Reseña Literaria-Por Juan A. Herdi

Remedios Zafra

«Frágiles»

Editorial Anagrama

Es evidente que la pandemia ha acentuado un malestar ya existente antes de que nos recluyeran en la más absoluta provisionalidad. La sociedad estaba cambiando, sí, las nuevas tecnologías aportaban otra forma de relacionarse y de estar en el mundo, el modelo económico y social mudaba por completo la vida colectiva e individual, nos topábamos de golpe con que el triunfalismo de un capitalismo aparentemente invicto, que se expandía bajo la bandera de la globalización, tenía los pies de plomo, pero podía y puede seguir haciendo daño, y de pronto la palabra malestar comenzó a poseer un nuevo sentido, con todas sus consecuencias, entre ellas un cuestionamiento de lo que somos como personas y como colectivo, porque, como señala Remedios Zafra, toda toma de conciencia deriva de un malestar. Un malestar que se vuelve un espejo donde reflejarnos y darnos cuenta de que algo no funciona en nuestras vidas.

De ahí, claro está, deriva también la conciencia de nuestra fragilidad. La situación durante estos dos últimos años nos ha mostrado bien a las claras que somos frágiles, con la percepción clarísima de todas las consecuencias de serlo, la asunción de los miedos y las incertidumbres, de las culpas y la mala conciencia. Ya el título del libro nos confronta a lo que somos, a lo que intuíamos que éramos y que la pandemia nos ha confirmado de un modo brutal y ha puesto en primera línea la consecuencia de este sistema en los últimos lustros, la mercantilización absoluta de la vida.

De esta fragilidad y de la asunción de la vida es de lo que nos habla Remedios Zafra en su libro «Frágiles». Científica titular del Instituto de Filosofía del CSIC, ha optado por una forma curiosa de reflexión, mediante cartas que dirige a una hipotética interlocutora y que se convierten en capsulas breves de descripción y meditación, evocación formal a Montesquieu o a Cadalso, que no se quedan en una visión descriptiva, sino que describen nuestras emociones, sentimientos y pasiones, campos de batalla actuales en la conformación de nuestras identidades colectivas y personales.

Las cartas analizan varios aspectos de esa relación yo-nosotros, de nuestra condición de seres trabajadores (seres productivos) pero también de seres creativos, con nuevas profesiones y condiciones que nos exigen nuevas asunciones de deberes, aunque sin haber cambiado esquemas añejos, con una precarización laboral y vital que entorpece el desarrollo como personas. Las cartas, agrupadas en cinco capítulos o ejes temáticos, requieren una lectura pausada, quienes las lean se sentirán sin duda interpelado al tener que incorporar los aspectos planteados a sí mismos. Porque las cartas logran eso, más que convencimientos argumentados, procuran planteamientos de vida, una puesta en común de aspectos intuidos que nos permiten pensar en la vida, en la de cada cual, pero también en lo colectivo.

Sin duda el libro apuntale al observador atento varios aspectos de la vida propia y de lo que la rodea, cabe que no se esté del todo de acuerdo con algunas de las apreciaciones, pero desde luego supondrá un puesta en orden de ideas y sentimientos que a cualquiera nos han rondado estos últimos años, lo que a todas luces vuelve necesaria la lectura del mismo.

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Nazareth Castellanos

«El Espejo del cerebro»

La Huerta Grande, 2021

Cada vez resulta más evidente que la separación de los saberes, su encajonamiento en compartimentos estancos, es un error. Incluso la división básica entre ciencias y letras ha sido una equivocación que por desgracia hemos padecido muchas generaciones en nuestra formación escolar y académica. Durante mucho tiempo se diluyó por completo el ideal renacentista, ideal este presente también en tantas otras épocas, de que las personas desarrollaran una visión de conjunto de la realidad, y se trata no sólo de los planes de estudio o de la curiosidad, el interés y el conocimiento de varias disciplinas, sino también, sobre todo, de la capacidad de saber relacionar aspectos que la vida no ha separado de un modo tan categórico como lo han organizado los sistemas de formación. La ciencia ha sido en cierto modo castigada por tal segregación, tal vez por habérsele otorgado un lenguaje complicado que la volvía difícil de entender para quienes optaban (optábamos) por otras sendas, pero también por una excesiva delimitación de lo que consideramos cultura. La importancia actual de las ciencias y de la tecnología en nuestra sociedad, pero también para la vida individual, para la conciencia de sí mismo, obliga a un cuestionamiento de tal separación.

Por ello es de agradecer que surjan divulgadores de las diferentes materias científicas que nos permitan entender, sin perder por ello rigor, aspectos fundamentales de las mismas.

Tal es el caso de Nazareth Castellanos, que en apenas cien páginas nos presenta algo tan fundamental para cada uno de nosotros como es el funcionamiento del cerebro. Sin duda la materia posee una complejidad mayor que la que pueda difundirse en un libro tan breve, pero a todas luces es una magnífica introducción, muy bien expuesta además, con una claridad que quien suscribe agradece absolutamente.

Pero no estamos sólo ante una mera exposición neutra de los mecanismos neuronales, sino que este libro tiene un objetivo claro, la asunción de los cuidados añadidos por la vía de la meditación como ejercicio fundamental que permita la toma de conciencia de la realidad, de sí mismo, y la importancia de la atención plena, algo que además relaciona la ciencia con la vida, con la cotidianidad, con la propia filosofía de la existencia, esto es, con la actitud ante el vivir. Algo fundamental en nuestra época, en la que se tiende no poco a la dispersión.

La autora ha sabido vincular la descripción física del cerebro con otras disciplinas, con referencias a obras y autores que han planteado aspectos expuestos por ella. Sin duda estamos ante un libro clave, fundamental, una magnífica forma de adentrarse en la materia y así que pueda el lector adentrarse en la conciencia de su propia vida, más allá de la mera existencia.

Reflexiones de una ondjundju-Sobre Sollozos de Mujer, Esperanzas del Corazón-Juliana Mbengono

Un comentario sobre “Sollozos de mujer, esperanzas del corazón”

Antes de que mi amiga Anita Ichaicoto Topapori presentara su segunda novela, Sollozos de Mujer, esperanzas del corazón, tuve la oportunidad de leerla. La leí incluso antes de que enviara el borrador a la imprenta, pero el resultado final no se parece tanto al borrador que leí por primera vez. Ya que Anita es feminista, guerrera y bubi, su literatura siempre reivindica la igualdad de derechos y esta vez no ha sido diferente.

Entre reflexiones y recuerdos, la protagonista principal, Leoner Belako, va narrando su historia de amor con Wilelo, su novio de la infancia; también nos muestra como algunas mujeres prefieren ser infelices en la opulencia antes que ser libres en la miseria. La novela tiene 20 capítulos breves en 144 páginas, es muy fácil de leer; pero no de entender, los recuerdos y las reflexiones hacen que sea necesario prestar atención a cada línea.

Antes de continuar, quiero decir que esto no es una reseña. Al terminar de leer la novela, me di cuenta de que, a pesar de que llevo 21 años en la isla de Bioko, no sé casi nada de los bubis; también tuve ganas de tener a Ana de frente y decirle un par de cosas: como que muchas mujeres alrededor del mundo son madres solteras por haberse topado con padres irresponsables e insensibles, por tanto que muchas mujeres bubis hayan tenido que criar solitas a sus hijos no las convierte en revolucionarias. Lo que sí considero de revolucionarias es que esas mujeres siempre buscaban su independencia económica y no esperaban que un hombre fuese la solución, sino una pieza clave, aunque no imprescindible, para alcanzar el éxito.

Anita, nunca pierde la oportunidad de decir que su etnia no es matrilineal porque sí, que las mujeres pelearon para que sea así; sin embargo, esto parece una teoría y nada más. Es verdad que son las tías, y no la madre, quienes toman la delantera en la boda de una hija, lo mismo pasa en otras etnias; al fin y al cabo, quienes toman la palabra en el último momento son los hombres y el primer apellido de los hijos es del padre.

Lo que realmente me resulta sorprendente es que en la etnia bubi la mujer logró mecanismo para proteger su herencia. Por ejemplo, desde tiempos remotos, según se narra en Sollozos de mujer, esperanzas del corazón, las hijas bubis siempre han tenido derecho a heredar igual que los hijos. Y eso no es todo, una madre de familia bubi tiene derecho a proteger su herencia tras la muerte de su marido; por eso, los hijos no podían heredar los bienes comunes del matrimonio. Ella seguía siendo la dueña y responsable. Me atrevo a decir que, en este aspecto, los bubis se adelantaron a muchas culturas alrededor del mundo.

Quizás la novela de Ana no enganche tanto por esa historia de amor tóxico con un final feliz; pero tiene esa magia que atrapa a los lectores sedientos de cultura. Sollozos de Mujer, esperanzas del corazón podría ser un libro de historia sobre la cultura bubi, un ensayo feminista para hombres y mujeres o una historia de amor. Todo depende de las gafas que se ponga el lector antes de abrir el libro de tapa blanda.

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Javier Pérez Andújar

«El año del Búfalo»

Editorial Anagrama 2021

Quien conozca la trayectoria literaria de Javier Pérez Andújar sabe ya que se va a enfrentar una vez más con un artefacto narrativo cuanto menos singular, una novela que no se ajusta ni de lejos a lo que suelen llamarse los cánones al uso, si es que existen cánones al uso o normas que deban seguirse en esto del oficio de escribir. Porque este autor revuelve en todos los fundamentos y técnicas que, dicen, conforman la narrativa, el arte de contar, les da la vuelta, los mezcla, o simple y llanamente los emplea a su antojo, juega o reflexiona en serio, coloca alguna que otra pulla a esta realidad desasosegante, expone ideas y descripciones, cambia los muebles de la novela por arte de birlibirloque, y tras todo ello, como si tal cosa, nos la ofrece y el lector queda por completo embelesado por una creación que lo sumerge a todas luces en un mundo muy particular. No falla.

Quien no haya leído ninguno de los libros anteriores de este escritor que sepa que se va a embarcar en un paseo extraño repleto de recovecos. A bote pronto se enfrenta en esta su última novela a una polifonía que, sin embargo, no dificulta la lectura, al contrario, se va cosiendo de un modo perfecto, nada chirria, se asume incluso ese grado de absurdo que no es de la novela en sí, contra lo que pueda parecer, sino que pertenece al mundo que vivimos, ¿qué más absurdo que el último cuarto del siglo pasado y este primer cuarto de este que vivimos?, y que el libro refleja a la perfección. Se expande un plano alrededor de ese confinamiento o encierro de cuatro personajes cuanto menos curiosos que parecen interactuar alrededor de un autor finés enamorado de España, se establecen varias polifonías y un sinfín de notas a pie de página de diversos personajes, la madre del escritor, su traductora, un ministro de humanidades, el propio autor ficticio, entre otros, con múltiples referencias a la realidad y a sus forjadores, y que constituyen sin duda un relato paralelo.

Al final, encontramos un mapa extendido de los últimos diez lustros y uno siente que ha paseado por ellos. Porque el paseo, ya sea por un espacio físico, por ejemplo el extrarradio en el último tramo del Besós, río barcelonés fundamental para el autor, ya sea por el tiempo, resulta esencial en la narrativa de Javier Pérez Andújar, un ejercicio de flâneur literario y particular. La referencia a Modiano en la novela sin duda no es casual. También es un paseo alrededor de una generación que vivió el desencanto con especial intensidad. De este modo, con este cóctel nada menos, nos encontramos una vez ante un texto atractivo, intenso, irónico, de uno de los escritores más interesante en el panorama español actual.

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Miguel Martínez del Arco

Memoria del frío

Hoja de Lata Editorial, 2021

Da la sensación de que la literatura posee ahora mismo una mayor idoneidad que otros ámbitos para llevar a cabo esa labor de memoria comunitaria, mucho más que el político por ejemplo, sin ir más lejos. Tal vez por una capacidad mayor de aportar esa intrahistoria tan necesaria de recuperar y conocer con toda su amplitud lo que pasó, con lo que a todas luces cumple mejor con una función testimonial. Por su parte, el debate político actual con respecto a la memoria, y más en concreto a la memoria de esos años terribles de guerra civil y dictadura franquista, está muchas veces afectada, aún ahora, cuando ya han pasado unos cuantos años, por intereses partidistas o por esa necesidad de establecimiento de un relato que tiene mucho más, me temo, con la imposición de versiones oficiales que ayuden a tales intereses.

De ahí que resulten tan necesarios libros como este de Miguel Martínez del Arco, Memoria del frío, que nos muestra, novelada, la historia de sus padres, que pasaron años en la cárcel o atosigados en los periodos de libertad, la historia propia también, como afectado indirecto, personaje secundario, se presenta a sí mismo, aunque al final directo, de una represión atroz, cruelmente caprichosa. Es una novela, hay ficción, o como aclara el autor situaciones ficcionadas, pero los personajes y las circunstancias sucesivas y concretas son reales, la narración viene intercalada además por la búsqueda de datos y de la percepción de sensaciones del narrador, no se ocultan por otro lado las posiciones y compromisos de cada cual, eso forma parte al fin y al cabo también de nuestra Historia colectiva, las diferentes ideologías presentes, pero no hay ni un juicio al respecto, el eje del libro no es ese, el acierto o no de las opciones de cada persona, sino las consecuencias terribles de una dictadura para las personas desafectas al ideario oficial, incluidas aquellas que disintieron desde el mismo, pero también para la sociedad en general, mucho más pobre si se cercenan las ideas. Huye también, todo hay que decirlo, de equiparaciones absurdas o equidistancias. Escandaliza ahora en todo caso, y no debería de importar la posición política del observador actual, que estas cosas hubieran ocurrido.

En cuanto a la novela, destaca su estilo directo, cuasi impresionista, con esos retazos que son sus frases cortas y que se van clavando en el lector, al que le costará salir de la historia a medida que avanza en la lectura. Señal inequívoca de que estamos ante buena literatura, la de esta primera novela de Miguel Martínez del Arco. Imprescindible en todos los sentidos.

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Walter Benjamín

«Infancia berlinesa hacia mil novecientos»

Traducción de Richard Gross

Editorial Periférica, 2021

Stefan Zweig y Walter Benjamin son los dos autores que sin duda mejor han evocado el ambiente centroeuropeo previo a la primera gran guerra y que desapareció cuasi por completo con ella. No otra cosa es este libro delicioso del filósofo alemán, «Infancia berlinesa hacia mil novecientos», una evocación breve en apariencia, pero al final un retrato delicado y certero, todo lo certero que puede ser la memoria, de un pasado en que Europa era diferente a la actual, poseía otro ritmo, otras formas. Se trata en definitiva de un libro que ha recuperado para ofrecérnoslo la editorial Periférica.

En apenas treinta capítulos breves, cada uno de ellos con un talento enorme de seducción, Walter Benjamin nos retrotrae a ese mundo propio, cuando era un niño que comenzaba a asomarse al mundo y se preguntaba «¿por qué había algo en el mundo, por qué había mundo?». El autor nos evoca de este modo, con pequeñísimas anécdotas, a la vez que nos lo muestra, aquel Berlín que tanto cambió después. Hoy Berlín parece recuperada de su trágica historia, vuelve a brillar social y culturalmente, aunque ya no es el Berlín de entonces, el que nos rememora el filósofo como espacio físico de su infancia, aportándonos respecto a ésta algunas de las raíces de su propio pensamiento, el inicio primigenio de su proceso reflexivo, como por ejemplo la alusión, tan bella y poética, a la placidez que le proporciona el calor de los calcetines guardados en una cómoda y que le enseñó que «la forma y el contenido, lo envuelto y el envoltorio son idénticos» y de este modo pudo extraer la verdad que hay en toda poesía, apenas un brevísimo incidente en la vida de un niño pero que sin duda volvería una y otra vez a su mente, permitiéndole entender también algunos aspectos claves de la realidad y la vida.

Estamos por tanto ante una pequeña joya poética, una muestra de hasta qué punto las palabras poseen una capacidad enorme para la reflexión, algo que sin duda hoy resulta imprescindible recuperar, en esta Europa que vive otra vez una crisis profunda en todos los ámbitos, pero sobre todo en el cultural. Por ello es de agradecer que recuperen libros como este de Walter Benjamin, quien, al igual que el aludido Stefan Zweig, no ha perdido vigencia.

Carmen Laforet-Juan A. Herdi

Carmen Laforet

Se refirieron a ella como «la chica rara» y ése fue el título que adoptaron Ana Pérez de la Fuente y María Arribas Veloso para su documental sobre Carmen Laforet. En él repasan la biografía de la escritora que huyó de las bambalinas de la fama, de eso que se conoce como la vida literaria, para reconcentrarse en una búsqueda de sentido de la vida, la propia y la que le rodeaba. En su documental hablan de una inquietud permanente que no siempre es fácil de gestionar. Muestran su estado pertinaz de desasosiego y de insatisfacción con el tiempo y el paisanaje. De todo ello hablará mucho la autora en su correspondencia con Ramón J. Sender, un largo intercambio de cartas en la que la escritora mostrará su ansiedad ante la vida y una necesidad imperiosa de encontrar algo, quizá un lugar en el mundo o un ámbito emocional que le permita vivir sin el reconcomio de tanto sinsentido. De allí que pase por varias etapas, siempre en una busca imperiosa de vida, una necesidad de vivir con toda la intensidad que pueda llegar a brindar la existencia, no siempre tan evidente ni fácil de encontrar. 

Andrea, el personaje protagonista de «Nada», tiene mucho de eso, qué duda cabe. Llega a la casa de sus tíos y de su abuela en la calle Aribau de Barcelona una fría noche y vivirá en esa ciudad unos meses en los que chocará con la vida lúgubre de una posguerra tremenda, pero siempre con una búsqueda de luz y de sentido, de otra vida, reflejada ésta por su amiga Ena, a quien conoce en la universidad. La de Andrea es una etapa por la que todos pasamos de algún modo, de ahí que en esta novela, «Nada», nos sintamos tan reflejados los lectores que nos hemos acercado a ella generación tras generación desde que ganara el primer Premio Nadal, nada menos, en 1944, más allá de las circunstancias en que se desarrolle cada vida, y algunos incluso tenemos que volver a sus páginas cada cierto tiempo, quizá porque mantenemos ese mismo estado anímico, aunque ya de otro modo, y, como Andrea, ansiamos tanto las posibilidades que nos brinda cada fin de etapa al que nos confrontamos. 

Llama la atención, por otro lado, el estilo de aquella escritora tan joven como desconocida. Lo apreciamos en esa su primera novela, fundamental, pero lo mantiene en el resto de su obra, en un ejercicio de la escritura que se vuelve central a lo largo de su vida. «Frescor de lo verdadero», fue como calificó José Luis Aranguren su estilo, esa forma de escribir descriptivo e impresionista, gracias al cual el lector irrumpe en cada escenario y comprende que forma parte de las emociones y los estados de ánimo, a veces con la sensación de que cada rincón es imprescindible para que los hechos sucedan justo allí, no en otra parte. Frente a la pomposidad lingüística impuesta por aquellos años, Carmen Laforet opta por una meticulosidad a veces tremendista, muy ligada por otro lado a la realidad, muy propio, como señala Álvaro Pombo, de unos «relatos de la vida dañada», y que se puede aplicar a toda su obra.

Este año a punto de acabar ha sido el del primer centenario del nacimiento de Carmen Laforet. Hay en sus novelas y relatos algo que te atrapa, que embelesa y sacude muy dentro. Quizá sea porque hay en ella una escritura que parte de la emoción y de sí misma, pero escapando siempre de la mera exhibición, una actitud que resulta a mi entender ejemplar, en estos tiempos de vanidades, ¿cuáles no lo han sido?, y en que la sociedad del espectáculo ha alcanzado niveles muy ridículos. Buscó resguardarse tras su obra, que fuera su única tarjeta de visita, su manera de estar en este mundo. Por eso se vuelve tan necesario volver a su obra una y otra vez, a sus libros ahora mismo tan esenciales como claves y que nos transmiten su mirada sobre la vida, una vida que sólo puede aprehenderse desde la literatura. 

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Lorena Salazar Masso

Esta herida llena de peces

Editorial Tránsito. 2021

Una mujer viaja con un niño por el río Atrato, en el Chocó colombiano. El niño llama a la mujer Ma, pero él es negro y ella, la narradora, blanca. A pesar de ello, nadie parece sorprenderse de su mutua compañía, estamos en un mundo de contrastes donde todo es posible y detrás de cada vida hay una historia o un destino que conforma la realidad, que puede llegar a ser muy variopinta. Por lo demás, no sabemos en un principio el motivo del viaje, lo vamos intuyendo a medida que avanzamos en la lectura, mientras la narradora nos describe una naturaleza exuberante y generosa, nos habla de las personas con quien viaja y con quien se cruza, nos relata los incidentes del trayecto, no siempre gratos, los peligros están siempre al acecho y la muerte demasiado presente.

De este modo, el propio río se vuelve una metáfora del destino y que va reflejando los ecos de una realidad tan insospechadamente presente. La mujer, al mismo tiempo que contempla lo que le rodea, incorpora al relato un sinfín de emociones y sentimientos que tienen que ver en gran medida con el niño al que cuida, pero también con los propios miedos y las dudas, al tiempo que con su pasado. Brotan los recuerdos que se incorporan al relato, forman parte de él. Todo conduce, inevitable, a ese destino tanto físico como emocional ante el cual, intuimos, nada es seguro, estamos a merced de los acontecimientos sobre los que no tenemos ningún dominio.

Por lo demás, se trata de un relato en el que llama la atención la presencia de unos personajes femeninos fuertes y que sin embargo, como le ocurre a la propia narradora, no ocultan sus propias cuitas y temores, las muestran incluso, lo que les vuelve a todas luces mucho más resueltas para establecer unos lazos recíprocos que les exige la necesidad de supervivencia. Aunque tal fortaleza no las salvará del propio destino.

Va así desgranándose el relato de esta primera novela de Lorena Salazar Masso. Con una prosa directa, sin ambigüedades, va construyendo este torbellino de sensaciones y emociones que atrapa al lector y lo incorpora a la trama, a una sucesión de hechos que no dan respiro y cuyo final, inesperado, impresiona y deja un poso de desasosiego e inquietud.

De este modo, Lorena Salazar Masso se incorpora plenamente a la literatura colombiana, cuya tradición, permítaseme el tópico, es una de las más potentes de la literatura tanto en castellano como mundial. En todo caso, por sí misma, estamos ante una novela bien construida, bien hilvanada, que no ha dejado nada en el tintero y en la que tampoco sobra nada. Sin duda, uno de los descubrimientos del año.

Reseña Literaria (juliana Mbengono)

Cecilio Olivero Muñoz

Cibernética esperanza 

Ediciones Vitruvio 2021

Las cosas nuevas, en ocasiones, nos causan rechazo y curiosidad al mismo tiempo, aunque sean muy buenas. Cibernética Esperanza, de Cecilio Olivero, en adelante Capplanneta, es un libro demasiado nuevo, no sólo porque lleve menos de un año desde que salió de la editorial. El contenido está estructurado y presentado de un modo muy poco habitual, tan poco habitual que el autor podría perderse buscando el hilo conductor sin darse cuenta de que ya lo tenía desde el prefacio.

Yo esperaba una “novela de auto ficción”, según la definición que hizo el autor. Pero, durante los últimos meses he estado leyendo una colección de más de 60 poemas y más de 60 relatos intimistas, sinceros y descarnados que, sin suspense ni anticlímax o clímax hacen que el lector siga pasando las hojas movido por la empatía y las emociones que despiertan las experiencias que narra el autor sin necesidad de un gran conflicto que se resuelva en las últimas páginas (igual que en la realidad, donde nadie espera resolver el mayor de sus problemas para vivir sin emociones ni desafíos, al contrario, convivimos con todo lo bueno y lo malo cada día) hasta que un día el lector llega al final y concluye que muchas películas basadas en hechos reales y muchos reportajes sobre la vida de los famosos son un montaje para vender.

En el séptimo verso del poema “Blogger nadie”, Capplanneta dice algo que ya es muy evidente: “[él escribe sobre] lo que le da la gana”. Es decir, sobre su coqueteo con las drogas durante su juventud y las consecuencias de estas en su salud y en su familia. Las otras cosas sobre las que le dio la gana escribir en Cibernética Esperanza son: su relación con internet que, si bien le hace sentirse a gusto hasta el extremo de alegrarse porque un hacker se haya metido en su sistema operativo, también le vuelve más solitario, es una tabla de salvación en la vida de un hombre cómo él; es decir, en la vida de mucha gente acosada por el tedio. Por último, está su relación de amor fallido con su exmujer y otros temas sueltos como “Los entierros sin tierra” o “Alienación y misantropía”.

Lo más conmovedor de esta colección de recuerdos-relato-poemas-reflexiones- etc. es la valentía del autor al decidir mostrarnos sus gusanos de seda, su intimidad, haciendonos pensar en la sociedad actual, fría y misántropa, después de habernos advertido que hablar de nuestras intimidades puede no ser del interés de un lector.

Posiblemente, Cibernética esperanza no es una autobiografía, pero resulta muy, muy difícil creerlo; desde el prefacio, el autor ya nos habla de sus experiencias en la niñez y en las últimas páginas, en el epílogo, nos sigue hablando de la relación con su exesposa. Tampoco es una obra de ficción, aunque el título de la primera de las cuatro secciones del libro sea “El pasado condiciona al futuro” mientras la tercera es “El futuro está escrito”.

Ficción o no ficción, novela, ensayo o poemario, o todo en uno solo, Cibernética Esperanza es una creación artística que confirma lo ya dicho: “el arte no se debe definir”. Y es que, si se tuviera que definir el arte, estaría tan enmarcado que obras como Cibernética Esperanza no encajarían en ningún cuadro cuando son uno de los retratos sociales que todos necesitamos mirar y, posiblemente, nos encontremos pintados en él de algún modo.

Reseña Literaria (Juan A. Herdi)

Pedro de Andrés y Marta Estrada

Mester de Brujería

Cantigas de Inesia y Rapaz

Ilustraciones de Marina Vivó & Mario García (Marius)

Autopublicado. 2021

Vaya por delante que a menudo encasillamos en exceso los textos literarios. Los categorizamos en géneros y subgéneros, le damos importancia a los adjetivos que los acompañan –policial, romántica, heroica, histórica, costumbrista, etc.– o aplicamos otras clasificaciones que a menudo responden sólo a criterios académicos o mercantiles, cuando lo que importa es por de pronto el disfrute de la lectura, que un libro nos embelese, nos interese o nos deje llevar. Ni que decir tiene que toda lectura posee un componente de juego. A lo que se debe añadir la necesidad de un intento sincero de experimentación. En este sentido, si algo podemos y debemos exigir como lectores a los autores que nos interesan es que experimenten, prueben nuevas fórmulas, se arriesguen. Que no se queden con lo habitual o lo fácil o lo evidente. El que haya un esfuerzo por experimentar lo debemos reconocer como un grado a la hora de valorar un libro, incluso cuando a veces nos puedan disgustar algunos aspectos del mismo. 

Valga esta breve introducción para hablar de esta novela, Mester de Brujería, escrito a cuatro manos. Ante todo es un juego, los dos autores así lo han asumido, pero al mismo tiempo se ve que están duchos en relatos de aventuras. Por otro lado, sin ánimo de contradecirme un poquitín, más que clasificar esta novela lo que señalaré (o tal vez advertiré) es lo que no es: no estamos ante una novela histórica. Que no busque el lector rigor historicista, datos, realidad. Tampoco es una novela realista. Hay, eso sí, un juego de espejos y desdoblamientos en el texto que rompe toda lógica. Ya los autores nos lo insinúan al variar leve pero suficientemente los nombres de los reinos, de algunas ciudades y del río principal, o de algunos nombres teologales, los modifican pero no lo bastante para que no los reconozcamos, con ello nos indican que han creado un mundo paralelo, sí, pero apreciamos de forma evidente las correspondencias con lugares, ciudades, ríos o teologías que reconocemos. Son dos espacios confrontados, el real y el del relato.  Esto forma parte del juego. De este modo, como en el mundo de ciertos cuentos infantiles, las cosas son y no son al mismo tiempo, están y no están a la vez. 

Por lo demás, estamos ante una sucesión de aventuras que vinculan a los dos protagonistas, Inesia y Rapaz, valdría una mera lectura como tal, suficiente para quien le guste este tipo de relatos que nos evocan a Stevenson o algunos cuentos de Jack London. Pero téngase en cuenta también que algunas de sus aventuras resultan extraordinarias, otras me han recordado, sin citarlos, los excesos verbales y vitales de los goliardos y su tradición a menudo pícara y carnavalesca. Ni qué decir tiene que haberme evocado esa literatura me ha conmovido. Hay también elementos de fantasía incorporados, algo que ya a estas alturas no es tan novedoso entre nosotros, empiezan a haber títulos y lectores pare este tipo de textos donde la magia y lo sorprendente forman parte de los hechos narrados, se rompe el vínculo a lo realista de cierta tradición y se recupera los esparcimientos de antaño. Quizá, para quien no es lector de este tipo de relatos, este libro sea una buena manera de acercarse a ello.

Marta Estrada y Pedro de Andrés se han atrevido a experimentar y les ha salido una novela muy interesante, incluso a pesar de ciertas apuestas estilísticas que a quien firma esta reseña tal vez no le hayan convencido del todo. Sin embargo, son menudencias, meras discrepancias que a la larga no afectan la buena valoración del conjunto.