Reflexiones de una ondjundju-Jardín de Fresas-Juliana Mbengono

JARDIN DE FRESAS

Sería muy ingenuo de mi parte pensar que el mundo está atravesando un periodo exageradamente crítico por la guerra ruso-ucrania, las manifestaciones por el asesinato de Mahsa Amini, la violación de los derechos de las mujeres en Iran, el aumento de la violencia en mi país acompañado de las desapariciones forzadas y un largo etcetera como la llegada del covid y lo mucho que ha favorecido la corrupción y los asesinatos. Digo que sería ingenuo pensar que todo eso es nuevo y muy grave porque, aunque no es lo mismo para el mundo una guerra europea que una guerra en África, estas situaciones siempre se han dado y son constantes en el mundo, pero no en todas partes al mismo tiempo.

 

Sería aún más ingenuo creer que todo el caos que se vive en Guinea ahora mismo es “el no va más”. Recuerdo que las noticias  de muertes misteriosas con mutilaciones de genitales y otros órganos de los cuerpos hallados recorrían las ciudades y barrios saturando los canales del congosá (de boca en boca) cuando se acercaban las elecciones políticas; poco antes, durante y poco después de que cada candidato haya hecho su campaña que podría incluir repartos de vasos de arroz acompañados de un chicharro, un par de alas de pollo y algún litro de aceite o lata de tomate en pasta. Ahora que todo cuesta el triple en el país y se acercan las elecciones, tengo miedo de que se vuelvan a producir aquellas escenas surrealistas en las que varios vecinos se peleaban por un chicharro o un litro de aceite; en todo caso, no será nada nuevo. Los acontecimientos que han tenido lugar en Guinea durante los últimos años se podrían recoger en temporadas para una serie de televisión.

 

Hay quienes intentan ser buenos y traen buenas políticas al mundo y a mi país, gente que intenta apoyar causas colectivas que por ahora oprimen más a unos que a otros; gente como las mujeres que se cortan las puntas del cabello para solidarizarse con las mujeres iraníes que están arriesgando sus vidas o políticos que perforan los muros de sus mansiones para dejar pasar una manguera que apacigüe la sed de los ciudadanos que viven a su alrededor. Lo que no creo que sería tan ingenuo es pensar que esta misma gente o, por lo menos gente como esta, aportó su granito de arena para que Guinea Ecuatorial aboliera la pena de muerte; los medios lo han celebrado, algo tan bueno debe ser noticia. Sin embargo, nada podría impedir que en estas fechas se saboteen intentos de destruir la paz reinante en nuestro suelo patrio ni que se detenga por un tiempo o por el resto de sus vidas a aquellos que podrían incitar a los jóvenes y los jóvenes mayores a votar en contra del Gran Movimiento de Masas.

 

Creo que viene bien perderle el miedo al futuro por un momento y desahogarse en un 15% como lo acabo de hacer. Sería ingenuo pensar que las palabras más simples no podrían llevar a consecuencias mayores sobre todo cuando se es tan consciente de que hay muchas hienas sedientas de poder queriendo demostrarle Al Hombre su lealtad.

 

Antes era tan ingenua que creía que en mi país fingimos no darnos cuenta de la pantomima producida, pero lo mismo veo en Italia y…, habría dicho que en Rusia si miles de rusos como los que festejaban el éxito de su país en Ucrania no estuvieran huyendo de la muerte ahora mismo.