo, ya esto lastima,

amigos, decidan,

esto abofetea, esto es el hartazgo…

 

LA DIFERENCIA 

 

La diferencia está

en los grilletes,

hombrecito de socavones,

hombrecito de cristal.

Ah, pero no es una alharaca,

es bueno saberlo,

si no hay largas dudas,

no existe otro canto para la soledad.

N o es sensato buscar en el olvido

de los otros,

aunque se cambie de paloma

o de sitio,

la desolación es contundente,

miras la libertad en el horizonte

e irremediablemente

te dan ganas de enloquecer.

La diferencia está

en los grilletes,

aceptarlo,

no excuses, no escapes,

hombrecito de las ciénagas,

si dudas mira esa multitud

que se resquebraja,

la luz del héroe mutilado

o la cárcel de esas miradas;

ah, pero no es una alharaca,

esto es la marca del siglo,

esto es la desventaja.

PERTURBADOR

 

Pues la noche

de estos maniquíes

es perturbadora,

pues qué grave, qué retroceso,

y es triste señores,

es humo de origen.

Extenso el escenario de latigazos.

El pánico procura más rehenes.

Qué desaliento en esta residencia,

en cada sitio,

señores,

nos han preparado la mortaja,

están preparando los tratados

crueles

señores, qué cicatriz,

calendario de atrocidades inventan,

y se ama el laberinto

como se ama al gusano del circo

o a la puta más feliz.

Claro señores, claro que no es gracioso,

no es un canto en el paraíso,

no tiene que ver con la mujer

que se goza mordiendo el limón.

Pues qué grave señores,

la linterna que se derrama

sobre la palabra tarde,

y qué gracia, con qué voluntad,

vamos todos elegantes,

mientras allá, ovillado entre navajas,

acaban con la ilusión.

 

MEDITACION DEL ESBIRRO

Me emocionan los árboles de la muchacha,

el globo alegre que cruza los azules,

el grito y el baile que despierta a los puertos

con niños. Me gustan los ancianos

que corrigen sus poemas.

Me gusta el olor de la tabernas

y el pandero de las zorras.

Pero me dieron órdenes,

es fácil el objetivo, es preciso,

tiraré mi piedad, y tendré que arrasar pronto,

ahora no tengo ni Dios ni moral,

y tendré que detonar,

es terrible y absurdo,

pero me dieron órdenes,

ahí está el blanco,

sólo apuntar…

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ENTREVISTA AL CRÍTICO LITERARIO Y POETA

VICENTE LUIS MORA

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

   Vicente Luis Mora es una de las mentes más brillantes de este país, no sólo por su faceta excelente como poeta, en la que destaca de entre sus contemporáneos, y no sólo por sus críticas tan sumamente acertadas y sin ningún alarde pretencioso, sino por su extrema erudición y su primoroso virtuosismo. Ha publicado varios libros, de los cuales destaco aquí los que he tenido el placer de degustar, que son: “Singularidades, Ética y Poética de la Literatura Española Actual” (Bartleby, 2.006), “Mester de Cibervía” (pre-textos, 2.000) ganador del premio “Arcipreste de Hita” 1.999, y “Tiempo” (pre-textos, 2.009). Tengo que decir que tanto el ensayo “Singularidades” y los dos poemarios son de una calidad abrumadora, ya que en el ensayo he notado mucho nivel crítico, un nivel crítico que no deja de ser sincero, perspicaz y no deja cabos sueltos, el lenguaje es cercano y habla con conocimiento; especialmente recomendable para poetas, para todo tipo de poetas. La poesía es innovadora, elocuente, y plagada de profunda semilla. En “Tiempo” he notado cierta simplicidad cargada de un profundo lenguaje que emana desde lo más sencillo hasta de lo más remoto; exalta el desierto como símbolo de nuestras vidas solitarias, y de “Mester de Cibervía” debo decir que me han impresionado su intuitiva relevancia, su innovadora temática, su musicalidad y originalidad; no me extraña que fuese premiado.

Hola Vicente, ¿Qué es para ti la poesía?

Respuesta: Caramba, es curioso que nadie me haya hecho hasta ahora esta pregunta prototípica. Siempre pensé cuál iba a ser mi respuesta el día que alguien me inquiriese al respecto, y nunca llegué a una conclusión interesante, porque es difícil resumir una actividad vital tan profunda y complicada con un par de frases. Digamos que la poesía es para mí la parte más nuclear de la literatura, aquella donde se conjugan una experiencia extrema de lenguaje con una experiencia profunda de conocimiento en aras de una comunicación literaria de la máxima tensión. Definir “lenguaje”, “conocimiento” y “tensión” nos llevaría semanas, pero creo que puede entenderse bien lo que quiero decir.

 

-Yo escuché hablar de ti por un libro que leí que te resultará familiar, el libro de Fernández Mallo “Postpoesía” y me dejó estupefacto tu acertada opinión sobre los concursos de poesía:

-¿Qué opinas de los concursos?

Respuesta: Opino que los concursos están bien o no son perniciosos única y exclusivamente cuando concurren estos presupuestos: 1) Los miembros del jurado de verdad no conocen de forma previa el nombre de los autores ni las obras presentadas. 2) El representante de la editorial tiene voz, pero no voto. 3) El editor de esa editorial no ha animado a presentarse al certamen, con garantías o promesas de por medio, a un poeta al que quiere “colocar” en su catálogo sin arriesgarse económicamente. 4) El representante de la institución convocante se limita a estar calladito y mirando. 5) El autor premiado no ha intentado ponerse en contacto con ninguno de los miembros del jurado ni con la institución. 6) El autor premiado no ha escrito el libro pensando en el premio, ni en los nombres que componen el jurado, ni en la dotación económica –si la tiene–, ni ha introducido citas, epígrafes o convenientes señales que puedan hacer pensar a los miembros del jurado que a él le molan los mismos autores que a los miembros del jurado le molan, ni tampoco ha incluido versos de poemarios escritos por miembros del jurado. 7) El premio no provoca ningún envío de jamones de bellota antes, durante o después de las deliberaciones del jurado.

Todo lo que se puedo decir sobre este tema lo dejó bien escrito Juan Bonilla en su memorable relato “Bases del Premio Mastodonte de Novela” en Veinticinco años de éxitos (La Carbonería, 1993; Pre-Textos, 1996).    

 

-¿Qué opinas de la nueva corriente que está creando Agustín Fernández Mallo?

Respuesta: No sé a qué corriente te refieres, puesto que Agustín es un escritor muy personal. Hay jóvenes imitadores de Agustín, de eso sí me he dado cuenta, pero en este caso hablaría más de epígonos o seguidores de él que de corriente como tal. De Agustín, como he apuntado en un artículo reciente sobre su “proyecto Nocilla”, sólo puede decirse lo que él señala de la Coca-Cola: no puede compararse con nadie.

 

–         En tu libro “Singularidades” citas varios nombres que dices que son el auténtico parnaso de oro de la poesía española actual, ¿Qué condiciones tiene que tener un poeta actual para estar en ese parnaso?

Respuesta: En la actualidad es fácil, sigue siendo suficiente hacer la pelota a una serie bastante larga de poetas y críticos –casi los mismos que citaba en el libro– y dejarse utilizar convenientemente y a discreción por ellos.

 

–         En este libro dices también que un poeta postmoderno tiene no sólo que haber leído a los clásicos, sino que tiene también que conocer temáticas de física, tecnología, ciencia, filosofía y muchas materias más: ¿Qué me puedes decir acerca de este tema?

Respuesta: No creo que dijera en ningún momento “poeta posmoderno” sino poeta a secas. Salvo rarísimas excepciones, los mejores poetas, artistas, narradores, ensayistas, críticos o dramaturgos de cualquier época y cultura podían contarse sistemáticamente entre las personas más cultas, estudiosas, inteligentes e inquietas de su tiempo.

 

–         También he leído de ti que la narrativa española actual está anclada en parámetros decimonónicos, ¿Cuáles son para ti los escritores de novela que quizá pueden salvarse de esta “regresión temporal”?

Respuesta: Uy, pregunta trampa. No malintencionada, claro, sino letal de responder, puesto que por buena memoria que tenga uno siempre se dejará alguien fuera. Prefiero remitirme a mi índice de críticas literarias publicadas durante los últimos 15 años.

 

–          ¿Qué opinas acerca del apropiacionismo del que nos habla Fernández Mallo en su ensayo? ¿Cómo debería enfocarse a tu parecer?

Respuesta: El apropiacionismo es una técnica artística, como el propio Mallo recordaba desde las primeras versiones de su Postpoética, cuya utilización se remonta a los años setenta del pasado siglo. Puede verse a este respecto el esclarecedor ensayo de Juan Martín Prada, La apropiación posmoderna. Arte, práctica apropiacionista y teoría de la posmodernidad (Fundamentos, 2001). Hay un recurrente ciclo tendencial, que paradójicamente engloba, cuando se da, desde ciertas vanguardias a ciertas variantes reaccionarias en lo literario, a considerar que todo está agotado como creación ex novo y que la aparición de algo nuevo sólo puede venir de copiar, plagiar, glosar o reorganizar elementos ya existentes. Cuando estas líneas estéticas, como la de Agustín, consisten en mirar con ojos nuevos lo ya hecho, me parecen de gran interés. Cuando suponen, y estoy harto de verlo en poesía, única y exclusivamente un refrito malo y plagiario de lo bueno (e incluso malo) ya existente, me producen un profundo sueño o una dolorosa ardentía, según la época del año.

 

–         He visto que vives en Estados Unidos, ¿Qué poetas estadounidenses nos invitarías a leer? ¿Crees que los poetas estadounidenses si que están a la altura del postmodernismo tardío?

Respuesta: Lamento decir que no he aprovechado mi estancia aquí para profundizar en poesía, tenía otras cosas que hacer y en mi escaso tiempo libre he preferido leer narrativa estadounidense. De cuando en cuando hojeo revistas poéticas locales, pero no tengo ninguna “atención” especial puesta; uno no puede estar pendiente de España, Latinoamérica y Estados Unidos al mismo tiempo y con cierta profundidad sin volverse loco o sin ser millonario o sin trabajar en una universidad que le pague a uno los libros. He descubierto algunos poetas chicanos muy interesantes, como Demetria Martínez o Levi Romero, aunque dudo que sean fáciles de leer desde España.

 

-En tu ensayo “Singularidades”,  nos dices que en España no hubo nunca modernismo, ¿Por qué lo crees?

Respuesta: Creo que mejor me remito al ensayo, porque es una de las líneas de fondo del libro y no puedo aquí resumirla sin superficializarla.

 

–         He escuchado decir que en España ha hecho mucho daño a la poesía la forma de trasmitirla, es decir, la manera oral de trasmitir la poesía, ¿qué opinas al respecto?

Respuesta: No puedo opinar, porque tendría que leer o escuchar el completo razonamiento que daba esa persona al respecto. En principio, un modo de transmisión no tendría por qué dañar nada; más peligrosos son los modos de interpretación, que sí que han hecho daño, y mucho, a la poesía española.

 

 

-¿Qué opinas del verso rimado como tal? ¿Por qué crees que ya no se usa y se usa más la poesía narrativa?

Respuesta: A mí el verso rimado no me parece mal, incluso lo he practicado a menudo y tengo un libro inédito –seguramente por fortuna para todos– de sonetos. Pero reconozco que hay que ser muy original y muy brillante para que un poema rimado no parezca anacrónico y desfasado en 2010.

 

-¿Qué opinas del éxito de la novela sobre televisión de Manuel Vilas “Aire Nuestro”?

Respuesta: No vivo en España y no conocía el éxito; Vilas me comentó hace poco que iba a salir una segunda edición, pero no tenía más noticias. Me alegro por él; para mi vergüenza, todavía no he podido leer el libro. En este momento tengo 221 libros, recién contados, recibidos y pendientes de lectura.

 

-Tú has usado una nueva tecnología como lo es Internet como tema literario o entorno para expresar tu poética, ¿crees que la poesía actual debe de seguir por esos cauces? ¿qué opinas de la poesía en generaciones anteriores a la nuestra?

Respuesta: Yo no me atrevería a decir qué “debe” o “tiene” que hacer la poesía actual (salvo tener calidad, eso sí se le debe exigir): no soy ningún pope y como detesto recibir órdenes evito darlas. Creo que los nuevos medios son interesantes, eso es todo, y que traen riqueza de posibilidades.

La pregunta sobre “generaciones anteriores” es difícil de responder; creo que me remito de nuevo a mi trayectoria crítica, que daría una luz aproximada a la respuesta.

 

-Y por último, ¿has dicho todo lo que había que decir sobre la poesía española actual?

Respuesta: Tengo la sensación de que todavía no he empezado a decir lo que tengo que decir sobre la poesía española, pero si todo va bien, quizá no haya que esperar mucho para romper a hablar. Para empezar, todavía no he publicado mi tesis doctoral, por ejemplo, así que imagínese lo que me queda –inédito o todavía no escrito–por decir.

 

Gracias por tus respuestas, tan acertadas como siempre, y quiero que sepas que esperamos con interés tus obras.

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS PERUCHOS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

CREENCIAS DEL PERÚ

 

Dicen los peruanos viejos, los venidos de todas partes,

los portadores de la sabiduría ancestral,

que proteger la casa con una calavera de ser humano

ahuyenta a los ladrones, y a los invasores del hogar.

Dicen las mujeres de la casa,

las mujeres vencidas por la cucaña y las mañanas repetidas,

que una escoba detrás de una puerta

hace que el que molesta se vaya con una prisa que asombra.

Dicen los que vieron a la muerte de cerca

que pasarle un huevo a un niño por todo su cuerpo

le cura de muchos miedos, y le saca el mal de ojo.

Dicen las matronas de los hospitales

que ponerle a los niños recién nacidos un lazo rojo

en la muñeca lo protege del mal de ojo

y de otras malas artes que es menester sacar.

Alguien dijo: a los remedios del pueblo los bendice Dios,

por eso el pueblo escucha y divulga

y la sabiduría popular es tan vieja como el polvo,

el polvo que somos y seremos, la tradición colectiva

es la herencia del antiguo hechicero,

ese que protegía a su tribu

y con su visión les enseñaba el camino a seguir

en la senda de la noche de los tiempos. 

LA TARDE

 

Canallas y mal nacidos

tejen la escoria del olvido,

la tarde oculta te llora

buscando lugar y hora,

la tarde siempre ahí,

la tarde es un maniquí.

Bastardos y conspiradores,

estraperlistas y detractores,

se ponen amarillos los ojos

y amarillos los antojos,

buscas religión sin dios,

matas al lecho donde dos

se amaron en tu desprecio

pues el sabor agrio tiene precio,

la tarde es buena contigo,

te busca en la tarde aquel amigo

que pretende hacer historia

en el día en que tu gloria

es maraña nada más,

es un pecado que detrás

de tu remedio de llaga ciega

porque la madrugada te siega

todo aquello que fue tuyo

ya que sientes frío murmullo,

ya que sientes la desgana

entre ti, la tila y el pijama.

Sólo te queda la tarde

porque a las tres aquel alarde

es fiesta sin gargantilla,

es temprana pesadilla,

donde se miran dos hermanos

quitándose padrastros de sus manos,

se retuercen los orgullos,

lo tuyo es mío, lo mío tuyo,

recordamos las canciones,

recordamos tentaciones,

nos ponen los sabañones

desde los dedos a los talones,

nos ponen las mentiras

en las caricias que tú me inspiras,

anuncian su otredad

vírgenes frígidas de la barbaridad,

se suman todas las tardes

entre te quieros y besos cobardes.

Llevas las esquirlas de un pasado

entre lo que más has amado,

la tarde siempre presente

en crepúsculos de aguardiente,

rumias quien te ha traicionado,

el débil nace que ni pintado,

los mundos de Yupi se fueron,

entre borlas nos impusieron

aquello que no queremos

entre pactos y patatas con huevo,

eres ajena, eres cercana,

como la tarde de tu desgana,

al final ella paga el pato

pero se ríe de tu desacato,

victoria estremecida,

baja la calle, a cada cual su herida,

los resplandores son de la noche

y para ella todo es derroche,

los niños van al colegio

y a las cinco el sacrilegio,

te desmayas de puntualidad

entre la esperanza y la orfandad.

VIVIR EL PERÚ

 

Vivir el Perú es ir a cualquier provincia peruana

e ir por una carretera de arena

 (lo que ellos llaman “trocha”).

Vivir el Perú es irte a un hospital de la seguridad social

y encontrarte allí con un inmenso dolor humano

y una larga espera que desemboca en la desesperanza,

donde nadie te atiende,

te dejan morirte, para luego, comprender que mejor sería

haberte ido a una clínica,

pero despiertas del sueño,

y te dices que qué chucha clínica si no tienes plata.

Vivir el Perú es ir en un taxi Tico por la Avenida de la Marina

y comprender que la muerte está cerca

y que sería muy poco digno

morir enlatado como una sardina en conserva.

Vivir el Perú es La Odisea terrible de agarrar una combi

y justo cuando la agarras te subes en ella

y el conductor da un acelerón y te sacas la chucha

y se ríen todos menos tú.

Vivir el Perú es agarrar (por no caminar) un Moto-Taxi

y ves que tu vida corre peligro,

aunque lo agarrarás otra vez, por que caminar cansa.

Vivir el Perú es sacarte un documento

y hacer una cola de dos horas, te piden plata,

soportas calor, soportas olores,

y cuando crees que ya has terminado,

te dicen que tienes que pagar una tasa de 45 soles.

Vivir el Perú es ducharte con agua fría,

es alquilar una lavadora para lavar tu ropa,

es comprarte la ropa en Gamarra,

es irte a Miraflores para hacer turismo

y luego encontrarte con que ningún taxi te lleva al Callao.

Vivir el Perú es cruzar una calle

y ver que tu vida te pasa como dicen que te pasa

un instante antes de morir.

Vivir el Perú es un miedo constante a que te asalten,

te arranchen la cámara, te pidan limosna,

(te pidan colaboración),

te intenten embaucar, te quiten la vida.

Vivir el Perú es que crean que por vivir en España

ya eres o deberías ser millonario;

vivir el Perú es vivir el sabor con extrema intensidad,

vivir el Perú es ver diariamente mujeres bellas,

vivir el Perú es vivir con gente cálida, sencilla y hospitalaria,

vivir el Perú es la alegría en un salsódromo, en una peña,

salir a comer y enamorarte de sus materias primas.

Vivir el Perú es montarte en un taxi que es una carcocha.

Vivir el Perú es enamorarte del Perú;

vivir el Perú es vivir todas las razas,

es sentirte (a veces) como en casa.

Vivir el Perú es comer marcianos, comer en carretilla,

disfrutar de unos anticuchos, después un moliente,

luego unos ricos picarones, tomar algarrobina,

tomar un pisco en Santiago Queirolo, vivir el Perú

es no saber ni que hora, ni que día, ni que tarde es.

Vivir el Perú es conocer un pueblo olvidado,

un pueblo entre muralla de cal y pasado de arena.

Vivir el Perú es encontrarte con que existen billetes falsos,

gaseosas “bambas”, y demasiada piratería.

Vivir el Perú es volverte loco para encontrar un taxi

que quiera ir al BARRIO CINCO.

Vivir el Perú es coimear a un policía porque vas borracho.

Coimear a una funcionaria para que te haga un documento,

vivir el Perú es vivir al límite,

aunque es hermoso estar tan vivo.

UN TAXI  DISTINTO

 

Entre la ciudad de Lima y el Callao debe haber miles de taxis.

Algunos legales y otros ilegales.

Cada mil taxistas encuentras uno que es una filosofía andante.

Se conocen la ciudad palmo a palmo,

te muestran el suburbio, el corazón de la ciudad,

los lugares de alterne, los mejores restaurantes,

y encima, te dan conversación.

Siempre que me subo a un taxi ocurre un sortilegio

de liberadas suertes amparadas todas en un azar selectivo.

Hay taxistas mal dormidos, otros con halitosis mañanera

en plena noche de viernes, los hay refugiados en la música,

los hay con miedo, los hay mujeriegos, moralistas,

los hay también vergonzosos, los hay dicharacheros,

los hay filósofos naturales, son los mejores.

Andan conociendo la ciudad, refugiándose en la carrocería,

divagando su palabra desde donde se nutre la mirada,

maravilla de las virtudes, ellos saben

que no existe nada nuevo bajo la luz del sol.

La noche los engulle como un montón de basura

que desea ser tragada, devorada, los hace añicos.

-Oiga señor: ¿conoce algún lugar donde tomar una copa?-

-Señor, ¿usted sabe un sitio donde haya buen ambiente?-

TAXISTA: Yo le llevaré al lugar apropiado que usted busca.

Y el TAXISTA hizo el milagro.

LA NOCHE Y EL GUACHIMÁN

 

Rompedor de silencios en la noche.

Busca el ladrón su breve ausencia,

busca el perro su noche callada.

Ramillete de silbidos, descuidos

australes hasta la aurora.

Música lánguida del guachimán,

teje un sueño tranquilo su vigilia.

Su vigilia es estrella solitaria,

la alondra lo conoce demasiado

y su silbo suena para la confianza.

GERUNDIO MOSTACERO

 

Andando, anda andando la silueta vencida,

floreciendo de entre negruras el rosado vientre,

se maquilla el apetito como un símil de aurora;

la noche, toda mujer, lo anda entendiendo

entre mitades de agua evaporada.

Mientras la hembra, le arranca la ilusión

de ser mujer como un gemido de yegua,

como un suspiro de parturienta que concluye.

Le arranca el derecho de su nombre insatisfecho,

le arrebata el derecho y el sueño de su naturaleza,

el magma equivocado, el acto estéril de no-crear,

la verdad de sombra yerma que abre las piernas;

recelosa de la culpa que la sostiene,

ella anuncia su auto-destrucción sucediendo,

podrás ser madre y tener la concha cruda

pero yo tengo el gas espirituoso del vino de Baco

y el hechizo salpicando de borrachos delirando.

LOS CAMINOS SE HICIERON

CON AGUA, VIENTO Y FRÍO

 

Comprendo que te sientas cansado de oír la misma canción,

pero el hombre  se cansa de ser hombre,

se cansa por tanto, de la nana que mecen los lamentos

que multiplican la fobia y el tedio y la hacen única derrota,

de la hogaza de pan que se le arranca,

del camino con desasosiego sufriente, de la realidad huérfana

que lo arrodilla, del callo y la llaga dolorosa de sus pies,

de la molesta mota de polvo en sus ojos lagrimosos,

del suspiro vacío que lo hace dudar, del paso que se da

en pos de nada, de los amigos que se cansan del trabajo,

del mar salvaje que se enajena,

de la mano amiga con intenciones deshonestas,

se cansa, amigo, el sol de ser sol, la tormenta de ser calma,

se cansa la verdad de estar desnuda,

pero el mundo rueda y rueda en su inercia natural,

el león no sabe por qué debe de comer,

el árbol no conoce el peso que sostiene,

la razón es una sola y es sencilla,

el azul del cielo es un camaleón hecho de galaxia,

los niños pueden ser verdugos de lo puro,

y un hombre puede ser su único enemigo.

La realidad se crea en nuestro interior

como una página en blanco en las manos de un niño,

pinta los garabatos que quiere, pero los pinta en su ilusión.

Quiero volver al azul infantil que ignora

y volver a pintar mi ilusión de virginal palabra

y asesinar la canción leguleya que aprendí mientras andaba.

LA VERDAD DEL PERÚ

 

Este rico y hermoso país es dos

en uno solo.

Es la opulenta y amurallada

raza de caucásicos,

que vive y anda a la suya.

También es la mayoría de nadies

mestizos, cholos, y morenos,

que están en la gastronomía, la música,

el baile, la cultura criolla.

Ellos son la verdadera cara del Perú.

Los demás, los blancos, andan alardeando

en su escaparate televisivo,

hablan de la cultura universal, o eso creo.

 

2º Especial de la Revista Literaria Nevando en la Guinea

2º Especial de la Revista Literaria Nevando en la Guinea

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

38º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

38º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXXXVIII   02-12-2.009

 

EDITORIAL XXXVIII

Francisco Ayala

 

A principios de Noviembre moría Francisco Ayala. Perteneciente por edad, por cultura y por sensibilidad a la denominada Generación del 27 o de la República, fue el último sobreviviente de aquel momento cumbre en la cultura española. Qué duda cabe, aun cuando pudiéramos llegar a tener ciertas discrepancias y puntualizaciones respecto a cuestiones políticas o sociales con aquel régimen y con sus protagonistas, que ese momento histórico, el de los años de la IIª República Española, fue la culminación de unas décadas esplendorosas que, como ya hemos comentado en alguna ocasión, se han calificado de edad de plata y que supuso un momento de evidente esplendor cultural y político que se tradujo también en un esfuerzo enorme por mejora la sociedad.

 

Francisco Ayala ha encarnado a la perfección el tipo de ser humano que surgió en esos años. No podemos olvidar en este sentido que una cultura colectiva se sustenta en individuos que aportan a la colectividad sus propios anhelos, sus estudios, sus reflexiones y sus propias ideas. Atento a los hechos que le rodeaban, de una vasta cultura, el escritor granadino y madrileño de adopción supo aprehender y crecer gracias a un contexto colectivo por la que sentimos no poca añoranza.

 

Mucho se ha escrito sobre el ambiente cultural de aquellos años. La escritora Josefina Aldecoa ha conseguido rememorarlo en algunas de sus novelas. Hubo un gran movimiento cultural, no olvidemos que llegaron a coincidir durante algunos años escritores pertenecientes a corrientes y grupos culturales diferentes, como  el realismo, el naturalismo, la Generación del 98, los surrealismos o la, entonces, jovencísima Generación del 27, pero también hubo un enorme esfuerzo pedagógica y social por extender la cultura a las capas populares de la sociedad española, hasta entonces despojada de la educación básica, reservada a sectores privilegiados.

 

En este contexto, Francisco Ayala fue un liberal en el sentido más progresista del término. Pero sobre todo fue un hombre de una enorme curiosidad por la sociedad, la literatura, el arte, la política, y logró aportar una obra literaria y teórica sin duda fundamental. No sabemos qué pensaría del ambiente cultural de España en los últimos años de su vida y que sin duda seguiría con interés. Evidentemente, el país al que regresó no era el mismo que tuvo que abandonar, también él afectado, tras la guerra (in)civil y los años de dictadura funesta, ya no hubo el mismo crecimiento pedagógico, más bien al contrario, mucho nos tememos que en el asunto de la educación, de las escuelas y la Universidad las cosas hayan retrocedido, y no existe en modo alguno ese ambiente cultural de los años treinta. También es verdad que son tiempos distintos y hemos de aceptarlo así, pero no podemos dejar de echar una mirada a aquellos años y sentir una mínima envidia, envidia sana en todo caso.

 

Alianza Editorial está recuperando en su colección Biblioteca Ayala las obras de este escritor, esfuerzo que no podemos menos que agradecer y alabar. Recomendamos leer todos sus libros, por supuesto, y sobre todo sumergirse en su «Recuerdos y Olvidos», un testimonio sin duda imprescindible para conocer su trayectoria humana y el entorno en el que vivió. Nos permitirá acercarnos a una de las figuras humana e intelectualmente más importantes en la cultura española.

 

 

 

CONVERSANDO

 CON LA TELEVISIÓN

(no-crónica)

 

[Buenas noches, empieza el programa

el juego de tu vida, donde los “concursantes”

tienen que decirnos toda la verdad

para subir de nivel y ganarse unos Euros;

mi nombre es Enma Suárez y damos

la Bienvenida a Jose Antonio…

han venido para hacerle compañía su madre Elena,

su esposa Matilde, y su hijo y su hija, Jose Antonio y Ana…]

¿Qué clase de catadura moral

pueden tener los “concursantes” de este programa?

¿Qué catadura moral tienen los creadores?

¿Y qué clase de moral tienen los que lo ven?

Cada noche vienen a sentarse frente a ti

una tonelada de basura que mira desde su infierno

de rosas pisoteadas y besos dormidos,

mil palomas que degüellan a la luz de los ojos,

un millón de ancianos que dormitan su estéril promesa

con los perros que babean una cáscara de bombilla.

Cada noche se asesinan fragancias tras la pantalla

y se cosen un corazón amarillo los guardianes

de tus arcas de acero que te hacen cojear de súbita fiebre;

cada noche se consigue la proeza de la llaga sumergida

y se desvive una madre furiosa sobre tus agujas de escarcha,

siempre existe una derrotada existencia en las rodillas

y en los codos duros de los actores en paro;

los vértigos que producen tus anaqueles vacíos

los encuentra una simplona en los soportales

de las tinieblas del campo abierto.

[…VOZ DE ENMA: ¿Darías la vida

por alguno de tus hijos? (pensando) (¿?)Respuesta: NO

(Suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-…APLAUSOS…

VOZ DE ENMA: vemos a tus hijos Jose Antonio y Ana

un tanto abrumados y consternados pero, ¿a quién importa?…

MÁS APLAUSOS… MUCHOS APLAUSOS…]

¿A quién le puede importar eso?

Y si no da la vida por sus hijos, ¿Qué opinan

sus hijos de lo que opina su padre acerca de ellos?

¿Qué clase de mercachifle chusquero es la persona

que comercia con el sentimiento de otros?

Soy el rey de mi sala de estar, y mientras

son otros, los tristes paraísos de mi antesala repleta de carcoma,

soy un rey que percibe las mejillas de cristal que sostienen

los sueños de plasma giratorio y cámaras resignadas.

¡Qué fabulosa es tu noche cincelando preguntas!

¡Qué fríos son tus te quieros casi arrodillados!

Os quiero por que me cantáis mentiras pequeñas

en todas mis solapas, donde en el ojal me pongo

un clavel marchito a fuerza de latigazos y escupitajos,

y se deslumbra un parnaso de oro sobre tu ventana indiscreta.

Se apropian los caballeros sin estirpe de mi hambruna

y la convierten en espejo eterno desde mi boca

hasta las efigies de mujeres solitarias y desteñidas.

Busco la cópula exacta de los alientos en un segundo de paz

y busco al caducado compás de los marcapasos desnudos.

Ya no te quiero ni en broma por que me tomo en serio

a la mortaja que te cubre la mirada y viste de plata

a la madre vencida de guantazos, y también al niño polaco

que lo escupen cuando ya se ha hecho millonario.

¡Venid todos a verlo! ¡El espectáculo es maravilloso!

[…VOZ DE ENMA:¿Has mantenido relaciones

sexuales sin que lo supiera tu esposa con varios  hombres?

(pensando, silencio absoluto)Respuesta: SI

(suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-…APLAUSOS

VOZ DE ENMA: veo que tu esposa Matilde  está muy nerviosa, y tu madre está muy avergonzada, la pobre,

aunque no importa: has pasado de nivel Jose Antonio…

APLAUSOS…MUCHOS APLAUSOS…]

¿Se puede ser más egoísta e inconsciente que confesar

tu homosexualidad delante de tu esposa,

madre e hijos y no preocuparse por lo que sienten?

Los luceros plagados de soledad patean la lata del aburrimiento,

los niños dejados a su suerte ven divertida tu loca burbuja

que explota en los puertos sedientos del miedo,

donde todo se extrae porque la gaviota que se suicida

 se muere por un guiño de tus bucólicos eructos de campesino.

Los borrachos del mediodía no conocen tu sombra

y los muertos sepultaron su suspiro viendo tu gemido

florecer desde los musgos del error casual que se destroza.

Ya nadie tiene misericordia por la orfandad despatarrada,

ni de la castañera preñada de arrugas y sabañones,

ni de los basureros que silban en el duro invierno.

Ahora las casadas con toreros son las balas cansadas

de las pistolas de hielo que bostezan a quemarropa

y que se hacen con la ceniza del mundo feliz

y se vuelven heroínas de un pueblo con desmemoria analfabeta.

Ahora los terratenientes visten de Armani y llevan gomas en el pelo mientras mastican la bilis de los heridos y los atropellados.

Somos la carroña del mundo, la mugre encendida de los chatarreros, la cloaca que hierve en las calles,

Somos por que queremos serlo

y seguimos siendo por que casi no nos metemos con nadie.

¡Así va el mundo! ¡Así va el mundo! ¡Así!

[…VOZ DE ENMA: vamos a la última pregunta

y ya pasas al siguiente nivel:

¿sabe tu esposa que contrataste los servicios de  un chico joven

a través de los  anuncios por palabras de un diario de provincias?

(silencio absoluto, pensando), Respuesta: NO

(suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-

…APLAUSOS…MUCHOS APLAUSOS…

VOZ DE ENMA: Bien, pues has pasado al siguiente

nivel, osease,  que te llevas la suma

de 10.000 € y ahora te pregunto:

¿quieres pasar al siguiente nivel? (pensando, silencio)

Respuesta: SIIIIIIIIIIII…APLAUSOS]

   El dinero es la suplantación moral

para quien no lo tiene y los que lo tienen

suplantan su moral con más dinero, entonces:

MORAL + DINERO = ZERO EN DIGNIDAD

En consecuencia: tratan como a verdaderos imbéciles

a los que dinero no tienen, los que lo tienen

con tener dinero ya compran dignidad, la suya y la de otros.

Los pecados flotan en el aire porque nos roban las plegarias,

en el aire, en los eriales, en los ataúdes, en los mapas,

en los floripondios desnutridos, en los gemidos del enfermo,

en los hospitales fríos y desmantelados de mundo,

en los cuerpos que indagan una noche

entre tus luces de verdad transitoria, de locura ya vista,

de risa sarcástica  y a la vez prostituta, que disimula su variz,

que disimula su breve sentimiento y lo hace canción repetida.

Ya no quiero besar tu nombre, ni lamer tus mentiras,

ya no me creo los sainetes ni los spots ni los sketchs,

ya no me creo tu beso redondo y azulado en mi ombligo,

ni los noticieros que avisan del miedo,

ni los programas que enseñan a suspirar.

¡Se levanta la veda! ¡Se levanta como una mar salvaje!

[… VOZ DE ENMA: Has pasado de nivel

ahora solamente tienes que ser sincero,

¿Es verdad que te comes los mocos cuando nadie te ve

y además sientes repugnancia por tu anciana madre

y te masturbas con tu vecino calvo  del cuarto piso?

(silencio y nerviosismo), Respuesta: NO

(suspense) –Voz de Fondo: MENTIRA…-

VOZ DE ENMA: lo sentimos Jose Antonio pero así es el juego…muchas gracias por venir,

has perdido todo el dinero acumulado hasta ahora y

a los televidentes les emplazamos hasta

la semana que viene que les ofreceremos otra edición del programa “El juego de tu Vida”…

APLAUSOS…APLAUSOS CON EUFORIA]

Este programa me recuerda a juego de trileros,

a juego de bingos oscuros, a ruleta sesgada,

a ruleta rusa, a concurso con tongo,

a mafia encubierta, siempre pierde el mismo.

Todos se quedan con cara de haber confesado

todos sus secretos más íntimos y haberlos confesado

gratuitamente, por nada, Zero.

MORALEJA: antes de jugarte la vida de otros

por un pico, piensa a quién haces el corazón añicos.

Te desnudan con una vara de medir, te abochornan

con acicates y pensamientos desmigajados,

somos lo que no quieren ellos ser,

nos mienten con una sombra de zapato,

nos pervierten la cena con media luz prometida,

nos enseñan a mudar los colores,

nos estudian y nos abren la maleta,

nos escampan del cielo anaranjado.

No nos quieren. Admítelo.

 

(…continuará…)

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

El paciente

 

 

         Comencé a notarle de nuevo cansado, aturdido. Dos días atrás parecía haber asumido su situación. Hoy, sin embargo, no comprendía nada, el mundo se le caía a pedazos. No lo entiendo, doctor, me dijo, ya es demasiado castigo haberlo vivido, recordarlo. No comenté nada. Preferí que fuera él quien hablara. Tardé mucho en poder dormir de nuevo, comentó, con frecuencia me despertaba sudando, nervioso, angustiado. Cerró los ojos, como si ahora se esforzara en quedarse dormido, allí, delante de mí, pero en realidad es que volvía a contemplar las imágenes. Y cuando lo conseguía, continuó hablándome, siempre muy bajo, más para sí que para mí, en una confesión repentina que me extrañó, cuando podía dormir, por ejemplo, más de una hora seguida, aunque nunca más de dos, me despertaba con un agujero dentro de mí, inmenso, amargo, hiriente. Una guerra nunca es limpia, admitió de pronto a modo de excusa, no puede pedirse algo imposible. Yo estaba de acuerdo. Pero no estaba allí para filosofar. Ni siquiera para polemizar sobre la guerra. Simplemente me habían pedido que le atendiera y, a poder ser, que llegara al juicio con un mínimo de cordura. Pero sobre todo que llegara vivo. Cabía posibilidades de que se suicidara. A nadie se le escapaba que cuando llegó se lo planteaba y aún, al cabo de unas semanas, cuando atrás quedaba ya muy lejos la guerra colonial, lo consideraba con gravedad, porque al fin y al cabo regresó con una mezcla de sentimiento de culpa, asistí a demasiadas barbaridades, me dijo, muchas de ellas obras mías, y me describió algunas, sangrientas, brutales, y una sensación, real, no ficticia, dolorosa, de haber traicionado a la patria, que era por lo que se le acusaba, y que reconoció él mismo desde el principio, y cabía la posibilidad de que se le condenara por ello. El abogado iba a basar su defensa en el estado mental del acusado. No le quedaban muchas otras posibilidades. El encargo que me daba el tribunal es que conociera su estado mental. Mi informe, el que todavía estaba en mi cabeza, iba a hablar mucho de culpabilidad y de choque traumático con la realidad. No podía menos que entenderlo así desde el punto de vista médico y psiquiátrico: uno va a la guerra creyendo que defiende el orden y el bien, y se encuentra de pronto con que ese nosotros que dicen que es la patria posee un lado siniestro, criminal, y te mueve además a llevar a cabo cosas que nunca imaginarías que pudieras realizar. El reflejo de la realidad nos da una imagen a menudo horrible. También de nosotros mismos.

         No obstante, he de reconocer que al principio yo pecaba de parcial en lo humano y en lo político. Sin embargo, no es mi misión ser objetivo, mi finalidad aquí es determinar la salud de los presos y acusados, con independencia de lo que yo piense de ellos y de sus actos. En su caso, su condición de militar del imperio me echaba para atrás. Ni que decir tiene que en mi vida civil, fuera de la fría objetividad que debía guardar en los juzgados, me opuse en con toda mi fuerza a que nuestro amado país, amado por decreto gubernativo, fuera el guardíán de Occidente. No llevábamos la civilización, nada más lejos de la verdad. Sacábamos sus riquezas con descarada naturalidad, las de los otros pueblos, su mano de obra, y la de sus tierras, sus materias primas, era el orden de las cosas, se nos decía, la consecuencia lógica de la Historia, que nosotros domináramos el mundo, que no quedara resquicio sin estar nosotros presentes. Ni que decir tiene que yo no me tragaba todas esas mentiras evidentes. Al principio, de un modo emocional, luego con mayor ahínco. En su momento di un paso en la universidad, me afilié al Partido Comunista, no soportaba las injusticias y no quería quedarme en las meras condenas morales. Y aquella militancia fue la expresión entonces de mi disconformidad con el caos del mundo, con un orden que para mí era más bien desorden. Sin duda, de haberlo conocido en aquellos años, hubiéramos chocado. Hijo de militares, afín al Régimen, asumió su destino en las colonias como un deber para con la Patria, con la civilización. No soportaba la pretensión de las guerrillas de romper el cordón umbilical que unía aquellas tierras con la metrópoli. Aunque fuera ilógico. Por ello aceptó sin reparos su incorporación al ejército colonial en un momento en el que resultaba evidente la confrontación. Y allí es donde chocó con una realidad que no se podía ocultar.

         Mi misión no era ni de lejos la de juzgar su comportamiento, menos aún sus planteamientos de vida o ideológicos. Se me había encargado un informe sobre su mente, sobre su locura o sobre la ausencia de la misma para que los jueces pudieran analizar los hechos y deducir una sentencia. Hasta ese momento siempre cumplí con mi deber mediante la profesional objetividad que se me reclamaba, pero reconozco que, aun cuando había pasado mucho tiempo desde mi militancia comunista, no podía sentir menos que una profunda animadversión por los hechos que me relató y un sentimiento análogo de rebeldía a la que me movió por entonces a una militancia radicalizada por momentos. Ordenó torturas y ejecuciones masivas, se paseó por ciudades y aldeas casi como un emperador de la antigüedad o como el caudillo de una banda de vándalos, todo ello en nombre de la civilización y de la patria. Un día, sin venir aparentemente a cuento, se puso en contra de su propia metrópoli y atacó a sus superiores. Ni que decir tiene que toda la maquinaria de guerra que hasta entonces le había apoyado y lo sostenía como a un héroe le combatió con toda su fuerza y el rebelde sucumbió sin pena ni gloria, aunque con una multitud de muertes a su espalda.

         Ahora se enfrentaba a un juicio por la rebelión, no por lo que la había precedido, y yo estaba llamado a dictaminar no sé muy bien qué. Intentaba ver en él a un hombre tal como lo conseguía en otros casos, pero no podía dejar de ver al asesino que a mí me horrorizaba cuando leía sobre sus triunfales paseos coloniales en la prensa y me producía un inmenso rechazo. Recordaba que mientras sus proezas estaban en boca de todos yo sentía vergüenza de pertenecer a la misma comunidad que aquel matarife. Pero no podía dejarme llevar por la pasión, aunque algo en mí me invitaba a ello, debía de abandonar mi frialdad actual, regresar a mi sensibilidad emocional de mis años estudiantiles y con ese ánimo renovado acudir al tribunal antes del juicio y dejar el caso, plantearles claramente que yo no era el médico adecuado para sacarles de la duda y calificar al acusado, a mi paciente, de bárbaro contemporáneo, por muchas justificaciones que él mismo quisiera dar u otros desearan aportar y aportaban, a pesar de que desde el punto de vista clínico era consciente de sus razones.

         No lo hice, sin embargo. Imagino que el tiempo nos lleva a no enfrentarnos con tanto ahínco a cuestiones morales y convivir con el horror. Escribí un informe diáfano y completo. Mi conclusión carece de importancia ahora mismo, es lo que intento al menos. A veces no quiero contemplar el mal en su más cotidiana normalidad.

 

Juan A. Herrero Díez  

 

 

 

 

MONÓLOGO TRAS

UNA DISCUSIÓN

 

Cada discusión es un delito que cometemos

los dos contra los dos y los dos contra nuestra sombra;

 los dos nos asesinamos la mirada, nos desgarramos

el alma como perros azuzados por niños de extrarradio;

cada vez que discutimos nuestros gritos

avisan a la guardia civil, suplican a las castas nobles,

y presentimos fría herrumbre en nuestra almohada.

Un oscuro subsuelo nos traspasa como cicuta

 nuestras muñecas y los tobillos quieren volar de rabia,

 y la cólera se torna morada

como los lirios sin padre, como los cristos que escapan de la cruz.

Cada vez que discutimos una niña te busca

la sombra en el monedero sucio,

un monolito de hielo se rompe a pedazos por la ira,

los mares se ciegan de desnudos, por que se desmayan

buscando un consejo oxidado del cazador ilustre,

del hombre sano con estudios sobre matemática del caos,

del empresario helado con negocios que lo acaloran.

Nuestros hijos se abrazan al reloj impenitente

que anuncia la destrucción de la tarde

y una paloma con falsa mansedumbre

se busca la herida roída por los ratones sin espacio.

Nuestros cuerpos son callos de rocío

que reniegan de toda nuestra visión interior

y vuelan como pájaros en bandada histérica

por los pasillos de la noche, que gime como una adolescente.

Nuestros cuchillos nos abren la garganta

y en los mataderos escuchan el bronco lamento

de forenses que se preguntan por el precio de la encrucijada,

 los redobles de una milicia absurda e improvisada

andan exiliados por las cañerías del cine club

y de toda lejana y fugitiva tripa donde embuten al sueño.

Es difícil vivir la crisis para dos personas que están en crisis,

se entretienen buscando una lámpara sin genio ni brillo,

 se dicen que se quieren con un cadáver en el plato.

Mundos son mundos sin en el mundo.

Auroras son auroras sin su aurora.

Por las mañanas me escapo a los montes

y me vuelvo justiciero de los enchufes quemados,

y de los virus cibernéticos que no quieren los temerosos

de cometer un infradelito sobre la salud pública y putrefacta,

me hago outsider en las habitaciones donde no estás tú,

me hurgan en la memoria aquellos desvanes fríos

de aquella casa donde tenías que ir de rodillas

por si una de aquellas vigas te partía la cabeza.

Las fuentes se desesperan por que siempre pisan el mismo charco

y un pelotón de fusilamiento acude a fusilar

a la batalla roja de la mala sangre y a la mal follada rabia negra.

Me desnudo cuando ya nadie nos mira, porque siento frío

y cuando se distrae la concurrencia lisiada

me fumo un canuto en el balcón del invierno,

donde hace un frío que pela, y después te quejas

cuando me besas los labios y dices que tengo una cara rara.

Cuando el flujo eléctrico y la onda radiactiva

vienen agarraditos de la mano y simulan ser la pareja ideal,

se me acercan unas ganas locas de apretar el botón rojo

que abre la compuerta y deja caer la bomba atómica.

Soy aquel  cigarrillo que de apurado da quemadura en los labios,

soy otro protagonista de una crónica negra

en la sección de sucesos del diario amarillo de antes de ayer,

soy la rabia de los marineros filipinos que atracan descalzos

en el puerto de tu querido Callao y un pandillero les roba la cartera y se ven impotentes por que no pueden correr tras él.

Soy el orgasmo con dolorosa rampa de la insatisfacción,

soy el fingido suspiro de dos comadres alcahuetas

 que cruzan a la vez sus piernas y soy el latido falso

que oculta el sombrero prestado de los horteras que van

de bohemios y son novelistas y fingen erudición y van a la tele.

Pero no me arrepiento porque ya es tarde

y por que he aprendido que el amor en su esquina desea tormenta

y que podía haber sido peor; si hubiese dado con una arpía

que después de haberse comido mi corazón

se enjuagara la boca con listerine y escupiera esa realidad al váter. 

Por eso te quiero. Porque todavía no escupes.

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

***************************************************

SELECCIÓN DE POEMAS

POR TERESA PALAZZO CONTI

 

DEAMBULAR

 

Muchas nieves

marché como demente

para asir claridades.

 

 

Mi perfil

rozaba la muerte

usurpadora de abrazos.

 

 

Una condena

anunciada

tapizaba mi reino

y en cada vibración

otro asesino hechizaba al asombro.

 

 

Esgrimiendo un presagio de vida,

una voz verdadera

intimó en mis espaldas

y fui albergue

de mi propia presencia renacida.

T.P.C.

 

PANTOMIMAS

 

 

 

Y van ciegos de mí.

 

 

Soy una ausente.

 

 

Entre quiebras de hielo

mi palabra finge

plenitud de marea alcanzada.

 

 

El invierno ausculta sus latidos

y un llanto que se estrena

fractura todo orden.

 

 

Mi realidad

se llaga

con las antorchas de la tarde

y yo busco la altura de lo absurdo

para impulsar mi marcha.

T.P.C.

LA PROFECÍA 

 

 

Un grito que rotula el universo

se impone entre las formas ígneas

de mis pesadillas.

 

Se abre un libro de queja en la memoria

y vuelvo a un tiempo

que es antorcha

en cárceles de mármol.

 

Hay un perfil con desniveles

en carillas añosas;

jardines de pájaros desnudos;

ocasos que se duermen en aljibes

y ojos que se agotan

en espejos inútiles.

 

Con letras centinelas

armo pocas palabras

y rechazo las muertes

que anteceden a mis pasos.

 

Algún recuerdo modificado

deja en el camino

una estela,

y el eco del instante último,

cuando todavía alguien me nombraba

entre las cosas vivas,

intenta el aprendizaje

de una profecía

que no me atrevo a asumir.

 

T.P.C

 

Todos los derechos reservados a nombre de Teresa Palazzo Conti

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PRESENTACIÓN DEL NO-LIBRO

DE JUAN G.

 

Advertencia

 

 

 

 

 

Este pequeño no-libro se hizo como un experimento surrealista, y debe de seguir haciéndose así.

Consiste en que cada persona que lo recibe tiene que agregarle algo nuevo, ya sea un dibujo, una palabra, un poema, lo que sea (pero tachones no!).

La consigna es pasarlo de mano en mano y que el azar nos rija, de modo que se arme algo totalmente nuevo, un gran collage o cadáver exquisito; totalmente imprevisible, absurdo y genuino.

                                                                                  

 

 

Prólogo I

 

 

 

 

 

No siempre fue prudente, como el tumulto exagerado por las fantasías señadas, itinerantes e intermitentes; talento y carácter, obra y artista: consuelo de tantos!

Su exaltación entusiasta era tanto embriagadora, como mi disgusto y su tedio, eran cosas que antes, con esos sentimientos, me habrían valido, a priori, un mortal efecto mágico.

Su ritmo absurdo y genuino me aspiraba a la formula «yo creo!» que me faltaba decirle con gestos, temía su tan desgraciado brillo, benévolo como aquel, que por el contrario y demás, siendo otra cosa que todo, se concreto en lo anterior y lo ultimo, en lo nuevo y en ninguno, tan solo por chispas capaces del eterno sufrir y tendenciar, mientras que los deseos infalibles, ese fenómeno imaginario, nos evidencian el paraíso.

Y así, víctima de considerandos, meridional y reducida a la espera, aún, no acepta condiciones a costa de ramas y raíces del amor, hasta que la decapiten por fin.

 

 

 

 

Prólogo II

 

 

 

 

 

Caracterizadamente original y trágica se me presentaba la escena; como las cosas más terribles del manifiesto designio de nuestra voluntad, que por su infinitud no terminara más que, en cierto sentido, la perfección maquinista.

Desde este punto de vista, nos tropezamos con la apariencia del soberano contraste, o lo que es peor, la mismísima  vida! ese tirano que simboliza el impulso irresistible de la divinidad al abismo, el penetrar en todo aquello que se refiere a la confusión y a la apariencia, a la posibilidad de abstracta del descuido infundado…Para poder descubrir  la distancia entre la aureola y la desmesura, entre el precio de una desgracia y la suerte de un espejismo.

 

 

Críticas a este no-libro

 

 

 

 

 

Habla el clasicista:

 

La ambivalencia genera rechazo, y es esto lo que asistimos. Por algún motivo x  (llámese “razón”), aislamos elementos, la situación espacial, el sentimiento que nos produce y despierta, el detalle que pasamos por alto y la interpretación que en general damos o no. Tal parece que la integridad del conjunto es netamente casual y sin la menor importancia. Esto recuerda al comienzo de los objetos surrealistas por Marcel Duchamp: los “objetos confeccionados” (ready-made), son objetos comunes que adquieren sentido al darles un titulo y adquieren jerarquía artística por el solo hecho de la elección del artista. Concepto típicamente moderno, la disociación y la negación reunidas.

 

 

Habla el surrealista:

 

Lo inaudito en el lujo se asemeja. Lo vano es la alegría de esta aureola. Qué inaudito.

No hay brote de queja, todo es contemplación espectral y sin razón, oculta bajo la dimensión capaz creadora, que la invención sugiere.

Insinúa un atlas que ha sido roto y no me explico más donde me encuentro.

Como un recuerdo de un día en la vida

Un día de sol tras una siesta.

Se vistió para alegrar al presente, un sueño que no se deja soñar, y un canto que nadie escucha.

A lo Duchamp: Himno suspirado de la disociación y la negación reunidas.

 

 

 

Habla el insatisfecho:

 

Supe que existía y de inmediato perdí interés.

Cambió con cada vistazo, y la recuerdo bien: sigue siendo la misma.

Vistosa y sombría, bella y gentil, la clara confusión donde moran las siestas: sueño,  bostezo y luz.

Habiéndose ido en vano, no es otra cosa que la vaga luna blanca.

Sí, la recuerdo bien: La inquietud de no tenerte, noche, día y aurora, me resulta cruel.

Dibujo tu nombre en letras, y me inquietan cada vez.

Bella, sombría y gentil: A veces lo que creemos conocer  ni siquiera existe.

 

Noche

 

Anochece y hace buen tiempo. Estupendo.

Me complazco plácido en el cielo llovido.

Tengo donde dirigirme, lo que significa que la escena actual es estéril.

Tengo convicción, que por otra parte, quiere decir que no tengo nada a la vista.

Plenitud rítmica: pronuncio voz apagada, extinguida y terminante, y a fe mía, disimula crueldad (dirán tristeza).

El cielo llovido (me apaga, extingue y fulmina) me apunta: fiera, desafiado, baldosa suelta, linaje oscuro, intenso y devoto. Todo esto quiere decir: qué gloria y qué pena, qué mísera ironía.

Pertenezco, a fe mía, a una espantosa señal endiablada, que me consume incipiente, incumple promesas y enluta.

La fútil existencia prestada languidece, y es bien sabido, que anochece y hace buen tiempo.

 

(Continuará)

 

 

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TRES POEMAS INÉDITOS

DE OMAR ALBERTO SANTOS BALÁN

 

Y ESTO QUE NO SE EXPLICA

 

 

 

Y la estirpe de la impiedad y los crímenes comerciantes

de la desmemoria y el suplicio que instalaron su catedral

de penumbras que levantaron los muros de la infamia

perpetraron el insano circo el espectáculo enloquecido

de la quimera para que se borre del cuerpo la plegaria

para que se extravíen las amorosas monedas del infante

y este sarcasmo inagotable de la estatua y este estúpido

autoaniquilarse este maldito fango donde se bebe donde

acaso se arrodilla la especie.

 

Y el corredor donde llegaban las joyas del impuro  el

inenarrable guiñapo de los elegidos donde una cuchilla

o una hiriente carcajada son pertenencias del insano poder

amantes de esa feroz deidad que combate en nuestras noches

que castiga a nuestra sangre  de esos dioses innobles

que nos niegan las sinagogas de la palabra  las madrugadas

del fruto y el proverbio.

 

Y este boulevard de apariciones  estallido de palabras

torpe salutación de la embriaguez  esto que pasó por

la patria anegada de señales  brava argucia que no pidió

permiso  habla de lo alto  dice de lo bajo  ya sea del beso

en el álamo  ya se sacude por el grito  y este péndulo

de emociones  gratitud del vértigo  ya aparece en el jardín

de la casa  ya se agita por el oscuro hachazo  por el filo

distraído.

 

Y esto que no quiso ser país de hambruna  ni cuerpo de guerra

ni siniestra piel de suicidio esto que avisa del tratado cruel

de los encierros del poeta porque esto llegó del círculo

del candelabro de la conciencia y esta sangre que calló la furia

débil remanso de la historia esta humedad de los signos

ha llegado como abrazo que nos conoce es lanza de verbo

que ruega que no se desentiendan ha llegado como planta

amable unicornio fatigado que no se desentiendan del recoveco

Oh grandes seres cuerpos del barrunto que alguien nos explique…

 

 

 

 

EL ANTES PERO DE LA NOCHE 

 

 

La noche en que bendecías, en que te abrías

como un remanso hondo e insaciable, como

bello oasis de la carnalidad, y yo tratando de esconder

el gemido de la criatura, la emoción que sella al peregrino,

 

la noche pero del antes

 

La noche en que nuestras frentes eligieron la hermosura

y la nube increíble, el primer roce, el mensaje obsceno

en el rincón de los cuarteles, y las ganas de nuestros labios

alejándonos del mundo, y esa lujuria de mis manos

rodeándote la cadera, a pesar de los fragores,

las conjeturas, los insomnes oficiales y su blasfemias,

 

la noche pero del antes

 

La noche de tu abatimiento: como la bastarda hija de

Jerusalem, desertaste, luego la noche en que traías

los escombros, los despojos de tu tierra Santa

sobre la espalda, y luego las vendas, la toalla,

el baño amable, y de pronto tú desnudándome,

y yo sembrándote, a distancia del cerco, mientras afuera

el cráneo partido del niño, las entrañas regadas del

rapsoda, la arboleda aplastada por los regimientos del odio,

 

la noche  pero del antes

 

La noche en que llegaban zumbidos, avisos atroces,

nubes de escalofrío y la casa y los corredores eran

asunto de estrategias, de intrusos que veneraban

el lenguaje implacable, entonces mi verso hablando de tu nuca

ese tu silencio defendiendo el canto, lo alado de la vida y

la nostalgia de la frase; ese nuestro cántico que dejamos

sobre los años de la página como último gozo de la carne.

 

 

 

 

LOS HOMBRECILLOS DE LA MADRUGADA

 

 

Los hombrecillos

de la madrugada,

observan

la nube de la civilización.

Atónitos,

atados a un presentimiento,

sentados sobre el escombro

de sus preocupaciones,

los hombrecillos perciben

el grito y la catástrofe.

recuerdan del día

el ruego y las enfermedades,

pero no elevan

otro canto,

no se encuentran, no deciden,

desde hace cien años

hacen lo mismo,

atónitos,

sin dignidad sin canto,

los hombrecillos

de la madrugada

sollozan

frente a la nube de la civilización.

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR MARIO MELÉNDEZ

 

ARTE POÉTICA

 

Una vaca pasta en nuestra memoria

la sangre escapa de las ubres

el paisaje es muerto de un disparo

 

La vaca insiste con su rutina

su cola espanta el aburrimiento

el paisaje resucita en cámara lenta

 

La vaca abandona el paisaje

continuamos escuchando los mugidos

nuestra memoria pasta ahora

en esa inmensa soledad

 

El paisaje deja nuestra memoria

las palabras cambian de nombre

nos quedamos llorando

sobre la página en blanco

 

La vaca pasta ahora en el vacío

las palabras están montadas sobre ella

el lenguaje se burla de nosotros

 

 

 

LA PORTADORA

 

Ella sacó a pasear las palabras

y las palabras mordieron a los niños

y los niños le contaron a sus padres

y los padres cargaron sus pistolas

y abrieron fuego sobre las palabras

y las palabras gimieron, aullaron

lamieron lentamente sus ciegas heridas

hasta que al fin cayeron de bruces

sobre la tierra desangrada

Y vino la muerte entonces

vestida con su mejor atuendo

y detúvose en la casa del poeta

para llamarlo con gritos desesperados

y abrió la puerta el poeta

sin sospechar de qué se trataba

y vio a la muerte colgada de su sombra

y sollozando

“Acompáñame”, le dijo aquélla

“porque hoy estamos de duelo”

“Y quién ha muerto”, preguntó el poeta

“Pues tú”, respondió la muerte

y le extendió los brazos

para darle el pésame

 

 

 

RECUERDOS DEL FUTURO

 

Mi hermana me despertó muy temprano

esa mañana y me dijo

“Levántate, tienes que venir a ver esto

el mar se ha llenado de estrellas”

Maravillado por aquella revelación

me vestí apresuradamente y pensé

“Si el mar se ha llenado de estrellas

yo debo tomar el primer avión

y recoger todos los peces del cielo”

 

 

 

PRECAUCIONES DE ÚLTIMA HORA

 

Debo cuidarme de los gusanos

cuando me entierren

lo más seguro

es que hablen mal de mí

que escupan sobre mis poemas

y orinen las flores frescas

que adornarán mi tumba

llegado sea el caso

que hasta devoren mis huesos

me arranquen los intestinos

o en el colmo de la injusticia

se roben mi diente de oro

y todo esto porque en vida

jamás escribí sobre ellos

 

 

 

SINFONÍA NEGRA

 

Eva colgaba sus muertos de la ventana

para que el aire lamiera los rostros

preñados de cicatrices

Ella miraba esos rostros y sonreía

mientras el viento empujaba sus senos

hacia la noche agusanada

Una orgía de aromas sacudía el silencio

donde ella se deseaba a sí misma

y entre suspiros y adioses

un grillo ciego desmalezaba

sus antiguos violines

Nadie se acercaba a Eva

cuando daba de mamar a sus muertos

la cólera y el frío

se disputaban su adolescencia

el orgasmo daba paso al horror

el deseo a la sangre

y pequeñas criaturas violentas

despegaban de su vientre

poblando los amaneceres

de luto y de pesadillas

Luego

cuando todo quedaba en calma

y las sombras por fin

regresaban a su origen

Eva guardaba sus muertos

besándolos en la boca

y dormía desnuda sobre ellos

hasta la próxima luna llena

 

 

 

LA ÚLTIMA CENA

 

Y el gusano mordió mi cuerpo

y dando gracias

lo repartió entre los suyos diciendo

“Hermanos

éste es el cuerpo de un poeta

tomad y comed todos de él

pero hacedlo con respeto

cuidad de no dañar sus cabellos

o sus ojos o sus labios

los guardaremos como reliquia

y cobraremos entrada por verlos”

 

Mientras esto ocurría

algunos arreglaban las flores

otros medían la hondura de la fosa

y los más osados insultaban a los deudos

o simplemente dormían a la sombra de un espino

 

Pero una vez acabado el banquete

el mismo gusano tomó mi sangre

y dando gracias también

la repartió entre los suyos diciendo

“Hermanos

ésta es la sangre de un poeta

sangre que será entregada a vosotros

para el regocijo de vuestras almas

bebamos todos hasta caer borrachos

y recuerden

el último en quedar de pie

reunirá los restos del difunto”

 

Y el último en quedar de pie

no solamente reunió los restos del difunto

los ojos, los labios, los cabellos

y una parte apreciable del estómago

y los muslos que no fueron devorados

junto con las ropas

y uno que otro objeto de valor

sino que además escribió con sangre

con la misma sangre derramada

escribió sobre la lápida

“Aquí yace Mario Meléndez

un poeta

las palabras no vinieron a despedirlo

desde ahora los gusanos hablaremos por él”

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

LA LENTA HUIDA DE LAS HORAS

 

“Huye sin percibirse, lento el día,

y la hora secreta y recatada

con silencio se acerca…

 

FRANCISCO DE QUEVEDO

 

1-

En entrañable escenario de urbano desierto

retirado en la paz que de su claridad mana

a través de sus profundas y alargadas ventanas

mi música callada y mis argumentos,

intento llenar de dicha mi ánima, fortalecerla

con baños de contemplación y ricos recuerdos

aderezados con bellos y canoros ritmos

intenso soñar de vibrantes y espumosas olas

“que mejora la lenta huida de las horas.”

 

2-

 

Alimento engañado para orugas en silencio

germino en fugaces días, aunque no me lo creo

a pesar que saludo a la parca en confianza

nos conocimos en puntuales y amargos eventos

pero ha ido aminorando su distancia

conforme le crece su capa de mortaja

“que barnizará con el sedimento de mi limo.”

 

3-

 

Vencer ese temor de miserias y espantos

ese espacio tenebroso de desconocidas ascuas infinitas

que nutrimos al dictado que todo lo iguala

cuándo me enfrente le diré, serás mi consuelo

llévame a tu mar de continuas pérdidas

allí encontraré sustento, la gracia

“que elevará mi ánima con pies de barro.”

 

 

ANCHO, PROFUNDO, DENSO, CORPÓREO

 

Ancho, profundo, denso, corpóreo,

unidad en sí mismo, forjador de territorio,

amazónico cobijo y transportador pródigo

del material del que se construyen los sueños.

Escenario de ensoñaciones de sofistas y aguirres,

de curso lento, abrupto, demoledor, sereno

proveedor y fagocitador de imperios,

de enigmáticos dorados terrenales y eternos.

Unos transitan por ambiciosas arterias

impulsoras de deforestación y miserias

emporio del hoy de unos pocos

ciénaga pútrida de un mañana de todos

otros encuentran la llave del punto G de los diafragmas

espacio donde se cultivan etéreos placeres

esos que para gozarlos es necesario creer que existen,

sueños de bogadores de espacios con sentido y calmos.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Hallar el limo forjador de la abertura del punto enigmático

donde la cuajadura del alma transciende cercana

y sentirse humano genera el sentido mágico

de lo fugaz y lo eterno a la vez.

 

 

 

 

¿NO SÉ SI ME LLEVARÁ A LA ROCA?

 

 

“De nuevo Amor, bajo sus párpados oscuros

fijando en mí las tiernas miradas de sus ojos.”

 

ÍBICO

 

 

¿No sé si me llevará a la roca?

para en mi ignominioso desespero

precipitarme en las gélidas engullidoras

voraces acólitas de Afrodita encantadora

nutricio magma de vencidos por hechizos

que diestros se creían de engaños,

deseo no divisar jamás Leucadia

que ya tuve ración de brebaje

por Cipris extendido en mis entrañas

con temerosa prudencio cedo a las miradas

que fulgen con haces de ternura inextricable

en el íntimo recinto de mi alma,

no sé si me llevará a la escapada

la hermosa luz que bulle bajo los oscuros

pero no quiero perecer en la hondonada

que fija la monótona cerviz de la indiferencia

no seguiré sentado cual Penélope sin Ulises

y la gran fealdad espante las miradas. 

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS POSTPOÉTICOS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

AMAPOLA

(APROPIACIÓN INDEBIDA)

 

[Amapola, lindísima amapola
Será siempre mi alma
Tuya sola…
Yo te quiero amada niña mía
Igual que ama la flor la luz del día.]

Afloras en el sofá, siempre sola,

Afloras sin molestar

Entre televisión y montones de ropa;

Afloras amapola tú sola.

[Amapola, lindísima amapola
No seas tan ingrata
¡Mírame!
Amapola, amapola
¿Cómo puedes tú vivir tan sola…?]

 

Sintonizas a deshora, Amapola,

Cien desmayos en tu aurora

Y te migas la agonía

Con margarina y galletas de soda.

[Amapola, lindísima amapola
No seas tan ingrata
¡Mírame!
Amapola, amapola
¿Cómo puedes tú vivir tan sola…?]

 

Amapola, preferida eres, mi Amapola,

Ni la Margarita, ni la Magnolia,

Mucho menos la Adelfa venenosa,

Sólo tú, lindísima Amapola…

Sólo tú.

 

STRANGE FRUIT

(APROPIACIÓN INDEBIDA)

 

Baldomero Montes Romero

Salió para no perder y todo perderlo,

Salió para ofrecer, para entenderlo,

Para primero aprender y después desaprenderlo.

 

[Southern trees bear strange fruit,
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.]

 

Baldomero quería verse también

Entre trozos de corazón y estos tristes versos,

Quería mirarse los pies desde lejos

Y entender la canción que le latía adentro.


[Pastoral scene of the gallant south,
Of the bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.]

 

Baldomero fue a la égloga siempre fiel,

A la elegía, a la epístola y al romancero,

Fue a la luna tan fiel y tan fiel a terceros…

Fue lo que quiso ser y nadie puso nunca peros.

[Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter crop…]

 

Aquí acaba la canción sin Baldomero,

Aquí acaba esta extraña fruta, este triste zero,

Aquí se resume también un cancionero

De tiempos pasados siendo fiel

A la noche, a un caballo y a fríos eneros.

 

En cursiva y entre corchetes: “Strange Fruit” de Nina Simone, también de Billy Holliday.  

 

 

 

SONRISA PIXELADA

 

La eternidad es fragmento y efluvio de un ciber-chat infinito

donde las palabras que se dicen en ese chat

van hacia una confusión de cómputos e incoherencias,

entonces imagino tu sonrisa pixelada porque no entiendo

a la curva fácil de tus labios, no entiendo su abstracción,

y por no entenderlo, Pido clemencia para la tecnología torpe,

pido una cremallera para el preámbulo de los besos redondos,

quiero pensar en la gloria pequeña

de los hikikomoris que se encierran ciegos por causas invisibles que envuelven a toda esta ciudad sin sueño,

 quiero creer que la polución es parte de nuestro no rotundo,

quiero emular con mi tacto la curva desangelada del poliéster,

la curva desangelada en aquella sonrisa pixelada

que pretende gustar a mis ojos, a mis dedos, a mi click, a mi nick,

En el mundo se sueña con el calor fetal del génesis

que busca una semilla abierta y busca al páramo oculto del sol,

cáscara de la parábola, renacer incierto de un vestigio,

cumbre de la alegría, sentimiento y caricia caliente,

perla de la gracia blanca, teorema con paz, alegre y sencilla,

simulacro de cariño azul, de la pequeña luz de las canciones,

sueño cruzado desde la quijada, copia pirata de la felicidad,

sampler de sueño edulcorado, fiesta de cruces sin sombra,

arrobas de corazón rojo, partes de Mega-Bytes sin aurora,

Lógica y cibernética de la ternura, fruta de la cópula electrónica,

tic trémulo del caracol, sombra de la soledad que se despereza,

locura del cosquilleo, viaje al centro original de mi alcoba,

brevedad de globo que se desinfla, sonrisa pixelada,

sonrisa fugaz con la velocidad de un beso, rosa de todas las casualidades,

Esa es la gloria de los niños, el agua viva y la carne,

y del Internet, que es el espejo de lo que somos y de lo no somos,

y de lo que no queremos ser,

 

 

 

 

LO QUE LA CIENCIA YA SABE 

 

Ayer fui a mi visita mensual con mi psiquiatra.

Él estaba tranquilo conmigo, aunque distante,

pero me trasmitía confianza; su consulta es:

una habitación de dos por tres con un escritorio mediano

donde hay un ordenador no del todo obsoleto;

a la derecha,

una estantería con libros dedicados a materias sobre la mente

(si es que estudiar la mente es una materia),

(yo considero que es tratar de estudiar lo abstracto, la nada),

 a la izquierda hay cuadros pintados por pacientes (o eso creo),

 los historiales médicos por el suelo, aunque relativamente ordenados,

y una ventana detrás de él que da hacia un jardín.

Empieza con la pregunta del millón de Euros:

-Bien Cecilio, ¿cómo va?-

Mire Doctor, apunté:

la vida me suma y me resta, la vida se asume

y te cuesta, la vida te escatima la cuenta.

Soy un hombre al límite de lo estupefacto,

 me gusta y me disgusta esta soledad,

 me estudio y me indago para decirle algo,

me considero víctima de mi propia prohibición.

Asumo que sumar para vivir te resta algo,

resumo, que restar sin prescindir es un milagro,

escribo para asimilarlo y no para pasar el rato,

(cada poema es un cuadro, cada verso un trazo).

Ingiero pastillas para dormir, para redimir,

para asumir, para sustituir, para admitir,

para vivir, para no sucumbir, y vuelvo a ingerir.

Intento (sin éxito) parecerme a aquel, a él sin piel,

a Fidel, a lo fiel, a la miel, a la hiel y a ti, siempre a ti.

Me derrumbo, sucumbo al enésimo tumbo,

 me interrumpo, me quedo sin mundo,

me pierdo y después me busco.

Quisiera ser feliz, que este sueño tenga fin,

que esta mirada (tan mía) sea (a todo) afín,

 a la trama, a las ramas, a Tintín,

a los bares, a los pares, al sweet dream,

al refugio, al artilugio, a Steve Mcqueen,

al parnaso, a mi vaso, a Pepe Agustín,

 al hastío, al trapío, a mi mundo ruin,

quisiera decir mil cosas, quisiera vivir, vivir,

quisiera deshacerme de este nubarrón gris,

deshacerme de muchas cosas, dejar de insistir,

tirar a la pica la sopa sosa, dejar de sufrir,

cogerle gusto a las cosas hermosas, ser feliz,

esto se mira pero no se toca, esto se toca

pero no se saborea, esto se saborea pero no se traga,

esto se traga, pero qué¿?…¿¡qué!?

Cuando miré al frente me encontré con el Doctor dormido:

-Doctor, Doctor, se ha quedado dormido- le dije yo.

-No, no, no es eso, es que me he quedado traspuesto-

-pero te he escuchado perfectamente- se excusó.

-Bueno, y entonces…¿? ¿qué opina?-le pregunté.

Le voy a cambiar la pauta. –me dijo-

ESTO ES AGOTADOR-Luego dicen que vivo bien-protesté.

-¡Qué mala es la ignorancia!¡Qué mala!-

dijo el Doctor bostezando y firmando las recetas.