cineclub 0’0 (Cecilio Olivero Muñoz)

¡Por favor! Les pido silencio, les exijo silencio, cállense, ¿ha entrado todo el mundo ya? ¿Ha entrado ya todo el mundo? El treinta de abril comienza el sacrificio, la película hace tiempo empezó, yo soy el taquillero, el acomodador y el protagonista, ¿ha entrado ya todo el mundo? Hubo una vez que mis padres se despidieron de un ángel adolescente y ese ángel adolescente cuando lo volvieron a ver sus padres ya no era ángel, era fuente de escarnio. Era carne dispuesta para el sacrificio. ¿Ha entrado todo el mundo? Yo soy el taquillero, el acomodador y el único protagonista, ¿han contemplado alguna vez a un tren de pasajeros en la noche? Cada ventana resulta un fotograma y así veinticuatro por segundo,  ¿Han podido visualizar la película ahora que el proyector no quema, no raya, no se le pegan cabellos, no hay porqué cambiar de rollo? El treinta de abril amaneció y en la noche le designaron con un sello de agua en la frente, caballos blanco y negro, del día y de la noche, van lejanos al encuentro al trote, y el resplandor del alba lleva un sueño de cobre con el que la guitarra piensa hacerse esclava del sonido. ¿De verdad han pasado todos ya? Que no se quede nadie fuera, da igual, yo soy el taquillero, el acomodador y el único protagonista, a la derecha encontrarán sus gafas de 3D, esto es un espectáculo, el show debe continuar, aunque yo sea el taquillero, el acomodador, y el único protagonista.

agua caliente de sol (Cecilio Olivero Muñoz)

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Agua en cubos caliente de sol,

parir es el hoy, la fragancia fue en mayo;

cuando el dios del esparto frota tu yo

canturrea mientras te das un baño,

oí mi nombre con cariñoso algodón

y con tu voz dabas caricia y milagro,

te nace la tarde en tu gran corazón

y una pregunta acude al dolor descalzo.

Te contestan en el silencio con tos

y se persigna un destino en cada mano;

caben mil suspiros en esta canción,

tapiz con pavos reales y papagayos,

cabe en este sueño vainilla un amor,

un ruiseñor, y tres niñas cuentan rebaño,

cabe pacato baile con despertador,

cabe lo precario, cabe un tiempo huraño,

cabe una prisa ajena y doña coliflor,

una risa, una pena, una siembra en vano,

cabe agua en cubos caliente de sol,

cabe una tristeza que mira hacia abajo,

sin ti, ninguna navidad será luz y color,

tu calor partirá como parte el verano,

si en la paella de domingo, tú eres el arroz,

también eres fuerza e instinto, lo cotidiano,

eres moral despierta, sentimental educación,

sacrificio que se levanta temprano,

agua en cubos caliente de sol

te imitan auroras, te olfatean el rastro,

agua en cubos caliente de sol,

tu sombra atrae refugios en su simulacro,

cada veinte de marzo es un sí y es un no

y una vértebra agota su función de diario,

finges desdén ensayado tras tu emigración

un telón que sube torpe en cada entreacto,

así es la vida, dureza y tesón,

y espejo del mundo inmundo hecho teatro.

Agua en cubos caliente de sol,

la sepultura espera,

cada final tiene un último acto.]

Réquiem del crisantemo funeral (Cecilio Olivero Muñoz)

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No puedo negar que te tuve a ratos presente

en mi sofá, en mi mirada, en el paladar;

la vanidad suele ser morada frecuente,

¿No sabes que es corto el camino por andar?

A veces yacemos rezando por el ausente;

renuncio al cemento, prefiero el oquedal,

echar de menos la incógnita latente

de si es la nada o si la nada es adimensional,

el alegre palpitar que deja el sí reciente,

la mortaja fría en un triste hospital,

déjame la paz, déjame ser calma decente,

no ser mentira, tampoco ser verdad,

déjame partir de este baile para siempre

donde se respira el réquiem del nunca jamás,

réquiem es la vida un uno de noviembre,

quizá acuda al lecho un ejército del mal

liderado por el esqueleto de la muerte,

acude este réquiem como prisa vegetal

y que ya no expliquen ¿¡quién fuese suerte!?

Para derramar el gran milagro del pan

que consagra su espiga y su sal al quererte,

te dirán que fuiste bueno, una, y otra vez más,

que fuiste cobarde y que fuiste valiente,

la gente habla porque es muy fácil hablar,

reposo final de dar un paseo inocente

como un paso al frente, y no regresar atrás,

la vida es parte del negro luto solemne,

la vida es beso que se evapora de aguarrás,

siempre quedará ese paseo total pendiente,

siempre habrá sonrisas partidas por la mitad,

siempre caerá el diente antes que la simiente,

siempre habrá lugar y una última soledad.

2º Número de la revista Nevando en la Guinea.pdf

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2ndo Número de la revista Nevando en la Guinea.pdf

MUJERES PARIDAS POR MUJERES

 

MUJERES PARIDAS POR MUJERES

 

Las mujeres lucen sus risas jadeantes de maravillosos collares.

Con alegrías efervescentes dan sus pechos entre la lucha y el cariño.

Cuidan de sus hijos caprichosos y exigentes con piel curtida de

paciencia. Y con el empuje de la valentía dan su sabiduria con exquisito criterio y sufrida experiencia. Y firme respuesta es su temple del as al comodín en cuestiones tan poco resueltas y dificultades que solas ellas regresan.

Llevan en sus corazones la reinante palmada al muslo de la vida. Que es amar a sus semejantes en pos de la bondad de la tierra.

Se hacen las paces entre ellas y ellas mismas se las deshacen.

Son primaveras sus alegrías y son nidos sus corazones.

Son virtudes las patrias suyas y llevan su tímida entraña tan viva… con esa risa de euforia y ese desgarro agudo en sus voces.

Cantan sus nanas entre sollozo e instinto.

Cocinan recetas de tiempos remotos.

Conectan y desconectan sus sinsabores y se desmayan en la desgracia.

Cumplen con voluntad en sus pasiones y son brasa pura, en esos, sus galácticos y extenuantes orgasmos.

-(Son suspiros subidos en aviones de gozo)-

Son la manteca y la hogaza de pan y templan con garra en sus ensueñaciones.

Se apartan tenaces del atormentado y sus cavilaciones y en el amor hayan reposo.

Nacen para ser madres y otras son hijas, y por el lamento del viejo (garbanzo negro) y la arruga de la vieja (llaga del tiempo) se les refleja un espejo yermo en sus ojos (vacíos de sueños azules).

Nacidas las mujeres con grandes virtudes de los pies a la cabeza. (Desde la quijada al delantal).

Guardan sus secretos en el escote, y en sus montes de venus encierran calor de rosa de madre , esposa sufriente y amante querida.

Sufren desde el sudor de las palmas de sus manos y se les eriza el cabello cuando su amado las roza con la suavidad del viento entre sus dedos. También cuando se les susurran palabras de amor al oido sienten la cosquilla plácida de la caricia al orgasmo. Y cuando se les besa el cuello, con rastro suave, se les florece la rosa de álmibar y pulpa del laberinto en vilo. A flor de piel se estremece su bajo vientre de seda y huella empapada.

Sus risas y ademanes, jadeos y lamentos, sus suspiros y griterios son la esencia de la vida y su esperanza respira a pulmón abierto la lírica brava de sus caminares de ola entre la espuma.

-(Femeninos como una guitarra)-

-(Como una esfinge)-

-(Como la brisa de la mar)-

-(Como la aurora)-

-(Como la forma)-

Cumplen sin arduas limitaciones las cosicas del hogar en sus circunstancias y llevan con ellas su gozo por el sendero de la bella e infinita esperanza.

Son madres, abuelas e hijas, y también ellas son hermanas.

Son ellas las fuentes vivas con noses tajantes de calentura. Y son sentimiento dulce al sentirse madrazas por vez enésima. En el supremo y vehemente capricho se les escapa como el agua deshecha la mala andanza. Se les engarza la añoranza con la nostalgia y la cautivadora presencia de su belleza hace temblar al hombre y toda ella es su tesoro sencillo.

Se llevan el pan fértil de cada día a la axila y en la entrepierna sus jugosas almas de amantes suspiran en los balcones de en otoño en otoño.

Se desviven por sus retoños y les crujen las entrañas como hogueras de sufrimiento, y son ángeles sin cielo y sin nombre tan viscerales, que en su cariño pongo mis ojos y los racimos granates del caldo de mi noble sangre.

Así es mi madre, así es la tuya y ellas llevaron mi amor en alza.

Y si no amas con pasión desnuda y respeto solemne a una mujer de pulso, coraje y consuelo, con esa fuerza de enérgica estirpe, es que no comprendes o no quisieras saber que ellas son mujeres paridas por otras mujeres, que nutren de vida a la vida y se merecen altar negro de cirios de súplica, anhelo y rezo.

Por ser manantial de providencia elegida por la naturaleza en el magnánimo paseo del preñante magma.

O quizás perviertas la temperatura blanca del solitario suspiro y la herida infectada de la soledad. Que debiera y no es santa. Y es por puro sentido de la supervivencia tozuda que araña a todas las frentes.

O quizás no quieras respetar por ingrata postura o por orgullo tan pobre de humanidad. Y tan pobre hombre debes ser por corto de luces o por mediocre de cumbres. Al no ser tu cumbre dar esa merecida y justa verdad.

                                  Por Cecilio Olivero Muñoz

 

LA CIUDAD

 

LA CIUDAD

 

La ciudad me arrastra

hacía su jungla del capricho,

hacía su sala de espera,

por senderos de alegria, en un destello

cuando te llaman al instante.

Me llama la ciudad,

me pone su miel

en los labios.

Me espera sensual

y provocadora.

Con su ruido de motores,

con su presencia

de fiesta,

con su risa

entre las voces de los niños

que buscan un tesoro

de juventud.

Me grita con voz de mujer,

me asedia con su vida feliz,

me construye

mis sueños de sol y rosa.

La ciudad me susurra

la vida hasta que me halla

entre cloacas, entre cartón

y libres de horas de brujas.

Los taxistas huyen

de luces y bocinas

y yo huyo de cielos

rojizos como la sangre.

La ciudad me desnuda

borracha y me busca

cosquillas en los pies

y en los sobacos.

Me muestra su dedo índice

y me indica la salida

hacía el puente

de orilla a orilla.

De túnel a espacio.

Me mastica y me engulle.

Me vomita y me arrolla.

Gris ciudad, madre

de las ratas de la basura

que la conocen

palmo a palmo.

Ciudad de piano-bar

y licor de suspiros.

Ciudad de anhelo

y deseo carmín.

Ciudad oscura

por gafas de sol

y humo de cigarrillo.

Ciudad esbelta

y marchita.

Ciudad cruel

y sencilla.

Ruidosa de júbilo

y gracia redonda y alegre.

Ciudad de lamento

y amor primero.

Ciudad de espejo y fuente.

Ciudad que vuela ingravida

como una paloma

entre vacíos de luna.

Ciudad de mis sudores

y decepciones.

Ciudad de silencio

y quimera.

Ciudad lunática

y brillante,

espesura de luces

y árboles que suspiran

por verte de nuevo.

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

LA POESÍA NO TIENE PRECIO

 

LA POESÍA NO TIENE PRECIO

Torre-Romeu

09-08-2.008

La poesía debe estar al alcance de todos. Debe ser el infranqueable reducto donde todos nuestros pesares y nuestras frustraciones, donde todos nuestros problemas y vicisitudes, encuentren la paz en la poesía. La poesía es ese lugar donde está la imagen entre lo imperceptible, que apenas se ve, y ese profundo sentimiento que dejamos silenciado y en la poesía encuentra su quinta esencia. La poesía debe salir del corazón, debe ser el corazón, el único nacimiento de manantiales donde el amor logra su cima y enlaza con la esperanza de la vida. La literatura es dar la vuelta y dar luz a oscuridades provenientes del sentimiento recíproco o no correspondido. La poesía debe imitar bien los derroteros de la vida. Debe dejar caer su luz disimuladamente, de tal forma, que no llegue a ser perceptible para el visible ojo clínico humano todo el tesoro que de ella se sustrae. Para mí la poesía debe ser el perfecto estado entre lo notable y lo que no se percibe. Debe estar en yuxtaposición con el amor fraternal de los hombres. Debe surgir de un aflore hacía una temática viva del sentimiento. La poesía puede ser en imágenes o en descripciones, y debemos dejar que en ellas se contemple un panorama excelso sobre lo que se quiere llegar a contar. Debe ser un análisis filosófico, literario, psicoanalista, e inclusive, diametralmente opuesto a intereses materialistas. La poesía es la única expresión artística que está en paz con los intereses creados en pos de la expansión del arte. Es el único arte que no está podrido y tocado por la varita insaciable del dinero y del poder y sus intereses materiales. La poesía es lo único decente en nuestras vidas. Con esto quiero invitarles a que conozcan más sobre la poesía y decirles que todo sentimiento de amor y cariño debe estar más en alza que la estúpida ideología de la superficialidad que hoy día amortiza su valor en alza. Espero que tengan una vida a codo con codo con el poder que ella emana de sus carnes hechas palabras que pululan de humanidad. Salud, revolución y poesía. Gracias por leernos.