11º Número de la revista literaria Nevando en la Guinea

11º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

11º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

LVº de la segunda etapa/01-05-2011

 

EDITORIAL LV

Frente a los adefesios pseudoculturales, defensa de la imaginación

 

 

Como ya comentamos en su momento, este año recayó el Premio Cervantes en la escritora Ana Maria Matute y aunque somos críticos con los galardones y los grandes actos institucionales, sentimos sin embargo que este reconocimiento tiene algo de merecimiento, de justeza. Ana María Matutes es una de las grandes narradoras de este país y sus relatos poseen la fuerza de las palabras, de la magia de la literatura que encandila, que te ata al relato, que te embriaga con las palabras, con los hechos que narran, con las historias que te transmiten.

En el acto de entrega del premio, esta misma última semana de Abril, en Alcalá de Henares, cuna de Cervantes, su discurso de agradecimiento estuvo absolutamente a la altura: fue todo un alegato de la imaginación frente a las certezas de este mundo, de la literatura y el arte frente al materialismo actual, que desecha todo lo artístico, que denigra el arte a favor de una sensatez absurda.

Compartimos con ella la necesidad de la fantasía como elemento básico para la vida. La vida ha de ser transformada en arte, de lo contrario se convierte en algo inocuo, absurdo, sinsentido. Frente a unos tiempos que reclaman como eje de la existencia un éxito basado en el dinero, la mera comodidad y una fútil fama que no requiere esfuerzo y menos aún capacidad de sorpresa, creemos que la realidad es mucho más que lo aparente, renegamos de ese mundo que nos intentan imponer y defendemos la posibilidad de darle la vuelta a las cosas, o al menos intentarlo.

Somos conscientes del momento duro en el que estamos, nosotros padecemos también los efectos de una crisis que aporta excesiva angustia a nuestra cotidianidad, pero ante esto, reclamamos la revuelta también de la imaginación, la fantasía y la ensoñación. No sólo luchamos por otro mundo en el que lo importante no sea el dinero, en el que se transformen las relaciones sociales, también alegamos como imprescindible un cambio en la vida de cada persona. No es fácil, el capitalismo ha impregnado cada rincón de nuestras vidas y pretende someternos por completo. Nos hemos convertido muchas veces en nuestro peor enemigo, nuestros miedos, nuestra inseguridad, nuestra falta de perspectiva, todo se vuelve contra nosotros.

Pero hemos de colocar el arte en el centro de nuestra vida, tanto individual como colectivo. No queremos ser simples mercancías, pretendemos ser arte, extender la belleza a todos los aspectos de la vida. Saquemos las piezas de arte de los museos y convirtámoslas en objetos cotidianos. Transformemos los discursos en poesía. Impongamos la imaginación frente a las decisiones prácticas. 

Creemos que la política cultural que desde los ayuntamientos y las comunidades autónomas en España -pero es un fenómeno global, mucho nos tememos- se debe dirigir a la cultura cotidiana, la que conforman los grupos, los proyectos y las iniciativas próximas a las personas, que al fin y al cabo son los verdaderos protagonistas de la cultura, y no los grandes museos y grandes teatros. De lo que se trata es de que se llenen de arte los rincones habituales donde vivimos, trabajamos y paseamos, que la literatura inunde todos los lugares, que nos acompañe en cada momento. Sabemos lo difícil que es defender lo que defendemos cuando millones de personas de todos los países lo pasan mal por falta de dinero, pero creemos que hay que construir un nuevo mundo en el que el arte recobre su lugar y no sea, como ahora, un mero ornamento.

****************************************************

************************************

MONÓLOGO EN CLAVE DE JAZZ

SOBRE LAS

PROMESAS FUTURAS

(Oda inocente a los Estados Unidos)

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Cuando vaya a Estados Unidos me iré con dólares

tatuados en mi pecho,

con pasaportes y visados

 marcados a fuego entre mis párpados,

dinamitaré sus fronteras, sus lindes, sus arbitrios,

haré fogatas en el desierto oyendo los coyotes,

beberé café en tazas que ocupen el espacio de mis vacíos.

 Me iré cual rosa compungida en el desprecio,

cuando me vaya a los Estados Unidos de América

destaparé enigmas tras el tiempo en la raya recta del horizonte

 y descifraré el troquelado de cobre de las cajas de música,

en ellas hallaré mi renovada fantasía,

seré un pelirrojo irlandés sin nombre

y dejaré de ser un gitano vagabundo sin estrellas,

sin clan, sin caravana, seré el reverso de todas las patologías,

visitaré la tumba de Marilyn Monroe,

visitaré la estatua de un Abraham Lincoln solemne,

de presencia solemne, como un dios que a mí solo me mire,

cuando vaya a los Estados Unidos de América

me uniré a las causas extra-mundiales,

me atendré a la famosa quinta enmienda,

me partiré en dos como un corazón que no pertenece a nadie,

como un homeless o un cadáver exquisito,

me abriré las venas por un desorden típico en mi personalidad,

me casaré con una chica del Greenwich Village

y me destrozaré el lomo trabajando en los muelles,

cuando me vaya a los Estados Unidos

abriré una flor púrpura por los afro-americanos de América,

me uniré a la mafia y llevaré trajes de seda italiana,

elogiaré los mares del porvenir con tu whisky

entre mis labios plagados de sal, me desnucaré ante masacres

que todavía no están probadas, estallaré como aviones

ante la mirada de los que nada miran.

Cuando me vaya, si, hijo mío, si, cuando me vaya

a los Estados Unidos de América

buscaré el olor de la sangre en la ruta 66,

desfloraré muchachas que no fueron educadas para ningún nadie,

avisaré a los periodistas para me ninguneen,

peregrinaré al lugar donde mataron a Kennedy,

huiré de los agentes federales

para que no me acusen del delito que jamás cometí,

y me lleven ellos a corredores de muerte y exterminio

donde todavía no se ha visto ni dios ni milagro ni ángel alguno,

cuando me vaya a los Estados Unidos

quiero ser la persona que jamás he sido en la vida,

quiero poner huevos en el American Dream,

quiero que lo que no he querido querer

 y lo que he querido siempre

quiero que como siempre sea aquello que quiero que así sea,

quiero hondear una nueva bandera y ser un colono nuevo

que profundiza en la California más profunda,

cuando me mueva por Estados Unidos

como una serpiente cascabel borracha de rabia

quiero hacerme transparente como un sueño sin sueño,

cuando abra tu fotografía en Nueva Orleáns

eyacularé el semen de la gloria en su emulsión,

me empalmaré como un troglodita en una orgía,

me haré pionero de una tierra indómita y jamás descubierta.

En los Estados Unidos de América seré una nueva persona,

seré la tradición judía y la herencia escocesa,

seré un salvaje sin reserva al cual aparten sí molesta,

seré un negro con arrugas en la arruga negra del sufrimiento,

seré un tejano granjero que escupe tabaco de mascar

en el cobertizo de su casa vieja, entre polvo y soledad sureña,

seré un amish resignado con callos en las manos,

me partiré, de una vez por todas,

la espina dorsal trabajando

y apareceré en una canción de Bruce Springsteen

como un héroe anónimo y casi o del todo nacional,

también, por qué no,

 asistiré a ver el colapso de la economía universal

y al abandono de las madres que abandonan su hogar

en plena primavera, en la primavera luminosa,

cuando la Navidad sea una sombra de plomo que se agacha,

que se agacha encima de nosotros;

asistiré a la Súper-Bowl

 para fingir que soy todo un patriota,

mientras que aterrado,

echaré en falta aquella seguridad social,

echaré en falta la hierbabuena en la sopa,

echaré en falta la patria de mi niñez,

cuando cruce San Francisco, ¡oh! Pin-up de mis excesos,

cuando cruce como un peatón destinado

 al olvido San Francisco,

cuando en Manhattan nadie me conozca por sus avenidas,

cuando mi nombre sea una molécula

 o una célula efervescente

y crezca caprichosa e insaciable de la piel del sol,

cuando me mortifique aún por los gestos y las reacciones

tras otra reacción, tras otro gesto imposible,

que desmienta la otra verdad de ser otra mentira,

cuando otra vida sea otra vida, y esta otra vida sea esta vida otra.

Cuando se haga el ocaso de los culpables una purga

y mueran, por fin, las leyes que improvisan la venganza;

cuando yo apague el fuego de las cruces que se queman

en pos de la tolerancia y el respeto mutuo a las personas;

me encenderé un pitillo Marlboro

y pronunciaré las palabras sagradas:

─Me encanta que los planes salgan bien. 

 

*****************************************************

**************************************

Fanalis o la añoranza del amigo

 

 

         El tirano Falanis añoró en ese momento a su amigo Perilo. Fueron muchos los consejos que le había brindado a lo largo de los años que lo conoció y que fueron además de intensa amistad. Angustiado por su inminente destino, viendo tambalear su poder y aterrado por el humo que ya comenzaba a inundarlo todo, sintió las lágrimas que descendían por sus propias mejillas. Le dolió contemplar desde el balcón de palacio, a lo alto de la modulada colina desde la cual dominaba el paisaje, la ciudad de Acragas que él había diseñado con arte, precisión y gusto, y que apenas había sido una villa cuando la heredó, saliendo apenas de la niñez, y que él y sólo él, según reconocían todos, reyes y humildes, sabios y serviles, había hecho renacer con vocación de urbe, de modelo para el mundo. Ahora estaba siendo destruida por sus propios habitantes airados y henchidos de rabia, y un profundo abatimiento, el abatimiento del amante de las artes o del soberano orgulloso de su reinado, quién podría saberlo ya a esas alturas de su vida y de su despótico poder vacilante, ni siquiera él lo podría afirmar, le hirió en su alma apesadumbrada. No supo tampoco discernir si el dolor, el miedo y la consternación provenían de ver a ese pueblo de Acragas levantarse contra él mismo, su soberano, o si era la soledad inmensa que se impuso de pronto en su interior, reflejo sin duda de la pavorosa soledad exterior y que era a todas luces perceptible en cada rincón del palacio, lo que le hizo caer en la desolada melancolía que le mantenía de pronto exánime. Pero de lo que sí estaba seguro era de la falta de su amigo del alma, irremplazable.

         Sus ojos se llenaron de lágrimas y su mirada se nubló. Abajo, en la ciudad, los gritos se elevaban hasta lo alto de la colina. No supo lo que gritaban, no lo quiso saber tampoco, tal vez porque sabía que los insultos que lanzaban hombres y mujeres, incluso niños y ancianos, y las palabras de odio y de rechazo que algunos se explayaban en dirigir en plazas públicas y en las esquinas de las amplias avenidas se dirigían contra él, el rey odiado, el tirano despreciado por su crueldad.

         Atravesó de nuevo el palacio y otra vez le hirió la soledad de sus lujosos cuartos, de los luminosos salones, de sus placenteros pasillos. Todos habían huido, sus criados, sus esclavos, incluso los escasos consejeros que juraron fidelidad eterna y a los que, en su fuga, acompañaron los fieles guardias que aún se habían mantenido en sus puestos, tal vez temerosos hasta el último momento de que el tirano recuperara de pronto el poder pero que, cuando se cercioraron de su inminente caída, cuando ya no cupo la menor duda, no vacilaron en salir para unirse al griterío y mostrar su repulsa, posiblemente como los más convencidos oponentes, hacia quien habían obedecido hasta ese mismo momento. También las mujeres de su serrallo habían partido dejando atrás para siempre las huellas de sus caricias y de sus besos. Pero mientras atravesaba el ahora sombrío palacio, mientras sus lágrimas devenían sollozos y gemidos, un solo nombre se repetía en su cabeza y lo pronunciaba a gritos con desolada y desperada nostalgia:

– Perilo.

         Notable escultor y extraordinario mecánico, recordaría sobre todo las veladas intensas en las que hablaron de arte. Rememoraría mientras cruzaba estancias vacías la llegada del artista ateniense y cómo se presentó ante él, humilde y sencillo, sin la vanidad propia de los artistas que acudían a su palacio a sabiendas del entusiasmo del joven soberano por convertir su villa en un faro para el mundo. Falanis le expuso el proyecto de ciudad que se hallaba perfectamente dibujado en su cabeza y Perilo, sin ocultar su entusiasmo, fue apasionándose por ese proyecto que acabó asumiendo como propio. Acragas sería su mayor escultura, una obra viva, la obra genial por la que sería recordado en las futuras generaciones.

         Falanis y Perilo: dos nombres unidos para siempre, fue lo que pensó entonces, a las puertas de su próspero reinado, el soberano y el artista que regirían todo un destino, que construirían juntos una ciudad. El discreto Perilo se puso a trabajar en su taller. Estudiaba con atención los materiales, las formas supuestas e imaginadas, las ideas, las líneas de las calles y avenidas que comenzaban a brotar desde las plazas, los detalles de las fachadas que parecían haber estado esperando durante siglos a que el ateniense les diera ocasión de surgir de las piedras. Falanis estaba impresionado por aquel escultor portentoso que le regalaba además su amistad. 

         Mientras Perilo creaba, Falanis gobernaba con mano de hierro. Hubo voces que aconsejaron moderar la rudeza de su gestión, la severidad de sus órdenes, la a veces caprichosa voluntad con que tomaba sus decisiones. Porque no era poco el capricho con que adoptaba las determinaciones de su reinado, algo que fue creciendo, aunque Perilo no se percataba de ello, veía a su amigo reír, disfrutar de la vida, vive con arte, le aconsejaba, sigue tu camino, y Falanis le escuchaba, era su amigo, su único amigo, el más amado, el más glorificado.

         También Fanalis explicaba cada uno de sus actos a su genial compañero. Para Perilo, era como un juego y lo veía disfrutar y lo animaba. ¡Qué asombro mostraba el artista con los instrumentos que Fanalis no paraba de inventar! Porque el soberano quería emular a su amigo y por las noches se ponía a imaginar nuevos objetos que diseñaba y construía sin parar, anteponiendo la invención, la imaginación, a cualquier otro asunto, almacenándolos la mayoría de ellos aún sin terminar por todo el palacio. El reinado debía ser también una obra de arte, gobierno y creación se unían para fundar un nuevo Parnaso.  Perilo disfrutaba con aquellos instrumentos cuya finalidad, con frecuencia, desconocía, pero para él bastaban las líneas armoniosas, el goce de la perfección física.

         Recordó mientras avanzaba por un pasillo adornado con bosquejos de árboles en las paredes el día que le mostró el toro. Era la primera escultura que Fanalis había construido él mismo por entero. Le enseñó la apertura lateral, la abrió y mostró a Perilo el interior vacío. Para qué sirve, le preguntó. Fue la primera vez que el artista se preocupaba por la finalidad de uno de los instrumentos que surgían de la imaginación del rey. Fanalis rió. En ese momento ya todo era un juego para él. Métete, le dijo. Y Perilo, contagiado por el ánimo de esparcimiento y travesura que dominaba el palacio, se introdujo en el toro. Fanalis cerró la apertura y encendió el fuego en la ancha plataforma sobre la que se levantaba el toro de acero y que a todas luces adoptó de pronto la función de horno. Las cuatro patas huecas del toro eran tubos por los que ascendía el calor del fuego. Recordó el tirano los mugidos que surgieron del toro recién creado. Funciona, dijo cuando dejó de escuchar los gritos aterrados de su amigo.

         Había pasado mucho tiempo desde aquello. Ahora le echaba de menos, su apreciado Perilo. Siguió pensando en él mientras escuchó las voces acercarse por otro pasillo lateral y el rostro del genial artista fue lo último que recordó antes de desvanecerse para siempre, al poco de cortarse las venas en los baños de palacio.  

Juan A. Herrero Díez

 

*************************************************

***********************************

LEYENDAS

Por Cristian Claudio Casadey Jarai

 

La leyenda de los suicidas de los Chorros de Tacares

 

        Los Chorros, en Tacares de Grecia, es un refugio natural que seduce al visitante con sus limpias cataratas, el murmullos de sus aguas y el canto de sus aves. Una mañana, tiempo atrás, un turista se aventuró hasta un lugar un tanto alejado de la reserva. Para su sorpresa, encontró a una pareja malherida tirada sobre el verde zacate. La joven yacía descalza e inconsciente. El varón, con un hilo de voz, atinó a pedirle ayuda al forastero:

–      Señor, somos dos jóvenes que nos amamos. Nuestras familias se oponen a que nos casemos, es por eso que habíamos resuelto suicidarnos, pues no podemos vivir el uno sin el otro. Por eso buscamos esta zona alejada para quitarnos la vida. Pero ahora estamos muy arrepentidos. Por favor, ayúdenos buen señor…

El hombre, acongojado y preocupado, corrió a toda prisa para buscar auxilio. Pronto llegó el personal de la Cruz Roja.

–      Dígame señor ¿hace cuánto tiempo dice que habló con el muchacho? – inquirió el paramédico.

–      Hace media hora doctor, el joven pedía asistencia médica urgente – replicó el extranjero.

–      Es que en realidad esta parejita ya lleva muerta más de veinticuatro horas…

***

La leyenda del cuadro del payaso

 

        Hace mucho tiempo vivía cerca de la Municipalidad de Grecia un viejo pintor muy talentoso. Sus cuadros eran muy bellos y de vivos colores, en especial los retratos, en los que ponía todo su talento y esmero.

        Un día llegó al pueblo un famoso payaso mexicano. El pintor, entusiasmado, decidió pintarlo y regalarle el lienzo, lo cual disgustó mucho al azteca, quien se sintió burlado en el fondo de su ser. Tanto fue su dolor y enojo, que maldijo el cuadro y se lo devolvió al pobre artista. Esa misma noche murió de forma extraña el padre del griego. Lo que nadie había notado es que el payaso del cuadro había bajado un pulgar. Lo mismo sucedió la noche siguiente, cuando falleció la madre. Y así hasta que a ese personaje siniestro solo le faltaba bajar el meñique de la mano izquierda. Cuando eso sucedió, la humilde casa fue devorada por las llamas de un terrible incendio. Lo único que se salvó fue el retrato del infame payaso.

        Pasaron varios años, cuando la casa fue nuevamente reconstruida y adquirida por otra familia. Cuando ingresaron, observaron el mismo retrato de un payaso con sus palmas abiertas…

************************************************

**********************************

 

POEMAS

Por Maximiliano Spreaf

 

Experimento

 

No me muevo.

La intuición me falla.

No viene.

No termina.

No descanso.

Arriba de todo esto estas vos.

Abajo de todo esto están tus palabras.

Dueña de las palabras.

Un gran silencio.

Un torrente hacia mi cerebro.

Estalla.

Al fin.

Las vísceras en una sartén.

Los deseos en otra.

La imagen.

Distorsionada.

De tu vida.

Y de la mía.

En un vidrio.

En una probeta.

Al fin.

Todo estalla.

Te alcanzo.

Te fascina.

Te desvanece.

Las uñas clavadas al borde.

La patada inesperada.

Gozo. Placer. Desquite.

El vidrio.

Al fin.

Estallo.

Para siempre.

 

***

Parábola de tiempos hediondos

 

Ave y Pez están recostados

sobre un grueso poste de cemento

frente al templo musical que los aturde

y embelesa

con sus gritos de guerra marginal.

Ave y Pez salieron abrazados

las lenguas azules

los corazones manchados

de desidia y soledad.

Juntaron sus manos al son

de ritmos africanos

de tambores tropicales y lenguaje de señas.

Ave tiene el vientre hinchado

de sexo adolescente

de hambruna y peste

de cartón y chapas.

Pez no mide consecuencias

a la hora del afano

el gladiador químico hace de las suyas

el cuchillo siempre en sus manos.

Adentro todo es jolgorio

se disfrutan las tragedias

cotidianas que los unen

los presos, los drogones y cornudos

abundan en las letras.

Ave y Pez no ven la noche

solo entrecruzan sus lenguas

sueñan que ya no son

que los lleva la corriente de ese río

que los observa.

 

***************************************************

************************************

SELECCIÓN DE POEMAS

Por Francisco Jesús Muñoz Soler

 

 

UN  AMIGO  DE  CONFIANZA

 

 

 

Un amigo de confianza

ejemplar casi extinto

en la frondosa selva

donde tantos animales sueltos van

con las uñas afiladas

y pendientes de arañar.

 

***

 

EN  UN  INSTANTE

 

 

 

 

En un instante una vida

se funde en un gesto

y se derrite hilo a hilo

en las mentes receptivas,

son retazos de momentos enervantes

que escarba las raíces,

son fracciones de tiempo

que nos penetran intensamente

como un sonido estridente

que hace sentirnos vivos,

nuestras vidas vuelan, vuelan,

se escapan en el tiempo

y al recordar solo tenemos

instantes que nos consuelan.

 

***

 

DICHOSO  QUIEN  UNA  DOCENA  REÚNA

 

 

 

 

Dichoso quien una docena reúna

de sinceros amigos hasta la sepultura.

 

*****************************************************

*************************************

CUENTO

Por María Isabel Bugnon

(Santa Fe, Argentina)

 

                                      Morir de amor

Karina  nació  muy pequeña, nadie se dio cuenta que era una niña

 

diferente, hasta que cumplió tres meses de vida.

 

No respondía a ninguna clase de estimulo, era como un vegetal.

 

Allí empieza la lucha de su madre por sacarla adelante, después de 

 

muchos estudios  se llega a la conclusión  que su problema no es congénito,

 

si no  de una mala praxis.

 

El parto  vino complicado  el bebe no nacía,  así que decidieron sacárselo

 

con forses,son unas cucharas grandes que se usaban en una época  para

 

extraer  al bebe,  cuando ya no había otra solución, allí fue  donde le

 

estiraron la medula, quedo como si fuera un flan, sin poder controlar sus

 

movimientos, sus piernitas arrolladas  para atrás .

 

Empezó el peregrinar de su madre por  los médicos, hospitales, centros de

 

rehabilitación.

 

Karina  crecía  como cualquier criatura, solo que no lograba  mantenerse

 

derecha, su cabeza  se movía continuamente.

 

Cuando llego  el momento de ir a la escuela,  lo hizo en un lugar para niños

 

diferentes, aprendió a hablar, ya que balbuceaba  palabras sueltas, escribió

 

 con mucho trabajo,   gracias a la paciencia de sus maestras llego a pintar

 

 muy bien, empezó a participar de un grupo de teatro, lo que le permitió  la

 

 participación en varios concursos,  de los cuales ella  y  su grupo salió 

 

airoso, con menciones y premios al primer  lugar .

 

Karina  era una niña  muy dulce, pura,  transparente, cuando llego a la

 

adolescencia,  apareció un medico  asegurándole que si la operaban podría

 

caminar, pero fue todo una ilusión.

 

Después de tanto sufrir el post operatorio, ejercicios  y todo lo que  se pudo

 

hacer,  no logro  mantenerse en pie, ni siquiera con las botas ortopédicas,

 

siguió en su fiel compañera, su silla de ruedas.

 

Cada día conseguía nuevos logros, empezó a manejar la computadora, en

 

la cual diseñaba tarjetas navideñas.

 

En su casa, su mama le hizo acondicionar un baño  con pasarelas,  en

 

donde ella se paraba y tomaba de las barras  para poder ducharse sola

.

Como toda niña esperaba con muchas ansias su  fiesta de quince, sus

 

padres  se la organizaron con mucho amor, parecía una princesa salida de

 

 un cuento de hadas, bailo el vals con su papa desde su silla de ruedas, esa

 

que la transportaba a ese mundo mágico de niña-mujer.

 

Karina se convirtió en  una mujer inteligente, bella, trabajaba  diseñando

 

tarjetas  de cumpleaños, casamientos, salutaciones  etc.

 

De esa manera  logro  armar su propia empresa, no dejaba nada al azar,

 

tres veces por semana concurría  al gimnasio, tenia una alimentación

 

adecuada a su problema, el odontólogo  era el profesional  del cual mas

 

dependía, el cuidaba de su boca, sus dientes se deterioraban  muy rápido.

 

Su  familia  la ayudaba  mucho en lo material, de amor  y cariño  casi poco,

 

ella se sentía sola,  falta de ese amor de sus  padres que tanto necesitaba,

 

que le digan te amo, te quiero.

 

Desde  la empresa que ella había formado  empezaba a devolverles a sus

 

padres un poco de todo lo que habían invertido en mejorar  su calidad  de

 

vida, su crecimiento físico y  empresarial.

 

Un  día llego el amor  al corazón de  Karina, para su familia un problema,

 

ella era feliz  se daba cuenta que le pasaban cosas, en su estomago 

 

danzaban mariposas.

 

Empezó  una relación con Manuel, un chico de su edad y con  una

 

discapacidad mas leve que la de ella, el podía caminar  con dificultad  pero

 

caminar al fin.

 

Manuel  trasladaba a Karina en su silla de rueda para todos lados, salían a

 

pasear juntos  eran muy felices, se amaban.

 

La mama de Manuel no veía con buenos ojos esa relación, ella sostenía que 

 

Karina era una carga para su hijo  así que empezó una campaña para

 

separarlos , como nada le dio resultado  le dijo a Manuel , mira  tienes que

 

elegir entre  ella o yo , si la eliges a ella te tendrás que ir de casa ,ante

 

semejante propuesta  Manuel que dependía de su madre  tubo que

 

renunciar al amor y elegir  quedarse en su casa junto a su familia.

 

Para Karina fue una noticia muy triste, un dolor incalculable, no lograba

 

entender porque  Manuel prefería a su madre antes que a ella, que lo

 

amaba  con todo su corazón.

 

Paso el tiempo  ella seguía en lo suyo, pero su salud se deterioraba  a pasos

 

agigantados, se dejo caer en un pozo de depresión  que  no lograba superar,

 

 dejo de ir al gimnasio, no quiso mas que la nutricionista se hiciera cargo

 

de su alimentación, se abandono físicamente, sus articulaciones empezaron

 

a  inmovilizarse, no pudo escribir mas en su computadora, ni hacer

 

diseños.

 

La ignorancia  de una madre  autoritaria  destruyo ese amor tan bello y

 

puro que existía entre dos seres maravillosos  que solo querían ser felices.

 

Karina y Manuel emprendieron caminos diferentes , el seguiría al lado de

 

su mama ,mientras que Karina  se fue dejando vencer  por el dolor ,

 

abandonando todo tratamiento posible para salir adelante ,así la encontró

 

la muerte  desprotegida, sin ganas de vivir, dejándose morir por aquel

 

amor  que las personas  incoherentes no supieron  avalar  para que ellos

 

fueran felices .

 

Se quedo dormida  con una hermosa sonrisa  que reflejaba  su partida

 

hacia  ese cielo diáfano, que le habría las puertas a un ángel puro  como las

 

palabras de amor  que se juraron una vez .

 

                                                       

                                                                        Alas de Cristal

***************************************************

************************************

 

ABRIL DESNUDO

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

EL HOMBRE

DEL PASAMONTAÑAS

 

A veces solitario espero sin saberlo

a que me ataquen en la noche,

quizá para robarme, no sé,

quizá para asesinarme.

Imagino a lo que espero (sin saberlo)

vestido de un sutil negro,

con un pasamontañas, también negro,

lo espero en cualquier ruido,

quizá del viento o de fantasmas,

lo espero en la noche más negra.

Quizá me ataque él, el hombre

del pasamontañas, y yo lo descubra

quitándole su negro pasamontañas,

quizá descubra a un viejo amigo,

él sigiloso, espera que me distraiga,

espera como un gato

a que yo sea vulnerable,

como si en la pesada sospecha supiera

que algo pasará en la noche fría.

Como si por mí ya fuera sabido

que algo ha de ocultar la triste noche.

 

 

***

 

DISTANCIAS CORTAS

 

Saca su lengua apuntando

y la rabia se desboca,

boca, boca, mueve sus labios

cuando lee a la sombra

que le iguala, ala, ala,

rompe el ala cuando grita

rompe el agua cuando calla,

¿qué harás sin compañía?

¿Qué vacío hondeará tu garra?

Cuando caves en el aire

aquel vacío de seca palabra,

cuando seas tú solo el hombre,

cuando solo seas nada.

Soledad de quien tiene lengua,

labios que leen lo que callan,

soledad de quien no es el mismo,

unísona lectura que nos delata,

una moneda es testigo,

la misma es entre cruz y cara,

hay quien necesita duda y abrigo

por que en una cruz hay dos rayas.

La naturaleza es tacto distinto,

es gusto, es oído, es luz del alba,

la naturaleza es castigo

caiga la noche o no caiga.

La naturaleza es polvo y ombligo

y el alma da vueltas viciada.

 

***

 

CANCIÓN DEL ABRIL SANGUÍNEO

 

Para mi hermana en el día

de su cumpleaños.

─Te quiero Mary.

 

Tú que rondas la campiña

en pos de la primavera,

muéstrate inusitada niña

sí te acecha centinela.

Tú que ruegas paz y viña

en pos de una mar serena,

no debe haber quien se ciña

a una verdad sin leyenda.

Tú que eres mujer que aliña

con aceite, sal y pimienta,

recuerda que viene dañina

la paz que nadie se inventa;

Tú recuerda que se escudriña

la paz que no se intenta,

que nunca hubo vida digna

para aquél que no se entienda.

La piel del sol es muy fina

y se desprende como cera,

flor a flor y clavellina,

nardo que engarza a su vena,

Tú, mujer que has sido niña

y prisa vegetal de estepa,

cuídate de absurda riña

y del parco No que te suena.

Guardián de pulcra sonrisa,

asfalto que jamás se siega,

nunca hubo nadie exacto

cuando al simulacro se juega,

flash de veneno incauto,

patraña de quien lo pretenda.

Niña, que te vas dulce al acto

de ser mujer en la senda,

anúdate al buen ciudadano

y marido que más te quiera,

niña que has visto lo malo

en tu mesa y en la niebla,

santifícate al (sin embargo…)

rumbo que a ti se asemeja,

niña que has probado amargo

sorbo que olvida la tregua,

que tu paz sea para el verano

lo mismo que es la cosecha,

niña que has visto a tu hermano

marcharse para una guerra,

guerra infame de soldado

que no disparó ni una flecha,

guerra de recluta y menoscabo,

guerra de entraña y ofrenda,

acuérdate que viste paisano

todo aquél que no comprenda

que guerras se tragan milagro

y otros postres para la cena,

acuérdate que solo es fulano

todo aquél que no se presta,

se presta para la tragedia

y para la alegría se muestra,

acuérdate que es temprano

para añadir suma y resta,

acuérdate que no cae el rayo

donde suena la tormenta.

Acuérdate que es en vano

sonrisa postiza en la fiesta.

Acuérdate que hace daño

si llamas y nadie contesta.

Acuérdate cuando el trago

sea lo que tanto detestas. 

Acuérdate si te has acordado

y olvida lo que olvidarte debieras.

 

***

 

LA ACERA DE ENFRENTE

 

Hoy la ciudad no es la misma,

ha fracasado el Barça,

esconden barriga y esconden frente

en esa derrota una vez por semana,

estos, como una plaga de débiles

ocultan la derrota que les empalaga,

el triunfo está siempre presente

y derrotados tragan su revancha,

hoy la ciudad es silencio,

es eterna madrugada arrasada,

nos asistirá apresurada la fiebre,

hoy se ha forzado la máquina,

está apagada la chispa y la gente,

la ciudad repele su eterna patraña

y en sus bocanadas vomita la plebe;

ven la alegría bailar su sátira

descalza y en la acera de enfrente,

 nos saca su lengua sarcástica

abrazada a necios y ausentes,

unos resbalan su fe estupefacta

e ignoran lo que nos duele,

ignoran lo que tanto nos iguala

e ignoran lo que nos hace fuertes,

la alegría es como una lacra

y baila en la acera de enfrente,

conmovidos por su falta

olvidan ahora qué nos escuece,

esta ciudad baila torpe y lejana,

 mojan su gana la ley de los febles,

tropiezan ausentes pateando latas,

perdidos pedazos que emergen

 de una mar engullendo nostalgias,

pedazos de voluntad carente

con la verdad que la mar se traga,

se callan más que la noche calla,

se calla la noche más de lo frecuente,

se pierde lo que no se halla,

Hoy ella pende sombría y diferente,

los semáforos son fría comparsa,

hoy la ciudad es mentira,

[es pago pendiente

 la mentira sucios nos devuelve

y la hipocresía a todos nos delata,

Ese chovinismo de patria enclenque,

Esa verdad que nos enseña la raya,

oculta patria que mastica con saña,

obscena de luces la sombra entiende

esa calaña que nos escupe y aparta

antes de que nos sorprenda la muerte

y después de la derrota diaria,

cuando el interludio presente

sea el enfrentamiento de mañana,

cuando una comida caliente

sea aquella utopía que nos aguardaba.

 

********************************************************

*******************************************

*****************************

***************

*******

**

*

10º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

10º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA.pdf

10º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

LIVº de la segunda etapa/02-04-2011

 

EDITORIAL LIV

Josefina Aldecoa y la historia de la literatura española

 

Este mes de Marzo murió la escritora Josefina Aldecoa, novelista y compañera de viaje de Ignacio Aldecoa, su marido, Jesús Fernández Santos, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, entre otros, una generación de escritores que pobló los años sesenta y que comienza a ser puente a un nuevo estilo literario.

La memoria se mantuvo muy presente en esta autora cuyas historias, en las que estaba muy presente su otra pasión, la pedagogía, poseen una enorme sensibilidad social, sin caer en lo meramente descriptivo, y el lenguaje toma de nuevo una importancia central.

Josefina Aldecoa y el resto de los escritores contemporáneos suponen además la firmeza de una literatura del interior que fue apareciendo tras la guerra (in)civil como tradición paralela a esa otra literatura del exilio que, por su dispersión, pareció en algún momento carente de continuidad y por tanto de tradición. Apreciación esta que, por fortuna, se fue corrigiendo con el tiempo y merece hoy el reconocimiento de los lectores, dos tradiciones literarias tras la guerra y se integra en los planes de estudio de las universidades y de los institutos (en el pequeño espacio que se brinda hoy, por desgracia, a la literatura en los planes de estudio de España).

Coincide este fallecimiento con la aparición de un ensayo de los profesores Jordi Gracia y Domingo Ródenas que forma parte de la colección que publica la Editorial Crítica sobre la Historia de la Literatura Española y que se centra en un largo periodo de tiempo que va de 1939 a 2010. En concreto, se trata del tomo 7 que toma por título, bastante esclarecedor, de «Derrota y restitución de la Modernidad». Porque resulta evidente que en la larga noche posbélica se produce, a pesar del desconcierto y las circunstancias, una lucha por recobrar esa modernidad perdida con la guerra y la desaparición del ambiente cultural y literario de la España de principios y mediados del siglo XX.

Poco a poco surgió en el interior una nueva literatura que procuró imponerse a la sequía de los primeros años y que poco a poco estableció un diálogo normalizado con los lectores. Muy grande fue la ayuda, y la influencia, desde luego, de los escritores latinoamericanos que, con el fenómeno denominado como Boom, descubrió al mundo la variedad del idioma y de la literatura en español y resultó para España toda una lección de humildad, ya que de pronto el castellano dejó de ser monopolio de la metrópoli. En este sentido, Josefina Aldecoa cita, aunque sea de pasada, en una de sus novelas la vida en otra colonia, Guinea Ecuatorial, que si bien de un modo periférico ha comenzado también a dar sus escritores en español.

Se trata sin duda de una gran aporte al estudio de los escritores y en el que, a todas luces, la generación de Josefina Aldecoa tiene un lugar importante. 

***************************************************

************************************

 

MONÓLOGO SOBRE EL DURO ARTE

CON EL QUE CONVIVEN LOS POETAS

 

¿Para qué soy poeta si no gano dinero con ello?

¿Me aporta algo ser poeta?

Calentamientos y dolores de cabeza.

Reflexiono en soliloquios y poemas

para un público que tiene

otro concepto distinto de esta historia.

Les recito uno de mis versos onomatopéyicos

y se parten de la risa.

Hasta me graban en móvil y lo cuelgan en YOUTUBE.

¿Para qué soy un poeta?

¿Me compensa ser poeta? ¿Vale la pena tanta tinta?

¿Lo hago por aquello del amor al arte?

¡Gilipolleces!

Algunos poetas piensan que van a cambiar el mundo

con unos poemas, cosa imposible,

pero de ilusiones se vive.

Miren como se ríen aquel grupo de la esquina.

¿Para qué soy poeta?

¿Quiero demostrar algo a alguien?

Lo único que consigues es demostrarte a ti mismo

que ese no es el camino que te aconsejó tu padre seguir,

si hombre, aquel de que nunca se debe mentir en la vida.

   Cada cual va a lo suyo

y el mundo no hay quien lo cambie ya.

Lleva demasiado tiempo rodando sobre sí mismo.

Tú vas a un conflicto armado y recitas algún poema

y te fusilan con un maestro cojo y dos banderilleros fijo,

o quizá te pudras en una cárcel sombría.

Entonces, ¿para qué soy poeta?

Un amigo mío dice

que soy poeta para ligar más,

pero en realidad, ¿ligo más?

Para nada, las tías pasan de mí igual

o aún más que antes,

si les digo que escribo poesía

me toman por un cursi, un meapilas,

 un gilipollas o un inadaptado social,

o un blando que solamente sabe llorar.

Yo al principio presumía de poeta,

¡qué fracasos y qué meadas en la cara me daban!

Les decía a las chicas que les había escrito un poema

y que le había puesto al poema su nombre,

el de la susodicha, ¿estamos?

Cuando se lo recitaba me decían: −qué bonito,

después se iban con mi mejor amigo, que era albañil,

con más bíceps, con más oblicuos; con más pasta,

 por que está claro que ahora un albañil

gana más dinero que un poeta.

Pero trabajan más.

 Yo alego aquello de: Mi poesía es diferente.

Pero nadie se para a leer mis poemas,

prefieren otras cosas, prefieren la métrica del albañil,

o los videojuegos, hay algunos que prefieren el Parchís.

¿Para qué soy un poeta?

Odio hablar bucólicamente,

oníricamente, metafóricamente,

galácticamente, helénicamente,

herméticamente, estúpidamente.

Existen muchos tipos de poesía.

Tantos o más que poetas.

Existe el barroco, el romanticismo,

el surrealismo, el creacionismo, el realismo,

pero el mío es el masoquismo, puro y duro.

A veces se inventan otra manera

de llamar a un movimiento de poetas

aburridos, ególatras y exhibicionistas

con un nombre exótico o esdrújulo.

Con lo fácil que es llamarse Pombo, los ultraistas,

Generación Nocilla, la Gauche Divine,

La generación Beat, los del 36, los del 27, los del 98.

POETAS: pobrecillos los poetas.

¿Qué tratan de arrancarle al hombre?

¿Qué quieren extraer de donde no lo hay?

¿VEN? Ya me he puesto poético,

si es que lo llevo en la sangre.

La poesía, lo dicen hasta los editores

de poesía, No sirve para nada,

solamente para que ellos vivan de ella,

solo ellos y nadie más, claro está.

Por que con lo que cobra un poeta en su vida

no me dejan ni chupar la sal de los cacahuetes. 

Algunos se empeñan en demostrarnos

que sí sirve para algo ser poeta.

Logran imágenes maravillosas,

logran artefactos poéticos,

logran hacernos ver la magia, el milagro,

logran con palabras evocarnos,

ilusionarnos, emocionarnos, sorprendernos,

nos hacen meternos en lugares donde sólo cabe

el dedo meñique,

pero, ¿quién quiere a un poeta?

Quizá como animal de compañía sea

algo cansino teniéndolo ahí pensando

y traspapelando o digitalizando su poesía,

quizá como guardaespaldas no sirva,

demasiado sensibles para ir de tipos duros;

estos se van del esfínter deprisa y corriendo,

¿Qué tal como conversador?

Eso es justo lo que es un poeta, un conversador,

quizá hasta llegue a cansar

de lo que el jodido habla, y siempre de lo mismo,

¿y que de qué habla? ¿De qué va a ser?

De todo lo que tenga que ver con la literatura,

con el hecho de unir sílabas (contarlas a veces),

con el hecho de unir sujeto, verbo, predicado.

Artículo o pronombre, conjugar verbo,

y la labor laboriosa de buscar adjetivo,

a veces un adverbio, y otras un sustantivo,

y otras un montón de palabras que vienen también

en las sopas de letras y se tragan que da gusto.

Osea, un rollazo del que huyen hasta los filólogos.

¿Y las tertulias de poetas? ¡Ay! Las tertulias,

¡qué peligro tienen los poetas en las tertulias!

En las tertulias exhiben su culturalismo.

Presumen de que han leído a fulano,

a mengano, parafrasean a zutano,

e imitan a algún perengano que otro.

¿Para qué sirve ser poeta?

Mi padre por ejemplo, mi padre cree

que ser poeta es algo así como ser Jesús.

Si hombre, Jesucristo, el Mesías;

tiene a los poetas mitificados.

Cree que los poetas son como santos.

El hombre tiene el concepto de que el poeta

debe ser buena persona,

vamos, mi padre se cree que un poeta es algo

así como un testigo de Jehová.

De puerta en puerta dando el sermón

y vestidos con la ropa obsoleta del Corte Inglés del 82.

Mi madre no, mi madre piensa

que los poetas son maricones, directamente,

que es otra mitificación o tópico injusto,

según se mire.

Un poeta tiene una vida doble.

Ningún poeta vive de la poesía,

ni siquiera muertos, que es cuando más venden.

A mí me dice mi hijo que quiere ser poeta

y le digo: −Vas camino de que te crucifiquen.

O −Hijo, las personas a veces follamos.

O le puedo decir: −Chaval, dedícate a la banca,

que contarás billetes, en vez de sílabas y versos,

y luego encima reciben subvenciones del estado.

(Continuará)

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

*************************************************

**********************************

 

El regreso

         Se colocaron en medio de la plaza. Comenzaron a cantar el Eusko Gudariak, puño en alto, mirando a la fachada del ayuntamiento. Me quedé en un lado, bajo los arcos, observándoles a cierta distancia. Quince años fuera y al segundo día de vuelta me encontraba con aquella manifestación. Nadie me conocía, ni los de la concentración ni la gente que cruzaba indiferente o a lo sumo con un ojo puesto en los congregados. Nadie se acordaba de mí, ni ganas por mi parte. Prefería pasar desapercibido, como un viajero, un turista, uno de fuera que se queda un par de días en una pensión y se dispone a visitar el pueblo. La chica de la pensión me lo preguntó: ¿turismo? Dije que sí. Mi nombre, con toda lógica, no le dijo nada. El que usé no era el mío, el real, sino otro cualquiera elegido al tuntún: Mario Hoz Germán, pero sin duda tampoco le diría nada el real. Era demasiado joven para que mi cara le sonara. Me sonrió amable. Este es un pueblo bonito, me dijo. Ya lo he notado, respondí.

         Los concentrados dejaron de cantar el himno. Charlaron un momento y desaparecieron de la plaza, dejándola de pronto desolada, vacía, algo sombría. Me di cuenta de que no había policía. Al menos policía uniformada. Los tiempos han cambiado, pensé, en otro momento habría furgonas y agentes con sus escopetas al hombro, miradas nerviosas y silencios que se cortaban con cuchillo. Yo había corrido por las callejas adyacentes y me había protegido de las balas de goma en soportales y esquinas. Había pasado mucho tiempo de todo aquello, tanto que ahora sólo era olvido.

         Salí de la plaza y avancé hacia el puerto por una calle que había cambiado de nombre. Dos mujeres me cortaban el paso a un pasaje que debía seguir. Hablaban en vasco y no me costó nada entender lo que decían. Quince años me habrán hecho olvidar el idioma, había pensado antes de llegar, pero la memoria es más competente de lo que creemos. Perdón, les dije en castellano. A punto estuve de decírselo en el idioma, pero mejor era no llamar la atención, se suponía que era extranjero, es lo que indicaba el documento que había mostrado en la pensión, había que tener cuidado, el pueblo era pequeño y todos se conocían y debía ser puntilloso pasar inadvertido.

         Salí al otro lado del callejón y enseguida reconocí el portal. Pulsé el botón. Segundo primera. Tardaron un montón en responder, una voz de mujer rompió mi espera: Bai?

¿Está el Señor Tomás Arretche?

         La mujer guardó silencio apenas unos segundos.  

– Sí, está. ¿Quién le llama?

-¿Podría hablar con él?

– Suba.

         La mujer no había insistido. Debía de estar acostumbrada a visitas repentinas, personas que aparecían de pronto, que preguntaban por Tomás Arretche, que hablaban con él en su despacho de médico, que se iban tan sigilosamente como habían llegado. A la mujer, la hija sin duda -la esposa, supe, había muerto hacía unos años-, no le resultarían extrañas esas visitas.

         Abrió la puerta cuando llegué al rellano. Era una mujer cercana a los treinta años. La hija, en efecto, pensé, aunque apenas recordaba su cara, tenía quince años cuando la ví la última vez. Me miró con curiosidad.

– ¿Su padre está en casa?

– Sí.

         Me llevó hasta el despacho. Recordaba la casa a la perfección, nada había cambiado, sólo nosotros. La mujer abrió la puerta y me dejó pasar. Se retiró. Había comprendido que yo era una de esas visitas. Tomás Arretche se levantó para recibirme. Había envejecido, pero los rasgos eran los mismos, duros, serios, reflexivos, aunque la leve sonrisa que se dibujó suavizó bastante la severidad del rostro.

– ¿En qué le puedo ayudar?

– Veo que no me reconoce.

         Me miró entonces con más detenimiento. Le costó. Puso al fin cara de incredulidad. No puede ser, murmuró. Un gesto de sorpresa, tal vez de miedo o de espanto, se le dibujó unos segundos.

– Se supone que moriste …

– Ya ve que no.

         Le toqué el brazo para que se cerciorara de que estaba vivo, de que yo no era un fantasma. Comprendí su sorpresa. Le conté que aproveché las circunstancias para escapar de nuevo a Francia. Pasé escondido en un camión. Nadie lo sabía, tampoco los míos, y en Bayona supe por los diarios que me daban por muerto, no me encontraron en la barcaza que quedó atrancada en Pasajes, supusieron que había caído al mar, hacía frío, era de noche, lo lógico era morir. En Bayona nadie me había visto. Me fui tras recoger en mi piso algunas cosas, dinero, uno de los documentos falsos, algo de ropa, poca, para que nadie se diera cuenta de que había pasado por allí. Me fui a Holanda y desde allí, tras trabajar algunas semanas para ahorrar dinero, me marché a México. Me dio más miedo el viaje que todos aquellos años en la clandestinidad.

– ¿Has vuelto para algo en concreto?

– No lo sé todavía. De momento, sólo le quería ver a Vd., creo.

– Aquí las cosas han cambiado mucho.

– Lo sé.

         Pensé por un momento que fue un error haber vuelto. Lo cierto es que no sabía el motivo por el que de pronto compré un billete y me planté en el País Vasco. Me había esforzado en olvidar, en ser otra persona, pero no lo había logrado. No es que padeciera nostalgia o que sufriera el arrepentimiento de otros, pero de pronto eché de menos al Doctor Arretche, las horas que pasamos hablando, los consejos que me dio entonces. Nunca me juzgó. Yo era más duro conmigo mismo.

– ¿Qué sabe de la familia Landaburu?

– Están bien -me miró como si intentara aprehender mi interior-, todo quedó superado.

– ¿Han hablado de ello con Vd.?

– No de un modo profundo, sólo con Mari, saben por lo demás lo que yo pensaba entonces, en qué lado estaba, aunque me dolió aquella muerte, me tocó bastante. Además, saben que te conocía.

– ¿Hablaron de mí?

– No.

         Se calló de golpe, como si hubiera dejado en el tintero una afirmación. Quise preguntarle si me odiaban o si me habían perdonado. Pero no sabía si iba a ser capaz de preguntarlo. Tal vez por eso mismo había regresado. Necesitaba algunas certezas, cerrar algunos capítulos. Había intentado cambiar el pasado, crearme otra biografía, ser otro hombre.

         No hablamos de ello, sólo de un modo general, el silencio es lo que caracteriza a nuestro país, un inmenso silencio, imponente, sempiterno. Se lo comenté. Dónde vives, me preguntó para escapar del tema. En México, respondí, estoy bien allá. Respeté su deseo de no entrar en el tema. Nos despedimos una hora después. Al salir, pensé en ir a aquella taberna. Me acerqué de hecho. Pero di la vuelta cuando estaba a pocos metros. Era yo quien no me había perdonado. La imagen de Mikel Landaburu muerto en el suelo se me presentó más firme que nunca. Ocurrió todo muy rápido, mi entrada en el bar, dos personas junto a mí, los tres cumplíamos con la misión histórica, fue todo visto y no visto, salimos corriendo, la fuga hasta el puerto, apenas unos segundos, había sido mi primera acción dura, mi prueba de fuego.

         Caminé hasta la pensión. La chica me abrió la puerta. Me sonrió al entrar yo. Le gusta el pueblo, me preguntó atenta en la recepción. Es muy hermoso, le contesté. Ella sonrió dichosa.

Juan A. Herrero Díez

 

**************************************************

*************************************

Por Olaya Mac-Chure

POEMA

Esculpamos las ideas con las plumas
que se incrusten para siempre en la memoria
y limemos las asperezas en las lenguas que descifran nuestros vocablos
entonces,las ideas transportan el ir y venir
de todo lo que queremos pronunciar
descubriendo a través del movimiento de las hojas
el suave murmullo con que nos quiere hablar la tierra
como música de aves aleteando al fondo de un cielo fresco
movido por el viento que surca intrépido en el aire que levanta el vuelo
por la vertiginosidad del tiempo y del espacio magistral.

 

 

**************************************************

***********************************

 

Por Cristian Claudio Casadey Jarai

LEYENDAS

 

 

La leyenda del Puente de Piedra (II)

        Hace muchos años, en la Isla Uvita, frente a las costas de Puerto Limón, vivía una extraña tribu. El hijo del Jefe de aquellos indígenas tenía una grave y extraña parálisis que no le permitía ni siquiera pestañear. La gente, preocupada por la salud del niño, después de probar todo tipo de curas sin resultado, recurrió desesperadamente a varios brujos. Ya preocupados, llamaron al chamán más viejo de Talamanca, quien aconsejó al Cacique llevar a la criatura hacia una vertiente situada en una distante región en el continente, para que pudiera curarse con éxito de tal enfermedad. Era sabido que algunos forasteros relataban que esas aguas eran realmente milagrosas.

        De esta manera se organizó una escuadrilla con los más valientes y fuertes guerreros. Así,  partieron en caravana en busca de tan preciado líquido.

        Después de muchos meses de ardua travesía por selvas, ríos y montañas llegaron hasta un cálido valle, en donde una quebrada les impedía el paso.

        Los hombres, para que su cacique y su frágil hijo pudieran cruzar el río, decidieron abrazarse entre ellos de manera que crearon un puente humano. El jefe cargó al niño entre sus brazos y caminó sobre sus fieles protectores. De repente el cielo bramó con furia y grandes destellos iluminaron el río. Cuando el Cacique se dio vuelta observó que los guerreros se habían convertido en piedra, en un puente de piedra. El demonio quiso jugarles una mala pasada a los indígenas, pero los dioses, apiadados al ver semejante injusticia, enviaron a un ave de plumas multicolores, quien aconsejó al jefe que hiciera beber a su hijo del agua de aquel río. El niño bebió lentamente, y toda su enfermedad fue sanada. Sin embargo, debido a la lejanía, nunca pudieron regresar a sus tierras, por lo que ambos vivieron bajo ese puente durante el resto de sus vidas, agradeciendo a sus guerreros el noble sacrificio que habían hecho.

***

La leyenda de las gemelas de Barrio Latino

 

        Hace muchos años atrás, había una familia que tenía dos niñas gemelas que vivía cerca de la ruta que conecta Grecia con el pueblo de Sarchí. Ambas eran idénticas como gotas de agua, de largas cabelleras rubias y ojitos verdes saltones. Las chiquillas eran muy juguetonas y un poco traviesas, lo que hizo que una tarde muy calurosa salieran a la calle a divertirse con otros niños del barrio. Quiso el cruel destino que en medio de aquellas risas y corridas las gemelas fueran embestidas por un enorme camión, el cual les arrebató de un golpe certero sus frágiles vidas.

        Tanto la madre como el padre habían quedado destrozados luego de tan macabro accidente. La señora se culpaba día a día por el descuido. Pasaron los años, y dio la casualidad que nuevamente quedó encinta. Ella y su marido estaban muy felices por el embarazo, y fue grande su sorpresa cuando nuevamente nacieron otras gemelas, muy similares a sus hermanas fallecidas. Las niñas crecieron alegremente, sin embargo tenían las mismas costumbres que las anteriores. Otra tarde calurosa, salieron a jugar cerca de la ruta. La madre, preocupada, recordaba la tragedia anterior, por lo que salió velozmente de su casa para alertar a sus hijas. No las veía por ninguna parte, por lo que empezó a llamarlas a los gritos.

–      Mamá, no te preocupes – contestaron las niñas.

–      No vamos a cruzar la ruta, no queremos que nos pase lo mismo dos veces…

**************************************************

***********************************

SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

JUNGLA  TROPICAL  LLUVIOSA

Pura vida

Nos adentramos por el camino de las Ranas,

después de dejar atrás el puente

donde dos chiquillos saltaban gozosos el Sarapiquí

y hermosísimos sotacaballos y bromélias,

desde ahí, desde ese ancestral punto,

dispusimos nuestros pasos en la jungla

bajo una intensa lluvia que sacudía

nuestros hombros ansiosos de recibir

savia de telúricos impulsos de semillas

para nuestros espíritus, vacilantes bajo la espesura

caminamos con nuestras zapatillas ligeras,

llegamos a un breve claro, encrucijada

de destinos quien sabe si de almas

y entre la senda de las intensas arlequines

y una empinada intrincada a la izquierda

optamos por la intrépida que nos giraba

aún no brotaban corrientes de lágrimas

formando surcos entre raíces y lianas,

el agua, el agua, resbalaba sobre las caras,

ya nuestros cuerpos empapados de gracia

brincaban entre vainas depositadas en los márgenes

del abrupto sendero, donde enamoradores labios

de un magnífico rojo seductor nos llamaba

y entre graciosos comentarios divisamos

un bello claro donde nos inmortalizamos

con entrañables fotos, bañados de brumosa luz

y sostenidos sonidos de majestuosos cantos

que siguen envolviendo con su circular manto

la esencia de ese lluvioso espacio de armonía,

con gozadoras miradas iniciamos el regreso

más ágiles, con un áurea más liviana

pero atrapados por invisibles ficus estranguladores

que siempre nos reclamaran encantados

cuando nuestras emociones estén embargadas

por retorcidas impresiones, entonces siempre nos quedara

la atmósfera de la selva, allí donde nuestras áureas

retozaron bajo intensa lluvia con pies diestros.

***

MIS  OJOS

 

Te envío mis ojos a través de las ondas

de los queridos corazones que nos dejaron

y velan por nosotros en el permanente intangible,

en mis ojos tienes toda la dulzura y serenidad

que mis córneas y mi alma sostienen.

***

CAMILLE   CLAUDEL

Desde la incógnita y desamparada tumba

Donde se pierde el tiempo y el espacio

De la consciencia vertebradora de memoria

Desde la innominada fría reclusión

Donde los huesos forjaron cenizas

Y germinará alimento cárdenos labios

Desde cielos de arrojes invisibles

De imaginados días sin escenarios

De moldeadas tallas sin cincelado

Desde la lejana cercanía de la sangre

Páramos de colmillos inclementes

Desgarrada Gaia de eclipse lunar

Desde los vitrales de su lumínica gloria

Cenit de emociones de hermosas formas

Plácet de sensuales curvaturas en el arte

Desde los vértices de un tiempo excluyente

De la consustancial libertad inmanente

Del carácter apresador de movimiento

Desde el plenilunio del agudo detalle

Atalaya trasmisora del proporcionado énfasis

Que ilumina la cara oculta de los seres

Desde la certeza del sendero de búsqueda

Fragante melodía de un tiempo futuro

Alejado de las huellas de sus valientes pasos

Desde la paterna y desbordada alegría

La decidida complicidad de sueños e ideales

A partir de la pila de agua bendita: Camille

A Orlando Ferrand

***

ENFRENTADO AL VACÍO DEL INEXPRESIVO PAPEL

Enfrentado al vacío del inexpresivo papel

como ante la vida misma,

palpando la textura blanquecina

como quién ausculta las nubes,

ante el infinito inmaculado

desnudo, descarnado de lumbres

generadoras de bellezas originales

ricas en verbos y sustantivos,

finas eclosiones de ideas y emociones

corpus de espacios fructíferos

que nos diferencia de seres simples

firmes de hermosuras intangibles

repletas de intrínsecas sensaciones

alma esencial del acto creativo.

***********************************************

********************************

PERFUMES LEJANOS”

CUENTO

AUTOR: ANA MARÍA MANCEDA

 

MENCIÓN DE HONOR POR CERTÁMEN INTERNACIONAL “ JUNÍN PAÍS” BUENOS AIRES

ARGENTINA Y SELECCIONADO PARA ANTOLOGÍA 2007.

 

 

 

 

 

      ….Tú tienes la forma de una fuente  no de agua sino de tiempo                                                                     

            En lo alto del chorro de la fuente  saltan mis pedazos

                  el fui, el soy, el no soy todavía, mi vida no pesa.

    El pasado se adelgaza. El futuro es un poco de agua en tus ojos.       

                                                “ Trowbridge Street” Octavio Paz.

                     No sentí que fracasé, pero debía hurgar, buscar en mi mente el origen de esa explosión que no me permitió seguir con la lectura del poema. El público aplaudió cálido, como apoyando esa emoción… Y sí, siempre me perseguirá la nostalgia, sello justificado, es la vida que me tocó. Más de una vez, mientras cae la nieve y sopla el viento desde el Pacífico, me he preguntado ¿Qué hago acá, en la Patagonia?

                Le contaba que salimos temprano de la escuela por el eclipse de sol, todos nos asustamos, hasta los pájaros, porque el día se hizo de noche. La abuela Rosario, con su mirada de tierra oscura de musgos, velada por el desarraigo, me miraba, mientras revolvía en la olla de hierro, traída desde su tierra subtropical, los chicharrones de la pella de grasa vacuna. Su amor brotaba en la gran cocina de la casa platense, desde sus manos mágicas, mientras esculpía esas comidas de sabor profundo, misterioso del noroeste. Habían comenzado los preparativos para la fiesta de mi “Primera Comunión” y no faltaría nadie, las empanadas de la abuela eran famosas desde el Bosque hasta la entrada de La Plata. Era la época en la que en una cuadra habitaban italianos, españoles, brasileños, norteños como nosotros y aún una familia japonesa. Era una época en las que los aromas de comidas exóticas y criollas se mezclaban con el olor  a pasto recién cortado, el perfume de los jazmines del cabo y el olor al  Río De La Plata que traía el viento del este. Era una época en la cual los viejos vivían con sus familias y las bibliotecas de los clubes de barrio eran santuarios para los pibes y leer era un escudo de nobleza. En las fiestas patrias se escuchaban zambas, pasodobles y a todo los inmigrantes nos unía el mate y el asado. Pero las empanadas de la abuela son inolvidables. Los preparativos hasta el momento de hincarles el diente duraban tres días.

               Al día siguiente se colaban los chicharrones para separarlos de la grasa caliente, cuyo futuro serían las tortillas de grasa – Comé hijita, comé, estás muy delgada- se persignaba- cuando venís se te ven solo los ojos. Y así una se volvía gordita y saludable. Luego preparaba la masa, una vez lista se formaban los “pupos”, tarea en la que yo ayudaba- Así Nóe , deben quedar bien redonditas. Me encantaba  darle esa forma redonda a la suave pasta y luego hundirle un dedo en el medio. Estirados con el palo serían las tapas para el relleno. Mientras tanto en una gran olla, mi madre hervía en la cocina la gallina elegida por la abuela del superpoblado gallinero. Una vez cocida se picaba la gallina y carne vacuna cruda, a mano y con un cuchillo afilado para el caso. El caldo que quedaba  era tomado como una ceremonia, debíamos estar bien alimentados, según la abuela  los pueblos antiguos lo valoraban por las ricas sustancias que hacían más fuertes a su gente, yo no entendía mucho, pero me gustaba, la prefería al horrible hígado de bacalao que me daban cuando empezaban las clases.

               En esos días yo había suspendido mis correrías habituales, tenía una sensación de santidad, mis amigos me extrañaban pero estaba convencida que debía estar en un estado de pureza inmaculada, pronto recibiría a Dios y debía confesarme de manera  asidua, no podía jugar a la mancha venenosa ni al médico, aunque en los atardeceres sentía el griterío de los chicos en la plaza de enfrente de la casa, ahí me corría un cosquilleo por el cuerpo y sentía el impulso de salir corriendo a jugar. Por la noche espiaba por la ventana de la pieza de mi madre las actividades de los nuevos inmigrantes, sufridas familias de la posguerra, que llegaron en esos días. Vivían por el momento en carpas, en un sitio del amplio espacio  de la plaza, que les había provisto el gobierno hasta que se hicieran sus casas en terrenos adjudicados. Se veían luces de faroles en la oscuridad de la noche y miles de luciérnagas acompañando los juegos de los chicos, sus voces resaltaban con tonos europeos y las ranas y los grillos parecían burlarse haciendo coro desde las acequias, entonces yo buscaba en el cielo las constelaciones que marcaban el Hemisferio Sur y mi lugar en el mundo; Las Tres Marías; La Cruz Del sur, pensando que extraños se sentirían los vecinos, esas no eran sus estrellas. Los días pasaron volando, entre mis viajes hacia la Iglesia donde tomaría la comunión, el estudio del catecismo, las últimas jornadas de clases y las pruebas del vestido que luciría. Mi tía, famosa modista, era la encargada de su confección. No sé porque capricho, ni de donde sacó la idea, pero se le ocurrió que quería innovar, mi vestido no sería largo, sí blanco, bordado, pero la falda a media pierna. El modelo imitaba a los clásicos vestidos de las ¡Holandesas! Hasta me hizo el casco con alitas para arriba que lucían esas extrañas mujeres y bueno, en las fotos aparezco con mi cara de santa, mi piel trigueña, mis grandes ojos negros asombrados y en las manos, juntas como rezando, el libro blanco de nácar y el rosario. ¡Flash…flash..! La noche anterior no pude dormir, por suerte toda la familia descansaba, excepto la abuela, pensativa quedó en la cocina fumando su cigarro de chala de caña de azúcar, ella misma lo armaba, el tabaco y la chala se lo mandaban sus parientes del norte. Me acerqué a ella y la abracé, era feliz al sentir su olor a naranjos y a caramelos de menta.

               Y llegó el día. Desde muy temprano toda la familia entró en acción, mis hermanos menores me miraban como si fuera una princesa, en cierta manera todo giraba en función de homenajearme, pero desde la distancia del tiempo y el espacio estoy convencida que la fiesta era para ellos. Todo debía estar listo para cuando regresemos y lleguen los invitados. Con la abuela Rosario se quedaba  una prima que le ayudaría a armar las empanadas. El aroma inundaba toda la cocina, aún hoy los vientos del recuerdo me lo acercan, es un aroma donde se refugian todos los sabores: el dorado de las cebollas verdeo, ají morrones, las carnes de la gallina y vacuna picadas, mezclados con el aditamento de las especies; pizca de pimienta, ají molido, pimentón y el toque esencial del comino. Las blancas papas cortadas en dados, previamente cocidas, resaltaban el colorido de la olla. En platos hondos , los huevos duros picados, las pasas de uvas remojadas en agua y las aceitunas , esperaban como toque final, coronando el relleno antes de hacer el repulgue de las empanadas.               

               Y aparecí, vestida de holandesa, reluciente, la casa brillaba, estaba feliz. Era un día maravilloso, una tregua. Los conflictos provenían de cierta anarquía con que mi padre llevaba la economía del hogar y los celos de mi madre. Él  fue contratado por un club de fútbol de La Plata, era arquero, de ahí la migración de mis padres y luego la de la abuela y tía desde Tucumán. En pocos años su carrera fue exitosa pero la frecuencia a fiestas en su homenaje y nuevas amistades,  algunas poco confiables, provocaban los celos de mi madre y las terribles discusiones. Al ser la mayor de mis hermanos, pronto cumpliría los diez años, yo estaba siempre alerta ante estas situaciones, cuando las cosas se ponían difíciles me refugiaba en los juegos con los chicos del barrio, en mis libros o en esos días con los preparativos de la “Primera Comunión”

                Tomamos el micro que nos llevaba a todos, ocupamos gran parte del mismo. Iba quieta, rígida, no quería que se arrugue el vestido, ya había planificado guardarlo en una caja especial. Durante el viaje, mirando por la ventanilla, creí ver en las nubes las siluetas de la Virgen, Dios y los Santos. Mi abuela me había enseñado a buscar imágenes en ellas así como en la luna. En las “Noche de Reyes”, sentadas en la vereda, agobiadas por el calor, ella en el sillón hamaca dándose aire con su abanico tornasolado, yo sentada en el brazo del sillón,  me mostraba como se veía que la Virgen traía al niño Jesús sentado en un burro y José al lado, los Reyes Magos los acompañaban en una estrella trayendo los regalos. Nunca perdí la curiosidad de buscar misterios en el cosmos.

                 Al entrar por la nave principal de la antigua Iglesia, sentí una emoción que me desbordaba, la luminosidad que entraba por los vitrales y el canto de los coros acompaño el momento mágico en el que recibí la comunión. Todo quedaría en un cofre dorado, los pasos de mi vida fueron muy disímiles a ese momento.

               De regreso entré corriendo a la casa, ya estaba llena de gente, amigos de mis padres y vecinos. Al costado de la cintura del vestido colgaba una  pequeña bolsa con puntillas, ahí todos depositaban algunas monedas o billetes, eran los regalos. Fui hacia el fondo  cerca de la huerta, sobre el piso de tierra, estaban haciendo un asado. El patio era inmenso y con los chicos hacíamos un barullo que competía con el ruido de la música de la radio y la charla de los adultos. Al aviso – ¡Ya están las empanadas! Todo fue una estampida. Sobre la mesa de la cocina, en una inmensa  fuente enlozada, brillaban, doradas por la fritura en la olla de hierro, las famosas empanadas tucumanas. Tomé una, de manera atropellada le hinqué los dientes, sentí el calor en el pecho. Un chorro de jugo grasoso, colorado, se derramó sobre las puntillas y bordados  del blanco vestido de holandesa. Casi me pongo a llorar, pero no, era mi fiesta, me fui a cambiar, no iba a arruinar un día tan especial. Entré en mi habitación, cuando me estaba cambiando sentí  risitas y murmullos, me acerqué a la puerta, seguí por el corto pasillo que daba al living, todo estaba oscuro para evitar la entrada de la luz y  de las moscas, los días eran calurosos. Espié tras las cortinas de brocado, en un rincón de la sala, entre penumbras, divisé la silueta de mi padre jugando con los cabellos de una mujer, ella se agachaba y movía como tratando de esquivarlo pero se quedaba. No quise ver más, huí en busca de mis amigos, pero en ese día ya nada tenía sentido.

                    Ahora, sabiendo de mi llanto, no me importa que el pasado se adelgace, ni que mis pedazos salten en lo alto del chorro de la fuente, ni este viento que sopla del Pacífico y trae la nieve, todo ocurre bajo las mismas estrellas. Sí querría volver a mirarme en tus ojos de tierra oscura de musgos, mientras te cuento abuela, sobre el eclipse de sol y el miedo que tengo y cómo los pájaros también se asustan, mientras revuelves los chicharrones en tu olla norteña.

**********************************************

*********************************

TEXTOS DE MAXIMILIANO SPREAF

Ira

 

Renegar de las sombras siempre me convirtió en un cobarde.

Arrojas tus palabras como en un duelo feroz, furiosas.

Mal que nos pese, llegamos a esto por nuestra ira,

Esa que no podemos resolver ni aplacar en nuestra cama.

***

LIS

 

Lírica azul desnuda ante tu ausencia

Una sola vez podría esperar tanto,

Cada cosa en su sitio, aguardando,

Inertes, tu llegada, tu presencia.

Ausencia que dibuja la tortura,

Noche gris perlada, incandescente,

Arrobada de tu luz indiferente,

Imagino mi dolor y mi locura.

Río, lloro, me espanto de mi mismo,

Entre lágrimas te miro obnubilado,

Nostálgico, furioso, arrebatado,

En tus brazos caigo, ensombrecido

Solo quiero quedarme así dormido,

Ante tanta soledad que se avecina.

Sin querer mis manos ya lo afirman

Tiemblan al saber de esa agonía,

Rozan el sudor que hay en tu frente,

Enmiendan indulgentes tu osadía.

***

Don

 

Abre cielos y abre tierras,

Quema las huestes cristianas

Azuza con latigazos,

A la moral de las damas.

Que pierdan sus amuletos!

Sus cruces y sus estampas

Que se revuelquen en tierras

De misiones y de escarchas.

Prueben el maíz punzante

En sus rodillas desnudas

Y los castigos más crueles

Y las palabras más rudas.

Orgías con bataclanas

Tendremos ahora, …cientos!

Nos beberemos sus almas.

Y morderemos su aliento.

***

Ya no

 

Coróname de espinas, puta, lastímame, corrómpeme.

No tengo paz sin tu odio, sin tu áspera piel.

Corta mis brazos y chupa mi sangre gélida y mortal

Embriágate de mis venas y mis tendones.

Grita de bronca al ver que disfruto mirarte flagelarme

Ahógate en el asco que te da mi satisfacción.

Ya no te odio.

***

Agujas

 

Calientes putas de finos brillos

Marcan la tierra con parsimonia

Llenan los cubos de la memoria

De historias negras rojas y verdes.

Suenan a gritos de mariposas

A llanto de león flagelado

Queman las naves de sus pasados

No necesitan limosnas.

Clavos de hierro, llueven a mares

Sus cráneos vuelan de sus cogotes

Gimen sus lenguas distorsionadas

Lloran las madres y las pavotas.

Te vas quedando sin su alegría

Te vas sufriendo sus decepciones

Clavas la aguja que merecías…

(La merecías, perfecto idiota?) 

**************************************************

***********************************

BOCETOS Y ACUARELAS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

HOMBRE COMIENDO UN CROISSANT

 

Me estoy comiendo un croissant

en la barra de un bar y me observas,

me miras insistentemente y yo me incomodo,

me miro en tus ojos y me siento ridículo,

masticando y humedeciendo el croissant

me siento totalmente desnudo,

evaporizado por tus lindes observatorios,

me siento débil como chocolate derritiéndose.

Cierro mis ojos y te veo mirándome,

cierro mis ojos para no verte,

cierro mis ojos y me escuecen mis párpados,

mis párpados calientes me escuecen,

fragmento de libertad en la ceguera,

cómoda estupidez de ojos tapados,

ambigüedad de los sentidos que palpo,

me estoy comiendo un croissant

y me siento tan estúpido desde tus ojos

que el acto de comer parece inusitado.

Como costumbre que no aprende a vivir. 

***

UNA MUJER ADULTA

ESPERA SOLAMENTE UN BESO

 

Mamá, ese beso eterno que esperas siempre

sentada en el portal, ingenua, frágil, anhelante,

insomne, acorazada, abierta, voluntariosa y paciente,

viene a ti como un latido que busca corazón,

se hace también de rogar por que las madres ausentes

se endulzan en la promesa, y son pasto del vacío.

Te asemejo a Marilyn Monroe, niña dulce,

Niña con costras en las rodillas, bucle al aire,

¿Qué más da, Marilyn o María del Carmen?

¿Qué más da, si una madre siempre es una madre?

¿Dónde está tu Gladis? ¿Dónde está su adiós?

Niña que espera y espera a que venga ella,

cualquier tarde si dios quiere, que venga, por favor,

¿Y dios por qué no iba a querer? ¿Por qué no?

Si el reloj busca los parentescos en la noche,

el témpano busca el calor en unas décimas de más,

 el termómetro, inerte objeto frío, cristal amoldado,

custodia de mercurio, heraldo de mil calenturas,

busca entre tus ingles el confort del hogar encendido,

ha encontrado fiebre en el corcho de tu almohada,

susurros te hacen cosquillas y te ríes, ríes inusitada,

ríes inusitada por que estás triste, siempre triste,

niña dulce de piel blanca, niña triste y sonriente,

niña de mis ojos tristes, de mis ojos, tus ojos,

ellos vuelan y buscan un abrazo inesperado.

Buscan el regazo, buscan la nana, buscan calor,

Niña dulce, blanca y friolera, niña, balada nostálgica,

poema de escarcha, Niña, madre y esposa fiel,

que todo lo das y nada pides, niña de mis ojos,

reparte tus juguetes perdidos, halla tu otra mitad,

lucero de ángel sostenido, baba de dulce neonato.

Niña, mujer hecha dureza, mujer esquiva y tierna,

te escribo esta lágrima, te doy mi última culpa,

Madre para siempre, te quiero y te beso, te amo,

No te sientas vacía nunca jamás, Madre, mi culpa.

Te espero en el edén fracturado, niña dulce,

ven ahora.

Ven a este reino imperfecto e improvisado.   

***

UN POETA JOVEN ABRAZA

EL TESTIGO DE UN POETA VIEJO

 

¡Ey! Poeta, toda tu vida junto al proyecto de poesía,

poeta con la muerte en los sobacos, con la voz

entre tus sienes, con la paz de un niño escuálido,

Ahora que el ayer ya casi ha cicatrizado,

no se han cumplido aquellas promesas de coágulo

que más se dieron entre culpas y adoquines,

y el dolor ya respira solo sin el olvido

 como paredes que limitan a la noche infinita.

Fuiste melancolía y fuiste alegría,

todo como dinero robado malgastaste.

Acepto y abrazo con mi mano tu testigo,

suplirá mi voz lo vivido en la conciencia

y haremos poesía del cuento rutilante,

para contradecir al tiempo y su silencio.

 El tiempo que cansado sorbe sopa en el reencuentro

 ya pellizca en la conciencia sí ha devenir.

Que se encienda en la mirada

lo no sabido, que se ondulen en el aire

los trayectos de flaca rutina y camino recto,

que palpiten locas las auroras

como besos que se dan en los rellanos, que se abracen

las deshoras entre prisas,

que crucen la calle chillando de ciegas su alegría,

que se apilen a un rincón

los tristes cloroformos

con que tocan con el pincho un triste hueso,

Zero contra zero es razón de guerra del guerrero,

y la nada contra la nada

es el hecho de un mundo imperfecto

que diminuto y patético rueda en la desesperanza.

****************************************************

**************************************

***********************

************

*****

***

*

9º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

9º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

9º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºLIII de la 2ª Etapa/02-03-2011

 

EDITORIAL LIII

Renovarse o Morir

 

El universo 2.0 está muy convulso últimamente. Decimos esto por una información filtrada en la Revista Quimera  (en la sección Wireless de Germán Sierra) donde se nos informa del nuevo paso (otro avance más) que ha dado la Cultura 2.0 en temas de complementación en lo que a método informativo, e innovación para con la forma en que leemos literatura, como también, en lo que a adelanto tecnológico se refiere. Esta información de Quimera nos ha llevado al blog de Vicente Luis Mora, y este, a un post (post completo en link): http://vicenteluismora.blogspot.com/2010/11/la-critica-por-las-nubes-si-ya-no-todos.html

En este post se nos dice esto:

Qué es la nube 

Según la sabia Wikipedia, “La computación en nube, del inglés Cloud computing, es un paradigma que permite ofrecer servicios de computación a través de Internet. La nube es una metáfora de Internet”.

Desde hace varios años, muchos expertos en computación se dieron cuenta de que, por mucha capacidad y/o velocidad que mostrasen los ordenadores personales, Internet tenía una potencia y unos recursos que permitían que muchas operaciones complejas fueran resueltas extrayéndolas de los PC o Macs personales y solucionadas mediante computación en nube. Primero fueron las empresas, por obvias necesidades de agilización y reducción de presupuestos, quienes aprovecharon esta posibilidad. Luego se ha extendido y también hay aplicaciones sociales o comunitarias que se han desarrollado gracias a la cloud computing.

En un fundador artículo publicado en Wired en 2006, George Gilder exponía que lo bueno de las tecnologías de nube es que su estructura y funcionamiento es muy similar a la del cerebro humano y que tienen la ventaja de que lo sucede en el exterior, en el borde de la nube, dota de inteligencia al centro y lo mejora, realimentando todo el sistema en aras del perfeccionamiento progresivo.

 

Nubes literarias

 

En nuestro país hay varias personas que llevan tiempo examinando este tema en cuanto a sus posibilidades para la lectura. Una de las más activas es Javier Celaya, experto en nuevas tecnologías y responsable del portal www.dosdoce.com. El otro día Celaya colgaba un post en su blog sobre la plataforma estadounidense Copia (http://www.thecopia.com/home/index.html), que me pareció muy interesante. Copia no sólo permite descargar y compartir libros en todo tipo de formatos (Internet, teléfonos, lectores digitales, iPads, etc.), sino también compartir sus lecturas. Planteada como una aplicación social, gracias a Copia los usuarios leen un libro determinado, pero también los comentarios, subrayados o anotaciones al margen hechos por otros lectores de la misma plataforma, a los que pueden responder y a los que pueden añadir los suyos propios. El resultado es una especie de comunidad de lectura, donde la valoración y puntuación de otros usuarios de Copia ayuda a elegir libros; los gustos de los lectores con los que uno sienta mayor afinidad o sintonía, a la luz de sus comentarios, pueden orientar a la siguiente compra. El global de comentarios de lectura sobre un libro le da una nueva dimensión a este, al formar una enorme glosa interactiva sobre algunas de sus partes o sobre el texto entendido como un conjunto. De momento Copia no funciona más que en Estados Unidos, lo que no es casual puesto que es el país con un mercado más activo de venta y lectura de libros digitales. Pero esta y otras experiencias pueden permitirnos ya comenzar a pensar en las puertas que pueden abrir a potencialidades insospechadas para la lectura y la crítica literaria.

 

Posibilidades para la crítica literaria

 

A la luz de Copia se me ocurren al menos dos posibilidades en las que ésta u otras plataformas similares pueden utilizarse para expandir nuestro viejo concepto de crítica literaria y aprovecharlo en beneficio de una hermeneusis más actual, la edición en nube y la crítica en nube.

 

1) La edición crítica

 

Las ediciones de libros, como saben, consisten en tomar un libro clásico o canónico y volver a publicarlo con un prólogo erudito o un epílogo crítico, y poblar el texto de notas que lo expandan

o completen, como la interpretación de algunas palabras oscuras o términos tomados de otros idiomas, o insertando notas aclaratorias al pie. Es un mundo editorial muy protocolizado y cuyos procedimientos, con escasas excepciones, siguen siendo prácticamente los mismos desde hace decenios o incluso siglos, pues no varían demasiado de los comentarios del Brocense a Garcilaso o de los primeros hermeneutas de Góngora. La edición electrónica ha mejorado las cosas, por supuesto, y de este modo existen proyectos como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el Centro Virtual Cervantes (aquí, un ejemplo de una Rima de Bécquer editada) o el Proyecto Cervantes de la Texas A&M University, que están elaborando una edición del Quijote en estos términos:

 

Por lo tanto, concebimos ahora nuestro proyecto en términos no de una edición variorum, sino de un archivo hipertextual capaz de producir y visualizar un sinnúmero de ediciones individualizadas a partir de diferentes textos base, con incorporación dinámica de diversos tipos de variantes, múltiples categorías de anotación y niveles de comentario crítico.[1]

 

Estos recursos han supuesto un gran avance para investigadores y lectores interesados, pero no hay por qué detenerse, sino seguir buscando fórmulas de trabajo. Ahora imaginemos cómo sería una edición crítica en nube. El lector iría leyendo, en su ordenador, su móvil o su ebook el texto de cualquier libro en su pantalla y podría decidir sobre la marcha qué acotaciones o notas desea leer o contrastar y cuáles no. Estas notas se marcarían con colores o signos pequeños, para no entorpecer la lectura, y una vez abiertas pueden tener un espacio libre, que iría desde la mera referencia etimológica de una línea hasta un ensayo entero sobre la importancia que esa palabra o ese párrafo tienen para la interpretación del autor. Pueden incluirse enlaces a otroas ediciones, así como las variaciones y demás glosas ecdóticas como posibilidad.

 

La edición puede ser unipersonal, de un comentarista, o de varios a la vez, que vuelcan cada uno su visión sobre el mismo pasaje, por ejemplo. Una edición de las Soledades de Góngora puede hipotéticamente salir en versión digital comentada a la vez por Dámaso Alonso, Robert Jammes, John Beverley, etc., cada uno con sus marcas o notas distinguidas por colores. El lector elige si quiere consultar una nota, todas, o ninguna. Puede además añadir a las presentadas las suyas o las aportadas por miembros (profesionales o no) de la comunidad lectora, que es lo que diferenciaría estas ediciones de la mayoría de hipertextos y ediciones electrónicas existentes, que no son sociales al no permitir la interactividad de modo instantáneo (o la impiden en absoluto). Los trabajos de doctorado de las universidades pueden consistir en la edición colectiva y en nube de un mismo texto, donde el corpus original se enriquece con los debates y las aportaciones de todos. Un coloquio sobre la narrativa de Borges puede acabar siendo una edición digital de uno de los libros (si es que se logra el permiso de los agentes) completada y expandida por todos los participantes del coloquio con sus ponencias, más las intervenciones en los debates. Eso renovaría el conservador formato de las “actas” de los congresos y seminarios. Yendo más allá, las ediciones pueden consistir en la superposición de dos libros. Pienso en el Ulysses de Joyce y en el James Joyce’s Ulysses de Stuart Gilbert, que podrían publicarse juntos mediante una edición en nube, y a su vez perfeccionarse con la publicación conjunta e íntegra del Ulysses anotated de Don Gifford. Estas metaediciones pueden llevarse a todo lo lejos que uno quiera. Con la ventaja de que, al ser comunitarias, son siempre ediciones en marcha, susceptibles de ser ensanchadas y mejoradas por sucesiva oleadas de lectores y críticos, lo que revelaría en tiempo real la relevancia y pujanza de un libro clásico o su pérdida de vigor pasado un tiempo. Frente a todas las ediciones críticas tradicionales, y creo que la inmensa mayoría de las electrónicas (sé que la UOC y otras universidades tienen ediciones electrónicas, pero no puedo acceder a ellas), estas ediciones en nube pueden ser refutadas y a su vez criticadas al estar puestas en comunidad. De la misma forma, los lectores pueden compartir sus anotaciones o las de otras personas en las redes sociales a las que pertenezcan, y pueden establecerse sistemas de avisos automáticos cada vez que se produzca un nuevo comentario o actualización.

 

2) Cloud criticism: la crítica como edición, como reedición, como versión y como retorsión.

 

peinar el viento, fatigar la selva

Luis de Góngora

 

Mientras que lo ya expuesto me parece bastante obvio y predecible, creo que tenemos que usar la imaginación para ver hasta qué punto la crítica literaria puede ser reactivada, actualizada, revivida e incentivada por estas posibilidades tecnológicas. La crítica ha estado asociada desde su nacimiento no tanto a posibilidades de escritura como de lectura. De hecho, su nacimiento histórico como “género” propio suele asociarse a la difusión estable y generalizada del periódico a muy finales del siglo XVIII y principios del XIX[2]. De modo que estos tremendos cambios que se están produciendo en la forma actual de leer necesariamente acabarán teniendo su influencia en el modo de analizar los libros, puesto que la crítica no es más que una lectura de segundo grado, o una lectura profesional de los mismos textos que leen los lectores.

 

Por supuesto, todo lo anterior referido a la edición crítica apela también a la crítica, puesto que la edición es uno de sus medios. Pero pueden crearse otras formas de conexión entre texto y crítica a través de la nube.

 

A diferencia de la crítica tradicional, que crea un texto nuevo o diferente frente al texto originario, la crítica nube podría significar una novedosa intervención sobre un texto ya existente. Tenemos, curiosamente, un ejemplo narrativo de cómo podría funcionar la crítica en nube: la novela ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007), de Isaac Rosa. En ella Rosa lleva a cabo una valiente retorsión sobre una novela suya anterior, La malamemoria (1999), a la que critica sin reparos con excursos intercalados dentro del propio libro. El mecanismo me parece de una singular potencia para explicar qué sea la autocrítica, pero también la crítica y aun la cloud review: imagínense que además del propio Rosa pudieran usted intervenir el texto, comentar los párrafos de La malamemoria, pero también comentar los comentarios de Rosa, así como los comentarios de otros lectores, e incluso los potenciales comentarios de Rosa a los comentarios de sus comentarios. Sería una selva, sí, pero el resultado es justo lo que toda crítica intenta: ver más, esclarecer sentidos, establecer vínculos, contextualizar, discurrir sobre lo ya escrito, sea para dirimir su alcance o para ensanchar su horizonte de entendimiento. Y ahora, imaginen que todo ese material creado a partir de la novela-origen pueden editarlo, compartirlo, comentarlo, valorarlo, discutirlo o seguir ampliándolo hasta el infinito en una pequeña, grande o inmensa comunidad de lectores interesados. Esa locura, esa imposibilidad, esa maravilla, esas escritura desatada, será la crítica en nube.

 

Pero podemos seguir pensando otras vías de expansión del terreno crítico. Una de ellas, a través también de las opciones en nube, permitiría a los editores ofrecer versiones enriquecidas de sus libros, como segunda edición especial, donde el propio volumen en su versión electrónica incorpore reseñas consideradas especialmente valiosas sobre el texto. En los últimos tiempos se han editado versiones expandidas de textos como El año que viene en Tánger, de Ramón Buenaventura (edición electrónica), o El viajero del siglo, de Andrés Neuman (edición de bolsillo en papel), que venían completadas por textos de los propios autores y de otras personas, referentes a las ediciones originales. En el caso de la de Buenaventura se incluyen incluso ensayos y entrevistas con el autor sobre la novela. Este enriquecimiento textual contribuye a crear un horizonte de sentido sobre los textos que, en principio, en la crítica en nube, debería agrandarse también a las reseñas o críticas negativas, no sólo a las favorables, siempre que ambas fueran interesantes. Habría diversas formas de editar la crítica dentro de la edición electrónica, pero sería interesante que cuando la reseña se refiera a párrafos o pasajes puntuales del libro, pueda accederse a ella desde éstos. Por ejemplo, cuando hubiese una influencia, cita o intertexto no aclarado por el autor de la obra original, se podría hacer una marca en el lugar y aclararlo en nota marginal. La intervención crítica podría ampliarse también a enlazar determinados contenidos digitales que aclaren o amplíen lo escrito. Del mismo modo que en este blog colgamos el vídeo de Dan Graham a que DeLillo hace referencia en su novela Point Omega en nuestra reseña de la obra, esto puede hacerse en los lectores digitales de tercera generación y el lector puede tener una idea clara de a qué se está refiriendo el autor con la alusión. Si en la obra se habla de un óleo famoso, puede insertarse como cita la imagen del mismo (si los gestores de derechos lo permiten, claro, como siempre). De nuevo aquí los lectores podrían subrayar, seleccionar, comentar y compartir todos y cada uno de los materiales incorporados.

 

La crítica en nube admite más posibilidades. Otra es la edición de un libro comentado por un crítico. De la misma forma que los deuvedés admiten desde hace tiempo una versión de la película con los comentarios del director o los actores, no es imposible una edición electrónica crítica de la obra que vaya explicando o comentando el libro. La segunda lectura, supuestamente autorizada, está ahí en segundo plano, sin entorpecer la primera. Sólo cuando el lector quisiera aparecería, quizá al margen o subimpresionada, la lectura crítica, que estaría especialmente indicada para las relecturas del libro o para lecturas de investigación.

 

Cuando se habla de la autoedición (esto es, de la posibilidad de editar el propio libro sin intermediarios) a través de la Web, siempre se apela a un gran problema: al desaparecer el editor, no sólo desaparece el “impresor”, sino que también y de forma fundamental se esfuma la persona que cuida la edición, que revisa el texto, que detecta contradicciones no atisbadas por el escritor, que procura el equilibrio y elimina errores de todo tipo, desde la estructura de la obra a la sintaxis. Un buen editor es el mejor aliado posible de un escritor, como bien saben todos los que han tenido la suerte de tener uno o varios buenos. La autoedición, por el contrario, confía el acabado final a la persona que hace el primer acabado, lo que siempre es peligroso, sea porque los autores no tienen la necesaria autocrítica o porque no tienen el necesario conocimiento de su propio idioma (lo que sucede más de lo deseable, por increíble que parezca). La figura de un crítico podría ser una solución a este problema, ya que en cierta forma un buen editor es el primer crítico de la misma. Si un escritor publica en su web su propia obra sin intermediarios nos hará sospechar, pero si esa edición viene avalada por el comentario en nube de un crítico reconocido, podrá restaurar la confianza del lector, ya que entonces es el crítico quien pone en juego su prestigio, al lado del autor.

 

Otra posibilidad serían las ediciones de crítico, en que sin el rigor académico esperable en una edición crítica, un crítico elabora un comentario constante a una obra o a una figura que conoce a fondo. Pienso en una edición de Bolaño hecha por Echevarría, o una de Julián Ríos hecha por Julio Ortega, en la que comentarios incluso personales y no literarios se sumaran al texto, ampliando de forma extraordinaria el horizonte de recepción y comprensión. Muchos críticos o escritores han escrito páginas memorables recordando cómo tal o cual amigo escribió determinado párrafo o motivo o personaje de sus obras. Esos textos u otros similares, encargados al efecto, podrían suponer otro modo de reeditar clásicos o de publicar textos inéditos con un mayor aliciente para posibles compradores. Una edición de Rayuela donde veinte o treinta escritores conocidos relatasen cómo vivieron el primer encuentro con ciertas frases, párrafos o personajes, en glosas anotadas sobre el propio libro, constituiría una maravillosa forma de releer la novela de Cortázar.

 

Estas son algunas de las posibilidades que se me han ocurrido a vuelapluma, pero seguro que hay más. Tantas como lectores o como libros. La crítica en nube nos pone a las puertas de posibilidades con las que antes no habíamos ni siquiera soñado. A las aquí defendidas crítica-red y crítica-blog se une ahora esta desmesura en nube que tiene la ventaja de ser democrática y horizontal, eliminando las jerarquías o dando al menos los instrumentos discursivos y técnicos para ponerlas en cuestión. Nunca los libros habían podido ser tan libres, y tampoco la crítica literaria. Si, como decía el gran Cyril Conolly, “el objetivo del crítico es vengarse del creador”, ahora tiene este instrumentos para resarcirse de la venganza de aquél, y aquél de acrecentar la suya a cada párrafo, a cada frase, de cada obra de cada escritor. Y nosotros, como lectores, medios para vengarnos de unos y otros. O de aplaudirles, claro.

 

 

 

[1][1] Cf. Eduardo Urbina, Richard Furuta, Rajiv Kochumman y Eréndira Melgado, “La edición electrónica variorum del Quijote: avances y estado actual”, Proyecto Cervantes, Center for the Study of Digital Libraries Texas A&M University, accesible en http://cervantes.tamu.edu/pubs/AC-Roma1.pdf.

2[2] T. W. Adorno, “Sobre la crisis de la crítica literaria”, Notas sobre literatura. Obra completa, 11; Akal, Madrid, 2003, p. 642

 

***

También queremos hacernos eco del Remake de la obra de Borges (El Hacedor) escrita por Agustín Fernández Mallo. Hacía bastante tiempo que este autor no publicaba nada, y ahora nos sorprende con este Remake; sobre el cual nos advierte que no es necesario haber leído la obra de Borges para empezar a leerlo. El Remake saldrá publicado en Alfaguara y saldrá a la venta el próximo mes.

************************************************

*********************************

 

BALADA NOCTURNA

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

El sueño del amor sufre de miedo

al mostrar su fruto más podrido,

por eso es sueño, por ello es No.

El sueño del amor es ruido,

es vestigio de sueños a todo color,

es suspiro, es olor presentido,

el sueño del amor es dolor,

es latido fingido y sometido,

es compromiso, es salvaje rol.

El sueño del amor sabe

que todo se pudre al lado

del fermento del amor,

el sueño del amor termina

cuando la cáscara se seca al sol.

El sueño del amor se despierta

cuando la mar le dice No,

el sueño del amor abre su Sí

en la promesa nocturna sin voz,

El sueño del amor sueña

en su invierno, y en su primavera

abre el caparazón en flor,

el sueño del amor es locura,

es orgasmo, es repetida canción,

el sueño del amor

destapa pupilas, descifra teoremas,

se pone disfraces, regala poemas,

se queda a solas con dios,

se doblan fatales las certezas,

se duplican veraces los problemas,

es lo dicho por nosotros dos,

El sueño del amor a nadie

le abre completas sus venas,

ni al amor sin dueño,

ni tampoco yo.

 

 

**************************************************

***********************************

 

El aniversario

         Era un hombre de aspecto anodino, de aquellos con los que te cruzas y te olvidas al momento, si es que por un casual te fijaste en él. Delgado, algo curvado de espalda, con un bigote que no sabrías decir si era discreto o espeso y gafas que apenas disimulaban una mirada triste, trabajaba desde los veinte años en una inmobiliaria, se casó a los veinticinco con la muchacha que le cayó en gracia a su madre, tuvo dos hijos, niño y niña, la parejita ideal de la clase media, poseía un apartamento relativamente amplio en un barrio de trabajadores y pequeños comerciantes, el cual consiguió con ciertas facilidades de su propia empresa, de vacaciones aprovechaban la casa familiar en un pueblo del interior del país, y su vida transcurrió sin grandes sobresaltos ni aspavientos, más allá de los incidentes cotidianos de la existencia, la muerte de alguien próximo, amigo o pariente, alguna gamberrada de los hijos, no excesivas pues por fortuna, valoró, habían heredado su carácter calmo y algo temeroso, porque él se consideraba temeroso, aunque no miedoso en sentido estricto, le asustaban, eso sí, las eventualidades de la política o del orden público, el peligro de la violencia inusitada, desconfiaba de sus semejantes, creía que en cada persona había un engendro de ira que podría desatarse de pronto y de un modo irracional, ira que podía brotar en cualquier momento, aunque no tuvo que sufrir muchos trances a lo largo de los años pasados, consideraba como la gran contrariedad de su existencia el robo del apartamento familiar, lo que descubrió a la vuelta de las vacaciones de primavera y llegó a agobiarse por los trámites que hubo que realizar, denuncia en comisaría -le angustió la mucha gente afectada por el desorden público y que esperaba turno para la correspondiente denuncia, lo que le mostró bien a las claras lo peligroso que era el mundo-, luego estaban las gestiones ante el seguro, las visitas tanto de agentes policiales para encontrar huellas como de los peritos de la compañía de seguro para valorar los pocos daños en el mobiliario, los muchos impresos que hubo que rellenar, pero sobre todo el temor que se le quedó en el cuerpo durante semanas cada vez que abría la puerta y se imaginaba que iba a encontrar su hogar de nuevo destartalado y dañado.

         No obstante, siempre consideró que su vida iba a transcurrir tranquila, una línea recta en la que todo era predecible. Y así fue, sin duda, hasta su cincuenta y un aniversario, que celebró durante sus horas centrales como siempre, discretamente, sin ninguna novedad, como correspondía a un día de trabajo, recibió los regalos correspondientes, de su esposa y de sus hijos por la mañana, con el desayuno, de su hermano por la noche, cuando fue a la cena en su casa, invitado junto a su esposa y su hija, de sus compañeros de despacho nada más llegar a la oficina. Catorce años para jubilarte, comentó alguien ese día, y todos rieron el comentario, sin saber muy bien dónde estaba la gracia, porque al fin y al cabo, pensaron todos, en efecto transcurrirían catorce años y se jubilaría, y sus hijos habrían acabado sus estudios, se colocarían y tal vez ellos, su esposa y él, pasarían más tiempo en su pueblo del interior, pasearían, pero sobre todo disfrutarían con tranquilidad la vida que llevasen. Esa será mi vida, en efecto, aparentemente era lo que pensó, aunque le sobresaltó sentir no poco desapego, un sentimiento de extrañeza, eso ha sido mi existir, se dijo, sin saber muy bien si era bueno o malo que las cosas hubieran transcurrido como transcurrieron, y si en el fondo se sentía bien o mal, frustrado o feliz por todo.

         Se fue acrecentando a lo largo del día esa sensación de absoluta extrañeza, se mantuvo más taciturno, más reconcentrado, más discreto, disimulándolo con la concentración en el trabajo. Algo se cuajó en su interior, no sabemos muy bien qué. Salió del trabajo a la misma hora de siempre. Tomó el autobús y se mantuvo pensativo, sin que sepamos que era lo que esa tarde le tenía tan reconcentrado. Había algo que decidir, algo importante, al menos ese es el aspecto que poseía, el de quien ha de tomar una decisión importante. Llegó a casa y se encerró un rato en su cuarto, mientras su esposa preparaba todo para la cena. Por la noche, en la mesa con su mujer, con sus hijos, con su hermano, su cuñada y su sobrina, lo anunció: dejo el trabajo, me marcho, solo querida, añadió dirigiéndose a su esposa, a sus hijos, lo siento, tuvo que afirmar cabizbajo tras un tenso silencio. Ninguno de la mesa pudo reaccionar mientras él se levantaba y con la misma parsimonia de siempre se colocaba la chaqueta gris y se marchaba de pronto de la casa tras agarrar la bolsa de viaje que estaba junto al sofá y en la que nadie, hasta ese momento, había recaído.

Juan A. Herrero Díez

 

 

************************************************

********************************

 

LEYENDAS DE LA MANO

DE

CRISTIAN CLAUDIO CASADEY JARAI

 

La Leyenda del Puente de Piedra

 

El clima del pueblo era realmente caliente. Ese día en especial había sido demasiado sofocante, tanto que no había agua alguna capaz de calmar la sed de Pedro, el jornalero.

El trabajo en el cafetal había sido especialmente duro esa vez. Las alimañas picaban sin cesar su sufrido cuerpo. Las gotas de sudor que se deslizaban por su frente nublaban su fatigada vista. Por suerte sus labores ya habían concluido. La noche se acercaba sigilosamente.

El patrón, satisfecho con las tareas realizadas por Pedro, resolvió obsequiarle un gallo muy obediente y fortachón. Pedro estaba muy feliz con semejante regalo, por lo que agradeció mucho a su jefe y emprendió su recorrido.

El camino hacia su hogar era largo y sinuoso. Las montañas parecían burlarse del hombre, quien en su pesar no hacía caso alguno de las bromas de la naturaleza indómita.

El manto oscuro y estrellado le jugó una mala pasada. La falta de luz hizo que Pedro equivocara su trayecto, por lo que llegó hasta un río cuando se dio cuenta de su error.

–      ¡Qué me lleve el diablo! ¡Maldita sea mi suerte! – Gritó lastimosamente Pedro.

Un repugnante olor a azufre impregnó todo el ambiente. El Demonio en persona había acudido ante el llamado de Pedro, quien transpiraba todavía mucho más que antes.

–      Ayúdame Satán – Dijo Pedro.

-Aquí estoy a tu servicio – Contestó educadamente el Diablo. Pedro nunca imaginó que el famoso Príncipe de las Tinieblas era un tipo fino y educado, con buen porte y muy elegante.

– Conozco tu problema y sé que te has perdido. Puedo ayudarte a llegar a tu casa a cambio de un favorcito – Habló con cierta malicia el Maligno.

– ¿Y qué quieres de mí? Sólo soy un pobre jornalero que no tiene fortuna, mi único deseo es retornar a mi ranchito con mi esposa y mis queridos hijitos – Replicó con pesar Pedro.

– Construiré un puente de piedra sobre este río a cambio de tu primogénito.

Pedro lo pensó detenidamente. Necesitaba aquel servicio, pero el amor a su hijo no le permitía realizar semejante sacrificio cruel.

-Está Bien Satán, pero con una condición –Sentenció Pedro – Debes terminar el puente antes de que cante mi gallo al amanecer.

– Muy bien, que así sea entonces – Exclamó impaciente Lucifer.

Con todas sus fuerzas el demonio sacó y sacó piedras desde las profundidades de su Reino. La velocidad de Belcebú era verdaderamente escalofriante. Pedro estaba anonadado con el espectáculo infrahumano que transcurría ante su vista. El gallo se había despertado y miraba como el Diablo trabajaba sin cesar.

Ya casi estaba por amanecer. El Demonio sonreía placenteramente al instante en que sólo le faltaba colocar la última roca en el puente. Pedro, ni lento ni perezoso, hizo cantar de un puntapié al pobre gallo, quien lanzó su quiquiriquí como si fuera el último. Lucifer, engañado, se refugiaba en el abismo del Averno, mientras Pedro soltaba grandes carcajadas.

-No debí de ser tan confiado. Me has ganado en verdad, hay gente más deshonesta que yo – Pronunció Satán.

Y así fue como el famoso Puente de Piedra fue creado hace muchos, pero muchos años.

***

La Leyenda de la Iglesia Metálica

        Hace mucho tiempo atrás, un barco holandés naufragó en las costas caribeñas de Limón. Lo extraño es que no había un solo tripulante, solamente un gato negro que maullaba desconsoladamente sobre la proa de la nave.

        Las autoridades limonenses inspeccionaron la embarcación tratando de hallar la bitácora o alguna otra documentación, lo cual fue completamente inútil. No había ningún indicio. Lo que todavía era más llamativo era la carga que transportaba el navío: Enormes piezas de metal y un plano correspondiente a una singular iglesia metálica, edificación por entonces desconocida en la zona.

        Los limonenses se miraban unos a otros confundidos: ¿Qué hacer con semejante cosa? Estaban en ese dilema cuando llegó un forastero, quien pidió que le vendiesen el metal. Al no haber más pistas que una bandera holandesa y el plano, los limonenses resolvieron realizar la transacción. El feliz comprador emprendió un duro viaje hasta el Valle Central, en donde levantaría tal Iglesia en honor a la Virgen de las Mercedes. Lo curioso fue que el gato nunca se separó de la edificación hasta su misteriosa muerte, pues pueden observarse las manchas dejadas por sus patitas por el altar, como esfumadas en el aire. Por más que se limpien o se cambie la madera nunca desaparecen.

**********************************************

**********************************

 

EFEMÉRIDE Y CONCLUSIÓN

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

RECORDATORIO-11

 

Hoy es 11 de febrero de 2011.

Hoy es el día en el que el terrorismo

dicta sus sentencias más crueles

sobre una parte de la humanidad.

Aniversario del exterminio.

Hoy es día 11 y no ha habido

ningún atentado contra inocentes.

¿Ningún atentado contra inocentes?

Todos los días se atenta

contra los inocentes del Mundo.

¡¡TODOS!!

***

 

LLEGADO A ESTE PUNTO

 

Llegado a este punto

también he comprendido,

que a todos nos duele

nuestra propia verdad.

Es difícil entenderlo

para quien inusitado alberga

la profanada duda

en pos de su contrariedad.

Llegado a este punto

nadie debe ser culpable,

cada hombre encuentra

su lugar en el que estar.

Llegado a este punto

cada cual con su verdad.

**************************************************

***********************************

 

LA DANZA DE LAS PALOMAS

Por Ana María Manceda

Cuento SELECCIONADO POR CERTAMEN INTERNACIONAL PARA ANTOLOGÍA “POETAS Y NARRADORES CONTEMPORÁNEOS 2007” EDITORIAL “ DE LOS CUATRO VIENTOS”. Buenos Aires 2007.

 

 

 

       Lily gira, su falda se ondula como las alas de las palomas que siguen su vertiginoso bailoteo. De sus manos caen  sembrando  de  luz las semillas que alimentarán a las más sagaces y apresuradas. Esos  momentos eran los más felices del día, luego venían las obligaciones del orfanato, el aseo, los estudios, la rígida disciplina. Lo único que la perturba en su vuelo de libertad era la mirada de un mendigo que solía acurrucarse en la entrada de coches que daba al patio del convento y la miraba conmocionado. La imagen de Lily dando de comer a las palomas mientras ejecutaba su danza desde una música inasible y misteriosa lo fascinaba, pero ella seguía con su ritual, sabía  que era inofensivo. Cuando las campanas de la iglesia sonaban a mediodía terminaba la magia del  juego. El padre Jaime bajaba desde la torre, donde tenía sus habitaciones, la tomaba de la mano y juntos se iban al encuentro de las otras huérfanas, era la hora del almuerzo. El mendigo sentía que el sol se opacaba, la jornada perdía su brillo, las palomas ya no danzaban, deambulaban sin dirección, emitiendo sonidos irritantes para luego cobijarse en los techos del orfanato y la cúpula de la iglesia.

          Los años pasaron, el mendigo vio el máximo esplendor de la niña en su juventud, sus juegos con las palomas parecían una bella pintura de la primavera. Pero había algo discordante en esa serie de imágenes que él había observado durante años, cuando el padre Jaime venía a buscarla ya no la tomaba de la mano y  ella transmitía la rigidez de una estatua, sumisa iba junto a él,  la oscuridad del día comenzaba en ese instante. Con el tiempo sintió que el brillo se ensombrecía  cada vez más hasta que dejó de verla. Pero él seguía allí, esperando la misericordia de los transeúntes.  Con el tiempo las palomas se fueron apoderando de todos los techos del edificio, hacían insoportable la vida de los habitantes del orfanato y de la iglesia que se situaba en su interior, durante el día cubrían todo el patio de piedra en el que otrora la niña jugara feliz. Lo que no cambiaba en ese paisaje denso y agobiado eran las campanadas de la iglesia, como ignorando los hechos sucedidos en esos años.

          Una noche de tormenta se sintió  crujir el techo de la habitación de Lily, carcomido por el tiempo y las palomas, asustada bajó a pedir ayuda al padre Jaime cuyas habitaciones  se encontraban en el piso anterior al suyo, el sacerdote corrió por las escaleras, temiendo que cayera parte de la techumbre. La joven subió tras él, cuando entró en la habitación vio al hombre asomado a la ventana, el estruendo de los rayos y el estrépito causado por el desprendimiento del alero de la ventana en su choque contra el patio de piedra la aterrorizó, en un instante intuyó el infierno que tanto le habían inculcado en los años de orfandad,  años que sesgaron su inocencia, su libertad. Ese hombre vestido de negro, inclinado hacia el lugar donde ella creyó atisbar un mundo de esperanzas, iluminado por la luz de los relámpagos, se le asemejó al demonio. Resuelta, inmutable, serena, se acercó y con toda la fuerza  que le daba el odio almacenado en su cuerpo, lo empujó.

          El viejo mendigo, contraído, resguardado bajo el pórtico, vio  la figura  de un ave gigante, encendida su negrura por las luces de la tormenta, volar de manera  azarosa y frenética,  hasta verla horrorizado  estrellarse contra las piedras. Sintió un intenso frío interior, como el frío vacío de una época que huía. El ruido del cuerpo al caer quedó mitigado por las campanas de la iglesia que comenzaron a tañer, anunciando las doce de la noche. Las palomas, obcecadas en sus sombras, estaban quietas y en silencio.

**********************************************

************************************

 

                                   NADA MAS LEJOS

                               

Por Rosy Paláu

 (México)

 

De quièn tus manos,

los libros,

la vieja silla,

de quièn el amor

que te ha guardado

en ese cuarto de cosas simples

donde la sombra de todo

se vuelve un patio

y la ventana

un vestidor de nubes sencillas.

De quièn los pàjaros

que atraviesan el sitio

repetido de tu sueño

cuando cierras los ojos

y estàs descalzo

esperando el aguacero.

Te veo jugar

con un juguete de palo

en la tierra de un retrato,

ha cambiado tu silencio,

hoy es màs hondo,

como si se hubiera soltado

la barca

de la orilla del rìo

de tu deseo

y sòlo pudieras cruzarlo

imaginando.

El payaso de trapo,

el dibujo casi borrado

de una sandìa.

Guardas quizà demasiado poco,

guardas lo que es de nadie

y tienes un àrbol

del que cae el sol

como una fruta.

De quièn la luz que enciendes

y cae sombrìa

sobre un papel donde el silencio

se pone viejo

de tanto cruzar el camino

de las palabras.

No hay nada màs lejos

que estar solo,

detràs de la puerta,

a la deriva de un espejo,

nada màs lejos

que quedarse en la remota

habitación de un beso.

***********************************************

*********************************

POEMA

FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

 

 

 

EL  AMOR  NO  ES  PARAÍSO

El amor no es un paraíso, es la perdida

de conciencia de la personalidad.

ANTONIO  GALA

 

El amor no es paraíso, sólo

en el platónico mundo es edén

donde los dioses disfrutan deleites,

en nuestro árido mundo

es despojo de conciencias, se desgajan

trocito a trocito cual Pulgarcito

depositando en el transitado camino

gajos de nuestra disminuida personalidad,

para cuando el primigenio fuego disminuya o desaparezca

tener norte de regreso al origen.

*************************************************

***********************************

TEXTOS DE MAXIMILIANO SPREAF

(Entrevista de este autor publicada en la revista)

Rebaños

 

Nublas el sol del mediodía, pariendo estrellas,

Sin bocas, sin ojos, sin manos, que astucia la tuya!!

Dejarnos mudos, ciegos y profanos!

Roja sangre en los canales, acueductos, manantiales,

Víboras negras, amarillas, azules, rojas y verdes,

Casas muertas de tanta mierda suelta, de hijos de padres,

De lectores, de rebaños que corren para el mismo lado siempre.

Mangas cortas, pechos helados, puntiagudos, icebergs

Quebrados, mustios, quemados, cortados, manchados.

 

***

 

Jeringas

 

Me diste la nada para que la envuelva en celofán

Y te la reenvíe por mail a tu cuenta inexistente.

Mi chica, eras, dijiste. Cerremos esta historia de la peor forma.

Odiándonos.

Caliento motores ahora.

Traigan jeringas que venas sobran.

Las venas que admirabas.

De las que bebiste mis palabras, que boyan en mi sangre, por

ellas.

No me gusta la gente tranquila. No me gustan los cobardes.

Ni los que dedican 20 años a ser alguien que no serán nunca.

Y se pierden lo mejor de pasar por este lugar de tristeza oral.

Yo así te suelto los dedos, no sos nada. Ni corres ni flotas.

Traigan jeringas que Belfast me queda a la vuelta de mi casa.

Vos podes seguir de snob en Leiden, perdiendo.

************************************************

***********************************

1492 (Las despedidas)

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

COMPRENDÍ LA TRAGEDIA

 

Cuando te vi por vez primera

comprendí el hallazgo eterno de los conquistadores,

también el de los conquistados,

comprendí un hemisferio con sueño, ensueño y vigilia,

comprendí que tu sonrisa de collares

era un cielo de brillantes mañanas por devenir,

los te quieros nos esperan en la calle

pero los desoímos porque no necesitamos exhibirnos,

las locuras nos esperan en los umbrales,

en los quicios y en los resquicios,

los desquiciados que un día fueron, ya se extinguieron,

las palabras son dudas, pero las dudas

se desarman de flojas porque adonde no hay sí o no

no hay mundo de futuro y realidad.

***

EN EL CEMENTERIO

A mi abuela, María R. Fuentes Bonillo

In Memoriam

 

Y no digas nada, silencio. ¡Silencio! ¡Silencio!

El silencio de los cementerios viene perpetrado

por el sanguíneo respeto que los vivos le guardan.

Y le deben su silencio como plegaria de vida.

No digas nada o despertarás al alma ciega

entre el gas del fantasma y la música del vacío.

Despertarás su alma ciega y todo será rutina,

todo será fingida lacrimosa ante tus ojos puros.

 

*****************************************************

***************************************

************************

***********

****

**

*


 


8º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

8º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

8º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

LII de la 2ª Etapa/01-02-2011

 

EDITORIAL LII
Jaime Salinas

 

Ha muerto Jaime Salinas. Ante todo fue un transformador en el mundo editorial, consiguió que en España se introdujera el libro de bolsillo y de este modo logró que se expandiera mejor la literatura y la cultura en general en un momento, además, en que la población había comenzado a gozar de altos niveles de alfabetización y por tanto aumentaba el número de lectores. Podemos comparar este avance de los libros de bolsillo con las posibilidades que dan hoy las nuevas tecnologías -el libro electrónico, Internet, la difusión potencial en el sinfín de canales televisivos-, aunque nos tememos que, si bien el libro de bolsillo fue una mejora que permitió una mejor difusión de la lectura harto palpable, no vemos el mismo fenómeno en lo que a las nueves tecnologías se refiere.

Jaime Salinas era hombre culto y bien comunicado con la cultura de su tiempo. No sólo fue un animador literario en España, también intervino vehementemente en fortalecer los lazos entre la literatura de las dos orillas, la de España y la de América Latina. No en vano, estuvo vinculado a Alianza Editorial y Alfaguara, dos editoriales españolas que han incluido a numerosos escritores americanos y colaboró con Carlos Barral, otro de los grandes nombres españoles relacionados con aquel continente y comprometido con la difusión de su literatura. 

Ya hemos comentado alguna que otra vez que somos conscientes de que una editorial precisa, como cualquier otra empresa, contar con un balance de beneficios que permita vivir decentemente a sus trabajadores y colaboradores, pero también que una editorial ha de estar comprometida con la cultura de un país, de una lengua. Precisamos buenas editoriales, del tamaño que sea, pero que ofrezcan calidad, mimen a los autores y a los lectores, sepan contribuir al fortalecimiento cultural del país en el que se desarrolle su actividad. Poco nos importa el tamaño en realidad: hay editoriales pequeñas cuya labor es más que encomiable; hay grandes editoriales que en vez de libros podrían producir churros o dedales y no se notaría mucho la diferencia.

Jaime Salinas era de los editores conscientes del material con que trabajaba y la importancia que tenían los libros más allá del beneficio que podían reportar. Introdujo el hábito de incluir el nombre del traductor cuando se trataba de obras en otro idioma y reforzó el diseño de los volúmenes, lo que demuestra hasta que punto le daba importancia a todas las personas que intervenían en el proceso de producción material del libro.

Aunque era hijo del poeta Pedro Salinas, no escribía, fue ante todo un animador cultural de primer orden, alguien que forma parte de la cultura de otro modo, no en la creación, pero sí en la difusión, algo que es realmente importante y cuyo recuerdo hemos de mantener siempre muy vivo. En un momento en el que al conglomerado de empresas del sector industrial se le llama “industrias culturales” es importante tener en cuenta la aportación de hombres como él, que poseían una perspectiva netamente humanista.

***********************************************

*******************************

UNA TARDE CUALQUIERA

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Íbamos a comprar caballo, íbamos casi de rodillas

como dos gorriones de extrarradio

hacia el extrarradio del mismo extrarradio,

como dos ángeles tontos a comer basura,

como dos peces secos en el interior,

cruzábamos las manos y rezábamos falsa plegaria,

íbamos en coche sin pensar en más nadie,

queríamos nuestra dosis como un pan caliente,

teníamos la sed de islas con agua en la cuchara,

dotábamos la vena de minucias y gangrena.

Estábamos al límite de sueños trasnochados,

íbamos como dos ciegos niños al pozo de Can Tunis,

presagiábamos la aurora al empezar la tarde,

nuestra tarde en una plaza con el tedio a nuestro lado,

era invierno y el cielo tenía tanto gris en su cima

que no paraban los felices en la calle ni un ratito,

lleguemos y vimos desde la autopista

a la policía montada y vimos que el patio

era una custodia en el plomo, no existía el color rosa,

decidimos rodear para entrar por puerta trasera,

andemos y andemos, nerviosos como pájaros,

yo con la mirada en las intenciones futuras,

tú indicándome el camino, nuestro camino helado,

al entrar nos vendían chutas, cundas, pipas y camelos,

 el oropel del cementerio ondeaba sibilino

como una bandera izada por todos y por nadie,

las gaviotas a lo lejos asustaban las palomas,

los escalofríos rodeaban la redada de hielo,

trastienda negra de la droga, romería y pesadilla.

Compremos el material, el culo se hizo agua,

ganas que son ganas adentro de la desgana,

al volver al coche otra vez la misma vuelta,

el atajo más largo, otra vez te diste callo,

subimos la rampa atada a un barranco de poca monta,

resbalemos por la cuesta del vicio y la barbarie,

al llegar a la vía de raíles y empedrado,

piedras sobre piedras, seudo-esguinces en los tobillos,

andar por una mala vía es desandar lo consabido,

al pasar la curva decidimos el veneno

y quitarnos la máscara rota y plena de contradicción,

yonquis, maderos y camellos, la misma rueda,

se protege tanto la vida que cuidarse es ya mentira:

vimos un tipo tumbado en mitad de la vía,

yo te dije: saquémoslo de aquí, o lo cogerá un tren.

Tú dijiste: -déjalo ahí, no te metas en marrones.

Lo saqué a rastras como pude, arrastré su pobre paz,

parecía estar el tipo ajeno a cualquier muerte.

Lo juro por los cascabeles vacíos de mi corazón.

Encontremos esquina donde poder darnos droga.

Yo temblaba, le había visto la quijada al diablo.

Era yo quien lo buscaba, pares o nones es el juego,

 flashes de los que acostumbrarse, destellos de linterna.

Era mi compañero de chuta y me dijo fríamente:

-Tranquilízate, pues algo habrá hecho,

yo ingenuamente le decía: algún ajuste de cuentas,

tú asentías mientras el mundo ya no te importaba,

estabas absorto otra vez en el útero de tu madre.

Callo que es el callo, lluvia sobre mojado.

Yo me agujereé la vena sin olvidar al tipo.

Me eché todo el pico en el descansillo.

Tú dijiste: ¡¡Te diste mala vía!!

¡¡Qué Sangría!! ¡¡Qué sacrilegio!!

(Morado vía crucis de senderos por mi piel),

un pico fuera de vía es un desperdicio, te dije yo.

Plastificadas bocanadas y monos en el rellano,

amoratados escondites, altares que son falsarios,

el futuro son espejos en los yonquis que te profanan,

Así son los precipicios, Así son estos parajes,

páramos olvidados, eran las horas del dulce exterminio.

Te los recuerdo esta tarde, por sí los olvidaste.

************************************************

************************************

 

El error

 

– No pudimos hacer otra cosa.

– Pero lo dejasteis tirado.

– ¿Qué otra cosa podíamos hacer? Nos sorprendió tanto lo que sucedió que no tuvimos capacidad de respuesta.

         Nadie añadió nada más. Me volví a preguntar en mi interior cómo hubiéramos podido evitarlo, aturdido aún como estaba y con no poca culpabilidad por lo sucedido, pero ¿acaso cabía la posibilidad de otra reacción, otra forma de planteárnoslo, otro modo de asumir entonces lo que estaba sucediendo y después lo que ocurrió?, nos los preguntábamos una y otra vez mientras salíamos de allí y sin necesidad de que ahora Oscar nos viniera con monsergas y nos plantara cara sin haber estado él en el banco, que ya veríamos cómo hubiera reaccionado él, me dije, porque una cosa es haberlo vivido, como nosotros, y otra muy distinta verlo desde la distancia. No era desde luego una cuestión cómoda. Quizá habría que preguntarse cómo fue que algo saliera mal cuando todo estaba, a nuestro entender, perfectamente planificado, todo preparado al dedillo sin que ningún detalle se nos escapara. Pero nunca se prepara todo a la perfección, siempre surge algo repentino, incontrolable, como en la vida misma, en un instante apenas.

– Volvédmelo a contar -La voz de Oscar sonó ruda, seca-. No os olvidéis de nada, hasta el detalle más nimio.

         Sonaba a que alguien habría de hacer una autocrítica bien pronto. Todos sabíamos cómo funcionaban esas cosas, una asamblea en algún lugar, nunca se sabía de antemano dónde, siempre se indicaba en el último momento, y luego alguien tenía que autoinculparse, fue culpa mía, no presté atención, me equivoqué.

         Claro que aquello era grave. Habíamos perdido a un compañero. Lo habíamos visto tirado en el suelo, ensangrentado.

– Pero de dónde porras salió ese fulano. -exclamó Tino.

– Era un policía. -dije yo.

– Cómo lo sabes.

– Lo supongo,  en el barrio hay muchos.

– Qué hacía en el banco.

– No lo sé.

– No debía de haber estado allí, tú lo sabes. -aquí Oscar parecía realmente entre enfurecido y decepcionado.

         No pude responder. Lo sabía, Oscar y yo lo sabíamos, él no debería de haber estado allí si es que era un policía. Pero tampoco estaba seguro. La policía está siempre en todas partes, pensé. Pero no lo dije. Claro que está en todas partes, me hubiera respondido Oscar, por eso preparamos los golpes al dedillo.

         Vaya guerrilla estábamos hechos, murmuró Oscar lo bastante alto como para que le escucháramos, el ejército de Sancho Villa. Con esto no derribamos la dictadura, pensé, no pude menos que darle la razón, ni mucho menos hacemos la revolución. Mucha teoría, muchos contactos, pero luego no vamos a ningún lado. Ni siquiera salíamos en los diarios. Ahora sí, claro, íbamos a salir, seguro, había tema, perdimos a un compañero y la prensa no tardaría en decir que no éramos operativos, no sólo éramos pocos y alejados de la población, además no sabíamos hacer nada, ni un atraco en una sucursal de barrio, hasta los choros más colgados eran capaces de proezas superiores.

         Oscar tiró el cigarrillo al suelo. Estaba realmente irritado. No le gustaba que las cosas salieran mal, pero aquello había sido además un desastre. Me miró. Noté el reproche en su mirada.

– No tienes nada que decir. -me preguntó.

         Los otros no me miraron. No entendieron el trasfondo de la pregunta. Pensaban que se estaba desahogando conmigo.

– Él no tiene la culpa. -Dijo alguien, creo que Tino.

– Ya lo sé. -replicó Oscar.

         De nuevo se hizo un silencio hosco. Me levanté. Me sentía mal y era verdad, consideré, yo debía haber tenido el asunto cerrado: me sentía culpable. Es cierto que no desde un punto de vista técnico, pero había cosas que debía haber previsto. Me puse la chaqueta y miré a Oscar.

– Marchas. -me preguntó.

– Necesito tomar el aire.

– Nos iremos pronto, nos vemos mañana.

– Vale.

         Salí a la calle. Como era costumbre, miré hacia ambos lados para asegurarme de que nadie acechaba. Esta vez, además, podían habernos localizado. Quizá no estuviera muerto, sólo herido, y a esta hora la policía le había sacado toda la información posible. Aunque Tino aseguraba que estaba muerto, absolutamente. Pero podían asociarlo a nosotros, pese a todo, yo no lo tenía tan seguro.

         Hacía frío. Decidí bajar al barrio portuario. Allí localizaría a Murgaín. Era eso lo que Oscar me estaba diciendo: localiza a tu contacto, que te diga qué porras pasó. Yo era el que lo conocía, el que hablaba con él. Los demás no sabían nada, sólo Oscar y yo. A Oscar le gustaría conocerlo, pero era peligroso, ya estaba muy fichado, resultaba arriesgado que se les viera juntos.

         Mientras caminaba por las calles estrechas del barrio portuario, pensé que todo aquello no tenía sentido, ninguno. La gente, además, no se levantaba. Qué porras pasaba en este país, pensé con desánimo. Cualquier sacrificio resultaba nulo. Llegué a la cafetería. Inmenso el local, como siempre lleno, busqué con la mirada. Lo vi en una mesa apartada, leyendo el periódico. Me acerqué.

– Qué pasó. -me preguntó sin mirarme.

– Perdimos a uno. -dije al sentarme frente a él.

– Ya lo sé, me lo dijeron en comisaría. Pero cómo ocurrió.

– Salió un tipo, creo que policía.

– No lo creo, lo hubiera sabido.

– Entonces quién era, tal vez un guardia privado.

– No, tampoco.

– No sé, sea lo que fuere estaba armado.

– Disparó contra vosotros.

– Sí, por sorpresa y le dio al Indio.

         Murgaín lanzó una palabrota. Debía de estar enfadado, nunca soltaba tacos, su lengua era siempre pulcra.

– Yo me ocupé de todo -me dijo-, no debía de haber ningún policía y no lo hubo, te lo aseguro, pero algo salió mal, ni una palabra malsonante, mucho menos un juramento sacrílego.

– Nadie te echa la culpa.

– Lo sé, pero es una debilidad, un fallo enorme.

– Supongo que la próxima vez no nos fiaremos tanto.

– Pero es una pérdida terrible.

         Pensé en el Indio, tan silencioso, tan discreto. Lamenté no haberle conocido más. Murgaín me miró apenado.

– Estas cosas ocurren.

– Lo sé. Es la vida.

– La próxima vez saldrá bien.

         Miré por la ventana. Estaba anocheciendo.

Juan A. Herrero Díez

**************************************************

***********************************

 

SELECCIÓN DE RELATOS BREVES

POR MAXIMILIANO SPREAF

 

Solemnes

 

Los viejos que estaban pateando al pibe habían bajado

sonoramente por las escaleras.

Tenían palos, escobas, hasta había uno con un pequeño cuchillo

en su mano derecha.

Eran tres, pequeños, una mujer y dos hombres.

La mujer tenía un porro de marihuana en sus labios, ardiendo.

Tendría unos setenta años, ropa de turista y borceguíes azul

Francia. Era la más violenta, no paraba de sacudir su escoba sobre

la espalda del niño que se retorcía en el piso.

Uno de los hombres tenía un vestido negro, de esos de fiesta

familiar de sábado por la tarde, y una vincha en su pelo gris que

lucia como un trapo de piso que hacia años estaba tirado sobre su

cabeza. Era el del cuchillito, con el escindía la frente del joven

con inscripciones tales como “truhán” y “veneno”. El que

quedaba miraba toda la escena y se babeaba, era el mas anciano,

parecía eterno, un Matusalén suburbano, enloquecido y vil.

Relojeaba por entre unos gruesos lentes la situación y parecía

calentar motores para dar el golpe de gracia con un madero

redondo y negro que tenia entre sus añejas manos. La vereda de

esa calle era un infierno bello, dantesco a más no poder y elevado

a los cielos de la ultraviolencia senil. El pibito no paraba de

recibir golpes, se tomaba la cabeza, la espalda y las piernas, todo

en una veloz y repetitiva acción. Gritaba. Escupía sangre. Lloraba.

Tenia una camisa verde agua que se estaba convirtiendo de a poco

en un harapo grisáceo, entre la mugre de la vereda y su sangre.

La vieja del porro ardiente se estaba quedando sin escoba ya, se

deshacía en sus manos, convirtiéndose en astillas que quedaban

en el piso y el cuerpo del pobre niño. De pronto el mas anciano, el

que se babeaba, que ya se había orinado encima también, pego un

grito tremendo, como un relámpago: “Basta ya!!! Salgan!!!

……..Que ahora es solo mío !!!!!”

Su voz era nueva, jovial, fuertísima, hacia dudar de la realidad

horrible que mostraba.

Elevo el madero redondo por sobre su cabeza, se arrodillo junto al

joven, que aun era golpeado ya débilmente por la vieja de los

borceguíes azul Francia y con un golpe certero, seco y

endiablado, le partió la cabeza al pequeño. Se escucho un ruido

como de un pomelo estrellado contra una pared, y un

pequeñísimo quejido de muerte. El ancianisimo se levanto a duras

penas, contemplando la masacre, sudado, meado y aturdido. Sin

decir una palabra, los tres viejos subieron las escaleras,

ayudándose entre ellos, a duras penas, con una sonrisa radiante en

sus caras. El viejo del cuchillito dijo: “Solemne será tu madre,

pendejo desubicado…….” Y escupió el piso mientras se

acomodaba el vestido. 

 

***

 

Enamorado

 

Entre todos llevaron el pedazo de madera adentro de la casa y lo

pusieron en el piso del comedor. Los hermanos lo miraban ahora

con curiosidad. El viejo les había dicho que se los regalaba solo si

lo iban a cuidar bien, porque dentro del leño vivían las mariposas

que el había rescatado de su estomago cuando era joven y estaba

enamorado. Ellos accedieron y se quedaron con el madero. El

viejo pronto se fue, rápido, dando saltitos y riendo despacio.

Ahora querían ver las dichosas mariposas. Pero el pedazo de

tronco era un solo bloque macizo. Era imposible que algo

sobreviviera ahí dentro. Lo observaron unos minutos y se dieron

cuenta que el viejo los había engañado. Nunca pudo sacar las

mariposas de su panza y meterlas ahí dentro. Lo que si pudo hacer

fue dejar de sentir, y crear un misterio envuelto para regalo en un

pedazo de madera. Nunca iban a saber si alguna vez en verdad

estuvo enamorado.

***

El Perro

 

Se levanto temprano porque le pedían a gritos que abra la puerta.

Alguien golpeaba y gritaba en su puerta esa mañana.

No entendía, estaba aturdida de sueño todavía, con la resaca de la

noche anterior. Tanteo con su mano derecha el celular, que se

había convertido hacia unos años ya en su reloj despertador, eran

las siete y media de la mañana. Generalmente a esa hora ella era

nadie. No existía.

Habían pasado meses desde el día que se quedo sin trabajo.

Mirando el celular, y escuchando los golpes y los gritos,

recordaba la caminata de regreso a su casa en la mañana que la

despidieron diciéndole que había finalizado su contrato con la

empresa. Se lo venia venir, hacia unas semanas varias de sus

compañeras de trabajo le decían que estaban cerca de los tres

meses de contrato y que en cualquier momento quedaban

afuera.,sin posibilidades de seguir trabajando ya que la empresa

tenia planes de reducir personal porque las cosas no andaban del

todo bien.

Los gritos y los golpes seguían. Era una mujer la del otro lado de

la puerta. Se la notaba desesperada, no paraba de dar fortísimos

golpes en la chapa de la puerta, como si quisiera derribarla. Ella

no alcanzaba a distinguir si era una voz conocida, ni siquiera

podía distinguir lo que gritaba. Trato de levantarse, busco con los

ojos casi cerrados algo de ropa. No veía nada. Los golpes se

hacían cada vez más violentos. Se sumaron varias voces.

Hombres y mujeres que gritaban con desesperación. Logro

entender que lo que decían era su nombre. Martina. Pero nada

mas, las demás palabras se morían en el intento de ser descifradas

por su cerebro, que en ese momento solo atinaba a poner en

funcionamiento débilmente sus piernas. Intentaba abrir más los

ojos, en esa intentona alcanzo a distinguir un resplandor que lo

atribuyo rápidamente a la ventana que tenia al lado casi de su

cama y por la que se metía a diario el sol y el ruido de los pibes

que jugaban en la calle, como era costumbre en su barrio.

Se recostó de nuevo, viendo que no había reacción en su cuerpo

para hacer nada.

Empezó a divagar, a recordar el barrio de cuando era una nena.

Todo había cambiado ahora. Desde la arquitectura hasta la misma

gente del barrio. La gente era distinta. Cuando era una niña había

jugado mucho en una especie de bosque de eucaliptos que había a

unas cuadras de su casa. Era todo un misterio entrar ahí y

descubrir las cosas que pasaban. Se acordaba de haber escuchado

las historias más escabrosas y más inverosímiles que

supuestamente habían pasado allí.

Desde hombres lobos, hasta suicidas frustrados que se colgaban

de los añosos árboles, haciendo una muy mala elección para

terminar con su vida. Porque es sabido que las ramas de los

eucaliptos son de las que más fácil se quiebran cuando el árbol ya

tiene varios años, y era así que en su intento lo único que lograban

era partirse en dos una pierna o la cadera.

Recordó que una vez caminando por los senderos que la misma

gente de tanto pasar una y otra vez habían dibujado entre los

árboles, encontró, no ya un suicida tratando de acabar con su

sufrimiento, sino un perro de gran tamaño, un doberman, atado

por el cuello con un grueso alambre y oscilando de un lado al otro

colgado de una gruesa rama. Se quedo paralizada de miedo ante la

escena. El perro aun estaba vivo y agonizaba lentamente. Se

pregunto quien le había hecho eso, y automáticamente le vino a la

cabeza la imagen de Vilma, su vecina, que odiaba a los perros y

mas de una vez la había escuchado decir que habría que matarlos

a todos o llamar de una buena vez a la perrera para que viniera

con sus lazos a llevárselos del barrio. Se quedo mirando el perro

colgado, aterrada. Sabía que no podía hacer nada. No tenia el

valor siquiera de acercarse un poco mas al animal. Hasta tenía

miedo de que al tratar de liberarlo o con solo acercarse, el perro se

soltara de golpe y la atacara. Comenzó a correr, alejándose

velozmente de ahí, mientras las lágrimas se agolpaban en sus

ojos.

Los golpes en la puerta se trasladaron también a la ventana.

Estallo el vidrio y la saco de sus recuerdos.

La casa se quemaba. Como su niñez.

***

Lunes

 

Nublado, aburrido, malpensado día el de hoy. No va a haber sol

que saque a relucir las carnes grises de los viejos y los psicópatas.

El se canso de su propia culpa y colgó una soga al amparo de su

inconciencia.

Ella no quiere que la lastimen más diciéndole narigona de mierda.

El despisto en una relación demasiado fuerte para su destino de

cartonero.

Ella ve que acostarse con su padre no fue la solución a ninguno de

sus problemas.

El se acuerda de la nena que dejo caer al vacío.

Ella se arranco la cabeza una noche y mato de veintidós puñaladas

su dignidad.

El corre sin mirar a los costados.

Ella se tropezó con su propio abrazo y se lo llevo de parranda.

El no la quiere ni cruzar porque no sabría que decirle.

Somos todos.

*************************************************************

********************************

 

SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER*

*Próxima entrevista en Nevando en la Guinea

 

DESDE  LA  MÁGICA  UNIDAD  DE  MI  VIDA

Desde la mágica unidad de mi vida

rebosante de la fragilidad que le es propia

me aglutino e intento conocer el sentido

de mi efímera existencia,

la que he preñado de principios y objetivos

para intentar no deberme nada

cuando la gran hacedora de la naturaleza

me reclame para ejecutar su causa

dar fin a todo lo nacido,

pero mientras esa inevitable cita no me alcance

sigo construyendo el camino de mi destino

drenándolo con amor, afirmándolo con razones

y despejando su libertad de salteadores,

en esa tarea estoy, que esa capaz de lograrlo

se sabrá en el menos esperado de los momentos,

ahora sigo abierto al camino del conocimiento

y al de la vida con todos mis mejores afectos.

***

 

VENTEAR  DESDE  LA  PRIVILEGIADA  POSICIÓN

 

Ventear desde la privilegiada posición

que su sensibilidad le otorga

y observar con cuidado detalle

los acontecimientos que en el mundo se desarrollan,

para lanzarse sobre ellos

y destriparlos hasta diseccionar todos sus miembros

es la misión del auténtico poeta

debe ser perro de su tiempo.

***

 

VIVIR  EN  MARES  DE  ZOZOBRA

 

Vivir en mares de zozobra,

tormentas y tribulaciones

no es el único destino

que lleva a los hombres

al puerto de la creatividad

ni siquiera es única la senda

de la azarosa y dulce ventura,

pues el talento, la sensibilidad y la emoción

al margen de los caminos que oyen los humanos

debe ser intensamente canalizado

para bucear en las inquietudes del alma humana,

en esa búsqueda llena de dedicación y esfuerzo

debe lograrse la satisfacción en el hallazgo,

ser poeta es ser notario de las emociones de su tiempo,

enfrentándose a la vida

empapándose y absorbiendo el elixir

de la creatividad poética.

*****************************************

****************************

 

 

DESDE SAN MARTÍN DE LOS ANDES

PATAGONIA (ARGENTINA)

ANA MARÍA MANCEDA

 

LA DUEÑA DEL MUNDO

 

Es irónico, al menos risueño, ir en un bus hacia el trabajo

una mañana de primavera y sentirse la dueña del mundo

porque sí, porque los ojos inmensos brillan , el cerebro bulle de proyectos y las hormonas esclavizan el cuerpo.

Soy la dueña del mundo.  Vivo al límite, por eso he llorado y he escrito un poema esta mañana, tan solo esta mañana por la guerra de Viet-Nam.

 El otro día, la semana pasada fue por lo de la FAO.¡ Hay hambre en el mundo! Mientras la lluvia cae insobornable sobre la historia, arrasando las espigas y las esperanzas. La sequía acecha, el desierto acecha. Y los pájaros  cantan sobre la tierra.

Soy la dueña del mundo, no me alcanza el tiempo, aún a los dueños del mundo no les alcanza el tiempo.

Por la tarde, mientras el sol se cuelga e insiste empujando los vitrales del subsuelo , ayudado por los aromas de las flores del bosque que abraza  a la Facultad, me sorprende extasiada mirando por el microscopio ; una célula vegetal o la espora de un hongo o el perfecto cristal de una roca.

 Yo extasiada, y no me alcanza el tiempo.

Por la noche el azar me lleva , el tiempo tampoco alcanza

las estrellas se alejan, mis manos, mi cuerpo no pueden seguirlas

quizás mi cerebro. sí mi cerebro, sí mi cerebro.

Amanece. La dueña del mundo comienza su ebullición.

Ocurren tantas cosas en el planeta y la familia sigue la estúpida, nociva

tarea de autodestruirse, mientras ocurren tantas cosas en el planeta.

La lluvia cae y el desierto acecha. Los pájaros siempre cantan.

Olores, jazmines, río , noche húmeda. sabores, panchos, pizzas, asados.

Crepúsculo y cerveza. Amores. Libros, libros, libros. Música, amigos,

se juega a ser hippie, bellos, comprometidos. Recitamos poemas en francés.

Es irónico, al menos risueño ir en un bus y sentirse, porque sí,

la dueña del mundo. Hace mucho, mucho tiempo. Ahora es más irónico aún.

Amanece,  caen copos de nieve en mi jardín

 en la cama, un cuaderno,  una lapicera y mi cerebro

sí , mi cerebro ¡ Flasch! Y soy la dueña del mundo.******

*********************************************

********************************

 

SELECCIÓN DE POEMAS (2011)

POR PABLO VOLUMEN

 

El de Alabama 

Lo teníamos preparado,
lo habíamos ensayado
no sé cuántas veces.

Era tan fácil como tocar
esa canción de los Simon y Garfunkel,
como quedarte en la cama por la mañana,
como decirle que sí a la rubia,
como decirle que sí a la morena,
como decir que sí
al trago que te ofrece tu colega.

Era tan fácil
como no decir nada,
como decir
que nos lo había enseñado
el de Alabama.

***

Ya sabes… 

tenía lo poco
de los que se quedan
hasta las tantas,
que eran demasiados.

tenía el sonido
de las paredes
que atraviesan voces,
cuadros caídos.

tenía la pregunta
que me gustaba
cuando se mesaba el pelo,
cuando se cruzaba
en viajes cortos.

tenía algunas palabras,
no sé cuántos años
y muchos escritos.

Ella tenía algo,
y yo,
algo que decir.

***

El círculo 

Annabel Lee se levantaba sin rechistar
e iba directa al centro de la ciudad
para celebrar la meada matinal
en el agujero vertical de la Luna.

Después se frotaba los ojos
con sus manos de cuarzo
para rayar la piedra de esos párpados
que sufren sobrepeso.

La flor de lis nos llamaba la atención
aunque no éramos Boy Scouts,
y el reloj de la torre pasaba las horas
cerca de la puerta de la Cámara Municipal.

La bandera de la unión se enarbolaba,
se mecía en lo alto de la torre,
ondeaba sus cruces.

El oxígeno se sentía fatigado
y se apoyaba en la barandilla
para bajar las escaleras,
acercándose al círculo,
donde una multitud de críos
hacía un corro con la manos sueltas.

Disfrutaban de la fuente sin memoria,
riendo, persiguiéndose,
mojándose el uno al otro,
echando agua a las palomas.

Los padres hacían la tangente,
con la toalla preparada,
orgullosos de sus hijos.

Los que iban a la par
eran independientes,
eran individuos,
iban a su bola,
estaban en otro plano,
mintiéndose al oído,
tapándose la boca.

Cerca de mí
una familia Pakistaní
en la base de un banco,
comiendo helado,
helados,
pensando sólo en el helado,
empezando a la vez,
terminando a la vez,
totalmente sincronizados.

Los indigentes me miraban,
paseaban a mi lado,
tosiendo para disimular,
ofreciéndome limosna.

Pero el lápiz no escribía,
se lo gastaba todo en bebida,
lejos,
muy cerca del círculo,
bebiendo vino,
tomando nota.

************************************************

*********************************

MARÍA ISABEL BUGNON

(ESCRITOS)

 

Palabras

 

El amanecer  se llena,

De colores y sonidos.

Tus palabras me hechizan,

a través de tu música.

Tus pensamientos  de poeta  tienen,

la magia de hacer pensar,

me invitan a soñar.

Solo me tengo que animar a volar,

subida en un murmullo de palabras,

palabras que forman rondas,

enredan a mi corazón,

lo hacen sentir

reír, soñar, amar,

palabras transformadas,

en poesías.

***

SUEÑOS DE AMOR

(MICRORELATO)

Los pensamientos hilvanan sueños, su corazón henchido de felicidad añorando el

momento de desplegar sus alas ,emprender su vuelo hacia la libertad total, empezar

una nueva vida, soñar con un amanecer rojizo, noches tranquilas  en las cuales, el toro

del Paraná sale a buscar su sustento diario.

Allí  en las riberas  construirá su morada .

En el taller, mientras modela cada pieza de madera, lo acompañara  un mate ,

amigo fiel que sabe de sus alegrías ,tristezas , penas del corazón .

El susurro del río que se duerme recostado en las barrancas,

el vuelo de las  garzas dejara una estela, en el infinito azul.

La flor del Irupé, danzara en el espejo de cristal deslizándose  suavemente, el lapacho

en flor tendera una alfombra  blanca ,sobre ella depositara  su cuerpo,  se entregara

al descanso  después de una larga jornada.

Cerraras los ojos, vendrá a tu mente la figura esbelta ,vestida con una túnica blanca,

Iluminada  por la suave  luz de las estrellas, en su pelo  lleva  una bincha   de flores de

Ceibo, en la cintura un cinto de caracoles.

Sus pies descalzos ,se hunden en la arena, que los acaricia suavemente ,la brisa juega

Con sus cabellos ,los rayos de luz de la luna ,besan  dulcemente su piel, se acerca hasta

su lecho, siente  el aroma de su piel, la alza  en sus brazos ,depositándola  suavemente

sobre la alfombra de flores del lapacho blanco.

Allí muy despacito  bebe el néctar de sus labios ,aspira el perfume de su cuerpo,

Sus  dedos se  deleitan en cada pliegue,  acariciándolo  como si

Tensara las cuerdas de su guitarra, sus gemidos  son melodías hecha zamba  que se

Pierden en la noche estrellada.

Sus cuerpos unidos, acunados  por el murmullo  del río Paraná que corre mansamente,

Llevándose el  perfume de una noche  de sueño y amor.

Ganador a la excelencia del poeta, en el concurso del poeta virtual en la pagina, poetas iberoamericanos.

***

QUISPE Y UKARA

Se despertó muy temprano ,se sentó en la cama ,cepillo su larga cabellera color azabache, tomo su desaville rosa ,cubrió su cuerpo desnudo, se acercó a la ventana ,abrió lentamente  sus postigos para dejar pasar la claridad de tan bella mañana , observo su jardín un poco opacado por   el frío del invierno, saludo a sus plantas

Con un ¡buenos días hermosas! como lo hacia todas las mañanas .

Se sentía rara , como que ese día seria especial, que marcaría a fuego su vida, uña nueva etapa estaba por empezar para ella .

Prendió su ordenador ,mientras se hacia un café, cuando entro a su correo personal ,algo le llamo la atención , en You Tube un tema de los nocheros ,”cae una lagrima” su grupo musical folklórico que mas le gustaba por el romanticismo de sus canciones.

Se lo mandaba  alguien  que no tenia nombre ,algo un poco misterioso,  le siguió  el juego ,pero  ella sentía  que en su estomago danzaban mariposas, debajo de su desavillé rosa, su piel se erizaba , transpiraba ,cuando al abrir su ordenador  y encontrarlo allí en un murmullo de palabras llenas de ternura y erotismo.

Una mañana al entrar grande fue su sorpresa  al no encontrar ningún mensaje ,pero si allí estaba el, ese hombre misterioso que le llenaba el alma  de poemas ,su corazón se abalanzaba  dentro de su pecho.

El le dijo buenos días ,¿Cómo estas? ella respondió ,bien .¿quien eres? El le dijo, un admirador ,te sigo desde hace mucho tiempo ,por casualidad logre averiguar tu correo y acá estoy  tratando de entablar una bella amistad  con una mujer como tu ,inteligente ,educada simpática  y muy interesante.

A ella no le pareció mal ,llegaban las seis de la mañana y  estaba allí esperándolo, se fue convirtiendo en la cita diaria , era como  un brebaje ,que tenia que tomar para estar todo el día feliz.

Pasaba el tiempo  y empezaban a conocerse  cada día mas ,ella quería saber como se llamaba ,el le dijo ,¿Por qué no me pones tu un nombre? ella acepto con gran alegría y lo bautizo  QUISPE  (brillo, esplendor, espíritu solidario)le causo gracia ,pero lo acepto  con cariño, también el quería saber su nombre ,le contesto lo mismo ,puedes ponerme el que mas te guste y así  nació UKARA (rocío de la mañana)porque el la imaginaba  como si fuera una reina, frágil, transparente, una cabellera  azabache, larga cayendo  sobre los hombros  como una cascada  ,deslizándose  hasta la cintura, una túnica blanca  larga ,con los pies descalzos  caminando sobre las barrancas del Paraná.

Ukara fue tejiendo esa hermosa historia de amor  sobre ese ser misterioso ,el cual ella  le llamaba QUISPE.

Cuando hablaba con Quispe ,el la colmada de palabras dulces de momentos simples,

Pero inolvidables.

Un día UKARA  le declaro su amor  a ese ser especial , a su QUISPE, grande fue su sorpresa  cuando QUISPE le dijo  que solo la quería como una amiga ,que ella era especial  para  el,  pero no la amaba ,no quería verla sufrir .

Por días  y noches UKARA, deambulo  por la  orilla  del río, sus aguas cristalinas le devolvían una imagen triste ,abatida  por el sufrimiento.

Una mañana encontró en su ordenador  una carta de QUISPE que le decía que se iba de viaje  a disfrutar de unas merecidas vacaciones, UKARA  sintió que su corazón  se rompía en pedazos , las astillas  de ese amor  se desintegraban en el espacio, sus ojos no podían evitar  que las lagrimas  brotaran a mares ,se deslizaran y bañaran ese rostro angelical.

Se sentía tan desganada ,su alma  oscura y fría ,no encontraba sentido a su vida ,la soledad le robaba la cordura, cuando  mas sola  su alma estaba ,mas débil la razón.

Imaginaba  el mar ,sus olas elevarse ,envolver ese barco de sueños  que esperaba  con tantas ansias ,el sol se va escondiendo  muy despacito  sobre un horizonte rojizo, el  cielo oscureciendo  lentamente ,la noche empieza a deslizar  su manto oscuro  sobre la tierra, la oscuridad parecía cubrir su mente  en tristeza, soledad, desazón, dolor ,angustia.

QUISPE se había marchado  con una despedida  fría ,inclusive le decía que no sabia si regresaría  porque no quería que UKARA sufriera.

UKARA lo esperaba día y noche  en su ordenador ,era la única  cosa que acortaba  esa distancia  que la separaba de ese amor  no correspondido.

UKARA  paseaba su tristeza ,por las noches  caminaba  por las barrancas del Paraná  imaginando amaneceres junto  a  QUISPE,  pensándolo ,preguntándose  en donde estaría ,si pensaría el ella ,si otra mujer calentaría su cama, besaría sus labios ,bebería el sudor de su cuerpo ,dibujaría   ese cuerpo moreno con sus dedos .

QUISPE volvió de su viaje ,la busco para contarle  lo que había  disfrutado  de sus vacaciones ,pero no la encontró allí, UKARA  ya no entraba a su ordenador , no revisaba sus correos, porque sabia que el ya no le escribía

Ese amor a la distancia  le robaba el sueño por la noches, la llenaba de alegría con solo pensarlo ,imaginaba que quizás algún día  lograrían conocerse  y  QUISPE llegar a amarla .

En el  invierno Argentino el llegaba  a  visitar a sus familiares ,le había prometido a UKARA  que la llamaría por teléfono  ,concertarían una cita ,buscarían un lugar paradisíaco y cenarían a la luz de las velas ,UKARA lo amaba tanto que creía en todo lo que QUISPE le decía ,espero esa llamada ,todo fue en vano ,el llego visito su familia ,sus amores que tenia a montones ,mujeres que el ilusionaba con sus palabras hermosas.

UKARA, era tan grande el amor que sentía por QUISPE  que no se daba cuenta  que el jugaba con sus sentimientos  sinceros ,puros,  verdaderos.

QUISPE regreso a su país  sin avisarle  nada ,desde allí  le escribió un mensaje  diciéndole  que no había tenido tiempo de llamarla ,que volvería en primavera y se encontrarían, que lo espere, pero UKARA  sentía que la vida  se le iba, que no tenia sentido seguir esperándolo.

Empezó a decaer ,de su rostro  se fue borrando  esa hermosa sonrisa  que tenia ,de sus ojos  negros el brillo de felicidad  se fue opacando  por la tristeza, su corazón ya no quería seguir  mas.

QUISPE le había dejado  una herida  que sangraba  día y noche  debilitando su alma , inmersa en esa soledad  que sentía  la encontró la parka ,dormida en las barrancas del río Paraná.

El cielo recibió un ángel ,esa reina que murió de  amor por  QUISPE, ese hombre  que no supo  o no pudo amarla  como ella lo amaba .

KAMALI

***************************************************

************************************

SELECCIÓN DE POEMAS

POR CRISTIAN CLAUDIO CASADEY JARAI

Pensamientos

 

Piensas en palabras vacías

Que de alguna manera

Intentan llenar tus pensamientos

Pero no lo consiguen

Siempre siguen vacías

No hay nada

No hay nada

Solo frustración

Frustración e impotencia

Impotencia y frustración

Pues es la cruel realidad

Y no se puede escapar de ella.

***

Vendedores de mentiras

Vendedores de promesas

Que ninguna se respetará

Que ninguna se cumplirá

Más palabras vacías

Más frases sin sentido

Solo armonía

Desprovista de centros tonales

Solo ritmo

Sin pulso firme

Solo melodías

Puramente atonales.

***

Mi perro es fascista

Se despierta y entona Faccetta Nera

Se pone su camisa negra

Y sueña con conquistar Abisinia

Mi perro es fascista

Se acuesta y canta Giovinezza

Acomoda su fascio

Y sueña con revivir el Imperio Romano

Mi perro es fascista

Ante los problemas silba Me ne fregó

Organiza su corporación

Y lee a Evola…

Es un perro extraño…

***

Escucho por Internet la radio

Radio 10

Y el negro Oro sigue haciendo apología del pornoperonismo

Él mismo es un pornoperonista

Peronismo prostituido

Desnudo de ideología

Vendido al dinero

Pornoperonismo

Cuyo máximo exponente

Es una gran meretriz

Que lleva el destino de la nación

Hacia el Apocalipsis.

***

Cualquier juez sucio

Corrupto e infame

Puede llegar alto

Muy alto

Pues con dinero todo se puede

Sin dinero solo hay cárcel

Y censura

Y silencio

Nada peor que un abogado

Nada peor que un notario

Inmundicias que corroen al mundo

Con sus excrementos filosóficos

Con su ambición desmedida

Con su amoralidad soberana.

***********************************************

*************************************

CÁBALAS Y OCULTACIONES

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

CONCLUSIÓN

 

A mi padre.

 

La tranquilidad de la vida es fragmentada,

la ilusión de la vida es un breve momento,

un breve momento es la soledad buscada

y la soledad hallada es un largo fragmento,

la verdad buscada es hallazgo y descontento,

descontento y fragmento es la dicha hallada,

la reencontrada se guarda en el sentimiento,

la felicidad y la libertad son cima igualada,

caducidad fechada en continuo detrimento,

la muerte es la última compañera asegurada,

es lo único perpetuo entre tanto fragmento.

***

LA BICICLETA

 

Veo a mi bicicleta gastada

como se la come el tiempo,

allí en su rincón sin usarse,

el tiempo se la traga

y yo la miro y me canso

de mirarla quieta y polvorienta,

parece un hombre olvidado,

olvidado por la vida. 

***

SOPA DE LETRAS

 

Si ser normal es ser mediocre

Si ser mediocre no es normal

Si ser subnormal es ser mediocre

Si llamamos al mediocre anormal

Si ser anormal ahora es óbice

Si hacer óbice es mediocridad

Si ser mediocre también es óbice

Hacemos óbice por la superioridad

Si la superioridad no es óbice

¿¿La supremacía no es divinidad??

¿¿Lo divino es mera deidad??

¿¿Nombrar Verdad??¿¿Hombre o ProNombre??

¿¿Qué es lo normal?? ¿¿Cuál es el nombre??

-Hombre Banal-

Si ser banal es ser mediocre

¿¿¿También es óbice la banalidad???

Si la banalidad es vana mediocridad

¿¿Es vano el hombre y su vanidad??

La vanidad resume al hombre

Lo peculiar omite el nombre

Y hace óbice en la peculiaridad

Yo me conformo con ser peculiar

Si tienes la peculiaridad de ser mediocre

Yo quiero ser mediocridad

Si la mediocridad es también óbice

¿¿¿Por qué no puedo ser normal???

Ser sin nombrar, Ser sin nombre

Ser un hombre, Ser sin más

***

EL HOMBRE MECÁNICO

 

La noche del primer Sábado de Mayo,

A las 23.16 -¿cómo es posible?-

Aparecerás entre humo y mediana luz,

Aparecerás como el polvo azul en un ladrillo,

Como una aurora que presume de inalcanzable,

Como el esperma de una ballena penetrada.

Aparecerás transeúnte y silencioso,

Meridional y transitorio,

Circunstancial e insultante.

Querrás acaparar toda nuestra atención.

Nos enseñarás a ver lo que no queremos ver.

Conseguirás aburrirnos como siempre.

Verás nacer una estrella entre adalides

de bohemia, plagados ellos de vacuidad,

Creerás pertenecer a no sé qué causa

ejemplar y alucinante, temporal e improvisada,

con no sé qué éticas harás honores cegados

entre no sé qué destino abanderado,

de no sé qué moral creerás tener la norma

domesticada bajo tu compañía edulcorada,

pero serás el mismo hombre pelmazo,

el mismo plasta de todos mis Sábados nocturnos,

aquel que sin conocer el trayecto

lo sigue con suma perfección,

aquel que se deja llevar por la mística

del hay que probarlo todo,

aquel hombre mecánico

que vino por estos lugares hace doce años

y lo echemos a la calle a patadas

y se fue tan inercialmente como antes vino. 

*************************************************

**********************************

********************

**********

****

**

*

7º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

7º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

7º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºLI* de la 2ª Etapa/01-01-2011

 

EDITORIAL LI

Propiedad intelectual

 

Este último mes de diciembre se discutió en el Parlamento Español una Propuesta de Ley presentada por el Grupo Socialista que intentaba perseguir la denominada piratería informática y que afecta sobre todo al cine y a la música. La propuesta no salió adelante al no contar el PSOE con mayoría suficiente para aprobarla y votar todo el resto de grupos parlamentarios en contra.

Una parte, la partidaria de la propuesta, afirma defender al sector de la creación, nos dice que los creadores no podrían vivir de su obra si no hay un mecanismo que les permita el cobro de sus derechos de autor, y de paso sirve para proteger una industria compuesta por productoras, editoras de música, editoriales, distribuidoras o tiendas, con miles de puestos de trabajo, y que se verían todos afectadas por la impunidad que se da, dícese, en internet. En la otra parte, la opuesta a la Proposición, confluye un sinfín de posturas, algunas de las cuales claman por la libertad de creación y distribución, se oponen a la mercantilización de la cultura y optan por nuevos formatos.

Como en la vida misma, en medio hay toda una gama de colores que indican que las cosas no son ni blancas ni negras. Partimos de un hecho: en España, al igual que en Europa y el resto del mundo, rige un modelo económico capitalista en el que todo se vende y se compra. Nos puede gustar poco este modelo, que nos gusta poco, pero hay que ser conscientes de ello a la hora de tomar una postura a corto y medio plazo sobre derechos a unos ingresos adecuados por el trabajo, en este caso trabajo intelectual, mientras no se ponga sobre la mesa la posibilidad de desarrollar otro modelo económico, que nada nos gustaría más. Además, el capitalismo salvaje de los últimos veinte años lo ha mercantilizado todo de un modo brutal y la cultura no ha escapado a este fenómeno. Dicho esto, hay que matizar mucho las posiciones.

Es justo que los creadores -escritores, músicos, cineastas- puedan vivir de su obra. Detrás de cada libro, de cada disco de músico o de cada película hay mucho trabajo, no sólo de los autores, que han puesto horas de su vida para sacar su obra, sino de editores, técnicos, traductores, distribuidores, etc. Pero muchos nos tememos que los mecanismos creados para defender pretendidamente a los autores no les defienden tanto, los cuales muchas veces apenas se llevan estos una parte mínima del pastel mientras que vemos como algunas sociedades persiguen aquí y acullá cualquier ámbito donde se da a conocer una obra del tipo que sea. Hemos oído en los medios de comunicación como la SGAE ha llegado a pedir una tasa por emitir canciones en bodas o en peluquerías, mientras que se ha planteado cobrar un euro por el préstamo de libros en las bibliotecas públicas. Además, quienes conocemos, como es nuestro caso, el mundo editorial, menos afectado por la “piratería”, sabemos hasta que punto se impone una absoluta precariedad laboral a sus trabajadores, todos tenemos en mente algunas grandes empresas del sector cuyo comportamiento hacia los trabajadores o, según ellos denominan, los colaboradores rozan la precariedad más absoluta, lo que nos lleva a sorprendernos que clamen ahora por los puestos de trabajo. Sospechamos que otras grandes empresas de los sectores culturales no les van mucho a la zaga. Que esto es otro asunto, puede ser, pero se está utilizando el trabajo como argumento en el debate.

Y qué duda cabe que el debate viene planteado por la aparición de Internet, que es una herramienta tecnológica que ha modificado por completo el mundo la difusión de ideas y de obras culturales y para la cual las reglamentaciones habidas hasta el momento sirven poco. Es verdad que la red permite que nos bajemos mucha música y no pocas películas, además de acceder a obras literarias, escapando al pago por dichas obras y por tanto dejando a los autores sin un medio de vida, pero también lo es, hay quien lo plantea entre los mismos creadores, que quien te conoce a través de youtube, por ejemplo, te acaba comprando el disco del mismo modo que muchos nos hemos interesado por un músico al escucharlo en la peluquería y le hemos acabado comprando el cd.

Mucho nos tememos que lo que se va a dar en los próximos años es una mercantilización absoluta de Internet y las leyes de este tipo pueden buscar más la faceta mercantil que la cultural. Más allá del debate sobre la denominada propuesta de Ley en España y lo que cada cual pueda defender, nosotros no tenemos ahora mismo una postura respecto a la ley en cuestión, es evidente que la expansión de internet pone en jaque algunos aspectos sustanciales del capitalismo y sus reglas mercantilistas, es un ámbito donde impera grandes ámbitos de libertad de difusión, lo ha sido para el ámbito de la cultura, y además hemos de tener muy claro `por último, para no llevarnos a engaño, que la libertad que defiende el capitalismo es la del mercado, no lo olvidemos, esto es, la libertad de ganar dinero con cualquier producto.

Sabemos que el asunto es más complicado, que aquí sólo hemos dado una pincelada del tema, pero creemos que el debate está empañado por demasiados factores y no todo es tan evidente como nos pretenden hacer creer. 

**********************************************

***********************************

 

PERSONALIDAD MÚLTIPLE

(mal de uno solo, consuelo de nadies)

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Ayer te vi en la máscara de otro hombre,

Eras tú Cecilio, lo sé por la sonrisa,

Eras como alegría que al suspiro olvida,

Eras luz errante que centellea fugaz,

Los peces han recordado al anzuelo,

Ser poliedro también es monotonía,

Escozor del párpado abierto siempre;

Una mañana blanca nos encuentra

Tras la noche de cansancios y de poses,

Eres la oportunidad de ser quien eras,

Olvídate de lo vivido y ponte a soñar:

Sueña por ejemplo que no piensas,

Piensa por ejemplo que no sueñas,

Vive de todo lo que puedas tú gozar,

Ampárate en las reglas que no conoces,

Ansía la vida sin darle importancia,

Dale importancia al nuevo origen,

Calma tu consuelo entre tanto olvido,

No profundices la idea en tu interior,

Dale cuerda al reloj del autoengaño,

Posibilita la confirmación entre sosiego,

Explota tu yo interior, vente al amor,

La palabra tiene sinónimos entorno a ti,

El antónimo te busca el pensamiento,

Libérate de los altos vuelos desde el suelo,

Persigue lo logrado, aduéñate de nada,

Nadie quiere la verdad profunda.

Solamente la quiere quien no la conoce.

************************************************

***************************************

 

Día de Invierno

Lo primero que siempre hago al levantarme es mirar por la ventana. Me despierto temprano y todavía es de noche, aunque por el este se asoma ya una pizca de claridad apenas perceptible que vaticina el incipiente amanecer. A veces, a esta hora, puedes entrever cómo será el día, si nublado o claro, si frío o algo caldeado, con ese calor de invierno que se impone poco a poco en nuestra región a medida que pasan las horas y el sol alcanza su cenit al mediodía. Hoy hay niebla. La habrá durante mucho tiempo, una niebla espesa a través de la cual apenas ves los árboles de enfrente, que se esbozan con perfil impreciso bajo la luz anaranjada de las farolas cercanas. Me relaja la niebla. El paraíso, si existe, lo imagino como un lugar con una tensa e inalterable niebla y me veo andando por senderos envueltos por una apaciguante  semipenumbra.

         Me levanto siempre muy temprano y eso me permite no sólo asistir a una especie de inicio del mundo, como una breve representación ritual del Génesis bíblico, reducido los siete días a unos pocos minutos, sino también, cuestión más práctica, puedo prepararme con mucha calma, sin necesidad de darme prisa. Después de ese instante litúrgico ante el mundo, ahí fuera, me ducho, me arreglo y preparo un desayuno abundante. Mis jornadas son largas y nunca vuelvo antes de media tarde. Hace tiempo, cuando fumaba, encendía un cigarrillo al servirme el café y me pasaba quince minutos quieto, en absoluto silencio, contemplando las paredes blancas de mi cocina, sin pensar en nada, la mente en blanco. Ahora que no fumo alargo el café hasta que se va quedando frío poco a poco y con frecuencia me entra un ligero sentimiento de tristeza, no sé muy bien por qué. He visto esas paredes blancas durante mucho tiempo, a veces me cuesta recordar un antes, un pasado, como si toda la vida hubiera estado allí, día tras día. Me espabilo de pronto, me levanto, ordeno los platos en la pila, los fregaré a mi vuelta, por la tarde, antes de prepararme la cena. Me pongo la pelliza y salgo de casa. Mi coche parece esperarme siempre delante, en la acera. Vivo en un barrio tranquilo y a esa hora nunca hay nadie en la calle, ni siquiera hay luz en las casas vecinas. Arranco el motor y me pongo en marcha por calles tan vacías como la mía y sólo al salir de la ciudad me cruzo con otros vehículos o con camiones que, imagino, deben distribuir el reparto para las tiendas y los mercados.

         La niebla invade todo, apenas distingo nada más allá de la carretera. Entreveo luces por los bordes del camino y sólo la repetición durante años de este breve viaje de casa al trabajo y del trabajo a casa me permite saber que cruzo un enorme área con fábricas, con talleres, gasolineras o bloques de casas del extrarradio, lejanas ya de la ciudad. Escucho las noticias de la radio sin apenas oírlas. Es un runruneo que me acompaña durante la media hora que dura mi recorrido. Pocas veces hay alguna noticia, algún comentario que me llame la atención, en ocasiones creo que las noticias se repiten de tanto en tanto, que la noticia de hoy es exacta a la que contaron hace meses, como si siempre estuviera ocurriendo lo mismo, tres o cuatro sucesos que se repiten hasta el infinito, en un tiempo circular que no se acaba nunca. No pienso en nada mientras conduzco. La falta de tráfico a esa hora me evita tener que fijarme más en mi ruta. Sé perfectamente en que momento debo salir de la autovía, giro a la derecha y avanzo por la carretera comarcal hasta un cruce, paro un instante y giro a la izquierda. Al final de la carretera está la cárcel.

         No la veo cuando hay niebla, pero como ya me he habituado a ella desde final del verano sé que el edificio está allí, distingo las luces de algunos de los focos distribuidos a lo largo del primer muro. Ya comienzo a distinguir también los contornos de la prisión. Empiezo a frenar en el mismo punto de siempre y a los pocos metros se halla la primera cabina de control, la barrera. Saco la cartera con mi documentación, aunque sé que no será necesario, que no hay motivo para identificarme más allá del formalismo reglamentario que exige un mero gesto.

– Qué tal Bruno. -le digo al guardia de entrada.

– Bien. Frío esta mañana.

         Levanta la barrera y atravieso hacia el patio. Aparco el coche en mi zona. Recojo mi bolsa. Bajo del coche y ando los pocos metros hasta la puerta de entrada. Pulso el timbre. Me abren. Los pasillos están vacíos. El blanco eléctrico de los reflectores contrasta por su luz con la penumbra de la mañana. Saludo a Mario y al otro guardia de la entrada cuyo nombre nunca recuerdo. Ellos pronuncian mi nombre a modo de saludo. ¿Cuánto tiempo llevo trabajando en esa prisión? Muchos. No sé decir si demasiados. No puedo valorar el tiempo de una vida. Tampoco calculo el tiempo que me falta para retirarme. Quizá porque no me veo aún jubilado. Quizá porque el tiempo no es sólo un cálculo objetivo de meses y de años, resulta mucho más íntimo, más trascendente. Tampoco es que presienta que me voy a agobiar cuando deje este trabajo, cuando me jubile, por ejemplo, ni mucho menos, más bien todo lo contrario, adoptaré otra rutina distinta a la de ahora, pero casi ni pienso en ello, sólo a veces, de pronto, sin saber por qué, aunque al final dejo de pensar en ello porque asumo que de momento sólo soy eso que llaman un hombre de edad mediana, mi tiempo es un mero tránsito entre etapas de la vida. Intento, al final, no pensar mucho en todo eso. Intuyo en cierto modo que a partir del día que me retire no echaré de menos el trabajo y si me dijeran que ya no hacía falta que volviera mañana adoptaría de inmediato otra vida, no me traumatizaría como dicen que se traumatiza mucha gente, dejaría de cumplir con ciertos hábitos para envolverme en otros durante mucho tiempo, meses y años, unos tras otros. Cuestión de carácter, imagino. 

         Entro en la sala de los despachos. Soy el primero en llegar. Dentro de poco entrarán los compañeros y los del turno de noche se despedirán de nosotros con breves comentarios de las incidencias habidas, las de siempre, enfermos, algunas peleas durante la cena, pocas siempre, en esta prisión se lo toman con no poco sosiego. A veces nos sorprende algún suicidio, alguna muerte repentina, inesperada. Miro las hojas de los partes que hay sobre mi mesa. Es el plan del día. Las repaso lentamente. Me detengo en la quinta hoja. Hoy es el día, susurro un tanto sorprendido por mi olvido. Me había olvidado por completo. Sigo revisando el resto de hojas, pero la quinta se me queda grabada y aún pienso en su contenido mientras voy al guardarropía a cambiarme y cuando salgo al reencuentro de mis compañeros cuya cháchara ya escucho al otro lado del pasillo.

         Lo primero que se me ha venido a la cabeza al leer la quinta hoja es el rostro del preso. Es un hombre delgado, silencioso. Habla bajo. No es violento. No sé porqué está en prisión. De hecho, no conozco los motivos de ninguno de los presos con que trato todos los días, evito saberlo, nunca acudo a las fichas, creo que no sería imparcial y mi trabajo es ser ecuánime, distante, son presos, nada más, están dentro y todo lo demás queda fuera, un día los juzgaron, y no fui yo quien les juzgó, y los metieron en la prisión, y tampoco fui yo quien les condenó. Por tanto, para mí hay un mundo de fuera y un mundo de dentro, y ambos se rigen con normas distintas, incluso con normas morales diferentes. No los mezclo. No es mi papel ni lo deseo. Tienen una condena, algunos esperan todavía que se decidan los recursos para las penas capitales. Otros en cambio ya los tienen decidido. Este es el caso. Hoy se ha de cumplir. Hay sesión. Lo decimos así: hay sesión. No añadimos nada más. Ya sabemos a lo que nos referimos cuando se dice. Nos convertimos entonces en ejecutores, en manos que matan en nombre de la ley. Hoy me ha tocado a mí. Pocos entre los funcionarios se salvan de ello, los nuevos y algunos pocos que objetan por cuestiones éticas o religiosas. No les reprochamos nada, ellos sabrán. El resto aceptamos nuestra labor sin acusarles de timoratos o flojos.

         Vuelvo a la oficina. Empieza a haber movimiento. Los del turno de noche ordenan sus papeles y los dejan en la pecera, donde después se ordenarán. Van llegado los últimos compañeros de día. Nos saludamos, intercambiamos comentarios, preguntas. Hoy me miran a mí. Saben que hay sesión, lo recuerdan, y que me ha tocado a mí. Veo entonces al responsable. A qué hora es la sesión, le pregunto. A las diez, me responde. Me encamino a la galería y reviso las celdas. Todo en orden. Dejo para el final al hombre que hoy toca ejecutar. Abro la celda. Está en pie. Me espera. Noto que no ha dormido en toda la noche. No está ansioso, al menos no lo parece, me mira tal vez como si esperara alguna noticia, una decisión de última hora, la salvación, pero creo que ha asumido que es una probabilidad tan escasa que no vale la pena esperar, aunque dicen que la esperanza es lo último que se pierde, suele repetirse hasta la saciedad y es verdad, lo he comprobado no pocas veces, siempre queda alguna esperanza, por vaga, abstracta y distante que sea, por mucho que uno procure no creer en ella.

– Necesita algo. -No le pregunto cómo se encuentra, me parece impropio, incluso puede que fuera cruel preguntárselo.

– No, todo está bien.

– Si necesita cualquier cosa, me lo dice.

– Gracias.

         A la gente de fuera que no conoce este mundo le sorprendería la corrección que se impone en el trato entre personas, entre presos y carceleros. Supongo que a mí me sorprendería cuando comencé. Sin embargo, no me acuerdo las primeras sensaciones entre las paredes de la prisión donde me parece que siempre he trabajado. Una vez pensé que yo era un hombre carente de pasado, de biografía, y que siempre había estado entre aquellas paredes blanquecinas, como un prisionero más.

         Sigo con mis funciones como siempre, aunque siento no poca inquietud que va en aumento poco a poco, a medida que transcurre la mañana. A las nueve y media vuelvo a la oficina. El responsable de área está en su mesa. Levanta la mirada cuando apenas entro en su despacho y golpeo con los nudillos la puerta.

– Es la hora. -digo.

– Proceda.

         Vuelvo a mi galería. Todos los internos menos él están en el patio, pero no hay la  algarabía habitual, se ha impuesto un silencio tremendo. Llego a su celda y la abro. Sé que no acude nadie de su familia o amigos, tampoco su abogado ni nadie de la parte contraria, si la hubiera, sin duda porque se ha disipado como azúcar en el agua el recuerdo de un hecho pasado que motiva la ejecución de hoy. Tampoco ha pedido asistencia religiosa. Ni ha solicitado nada en especial para sus últimas horas. El hombre me mira en cuanto asomo en la celda, está sentado en la cama, se levanta. Vamos, me dice sin esperar a que yo marque el ritmo del proceso. Casi es un susurro su voz, aunque no hay miedo, ni pasión, ni terror, nada. Reconozco que me sorprende. Andamos en silencio por pasillos vacíos y no sé qué decirle. A veces recuerdo que toca incluso arrastrar a otros presos en su situación, necesitas ayuda, otros funcionarios que te acompañen para llevarlo casi a rastras, o sienten que tienen que hablar, sacar algo de bien dentro, algo que no se quieren llevar consigo, algo que te han de entregar antes de morir, lo que te convierte en una especie de confesor, pero con él no ocurre, avanza junto a mí como si fuera un mero traslado de una galería a otra, de un punto a otro de la inmensa prisión.

         La sala está preparada. Hay un par más de funcionarios, el director y el médico que nos esperan. Cuando entramos todas las miradas se posan en nosotros, en él sobre todo, miradas silenciosas, miradas que denotan compasión, pero también necesidad de castigo, la venganza exenta de exaltación o de arrebato, fría y ajena, diente por diente y ojo por ojo, la vida presente sin duda por una vida pasada en una rueda del destino que es infinita, la imposición de la ley, en definitiva, como bien absoluto, supremo.

– Necesita algo. -Le pregunta el director.

– No. -Responde.

– Súbase a la camilla. -le ordeno apenas en un susurro, casi como un ruego, intentando no poca distancia.

         El hombre obedece. Nada indica que esté nervioso, parece resignado, acepta su destino, sabe tal vez que no hay salida ni la espera ya, sólo quiere que todo pase rápido, lo más rápido posible, todo lo queremos de hecho. El médico comienza a indicarme donde inyectar las agujas, aunque apenas hace falta, conozco perfectamente los puntos. Él no lo hace, me dijeron, porque sería contrario a su código deontológico, al juramento hipocrático, todo médico ha de preservar la vida ajena, la de cualquiera, nunca cortarla y por eso delega en nosotros la ejecución de los pasos, él deviene un mero director de escena., nosotros somos sus actores. Todo es mecánico, frío, comedido, limpio. Esperamos unos minutos, apenas cinco o seis, no llega siquiera, y todo acaba en silencio.

– Ha muerto. -indica el médico. Recoge unos papeles de una mesa cercana y los firma uno a uno.

         Hugo sale de la sala y trae la funda. Colocamos el cadáver dentro. Firmo las actas como jefe de grupo. Ellos empujan la camilla y todos salimos de la sala. Soy el último. Cruzamos un largo pasillo y cuando pasamos ante una amplia ventana miro hacia fuera. Veo el patio y más allá de la verja un campo enorme. La niebla ha disminuido mucho, apenas es una leve calima. Hay escarcha sobre la hierba. Pronto saldrá el sol, me digo. Pronto saldrá el sol de invierno, apacible, luminoso y por completo ajeno a nuestra existencia, tan ínfima y rutinaria.

Juan A. Herrero Díez

 

************************************************

*************************************

 Lo Soltaron

La sangre hervía, pareciera que salían borbotones del viejo y sucio caldero.

El corazón latía fuertemente y el oxígeno no se percibía ante las miradas, como los insultos de los reclamos que no entendían ni lo propio que decían.

Estúpidos banales, clichés arrogantes – Pensaba alguien- mientras oídos segregaban sangre al perforarse los tímpanos por un instinto que se había soltado; palabras de quienes no conocía, ecos que la lastimaban, como aquel y muchos más, un pasado y algo que había salido por la fuerza del sol, de un traicionero.

Una muerte querían, si lo querían, eso obtendrían.

Porque hay ovejas disfrazadas de lobos, como hay seres nocturnos que vigilan por el sueño de los demás y por su bienestar como su amor. Pero no es adecuado buscarlos.

No pertenecen a este mundo. El de ustedes. No lo hagan que es prudente, esta advertencia.

Ya que si los buscan, los encontrarán, sin ser invitados.

Y así obtendrán lo que quieren, su mismo deseo. Una muerte. La muerte de ella. Más no la tendrán.

Nunca a ella, más, si ha de saber pelear.

El instinto en las noches se suelta y por los bosques desolados busca presas a quien atrapar. Entonces por favor… no la busquen, que la encontrarán. A ella misma quizá. A ese ser nocturno, iluminada con la luz de la luna entre las copas de los árboles, con una sombra envolvente y una máscara de felicidad. Más no la subestimen. Que es la muerte que persiguen y los matará.

Mientras vivos los desollará y su sangre, calmará los nervios y el pesar, del sufrimiento de ser perseguida como acosada, por quienes, nunca ha querido ni quiere vislumbrar.

No se acerquen, cuando ese… anda suelto.

Ese, el instinto mortal.

Barbara Wall

***********************************************

***********************************

 

LOS OJOS DEL CORAZÓN

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Conoces secas las voluntades, por eso

tu voluntad se sacude las nimiedades,

confluyen, dos normas confluyen

entre el santo coro de las piedades,

rosas que de cifra y sangre gimen,

voces que son ojos de dos verdades.

Temen ellas albas del agua ciega

y sumisión de campanas desiguales,

descifran las gaitas sostenida culebra

que alarga sombra, puntas y zarzales,

agravan la marimba algunas fieras

de palabra, morbo y negros parajes.

Un Pub repleto de gentes la esperan

partiendo pétalos de helados azahares,

piedra sobre flor los hombres anhelan

otro sol que no pique por soleares,

nubes de matinales con fe tropiezan

la cloaca hambrienta sin oportunidades,

piano de bar, curiosidad trasiega,

temen la sincera viola de las mitades.

Al final los cubre la ruina griega,

se siente desnuda por estas calles,

anuncia su oscura canción eterna,

germinan la breva que no ama nadie,

por el puente desierto su sal empieza,

se entregan remos, riendas y arrastres

con el aire invisible de la sutileza,

blanca ninfa de invierno y saudade,

mañana triste de solitaria grandeza,

lustre desgastado de soledades,

se acaba el rocío de la noche inquieta,

vieja antes que joven la sed debate

con voz pisada y bienvenida abierta.

*************************************************

**************************************

SELECCIÓN DE POEMAS

POR MAXIMILIANO SPREAF*

*PRÓXIMO ESPECIAL DE ESTE AUTOR

EN NEVANDO EN LA GUINEA

 

Everglades

 

Los flamencos se llevaron aquel día parte de mi cuerpo

Lo arrastraron por los fangales de los Everglades

Y luego se lo dieron de merendar a los lagartos.

No recuerdo la hora que era cuando sentí tus dientes

Atenazados a uno de mis bíceps, crujientes y arrebatados.

No me muerdas ese brazo, te dije, que tengo la esperanza

De tatuarlo con el nombre de alguna princesa rusa algún día.

Te reíste, me mirabas, mordiste otra vez en el mismo lugar,

Esta vez con mas ímpetu, como en desquite a mis palabras.

La tarde pasaba lánguida y arremolinaba mis pensamientos

En torno al sol centelleante que nos abrasaba, como en piedra.

Tu piel ya no era piel, sino cascadas de sangre burbujeante,

hirviente

Y no se si era el sol que la quemaba, o eras vos deslumbrada.

Las uñas de mi mano libre arrullaban tu espalda

Era tu odio tan bruto que no pensabas en nada?

O patrullabas mi dolor pensando que nunca acabara?

Tardaste mucho en desmembrarme, las mandíbulas prensadas.

Llorabas, vi que llorabas.

***

Tinta

 

Teñidas las mechas rubias

Entre las piernas, un candado

Floja, grasienta, lechosa

La piel entre los harapos.

Agua hirviendo en una olla,

El niño tiembla llorando

Gimen sus hermanas, putas,

Desiertos de finos labios.

Con las manos no se come.

Ni se tocan entre ellas

Desconocen sus olores

Pronto! Al niño degüellan!

Son partes, pedazos, niebla

Calzados negros y mugre

Perfiles sin muchos brios

Y es costra lo que los cubre.

***

El Loco

 

Dados en el bolsillo

De la belleza interior

De los lirios que la cubren

Solo me llevo dos.

Uno para mi reputación

De masticador de clítoris

Y progenitor audaz

El otro, para olvidar.

Que las letras que regala

Se quedan en mi memoria

Como unas púas de amianto

Me aguijonea la historia.

Fíjate bien lo que haces,

En estos días melosos

No quiera el tiempo acabar

Con tu rol de belicoso.

Que es lo que permanece

Entre todo y entre todos

Tu fulgor de selenita

Perdido de todos modos.

**********************************************************************************************************************

LAGARTO JUANCHO, PRESBITERO

 

Mi fe es dañina

Mi cuerpo, significante

Y el néctar que yo doy

Gustan beatas al instante

 

Mi biblia es de memoria

Con olfato y dura piel

Es de cebolla la olla

Que en la iglesia puede haber

 

De frente miro a Polifemo

Su ojo ciego como ninguno

Símbolo soy del Vatic-Ano

A mi lagarto dibujan dos huevos

 

Tiene hocico pequeño

Siempre se esconde en sacristía

Tiene un lunar en el glande

Y es de amor eucaristía

 

En maitines cantando va

En laudes sin hacer nada

Y ahora dicen perseguida

Se encuentra sin hacer pajas

 

Un caballo creen que soy

Mejor que el señor del saco

Soy del pedo misionero

De Ojeteé hasta Chirimía

 

A Jesús imito bien

Mas no creo en nada

Que las cosas de la fe

Todas son chorradas

 

Si tienes la tentación

Bien la buscas y la amas

Si no la tienes, Ve

Va y viene el tabanón.

 

-Daniel de Cullá-

 

***********************************************************************************************

POEMAS

Una fuente sin fin que mana liquido

inmortal desde el cielo rebosante.

JOHN KEATS

Esencias que fluyen de ricos encantos

con suave tintineo o tropeles sones

amamantando nutricio magna de deleites,

deliciosos sonidos que recrean el pensamiento

de bardos que nutren desde los inicios

con verdaderos goces plenos de bellezas,

con musicales ecos que transcienden

en las profundas concavidades refulgentes

de generaciones de esenciales espíritus

esparciendo continua luz sobre almas

apresadas por fugacidad y penumbra

esencias inmortales de cielo rebosante.

Francisco Jesús Muñoz Soler

************************************************************************************************

SELECCIÓN DE POEMAS

POR CRISTIAN CASADEY JARAI

 

Todo para dar

No tienes nada pero tienes mucho

Eres rico en pobreza

No tienes dinero ni bienes

No tienes sabiduría alguna

Pero te sobran ambiciones

Mezquindades y envidias

Te sobran ganas de matar

A cualquiera que esté mejor que vos

A cualquiera que esté bien

Pues tu patética alma

Ha sucumbido en las profundas arenas

Del abismo de la miseria.

***

…Y así me siento… mal… como siempre…

Una copa sobre la cama

Restos de aquel vino amargo

Que nunca pude saborear

Y resuenan las palabras vacías

Vacías de todo contenido

Vacías de toda lógica

Y vacías de todo interés

Al menos para mi persona

¡Cómo cansa ese locutor!

Mejor cambiar de canal

Pero no sé la verdad

Hablan de Panamá

De la paranoia y del antiimperialismo

Pero solo recuerdo

Mi malestar en Bocas del Toro

El estómago revuelvo en Sixaola

Y el vómito al llegar a Limón…

***

Nada me conforma

Siempre vivo en la ansiedad

Todo el tiempo en la ansiedad

En la incertidumbre

Esperando y esperando

Espero algo…

Pero no sé qué espero…

Aunque en el fondo lo sé

Pero no lo puedo expresar

Pues la censura es más fuerte

Que cualquier verdad.

*******************************************************************************************

LOS RESURRECTOS

(A PARTIR DE UN POEMA DE MANUEL FOREGA)

Por Octavio Gómez Milián

Nosotros, vástagos de la autarquía
hijos del cuando tengas trabajo comprarás un piso
crías de la mediocridad y los exilios
freakies, amanerados dandies de todo a cien
tímidos conquistadores de muchachitas indies,
devoradores de kebabs de madrugada,
asustados por la culpa judeocristiana,
devotos del Candy y el Bacharach,
ladrones de minutos en televisión,
de la cáncana discentes eximios,
masturbadores salvajes,
adoradores de los discos perdidos,
lectores clandestinos del jueves (cuando era el jueves)
estudiantes del BUP y del COU:
(todos los raros fuimos al concierto
del gran telépata de Dublín,
tanto nos daba ocho como ochenta
a los fanáticos del niño Juan y los rompedores de coco)
Nosotros: divinos Voladores o Domadores
onanistas de fotos de Jane Birkin
rayones de vinilos de Cohen
aprendices de idiomas,
aspirantes a Guinda, Forega o Vilas
farsantes ilustrados con Alan Moore en bandolera
remedos de Dylan, plantillas de Truffaut
irredentos suicidas
balubas de la guerra
apóstatas, agnósticos, ateos y creyentes
dileantes de una revolución
que nunca llegó a empezar
los que buscaban un enemigo
porque así es más fácil pelear.
moradores de los ergástulos por el morro
apéndices de Federico
estetas de Algora y el Polaco
inocuos seguidores de Jean Paul,
espadas de Garci, de Chiquito, de Luis Sánchez Pollack
mansos fandangos de Ibiza, de Hydra y Euroville
Nosotros: incendiarios mutados en bomberos,
padres de los próximos junkies y malditos
opositores, mentirosos, volubles censores,
domadores de adolescentes bestias,
altísimos farloperos sin medida,
porreros, cocainómanos, alcohólicos,
reciclados por Franz Ferdinard y la Velvet
tardíos revelados en Fresán y Handke
diputados sin partido, alcaldes de habitación,
herméticos maricas…
eternos deudores del deseo insatisfecho
nosotros: los del medio, los eclécticos,
los postmodernos irredentos,
los que seguimos buscando
el lugar donde solíamos gritar.
los que nos dejamos caer
sabiendo que nadie nos ayudará a levantar,
los que esperamos en la parada
un autobús que hace mucho que pasó,
los que cuando quisieron besos
sólo recibieron abrazos,
los del medio, los de los tebeos,
los que nunca servirán para trabajar,
los de Perico Fernández,
los que vieron jugar a Santi Aldama,
los que nunca te sacaron a bailar.

***************************************************************************************************

POEMAS DE NAVIDAD

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

¿PARA QUÉ TENDRÁS OJOS?

 

PREFACIO

 

He salido a la calle con el frío y en la noche,

con mi sombra y con mi perro,

para recoger este poema negro,

poema que me esperaba donde mi perro

ha cagado, en un erial de tinieblas,

allí donde comienza la vanidad y la altivez,

la soberbia del mundo mortal y efímero,

los gorriones duermen en las alturas,

los edificios cortan el viento frío,

doy la espalda a la tonta explicación,

he venido a recoger este poema,

poema débil que esperaba tiritando en soledad

como un espíritu que quiere ser materia,

de la misma materia que estás hecho tú.

LA FRASE ESCUCHADA

 

¿Para qué tendrás ojos?

Si no ves cuando miras

Si no miras cuando ves

Si no ves lo que callas

Si no callas cuando ves

¿Para qué tendrás ojos?

Si no miras cuanto ves

Si no ves cuanto miras

Si no ves aquello que sabes

Si sabes aquello que no viste

Sabes que yo si miras no voy

Vienes si no sé lo que miras

No sabes aquello que veo

No miras aquello que sabías.

¿Para qué tendrás ojos?

No ves lo que quisieras

Quisieras otra cosa ver

Yo quiero no ver lo que ves

Tú quieres ver lo que yo veo

Yo veo Tú ves

Los dos miramos la misma cosa

Tú ves lo de los dos

Yo te veo solamente a ti.

¿Para qué tendrás ojos?

¿Para qué?

NAVIDAD

 

Es Navidad, felices fiestas,

el niño dios ha nacido este día,

es tiempo de paz,

es tiempo de estar en familia,

las mismas fechas, las mismas cosas,

recordar los que ya no están,

comer con excesiva gula,

abundancia e hipócrita postura,

recordar que existe un tercer mundo,

villancicos y perdones,

compasión con los descamisados,

con los solitarios de este mundo rico,

es tiempo de paz, felices pascuas,

borracheras y algún empacho,

marisco gallego y cava catalán,

¿Para qué tendrás ojos?

¿No ves que me hago partícipe

de esta puta farsa?

¿Para qué tendrás ojos?

Es Navidad hoy, felices fiestas,

estás quemado, lo veo en tus ojos,

¿Para qué tendré ojos?

Si sigo haciéndome el idiota

cuando veo lo mismo que tú sueles ver.

¿Para qué tenemos ojos?

Si no remediamos aquello que vemos.

***

MILAGRO CANINO

 

Miro la siesta permanente de Urko,

su siesta tranquila me evoca su nada de nadie,

en ella veo todas las banalidades

y también las vanidades

arrinconadas en el sinsentido eterno,

en Urko veo el nervio impulsor de la vida

donde se aposentan todas las naturalezas,

No tiene sentido guardar para mañana,

Ni ser laureada y docta eternidad,

el mediocre debe ser mediocre

porque ser lo máximo

es competición y mesura ridícula,

porque ser eternidad

entre la inmensidad de las galaxias

es la mayor de las estupideces

(es nano-voluntad en pos de lo macro-imposible),

Urko no se preocupa

de las vueltas que el mundo dé

bajo sus patas de alegre fauna viva,

bajo sus patas de puro encanto,

bajo su fauna de solitaria compañía

 junto al hombre pretencioso,

no le preocupan las glorias

ni las postrimerías,

ni los hechos pasados

ni los venideros,

no le preocupan los presentes

 ni los rankings contemporáneos,

él es el encanto que enamora

y nada más que eso,

lo demás es extrahumanizar lo humano.

Él no me pidió aparecer en este poema,

sin embargo,

es lo único que emana poesía.

**********************************************************************************

**************

****

**

*

 

 

 

*En el 6º número existe una errata en la versión pdf, la errata es la siguiente: no es el número XL de la 2ª Etapa, es el número L, osea, el 50º de la 2ª Etapa.

 

6º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

6º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

6º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºL de la 2ª Etapa/01-12-2010

 

EDITORIAL L

Tres nombres: Berlanga, Matute y Castellet

 

Este mes de Noviembre tres son los nombres que han destacado en España: el de Luís García Berlanga, director de cine, que falleció a mediados de mes; el de la escritora Ana María Matute, que ha obtenido el Premio Cervantes de Literatura; y el del editor y escritor Josep María Castellet, que ha obtenido el Premio Nacional de las Letras.

Los tres coincidieron en el tiempo, nacieron poco antes de la Guerra (in)Civil Española y maduraron personal e intelectualmente en una España aislada, con una tradición cultural quebrada por el trágico enfrentamiento militar y una dictadura que durante años mantuvo al país aislado del mundo. Además, buena parte de los cineastas y escritores españoles vivos se exiliaron y continuaron su labor creadora fuera, en América o Europa, mientras que apenas un puñado de autores continuaron en esa España sombría que comenzaba a reconstruir los espacios culturales.

Muchos jóvenes del momento con inquietudes tuvieron que partir de cero, huérfanos en cierto modo de referencias artísticas directas. Sin embargo, la necesidad de expresión pesó más y poco a poco iniciaron su labor creadora que fueron conociéndose a medida que se iban reconstruyendo las nuevas redes culturales.

Luís García Berlanga formó parte de la primera promoción del madrileño Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas en 1947. A partir de entonces inició una larga carrera como guionista y director. Sus películas eran surrealistas, burlescas, críticas, con no poca mofa de una España que intentaba salir del aislamiento -como «Bienvenido Mr. Marshall», una de las más conocidas popularmente por la enorme sátira del momento histórico- o con un trasfondo moralmente dramático -«El Verdugo», sin duda una de las mejores películas españolas de todos los tiempos-. Berlanga formó parte de un grupo de cineastas, junto a Juan Antonio Bardem o Miguel Azcona, entre otros, que marcó el cine español del siglo XX.

Ana María Matute, por su parte, también estuvo marcada por su época y por la Guerra. Forma parte de la denominada Generación de los Cincuenta, junto a escritores como Carmen Martín Maite o Caballero Bonald, aunque estuvo menos limitada por el realismo imperante y supo mezclar la imaginación con la realidad de un modo admirable. Autora de relatos cortos, recientemente recopilados en el volumen «Paraíso inhabitado», destacan algunas novelas como «Olvidado Rey Gudú» o «Torre Vigía». En cierto modo se caracteriza por su fantasía a la hora de narrar sus relatos y por el estrecho vínculo que supo tejer entre vida y literatura, dos facetas de la misma experiencia vital, hasta el punto de reconocer en una reciente entrevista que está viva porque escribe.

Josep María Castellet, por último, es un editor barcelonés que ha unido en gran medida la cultura catalana con la del resto de España, en un momento, el del franquismo, en que las lenguas distintas al español sufrían no pocas dificultades para su propia vigencia cultural por una política reaccionaria y estrecha. Promocionó en los años sesenta a un grupo de poetas y narradores catalanes, los novísimos, y que supusieron un momento de efervescencia cultural en Barcelona, con nombres como Ferrater Mora, Terenci Moix, Rosa Regás, Ana María Moix o Manuel Vázquez Montalbán, y que se unieron a otros escritores barceloneses como los hermanos Goytisolo o Juan Marsé, en un momento además en el que algunos escritores latinoamericanos aterrizaron en la ciudad. Recientemente ha publicado un libro de memorias con el título «Seductores, Ilustrados y Visionarios» que habla en gran medida de esos años sesenta en una Barcelona activa y culta. 

Como siempre, queremos unirnos al homenaje a Berlanga y nos congratulamos con el acierto de los dos premios. Tópico manda: lean sus libros si no los han leído, vean las películas de Berlanga y repitan, si ya han tenido el gusto. Es nuestro mejor homenaje.

 

***********************************************

************************************

ELEGÍA PARA MICHAEL JACKSON

Por Cecilio Olivero Muñoz

Tu apellido británico se abraza a tu derrota de gigante,

tu nombre evoca una lucha de abismos en el sueño.

La piel es una paloma que vuela a ras de suelo,

la piel es una verdad que canta otra mentira.

Renunciaste al marrón de los barriles y de los cueros secos,

y al cromosoma iracundo de los salvajes muros,

al marrón del chocolate y al marrón del barro,

al marrón de la culpa y a la piel de la patata,

 renunciaste a ser lo mismo, como la Coca-Cola,

y al suspiro en la cocina de una esposa sumisa,

quisiste ser un niño nuevo tras esconderte en el celeste,

celeste niño-grande que se imagina otra nueva infancia,

quisiste ser irrepetible como un cromo único,

quisiste ser amigo del rubio niño, puro e inocente,

quisiste ser padre de la tarde inalcanzable,

de la acequia junto a la calzada, del reguero de las aceras,

quisiste ser el tricolor semáforo crepuscular,

anhelaste en un puño la rosada mejilla holandesa,

deseaste lo imposible de las semillas vacías,

te enfrentaste a la noche que acecha tu verdad sola,

cumpliste la primera utopía de los amantes distintos,

se rieron de ti los negros basureros de San Francisco,

te cambiaron la sonrisa dedos índices acusatorios,

calumniaron tu casa las madres del don exclusivo.

Esta elegía quiere ser rezo profano que no sabe rezar,

quiere ser por que no quiere ser más nada,

quiere ser palabra que calla y no quiere callar,

quiere ser tributo frente al ruido del silencio,

quiere ser sencillez y verbo, quiere hablar de nada,

quiere ser un poema para un muerto muy vivo,

un vivo está muerto cuando no dice nada,

una nada está viva cuando la dice el muerto.

En las urbes de hormigón se pudren los carteles

que anuncian el espectáculo de tu último silencio,

tu silencio es la palabra que faltaba, acaba en palabra,

empieza donde acaban las palabras,

porque prefieres ser eterno Peterpan que calla,

y calla para decirlo todo, nada es lo que calla.

Neverland se esconde en las esquinas del recuerdo;

pasado, si; la vida es pasado temiendo un invierno.

Los africanos ancianos evitaron la visión de acuario

que plaga la noche en vigilia entre los filos del párpado,

han visto las acacias rendidas a su suerte de espinas,

han visto huir millones de inocencias circunspectas

en los hocicos del cachorro y la curada cicatriz,

han sabido del látigo, de la cadena, de la soga

en sombrías huellas que fueron testigo desde los puertos,

han conocido una llaga en la memoria del viento

en las heridas profundas que se ven desde afuera,

han visto con sus ojos el estigma vegetal que se olvida

y da nombre a la ignominia de todas aquellas cosechas,

(un siglo es infinito en una caja de zapatos)

(dos son anécdota que brilla entre níqueles usados)

(tres son pipa enmohecida y pitillera oxidada)

(cuatro son las polillas que mascan franelas del ayer)

cuando el hombre blanco quiso azúcar y algodón

iba el hombre negro a la par del mulo de arrastre,

cuando el hombre blanco quiso maíz y tabaco

iba el hombre negro tras la yunta de bueyes,

cuando el hombre blanco compró sus discos

estallaba la púrpura por aquellos bulevares,

cuando el hombre blanco contempló tus videos

daba el hombre negro color a los vagones,

el Bronx te busca el flow entre auroras boreales,

Harlem te deshoja como a margaritas del querer,

Manhattan es cumbre de espejos y sed de platería,

es refugio de pecados de apóstoles postmodernos,

es capricho de pioneros beatos y un manjar prohibido,

tú eres tierra prometida para luceros ya caducos

y un sol en mitad de una aurora que emerge de las cañerías,    

algunos chicos indagan entre el sí y el no desflorado

y las estrellas guiñan una voluntad total de cobre antiguo,

en el corazón del lobo se encuentra tu derrota diaria,

los árboles centenarios conocen tu diáspora personal

de blues teñido y hojarasca otoñal y de llaga latente,

las vértebras de la madrugada persiguen su secreto

en la estación cercana y aledaña a la prisión,

los ritmos ya no se bailan como lo harías tú,

 no existen ritmos que brillen con azul en los charoles,

ya no baila el foco fijo siguiendo tu estela brillante,

jamás se callan estrofa tuya por el puente de Brooklyn;

cerrojos pondría yo a las negruras que se cruzan contigo,

custodia de candados de acero entre tus pasos de jilguero,

y a las carreteras que solitarias reniegan de tu paseo

les haría retroceder de su tragedia de alquitrán y arena,

y a los caprichos que cavan en tu nombre de ángel ciego

les haría vomitar la hiel de sus hígados de plástico,

a las autopistas que van a parar al Hollywood de purpurina

les haría una zancadilla redonda con un estribillo tuyo,

a los cromados epitafios que claman un chiste absurdo

les haría llorar una súplica de lágrima efervescente,

a las ciudades que arrastran su epidemia en la niebla triste

les haría comprenderte como comprende lo que ama;

los gritos se tornan ardientes pavesas en la garganta,

los hemisferios respiran de la eternidad de los relojes

en el despertar roto de dichas que explotan de dóciles,

dóciles como cielo semicircular, dóciles como páramos

confiados que tejen un asesinato de amarillos imposibles,

son dóciles por que la escuela boricua blanquea al norte,

blanquea la fría sopa servida y agazapada en la carne;

los videos que no protagonizaste duermen en los anaqueles

y están plagados de tedio y de resignado infarto,

las hormigas te deshacen la forma de obituario para mercado

 que se despedaza pausadamente en el asfalto mojado,

las golondrinas han dejado huella entre tus labios

con sus patas cortas y torpes

y han rescatado de tus ilusiones cien besos angulares,

las cartas ya no se escriben con la tinta perfumada

de las amatorias misivas, las promesas son lápidas lisas

que no ceden su presencia de puntos finales tajantes,

y un abogado cobarde señala a tu piel sacrificada

y frivoliza y menoscaba tu fértil balada viva,

el asesinato de tu enseñanza y sacrificio desnudo

no lo verán los gusanos con hambre fermentada,

las televisiones premeditan frías falacias trituradas,

y un pliegue de tu hermosura virgen se escapa

de las manos hacia lindes que ríen esclavas del aire,

los narcisos te avisaron de tus primeros dientes de leche

y ahora los crisantemos no te pueden callar,

 un perfecto enigma de inventario

 discrepa con la canción que dejaste en un archivo.

Un archivo nunca olvidado que no puede dejar de existir.

***

Esta elegía podía haber sido una oda

si tú no te hubieras obsesionado

con la fármaco-maniaca suma de las posologías,

donde un doctor inepto vio un negocio

y tú viste el lugar perfecto para vivir.

**********************************************

 

No tendrás valor

– No tendrás valor. -Te dijo.

         Y te quedaste callado, sin saber muy bien qué responderle, tal vez porque en el fondo intuías que él podía tener toda la razón y que en realidad no te atrevías, que ciertamente te cautivaba la idea de hacer algo grande, sí, algo profesional, como decía el Lumbreras, pero que te cortaba participar en lo que estaba proponiendo ahora Marcelo, tenías miedo en el fondo porque estabas convencido de que no eras tú como los grandes, pero ni siquiera erais ninguno, ni tus colegas ni el propio grupo que formabais, como el Chino o el Mortadelo y sus respectivas bandas. Eso te daba rabia, mucha rabia. Te subías por las paredes porque te sentías de pronto impotente ante la vida, incapaz de tomar las riendas de tu destino, que era lo que decía Cheli cuando os encontrabais alguna noche y hablabais de las cosas del existir, aunque en ocasiones, en momentos concretos, en instantes de una súbita valentía, te creías que erais algo, que serías apto para dar un paso adelante, para llevar a cabo un plan cualquiera y salir exitoso. Lo habíais hablado antes una y mil veces, habíais comenzado a planificar algo, muchas veces habíais previsto hasta los detalles más ínfimos, nada quedaba a expensas de la improvisación, os decíais, estabais de repente convencidos de una pretendida veteranía que no era cierta porque luego nunca hacíais nada. Continuabais con vuestros chanchullos de barrio, sisando fuera, en la playa, jugando con los coches, porque a eso sólo llegabais, a robar algunos coches, dos o tres a la semana, que luego abandonabais en cualquier sitio después de haber jugado a las carreras con ellos, y más tarde, por la noche, cuando volvíais al barrio, repetíais de nuevo todos los planes que habíais concebido hasta el momento, los más rocambolescos y los más serios, les dabais vueltas y más vueltas para luego volver, al día siguiente, a los mismos gestos, a los mismos hábitos, a las mismas chanzas.

         Pero esta vez Marcelo lo estaba planteando en serio. Un buen golpe, dijo y os miró a todos, uno a uno, un golpe de verdad, continuó y sólo le faltó añadir: que nos haga hombres, que nos saque, en un tono dramático lo diría si hubiera llegado a expresarlo, de este aburrimiento vital atroz. Todos se emocionaron, expectantes, era el momento, ahora sí que podíais. Tú no, te callaste primero y luego comenzaste a poner pegas. Pero al final, como viste que los otros se entusiasmaban, como te dio miedo quedarte solo o que te llamaran cobarde o que se rieran de ti o simplemente no dar la talla, más por ti mismo que por los demás, aceptaste.

– No tendrás valor.

         La voz de Marcelo sonó dura tras un silencio largo que siguió a un comentario tuyo, a medio camino entre la osada valentía y una repentina prudencia. Os mirasteis y no disimulaste un profundo rencor hacia él, que hasta ese momento había sito un mito, un héroe para ti. Estabas harto de pronto de la primacía de Marcelo, de ese tono de superioridad y de gallito. Además, te estaba siempre enjuiciando, te miraba por encima del hombro y parecía estar convencido de que tú no eras nada a su lado, sólo una sombra, un apestado incluso. Los demás te miraron igual, lo notaste, con una cierta distancia, una más que evidente burla y no poda indulgencia. Te retaban.

– Lo haré.

– Todo ha de estar bien atado.

         Esta vez Marcelo se lo decía a todos. No te repitió lo del valor, era un sí a todas luces. Te admitía, había sido sólo una chulada, un modo de aumentar la tensión, de dejar claro además que él era el jefe, el que admitía o rechazaba a quienes estaban en la banda, igual que hacían otros jefes. Recordarías tal vez los grupos que se formaban en la escuela, durante el recreo, en el que un pretendido capitán de equipo iba escogiendo para los partidos de fútbol a los jugadores de entre los compañeros que formaban sobre el patio en hilera, ansiosos todos por ser elegidos. Era un juego de niños, pero ahora volvía a ser como entonces, aunque ahora le dabais una patina de seriedad, de dramatismo, y el jefe, en este caso era él, sin que nadie, como ocurría en la escuela con los pretendidos capitanes de equipo, lo hubiera elegido y mucho menos legitimado.

– No tendrás valor.

         Te repetías la frase una y otra vez, en un retintín molesto, mientras escuchabas a Marcelo prepararlo todo. Tus colegas atendían a sus palabras con verdadera devoción, como si fuera un guía único, inigualable, mientras que tú intentabas sacarte de la cabeza la acusación feroz. No podías menos que reconocer que, aun cuando te dominaba no poco rencor por haberte convertido en el blanco de sus iras fruto de su caudillaje, la verdad es que siempre había gozado él de esa propensión a liderar el grupo. Lo conocías bien, desde niño y siempre había logrado dirigir a quienes le rodeaban. Un líder nato, dirían, alguien que consigue embelesar. Y os embelesaba, cierto, aunque a ti lo que en ese momento resonaba en tu cabeza constantemente mientras él hablaba era esa afirmación que te gustaría sentir como gratuita, banal, jaranera, pero que en realidad te hería profundamente por ese sospechoso presentimiento de que pudiera ser cierto, de que carecías realmente de valor y que nunca llegarías a nada.

         Y mientras te debatías en esa amalgama de sensaciones e ideas, de impresiones e intenciones, Marcelo acabó de desgranar el plan y realizó el gesto que te impresionó y con el que buscaba a todas luces demostraros lo serio del proyecto, que no se trataba de uno más de vuestros juegos de chavales de barrio y que ahora ibais a dar, en efecto, el paso que os sacaría del anonimato, de la niñez, de las sombras de vuestro rincón urbano, que os iba a poner de modo definitivo en vuestro lugar, donde os merecíais, en el lugar al que aspirabais y al que Marcelo os conducía, gesto que no fue otro que acabar de pronunciar la última palabra y sin más acercar la bolsa que había dejado junto a la puerta cuando llegó, ponerla sobre la mesa y, añadiendo expectación, sacar las armas, un puñado de revólveres metalizados que brillaban, o así te lo pareció, hasta el punto de volverse el centro de la escena, como si estuvierais en uno de esos cuadros cuyas láminas observabas junto a Cheli a veces para entreteneros y en el que todas las figuras y objetos envolvían un punto concreto al que se dirigían todas las miradas.

         Os distribuisteis las pistolas. Pesaban. El metal era frío. Con esto, pensaste, puedes matar a alguien. Te lo imaginaste. Apuntar a una persona, apretar el gatillo y entonces una vida se desvanecía por completo a voluntad tuya, un gesto de tu dedo y adiós a la vida. Una pistola, pensaste, esto era otra cosa, no pasear con una navaja en el bolsillo, no mostrarte pendenciero con tus puños, tu mirada, tus palabras ofensivas: otra cosa. Una pistola, pensaste, te daba el poder, tenerla en las manos te convertía de pronto en un hombre distinto, quizá en un hombre que dejaba atrás el ser un mero muchacho de barrio, ser un hombre. Ahora sí, serías capaz de todo, se lo podrías decir bien claro a Marcelo, tendré valor, oye, no es verdad lo que dijiste.

– No tendrás valor.

         Marcelo dijo que él guardaría las armas. Era lo más seguro y así lo comprendisteis todos y nadie puso reparos y devolvisteis las pistolas para que Marcelo las custodiara hasta dos días después, que fue la fecha acordada y que esperabais como agua de mayo. Sacasteis unas cervezas, había que celebrarlo, echasteis unas risas y por una vez en la vida te sentiste a gusto con el grupo, eras uno más, tu vida tenía sentido porque pertenecías al grupo, sabías que lo conseguirías y se sentirían orgullos de ti como tú mismo te sentirías orgullos de ser uno más. 

         Saliste del edificio sintiéndote ya diferente. Eras otra persona, otro hombre, alguien capaz de emprender grandes proyectos, cumplir con su destino. Y marchaste por calles vacías y en penumbra con las manos en los bolsillos, ajeno a lo que te rodeaba, orgulloso de lo que eras, de lo que ibas a ser y hacer, de lo que ibas a lograr. Las esquinas estaban desiertas. Era tarde ya. Te encaminaste hacia tu casa y mientras andabas te preguntaste una y otra vez cómo saldría todo. Bien, seguro, murmuraste, aunque no las tenías todas contigo. Podía salir mal, pensaste, podías morir, pero en tal caso morirías como un héroe, qué importaba, no le tenías miedo a la muerte, no le tenías miedo a nada y eso te hacía ser el más grande.

         Pensaste en Cheli y te entraron de pronto unas ganas inmensas de verla. Era una buena noche y te apeteció estar con ella, contemplar aquellas láminas que tanto le gustaban y, por qué no, amarla ya como lo que eras, como un hombre que a todas luces tenía valor, todo el valor del mundo.

Juan A. Herrero Díez

 

**********************************************

LOS ÚLTIMOS GOLPES DEL CAPPLANNETTA

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

CULTURA

Recuerdo que me dijiste:

-Toma, culturízate-

Tirándome a la vez el periódico

con todo el desprecio del mundo.

Me pregunto que será de tu vida

y de aquel desprecio grosero.

Me pregunto

 si un periódico culturiza,

me pregunto muchas cosas.

Jamás encontraré la respuesta.

***

 

I HAVE A DREAM

 

No soñar

es lo más práctico,

aunque

siempre se puede

tomar café

para acabar roncando

con la lengua negra.

***

 

DAKAR

 

Paseaba por la playa en Dakar,

negros mecían de tarde los restos,

las casuchas eran bienvenida de sal,

pueblo silvestre al lado del puerto.

Palma, caña y mediana luz solar,

testigo azul era aquel cielo,

la mar era solamente mar,

aquel azul era crudo y esbelto,

 aquella paz era todo mi hogar,

me desperté, y todo era un sueño,

y yo ya no estaba en Dakar,

frío hormigón clama mi encierro,

todo era asfixia y ley por sentenciar,

sol traicionero de un verano lento,

sueño que es sueño, y nada más.

Viento suave por el patio trasero,

brisa fixa de ámbar y oscuridad,

que viene el azul cruel y siniestro,

rectangular paraíso sin baobab,

túnel que trae otros vientos,

corriente fresca y seca es mi paz;

estáticos, esquivos, mis pensamientos,

con sonrisa fixa semi circular,

respiro y miro pasar a los presos,

confundo rejas, confundo a ras

los suelos de cemento sin paradero,

 amos de la grosera inoportunidad,

estoy yo aquí y me hallo tan lejos…

de lo que deprisa siempre se va,

sorda deriva de mi desconsuelo,

hacia la brisa de sonrisa fixa se va

para la prisa, y la prisa sin pero,

  y lo que para y espera aquí ya no está.

Ni está la playa, ni está el vocero,

la ruina mira su destino hacia atrás,

y está cansado de su lar el acero,

de su repetido sueño y su deambular,

ya no existe amigo de puertas adentro.

Se repite el sueño y el peregrinar

por paisajes de vidrio y terco tormento.

*************************************************

********************************

TRES POEMAS

Por Cristian Claudio Casadey Jarai

 

Pavana para mi soledad

 

La languidez del crepúsculo límpido

Es el Minotauro enardecido

Que indolentemente

Con su halo eterno

Y su efímera flama escarlata

 Pesa doliente

Sobre los hombros de mi conciencia.

No es divino el lamentar

Por aquellos Aquiles vencidos

Por aquellas Afroditas que sigue vírgenes

Ni por aquel dolor amargo

Que nubla mi vista.

***

Intrascendente

No sucede nada y sin embargo pasa de todo

Todo aquello que no quieres que suceda

Todo aquello que te atormenta

Todo aquello que te empequeñece

Todo aquello que acecha por las noches

Todo aquello que marca tus diferencias

Eres poco y sin embargo eres mucho

Mucho más de lo que piensas

Mucho más de lo que dicen

Mucho más de lo que sientes

Mucho más de lo que esperan

Y a pesar de ello

Vives en la intrascendencia

En la levedad

En la nimiedad

En la nada…

***

Todo para dar

No tienes nada pero tienes mucho

Eres rico en pobreza

No tienes dinero ni bienes

No tienes sabiduría alguna

Pero te sobran ambiciones

Mezquindades y envidias

Te sobran ganas de matar

A cualquiera que esté mejor que vos

A cualquiera que esté bien

Pues tu patética alma

Ha sucumbido en las profundas arenas

Del abismo de la miseria.

***********************************************

*********************************

BAJO LA LLUVIA

 

Bajo la lluvia

todo está en silencio.

Las calles

              Las plazas

                                     Los mercados

Cuando salga el sol

la vida parecerá

que renace de nuevo,

pero mientras la lluvia

no para de caer,

calándome hasta los huesos,

invadiendo mi espíritu

de nostalgia y recogimiento.

Lejos de un día cualquiera

de mayo,

con sol y esplendor

a un tiempo.

                       M. Carmen Roig

                       3 de mayo 2010

*************************************************

**********************************

 

DOS POEMAS TEMPOREROS

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

CAMINO

 

Camino de lo no-llegado,

supervivencia en el azar del suspiro,

camino hacia un futuro fragmentado

sabiendo que hoy y mañana fui niño,

no lo puedo olvidar, no, no puedo,

lo recuerdo detrás del anteayer,

lo quiero asesinar en mi vejez,

me espera jugando con el porvenir

mientras respira atado a mi sueño.

***

 

DEMASIADO HUMANO

 

Todo seguirá igual, todo ha de ser lo que fue,

 por más que mis dulces demonios insistan,

 por más que mi ángel tonto lo evite,

todo, absolutamente todo seguirá igual:

los bebés maman de su paraíso transitorio,

los niños juegan con un sol que es mentira,

los adolescentes descubren la espina en el jardín,

los adultos andan descalzos entre sombra y reloj,

los ancianos huyen del frío febril del calendario,

en los hospitales espera bicéfala la vida total,

los cementerios son aquella espina sin jardín ya.

Los hombres caminan entre síes y noes,

entre diástoles y sístoles, entre ilusión y patraña,

entre aniversarios y funerales, entre gentíos y soledades.

La mujer y el hombre son escarnio que fruto da. 

Todo seguirá igual, por más que cambien

los tiempos, por más que cambien los climas,

por más que cambien las cosas,

 todo, absolutamente todo ha de ser humano,

demasiado humano para ser puro y santo.

Lo consagrado también se pudre de veras.

 

 

**************************************************

************************************

*******************

*******

***

* 

5º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

5º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

5º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

MENSUAL DIGITAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXLIX de la 2ª etapa/ 01/11/2010

 

EDITORIAL XLIX

Pasión por la literatura y el cine

 

Este pasado mes de octubre ha sido el del premio Nobel de literatura, que ha recaído en Mario Vargas Llosa. También hemos asistido a la muerte de un actor español entusiasta de su trabajo, un actor de la vieja escuela, Manuel Alexandre. Si alguna cosa vincula a ambos hombres, es sin la menor duda la pasión, una pasión enorme por la literatura y por el cine.

Más allá del Premio Nobel, que es algo subjetivo y una mera referencia social, nadie puede negar que Mario Vargas Llosa es uno de los mejores escritores en lengua española. Esperamos que la polémica alrededor del personaje no enturbie más el reconocimiento que merece su obra. Con ello no mostramos conformidad con las posiciones políticas del autor, no creemos que para reconocer la obra, el estilo, la estructura e incluso los contenidos de sus novelas haya que comulgar con su ideario, nada más lejos de la línea de esta revista que las posiciones políticas del autor peruano. Pero mentiríamos si no dijéramos que «La Ciudad y los Perros», «Conversaciones en la Catedral», «Lituma en los Andes» o cualquiera otra de sus novelas nos han dado momentos esplendorosos como lectores, e incluso ha podido influir en nuestro estilo.

Mario Vargas Llosa ha defendido a ultranza la pasión por la escritura y la lectura, dos caras de la misma moneda. Ha hecho de la literatura el pilar de su vida, su manera de acercarse a la vida, estemos o no de acuerdo con alguna de sus manifestaciones, también el ejercicio de la escritura y la lectura es una manera de ser incluso feliz y también de probar, experimentar, que al fin y al cabo eso es la vida en cierto modo.

Manuel Alexandre, por su parte, es uno de esos actores presente en buena parte de la historia del cine español. Comenzó a actuar en los años cuarenta y no ha parado hasta su muerte, actuando siempre en papeles secundarios, pero bien presente en todo momento. Al igual que el escritor peruano, el actor español nos ha mostrado que la pasión es un factor crucial en el arte y en la vida, que no están tan separadas como pretenden. Sin pasión, no hay vida, ni arte, ni nada.

Huelga decir que el mejor homenaje es leer, ver cine, apasionarse con la buena literatura, con la buenas películas. Es lo que más nos interesa de traer aquí a Mario Vargas Llosa y a Manuel Alexandre, recordar que nuestra vida es más plena gracias a la pasión que nos aporta el arte y que nuestra vida, sin arte, no sería vida.

***********************************************

************************************

 

CRAPULATORIO

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

QUE VIENE EL GATO

 

Desde la Tierra de argenta

vino un tipo singular,

poeta de los de absenta

y güisqui añejo en el paladar,

en el barrio de Gracia

tomó las riendas del pedal,

rimó en el otoño la rumba

y ebrio, muy ebrio su soledad,

casi se lleva a su tumba

el don de la originalidad,

él era un poeta Pérez,

gato, con mucho granito de sal,

él era la canción alegre

entre ventilador y vendaval,

forzaba la maquina a drede,

era gato que viene y se va,

él era ojo de mujer celeste,

él era el niñito de Mamá,

 él era la lagartija verde,

era mitad de media mitad,

era juerga en un pesebre,

era Rey de su contrariedad,

era una balsa de aceite

y agua con radio actividad,

era su deuda pendiente,

era improvisada realidad,

era rima que pisa valiente,

era lo inusitado y lo inusual,

mezclaba literatura

con virus de toxicidad,

mezclaba rito en su frescura,

temperatura en la levedad,

era mentira sin las costuras,

parafraseo sin redundar,

era lo común sin ser corriente,

era gato pardo en la ciudad,

 anestesia de mini-bar, dry latente,

delincuente de la ociosidad,

el son efervescente,

sabio de güisqui-bar, amigo ausente,

crapulatorio de nocturnidad.

***

 

ALGO SERIO

 

No me gustan las comedias románticas

por que el amor es algo muy serio,

el amor es algo tan serio

que bostezan las parejas su torpe repetición

en un lánguido pasillo sin auroras,

el amor es algo tan severamente serio

que muchos se tragan su orgullo

entre el bochorno del primer frío de calles

que gelatinan la baba del asco,

ante la moral que supera lo insuperable

y se hace vieja, y se vuelve inútil,

más inútil que el polvo que se sacude,

frente al daño que pellizca nuestra sed

cuando la voluntad es prieta impotencia

que enjaula al libre pero fugitivo intento,

el amor es algo tan despreciativamente serio

que muchos dan bandazos en lo mismo,

redundan como neonatos que maman,

como veteranos crápulas

que retroalimentan su adolescencia,

como agua en movimiento

que persiste entre la senda vegetal de acequia

porteando objetos vacíos por dentro,

busco rastro del ámbito donde todo sea

tan suavemente fácil

que estoy decidido a seguir engañándome,

quiero lo que está negado

y niego lo que es posible,

cierro todo un campo abierto

y abro dudas que son una medio verdad,

¿me contradigo en el placer sencillo

o me hallo entre lo imposible?

Las semillas custodian otro misterio infinito

y los laberintos son caminos huérfanos de horizonte.

Parece sencilla la vida

mientras la ingenuidad nos ilusiona,

parece pan comido este juego

y está podrido el postre más allá del ayer,

todos empezamos por dónde más nos gusta,

mientras fermenta nuestra exquisitez.   

 

***

 

LA CASA APAGADA

 

A Z. R. V. O.; vivimos nuestro

día a día sin olvidarla.

 

Son las cuatro de la tarde

y todo un bostezo ocupa el lánguido tedio

de nuestra siesta matutina,

el perro duerme, la cucaracha duerme,

duerme la paloma, duerme la polilla,

y la basura ha dejado de ser el único sueño,

las señoritas duermen boquiabiertas

y roncan panza arriba,

los meandros han escapado de cuclillas

por la puerta principal,

el aburrimiento se extiende

como un ocaso que pretende estar erguido,

tres seres durmientes

y tres computadoras en vigilia,

son las cuatro y media de la tarde

y la casa parece inmaculada,

la televisión con su sobremesa encendida,

y el ayer deja un rastro en el silencio,

solamente nos queda el feliz aniversario

y es lo que más nos duele.

***

 

LIFE ON MARS

 

Tú tienes la televisión

encendida para ti sola,

alternas entre Netbook

y programas amarillos,

yo me conformo con Bowie,

con café, con cigarrillos;

Tú tienes Play Station, Prozac,

y las aplicaciones del Facebook,

yo me conformo con unir palabras,

con tu voz contra mi voz,

con resumir en una frase

todo un día insoportable;

Tú tienes todo un mundo

para mirar bajo sospecha,

yo no tengo sospecha,

y miro hacia la nada,

mi mundo ya ni mira;

Tú tienes la luz de las bombillas,

la sombra en los umbrales,

los reflejos en los quicios,

yo me conformo con tus sobras,

con tus destellos pacatos,

con la luz de tus sonrisas.

Vivimos lejos el uno del otro,

yo creo ser de Marte,

Tú en Plutón olvidaste el bolso.

****************************************************

*************************************

 

Fuga en Do Menor

 

         Amaneció y los vecinos, al despertar, nos encontramos las calles repletas de furgonetas y coches de la policía. Agentes uniformados y armados hasta los dientes se paseaban por las aceras, a la espera de algo, no sabíamos qué. Qué ha pasado, nos lo preguntábamos todos no sin sorpresa y no poco de aprensión. Algo grave debía de estar ocurriendo, terroristas, murmuraban algunos con más que evidente exageración, para que se montara semejante despliegue, el mundo estaba muy mal. Pero no, al final, al poco rato, circuló de boca en boca algo que ya todos sabíamos: era por los talleres, se trataba de los telares de los chinos, el barrio estaba repleto de ellos, clandestinos, secretos, apenas visibles aunque conocidos por todos. Si uno paseaba por aquellas calles, apenas veía a los propios chinos, de tanto en tanto te cruzabas con alguno, silencioso, discreto. Pero los había a mares, aunque no los viéramos.

         Fue en las antiguas fábricas donde colocaron sus telares. Compraron los solares y los adaptaron con suma discreción. Trabajaban todo el día, incluso por la noche, y a veces, cuando volvías tarde, escuchabas el bisbiseo de las máquinas. Trabajaban en ellos cientos de mujeres. No lo veíamos, pero se sabía. A veces llegaban hombres. Los dueños, los gestores, los veíamos entrar en los locales y se iban rápido. Apenas se relacionaban con el resto de los habitantes, eran comos dos mundos que existían juntos, pero separados, sin posibilidad de contacto. Tampoco molestaban y por ello no nos interesamos por lo que pasaba dentro de aquellos muros.

         Bajé a la calle, fui al bar, a tomarme el primer café y leer el periódico. Me crucé con varios policías que parecían indiferentes a nuestra cotidianidad. No leí el diario, la noticia estaba ahí fuera. Llevan desde antes de abrir, me dijo Juanma. Vaya susto, le dije. Pues sí, respondió, hacía años que no había barullo aquí, desde las huelgas. De aquello hacía más de veinte años.

         Vimos de pronto como salían de las antiguas fábricas los policías con las primeras mujeres a las que rodeaban y guiaban hacia los vehículos. No parecían, sin embargo, peligrosas, y no lo eran, sin duda alguna. Miraban al suelo, como indiferentes, como ajenas a lo que les estaba sucediendo, absortas en sus pensamientos y, en definitiva, como si todo aquel jaleo no fuera con ellas. Las distribuyeron en las furgonetas. Parece que dormían en los mismos talleres, dijo alguien detrás de mí. Vaya vida, exclamó un hombre a mi lado. Seguro que ellas son las que menos culpa tienen, comentó una mujer. Siempre son los pobres los que pagan el pato, añadió no sin poca rabia y una pizca de resignación. Algunas furgonetas arrancaron y desaparecieron tras la esquina. Los vecinos miraban desde las ventanas o algunos se paraban en la calle. Se hizo un silencio tremendo. No apetecía decir nada más, todo era demasiado triste. No los conocíamos, a los chinos, sobre todo a las chinas, vivían en su mundo, pero no era bonito contemplar todo aquello y qué menos que sentir no poca piedad.

         Pagué el café. Salí del bar e hice varias gestiones antes de volver a casa. Abrí la puerta del portal, tenía ganas de dejar atrás aquel espectáculo. Me acerqué a los buzones y fue entonces cuando la vi. Estaba debajo de la escalera, escondida en un hueco amplio donde algunos vecinos dejaban las bicicletas, los carritos de los niños. Estaba sentada en el suelo. Temblaba. Me miraba con pánico. Nos observamos durante algunos segundos. Hola, le dije, y de inmediato me sentí algo imbécil por no haber sabido decir otra cosa, haber reaccionado de otro modo. Se puso a llorar. Sin sollozos, sin aspavientos, sólo derramaba lágrimas. Me acerqué. Ella se puso más tensa si cabe. Se echó para atrás, como si pudiera atravesar la pared que estaba a su espalda. Estiré los brazos hacia ella, lentamente, no quería asustarla todavía más.

– Tranquila. -Le dije.

– Tú no darme ellos.

         Su voz era como la de una niña. No sabría decir qué edad tenía. Fuera sonaron sirenas de la policía. Eso le asustó todavía más. Sube conmigo, le dije, y apunté hacia arriba, hacia la escalera, a mi casa, añadí. Me miró extrañada. No supe si me había entendido. Ven, le dije. Hice un gesto con la mano. Se levantó. Le dejé pasar delante de mí y empezó a subir las escaleras.         

         Llegamos al segundo piso. Es aquí, le dije. Abrí la puerta y ella entró. Se quedó quieta en el recibidor. Pensé que tal vez no se fiaba mucho de mí, lo podía entender, pero no tenía muchas opciones, o era la policía o era yo, en cualquiera caso la incertidumbre. Pasa, le dije. No sabía muy bien qué hacer.

– ¿Lavabo? -me dijo-, yo sucia.

– Ven.

         Le abrí la puerta del lavabo. Ella entró, avergonzada, tímida, cerré la puerta y fui hasta la sala de estar. Salí al balcón. Había todavía movimiento. Se iban algunas furgonetas, llegaban otras nuevas y de una fábrica cercana salían de nuevo grupos de policías con mujeres chinas a las que introducían en los vehículos.

         Escuché que salía del lavabo. Entré y fui a la cocina. Saqué varias cosas para que comiera. Agarró con ansia algo de fruta, tenía hambre, y mucha además, no lo disimulaba. Me fijé más en ella. Era joven, pero seguía sin poder precisar una edad. Me pregunté qué íbamos a poder hacer. No podría salir de casa durante algunos días. La policía iba a merodear seguramente por la zona, sin duda no sería la única china que había escapado y buscarían a las fugadas. Eso me hizo pensar en mi papel. Estaba escondiendo a alguien. No sabía muy bien si las acusarían de algo, pero de momento yo estaba ayudando a alguien a fugarse de la policía y eso, supuse, debía de ser un delito. Claro que no era lo que más me preocupaba, por mucho que nunca hubiera tenido problemas con la ley y no me apetecía mucho tenerlos ahora. Pensaba sin embargo más en ella. Mientras comía, parecía reducir su temor hacia mí, pero no iba a ser fácil, estaba seguro, que confiara plenamente. Claro que yo no sabía muy bien qué hacer, como ayudarla. Me sentí perdido, desconcertado. Por ella, por mí. El mundo me pareció de pronto un lugar tremendamente incómodo.

Juan A. Herrero Díez

 

***********************************************

 

La Leyenda del Puente de Piedra

 

Por Cristian Claudio Casadey Jarai

 

El clima del pueblo era realmente caliente. Ese día en especial había sido demasiado sofocante, tanto que no había agua alguna capaz de calmar la sed de Pedro, el jornalero.

El trabajo en el cafetal había sido especialmente duro esa vez. Las alimañas picaban sin cesar su sufrido cuerpo. Las gotas de sudor que se deslizaban por su frente nublaban su fatigada vista. Por suerte sus labores ya habían concluido. La noche se acercaba sigilosamente.

El patrón, satisfecho con las tareas realizadas por Pedro, resolvió obsequiarle un gallo muy obediente y fortachón. Pedro estaba muy feliz con semejante regalo, por lo que agradeció mucho a su jefe y emprendió su recorrido.

El camino hacia su hogar era largo y sinuoso. Las montañas parecían burlarse del hombre, quien en su pesar no hacía caso alguno de las bromas de la naturaleza indómita.

El manto oscuro y estrellado le jugó una mala pasada. La falta de luz hizo que pedro equivocara su trayecto, por lo que llegó hasta un río cuando se dio cuenta de su error.

–   ¡qué me lleve el diablo! ¡Maldita sea mi suerte! – Gritó lastimosamente Pedro.

Un repugnante olor a azufre impregnó todo el ambiente. El Demonio en persona había acudido ante el llamado de Pedro, quien transpiraba todavía mucho más que antes.

–   Ayúdame Satán – Dijo pedro.

– Aquí estoy a tu servicio – Contestó educadamente el Diablo. Pedro nunca imaginó que el famoso Príncipe de las Tinieblas era un tipo fino y educado, con buen porte y muy elegante.

– Conozco tu problema y sé que te has perdido. Puedo ayudarte a llegar a tu casa a cambio de un favorcito – Habló con cierta malicia el Maligno.

– ¿Y qué quieres de mí? Sólo soy un pobre jornalero que no tiene fortuna, mi único deseo es retornar a mi ranchito con mi esposa y mis queridos hijitos – Replicó con pesar Pedro.

– Construiré un puente de piedra sobre este río a cambio de tu primogénito.

Pedro lo pensó detenidamente. Necesitaba aquel servicio, pero el amor a su hijo no le permitía realizar semejante sacrificio cruel.

– Está Bien Satán, pero con una condición – Sentenció Pedro – Debes terminar el puente antes de que cante mi gallo al amanecer.

– Muy bien, que así sea entonces – Exclamó impaciente Lucifer.

Con todas sus fuerzas el demonio sacó y sacó piedras desde las profundidades de su Reino. La velocidad de Belcebú era verdaderamente escalofriante. Pedro estaba anonadado con el espectáculo infrahumano que transcurría ante su vista. El gallo se había despertado y miraba como el Diablo trabajaba sin cesar.

Ya casi estaba por amanecer. El Demonio sonreía placenteramente al instante en que sólo le faltaba colocar la última roca en el puente. Pedro, ni lento ni perezoso, hizo cantar de un puntapié al pobre gallo, quien lanzó su quiquiriquí como si fuera el último. Lucifer, engañado, se refugiaba en el abismo del Averno, mientras Pedro soltaba grandes carcajadas.

– No debí de ser tan confiado. Me has ganado en verdad, hay gente más deshonesta que yo – Pronunció Satán.

Y así fue como el famoso Puente de Piedra fue creado hace muchos, pero muchos años.

************************************************

 

Muerte por Amor

En una oscura y húmeda callejuela a altas horas de la ya entrada noche, una mujer muy bella  iba caminando sola, por esas calles empedradas en las que sumergía sus pensamientos y en las que quería ver su reflejo; iba ataviada con un gran vestido de gala, con bordados, y piedras preciosas que se cubrían por una capa negra, que ocultaba desde el color de  su cabello hasta la punta de sus pies.

No importaba si pisaba un charco y ese lodo la ensuciaba, no pretendía nada. Sólo caminaba y pensaba. El frío del otoño hacía que se perdiera entre la húmeda neblina que oscurecía más su cabello, como las lágrimas que iba derramando al hacerse presa de un pasado, de un dolor… su cara (ella pensaba) era cómo una máscara, un disfraz, como si en alguna ópera hubiera estado, enmarcando sus labios rojos y sus lágrimas negras causadas por su mismo maquillaje.

Lo único que se escuchaba esa noche era el eco de sus pasos… y en eso, dentro de un parque, voló un ave,  un ave de color negro y salvaje;  era un cuervo y su aleteo, despabiló su mirada y descubrió su faz, al quitarse la capucha de esa capa, dejando enmarcada su blanca y mortecina piel al reflejo de la luna…

El cuervo croaba, pero ella no sabía lo que decía, no le entendía, la veía con recelo, lujuria y pasión, como un ardor enfermizo… y ella hipnotizada por esa mirada encarnada en el propio fuego del averno lo miró y se enamoró de él, sin saber el cómo, ni el porqué.

Su  misma mirada brillante lo atrajo hacia ella y él se posó sobre su hombro izquierdo, ya no se escuchaba nada más que el silencio en esa noche oscura y fría de otoño.

En ese instante, el cuervo, con su afilado pico, le quitó la capa, haciéndola trizas y acabando en el suelo, vio sus lindos hombros desnudos, blancos como la leche y quiso darle un beso; más no pudo,  y así enterró su pico en su cuello, y  mientras la sangre salía a borbotones, el mismo cuervo se entusiasmó más y con su mismo instinto animal y sin piedad, clavó sus garras en ella, y su pico en una de sus clavículas, para así, alimentarse de la sangre de una mujer que lo amaba, penetró en su carne, y con tanto dolor, ella murió, sin decir una sola palabra…

Ya que el cuervo se alimentó con su sangre y se comió su corazón, lleno de amor por él… la dejó muerta y sola. Nadie supo que pasó con ella, pero si pasan por esa antigua avenida de Londres, todavía se escuchan los pasos de aquella dama que se conjugan con el aleteo de un ave nocturna, una que desapareció también, una que se fue a su mismo infierno, dónde se confundió con el fuego de sus ojos y la oscuridad de esa noche, en la que mató, a la única mujer que amó, por desesperación y ambición.

Aquella a la que se unió y con la misma que en un charco de sangre desapareció.

Barbara Wall

************************************************

***********************************

 

POEMAS DE NETBOOK EN EL BALCÓN

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

A LA GENERACIÓN DEL 50

 

Os veo juntos fotografiados y parece

que estáis delante de un fondo arrasado

que sabe a tapia de cementerio,

a nicho y sepultura verticalizada,

que sabe a gris fermentado en lo demás,

que sabe a madera podrida hace años,

Miro vuestras fotografías y veo

el añil sediento de ansiedad a bocanadas

y de coñac sombrío y enmohecido,

a todo vuestro repetido Padre Nuestro

como un cuajo negro de silencioso humo,

a la sábana oscura que os enseña

la efigie inocente de otro orbe perdido en este.

Os veo en la foto y os echo de menos,

recreo mi libre pensar pisoteando

[el no-vuestro, pisoteando la fruta prohibida,

siento pena por vuestro tiempo

y por los demonios de vuestro día a día

siento repugnancia completa. 

***

 

EL NIÑO DE ABAJO

EL LOCO DE ARRIBA

 

El niño que vive abajo

le pregunta a su mamá:

Mamá, ¿el vecino de arriba

está loco?

Su madre dice que sí,

con las mismas le pregunta:

¿Por qué, mamá?

¿Por qué se vuelve

la gente loca?

Entonces,

solamente entonces

su madre le dice: No seas curioso,

hijo, no lo quieras saber todo,

ya lo sabrás cuando seas mayor.

Ya mayor

 la pregunta es otra.

***

FACEBOOK

 

A veces hay alguien en Facebook

que quiere ser tu amigo,

solamente porque ha visto

tu triste fotografía,

no te ha visto en la vida,

pero quiere conocerte.

A veces hay alguien en El Bús

que rechaza ser tu amigo,

solamente porque ha visto

tu triste día a día,

 cruce de miradas en la vida,

 nadie quiere conocerte.

¿La timidez es cobardía?

¿Para conocer basta con verte?

***

LINUX, I LOVE YOU

 

Pensamiento libre,

Libertad de expresión,

Software libre,

Cibernética Anarquía,

Libre caminar,

Cultura Gratuita,

Download Free,

Información Gratis,

Socialismo Global,

Outsider on New York,

Insider on My Home,

Freedom on Silicon Valley,

Freedom for Tibet,

Libertad Sexual,

Poder elegir Adónde,

Nombre común a todas las cosas,

Deshazte del nombre propio,

Infancia Respetada,

Hambre zero,

Jubílate pronto,

Calidad de vida,

Ciencia gratuita,

Inversión en desarrollo,

Mundo Sostenible,

Energía Ecológica,

Primeras necesidades cubiertas,

Educación liberal,

Sentimental Educación,

Drogas Legalizadas,

Todos Somos Lo Mismo,

La Misma Cosa es El Mundo,

Abrid las ventanas Ya,

Que corra el aire Libre,

Hacedle que pase,

Decidle aquello de

COMO SI ESTUVIERAS

EN TU CASA.

¿Por qué no queréis cabrones?

Todo sería más fácil.

***

 

BLOGGER-NADIE

 

No tengo cuatrocientos seguidores,

Ya no reseño ningún libro,

por que la admiración está lejos

de la gratuita gratitud,

Enlaces: los justos,

Banners: solamente amigos,

Escribo lo que me da la gana,

algunas veces hablo de la tele,

otras de mi pasado reciente,

otras, no sé ni lo que digo,

tengo cátedra en tele-basura,

tengo menos visitas que un spam,

mi alma es correo no deseado,

me perjudico el nombre

con tanta redundancia,

ganas de repetir esa cacofonía,

me quedo solo

por que se cansa el lector

de la rutina,

escapo de misantropías

para lindar en la miopía.

Sin embargo, no pienso cambiar,

no venderé esta chupa

por más que pique,

me gusta la franela dura,

que abrigue, que proteja,

que dure, odio el poliéster.

Ignórame si quieres,

Despréciame si gustas,

Hackéame mis audios,

Saquéame las fotos,

Te doy mis poemas gratis,

No me dejes comentario.

Disfrázate de nylon.

*************************************************

***********************************

VERSOS SIN BAUTIZAR

Por Cristian Claudio Casadey Jarai

 

Cofre de tu vientre

Cárcel profunda

Portas un bosque

A toda la humanidad

Hemisferio casi perfecto

Círculo místico

Llevas en tus entrañas

La salvación del mundo

No permitas que te separen

No permitas que te humille

Sigue hacia adelante

Deja atrás el orgullo

Vida innoble y tirana

Que se desquita con los débiles

Llevarás tu propia cruz

Tan pronto hables sobre la verdad

Pero eso no te importa

Amas la justicia por sobre todo

Y no la de los hombres

Sino la verdadera

La que proviene del Altísimo

Sabiduría en tus venas.

***

Con su roldana de acero

El carcelero va borrando los años

Trozos de carne en el metal

Pedazos de alma en sus llaves

La puerta siempre permanece cerrada

Ya no hay visitas ni visitantes

Soledad inmensa

Que abraza inmisericorde

La oscuridad que rodea el claustro

Silencio embriagador

Que destiñe locura y ansiedad

A cada instante

A cada momento

En cada rincón

Pues nunca pasa nada

Nunca se mueve nada

Solo la espera

De quien no tiene salvación.

***

Cuchillo de pedernal

Que se levanta ante la fatalidad

Del incendio de tus sentimientos

De la frustración acumulada

Décadas de lluvias

Que desgastaron tu corazón

Que malograron tu existencia

Que arrebataron tu amor

Ruinas y desventuras

Lugares apartados

Buscas en vano tu lugar

Buscas en vano tu destino

No sabes que ya se ha ido

Y no ha dejado señales

Para que lo puedas encontrar.

***

Mudanza en el firmamento

Los dioses no desean más

Que nadie se entrometa

Que nadie ore

Que nadie suplique

Que nadie los ame

Que nadie los perturbe

Que cada uno viva su vida

Sin importar nada más

Pues nunca bajarán del Olimpo

Ni volverán del Valhalla

No descenderán al Averno

No intervendrán más

Solo ha quedado el hombre

Merced a su elección

No hay dioses que prohíban nada

Nada hay ni nada habrá

Solo ha quedado el hombre

Desprotegido ante la vida

Desnudo ante el destino

Desbaratado en su interior.

 

****************************************************

*************************************

POEMAS DESDE EL SOFÁ

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

NECESITO

 

Necesito escribir ahora este texto.

Quizá, por la soledad inmensa que supone

subir por la cuesta vertical del día a día.

Hoy, han venido todas las facturas a la vez.

Los vecinos me miran mal, ven a un moroso,

los bancos son sanguijuelas insaciables

y han perdido el corazón,

los políticos dicen que hacen cosas

para el ciudadano,

y lo que hacen es un obstáculo constante

que a ellos les favorece.

Necesito escribir ahora este texto.

No voy a pensar en métrica alguna,

no voy a utilizar aliteraciones,

no voy a explicarme con aforismos,

solamente quisiera

escapar de este triste mundo.

Quisiera ser lo más salvaje posible,

que las cifras no sean mis carceleras,

si tengo hambre salir de cacería,

si tengo sed tratar de consolarla,

si tengo sueño dormir en lugar seguro,

soy totalmente analfabeto

en el tema del cómputo, también en las rutinas,

solamente quiero entender

por que hemos hecho de esta vida

 un negocio, negocio rentable para algunos,

un negocio que incremente,

un negocio para y por todos, por y para nadie,

un negocio que es un yugo,

hemos dejado todos la sensibilidad

en los trasteros y en los sótanos,

el humano es deshumano,

no existe la conmiseración,

todo tiene su precio,

nadie da nada sin recibir algo a cambio,

tengo la necesidad de escribir esto,

tengo la necesidad de anestesiarme,

dirán que soy borracho, que digan lo que quieran,

por todo han de criticarme,

yo no diré nada, para que no me encierren,

que digan lo que quieran,

a esto llaman calidad de vida o superávit,

a esto llaman sociedad del bienestar,

a esto llaman primer mundo,

a esto llaman sociedad liberal,

yo quiero vivir en otro mundo, un mundo

donde la humanidad fuera posible,

quisiera escapar de esta mentira

y de esta superficial mojigatería que me sigue

los pasos a un medio metro de distancia.

***

 AMOR: QUIEN LO PROBÓ

LO SABE

 

En el amor

se mezclan las mugres con las tiñas,

lociones de afeitar con crecepelos,

misántropos con antropófilos,

el gentío de las riñas con los trasiegos,

se mezclan el sí de las niñas

con el no de los niñitos buenos,

el olor de las maduras piñas

con insípidas peras que saben menos,

se mezclan el álgebra y el logaritmo

 con la verbigracia del alfabeto,

se mezclan la poesía de las posologías

con la prosodia de los prospectos,

se mezclan la geometría del poliedro

con la química del ibuprofeno,

se mezclan las metáforas y las paradojas

con la metafísica del parafraseo.

(continuidad achicando sílabas)

 

 Blanquean su maña

los negros garbanzos,

se oportuna la muerte

en pos del oportunismo,

se vive y se desvive

en la cama o al raso,

y en camastro o en claustro,

se aprovechan litigios

entre pitanzas calientes,

entre ardientes molientes,

entre verdades sin dientes;

 el bitute, el lonche o el piscolabis

se lo guardan para mañana,

para cuando no hay.

No es ya convenido el amor

desde la cuna hacia el lecho,

para la entrepierna y el pecho,

entre el suelo y el techo.

Es conveniente ahora casarse

con trecho y sin pertrecho,

sin dicho y con hecho,

el divorciado aprende derecho.

Se apropian los amantes

de lo suyo y lo ajeno,

de lo impropio y lo apropiado,

del improperio y lo enajenado.

Se saca y se mete

según se pise,

bosteza la siembra

por simiente ya yerma,

por simiente fértil

la siembra siempre florece.

Igual es amor conuco que truco de cuco,

se suplanta el tuco caduco

por pañal, sonajero y patuco.

De fiesta a festín,

quien ahorra en pacata verbena

la goza en batín.

De lumbrera a tarugo,

si la dicha es bella madrugo,

si la casadera es verdulera

lamentan su yugo,

si la soltera es fea de veras

la catan solo en primavera,

como quien pica mendrugo.

 

****************************************************

************************************

*******************

 

 

18º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

nevandoenlaguinea@hotmail.com

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

18º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXVIII  20-12-2.008

 

XVIII EDITORIAL

 

 

El castellano y su difusión

 

La catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid Inés Fernández-Ordoñez ha sido elegida miembro de la Real Académica de la Lengua (RAE) y pasará a ocupar el sillón P, que dejó vacante el poeta Ángel González. Experta en la Historia de la Lengua y en dialectología, ha estudiado en profundidad las variantes rurales del español peninsular. Su labor, según la propia Academia, podrá ser importante en el proyecto de Diccionario Histórico de la Lengua que está elaborando la RAE.

 

Aunque somos poco amigos de lo institucional porque creemos que el idioma, cualquier idioma, ha de ser un cuerpo vivo poco dado a las ataduras formales, no por ello somos ajenos a la labor de la Academia, principalmente en un momento en el que el español está sufriendo,  sobre todo en España, un retroceso atroz. No por culpa de las otras lenguas que se pueden hablar tanto en España como en otros países de lengua española -Perú, Guatemala, México, Bolivia, Guinea Ecuatorial o Paraguay, principalmente-, sino porque hay una enorme despreocupación por parte de muchos hablantes hacia la lengua y también un descenso cultural y educativo del que nos hemos hecho eco en algunos editoriales, lo que provoca carencias que afectan al castellano, lo empobrecen como idioma y devalúan la capacidad de diálogo entre las personas porque se devalúa la lengua que es el medio de comunicación por excelencia. En este sentido, la Academia de la Lengua se convierte en un útil instrumento de referencia.

 

Por desgracia, falla el uso del idioma. El conflicto lingüístico ha pasado a ser un conflicto político en algunos países, por ejemplo en España, donde se quiere enfrentar lenguas por razones de interés partidista. Es verdad que el castellano se impuso en algunos momentos de la historia tanto dentro de la Península como en las antiguas colonias, el castellano fue un arma de dominio político en detrimento de otros idiomas, expresiones de cultura. Pero ahora el español pertenece a millones de personas repartidos en España, América Latina y en Guinea Ecuatorial. En el Sahara Occidental y en Filipinas apenas es un idioma testimonial. Por ello el castellano es el patrimonio de millones de hablantes, no de un país determinado,  y no se puede decir que un español sea mejor que otro, al mismo nivel se hallan el castellano de España como el de Argentina o Cuba, el de cualquier país americano.

 

Nos gustaría que la labor de la académica Inés Fernández-Ordoñez, como dialectóloga que es, fuera en ese sentido. Puede llevar a cabo una apreciable tarea de concienciación de la importancia que posee la lengua, aun cuando el papel principal para la conservación, difusión y desarrollo del castellano esté en manos de los hablantes que han de saber que sólo de ellos depende el idioma.

 

 

 

 

 

WOMAN DEL CALLAO II

 

Dónde estás tú, dónde estoy yo,

dónde está el norte y dónde el sur,

quisiera ser para ti eterno sol,

quisiera ser alegría redonda,

quisiera ser pasión sin nudo,

quisiera ser gracia que se improvisa,

quiero ser paciencia de agua,

quiero ser tu confiado socorro.

Me duele expulsarte de tu paraíso

con el turno de la dulce noche,

despojarte de la ternura del beso,

arrancarte de la volteleta ciega,

expropiarte la pureza a ratos

de arrebato doliente,

desahuciarte de tu libre mirada,

negarte una nueva posibilidad.

¿Qué hace una mujer tan bendita

de la mano de un juguete roto?

¿Qué clase de anti-juez sin paz

te sostiene la mirada hecha añicos?

¿Qué púlpito de negrura asola

tu voz huída en tu inocencia?

¿Qué beso de ti se me ha escapado?

¿Qué mirar de soslayo

fue miedo de sombra sin nombre?

¿Qué azul de ti se fue tan callando?

¿Qué rosa nació con la espina

dolorosa de la libertad soñada?

¿Qué canción no rima todavía?

¿Qué conclusión tan nefasta

da pasos en el ahogo a solas

de este verso desesperado?

¿Por qué mi amor tú tan lejos?

¿Por qué me dueles tanto?

¿Qué ritmo dió la noche

a la tormenta de sabor a selva?

¿Qué suspiro negro de mí

te llevas al irte?

¿Qué bofetada del silencio

se retuerce como pez fuera del agua?

¿Por qué el amor es tan difícil?

¿Por qué mi voluntad es un preso

 anciano, sabio y cansado?

Woman del Callao me dueles,

me dueles al alba, y de noche,

me dueles a solas o sin ti,

me dueles cuando miras

a la ciudad que te enseña sus dientes.

Me dueles cuando vas sola

por el llanto del mundo.

Me dueles cuando huyes

de la verdad desnuda.

Me dueles en la sombra

del momento en el viento.

Me dueles cuando callas, cuando vives,

cuando andas, cuando flaqueas.

Si te rodeo en mis brazos

y veo que ves

el loco poema

del guardián de espejos,

me muero por dentro y todo tú

me corroes.

Te beso y no cierro la esperanza secreta

que nos mantiene soñando.

Me conmueve el sabor

de tu sueño sacudiéndose.

Me enamora la alegría

de tu presencia que regala sin descanso.

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

 

La Revuelta

 

 

         Me atraían todas aquellas luces dispersas: las que se contemplaban por el destello de las barricadas ardiendo o por el repentino resplandor de los cócteles molotov que estallaban al fondo de la avenida, el resplandor de las luces de los coches policiales o del inútil parpadeo de los semáforos. Se impuso un silencio tenso que sólo fue roto por las sirenas de la policía y de los bomberos, por el ruido de los cristales rotos y por algunos gritos que, desde lejos, apenas se entendían. Yo contemplaba aquel espectáculo impresionado, tal vez porque se me aparecía en cierto modo como el fin del mundo, un caos que no podía menos que calificar de sinfónico y que, no por llegar de pronto, me resultaba extraño ni imprevisto. Al fin y al cabo, lo artificial era lo anterior, aquella paz social engalanada de aparente riqueza que, estaba yo seguro, más tarde o más pronto se vendría abajo, como un edificio al que se ornamenta en demasía pero descuidando sus cimientos.

         Es verdad que aquello no era la revolución. Apenas era una revuelta, una de las muchas que se iban produciendo desde tiempo atrás y que nos conducían al caos. Pero también era cierto que hacía tiempo que no esperábamos la revolución, lo que no hacía que las cosas existentes, el capitalismo real, según lo llamó el sarcástico Klaus, fueran bien y quizá por ello el caos ya nos resultaba suficiente, dado que, nos parecía de pronto, no había alternativa posible.

         Me metí por las callejas adyacentes, más silenciosas pero no por ello menos caóticas, y vi a grupos de encapuchados que se movían raudos por las esquinas, casi de un modo militar. Algunos ni me miraron, me sentía invisible, otros me observaron apenas unos segundos, lo suficiente como para barruntar que yo no era un policía de paisano, y continuaron sus movimientos ajenos a mi presencia. De tanto en tanto volvía a escuchar el ruido de los cristales rotos, de las sirenas, los gritos, más lejanos sin duda pero, por romper el silencio de las calles estrechas, más intensos y tal vez más sonoros. Seguí andando. No tenía dirección fija, iba de un lado a otro, como un turista que visitase el caos.

         El mundo se venía abajo, no había vuelta atrás, y creo que nunca antes me había sentido más feliz. El orden se derrumbaba, ¿cabía algo mejor?, y aquella destrucción me resultaba gratificante. Me sentía regocijado, lo reconozco, al ver, en una calle comercial, los escaparates de las tiendas rotos, algunas sucursales bancarias con evidentes signos de haber sido incendiadas, los coches traspuestos y colocados como barricadas en medio de la calzada. El corazón se me aceleraba, se me despertaba la pasión y me acercaba a un ámbito en el que se diluían los límites de lo material. No crean que yo hubiera bebido ni consumido ninguna droga, nada más lejos, pero sin duda estaba muy cerca de los efectos más extremos que producían dichas sustancias.

         Salí de las callejuelas del casco viejo y avancé por plazas y calles que, si bien parecían no estar afectadas por los desórdenes, te hacían sentir la tensión. El ulular de las sirenas se escuchaban desde aquí y tal vez la falta de consonancia con el paisaje, todo de pronto tan ordenado, me inducía a pensar que lo que veía era apenas un espejismo o que lo recién contemplado no existía en absoluto. 

         Me senté en un banco de una extensa plaza. Ahí el silencio era absoluto y el bisbiseo de los incidentes quedaban ya demasiado lejos. Quizá nunca amaneciera, pensé. La noche eterna, era lo que me pareció que iba a ser aquella noche. Miré a mi alrededor y tanta soledad, por un instante, me resultó gratificante. Parecía imposible que poco antes hubiera asistido los incidentes. La tensión quedaba aquí diluía y me pareció que la calma siempre había existido. Concluí que el mundo era ambivalente y en él convivían ámbitos que llegaban a ser absolutamente contradictorios pero por los que se podía pasar con suma facilidad. 

         Sin duda había algo poético en todo eso. No me moví de ahí hasta el amanecer, a la espera de no sé muy bien qué.

 

 

Juan A. Herrero Díez

 

 

 

SU ABRAZO

 

 

Ese nudo orbital en mi cintura

delimita el espacio en donde habito

y ahueca entre sus alas todo un nido

donde entibio mi noche más oscura.

 

Rodea con su manto de ternura

la pesada raíz de mis olvidos,

y me diluyo lejos del silencio

con las voces de luz que me que murmura.

 

En ese globo astral arden los fuegos

que lamen las laderas del infierno

y borran los perfiles de la bruma.

 

Se estremece mi piel con el contacto

que surge de su abrazo dilatado

y alcanzo la verdad que me desnuda.

Teresa Palazzo Conti

www.lapoesiadeteresa.com

 

 

 

 

DESTINADO

 

A Lula, por su agudeza visual.

 

Le pedí que me leyera la mano

cuando mi juventud era un suspiro que nace.

Ella llevaba gusto a brandy en el paladar

pero vió la luna crecer en la palma de mi mano

como un espejo redondo y profundo como un pozo.

Se invocaba paulatinamente

a un pasado de travesura que salió cara,

a un presente de misterio escondido

en la semilla de la luz,

y a un futuro que florecía como una incógnita

vestida de ensueños plateados.

No lo supe hasta más tarde,

que una deuda quedaba tan finamente cobrada

como la justicia de Dios

hecha por los hombres.

Ella movía su mano como un abanico

esparciendo su visión de chamán ancestral y místico

como el humo espeso de la goma o del neumático.

Ella me dijo después:

sígueme con tu mirada hasta perderme en la esquina,

no quiero caerme como otras veces caí.

No le perdí el rastro zigzageante

que su andar delicado soportaba.

Se perdió entre las estrellas de la noche de verano

cruzando la lluvia

eterna de las risas del populacho gris

y los borrachos que por una gastada sonrisa

hacen burla de la grandeza pequeña

que el mundo oculta.

Las esperanzas son un aliento que alivia

en lo remoto de cada corazón.

Por eso no la olvido cuando veo mi destino

venir a mí como un perro suplicante de caricias.

Por eso no la olvido cuando escucho

la canción de la noche en los veranos australes

que mi caminar oye salir de las ventanas.

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

 

 

POEMA MANDADO POR CRISTIAN

CLAUDIO CASADEY JARAI.

 

EL VOLCÁN POÁS

 

Del clásico costarricense, Carlomagno Araya.

 

Levantado en mitad de la maleza

Está el volcán que a imaginar invita

En una gran cabeza que medita

Y en una enorme fauce que bosteza.

 

Este monarca cuyo aliento sube

Sin padecer fatiga ni desmayo

Tiene por cetro luminoso el rayo

Y por corona singular la nube.

 

Apoyado en los hombros de la cresta

Que baña el sol de fúlgida vislumbre

Contempla la ansiedad de la floresta

Que tiene la locura de ser cumbre.

 

Atalaya propicio desde donde

Pueden los pueblos extender su vista,

Para ver el lugar en que se esconde

El peligro fatal de la conquista.

 

 

Maldigo al primer ser humano que interpuso una frontera imaginaria entre él y uno de sus semejantes. Maldito sea mil veces aquel ignorante individuo que en un remoto día fue el primero en pronunciar las infames palabras “mío” y “tuyo”; ojalá se pudra por siempre en los infiernos. Maldigo las perversas razones que le condujeron a tan depravado comportamiento de menosprecio fraternal. Yo maldigo también a la siniestra evolución que nos arrebató sin misericordia las eternas primaveras y las brisas suaves de la edad de oro de la tierra primigenia y nos condujo irremediablemente a través de las edades de plata y bronce hasta llegar a la más actual de las edades, la más violenta y desgarradora, la corrompida edad de hierro. Maldigo las patrias, las banderas, los himnos, las lindes, los idiomas, las vallas, las aduanas, los iconos, las ideologías y todo aquello que suponga una diferenciación ficticia entre individuos de la misma especie.

Éstos han sido los responsables de las mayores matanzas y peores injusticias de todos los tiempos. Por culpa de todo ello existe E.T.A, Al Qaeda, los nacionalismos estrechos de miras, el fanatismo religioso, las miserias de unos y las riquezas de otros, los gobiernos totalitarios y déspotas,…

Soy un ciudadano del Todo; mis hermanos son los seres que en Él habitan. Sus dominios comienzan allá donde nacen los vientos, y acaban donde se oculta el arcoiris. Mi bandera son las nubes que rodean todo el globo ondeando en lo más alto del cielo, y no necesita asta donde ser colocada. Mi himno, el sonido de las olas del mar rompiendo en la dura roca o el melodioso canto del ruiseñor en la profundidad del bosque. Mi idioma es el Lenguaje del Mundo. Las estrellas son el único confín que conozco; y los horizontes que contemplo, la luna y el sol. Mi Templo es mi cuerpo, y el único ritual que requiere mi religión es la meditación.

Si te agrada mi patria, siempre serás bien recibido en ella. La única condición que te exige es que olvides fuera los prejuicios, las prohibiciones, las dualidades (sobretodo aquella de “yo” y “los demás”), la envidia, el rencor, la ira, el odio. Entra con la mente limpia y clara como la de un bebe recién nacido antes de ser bautizado y déjate llevar. Si dudas de la existencia del paraíso, olvida todo lo conocido hasta ahora y sígueme; está más cerca de lo que imaginas. Te prometo una existencia plena y feliz hasta el fin de todos los tiempos. Te aseguro la completa desaparición de todas tus actuales y absurdas preocupaciones.

En este lugar no se conoce el miedo, porque no hay nada que temer. Tampoco existe el amor, ya que todo es amor. No se habla de paz, debido a que la guerra es impensable. No hay principio ni fin; el nacimiento y la muerte sólo son pasos intermedios. Aquí no tienen cabida jefes ni gobernantes, la Naturaleza es la única que impone leyes e imparte justicia. En nuestra tierra no son necesarios papeles para vivir dignamente; no se conocen ciudadanos ilegales. En este mundo, el único propósito es vivir. Mientras naden peces por sus ríos y mares, el cielo sea surcado por aves de todos los colores y de la tierra broten los más variados frutos, seremos ricos y dichosos; todos por igual… Y al que pronuncie la palabra “frontera” se le colgará del árbol más alto de este infinito Reino.

 

Las cuatro edades. Extraído del libro Metamorfosis, de Ovidio

La edad de oro fue la creada en primer lugar, edad que sin autoridad y sin ley, por propia iniciativa, cultivaba la lealtad y el bien. No existían el castigo ni el temor, no se fijaban, grabadas en bronce, palabras amenazadoras, ni las muchedumbres suplicantes escrutaban temblando el rostro de sus jueces, sino que sin autoridades vivían seguros. Ningún pino, cortado para visitar un mundo extranjero, había descendido aún de sus montañas a las límpidas aguas, y no conocían los mortales otras playas que las suyas. Todavía no estaban las ciudades ceñidas por fosos escarpados; no había trompetas rectas ni trompas curvas de bronce, ni cascos, ni espadas; sin necesidad de soldados los pueblos pasaban la vida tranquilos y en medio de suave calma. También la misma tierra, a quien nada se exigía, sin que la tocase el azadón ni la despedazase reja alguna, por sí misma lo daba todo; y los hombres, contentos con alimentos producidos sin que nadie los exigiera, cogían los frutos del madroño, las fresas de las montañas, las cerezas del cornejo, las moras que se apiñan en los duros zarzales, y las bellotas que habían caído del copudo árbol de Júpiter (la encina).

Había una primavera eterna, y apacibles céfiros de tibia brisa acariciaban las flores nacidas sin cimiente. Pero además la tierra, sin labrar, producía cereales, y el campo sin que se le hubiera dejado en barbecho, emblanquecía de espigas cuajadas de grano. Corrían también ríos de leche, ríos de néctar, y rubias mieles goteaban de la encina verdeante.

Una vez que, después de haber sido Saturno precipitado al Tártaro tenebroso, el mundo estuvo sometido a Júpiter, llegó la generación de plata, peor que el oro, pero más valiosa que el rubicundo bronce. Júpiter empequeñeció la duración de la primavera antigua, haciendo que el año transcurriese, dividido en cuatro tramos, a través de inviernos, veranos, otoños inseguros y fugaces primaveras. Entonces por vez primera el aire, encendido por tórridos calores, se puso candente, y quedó colgante el hilo producido por los vientos. Entonces por vez primera penetraron los hombres bajo techado; sus casas fueron las cuevas, los espesos matorrales y las ramas entrelazadas con corteza de troncos. Entonces por vez primera fueron las semillas de Ceres enterradas en largos surcos y gimieron los novillos bajo la opresión del yugo.

Tras ésta apareció en tercer lugar la generación de bronce, más cruel de carácter y más inclinada a las armas salvajes, pero no por eso criminal. La última es de duro hierro; de repente irrumpió toda clase de perversidades en una edad de más vil metal; huyeron la honradez, la verdad, la buena fe, y en su lugar vinieron los engaños, las maquinaciones, las asechanzas, la violencia y la criminal pasión de poseer. Desplegaban las velas a los vientos, sin que el navegante los conociese aún apenas, y los maderos que por largo tiempo se habían erguido en las altas montañas saltaron en las olas desconocidas, y el precavido agrimensor señaló con largas líneas las divisiones de una tierra que antes era común como los rayos del sol y como los aires. Y no sólo se exigían a la tierra opulentas cosechas y alimentos que ella debía dar, sino que se penetró en las entrañas de la tierra y se excavaron los tesoros, estímulo de la depravación, que ella había escondido llevándolos junto a las sombras de la Estige. Y ya había aparecido el hierro dañino y el oro más dañino que el hierro; apareció la guerra, que combate valiéndose de ambos y con mano sangrienta blande las armas que tintinean. Se vive de la rapiña; ni un huésped puede tener seguridad de su huésped, ni un suegro de su yerno; incluso entre hermanos es rara la avenencia. El marido maquina la ruina de su esposa, y ésta la de su esposo. Madrastras horribles preparan los lívidos venenos del acónito; el hijo averigua antes de tiempo la edad de su padre.

La piedad yace derrotada, y la Virgen Astrea (la justicia) ha abandonado, última de las divinidades en hacerlo, esta tierra empapada de sangre.

 

  

Por Pedro Estudillo Butrón

 

 

 

 

RESURRECCIÓN

 

 

 

Y el disfraz se apartó

de su último rostro.

 

Descendió por las aristas,

y se negó a aceptar

la resignación de la clausura.

 

Midió el alcance del combate iniciado,

y rompió aquel asedio que frenaba  sus líneas

adheridas a un cuerpo.

 

 

Enloqueció su brújula

y se liberó de apremios

sin atisbo de culpa.

 

Quería astillar ademanes primitivos.

 

Despilfarrar los guiños

de dueños asimétricos.

 

Sumergió la imagen conseguida

en un espejo falso,

y dejó que la hondura

inventara otras puertas

por donde escabullirse.

Teresa Palazzo Conti

www.lapoesiadeteresa.com

 

 

 

LA ORGÍA

 

Esa otra que me habita,

se oculta

entre navajas y sudarios.

 

Por mis recodos íntimos,

alarga sus controles

para tocar mis poros

y se empeña en el registro

de una maldad suprema.

 

Pone a macerar

unos granos de sal

y viaja hasta mis ojos

para hurtarme una lágrima.

 

Mi piel embaucadora

busca líneas erguidas

desde otras tarimas.

 

Y una vez más,

la intrusa

se recluye

entre los matorrales

y regresa a mi fondo

con las arcas vacías.

 

Hay un pastor de llantos,

sin rebaño.

 

 

.                               T.P.C.

 

 

 

Me llamo Pedro Andrés Estudillo Butrón, soy ciudadano del mundo, hijo de Adán y de Eva, y declaro la guerra abiertamente a todas las multinacionales del mundo.

Al igual que en otros tiempos sembraron el terror por el mundo ambiciosos emperadores, dictadores totalitarios, fanatismos religiosos con su Santa Inquisición al frente (no sé por qué lo de “Santa”) o ejércitos de bárbaros descontrolados, por mencionar algunos, en la época en la que nos ha tocado vivir, son las multinacionales las que constituyen la reencarnación del mismísimo Satanás.

Pero todos los anteriormente mencionados juntos no tendrían nada que hacer con el mortífero monstruo que se cierne sobre nuestras cabezas en estos días, ya que, el alcance de esta máquina infernal es a nivel mundial, a diferencia de los aparecidos en otras edades, los cuales sólo podían atacar a unos cuantos desgraciados esparcidos por algún rincón concreto del planeta. En nuestros días, gracias a (o por culpa de) los fabulosos avances en las telecomunicaciones y la tecnología, los poderosos y maléficos tentáculos de las multinacionales llegan hasta los más recónditos lugares de este precioso mundo que habitamos. No hay escapatoria, no tenemos a dónde huir; ¿o sí?

Si no podemos salir del planeta para escapar de tan terrible amenaza, tan sólo nos queda una opción: luchar. David derrotó al gigante Goliat, los griegos vencieron al poderoso ejército persa en la batalla de Salamina, los Hunos de Atila pusieron en jaque al todopoderoso imperio romano, al igual que el cartaginés Aníbal, después de realizar la hazaña de cruzar toda la península ibérica, los Pirineos y los Alpes con todo su ejército. Ahora ha llegado nuestro momento. Debemos plantarle cara al enemigo si no queremos que el mal se extienda irremediablemente por todo el planeta. Si nos rendimos ahora, acabaremos como tantos otros ya lo han hecho, muertos en vida, vagando como zombis invisibles en oscuras y monótonas existencias, sin presente ni futuro que merezca la pena, sin posibilidad de escape, esclavos de la peor de las miserias en las que se puede caer: la del aburrimiento y la esclavitud consentida. Inmersos en un insulso mundo de hipotecas, préstamos a bajo interés, móviles de última generación, grandes automóviles todoterrenos, televisores de pantalla plana, últimas rebajas, moda a precio de saldo, líneas ADSL´s, obligatorias fiestas de cumpleaños, de despedidas de solteros, de bautizos, de Navidad…, preasignados días de los enamorados, de las madres, de los padres, del tío abuelo…, paseos al centro comercial más próximo (o más lejano), minivacaciones en la atestada playa, colección de películas y CD´s piratas que nunca utilizaremos, falsas reuniones familiares donde debemos aparentar la más absoluta felicidad, formidables planes de pensiones, superseguros fondos bancarios de renta libre… Y vuelta a empezar de nuevo. ¡Manipulación, manipulación y más manipulación!

Quince de mis más vitales años he ofrecido a uno de estos pérfidos monstruos surgidos del profundo abismo de la globalización, por eso los conozco bien, sé cómo piensan, cómo actúan, de qué se alimentan. No tienen compasión, actúan impunemente, protegidos y amparados por el vil sistema que ellos mismos han creado y que mantienen a costa del pobre ciudadano. Cuando te atrapan es difícil escapar, te devoran poco a poco, acaban con tu vida, con la de tus hijos, tus seres queridos, lo destruyen todo a su paso; si caes en sus miserables garras, no tienes salvación.

Desde mi trinchera oculta entre la maraña de la red cibernética, grito ¡SOCORRO!, solicito tu ayuda, tu compromiso para con la causa. Podremos ser pocos, pero nuestra voluntad es fuerte y nuestra motivación surge de la razón; además, el enemigo es ingenuo, está distraído y es cobarde. Si el hombre es un lobo para el hombre, seamos nosotros zorros, astutos y vigilantes.

La mayor y más importante arma utilizada por nuestro común enemigo es la manipulación; si queremos vencerle, tenemos que intentar por todos los medios posibles anularla. Estas son nuestras armas, tómalas y lucha conmigo:

 

1.    Acude para tu consumo diario a los pequeños comerciantes de tu pueblo o ciudad. Cada vez son menos, por desgracia, pero los pocos que hay te recibirán con los brazos abiertos, te ofrecerán el mejor trato, te darán calidad y total confianza.

2.    Huye de las masas enfervorecidas; éstas son el principal alimento de nuestro insaciable enemigo.

3.    Arroja inmediatamente en la bolsa de reciclar el papel toda la propaganda que te dejen en tu buzón sin tu permiso; no caigas en la tentación de leerlas.

4.    No escuches ni uno solo de los anuncios televisivos; representan una de sus principales armas contra el desprotegido ciudadano.

5.    Olvídate de la política y de los políticos; sólo son herramientas utilizadas por el adversario para despojarnos un poco más de nuestra libertad. Haz como el sabio Diógenes; cuando el poderoso emperador Alejandro Magno le preguntó de qué modo podía servirle, éste le respondió: “Puedes apartarte para no quitarme la luz del sol”.

6.    Antes de comprar algo, plantéate en serio si de verdad lo necesitas. No olvides la máxima “No es más rico quien más tiene sino el que menos necesita”; practica el saludable arte del desapego material: serás más feliz (por experiencia). Otro de mis preceptos favoritos es que todos los inventos del hombre, absolutamente todos, son prescindibles. No lo olvides.

7.    No te fíes de las ofertas ni de las gangas; suelen ser otro timo más. La máxima: “Nadie regala nada”, suele ser verdad.

8.    No engroses la deprimente lista de los que acostumbran a sustituir sus bienes a las primeras de cambio (móviles, automóviles, viviendas, ordenadores, etc.). Recapacita bien sobre la auténtica utilidad que le das a tus artilugios. El enemigo es un experto en crearnos necesidades absurdas.

9.    No contrates nada por teléfono; es más, ni siquiera pierdas tu tiempo escuchando a un desconocido que te llama sin tu consentimiento para ofrecerte algo que no has pedido.

10.                     Utiliza todos los servicios públicos que estén a tu alcance; son tuyos (como ejemplo, este blog lo publico desde la biblioteca municipal de mi localidad).

11.                     No consumas alimentos precocinados, sólo conseguirás envenenarte poco a poco. Intenta alimentarte con productos naturales y del tiempo, aunque requiera más esfuerzo; quién algo quiere, algo le cuesta.

12.                     Organiza tu tiempo de manera que cada cosa que hagas en cada momento, tenga una utilidad concreta, y procura no salirte de ahí. El tiempo es lo único que no se puede recuperar jamás, una vez que se pierde; no se lo entregues tontamente al adversario. Recuerda que actividades como el descanso, la relajación, la reflexión o la meditación, no son ninguna pérdida de tiempo.

13.                     Olvídate de las modas; hay un refrán que las define estupendamente: “Cuando un tonto coge un carril, o se acaba el carril o se llena el carril de tontos”. No seas uno de esos tontos, y de paso le darás una buena estocada al adversario, que se lucra con ellos.

14.                     No te inscribas en ninguna asociación, sindicato, club, organización, etc. Los carnés sólo sirven para esclavizarte un poco más (si estás pensando en las ONG´s, tampoco es necesario un carné en el bolsillo para hacer el bien).

15.                     No te “enganches” a programas o series de televisión (mi consejo es evitar empezar a verlos desde el principio), ni te conviertas en un forofo del deporte de moda; es otra de las estratagemas usadas por el enemigo para anular nuestra voluntad, y con ella, nuestra libertad. Nuestra principal arma es una mente lúcida y libre; que nadie ni nada te la arrebate.

16.                     No seas prosélito ni acólito de nada ni de nadie (mucho menos de mí). Que sea tu sentido común el que gobierne tu vida. La capacidad de razonar es lo que nos diferencia de los animales, si no la utilizas serás más parecido a un cordero que a una persona.

17.                     Aprende a disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas. Hay muchas actividades interesantes que se pueden realizar sin necesidad de estar ganando o gastando dinero.

18.                     Las leyes se pueden infringir, pero nunca las normas de la buena conducta; no confundas a tu prójimo con el sistema que lo envuelve. Recuerda que somos guerreros, no soldados ni bárbaros.

 

Admito propuestas y consejos. Me considero uno de los escasos y privilegiados seres humanos del mundo que son capaces de aprender por cabeza ajena. No pretendo convertirme en ningún líder ni cabeza visible de nada; nuestro ejército no necesita jefes, nosotros somos inteligentes.

BUEN COMBATE, AMIGO.

 

 

 

 

ASESINATO DE UN JILGUERO

 

Cuando era un niño, no tan niño,

un día cacé a un jilguero con liria de muérdago

con la tradicional trampa del arbolito.

Como se le quedaron las alas

untadas con la liria

quedó el pájaro totalmente desplumado,

pegado, feo y pegajoso.

Unos amigos me dieron la brillante idea

de untarlo con aceite de oliva

para quitarle toda la liria que tenía

en sus plumas.

Pero no fue tan brillante esa idea,

pues el pajarillo quedó aceitoso y resbaladizo,

y se me ocurrió después lavarlo

con agua del grifo del lavabo,

pero esa idea fue aún menos brillante.

Al mezclar la liria, el aceite de oliva

y el agua, aquel jilguero

ya no parecía ni jilguero, ni pájaro,

y ni si quiera parecía que tuviera alas.

Parecía un colibrí untado en petróleo,

una contradicción de ave que, de haber sido una ave exótica,

seguro sería una ave exótica en vías de extinción.

Estaba mojado, pegajoso, grasiento,

aceitoso, desplumado, no era ya el mismo que cacé,

Después se me ocurrió la brillante,

y al mismo tiempo, la inocente y equivocada idea

de secarlo con el secador del pelo.

¡Nefasta idea!

Yo direccioné el aire caliente del secador

contra esa especie rara de jilguero feo

y él abría el pico y lo cerraba,

aleteaba desesperado, impotente, aterrorizado,

pero a mí no me preocupó demasiado.

A mí lo que me importaba era verlo

seco, bien acicalado, (cosa imposible)

pero yo seguía y seguía ofreciéndole su dosis letal

de aire caliente al pobre pajarito.

Como todavía estaba mojado, pegajoso, grasiento

y aceitoso, seguía y seguía,

hasta que el colorín se arrinconó en su jaula

agonizante, totalmente humillado

y sin ningún indicio ni resquicio de fuerza.

Decidí darle el último secado

y lo que conseguí es darle el toque de gracia

y el pájaro me lo agradeció, creo yo.

Por que murió al instante.

Yo no tenía ninguna idea preconcebida

de que aquel pobre pájaro iba yo a matarlo,

yo sólo quería verlo seco y bonito

pero el pajarillo no lo resistió.

Entonces fue cuando al verlo

totalmente tieso, engarrotado y muerto

empecé a sentir una enorme culpa.

Un sentimiento de tristeza se apoderó de mi ser,

que me hizo comprender,

que la muerte estaba ahí esperando,

expectante y agazapada.

Comprendí que unos mueren por la torpeza

y el egoísmo de otros,

pues no pensé en ese animal,

no vi en ese momento que lo estaba condenando

 a una muerte horrible y agonizante.

Entonces cogí al jilguero y lo envolví

en un paño de papel de cocina

y lo enterré en un macetero de la casa.

Le puse una cruz atando dos palitos,

recé por él un medio Padre Nuestro,

pero eso no creó en mí ningún consuelo,

solamente un arrepentimiento y un sentimiento

  de culpa que me duró varios meses.

Ese mismo día se lo conté a mis padres

en el almuerzo

y mis padres me dieron una riña un tanto leve

sin darle mucha importancia.

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

nevandoenlaguinea@hotmail.com

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

17º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

    nevandoenlaguinea@hotmail.com

    E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

    17º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

    NEVANDO EN LA GUINEA

    NºXVII     12-12-2.008

     

    EDITORIAL XVII

     

     

    Violencia en Grecia

     

     

    Asistimos esta semana a la violencia desatada en Grecia que ha hecho coincidir la revuelta juvenil con una huelga general en la misma semana. No somos nosotros quiénes para dirimir las causas y los pormenores políticos de esta situación, no vamos a dar soluciones, no tenemos una varita mágica ni poseemos la verdad absoluta. Sin duda quienes escribimos en este espacio no nos pondríamos de acuerdo ni en los análisis ni en las soluciones, tampoco el debate político está en el origen de esta revista, pero creemos que hay una lectura social y cultural que no queremos, por ser una revista literaria, callar.

     

    Sabemos que, por desgracia, la violencia es algo ligado a la historia de la humanidad. Pero creemos firmemente que la cultura y la educación son dos instrumentos idóneos para solventar los conflictos y avanzar colectivamente. Lo hemos formulado ya en varios editoriales y a ellos remitimos, no es cuestión de repetirse. No obstante, reiteramos nuestra tesis ya formulada, por otro lado evidente, de que el descenso del nivel educativo y cultural provoca frustración individual y también colectiva porque produce falta de perspectivas y desata la ira. Ahí está en gran medida el origen de la violencia. Por tanto, no podemos quedarnos en lo meramente externo: las calles cortadas, los bancos destruidos, los comercios arrasados, los enfrentamientos callejeros con su cúmulo de heridos y muertos; todo esto nos impresiona, pero la violencia no es sólo eso, está más en el origen mismo de la rabia, en la frustración, la miseria, la incultura, la explotación. Es menos evidente, pero no menos real. Lo vimos claro en el año 92 en Los Ángeles, donde un acto de injusticia policial provocó las iras de la ciudadanía negra, mostrando al mundo la marginación y el bajo nivel educativo, social y laboral que esta población sufría, lo hemos visto en otros casos y lo vemos hoy en Grecia, que se vuelve el reflejo de hacia dónde va Europa.

     

    No en vano es Grecia la que se revuelve hoy, la cuna europea de la filosofía, de la lógica y la dialéctica. Grecia es el símbolo de una Europa que se ha lanzado a una deriva consumista y que ha dejado de lado los valores de la educación y de la cultura para adorar el dinero, el euro, como única divinidad. No es la primera vez que ocurre, Europa es el continente que arrasó el mundo en provecho propio, que se enriqueció con el trabajo ajeno, el de los esclavos negros llevados a América, por ejemplo, pero que también abusaba de la población local, sometida a unos valores egoístas de enriquecimiento rápido y de superficialidad.

     

    Pero también es un continente que ha expresado una sensibilidad enorme por las artes y las letras, sin duda al igual que los otros continentes, donde las expresiones culturales son también importantes, pero por ello mismo con una singularidad propia producto de numerosas influencias. Por eso lamentamos que la deriva tomada por los gobiernos europeos esté provocando el caos. Lo que está pasando en Grecia es la punta de iceberg de un estado de cosas que a muchos habitantes del continente europeo les desagrada bastante y que desean la vuelta a unos valores democráticos, de justicia y de solidaridad, en los que la cultura tanto tiene que decir.

     

     

     

     

     

    EN EL HUERTO

     

    Cavando bajo un sol

    te mirábamos los dos,

    mientras la tierra, toda tuya,

    la domabas dando bulla.

    Eras sudor de estrella

    y eras la voluntad aquella

    que extrañaba vernos

    entre tomates y ajos tiernos.

    Todo tú eras campesino,

    tu domingo era don divino,

    y entre semana era hierro

    tu labor de paz y encierro.

    Trabajador del sí rotundo,

    hombre fiel al viejo mundo,

    anhelas sólo lo tranquilo

    del laurel y el tilo.

    Buscas la raíz del consuelo

    cuando cavas en el suelo,

    donde pisa la lombriz

    con toda tu verdad motriz.

    La acequia es tu gran obra

    que al momento y a su hora

    sigue el agua pertinaz

    ese rastro de antigua faz.

    Tu hoz es enorme corazón

    que busca una razón

    donde se corta la mitad

    de esa luz en contrariedad.

    La cabaña es sombra vieja

    y tu mirar sin la queja

    corta la caña y con maña

    deshace telaraña y maraña.

    Agacha el lomo de hombre

    pues cosechas tu nombre

    entre la llaga y el callo,

    pues sigue tu mirar el rayo

    del sol que distraído

    encuentra en tu tierra ruido,

    con la entraña sumergida

    de tu carne morena sufrida.

    Eres campesino por que veo

    en tus ojos el pestañeo

    del escozor que da el sudor

    y te escuece aquel dolor

    que la tajada y el tajo sembró

    aunque tienes tornasol

    que en tus manos dice no

    cuando llora seco el sol.

     

    Por Cecilio Olivero Muñoz

     

     

    Barrios

     

                Había un punto en esa atracción por los barrios bajos que me parecía indecente. Éramos privilegiados que querían emular a los poetas malditos de quienes nos hacíamos una idea preconcebida, un cliché sin sentido, años después de que aparecieran y a los que imitábamos sin vergüenza. Paseábamos por las callejas del puerto, entre borrachos, voyeurs, putas y ladrones, entre gente derrotada, y nos mostrábamos como turistas que se encandilan ante los falsos decorados orientales. Puede que hubiese un toque poético en aquel espectáculo, pero desde luego no era bello, ni atractivo, ni nada. Me voy, dije de pronto y todos me miraron como si hubiese soltado la mayor sandez de mi vida.

    – No te irás a marchar ahora. -dijo Marcos como si lo preguntase.

    – Pues sí.

    – ¿Nos vas a dejar tirados?

             Marcos me resultó especialmente estúpido. Más estúpido de lo que ya lo era por costumbre, quiero decir. ¿Tirados? Continuaban todos juntos. ¿Para qué me querían junto a ellos?¿Acaso me consideraba -me lo consideraban todos, pues todos mostraban rostros de carneros a punto de morir- el alma mater de aquel safari como para tomarse como una traición mi partida? Seguís todos juntos, que os divertíais, fue lo último que les dije. Torcí por una calleja que me llevaría fuera de la zona.

             No tenía la menor duda de que Marcos habría comenzado a despotricar contra mí nada más desaparecer por la esquina, me estaría acusando de moralista pequeño burgués ante los otros, pensé, él, nuestro gurú poseedor de la verdad absoluta y que gustaba de emplear palabras rimbombantes con las que juzgaba a los demás desde su posición aparentemente superior. Pero a esa altura de la historia me daba igual. No estaba dispuesto a disfrutar con las miserias ajenas. Me asqueaba aquel divertimento de niños bien que jugaban a marginales. Aunque también era verdad que había otra razón, aun cuando no quisiera reconocerlo: me sentía en desventaja con respecto a mis compañeros. Al fin y al cabo, yo no era en realidad, como ellos, un niño bien. A pesar de que mis padres, enriquecidos tras años de trabajo, se daban aires de alta alcurnia. Pero bien sabía que estaba lejos de pertenecer a su clase social, que me sentía fuera de lugar entre ellos, un bicho raro. Y en ese momento concreto, tampoco lo quería. Había asumido de pronto que nunca sería parte integrante de un mundo con el que no me identificaba, ni me apetecía esos juegos de niños bien jugando a poetas.

             Claro que tampoco tenía muy claro a que mundo pertenecía. Todo lo que me rodeaba me parecía en ese momento demasiado complicado. No conseguía tampoco identificarme con nada. Era un desclasado y tal vez el equivocado fuese yo, me dije, al torcer la última esquina que me sacaba del barrio portuario.

             Anduve hasta casa, esforzándome por no pensar más en nada, ni en mis amigos pseudomarginales, ni en mi crisis de identidad. Seguramente, lo que necesitaba era un cambio de aires. Sí, era eso, justo eso, ni más ni menos: necesitaba salir de aquella ciudad. O mejor dicho, escapar de mí mismo. Aunque esto iba a resultar más difícil. Estaba condenado a vivir siempre conmigo mismo allí donde estuviera. Pero esa noche me di cuenta de lo importante que era marchar.

             Llegué a casa. Eran las dos de la madrugada, acababa de dejar atrás a mis amigos que me reprocharían ser un aburrido, un insustancial aborregado, y tampoco me apetecía meterme en mi habitación, dormir y despertar unas horas después en la misma cama de siempre. De repente, me sentí inmovilizado por dentro. Mis músculos se quedaron fijos como piedras. Me quedé quieto frente a mi casa, la miré como si nunca antes me hubiera fijado en sus detalles, y tal vez nunca me fijé, y me entraron ganas de llorar. Mi vida me daba asco y no sabía como seguir viviendo. Me vi reflejado en el cristal de la puerta del portal. Ciertamente, me dije, nada me podía resultar más penoso.

     

     

             Juan A. Herrero Díez

     

     

     

    ANIVERSARIO.

     

    A la memoria de mi madre.

     

     

    Un puñado de orillas

    en la piel sometida.

     

     

    El temblor en las manos

    y un crisol de palabras clausuradas.

     

     

    Tal vez quiso rendirse mucho antes

    pero disimuló el puñal

    emboscado en la herida.

     

     

    Se mintió en alboradas

    y escondió entre las canas

    la estrechez de un imperio

    derrumbado.

     

     

    Cumplió con la sonrisa

    más allá de las dudas

    y hoy se inventó

    algún ala

    para lograr un vuelo

    postergado.

     

    Por Teresa Palazzo Conti

    ( Letra de un tango que lleva el mismo nombre, en el CD “TRAVESÍA” )

     

     

    RITUAL

     

    “La noche relampaguea dentro

    de tu máscara.”

    ALEJANDRA PIZARNIK

     

    Soy árbol desgajado

    en mitad de su pulso

    y una mácula absorta

    al borde del espejo.

     

     

    Renacía como el Fénix

    desde mi propia hondura

    y hoy tan sólo

    interpreto

    el libro de la vida

    en un teatro marchito.

     

     

    Comienza el espectáculo

    y el público se inquieta.

     

     

    Ya me pondré la máscara

    para salir a escena.

    Teresa Palazzo Conti

    www.lapoesiadeteresa.com

     

    Literatura en Guinea Bissau.

    Por Cristian Claudio Casadey Jarai.

     

    Hablar de literatura africana en nuestra lengua es algo todavía sumamente difícil. A pesar de haber abandonado ya hace casi una década el famoso y esperado año 2000, muchas cosas parecen haber quedado en el olvido o en el pasado, como si fueran sobrevivientes agonizantes de un tiempo que no les permitió avanzar.

    En el caso específico de Guinea Bissau, es muy complicado separar sus letras de su país hermano Cabo Verde. Se trata ciertamente de una literatura escasa y tardía, subordinada a la insular.

    El primer periódico, “Ecos de la Guiné” aparece recién en 1920 y la primera universidad en 1990. Carlos Semedo con su libro “Poemas” de 1963 será el primer poeta de la joven república africana. Es imposible no nombrar al carismático caboverdiano Almícar Cabral, líder del Partido para la Independencia de la Guinea y Cabo Verde, autor de poesías y ensayos de mucha influencia en el África de habla portuguesa.

    Interesante es el caso de Abdulai Sila que en su novela “Eterna Pasión” de 1994 cuenta la historia de un americano de raíces negras que decide emigrar a África en busca de su identidad.

    La cruenta guerra colonial portuguesa, llamada también guerra de ultramar o guerra de liberación ha dejado su impronta en la reciente narrativa portuguesa, como por ejemplo en las obras de Manuel Alegre y Antonio Lobo Antunez entre otros. La lucha guerrillera fue extensa y ardua. La independencia de Cabo Verde y Guinea Bissau, como la de las restantes colonias portuguesas africanas (Mozambique, Angola y Sao Tomé) no se obtuvo hasta la llegada de la década de los setenta. Las Naciones Unidas reconocieron la independencia de Guinea Bissau el 24 de septiembre del 1973. Portugal no la aceptó hasta un año después, luego de la caída del gobierno salazarista respaldada por la Revolución de los Claveles.

    Es de esperar, con fe y esperanza en el futuro, los frutos de la nueva generación de creadores africanos, que a pesar de las adversidades actuales lucha día a día por expresarse y contribuir a la cultura universal.

     

     

    LA HIJA DEL SOL Y LA LUNA

     

    Desde la agreste quebrada
    dónde el cóndor hace nido,
    desde el cerro bendecido
    por su belleza encantada,
    mi tierra es tierra sagrada
    hija del sol y la luna,
    hermosa como ninguna,
    por el poeta ensalzada.
    Es mi tierra tan amada
    de valientes indios cuna.

    Aroma a menta y tomillo,
    cola de quirquincho y berro,
    parece un jardín mi cerro,
    entre verdosos junquillos
    agua que corre en pasillos
    entre cumbres y quebradas,
    cae en preciosas cascadas
    deslizándose hasta el río,
    mientras en libre albedrío
    cantan grillos y cigarras.

    Montes, valles, lagos, ríos,
    manantiales y cascadas,
    sembró Dios en la alborada
    la tierra dónde he nacido
    y cuando el godo abusivo
    no dio tregua y quiso guerra
    en cada piedra en la sierra
    resonó mortal bramido
    ¡Antes muertos qué vencidos,
    no entregaremos la tierra!
     

     


    María Magdalena Gabetta

     

     

    SIEMPRE AGRADECIDO

     

    Imploro tu sonrisa día y noche,

    la aurora es espesa y busca luna,

    busca un pasado sumergido

    en un vaso de disculpa con anís.

    Si tus ojos no me buscaran

    qué perdido estaría entre mí,

    qué vacío inmenso busca espacio,

    qué dolor en la ceniza se consuma.

    Tu perdón es una mano abierta

    ciega, pura y confiada que da

    más que recibe y es caliente

    su caricia entregada siempre.

    Soy paz porque tu paz es amor,

    un amor que da la calma

    y es derrota el pozo de mi tedio,

    y es blancura tu sonrisa de luz.

    Tu perdón es un dulce manjar

    que saboreo en los límites

    de parques y paseos al sol,

    tu perdón es todo lo que tengo.

    No te vayas criatura celeste,

    no te vayas de mi miedo a Dios,

    pues se queman las virtudes

    en el fuego infravalorado.

    Cuando rozamos las estrellas

    buscando redondo epitafio

    también buscan los astros una voz

    tranquila en la guerra de la calle.

    También se buscan elixires

    trepados en el azúcar de diamante

    que en tus te quieros revientan,

    soy malo por llevarte sin carabina

    ni custodia que vigile tu azul.

    Soy mal hombre que pertenece

    a tu sendero desnudo

    que sentencia un cenit sólo visto

    por nuestra cópula de galaxia.

    Existe un cielo en tu mirada,

    una mirada que busca fuente

    rodeada de besos y abrazos,

    de te amos rotos en los labios.

    Vas pasando frío en la cloaca

    del mundo y te arrojan salvajes

    despistes de metal en el silencio,

    eres mujer sencilla y frágil

    que te conformas con poca cosa,

    quizá una cama, una ventana,

    y un pantalón vaquero,

    quizá un verso que te saque

    de tu cocina, quizá un suspiro

    oportuno y cercano, quizá

    la comprensión y la calma

    en anaqueles pulcros y neveras

    repletas de calidad de vida,

    quizá un desmaquillador

    de barba de tres días y pasión

    en el romanticismo fucsia

    de tu pintalabios alocado.

    Pero todos los perdones son

    una cadena que acaba pesando,

    son meses de economía austera

    y cigarrillos baratos sin filtro,

    son torpes peldaños que se derriten

    con las disputas y los gritos,

    son resbalones en la bañera

    y un vuelco el corazón que cae solo,

    son ratas que en la noche callada

    renuncian a su mundo invisible,

    son todo eso que sabes

    que marchita los sentimientos,

    son todos esos perdones

    por los que debo estarte agradecido.

     

    Por Cecilio Olivero Muñoz

     

     

    WOMAN DEL CALLAO

     

    Dónde estás tú, dónde estoy yo,

    dónde está el norte y dónde el sur,

    quisiera ser para ti eterno sol,

    quisiera ser alegría redonda,

    quisiera ser pasión sin nudo,

    quisiera ser gracia que se improvisa,

    quiero ser paciencia de agua,

    quiero ser tu confiado socorro.

    Me duele expulsarte de tu paraíso

    con el turno de la dulce noche,

    despojarte de la ternura del beso,

    arrancarte de la volteleta ciega,

    expropiarte la pureza a ratos

    de arrebato doliente,

    desahuciarte de tu libre mirada,

    negarte una nueva posibilidad.

    ¿Qué hace una mujer tan bendita

    de la mano de un juguete roto?

    ¿Qué clase de anti-juez sin paz

    te sostiene la mirada hecha añicos?

    ¿Qué púlpito de negrura asola

    tu voz huída en tu inocencia?

    ¿Qué beso de ti se me ha escapado?

    ¿Qué mirar de soslayo

    fue miedo de sombra sin nombre?

    ¿Qué azul de ti se fue tan callando?

    ¿Qué rosa nació con la espina

    dolorosa de la libertad soñada?

    ¿Qué canción no rima todavía?

    ¿Qué conclusión tan nefasta

    da pasos en el ahogo a solas

    de este verso desesperado?

    ¿Por qué mi amor tú tan lejos?

    ¿Por qué me dueles tanto?

    ¿Qué ritmo dió la noche

    a la tormenta de sabor a selva?

    ¿Qué suspiro negro de mí

    te llevas al irte?

    ¿Qué bofetada del silencio

    se retuerce como pez fuera del agua?

    ¿Por qué el amor es tan dificil?

    ¿Por qué mi voluntad es un preso

    anciano, sabio y cansado?

    Woman del Callao me dueles,

    me dueles al alba, y de noche,

    me dueles a solas o sin ti,

    me dueles cuando miras

    a la ciudad que te enseña sus dientes.

    Me dueles cuando vas sola

    por el llanto del mundo.

    Me dueles cuando huyes

    de la verdad desnuda.

    Me dueles en la sombra

    del momento en el viento.

    Me dueles cuando callas, cuando vives,

    cuando andas, cuando flaqueas.

    Si te rodeo en mis brazos

    y veo que ves

    el loco poema

    del guardián de espejos,

    me muero por dentro y todo tú

    me corroes.

    Te beso y no cierro la esperanza secreta

    que nos mantiene soñando.

    Me conmueve el sabor

    de tu sueño sacudiéndose.

    Me enamora la alegría

    de tu presencia que regala sin descanso.

     

    Por Cecilio Olivero Muñoz

    nevandoenlaguinea@hotmail.com

    E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com