Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Maria José Navia

Todo lo que aprendimos de las películas

Página de Espuma. 2023

 

Hay algo perturbador en cada uno de los diez relatos que conforman este libro. No es una perturbación mala, negativa ni desagradable, sino por el contrario la lectura de los textos va dejando un poso extraño pero grato. Una extrañeza que procede además de lo cotidiano. O de lo que es aparentemente cotidiano, un término común pero de difícil delimitación, de un modo análogo a lo que ocurre con el de normalidad. Es cierto por otro lado que en un puñadito de palabras caben muchos pasados, también muchos gestos y bastantes sugerencias. Se capta de pronto, entre la cotidianidad de lo narrado, una profunda confusión, o una magulladura algo inquietante, y todo ello nos los ofrece la autora, María José Navia, a todas luces con gran maestría literaria.

Se recomienda una lectura pausada porque sólo así se consigue captar esa atmósfera sinuosa de los relatos, una atmósfera envuelta de frases entrecortadas, directas, a retazos, a golpe de relaciones ínfimas, tal vez efímeras en apariencia, imágenes entretejidas por palabras y frases hilvanadas con destreza y que dibujan deseos y expectativas, hechos que pudieran ser, pero no son. El resultado es en efecto la captura de una atmósfera en cada historia, una sucesión de atmósferas que quedan en la retina del lector, como una sucesión de fotogramas. Si un relato, un buen relato, es la aprehensión de una atmósfera, resulta más que evidente que estamos ante un libro más que notable.

Porque lo primera que uno siente cuando termina la lectura de los relatos es justo eso, una turbación que no se sabe muy bien de donde viene, si de la evocación o el recuerdo, de ese ejercicio recordatorio que viene provocado por un detalle nimio, o de un sinfín de relaciones que se tejen entre los personajes, relaciones familiares, o cuasi familiares, que sorprenden hasta el punto de tener que volverlos a leer. Sin duda, el estilo tiene mucho que ver con esta impresión, se trata de una prosa apacible, tranquila, sin aspavientos, seductora, como una sucesión de imágenes que pasan ante nosotros para absorber nuestra atención y removernos. En gran medida, la realidad es un acto de lenguaje. Merece la pena, por tanto, adentrarse en este libro.

Las diez historias conmueven. Nos trasladarán por lo demás a una y mil referencias que forman parte de un bagaje compartido. 

Una vez más estamos ante una propuesta literaria intensa, innovadora, que nos viene además de América. Una vez más la literatura latinoamericana, en este caso de una escritora chilena, nos emociona con la brillantez de sus relatos y con la conmoción de su lenguaje, tan visual. Estamos por lo demás ante una nueva generación de autores que han heredado una tradición literaria impresionante y que le dan la vuelta con absoluta genialidad a lo cotidiano al tiempo que engrandece de nuevo el arte del cuento literario.

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Valeria Correa Fiz

Hubo un jardín

Páginas de espuma. 2022

 

Hay algo perturbador en cada uno de los sietes cuentos que componen este libro, como un elemento un tanto díscolo que procede de confrontar lo bello y lo siniestro, el orden natural y ese desbordamiento que contiene también toda naturaleza, sea la naturaleza del mundo, sea la naturaleza de cada uno de nosotros. Sin duda la autora tenga razón al colocar en el mismo plano todos esos elementos que creemos escindidos, pero que al final, como ocurre en cada texto, se entremezclan sin ningún pudor, para conformar eso que llamamos realidad, aquello que es tal vez la normalidad, lo que asumimos como tal, y que siempre reubicamos a través de la memoria, tal vez porque nos damos cuenta que lo normal es algo dudoso. Sobre todo si reflexionamos sobre ese jardín del título del libro, que nos remite a tantas cosas.

A todas luces los relatos también se nos presentan como una reflexión lírica sobre la pérdida de la inocencia, alcanzando algunos de ellos incluso una sensación de horror, consecuencia de la muerte o del puro caos, parte integrante también de toda identidad. Rememorarlo produce reparo y tal vez por ello la necesidad de reestablecer el pasado, el recuerdo, la evocación. El escenario de los sucesos, una zona desbordante de naturaleza en Argentina, ayuda a comprender lo que ocurre, alcanza incluso un papel protagonista al mismo nivel que los personajes. En el cuento Hotel Edén es sin duda, en mi opinión, donde se plasma hasta el extremo esta fina construcción que la autora nos ofrece. El cuento que le sigue, El invernadero de Eiffel, posee por su parte una belleza que sin duda acentúa el lenguaje cuidado, refinado y poético de la escritora, sin que pierda por ello fuerza la historia que se narra, mientras que percibimos las imágenes de un modo incluso sensorial, tal vez porque, como se dice en él, «los objetos son huellas del pensamiento». Esa misma sensación la encontramos en los demás relatos.

Una vez más estamos ante una escritura minuciosa, precisa y primorosa, que es algo que nos llama siempre la atención de los autores latinoamericanos. Consigue de este modo la autora que el horror estremezca, pero de otro modo, con un poso de lirismo que sin duda no dejará indiferente al lector. Valeria Correa Fiz es argentina, de Rosario, y aun cuando lleve tiempo residiendo fuera de Argentina, mantiene en sus textos el atractivo del castellano de su país, con un lenguaje ágil que es además otra de las características de este libro. Toda una invitación a estar atento de esta autora.

 

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Liliana Colanzi
Ustedes brillan en lo oscuro
Página de espuma, 2022

Una cueva o el barrio de una ciudad cuyos vecinos se movilizan contra un centro radiactivo, las circunstancias tan sombrías que se producen en una comunidad encerrada en sí misma o el barrio que rodea un hospital abandonado y que sufren las consecuencias nefastas de la desidia administrativa, son algunos de los lugares que se convierten en verdaderos protagonistas de estos relatos de Liliana Colanzi, agrupados bajo el título Ustedes brillan en lo oscuro, volumen con el que esta autora boliviana ganó la VII edición del Premio Ribera del Duero. Son textos en los que se alcanza una atmósfera propia, particular, de una intensidad tal que el lector no podrá dejar de leerlos, algo que sólo consigue un buen narrador. Así, de un modo sinuoso, la escritora construye una realidad distópica y a todas luces tan azarosa que sin duda atrapa y conmueve.

Y lo logra gracias a un dominio magistral del idioma, una prosa rica en matices, consciente de esa riqueza que no se queda en lo académico, sino que asume la variedad de usos, que parte de la lengua viva, sin temor a nuevas formulaciones, a experimentar con el lenguaje como si jugara con él, experimentación osada que es todo un reto, un reto arriesgado siempre y que puede salir bien o mal, pero que en este caso sale bien, muy bien, lo que es a todas luces una de las fortalezas de la autora, digna sucesora de la tradición literaria latinoamericana en la que forma, estilo y contenido se conjugan por lo general a la perfección.

Porque cada uno de sus seis relatos es fruto de una imaginación desbordante, en el que las diferentes tramas y los personajes refuerzan la atmósfera y la descripción de un lugar concreto, en un delirio por el que sin duda el lector se deslizará sin que nada de lo que se cuenta le deje indiferente, asumiendo Liliana Colanzi el reto de avanzar en una escritura repleta de vericuetos.

Es así como esta colección de relatos breves se nos vuelve un verdadero regalo, con una maestría enorme. Para quien guste de este género literario, va a valorarlos y disfrutarlos bastante, a lo que se añade ese tono delirante y futurista con no poco eco a ciencia ficción, incluso cuando se narran algunos hechos que se produjeron en realidad, como ese accidente en Goiás que ocurrió de verdad, en el cuento que da nombre al volumen. Por tanto, estamos ante una autora muy interesante y novedosa a la que sin duda habrá que seguir.

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Pedro Ugarte

Antes del Paraíso

Páginas de espuma, 2020

A todas luces es motivo de alegría entre nosotros que el relato breve, el cuento literario o la narración corta, como quieran llamarlo, haya alcanzado en España carta de naturaleza como género. En la literatura medieval hubo algunos ejemplos de maestría en lo breve, y tal vez sea El Conde Lucanor el más conocido en la tradición castellana, o mejor dicho en castellano, pero con el tiempo apenas pasó a considerarse un medio para aprender a escribir, un proceso de aprendizaje para el novelista en ciernes, todo lo más un subgénero o género menor. Hasta que la literatura latinoamericana, con verdaderos maestros en el cuento literario, nos mostró su importancia y contribuyó a darle al relato breve un valor por sí mismo.

En los años cincuenta, no obstante, poco antes de la mencionada influencia latinoamericana, aparecen ya en España los primeros autores que destacan en el arte del cuento literario, Ignacio Aldecoa o Medardo Fraile son quizá los más reconocidos. A partir de allí ya surgen varios escritores que adquieren a su vez pleno dominio del cuento. Incluso hay alguna que otra editorial que se especializa en la narración corta. Siguiendo tal estela, es Pedro Ugarte ahora mismo un buenísimo heredero de esta tradición y uno de los autores fundamentales para quien guste disfrutar de la literatura breve.

Antes del Paraíso es su última propuesta, un volumen de ocho relatos que de algún modo es la continuación de Nuestra historia, publicado en 2016 por la misma editorial. Cada uno de los cuentos es una foto de la mera cotidianidad, pero no una foto fija, sino que el ojo atento del lector reconocerá entre líneas, en los silencios, en lo giros de las frases una historia, apenas una anécdota, tras la que brota la sospecha de lo que hay al otro lado de la aparente normalidad: algo de tedio, una pizca de infelicidad y esa monotonía que se resquebraja poniendo siempre en peligro el orden de las cosas.

Son situaciones que al principio pueden parecer banales las que nos cuenta Pedro Ugarte, las relaciones familiares, la intimidad de los amigos, los gestos con que intentamos romper la estrechez de nuestras vidas, pero dejan de serlo cuando aparece la duda, la desconfianza, se pierde la paciencia o simple y llanamente asumimos la certeza de lo que nos decía Gil de Biedma, que la vida iba en serio y siempre acaba asomando la desagradable verdad.

Todo ello lo va hilvanando el autor con un estilo envidiable, la de quien cuenta la vida con una esmerada sencillez que no es fácil de conseguir, se trata de una prosa muy trabajada que sin embargo pasa a un segundo plano, no sin inocencia, para que prime la historia y nos demos de bruces con lo que se nos va por las rendijas de nuestra propia vida. Una propuesta fundamental para disfrutar de buena literatura y hasta para entender muchos aspectos de este presente tan extraño que vivimos.