Reflexiones de una ondjundju-sobre la obra de teatro «invisibles»-Juliana Mbengono

¿PORQUÉ “INVISIBLES” PRESENTA A LAS MUJERES EN EL RIO Y A LOS HOMBRES EN EL BAR? 

Una vez más, la compañía teatral Bocamandja está realizando una gira nacional con “Invisibles”. Una obra de sensibilización contra la “violencia machista”. Esta se desarrolla en dos espacios principales: el rio y el bar.

La elección de estos escenarios, según nos explicó Francisco, subdirector de la compañía Bocamandja, se debe a la necesidad de ambientar la obra en los lugares donde las mujeres y los hombres, respectivamente, se expresan con libertad.

Poner a las mujeres en el rio: lejos del pueblo o de la sociedad; y a los hombres en el bar: dentro de la ciudad, el barrio…; no es un invento de Bocamandja. Se trata de una reproducción de la realidad: el discurso de las mujeres no tiene espacio en la sociedad. A menos que “alguien” quiera usarlo para su campaña y a su favor.

El reparto de escenarios no habría sido más acertado para mostrar la profundidad de las raíces del machismo. Bocamandja podría haber colocado a las actrices en la cocina o detrás de ella, estos son dos espacios alejados del público y reservados para las mujeres. Pero, por encontrarse dentro del poblado, de la misma sociedad; también implican cierto grado de control y, desde luego, las mujeres no se expresan con total libertad en ellos como lo hacen en el rio.

Los hombres también podrían haber aparecido en el abaha o en el vigil; pero, además de que estos se consideran menos informales y cualquier persona no toma la palabra en ellos, presentarían a los protagonistas como gente muy mayor. El bar, en cambio, es el punto de encuentro de hombres de todas las edades, se encuentra dentro de la sociedad y es donde cualquiera pronuncia cualquier discurso con la seguridad de que recibirá más aprobaciones que correcciones.

Así, mientras las mujeres lloran sus penas en el rio haciendo congosá; los hombres reivindican sumisión y servicio en el bar.

A pesar de que la obra es más apta para un público adulto, Bocamandja la está llevando a las escuelas. Según Juan Michá, actor de Bocamandja, “si tenemos que hacer un buen fundamento, teneos que empezar desde la base. Nosotros pensamos que los niños, los jóvenes, nosotros somos la base y si queremos cambiar algunas cosas para el futuro tenemos que empezar por los más pequeños. Para que ellos vayan abriendo la mentalidad, para que tengan una forma de ver diferente”.

Dado que muchas veces los niños, que son “la base” de un futuro mejor, no captan el mensaje de Invisibles, la compañía Bocamandja siempre realiza una charla después de la actuación.

Desgraciadamente, en las dos últimas ocasiones, no se ha podido realizar la charla por falta de tiempo.

La última representación de Invisibles a la que acudimos fue el día 24 de julio en el poblado de Batoicopo, donde el público fue una treintena de niños menores de diez años, además de dos adultos y un par de adolescentes.

Para esta última representación, a pesar de que la lluvia, al final, no cayó después de haber obligado a los actores a retirar las sillas que habían colocado en el patio de la escuela donde iba a actuar, los chicos tuvieron que mojarse y salir en busca del público después de un par de horas esperando.

Urtain, de icono a loser (Cecilio Olivero Muñoz)

El otro día vi la obra de teatro de TVE en YouTube Urtain, la obra es excelente, solamente tiene como escenario un cuadrilátero de boxeo, al parecer han vuelto a televisar nuevos programas de Estudio 1, aunque una única obra, no como los antiguos programas de televisión Estudio 1 donde grandes actores representaban grandes obras clásicas, españolas y extranjeras. Aunque sólo creo que han emitido URTAIN, una obra de Andrés Lima, con un elenco de buenos actores, algunos conocidos por el espectador,  ya sea de teatro o de cine. Pero lo que me ha llevado a hacer esta especie de crítica de aficionado es el término “perdedor” en esta España, patria enclenque de mediocres (según muchos personajes), últimamente veo muchos vídeos que me avergüenzan como español y como ciudadano de esta España, que merece respeto y una gran admiración merecida. Utilizan a Urtain (José Manuel Ibar Azpiazu, boxeador, campeón de Europa de los pesos pesados, también conocido como Morrosko, nacido en Aizarnazabal, Guipúzcoa, el 14 de mayo de 1943, muerte por suicidio en Madrid el 21 de julio del 1992 [año de olimpiadas en Barcelona]) como icono del hombre perdedor cuando ese fragmento del papel, fuera del teatro y dentro de la vida real, debería ser nuestra impronta y conservar así la humildad impoluta, y que ésta sea nuestra seña de identidad, ya que el ego masturbador de mucha gente es sentirse vencedor, pero es preferible tener como ejemplo y como salvoconducto existencial el concepto URTAIN (nombre del caserío de los Ibar), ya que muchas personas se apropian de la envidia de cicuta y ortiga, del nepotismo con olor a rancio y la maldad en toda su esencia como si éstas características, que no se adquieren al nacer, sino que florecen con los años como el moho, éstos singulares defectos por antonomasia fueran motivo de orgullo, lo fácil es: primero criticar, después reírse y un rato después abrazarse todos como en una bacanal de vencedores sobre los cadáveres de los vencidos, y por ende, los perdedores natos, y algunos de éstos perdedores son la buena savia que habita desde la bondad y el corazón noble. Decía que últimamente veo muchos vídeos por YouTube, también Twitter y también Facebook, y a veces siento vergüenza ajena, ya no por mi condición de españolito (de la que no renuncio), sino por mi condición de ciudadano del mundo. El otro día vi como la televisión francesa difunde un vídeo riéndose de la Guardia Civil, de su torpeza, ya lo han hecho otras veces con el tema del dopaje y los deportistas españoles, es muy fácil reírse y criticar a ultranza, pero en mi tierra, que es España, se dice un refrán muy adecuado para este caso: ríete del mal del vecino que el tuyo viene por el camino.

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Con respecto a Urtain diré que merece todo mi respeto, un hombre que no sabía hablar castellano (solamente hablaba euskera cuando vivía en el caserío familiar) y es arrancado de sus raíces (debido a que era también levantador de piedras)  y un hombre con tantas victorias como palmarés 53 victorias-11 derrotas, merece todo el respeto del mundo, es un luchador noble. Mucha gente llegó a clasificarle de juguete roto, hubo gentuza que se aprovechó de su corazón noble y sin maldad; es necesario admitir que en la obra de teatro no se le trata bien, pero es teatro, y muchas veces hallamos en el teatro la verdad del mundo desnuda, verdad-embustera. Pero el hecho de reírse del perdedor no es un hecho que solamente tenga cabida en España, es mundial. En fin, la vida es puro teatro.

la taberna fantástica (Cecilio Olivero Muñoz)

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Poco se habla, o tal vez poco se conoce, la gran obra de teatro La taberna fantástica de Alfonso Sastre escrita en 1966 y estrenada en 1985. Quizá sea porque el autor anduviera en sus últimos años entre “malas compañías”. Pues en sus últimos años anduvo con la izquierda abertxale, si consideran los tuercebotas que éstos son los malos; ni malos ni buenos, los ideales van en otra dirección, o a otro ritmo a la obra de un escritor o poeta, sea cual sea su raigambre o su raza. La taberna fantástica es un espejo fiel de la España analfabeta y también de su lumpemproletariado más enquistado en el norte de España, en las dos Castillas y en la Capital. Hablo en especial de la etnia de los mercheros, de los mal llamados kinkis, de aquellos que se dedicaban a hacer la quincalla, a hacer utensilios de menaje con latas y materiales fáciles en ese manejo del oficio marginal y hoy en día en desuso. Cuando hablo de mercheros también hablo de estigma social, de marginación, de jerigonza distinta, chapurrean entre el romaní y la jerga del lumpen, viven en clanes como los gitanos, y muchos son carne de presidio, y en algunos casos de reformatorio. Rafael Álvarez “El brujo” nos deleita (otra vez) con un monólogo que empieza con Mi vida es una novela y sigue en su papel de Rogelio “el hojalatero” y después sigue como colofón del monólogo el interpretado por Vicente Cuesta en el papel de “Carburo”, aunque también he visto la obra en el papel de “Carburo” a Juan Luis Galiardo; la génesis y la estructura de los dos monólogos, el de Rogelio primero y a la zaga el de Carburo, gozan de una expresión dramática que no nos deja indiferentes, refleja muy bien la vida de aquellos años de abusos y tropelías variadas contra la población más débil debido a la vida nómada y por parte de las autoridades de la época, fascistas y severas. La taberna fantástica es una brillante obra de teatro, que abre espacios para conocer tal idiosincrasia española, no es un mundo para hacer turismo ni para tomarlo con frívola distancia, pero sí relevante socialmente hablando. Hoy día los mercheros han dejado sus carros y su quincalla, algunos son afiladores, o los ves por los mercados vendiendo sillas o aparejos de cocina. Muchos son analfabetos, pero son astutos en los temas de la vida, y usan una picaresca adormecida por las vidas de confort algodonado y acolchados entreactos de modorra hipócrita como sobremesa que estamos viviendo hoy en día. Busquen en YouTube La taberna fantástica. La sugiero y anticipo luminarias de entendimiento y de conocimiento enriquecedor. Es todo un ejercicio antropológico de cómo han ido cambiando los tiempos, parafraseando a Dylan, y se sentirán con el privilegio de husmear en la vieja Europa más negra y en la huella que rastreamos aquellos que no nos conformamos con las historias de celofán y materiales sintéticos como el poliéster de gran hipermercado y rebajas de oropel, o el moderno nylon de desprecios ocasionales y decadencia que aparta y margina dentro de martingalas provenientes desde los aires de grandeza y ridícula superioridad del todo gratuita. Véanla.