10º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

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10º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

LIVº de la segunda etapa/02-04-2011

 

EDITORIAL LIV

Josefina Aldecoa y la historia de la literatura española

 

Este mes de Marzo murió la escritora Josefina Aldecoa, novelista y compañera de viaje de Ignacio Aldecoa, su marido, Jesús Fernández Santos, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, entre otros, una generación de escritores que pobló los años sesenta y que comienza a ser puente a un nuevo estilo literario.

La memoria se mantuvo muy presente en esta autora cuyas historias, en las que estaba muy presente su otra pasión, la pedagogía, poseen una enorme sensibilidad social, sin caer en lo meramente descriptivo, y el lenguaje toma de nuevo una importancia central.

Josefina Aldecoa y el resto de los escritores contemporáneos suponen además la firmeza de una literatura del interior que fue apareciendo tras la guerra (in)civil como tradición paralela a esa otra literatura del exilio que, por su dispersión, pareció en algún momento carente de continuidad y por tanto de tradición. Apreciación esta que, por fortuna, se fue corrigiendo con el tiempo y merece hoy el reconocimiento de los lectores, dos tradiciones literarias tras la guerra y se integra en los planes de estudio de las universidades y de los institutos (en el pequeño espacio que se brinda hoy, por desgracia, a la literatura en los planes de estudio de España).

Coincide este fallecimiento con la aparición de un ensayo de los profesores Jordi Gracia y Domingo Ródenas que forma parte de la colección que publica la Editorial Crítica sobre la Historia de la Literatura Española y que se centra en un largo periodo de tiempo que va de 1939 a 2010. En concreto, se trata del tomo 7 que toma por título, bastante esclarecedor, de «Derrota y restitución de la Modernidad». Porque resulta evidente que en la larga noche posbélica se produce, a pesar del desconcierto y las circunstancias, una lucha por recobrar esa modernidad perdida con la guerra y la desaparición del ambiente cultural y literario de la España de principios y mediados del siglo XX.

Poco a poco surgió en el interior una nueva literatura que procuró imponerse a la sequía de los primeros años y que poco a poco estableció un diálogo normalizado con los lectores. Muy grande fue la ayuda, y la influencia, desde luego, de los escritores latinoamericanos que, con el fenómeno denominado como Boom, descubrió al mundo la variedad del idioma y de la literatura en español y resultó para España toda una lección de humildad, ya que de pronto el castellano dejó de ser monopolio de la metrópoli. En este sentido, Josefina Aldecoa cita, aunque sea de pasada, en una de sus novelas la vida en otra colonia, Guinea Ecuatorial, que si bien de un modo periférico ha comenzado también a dar sus escritores en español.

Se trata sin duda de una gran aporte al estudio de los escritores y en el que, a todas luces, la generación de Josefina Aldecoa tiene un lugar importante. 

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MONÓLOGO SOBRE EL DURO ARTE

CON EL QUE CONVIVEN LOS POETAS

 

¿Para qué soy poeta si no gano dinero con ello?

¿Me aporta algo ser poeta?

Calentamientos y dolores de cabeza.

Reflexiono en soliloquios y poemas

para un público que tiene

otro concepto distinto de esta historia.

Les recito uno de mis versos onomatopéyicos

y se parten de la risa.

Hasta me graban en móvil y lo cuelgan en YOUTUBE.

¿Para qué soy un poeta?

¿Me compensa ser poeta? ¿Vale la pena tanta tinta?

¿Lo hago por aquello del amor al arte?

¡Gilipolleces!

Algunos poetas piensan que van a cambiar el mundo

con unos poemas, cosa imposible,

pero de ilusiones se vive.

Miren como se ríen aquel grupo de la esquina.

¿Para qué soy poeta?

¿Quiero demostrar algo a alguien?

Lo único que consigues es demostrarte a ti mismo

que ese no es el camino que te aconsejó tu padre seguir,

si hombre, aquel de que nunca se debe mentir en la vida.

   Cada cual va a lo suyo

y el mundo no hay quien lo cambie ya.

Lleva demasiado tiempo rodando sobre sí mismo.

Tú vas a un conflicto armado y recitas algún poema

y te fusilan con un maestro cojo y dos banderilleros fijo,

o quizá te pudras en una cárcel sombría.

Entonces, ¿para qué soy poeta?

Un amigo mío dice

que soy poeta para ligar más,

pero en realidad, ¿ligo más?

Para nada, las tías pasan de mí igual

o aún más que antes,

si les digo que escribo poesía

me toman por un cursi, un meapilas,

 un gilipollas o un inadaptado social,

o un blando que solamente sabe llorar.

Yo al principio presumía de poeta,

¡qué fracasos y qué meadas en la cara me daban!

Les decía a las chicas que les había escrito un poema

y que le había puesto al poema su nombre,

el de la susodicha, ¿estamos?

Cuando se lo recitaba me decían: −qué bonito,

después se iban con mi mejor amigo, que era albañil,

con más bíceps, con más oblicuos; con más pasta,

 por que está claro que ahora un albañil

gana más dinero que un poeta.

Pero trabajan más.

 Yo alego aquello de: Mi poesía es diferente.

Pero nadie se para a leer mis poemas,

prefieren otras cosas, prefieren la métrica del albañil,

o los videojuegos, hay algunos que prefieren el Parchís.

¿Para qué soy un poeta?

Odio hablar bucólicamente,

oníricamente, metafóricamente,

galácticamente, helénicamente,

herméticamente, estúpidamente.

Existen muchos tipos de poesía.

Tantos o más que poetas.

Existe el barroco, el romanticismo,

el surrealismo, el creacionismo, el realismo,

pero el mío es el masoquismo, puro y duro.

A veces se inventan otra manera

de llamar a un movimiento de poetas

aburridos, ególatras y exhibicionistas

con un nombre exótico o esdrújulo.

Con lo fácil que es llamarse Pombo, los ultraistas,

Generación Nocilla, la Gauche Divine,

La generación Beat, los del 36, los del 27, los del 98.

POETAS: pobrecillos los poetas.

¿Qué tratan de arrancarle al hombre?

¿Qué quieren extraer de donde no lo hay?

¿VEN? Ya me he puesto poético,

si es que lo llevo en la sangre.

La poesía, lo dicen hasta los editores

de poesía, No sirve para nada,

solamente para que ellos vivan de ella,

solo ellos y nadie más, claro está.

Por que con lo que cobra un poeta en su vida

no me dejan ni chupar la sal de los cacahuetes. 

Algunos se empeñan en demostrarnos

que sí sirve para algo ser poeta.

Logran imágenes maravillosas,

logran artefactos poéticos,

logran hacernos ver la magia, el milagro,

logran con palabras evocarnos,

ilusionarnos, emocionarnos, sorprendernos,

nos hacen meternos en lugares donde sólo cabe

el dedo meñique,

pero, ¿quién quiere a un poeta?

Quizá como animal de compañía sea

algo cansino teniéndolo ahí pensando

y traspapelando o digitalizando su poesía,

quizá como guardaespaldas no sirva,

demasiado sensibles para ir de tipos duros;

estos se van del esfínter deprisa y corriendo,

¿Qué tal como conversador?

Eso es justo lo que es un poeta, un conversador,

quizá hasta llegue a cansar

de lo que el jodido habla, y siempre de lo mismo,

¿y que de qué habla? ¿De qué va a ser?

De todo lo que tenga que ver con la literatura,

con el hecho de unir sílabas (contarlas a veces),

con el hecho de unir sujeto, verbo, predicado.

Artículo o pronombre, conjugar verbo,

y la labor laboriosa de buscar adjetivo,

a veces un adverbio, y otras un sustantivo,

y otras un montón de palabras que vienen también

en las sopas de letras y se tragan que da gusto.

Osea, un rollazo del que huyen hasta los filólogos.

¿Y las tertulias de poetas? ¡Ay! Las tertulias,

¡qué peligro tienen los poetas en las tertulias!

En las tertulias exhiben su culturalismo.

Presumen de que han leído a fulano,

a mengano, parafrasean a zutano,

e imitan a algún perengano que otro.

¿Para qué sirve ser poeta?

Mi padre por ejemplo, mi padre cree

que ser poeta es algo así como ser Jesús.

Si hombre, Jesucristo, el Mesías;

tiene a los poetas mitificados.

Cree que los poetas son como santos.

El hombre tiene el concepto de que el poeta

debe ser buena persona,

vamos, mi padre se cree que un poeta es algo

así como un testigo de Jehová.

De puerta en puerta dando el sermón

y vestidos con la ropa obsoleta del Corte Inglés del 82.

Mi madre no, mi madre piensa

que los poetas son maricones, directamente,

que es otra mitificación o tópico injusto,

según se mire.

Un poeta tiene una vida doble.

Ningún poeta vive de la poesía,

ni siquiera muertos, que es cuando más venden.

A mí me dice mi hijo que quiere ser poeta

y le digo: −Vas camino de que te crucifiquen.

O −Hijo, las personas a veces follamos.

O le puedo decir: −Chaval, dedícate a la banca,

que contarás billetes, en vez de sílabas y versos,

y luego encima reciben subvenciones del estado.

(Continuará)

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

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El regreso

         Se colocaron en medio de la plaza. Comenzaron a cantar el Eusko Gudariak, puño en alto, mirando a la fachada del ayuntamiento. Me quedé en un lado, bajo los arcos, observándoles a cierta distancia. Quince años fuera y al segundo día de vuelta me encontraba con aquella manifestación. Nadie me conocía, ni los de la concentración ni la gente que cruzaba indiferente o a lo sumo con un ojo puesto en los congregados. Nadie se acordaba de mí, ni ganas por mi parte. Prefería pasar desapercibido, como un viajero, un turista, uno de fuera que se queda un par de días en una pensión y se dispone a visitar el pueblo. La chica de la pensión me lo preguntó: ¿turismo? Dije que sí. Mi nombre, con toda lógica, no le dijo nada. El que usé no era el mío, el real, sino otro cualquiera elegido al tuntún: Mario Hoz Germán, pero sin duda tampoco le diría nada el real. Era demasiado joven para que mi cara le sonara. Me sonrió amable. Este es un pueblo bonito, me dijo. Ya lo he notado, respondí.

         Los concentrados dejaron de cantar el himno. Charlaron un momento y desaparecieron de la plaza, dejándola de pronto desolada, vacía, algo sombría. Me di cuenta de que no había policía. Al menos policía uniformada. Los tiempos han cambiado, pensé, en otro momento habría furgonas y agentes con sus escopetas al hombro, miradas nerviosas y silencios que se cortaban con cuchillo. Yo había corrido por las callejas adyacentes y me había protegido de las balas de goma en soportales y esquinas. Había pasado mucho tiempo de todo aquello, tanto que ahora sólo era olvido.

         Salí de la plaza y avancé hacia el puerto por una calle que había cambiado de nombre. Dos mujeres me cortaban el paso a un pasaje que debía seguir. Hablaban en vasco y no me costó nada entender lo que decían. Quince años me habrán hecho olvidar el idioma, había pensado antes de llegar, pero la memoria es más competente de lo que creemos. Perdón, les dije en castellano. A punto estuve de decírselo en el idioma, pero mejor era no llamar la atención, se suponía que era extranjero, es lo que indicaba el documento que había mostrado en la pensión, había que tener cuidado, el pueblo era pequeño y todos se conocían y debía ser puntilloso pasar inadvertido.

         Salí al otro lado del callejón y enseguida reconocí el portal. Pulsé el botón. Segundo primera. Tardaron un montón en responder, una voz de mujer rompió mi espera: Bai?

¿Está el Señor Tomás Arretche?

         La mujer guardó silencio apenas unos segundos.  

– Sí, está. ¿Quién le llama?

-¿Podría hablar con él?

– Suba.

         La mujer no había insistido. Debía de estar acostumbrada a visitas repentinas, personas que aparecían de pronto, que preguntaban por Tomás Arretche, que hablaban con él en su despacho de médico, que se iban tan sigilosamente como habían llegado. A la mujer, la hija sin duda -la esposa, supe, había muerto hacía unos años-, no le resultarían extrañas esas visitas.

         Abrió la puerta cuando llegué al rellano. Era una mujer cercana a los treinta años. La hija, en efecto, pensé, aunque apenas recordaba su cara, tenía quince años cuando la ví la última vez. Me miró con curiosidad.

– ¿Su padre está en casa?

– Sí.

         Me llevó hasta el despacho. Recordaba la casa a la perfección, nada había cambiado, sólo nosotros. La mujer abrió la puerta y me dejó pasar. Se retiró. Había comprendido que yo era una de esas visitas. Tomás Arretche se levantó para recibirme. Había envejecido, pero los rasgos eran los mismos, duros, serios, reflexivos, aunque la leve sonrisa que se dibujó suavizó bastante la severidad del rostro.

– ¿En qué le puedo ayudar?

– Veo que no me reconoce.

         Me miró entonces con más detenimiento. Le costó. Puso al fin cara de incredulidad. No puede ser, murmuró. Un gesto de sorpresa, tal vez de miedo o de espanto, se le dibujó unos segundos.

– Se supone que moriste …

– Ya ve que no.

         Le toqué el brazo para que se cerciorara de que estaba vivo, de que yo no era un fantasma. Comprendí su sorpresa. Le conté que aproveché las circunstancias para escapar de nuevo a Francia. Pasé escondido en un camión. Nadie lo sabía, tampoco los míos, y en Bayona supe por los diarios que me daban por muerto, no me encontraron en la barcaza que quedó atrancada en Pasajes, supusieron que había caído al mar, hacía frío, era de noche, lo lógico era morir. En Bayona nadie me había visto. Me fui tras recoger en mi piso algunas cosas, dinero, uno de los documentos falsos, algo de ropa, poca, para que nadie se diera cuenta de que había pasado por allí. Me fui a Holanda y desde allí, tras trabajar algunas semanas para ahorrar dinero, me marché a México. Me dio más miedo el viaje que todos aquellos años en la clandestinidad.

– ¿Has vuelto para algo en concreto?

– No lo sé todavía. De momento, sólo le quería ver a Vd., creo.

– Aquí las cosas han cambiado mucho.

– Lo sé.

         Pensé por un momento que fue un error haber vuelto. Lo cierto es que no sabía el motivo por el que de pronto compré un billete y me planté en el País Vasco. Me había esforzado en olvidar, en ser otra persona, pero no lo había logrado. No es que padeciera nostalgia o que sufriera el arrepentimiento de otros, pero de pronto eché de menos al Doctor Arretche, las horas que pasamos hablando, los consejos que me dio entonces. Nunca me juzgó. Yo era más duro conmigo mismo.

– ¿Qué sabe de la familia Landaburu?

– Están bien -me miró como si intentara aprehender mi interior-, todo quedó superado.

– ¿Han hablado de ello con Vd.?

– No de un modo profundo, sólo con Mari, saben por lo demás lo que yo pensaba entonces, en qué lado estaba, aunque me dolió aquella muerte, me tocó bastante. Además, saben que te conocía.

– ¿Hablaron de mí?

– No.

         Se calló de golpe, como si hubiera dejado en el tintero una afirmación. Quise preguntarle si me odiaban o si me habían perdonado. Pero no sabía si iba a ser capaz de preguntarlo. Tal vez por eso mismo había regresado. Necesitaba algunas certezas, cerrar algunos capítulos. Había intentado cambiar el pasado, crearme otra biografía, ser otro hombre.

         No hablamos de ello, sólo de un modo general, el silencio es lo que caracteriza a nuestro país, un inmenso silencio, imponente, sempiterno. Se lo comenté. Dónde vives, me preguntó para escapar del tema. En México, respondí, estoy bien allá. Respeté su deseo de no entrar en el tema. Nos despedimos una hora después. Al salir, pensé en ir a aquella taberna. Me acerqué de hecho. Pero di la vuelta cuando estaba a pocos metros. Era yo quien no me había perdonado. La imagen de Mikel Landaburu muerto en el suelo se me presentó más firme que nunca. Ocurrió todo muy rápido, mi entrada en el bar, dos personas junto a mí, los tres cumplíamos con la misión histórica, fue todo visto y no visto, salimos corriendo, la fuga hasta el puerto, apenas unos segundos, había sido mi primera acción dura, mi prueba de fuego.

         Caminé hasta la pensión. La chica me abrió la puerta. Me sonrió al entrar yo. Le gusta el pueblo, me preguntó atenta en la recepción. Es muy hermoso, le contesté. Ella sonrió dichosa.

Juan A. Herrero Díez

 

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Por Olaya Mac-Chure

POEMA

Esculpamos las ideas con las plumas
que se incrusten para siempre en la memoria
y limemos las asperezas en las lenguas que descifran nuestros vocablos
entonces,las ideas transportan el ir y venir
de todo lo que queremos pronunciar
descubriendo a través del movimiento de las hojas
el suave murmullo con que nos quiere hablar la tierra
como música de aves aleteando al fondo de un cielo fresco
movido por el viento que surca intrépido en el aire que levanta el vuelo
por la vertiginosidad del tiempo y del espacio magistral.

 

 

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Por Cristian Claudio Casadey Jarai

LEYENDAS

 

 

La leyenda del Puente de Piedra (II)

        Hace muchos años, en la Isla Uvita, frente a las costas de Puerto Limón, vivía una extraña tribu. El hijo del Jefe de aquellos indígenas tenía una grave y extraña parálisis que no le permitía ni siquiera pestañear. La gente, preocupada por la salud del niño, después de probar todo tipo de curas sin resultado, recurrió desesperadamente a varios brujos. Ya preocupados, llamaron al chamán más viejo de Talamanca, quien aconsejó al Cacique llevar a la criatura hacia una vertiente situada en una distante región en el continente, para que pudiera curarse con éxito de tal enfermedad. Era sabido que algunos forasteros relataban que esas aguas eran realmente milagrosas.

        De esta manera se organizó una escuadrilla con los más valientes y fuertes guerreros. Así,  partieron en caravana en busca de tan preciado líquido.

        Después de muchos meses de ardua travesía por selvas, ríos y montañas llegaron hasta un cálido valle, en donde una quebrada les impedía el paso.

        Los hombres, para que su cacique y su frágil hijo pudieran cruzar el río, decidieron abrazarse entre ellos de manera que crearon un puente humano. El jefe cargó al niño entre sus brazos y caminó sobre sus fieles protectores. De repente el cielo bramó con furia y grandes destellos iluminaron el río. Cuando el Cacique se dio vuelta observó que los guerreros se habían convertido en piedra, en un puente de piedra. El demonio quiso jugarles una mala pasada a los indígenas, pero los dioses, apiadados al ver semejante injusticia, enviaron a un ave de plumas multicolores, quien aconsejó al jefe que hiciera beber a su hijo del agua de aquel río. El niño bebió lentamente, y toda su enfermedad fue sanada. Sin embargo, debido a la lejanía, nunca pudieron regresar a sus tierras, por lo que ambos vivieron bajo ese puente durante el resto de sus vidas, agradeciendo a sus guerreros el noble sacrificio que habían hecho.

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La leyenda de las gemelas de Barrio Latino

 

        Hace muchos años atrás, había una familia que tenía dos niñas gemelas que vivía cerca de la ruta que conecta Grecia con el pueblo de Sarchí. Ambas eran idénticas como gotas de agua, de largas cabelleras rubias y ojitos verdes saltones. Las chiquillas eran muy juguetonas y un poco traviesas, lo que hizo que una tarde muy calurosa salieran a la calle a divertirse con otros niños del barrio. Quiso el cruel destino que en medio de aquellas risas y corridas las gemelas fueran embestidas por un enorme camión, el cual les arrebató de un golpe certero sus frágiles vidas.

        Tanto la madre como el padre habían quedado destrozados luego de tan macabro accidente. La señora se culpaba día a día por el descuido. Pasaron los años, y dio la casualidad que nuevamente quedó encinta. Ella y su marido estaban muy felices por el embarazo, y fue grande su sorpresa cuando nuevamente nacieron otras gemelas, muy similares a sus hermanas fallecidas. Las niñas crecieron alegremente, sin embargo tenían las mismas costumbres que las anteriores. Otra tarde calurosa, salieron a jugar cerca de la ruta. La madre, preocupada, recordaba la tragedia anterior, por lo que salió velozmente de su casa para alertar a sus hijas. No las veía por ninguna parte, por lo que empezó a llamarlas a los gritos.

–      Mamá, no te preocupes – contestaron las niñas.

–      No vamos a cruzar la ruta, no queremos que nos pase lo mismo dos veces…

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

JUNGLA  TROPICAL  LLUVIOSA

Pura vida

Nos adentramos por el camino de las Ranas,

después de dejar atrás el puente

donde dos chiquillos saltaban gozosos el Sarapiquí

y hermosísimos sotacaballos y bromélias,

desde ahí, desde ese ancestral punto,

dispusimos nuestros pasos en la jungla

bajo una intensa lluvia que sacudía

nuestros hombros ansiosos de recibir

savia de telúricos impulsos de semillas

para nuestros espíritus, vacilantes bajo la espesura

caminamos con nuestras zapatillas ligeras,

llegamos a un breve claro, encrucijada

de destinos quien sabe si de almas

y entre la senda de las intensas arlequines

y una empinada intrincada a la izquierda

optamos por la intrépida que nos giraba

aún no brotaban corrientes de lágrimas

formando surcos entre raíces y lianas,

el agua, el agua, resbalaba sobre las caras,

ya nuestros cuerpos empapados de gracia

brincaban entre vainas depositadas en los márgenes

del abrupto sendero, donde enamoradores labios

de un magnífico rojo seductor nos llamaba

y entre graciosos comentarios divisamos

un bello claro donde nos inmortalizamos

con entrañables fotos, bañados de brumosa luz

y sostenidos sonidos de majestuosos cantos

que siguen envolviendo con su circular manto

la esencia de ese lluvioso espacio de armonía,

con gozadoras miradas iniciamos el regreso

más ágiles, con un áurea más liviana

pero atrapados por invisibles ficus estranguladores

que siempre nos reclamaran encantados

cuando nuestras emociones estén embargadas

por retorcidas impresiones, entonces siempre nos quedara

la atmósfera de la selva, allí donde nuestras áureas

retozaron bajo intensa lluvia con pies diestros.

***

MIS  OJOS

 

Te envío mis ojos a través de las ondas

de los queridos corazones que nos dejaron

y velan por nosotros en el permanente intangible,

en mis ojos tienes toda la dulzura y serenidad

que mis córneas y mi alma sostienen.

***

CAMILLE   CLAUDEL

Desde la incógnita y desamparada tumba

Donde se pierde el tiempo y el espacio

De la consciencia vertebradora de memoria

Desde la innominada fría reclusión

Donde los huesos forjaron cenizas

Y germinará alimento cárdenos labios

Desde cielos de arrojes invisibles

De imaginados días sin escenarios

De moldeadas tallas sin cincelado

Desde la lejana cercanía de la sangre

Páramos de colmillos inclementes

Desgarrada Gaia de eclipse lunar

Desde los vitrales de su lumínica gloria

Cenit de emociones de hermosas formas

Plácet de sensuales curvaturas en el arte

Desde los vértices de un tiempo excluyente

De la consustancial libertad inmanente

Del carácter apresador de movimiento

Desde el plenilunio del agudo detalle

Atalaya trasmisora del proporcionado énfasis

Que ilumina la cara oculta de los seres

Desde la certeza del sendero de búsqueda

Fragante melodía de un tiempo futuro

Alejado de las huellas de sus valientes pasos

Desde la paterna y desbordada alegría

La decidida complicidad de sueños e ideales

A partir de la pila de agua bendita: Camille

A Orlando Ferrand

***

ENFRENTADO AL VACÍO DEL INEXPRESIVO PAPEL

Enfrentado al vacío del inexpresivo papel

como ante la vida misma,

palpando la textura blanquecina

como quién ausculta las nubes,

ante el infinito inmaculado

desnudo, descarnado de lumbres

generadoras de bellezas originales

ricas en verbos y sustantivos,

finas eclosiones de ideas y emociones

corpus de espacios fructíferos

que nos diferencia de seres simples

firmes de hermosuras intangibles

repletas de intrínsecas sensaciones

alma esencial del acto creativo.

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PERFUMES LEJANOS”

CUENTO

AUTOR: ANA MARÍA MANCEDA

 

MENCIÓN DE HONOR POR CERTÁMEN INTERNACIONAL “ JUNÍN PAÍS” BUENOS AIRES

ARGENTINA Y SELECCIONADO PARA ANTOLOGÍA 2007.

 

 

 

 

 

      ….Tú tienes la forma de una fuente  no de agua sino de tiempo                                                                     

            En lo alto del chorro de la fuente  saltan mis pedazos

                  el fui, el soy, el no soy todavía, mi vida no pesa.

    El pasado se adelgaza. El futuro es un poco de agua en tus ojos.       

                                                “ Trowbridge Street” Octavio Paz.

                     No sentí que fracasé, pero debía hurgar, buscar en mi mente el origen de esa explosión que no me permitió seguir con la lectura del poema. El público aplaudió cálido, como apoyando esa emoción… Y sí, siempre me perseguirá la nostalgia, sello justificado, es la vida que me tocó. Más de una vez, mientras cae la nieve y sopla el viento desde el Pacífico, me he preguntado ¿Qué hago acá, en la Patagonia?

                Le contaba que salimos temprano de la escuela por el eclipse de sol, todos nos asustamos, hasta los pájaros, porque el día se hizo de noche. La abuela Rosario, con su mirada de tierra oscura de musgos, velada por el desarraigo, me miraba, mientras revolvía en la olla de hierro, traída desde su tierra subtropical, los chicharrones de la pella de grasa vacuna. Su amor brotaba en la gran cocina de la casa platense, desde sus manos mágicas, mientras esculpía esas comidas de sabor profundo, misterioso del noroeste. Habían comenzado los preparativos para la fiesta de mi “Primera Comunión” y no faltaría nadie, las empanadas de la abuela eran famosas desde el Bosque hasta la entrada de La Plata. Era la época en la que en una cuadra habitaban italianos, españoles, brasileños, norteños como nosotros y aún una familia japonesa. Era una época en las que los aromas de comidas exóticas y criollas se mezclaban con el olor  a pasto recién cortado, el perfume de los jazmines del cabo y el olor al  Río De La Plata que traía el viento del este. Era una época en la cual los viejos vivían con sus familias y las bibliotecas de los clubes de barrio eran santuarios para los pibes y leer era un escudo de nobleza. En las fiestas patrias se escuchaban zambas, pasodobles y a todo los inmigrantes nos unía el mate y el asado. Pero las empanadas de la abuela son inolvidables. Los preparativos hasta el momento de hincarles el diente duraban tres días.

               Al día siguiente se colaban los chicharrones para separarlos de la grasa caliente, cuyo futuro serían las tortillas de grasa – Comé hijita, comé, estás muy delgada- se persignaba- cuando venís se te ven solo los ojos. Y así una se volvía gordita y saludable. Luego preparaba la masa, una vez lista se formaban los “pupos”, tarea en la que yo ayudaba- Así Nóe , deben quedar bien redonditas. Me encantaba  darle esa forma redonda a la suave pasta y luego hundirle un dedo en el medio. Estirados con el palo serían las tapas para el relleno. Mientras tanto en una gran olla, mi madre hervía en la cocina la gallina elegida por la abuela del superpoblado gallinero. Una vez cocida se picaba la gallina y carne vacuna cruda, a mano y con un cuchillo afilado para el caso. El caldo que quedaba  era tomado como una ceremonia, debíamos estar bien alimentados, según la abuela  los pueblos antiguos lo valoraban por las ricas sustancias que hacían más fuertes a su gente, yo no entendía mucho, pero me gustaba, la prefería al horrible hígado de bacalao que me daban cuando empezaban las clases.

               En esos días yo había suspendido mis correrías habituales, tenía una sensación de santidad, mis amigos me extrañaban pero estaba convencida que debía estar en un estado de pureza inmaculada, pronto recibiría a Dios y debía confesarme de manera  asidua, no podía jugar a la mancha venenosa ni al médico, aunque en los atardeceres sentía el griterío de los chicos en la plaza de enfrente de la casa, ahí me corría un cosquilleo por el cuerpo y sentía el impulso de salir corriendo a jugar. Por la noche espiaba por la ventana de la pieza de mi madre las actividades de los nuevos inmigrantes, sufridas familias de la posguerra, que llegaron en esos días. Vivían por el momento en carpas, en un sitio del amplio espacio  de la plaza, que les había provisto el gobierno hasta que se hicieran sus casas en terrenos adjudicados. Se veían luces de faroles en la oscuridad de la noche y miles de luciérnagas acompañando los juegos de los chicos, sus voces resaltaban con tonos europeos y las ranas y los grillos parecían burlarse haciendo coro desde las acequias, entonces yo buscaba en el cielo las constelaciones que marcaban el Hemisferio Sur y mi lugar en el mundo; Las Tres Marías; La Cruz Del sur, pensando que extraños se sentirían los vecinos, esas no eran sus estrellas. Los días pasaron volando, entre mis viajes hacia la Iglesia donde tomaría la comunión, el estudio del catecismo, las últimas jornadas de clases y las pruebas del vestido que luciría. Mi tía, famosa modista, era la encargada de su confección. No sé porque capricho, ni de donde sacó la idea, pero se le ocurrió que quería innovar, mi vestido no sería largo, sí blanco, bordado, pero la falda a media pierna. El modelo imitaba a los clásicos vestidos de las ¡Holandesas! Hasta me hizo el casco con alitas para arriba que lucían esas extrañas mujeres y bueno, en las fotos aparezco con mi cara de santa, mi piel trigueña, mis grandes ojos negros asombrados y en las manos, juntas como rezando, el libro blanco de nácar y el rosario. ¡Flash…flash..! La noche anterior no pude dormir, por suerte toda la familia descansaba, excepto la abuela, pensativa quedó en la cocina fumando su cigarro de chala de caña de azúcar, ella misma lo armaba, el tabaco y la chala se lo mandaban sus parientes del norte. Me acerqué a ella y la abracé, era feliz al sentir su olor a naranjos y a caramelos de menta.

               Y llegó el día. Desde muy temprano toda la familia entró en acción, mis hermanos menores me miraban como si fuera una princesa, en cierta manera todo giraba en función de homenajearme, pero desde la distancia del tiempo y el espacio estoy convencida que la fiesta era para ellos. Todo debía estar listo para cuando regresemos y lleguen los invitados. Con la abuela Rosario se quedaba  una prima que le ayudaría a armar las empanadas. El aroma inundaba toda la cocina, aún hoy los vientos del recuerdo me lo acercan, es un aroma donde se refugian todos los sabores: el dorado de las cebollas verdeo, ají morrones, las carnes de la gallina y vacuna picadas, mezclados con el aditamento de las especies; pizca de pimienta, ají molido, pimentón y el toque esencial del comino. Las blancas papas cortadas en dados, previamente cocidas, resaltaban el colorido de la olla. En platos hondos , los huevos duros picados, las pasas de uvas remojadas en agua y las aceitunas , esperaban como toque final, coronando el relleno antes de hacer el repulgue de las empanadas.               

               Y aparecí, vestida de holandesa, reluciente, la casa brillaba, estaba feliz. Era un día maravilloso, una tregua. Los conflictos provenían de cierta anarquía con que mi padre llevaba la economía del hogar y los celos de mi madre. Él  fue contratado por un club de fútbol de La Plata, era arquero, de ahí la migración de mis padres y luego la de la abuela y tía desde Tucumán. En pocos años su carrera fue exitosa pero la frecuencia a fiestas en su homenaje y nuevas amistades,  algunas poco confiables, provocaban los celos de mi madre y las terribles discusiones. Al ser la mayor de mis hermanos, pronto cumpliría los diez años, yo estaba siempre alerta ante estas situaciones, cuando las cosas se ponían difíciles me refugiaba en los juegos con los chicos del barrio, en mis libros o en esos días con los preparativos de la “Primera Comunión”

                Tomamos el micro que nos llevaba a todos, ocupamos gran parte del mismo. Iba quieta, rígida, no quería que se arrugue el vestido, ya había planificado guardarlo en una caja especial. Durante el viaje, mirando por la ventanilla, creí ver en las nubes las siluetas de la Virgen, Dios y los Santos. Mi abuela me había enseñado a buscar imágenes en ellas así como en la luna. En las “Noche de Reyes”, sentadas en la vereda, agobiadas por el calor, ella en el sillón hamaca dándose aire con su abanico tornasolado, yo sentada en el brazo del sillón,  me mostraba como se veía que la Virgen traía al niño Jesús sentado en un burro y José al lado, los Reyes Magos los acompañaban en una estrella trayendo los regalos. Nunca perdí la curiosidad de buscar misterios en el cosmos.

                 Al entrar por la nave principal de la antigua Iglesia, sentí una emoción que me desbordaba, la luminosidad que entraba por los vitrales y el canto de los coros acompaño el momento mágico en el que recibí la comunión. Todo quedaría en un cofre dorado, los pasos de mi vida fueron muy disímiles a ese momento.

               De regreso entré corriendo a la casa, ya estaba llena de gente, amigos de mis padres y vecinos. Al costado de la cintura del vestido colgaba una  pequeña bolsa con puntillas, ahí todos depositaban algunas monedas o billetes, eran los regalos. Fui hacia el fondo  cerca de la huerta, sobre el piso de tierra, estaban haciendo un asado. El patio era inmenso y con los chicos hacíamos un barullo que competía con el ruido de la música de la radio y la charla de los adultos. Al aviso – ¡Ya están las empanadas! Todo fue una estampida. Sobre la mesa de la cocina, en una inmensa  fuente enlozada, brillaban, doradas por la fritura en la olla de hierro, las famosas empanadas tucumanas. Tomé una, de manera atropellada le hinqué los dientes, sentí el calor en el pecho. Un chorro de jugo grasoso, colorado, se derramó sobre las puntillas y bordados  del blanco vestido de holandesa. Casi me pongo a llorar, pero no, era mi fiesta, me fui a cambiar, no iba a arruinar un día tan especial. Entré en mi habitación, cuando me estaba cambiando sentí  risitas y murmullos, me acerqué a la puerta, seguí por el corto pasillo que daba al living, todo estaba oscuro para evitar la entrada de la luz y  de las moscas, los días eran calurosos. Espié tras las cortinas de brocado, en un rincón de la sala, entre penumbras, divisé la silueta de mi padre jugando con los cabellos de una mujer, ella se agachaba y movía como tratando de esquivarlo pero se quedaba. No quise ver más, huí en busca de mis amigos, pero en ese día ya nada tenía sentido.

                    Ahora, sabiendo de mi llanto, no me importa que el pasado se adelgace, ni que mis pedazos salten en lo alto del chorro de la fuente, ni este viento que sopla del Pacífico y trae la nieve, todo ocurre bajo las mismas estrellas. Sí querría volver a mirarme en tus ojos de tierra oscura de musgos, mientras te cuento abuela, sobre el eclipse de sol y el miedo que tengo y cómo los pájaros también se asustan, mientras revuelves los chicharrones en tu olla norteña.

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TEXTOS DE MAXIMILIANO SPREAF

Ira

 

Renegar de las sombras siempre me convirtió en un cobarde.

Arrojas tus palabras como en un duelo feroz, furiosas.

Mal que nos pese, llegamos a esto por nuestra ira,

Esa que no podemos resolver ni aplacar en nuestra cama.

***

LIS

 

Lírica azul desnuda ante tu ausencia

Una sola vez podría esperar tanto,

Cada cosa en su sitio, aguardando,

Inertes, tu llegada, tu presencia.

Ausencia que dibuja la tortura,

Noche gris perlada, incandescente,

Arrobada de tu luz indiferente,

Imagino mi dolor y mi locura.

Río, lloro, me espanto de mi mismo,

Entre lágrimas te miro obnubilado,

Nostálgico, furioso, arrebatado,

En tus brazos caigo, ensombrecido

Solo quiero quedarme así dormido,

Ante tanta soledad que se avecina.

Sin querer mis manos ya lo afirman

Tiemblan al saber de esa agonía,

Rozan el sudor que hay en tu frente,

Enmiendan indulgentes tu osadía.

***

Don

 

Abre cielos y abre tierras,

Quema las huestes cristianas

Azuza con latigazos,

A la moral de las damas.

Que pierdan sus amuletos!

Sus cruces y sus estampas

Que se revuelquen en tierras

De misiones y de escarchas.

Prueben el maíz punzante

En sus rodillas desnudas

Y los castigos más crueles

Y las palabras más rudas.

Orgías con bataclanas

Tendremos ahora, …cientos!

Nos beberemos sus almas.

Y morderemos su aliento.

***

Ya no

 

Coróname de espinas, puta, lastímame, corrómpeme.

No tengo paz sin tu odio, sin tu áspera piel.

Corta mis brazos y chupa mi sangre gélida y mortal

Embriágate de mis venas y mis tendones.

Grita de bronca al ver que disfruto mirarte flagelarme

Ahógate en el asco que te da mi satisfacción.

Ya no te odio.

***

Agujas

 

Calientes putas de finos brillos

Marcan la tierra con parsimonia

Llenan los cubos de la memoria

De historias negras rojas y verdes.

Suenan a gritos de mariposas

A llanto de león flagelado

Queman las naves de sus pasados

No necesitan limosnas.

Clavos de hierro, llueven a mares

Sus cráneos vuelan de sus cogotes

Gimen sus lenguas distorsionadas

Lloran las madres y las pavotas.

Te vas quedando sin su alegría

Te vas sufriendo sus decepciones

Clavas la aguja que merecías…

(La merecías, perfecto idiota?) 

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BOCETOS Y ACUARELAS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

HOMBRE COMIENDO UN CROISSANT

 

Me estoy comiendo un croissant

en la barra de un bar y me observas,

me miras insistentemente y yo me incomodo,

me miro en tus ojos y me siento ridículo,

masticando y humedeciendo el croissant

me siento totalmente desnudo,

evaporizado por tus lindes observatorios,

me siento débil como chocolate derritiéndose.

Cierro mis ojos y te veo mirándome,

cierro mis ojos para no verte,

cierro mis ojos y me escuecen mis párpados,

mis párpados calientes me escuecen,

fragmento de libertad en la ceguera,

cómoda estupidez de ojos tapados,

ambigüedad de los sentidos que palpo,

me estoy comiendo un croissant

y me siento tan estúpido desde tus ojos

que el acto de comer parece inusitado.

Como costumbre que no aprende a vivir. 

***

UNA MUJER ADULTA

ESPERA SOLAMENTE UN BESO

 

Mamá, ese beso eterno que esperas siempre

sentada en el portal, ingenua, frágil, anhelante,

insomne, acorazada, abierta, voluntariosa y paciente,

viene a ti como un latido que busca corazón,

se hace también de rogar por que las madres ausentes

se endulzan en la promesa, y son pasto del vacío.

Te asemejo a Marilyn Monroe, niña dulce,

Niña con costras en las rodillas, bucle al aire,

¿Qué más da, Marilyn o María del Carmen?

¿Qué más da, si una madre siempre es una madre?

¿Dónde está tu Gladis? ¿Dónde está su adiós?

Niña que espera y espera a que venga ella,

cualquier tarde si dios quiere, que venga, por favor,

¿Y dios por qué no iba a querer? ¿Por qué no?

Si el reloj busca los parentescos en la noche,

el témpano busca el calor en unas décimas de más,

 el termómetro, inerte objeto frío, cristal amoldado,

custodia de mercurio, heraldo de mil calenturas,

busca entre tus ingles el confort del hogar encendido,

ha encontrado fiebre en el corcho de tu almohada,

susurros te hacen cosquillas y te ríes, ríes inusitada,

ríes inusitada por que estás triste, siempre triste,

niña dulce de piel blanca, niña triste y sonriente,

niña de mis ojos tristes, de mis ojos, tus ojos,

ellos vuelan y buscan un abrazo inesperado.

Buscan el regazo, buscan la nana, buscan calor,

Niña dulce, blanca y friolera, niña, balada nostálgica,

poema de escarcha, Niña, madre y esposa fiel,

que todo lo das y nada pides, niña de mis ojos,

reparte tus juguetes perdidos, halla tu otra mitad,

lucero de ángel sostenido, baba de dulce neonato.

Niña, mujer hecha dureza, mujer esquiva y tierna,

te escribo esta lágrima, te doy mi última culpa,

Madre para siempre, te quiero y te beso, te amo,

No te sientas vacía nunca jamás, Madre, mi culpa.

Te espero en el edén fracturado, niña dulce,

ven ahora.

Ven a este reino imperfecto e improvisado.   

***

UN POETA JOVEN ABRAZA

EL TESTIGO DE UN POETA VIEJO

 

¡Ey! Poeta, toda tu vida junto al proyecto de poesía,

poeta con la muerte en los sobacos, con la voz

entre tus sienes, con la paz de un niño escuálido,

Ahora que el ayer ya casi ha cicatrizado,

no se han cumplido aquellas promesas de coágulo

que más se dieron entre culpas y adoquines,

y el dolor ya respira solo sin el olvido

 como paredes que limitan a la noche infinita.

Fuiste melancolía y fuiste alegría,

todo como dinero robado malgastaste.

Acepto y abrazo con mi mano tu testigo,

suplirá mi voz lo vivido en la conciencia

y haremos poesía del cuento rutilante,

para contradecir al tiempo y su silencio.

 El tiempo que cansado sorbe sopa en el reencuentro

 ya pellizca en la conciencia sí ha devenir.

Que se encienda en la mirada

lo no sabido, que se ondulen en el aire

los trayectos de flaca rutina y camino recto,

que palpiten locas las auroras

como besos que se dan en los rellanos, que se abracen

las deshoras entre prisas,

que crucen la calle chillando de ciegas su alegría,

que se apilen a un rincón

los tristes cloroformos

con que tocan con el pincho un triste hueso,

Zero contra zero es razón de guerra del guerrero,

y la nada contra la nada

es el hecho de un mundo imperfecto

que diminuto y patético rueda en la desesperanza.

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9º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

9º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

9º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºLIII de la 2ª Etapa/02-03-2011

 

EDITORIAL LIII

Renovarse o Morir

 

El universo 2.0 está muy convulso últimamente. Decimos esto por una información filtrada en la Revista Quimera  (en la sección Wireless de Germán Sierra) donde se nos informa del nuevo paso (otro avance más) que ha dado la Cultura 2.0 en temas de complementación en lo que a método informativo, e innovación para con la forma en que leemos literatura, como también, en lo que a adelanto tecnológico se refiere. Esta información de Quimera nos ha llevado al blog de Vicente Luis Mora, y este, a un post (post completo en link): http://vicenteluismora.blogspot.com/2010/11/la-critica-por-las-nubes-si-ya-no-todos.html

En este post se nos dice esto:

Qué es la nube 

Según la sabia Wikipedia, “La computación en nube, del inglés Cloud computing, es un paradigma que permite ofrecer servicios de computación a través de Internet. La nube es una metáfora de Internet”.

Desde hace varios años, muchos expertos en computación se dieron cuenta de que, por mucha capacidad y/o velocidad que mostrasen los ordenadores personales, Internet tenía una potencia y unos recursos que permitían que muchas operaciones complejas fueran resueltas extrayéndolas de los PC o Macs personales y solucionadas mediante computación en nube. Primero fueron las empresas, por obvias necesidades de agilización y reducción de presupuestos, quienes aprovecharon esta posibilidad. Luego se ha extendido y también hay aplicaciones sociales o comunitarias que se han desarrollado gracias a la cloud computing.

En un fundador artículo publicado en Wired en 2006, George Gilder exponía que lo bueno de las tecnologías de nube es que su estructura y funcionamiento es muy similar a la del cerebro humano y que tienen la ventaja de que lo sucede en el exterior, en el borde de la nube, dota de inteligencia al centro y lo mejora, realimentando todo el sistema en aras del perfeccionamiento progresivo.

 

Nubes literarias

 

En nuestro país hay varias personas que llevan tiempo examinando este tema en cuanto a sus posibilidades para la lectura. Una de las más activas es Javier Celaya, experto en nuevas tecnologías y responsable del portal www.dosdoce.com. El otro día Celaya colgaba un post en su blog sobre la plataforma estadounidense Copia (http://www.thecopia.com/home/index.html), que me pareció muy interesante. Copia no sólo permite descargar y compartir libros en todo tipo de formatos (Internet, teléfonos, lectores digitales, iPads, etc.), sino también compartir sus lecturas. Planteada como una aplicación social, gracias a Copia los usuarios leen un libro determinado, pero también los comentarios, subrayados o anotaciones al margen hechos por otros lectores de la misma plataforma, a los que pueden responder y a los que pueden añadir los suyos propios. El resultado es una especie de comunidad de lectura, donde la valoración y puntuación de otros usuarios de Copia ayuda a elegir libros; los gustos de los lectores con los que uno sienta mayor afinidad o sintonía, a la luz de sus comentarios, pueden orientar a la siguiente compra. El global de comentarios de lectura sobre un libro le da una nueva dimensión a este, al formar una enorme glosa interactiva sobre algunas de sus partes o sobre el texto entendido como un conjunto. De momento Copia no funciona más que en Estados Unidos, lo que no es casual puesto que es el país con un mercado más activo de venta y lectura de libros digitales. Pero esta y otras experiencias pueden permitirnos ya comenzar a pensar en las puertas que pueden abrir a potencialidades insospechadas para la lectura y la crítica literaria.

 

Posibilidades para la crítica literaria

 

A la luz de Copia se me ocurren al menos dos posibilidades en las que ésta u otras plataformas similares pueden utilizarse para expandir nuestro viejo concepto de crítica literaria y aprovecharlo en beneficio de una hermeneusis más actual, la edición en nube y la crítica en nube.

 

1) La edición crítica

 

Las ediciones de libros, como saben, consisten en tomar un libro clásico o canónico y volver a publicarlo con un prólogo erudito o un epílogo crítico, y poblar el texto de notas que lo expandan

o completen, como la interpretación de algunas palabras oscuras o términos tomados de otros idiomas, o insertando notas aclaratorias al pie. Es un mundo editorial muy protocolizado y cuyos procedimientos, con escasas excepciones, siguen siendo prácticamente los mismos desde hace decenios o incluso siglos, pues no varían demasiado de los comentarios del Brocense a Garcilaso o de los primeros hermeneutas de Góngora. La edición electrónica ha mejorado las cosas, por supuesto, y de este modo existen proyectos como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el Centro Virtual Cervantes (aquí, un ejemplo de una Rima de Bécquer editada) o el Proyecto Cervantes de la Texas A&M University, que están elaborando una edición del Quijote en estos términos:

 

Por lo tanto, concebimos ahora nuestro proyecto en términos no de una edición variorum, sino de un archivo hipertextual capaz de producir y visualizar un sinnúmero de ediciones individualizadas a partir de diferentes textos base, con incorporación dinámica de diversos tipos de variantes, múltiples categorías de anotación y niveles de comentario crítico.[1]

 

Estos recursos han supuesto un gran avance para investigadores y lectores interesados, pero no hay por qué detenerse, sino seguir buscando fórmulas de trabajo. Ahora imaginemos cómo sería una edición crítica en nube. El lector iría leyendo, en su ordenador, su móvil o su ebook el texto de cualquier libro en su pantalla y podría decidir sobre la marcha qué acotaciones o notas desea leer o contrastar y cuáles no. Estas notas se marcarían con colores o signos pequeños, para no entorpecer la lectura, y una vez abiertas pueden tener un espacio libre, que iría desde la mera referencia etimológica de una línea hasta un ensayo entero sobre la importancia que esa palabra o ese párrafo tienen para la interpretación del autor. Pueden incluirse enlaces a otroas ediciones, así como las variaciones y demás glosas ecdóticas como posibilidad.

 

La edición puede ser unipersonal, de un comentarista, o de varios a la vez, que vuelcan cada uno su visión sobre el mismo pasaje, por ejemplo. Una edición de las Soledades de Góngora puede hipotéticamente salir en versión digital comentada a la vez por Dámaso Alonso, Robert Jammes, John Beverley, etc., cada uno con sus marcas o notas distinguidas por colores. El lector elige si quiere consultar una nota, todas, o ninguna. Puede además añadir a las presentadas las suyas o las aportadas por miembros (profesionales o no) de la comunidad lectora, que es lo que diferenciaría estas ediciones de la mayoría de hipertextos y ediciones electrónicas existentes, que no son sociales al no permitir la interactividad de modo instantáneo (o la impiden en absoluto). Los trabajos de doctorado de las universidades pueden consistir en la edición colectiva y en nube de un mismo texto, donde el corpus original se enriquece con los debates y las aportaciones de todos. Un coloquio sobre la narrativa de Borges puede acabar siendo una edición digital de uno de los libros (si es que se logra el permiso de los agentes) completada y expandida por todos los participantes del coloquio con sus ponencias, más las intervenciones en los debates. Eso renovaría el conservador formato de las “actas” de los congresos y seminarios. Yendo más allá, las ediciones pueden consistir en la superposición de dos libros. Pienso en el Ulysses de Joyce y en el James Joyce’s Ulysses de Stuart Gilbert, que podrían publicarse juntos mediante una edición en nube, y a su vez perfeccionarse con la publicación conjunta e íntegra del Ulysses anotated de Don Gifford. Estas metaediciones pueden llevarse a todo lo lejos que uno quiera. Con la ventaja de que, al ser comunitarias, son siempre ediciones en marcha, susceptibles de ser ensanchadas y mejoradas por sucesiva oleadas de lectores y críticos, lo que revelaría en tiempo real la relevancia y pujanza de un libro clásico o su pérdida de vigor pasado un tiempo. Frente a todas las ediciones críticas tradicionales, y creo que la inmensa mayoría de las electrónicas (sé que la UOC y otras universidades tienen ediciones electrónicas, pero no puedo acceder a ellas), estas ediciones en nube pueden ser refutadas y a su vez criticadas al estar puestas en comunidad. De la misma forma, los lectores pueden compartir sus anotaciones o las de otras personas en las redes sociales a las que pertenezcan, y pueden establecerse sistemas de avisos automáticos cada vez que se produzca un nuevo comentario o actualización.

 

2) Cloud criticism: la crítica como edición, como reedición, como versión y como retorsión.

 

peinar el viento, fatigar la selva

Luis de Góngora

 

Mientras que lo ya expuesto me parece bastante obvio y predecible, creo que tenemos que usar la imaginación para ver hasta qué punto la crítica literaria puede ser reactivada, actualizada, revivida e incentivada por estas posibilidades tecnológicas. La crítica ha estado asociada desde su nacimiento no tanto a posibilidades de escritura como de lectura. De hecho, su nacimiento histórico como “género” propio suele asociarse a la difusión estable y generalizada del periódico a muy finales del siglo XVIII y principios del XIX[2]. De modo que estos tremendos cambios que se están produciendo en la forma actual de leer necesariamente acabarán teniendo su influencia en el modo de analizar los libros, puesto que la crítica no es más que una lectura de segundo grado, o una lectura profesional de los mismos textos que leen los lectores.

 

Por supuesto, todo lo anterior referido a la edición crítica apela también a la crítica, puesto que la edición es uno de sus medios. Pero pueden crearse otras formas de conexión entre texto y crítica a través de la nube.

 

A diferencia de la crítica tradicional, que crea un texto nuevo o diferente frente al texto originario, la crítica nube podría significar una novedosa intervención sobre un texto ya existente. Tenemos, curiosamente, un ejemplo narrativo de cómo podría funcionar la crítica en nube: la novela ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007), de Isaac Rosa. En ella Rosa lleva a cabo una valiente retorsión sobre una novela suya anterior, La malamemoria (1999), a la que critica sin reparos con excursos intercalados dentro del propio libro. El mecanismo me parece de una singular potencia para explicar qué sea la autocrítica, pero también la crítica y aun la cloud review: imagínense que además del propio Rosa pudieran usted intervenir el texto, comentar los párrafos de La malamemoria, pero también comentar los comentarios de Rosa, así como los comentarios de otros lectores, e incluso los potenciales comentarios de Rosa a los comentarios de sus comentarios. Sería una selva, sí, pero el resultado es justo lo que toda crítica intenta: ver más, esclarecer sentidos, establecer vínculos, contextualizar, discurrir sobre lo ya escrito, sea para dirimir su alcance o para ensanchar su horizonte de entendimiento. Y ahora, imaginen que todo ese material creado a partir de la novela-origen pueden editarlo, compartirlo, comentarlo, valorarlo, discutirlo o seguir ampliándolo hasta el infinito en una pequeña, grande o inmensa comunidad de lectores interesados. Esa locura, esa imposibilidad, esa maravilla, esas escritura desatada, será la crítica en nube.

 

Pero podemos seguir pensando otras vías de expansión del terreno crítico. Una de ellas, a través también de las opciones en nube, permitiría a los editores ofrecer versiones enriquecidas de sus libros, como segunda edición especial, donde el propio volumen en su versión electrónica incorpore reseñas consideradas especialmente valiosas sobre el texto. En los últimos tiempos se han editado versiones expandidas de textos como El año que viene en Tánger, de Ramón Buenaventura (edición electrónica), o El viajero del siglo, de Andrés Neuman (edición de bolsillo en papel), que venían completadas por textos de los propios autores y de otras personas, referentes a las ediciones originales. En el caso de la de Buenaventura se incluyen incluso ensayos y entrevistas con el autor sobre la novela. Este enriquecimiento textual contribuye a crear un horizonte de sentido sobre los textos que, en principio, en la crítica en nube, debería agrandarse también a las reseñas o críticas negativas, no sólo a las favorables, siempre que ambas fueran interesantes. Habría diversas formas de editar la crítica dentro de la edición electrónica, pero sería interesante que cuando la reseña se refiera a párrafos o pasajes puntuales del libro, pueda accederse a ella desde éstos. Por ejemplo, cuando hubiese una influencia, cita o intertexto no aclarado por el autor de la obra original, se podría hacer una marca en el lugar y aclararlo en nota marginal. La intervención crítica podría ampliarse también a enlazar determinados contenidos digitales que aclaren o amplíen lo escrito. Del mismo modo que en este blog colgamos el vídeo de Dan Graham a que DeLillo hace referencia en su novela Point Omega en nuestra reseña de la obra, esto puede hacerse en los lectores digitales de tercera generación y el lector puede tener una idea clara de a qué se está refiriendo el autor con la alusión. Si en la obra se habla de un óleo famoso, puede insertarse como cita la imagen del mismo (si los gestores de derechos lo permiten, claro, como siempre). De nuevo aquí los lectores podrían subrayar, seleccionar, comentar y compartir todos y cada uno de los materiales incorporados.

 

La crítica en nube admite más posibilidades. Otra es la edición de un libro comentado por un crítico. De la misma forma que los deuvedés admiten desde hace tiempo una versión de la película con los comentarios del director o los actores, no es imposible una edición electrónica crítica de la obra que vaya explicando o comentando el libro. La segunda lectura, supuestamente autorizada, está ahí en segundo plano, sin entorpecer la primera. Sólo cuando el lector quisiera aparecería, quizá al margen o subimpresionada, la lectura crítica, que estaría especialmente indicada para las relecturas del libro o para lecturas de investigación.

 

Cuando se habla de la autoedición (esto es, de la posibilidad de editar el propio libro sin intermediarios) a través de la Web, siempre se apela a un gran problema: al desaparecer el editor, no sólo desaparece el “impresor”, sino que también y de forma fundamental se esfuma la persona que cuida la edición, que revisa el texto, que detecta contradicciones no atisbadas por el escritor, que procura el equilibrio y elimina errores de todo tipo, desde la estructura de la obra a la sintaxis. Un buen editor es el mejor aliado posible de un escritor, como bien saben todos los que han tenido la suerte de tener uno o varios buenos. La autoedición, por el contrario, confía el acabado final a la persona que hace el primer acabado, lo que siempre es peligroso, sea porque los autores no tienen la necesaria autocrítica o porque no tienen el necesario conocimiento de su propio idioma (lo que sucede más de lo deseable, por increíble que parezca). La figura de un crítico podría ser una solución a este problema, ya que en cierta forma un buen editor es el primer crítico de la misma. Si un escritor publica en su web su propia obra sin intermediarios nos hará sospechar, pero si esa edición viene avalada por el comentario en nube de un crítico reconocido, podrá restaurar la confianza del lector, ya que entonces es el crítico quien pone en juego su prestigio, al lado del autor.

 

Otra posibilidad serían las ediciones de crítico, en que sin el rigor académico esperable en una edición crítica, un crítico elabora un comentario constante a una obra o a una figura que conoce a fondo. Pienso en una edición de Bolaño hecha por Echevarría, o una de Julián Ríos hecha por Julio Ortega, en la que comentarios incluso personales y no literarios se sumaran al texto, ampliando de forma extraordinaria el horizonte de recepción y comprensión. Muchos críticos o escritores han escrito páginas memorables recordando cómo tal o cual amigo escribió determinado párrafo o motivo o personaje de sus obras. Esos textos u otros similares, encargados al efecto, podrían suponer otro modo de reeditar clásicos o de publicar textos inéditos con un mayor aliciente para posibles compradores. Una edición de Rayuela donde veinte o treinta escritores conocidos relatasen cómo vivieron el primer encuentro con ciertas frases, párrafos o personajes, en glosas anotadas sobre el propio libro, constituiría una maravillosa forma de releer la novela de Cortázar.

 

Estas son algunas de las posibilidades que se me han ocurrido a vuelapluma, pero seguro que hay más. Tantas como lectores o como libros. La crítica en nube nos pone a las puertas de posibilidades con las que antes no habíamos ni siquiera soñado. A las aquí defendidas crítica-red y crítica-blog se une ahora esta desmesura en nube que tiene la ventaja de ser democrática y horizontal, eliminando las jerarquías o dando al menos los instrumentos discursivos y técnicos para ponerlas en cuestión. Nunca los libros habían podido ser tan libres, y tampoco la crítica literaria. Si, como decía el gran Cyril Conolly, “el objetivo del crítico es vengarse del creador”, ahora tiene este instrumentos para resarcirse de la venganza de aquél, y aquél de acrecentar la suya a cada párrafo, a cada frase, de cada obra de cada escritor. Y nosotros, como lectores, medios para vengarnos de unos y otros. O de aplaudirles, claro.

 

 

 

[1][1] Cf. Eduardo Urbina, Richard Furuta, Rajiv Kochumman y Eréndira Melgado, “La edición electrónica variorum del Quijote: avances y estado actual”, Proyecto Cervantes, Center for the Study of Digital Libraries Texas A&M University, accesible en http://cervantes.tamu.edu/pubs/AC-Roma1.pdf.

2[2] T. W. Adorno, “Sobre la crisis de la crítica literaria”, Notas sobre literatura. Obra completa, 11; Akal, Madrid, 2003, p. 642

 

***

También queremos hacernos eco del Remake de la obra de Borges (El Hacedor) escrita por Agustín Fernández Mallo. Hacía bastante tiempo que este autor no publicaba nada, y ahora nos sorprende con este Remake; sobre el cual nos advierte que no es necesario haber leído la obra de Borges para empezar a leerlo. El Remake saldrá publicado en Alfaguara y saldrá a la venta el próximo mes.

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BALADA NOCTURNA

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

El sueño del amor sufre de miedo

al mostrar su fruto más podrido,

por eso es sueño, por ello es No.

El sueño del amor es ruido,

es vestigio de sueños a todo color,

es suspiro, es olor presentido,

el sueño del amor es dolor,

es latido fingido y sometido,

es compromiso, es salvaje rol.

El sueño del amor sabe

que todo se pudre al lado

del fermento del amor,

el sueño del amor termina

cuando la cáscara se seca al sol.

El sueño del amor se despierta

cuando la mar le dice No,

el sueño del amor abre su Sí

en la promesa nocturna sin voz,

El sueño del amor sueña

en su invierno, y en su primavera

abre el caparazón en flor,

el sueño del amor es locura,

es orgasmo, es repetida canción,

el sueño del amor

destapa pupilas, descifra teoremas,

se pone disfraces, regala poemas,

se queda a solas con dios,

se doblan fatales las certezas,

se duplican veraces los problemas,

es lo dicho por nosotros dos,

El sueño del amor a nadie

le abre completas sus venas,

ni al amor sin dueño,

ni tampoco yo.

 

 

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El aniversario

         Era un hombre de aspecto anodino, de aquellos con los que te cruzas y te olvidas al momento, si es que por un casual te fijaste en él. Delgado, algo curvado de espalda, con un bigote que no sabrías decir si era discreto o espeso y gafas que apenas disimulaban una mirada triste, trabajaba desde los veinte años en una inmobiliaria, se casó a los veinticinco con la muchacha que le cayó en gracia a su madre, tuvo dos hijos, niño y niña, la parejita ideal de la clase media, poseía un apartamento relativamente amplio en un barrio de trabajadores y pequeños comerciantes, el cual consiguió con ciertas facilidades de su propia empresa, de vacaciones aprovechaban la casa familiar en un pueblo del interior del país, y su vida transcurrió sin grandes sobresaltos ni aspavientos, más allá de los incidentes cotidianos de la existencia, la muerte de alguien próximo, amigo o pariente, alguna gamberrada de los hijos, no excesivas pues por fortuna, valoró, habían heredado su carácter calmo y algo temeroso, porque él se consideraba temeroso, aunque no miedoso en sentido estricto, le asustaban, eso sí, las eventualidades de la política o del orden público, el peligro de la violencia inusitada, desconfiaba de sus semejantes, creía que en cada persona había un engendro de ira que podría desatarse de pronto y de un modo irracional, ira que podía brotar en cualquier momento, aunque no tuvo que sufrir muchos trances a lo largo de los años pasados, consideraba como la gran contrariedad de su existencia el robo del apartamento familiar, lo que descubrió a la vuelta de las vacaciones de primavera y llegó a agobiarse por los trámites que hubo que realizar, denuncia en comisaría -le angustió la mucha gente afectada por el desorden público y que esperaba turno para la correspondiente denuncia, lo que le mostró bien a las claras lo peligroso que era el mundo-, luego estaban las gestiones ante el seguro, las visitas tanto de agentes policiales para encontrar huellas como de los peritos de la compañía de seguro para valorar los pocos daños en el mobiliario, los muchos impresos que hubo que rellenar, pero sobre todo el temor que se le quedó en el cuerpo durante semanas cada vez que abría la puerta y se imaginaba que iba a encontrar su hogar de nuevo destartalado y dañado.

         No obstante, siempre consideró que su vida iba a transcurrir tranquila, una línea recta en la que todo era predecible. Y así fue, sin duda, hasta su cincuenta y un aniversario, que celebró durante sus horas centrales como siempre, discretamente, sin ninguna novedad, como correspondía a un día de trabajo, recibió los regalos correspondientes, de su esposa y de sus hijos por la mañana, con el desayuno, de su hermano por la noche, cuando fue a la cena en su casa, invitado junto a su esposa y su hija, de sus compañeros de despacho nada más llegar a la oficina. Catorce años para jubilarte, comentó alguien ese día, y todos rieron el comentario, sin saber muy bien dónde estaba la gracia, porque al fin y al cabo, pensaron todos, en efecto transcurrirían catorce años y se jubilaría, y sus hijos habrían acabado sus estudios, se colocarían y tal vez ellos, su esposa y él, pasarían más tiempo en su pueblo del interior, pasearían, pero sobre todo disfrutarían con tranquilidad la vida que llevasen. Esa será mi vida, en efecto, aparentemente era lo que pensó, aunque le sobresaltó sentir no poco desapego, un sentimiento de extrañeza, eso ha sido mi existir, se dijo, sin saber muy bien si era bueno o malo que las cosas hubieran transcurrido como transcurrieron, y si en el fondo se sentía bien o mal, frustrado o feliz por todo.

         Se fue acrecentando a lo largo del día esa sensación de absoluta extrañeza, se mantuvo más taciturno, más reconcentrado, más discreto, disimulándolo con la concentración en el trabajo. Algo se cuajó en su interior, no sabemos muy bien qué. Salió del trabajo a la misma hora de siempre. Tomó el autobús y se mantuvo pensativo, sin que sepamos que era lo que esa tarde le tenía tan reconcentrado. Había algo que decidir, algo importante, al menos ese es el aspecto que poseía, el de quien ha de tomar una decisión importante. Llegó a casa y se encerró un rato en su cuarto, mientras su esposa preparaba todo para la cena. Por la noche, en la mesa con su mujer, con sus hijos, con su hermano, su cuñada y su sobrina, lo anunció: dejo el trabajo, me marcho, solo querida, añadió dirigiéndose a su esposa, a sus hijos, lo siento, tuvo que afirmar cabizbajo tras un tenso silencio. Ninguno de la mesa pudo reaccionar mientras él se levantaba y con la misma parsimonia de siempre se colocaba la chaqueta gris y se marchaba de pronto de la casa tras agarrar la bolsa de viaje que estaba junto al sofá y en la que nadie, hasta ese momento, había recaído.

Juan A. Herrero Díez

 

 

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LEYENDAS DE LA MANO

DE

CRISTIAN CLAUDIO CASADEY JARAI

 

La Leyenda del Puente de Piedra

 

El clima del pueblo era realmente caliente. Ese día en especial había sido demasiado sofocante, tanto que no había agua alguna capaz de calmar la sed de Pedro, el jornalero.

El trabajo en el cafetal había sido especialmente duro esa vez. Las alimañas picaban sin cesar su sufrido cuerpo. Las gotas de sudor que se deslizaban por su frente nublaban su fatigada vista. Por suerte sus labores ya habían concluido. La noche se acercaba sigilosamente.

El patrón, satisfecho con las tareas realizadas por Pedro, resolvió obsequiarle un gallo muy obediente y fortachón. Pedro estaba muy feliz con semejante regalo, por lo que agradeció mucho a su jefe y emprendió su recorrido.

El camino hacia su hogar era largo y sinuoso. Las montañas parecían burlarse del hombre, quien en su pesar no hacía caso alguno de las bromas de la naturaleza indómita.

El manto oscuro y estrellado le jugó una mala pasada. La falta de luz hizo que Pedro equivocara su trayecto, por lo que llegó hasta un río cuando se dio cuenta de su error.

–      ¡Qué me lleve el diablo! ¡Maldita sea mi suerte! – Gritó lastimosamente Pedro.

Un repugnante olor a azufre impregnó todo el ambiente. El Demonio en persona había acudido ante el llamado de Pedro, quien transpiraba todavía mucho más que antes.

–      Ayúdame Satán – Dijo Pedro.

-Aquí estoy a tu servicio – Contestó educadamente el Diablo. Pedro nunca imaginó que el famoso Príncipe de las Tinieblas era un tipo fino y educado, con buen porte y muy elegante.

– Conozco tu problema y sé que te has perdido. Puedo ayudarte a llegar a tu casa a cambio de un favorcito – Habló con cierta malicia el Maligno.

– ¿Y qué quieres de mí? Sólo soy un pobre jornalero que no tiene fortuna, mi único deseo es retornar a mi ranchito con mi esposa y mis queridos hijitos – Replicó con pesar Pedro.

– Construiré un puente de piedra sobre este río a cambio de tu primogénito.

Pedro lo pensó detenidamente. Necesitaba aquel servicio, pero el amor a su hijo no le permitía realizar semejante sacrificio cruel.

-Está Bien Satán, pero con una condición –Sentenció Pedro – Debes terminar el puente antes de que cante mi gallo al amanecer.

– Muy bien, que así sea entonces – Exclamó impaciente Lucifer.

Con todas sus fuerzas el demonio sacó y sacó piedras desde las profundidades de su Reino. La velocidad de Belcebú era verdaderamente escalofriante. Pedro estaba anonadado con el espectáculo infrahumano que transcurría ante su vista. El gallo se había despertado y miraba como el Diablo trabajaba sin cesar.

Ya casi estaba por amanecer. El Demonio sonreía placenteramente al instante en que sólo le faltaba colocar la última roca en el puente. Pedro, ni lento ni perezoso, hizo cantar de un puntapié al pobre gallo, quien lanzó su quiquiriquí como si fuera el último. Lucifer, engañado, se refugiaba en el abismo del Averno, mientras Pedro soltaba grandes carcajadas.

-No debí de ser tan confiado. Me has ganado en verdad, hay gente más deshonesta que yo – Pronunció Satán.

Y así fue como el famoso Puente de Piedra fue creado hace muchos, pero muchos años.

***

La Leyenda de la Iglesia Metálica

        Hace mucho tiempo atrás, un barco holandés naufragó en las costas caribeñas de Limón. Lo extraño es que no había un solo tripulante, solamente un gato negro que maullaba desconsoladamente sobre la proa de la nave.

        Las autoridades limonenses inspeccionaron la embarcación tratando de hallar la bitácora o alguna otra documentación, lo cual fue completamente inútil. No había ningún indicio. Lo que todavía era más llamativo era la carga que transportaba el navío: Enormes piezas de metal y un plano correspondiente a una singular iglesia metálica, edificación por entonces desconocida en la zona.

        Los limonenses se miraban unos a otros confundidos: ¿Qué hacer con semejante cosa? Estaban en ese dilema cuando llegó un forastero, quien pidió que le vendiesen el metal. Al no haber más pistas que una bandera holandesa y el plano, los limonenses resolvieron realizar la transacción. El feliz comprador emprendió un duro viaje hasta el Valle Central, en donde levantaría tal Iglesia en honor a la Virgen de las Mercedes. Lo curioso fue que el gato nunca se separó de la edificación hasta su misteriosa muerte, pues pueden observarse las manchas dejadas por sus patitas por el altar, como esfumadas en el aire. Por más que se limpien o se cambie la madera nunca desaparecen.

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EFEMÉRIDE Y CONCLUSIÓN

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

RECORDATORIO-11

 

Hoy es 11 de febrero de 2011.

Hoy es el día en el que el terrorismo

dicta sus sentencias más crueles

sobre una parte de la humanidad.

Aniversario del exterminio.

Hoy es día 11 y no ha habido

ningún atentado contra inocentes.

¿Ningún atentado contra inocentes?

Todos los días se atenta

contra los inocentes del Mundo.

¡¡TODOS!!

***

 

LLEGADO A ESTE PUNTO

 

Llegado a este punto

también he comprendido,

que a todos nos duele

nuestra propia verdad.

Es difícil entenderlo

para quien inusitado alberga

la profanada duda

en pos de su contrariedad.

Llegado a este punto

nadie debe ser culpable,

cada hombre encuentra

su lugar en el que estar.

Llegado a este punto

cada cual con su verdad.

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LA DANZA DE LAS PALOMAS

Por Ana María Manceda

Cuento SELECCIONADO POR CERTAMEN INTERNACIONAL PARA ANTOLOGÍA “POETAS Y NARRADORES CONTEMPORÁNEOS 2007” EDITORIAL “ DE LOS CUATRO VIENTOS”. Buenos Aires 2007.

 

 

 

       Lily gira, su falda se ondula como las alas de las palomas que siguen su vertiginoso bailoteo. De sus manos caen  sembrando  de  luz las semillas que alimentarán a las más sagaces y apresuradas. Esos  momentos eran los más felices del día, luego venían las obligaciones del orfanato, el aseo, los estudios, la rígida disciplina. Lo único que la perturba en su vuelo de libertad era la mirada de un mendigo que solía acurrucarse en la entrada de coches que daba al patio del convento y la miraba conmocionado. La imagen de Lily dando de comer a las palomas mientras ejecutaba su danza desde una música inasible y misteriosa lo fascinaba, pero ella seguía con su ritual, sabía  que era inofensivo. Cuando las campanas de la iglesia sonaban a mediodía terminaba la magia del  juego. El padre Jaime bajaba desde la torre, donde tenía sus habitaciones, la tomaba de la mano y juntos se iban al encuentro de las otras huérfanas, era la hora del almuerzo. El mendigo sentía que el sol se opacaba, la jornada perdía su brillo, las palomas ya no danzaban, deambulaban sin dirección, emitiendo sonidos irritantes para luego cobijarse en los techos del orfanato y la cúpula de la iglesia.

          Los años pasaron, el mendigo vio el máximo esplendor de la niña en su juventud, sus juegos con las palomas parecían una bella pintura de la primavera. Pero había algo discordante en esa serie de imágenes que él había observado durante años, cuando el padre Jaime venía a buscarla ya no la tomaba de la mano y  ella transmitía la rigidez de una estatua, sumisa iba junto a él,  la oscuridad del día comenzaba en ese instante. Con el tiempo sintió que el brillo se ensombrecía  cada vez más hasta que dejó de verla. Pero él seguía allí, esperando la misericordia de los transeúntes.  Con el tiempo las palomas se fueron apoderando de todos los techos del edificio, hacían insoportable la vida de los habitantes del orfanato y de la iglesia que se situaba en su interior, durante el día cubrían todo el patio de piedra en el que otrora la niña jugara feliz. Lo que no cambiaba en ese paisaje denso y agobiado eran las campanadas de la iglesia, como ignorando los hechos sucedidos en esos años.

          Una noche de tormenta se sintió  crujir el techo de la habitación de Lily, carcomido por el tiempo y las palomas, asustada bajó a pedir ayuda al padre Jaime cuyas habitaciones  se encontraban en el piso anterior al suyo, el sacerdote corrió por las escaleras, temiendo que cayera parte de la techumbre. La joven subió tras él, cuando entró en la habitación vio al hombre asomado a la ventana, el estruendo de los rayos y el estrépito causado por el desprendimiento del alero de la ventana en su choque contra el patio de piedra la aterrorizó, en un instante intuyó el infierno que tanto le habían inculcado en los años de orfandad,  años que sesgaron su inocencia, su libertad. Ese hombre vestido de negro, inclinado hacia el lugar donde ella creyó atisbar un mundo de esperanzas, iluminado por la luz de los relámpagos, se le asemejó al demonio. Resuelta, inmutable, serena, se acercó y con toda la fuerza  que le daba el odio almacenado en su cuerpo, lo empujó.

          El viejo mendigo, contraído, resguardado bajo el pórtico, vio  la figura  de un ave gigante, encendida su negrura por las luces de la tormenta, volar de manera  azarosa y frenética,  hasta verla horrorizado  estrellarse contra las piedras. Sintió un intenso frío interior, como el frío vacío de una época que huía. El ruido del cuerpo al caer quedó mitigado por las campanas de la iglesia que comenzaron a tañer, anunciando las doce de la noche. Las palomas, obcecadas en sus sombras, estaban quietas y en silencio.

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                                   NADA MAS LEJOS

                               

Por Rosy Paláu

 (México)

 

De quièn tus manos,

los libros,

la vieja silla,

de quièn el amor

que te ha guardado

en ese cuarto de cosas simples

donde la sombra de todo

se vuelve un patio

y la ventana

un vestidor de nubes sencillas.

De quièn los pàjaros

que atraviesan el sitio

repetido de tu sueño

cuando cierras los ojos

y estàs descalzo

esperando el aguacero.

Te veo jugar

con un juguete de palo

en la tierra de un retrato,

ha cambiado tu silencio,

hoy es màs hondo,

como si se hubiera soltado

la barca

de la orilla del rìo

de tu deseo

y sòlo pudieras cruzarlo

imaginando.

El payaso de trapo,

el dibujo casi borrado

de una sandìa.

Guardas quizà demasiado poco,

guardas lo que es de nadie

y tienes un àrbol

del que cae el sol

como una fruta.

De quièn la luz que enciendes

y cae sombrìa

sobre un papel donde el silencio

se pone viejo

de tanto cruzar el camino

de las palabras.

No hay nada màs lejos

que estar solo,

detràs de la puerta,

a la deriva de un espejo,

nada màs lejos

que quedarse en la remota

habitación de un beso.

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POEMA

FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

 

 

 

EL  AMOR  NO  ES  PARAÍSO

El amor no es un paraíso, es la perdida

de conciencia de la personalidad.

ANTONIO  GALA

 

El amor no es paraíso, sólo

en el platónico mundo es edén

donde los dioses disfrutan deleites,

en nuestro árido mundo

es despojo de conciencias, se desgajan

trocito a trocito cual Pulgarcito

depositando en el transitado camino

gajos de nuestra disminuida personalidad,

para cuando el primigenio fuego disminuya o desaparezca

tener norte de regreso al origen.

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TEXTOS DE MAXIMILIANO SPREAF

(Entrevista de este autor publicada en la revista)

Rebaños

 

Nublas el sol del mediodía, pariendo estrellas,

Sin bocas, sin ojos, sin manos, que astucia la tuya!!

Dejarnos mudos, ciegos y profanos!

Roja sangre en los canales, acueductos, manantiales,

Víboras negras, amarillas, azules, rojas y verdes,

Casas muertas de tanta mierda suelta, de hijos de padres,

De lectores, de rebaños que corren para el mismo lado siempre.

Mangas cortas, pechos helados, puntiagudos, icebergs

Quebrados, mustios, quemados, cortados, manchados.

 

***

 

Jeringas

 

Me diste la nada para que la envuelva en celofán

Y te la reenvíe por mail a tu cuenta inexistente.

Mi chica, eras, dijiste. Cerremos esta historia de la peor forma.

Odiándonos.

Caliento motores ahora.

Traigan jeringas que venas sobran.

Las venas que admirabas.

De las que bebiste mis palabras, que boyan en mi sangre, por

ellas.

No me gusta la gente tranquila. No me gustan los cobardes.

Ni los que dedican 20 años a ser alguien que no serán nunca.

Y se pierden lo mejor de pasar por este lugar de tristeza oral.

Yo así te suelto los dedos, no sos nada. Ni corres ni flotas.

Traigan jeringas que Belfast me queda a la vuelta de mi casa.

Vos podes seguir de snob en Leiden, perdiendo.

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1492 (Las despedidas)

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

COMPRENDÍ LA TRAGEDIA

 

Cuando te vi por vez primera

comprendí el hallazgo eterno de los conquistadores,

también el de los conquistados,

comprendí un hemisferio con sueño, ensueño y vigilia,

comprendí que tu sonrisa de collares

era un cielo de brillantes mañanas por devenir,

los te quieros nos esperan en la calle

pero los desoímos porque no necesitamos exhibirnos,

las locuras nos esperan en los umbrales,

en los quicios y en los resquicios,

los desquiciados que un día fueron, ya se extinguieron,

las palabras son dudas, pero las dudas

se desarman de flojas porque adonde no hay sí o no

no hay mundo de futuro y realidad.

***

EN EL CEMENTERIO

A mi abuela, María R. Fuentes Bonillo

In Memoriam

 

Y no digas nada, silencio. ¡Silencio! ¡Silencio!

El silencio de los cementerios viene perpetrado

por el sanguíneo respeto que los vivos le guardan.

Y le deben su silencio como plegaria de vida.

No digas nada o despertarás al alma ciega

entre el gas del fantasma y la música del vacío.

Despertarás su alma ciega y todo será rutina,

todo será fingida lacrimosa ante tus ojos puros.

 

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8º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

8º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

8º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

LII de la 2ª Etapa/01-02-2011

 

EDITORIAL LII
Jaime Salinas

 

Ha muerto Jaime Salinas. Ante todo fue un transformador en el mundo editorial, consiguió que en España se introdujera el libro de bolsillo y de este modo logró que se expandiera mejor la literatura y la cultura en general en un momento, además, en que la población había comenzado a gozar de altos niveles de alfabetización y por tanto aumentaba el número de lectores. Podemos comparar este avance de los libros de bolsillo con las posibilidades que dan hoy las nuevas tecnologías -el libro electrónico, Internet, la difusión potencial en el sinfín de canales televisivos-, aunque nos tememos que, si bien el libro de bolsillo fue una mejora que permitió una mejor difusión de la lectura harto palpable, no vemos el mismo fenómeno en lo que a las nueves tecnologías se refiere.

Jaime Salinas era hombre culto y bien comunicado con la cultura de su tiempo. No sólo fue un animador literario en España, también intervino vehementemente en fortalecer los lazos entre la literatura de las dos orillas, la de España y la de América Latina. No en vano, estuvo vinculado a Alianza Editorial y Alfaguara, dos editoriales españolas que han incluido a numerosos escritores americanos y colaboró con Carlos Barral, otro de los grandes nombres españoles relacionados con aquel continente y comprometido con la difusión de su literatura. 

Ya hemos comentado alguna que otra vez que somos conscientes de que una editorial precisa, como cualquier otra empresa, contar con un balance de beneficios que permita vivir decentemente a sus trabajadores y colaboradores, pero también que una editorial ha de estar comprometida con la cultura de un país, de una lengua. Precisamos buenas editoriales, del tamaño que sea, pero que ofrezcan calidad, mimen a los autores y a los lectores, sepan contribuir al fortalecimiento cultural del país en el que se desarrolle su actividad. Poco nos importa el tamaño en realidad: hay editoriales pequeñas cuya labor es más que encomiable; hay grandes editoriales que en vez de libros podrían producir churros o dedales y no se notaría mucho la diferencia.

Jaime Salinas era de los editores conscientes del material con que trabajaba y la importancia que tenían los libros más allá del beneficio que podían reportar. Introdujo el hábito de incluir el nombre del traductor cuando se trataba de obras en otro idioma y reforzó el diseño de los volúmenes, lo que demuestra hasta que punto le daba importancia a todas las personas que intervenían en el proceso de producción material del libro.

Aunque era hijo del poeta Pedro Salinas, no escribía, fue ante todo un animador cultural de primer orden, alguien que forma parte de la cultura de otro modo, no en la creación, pero sí en la difusión, algo que es realmente importante y cuyo recuerdo hemos de mantener siempre muy vivo. En un momento en el que al conglomerado de empresas del sector industrial se le llama “industrias culturales” es importante tener en cuenta la aportación de hombres como él, que poseían una perspectiva netamente humanista.

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UNA TARDE CUALQUIERA

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Íbamos a comprar caballo, íbamos casi de rodillas

como dos gorriones de extrarradio

hacia el extrarradio del mismo extrarradio,

como dos ángeles tontos a comer basura,

como dos peces secos en el interior,

cruzábamos las manos y rezábamos falsa plegaria,

íbamos en coche sin pensar en más nadie,

queríamos nuestra dosis como un pan caliente,

teníamos la sed de islas con agua en la cuchara,

dotábamos la vena de minucias y gangrena.

Estábamos al límite de sueños trasnochados,

íbamos como dos ciegos niños al pozo de Can Tunis,

presagiábamos la aurora al empezar la tarde,

nuestra tarde en una plaza con el tedio a nuestro lado,

era invierno y el cielo tenía tanto gris en su cima

que no paraban los felices en la calle ni un ratito,

lleguemos y vimos desde la autopista

a la policía montada y vimos que el patio

era una custodia en el plomo, no existía el color rosa,

decidimos rodear para entrar por puerta trasera,

andemos y andemos, nerviosos como pájaros,

yo con la mirada en las intenciones futuras,

tú indicándome el camino, nuestro camino helado,

al entrar nos vendían chutas, cundas, pipas y camelos,

 el oropel del cementerio ondeaba sibilino

como una bandera izada por todos y por nadie,

las gaviotas a lo lejos asustaban las palomas,

los escalofríos rodeaban la redada de hielo,

trastienda negra de la droga, romería y pesadilla.

Compremos el material, el culo se hizo agua,

ganas que son ganas adentro de la desgana,

al volver al coche otra vez la misma vuelta,

el atajo más largo, otra vez te diste callo,

subimos la rampa atada a un barranco de poca monta,

resbalemos por la cuesta del vicio y la barbarie,

al llegar a la vía de raíles y empedrado,

piedras sobre piedras, seudo-esguinces en los tobillos,

andar por una mala vía es desandar lo consabido,

al pasar la curva decidimos el veneno

y quitarnos la máscara rota y plena de contradicción,

yonquis, maderos y camellos, la misma rueda,

se protege tanto la vida que cuidarse es ya mentira:

vimos un tipo tumbado en mitad de la vía,

yo te dije: saquémoslo de aquí, o lo cogerá un tren.

Tú dijiste: -déjalo ahí, no te metas en marrones.

Lo saqué a rastras como pude, arrastré su pobre paz,

parecía estar el tipo ajeno a cualquier muerte.

Lo juro por los cascabeles vacíos de mi corazón.

Encontremos esquina donde poder darnos droga.

Yo temblaba, le había visto la quijada al diablo.

Era yo quien lo buscaba, pares o nones es el juego,

 flashes de los que acostumbrarse, destellos de linterna.

Era mi compañero de chuta y me dijo fríamente:

-Tranquilízate, pues algo habrá hecho,

yo ingenuamente le decía: algún ajuste de cuentas,

tú asentías mientras el mundo ya no te importaba,

estabas absorto otra vez en el útero de tu madre.

Callo que es el callo, lluvia sobre mojado.

Yo me agujereé la vena sin olvidar al tipo.

Me eché todo el pico en el descansillo.

Tú dijiste: ¡¡Te diste mala vía!!

¡¡Qué Sangría!! ¡¡Qué sacrilegio!!

(Morado vía crucis de senderos por mi piel),

un pico fuera de vía es un desperdicio, te dije yo.

Plastificadas bocanadas y monos en el rellano,

amoratados escondites, altares que son falsarios,

el futuro son espejos en los yonquis que te profanan,

Así son los precipicios, Así son estos parajes,

páramos olvidados, eran las horas del dulce exterminio.

Te los recuerdo esta tarde, por sí los olvidaste.

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El error

 

– No pudimos hacer otra cosa.

– Pero lo dejasteis tirado.

– ¿Qué otra cosa podíamos hacer? Nos sorprendió tanto lo que sucedió que no tuvimos capacidad de respuesta.

         Nadie añadió nada más. Me volví a preguntar en mi interior cómo hubiéramos podido evitarlo, aturdido aún como estaba y con no poca culpabilidad por lo sucedido, pero ¿acaso cabía la posibilidad de otra reacción, otra forma de planteárnoslo, otro modo de asumir entonces lo que estaba sucediendo y después lo que ocurrió?, nos los preguntábamos una y otra vez mientras salíamos de allí y sin necesidad de que ahora Oscar nos viniera con monsergas y nos plantara cara sin haber estado él en el banco, que ya veríamos cómo hubiera reaccionado él, me dije, porque una cosa es haberlo vivido, como nosotros, y otra muy distinta verlo desde la distancia. No era desde luego una cuestión cómoda. Quizá habría que preguntarse cómo fue que algo saliera mal cuando todo estaba, a nuestro entender, perfectamente planificado, todo preparado al dedillo sin que ningún detalle se nos escapara. Pero nunca se prepara todo a la perfección, siempre surge algo repentino, incontrolable, como en la vida misma, en un instante apenas.

– Volvédmelo a contar -La voz de Oscar sonó ruda, seca-. No os olvidéis de nada, hasta el detalle más nimio.

         Sonaba a que alguien habría de hacer una autocrítica bien pronto. Todos sabíamos cómo funcionaban esas cosas, una asamblea en algún lugar, nunca se sabía de antemano dónde, siempre se indicaba en el último momento, y luego alguien tenía que autoinculparse, fue culpa mía, no presté atención, me equivoqué.

         Claro que aquello era grave. Habíamos perdido a un compañero. Lo habíamos visto tirado en el suelo, ensangrentado.

– Pero de dónde porras salió ese fulano. -exclamó Tino.

– Era un policía. -dije yo.

– Cómo lo sabes.

– Lo supongo,  en el barrio hay muchos.

– Qué hacía en el banco.

– No lo sé.

– No debía de haber estado allí, tú lo sabes. -aquí Oscar parecía realmente entre enfurecido y decepcionado.

         No pude responder. Lo sabía, Oscar y yo lo sabíamos, él no debería de haber estado allí si es que era un policía. Pero tampoco estaba seguro. La policía está siempre en todas partes, pensé. Pero no lo dije. Claro que está en todas partes, me hubiera respondido Oscar, por eso preparamos los golpes al dedillo.

         Vaya guerrilla estábamos hechos, murmuró Oscar lo bastante alto como para que le escucháramos, el ejército de Sancho Villa. Con esto no derribamos la dictadura, pensé, no pude menos que darle la razón, ni mucho menos hacemos la revolución. Mucha teoría, muchos contactos, pero luego no vamos a ningún lado. Ni siquiera salíamos en los diarios. Ahora sí, claro, íbamos a salir, seguro, había tema, perdimos a un compañero y la prensa no tardaría en decir que no éramos operativos, no sólo éramos pocos y alejados de la población, además no sabíamos hacer nada, ni un atraco en una sucursal de barrio, hasta los choros más colgados eran capaces de proezas superiores.

         Oscar tiró el cigarrillo al suelo. Estaba realmente irritado. No le gustaba que las cosas salieran mal, pero aquello había sido además un desastre. Me miró. Noté el reproche en su mirada.

– No tienes nada que decir. -me preguntó.

         Los otros no me miraron. No entendieron el trasfondo de la pregunta. Pensaban que se estaba desahogando conmigo.

– Él no tiene la culpa. -Dijo alguien, creo que Tino.

– Ya lo sé. -replicó Oscar.

         De nuevo se hizo un silencio hosco. Me levanté. Me sentía mal y era verdad, consideré, yo debía haber tenido el asunto cerrado: me sentía culpable. Es cierto que no desde un punto de vista técnico, pero había cosas que debía haber previsto. Me puse la chaqueta y miré a Oscar.

– Marchas. -me preguntó.

– Necesito tomar el aire.

– Nos iremos pronto, nos vemos mañana.

– Vale.

         Salí a la calle. Como era costumbre, miré hacia ambos lados para asegurarme de que nadie acechaba. Esta vez, además, podían habernos localizado. Quizá no estuviera muerto, sólo herido, y a esta hora la policía le había sacado toda la información posible. Aunque Tino aseguraba que estaba muerto, absolutamente. Pero podían asociarlo a nosotros, pese a todo, yo no lo tenía tan seguro.

         Hacía frío. Decidí bajar al barrio portuario. Allí localizaría a Murgaín. Era eso lo que Oscar me estaba diciendo: localiza a tu contacto, que te diga qué porras pasó. Yo era el que lo conocía, el que hablaba con él. Los demás no sabían nada, sólo Oscar y yo. A Oscar le gustaría conocerlo, pero era peligroso, ya estaba muy fichado, resultaba arriesgado que se les viera juntos.

         Mientras caminaba por las calles estrechas del barrio portuario, pensé que todo aquello no tenía sentido, ninguno. La gente, además, no se levantaba. Qué porras pasaba en este país, pensé con desánimo. Cualquier sacrificio resultaba nulo. Llegué a la cafetería. Inmenso el local, como siempre lleno, busqué con la mirada. Lo vi en una mesa apartada, leyendo el periódico. Me acerqué.

– Qué pasó. -me preguntó sin mirarme.

– Perdimos a uno. -dije al sentarme frente a él.

– Ya lo sé, me lo dijeron en comisaría. Pero cómo ocurrió.

– Salió un tipo, creo que policía.

– No lo creo, lo hubiera sabido.

– Entonces quién era, tal vez un guardia privado.

– No, tampoco.

– No sé, sea lo que fuere estaba armado.

– Disparó contra vosotros.

– Sí, por sorpresa y le dio al Indio.

         Murgaín lanzó una palabrota. Debía de estar enfadado, nunca soltaba tacos, su lengua era siempre pulcra.

– Yo me ocupé de todo -me dijo-, no debía de haber ningún policía y no lo hubo, te lo aseguro, pero algo salió mal, ni una palabra malsonante, mucho menos un juramento sacrílego.

– Nadie te echa la culpa.

– Lo sé, pero es una debilidad, un fallo enorme.

– Supongo que la próxima vez no nos fiaremos tanto.

– Pero es una pérdida terrible.

         Pensé en el Indio, tan silencioso, tan discreto. Lamenté no haberle conocido más. Murgaín me miró apenado.

– Estas cosas ocurren.

– Lo sé. Es la vida.

– La próxima vez saldrá bien.

         Miré por la ventana. Estaba anocheciendo.

Juan A. Herrero Díez

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SELECCIÓN DE RELATOS BREVES

POR MAXIMILIANO SPREAF

 

Solemnes

 

Los viejos que estaban pateando al pibe habían bajado

sonoramente por las escaleras.

Tenían palos, escobas, hasta había uno con un pequeño cuchillo

en su mano derecha.

Eran tres, pequeños, una mujer y dos hombres.

La mujer tenía un porro de marihuana en sus labios, ardiendo.

Tendría unos setenta años, ropa de turista y borceguíes azul

Francia. Era la más violenta, no paraba de sacudir su escoba sobre

la espalda del niño que se retorcía en el piso.

Uno de los hombres tenía un vestido negro, de esos de fiesta

familiar de sábado por la tarde, y una vincha en su pelo gris que

lucia como un trapo de piso que hacia años estaba tirado sobre su

cabeza. Era el del cuchillito, con el escindía la frente del joven

con inscripciones tales como “truhán” y “veneno”. El que

quedaba miraba toda la escena y se babeaba, era el mas anciano,

parecía eterno, un Matusalén suburbano, enloquecido y vil.

Relojeaba por entre unos gruesos lentes la situación y parecía

calentar motores para dar el golpe de gracia con un madero

redondo y negro que tenia entre sus añejas manos. La vereda de

esa calle era un infierno bello, dantesco a más no poder y elevado

a los cielos de la ultraviolencia senil. El pibito no paraba de

recibir golpes, se tomaba la cabeza, la espalda y las piernas, todo

en una veloz y repetitiva acción. Gritaba. Escupía sangre. Lloraba.

Tenia una camisa verde agua que se estaba convirtiendo de a poco

en un harapo grisáceo, entre la mugre de la vereda y su sangre.

La vieja del porro ardiente se estaba quedando sin escoba ya, se

deshacía en sus manos, convirtiéndose en astillas que quedaban

en el piso y el cuerpo del pobre niño. De pronto el mas anciano, el

que se babeaba, que ya se había orinado encima también, pego un

grito tremendo, como un relámpago: “Basta ya!!! Salgan!!!

……..Que ahora es solo mío !!!!!”

Su voz era nueva, jovial, fuertísima, hacia dudar de la realidad

horrible que mostraba.

Elevo el madero redondo por sobre su cabeza, se arrodillo junto al

joven, que aun era golpeado ya débilmente por la vieja de los

borceguíes azul Francia y con un golpe certero, seco y

endiablado, le partió la cabeza al pequeño. Se escucho un ruido

como de un pomelo estrellado contra una pared, y un

pequeñísimo quejido de muerte. El ancianisimo se levanto a duras

penas, contemplando la masacre, sudado, meado y aturdido. Sin

decir una palabra, los tres viejos subieron las escaleras,

ayudándose entre ellos, a duras penas, con una sonrisa radiante en

sus caras. El viejo del cuchillito dijo: “Solemne será tu madre,

pendejo desubicado…….” Y escupió el piso mientras se

acomodaba el vestido. 

 

***

 

Enamorado

 

Entre todos llevaron el pedazo de madera adentro de la casa y lo

pusieron en el piso del comedor. Los hermanos lo miraban ahora

con curiosidad. El viejo les había dicho que se los regalaba solo si

lo iban a cuidar bien, porque dentro del leño vivían las mariposas

que el había rescatado de su estomago cuando era joven y estaba

enamorado. Ellos accedieron y se quedaron con el madero. El

viejo pronto se fue, rápido, dando saltitos y riendo despacio.

Ahora querían ver las dichosas mariposas. Pero el pedazo de

tronco era un solo bloque macizo. Era imposible que algo

sobreviviera ahí dentro. Lo observaron unos minutos y se dieron

cuenta que el viejo los había engañado. Nunca pudo sacar las

mariposas de su panza y meterlas ahí dentro. Lo que si pudo hacer

fue dejar de sentir, y crear un misterio envuelto para regalo en un

pedazo de madera. Nunca iban a saber si alguna vez en verdad

estuvo enamorado.

***

El Perro

 

Se levanto temprano porque le pedían a gritos que abra la puerta.

Alguien golpeaba y gritaba en su puerta esa mañana.

No entendía, estaba aturdida de sueño todavía, con la resaca de la

noche anterior. Tanteo con su mano derecha el celular, que se

había convertido hacia unos años ya en su reloj despertador, eran

las siete y media de la mañana. Generalmente a esa hora ella era

nadie. No existía.

Habían pasado meses desde el día que se quedo sin trabajo.

Mirando el celular, y escuchando los golpes y los gritos,

recordaba la caminata de regreso a su casa en la mañana que la

despidieron diciéndole que había finalizado su contrato con la

empresa. Se lo venia venir, hacia unas semanas varias de sus

compañeras de trabajo le decían que estaban cerca de los tres

meses de contrato y que en cualquier momento quedaban

afuera.,sin posibilidades de seguir trabajando ya que la empresa

tenia planes de reducir personal porque las cosas no andaban del

todo bien.

Los gritos y los golpes seguían. Era una mujer la del otro lado de

la puerta. Se la notaba desesperada, no paraba de dar fortísimos

golpes en la chapa de la puerta, como si quisiera derribarla. Ella

no alcanzaba a distinguir si era una voz conocida, ni siquiera

podía distinguir lo que gritaba. Trato de levantarse, busco con los

ojos casi cerrados algo de ropa. No veía nada. Los golpes se

hacían cada vez más violentos. Se sumaron varias voces.

Hombres y mujeres que gritaban con desesperación. Logro

entender que lo que decían era su nombre. Martina. Pero nada

mas, las demás palabras se morían en el intento de ser descifradas

por su cerebro, que en ese momento solo atinaba a poner en

funcionamiento débilmente sus piernas. Intentaba abrir más los

ojos, en esa intentona alcanzo a distinguir un resplandor que lo

atribuyo rápidamente a la ventana que tenia al lado casi de su

cama y por la que se metía a diario el sol y el ruido de los pibes

que jugaban en la calle, como era costumbre en su barrio.

Se recostó de nuevo, viendo que no había reacción en su cuerpo

para hacer nada.

Empezó a divagar, a recordar el barrio de cuando era una nena.

Todo había cambiado ahora. Desde la arquitectura hasta la misma

gente del barrio. La gente era distinta. Cuando era una niña había

jugado mucho en una especie de bosque de eucaliptos que había a

unas cuadras de su casa. Era todo un misterio entrar ahí y

descubrir las cosas que pasaban. Se acordaba de haber escuchado

las historias más escabrosas y más inverosímiles que

supuestamente habían pasado allí.

Desde hombres lobos, hasta suicidas frustrados que se colgaban

de los añosos árboles, haciendo una muy mala elección para

terminar con su vida. Porque es sabido que las ramas de los

eucaliptos son de las que más fácil se quiebran cuando el árbol ya

tiene varios años, y era así que en su intento lo único que lograban

era partirse en dos una pierna o la cadera.

Recordó que una vez caminando por los senderos que la misma

gente de tanto pasar una y otra vez habían dibujado entre los

árboles, encontró, no ya un suicida tratando de acabar con su

sufrimiento, sino un perro de gran tamaño, un doberman, atado

por el cuello con un grueso alambre y oscilando de un lado al otro

colgado de una gruesa rama. Se quedo paralizada de miedo ante la

escena. El perro aun estaba vivo y agonizaba lentamente. Se

pregunto quien le había hecho eso, y automáticamente le vino a la

cabeza la imagen de Vilma, su vecina, que odiaba a los perros y

mas de una vez la había escuchado decir que habría que matarlos

a todos o llamar de una buena vez a la perrera para que viniera

con sus lazos a llevárselos del barrio. Se quedo mirando el perro

colgado, aterrada. Sabía que no podía hacer nada. No tenia el

valor siquiera de acercarse un poco mas al animal. Hasta tenía

miedo de que al tratar de liberarlo o con solo acercarse, el perro se

soltara de golpe y la atacara. Comenzó a correr, alejándose

velozmente de ahí, mientras las lágrimas se agolpaban en sus

ojos.

Los golpes en la puerta se trasladaron también a la ventana.

Estallo el vidrio y la saco de sus recuerdos.

La casa se quemaba. Como su niñez.

***

Lunes

 

Nublado, aburrido, malpensado día el de hoy. No va a haber sol

que saque a relucir las carnes grises de los viejos y los psicópatas.

El se canso de su propia culpa y colgó una soga al amparo de su

inconciencia.

Ella no quiere que la lastimen más diciéndole narigona de mierda.

El despisto en una relación demasiado fuerte para su destino de

cartonero.

Ella ve que acostarse con su padre no fue la solución a ninguno de

sus problemas.

El se acuerda de la nena que dejo caer al vacío.

Ella se arranco la cabeza una noche y mato de veintidós puñaladas

su dignidad.

El corre sin mirar a los costados.

Ella se tropezó con su propio abrazo y se lo llevo de parranda.

El no la quiere ni cruzar porque no sabría que decirle.

Somos todos.

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER*

*Próxima entrevista en Nevando en la Guinea

 

DESDE  LA  MÁGICA  UNIDAD  DE  MI  VIDA

Desde la mágica unidad de mi vida

rebosante de la fragilidad que le es propia

me aglutino e intento conocer el sentido

de mi efímera existencia,

la que he preñado de principios y objetivos

para intentar no deberme nada

cuando la gran hacedora de la naturaleza

me reclame para ejecutar su causa

dar fin a todo lo nacido,

pero mientras esa inevitable cita no me alcance

sigo construyendo el camino de mi destino

drenándolo con amor, afirmándolo con razones

y despejando su libertad de salteadores,

en esa tarea estoy, que esa capaz de lograrlo

se sabrá en el menos esperado de los momentos,

ahora sigo abierto al camino del conocimiento

y al de la vida con todos mis mejores afectos.

***

 

VENTEAR  DESDE  LA  PRIVILEGIADA  POSICIÓN

 

Ventear desde la privilegiada posición

que su sensibilidad le otorga

y observar con cuidado detalle

los acontecimientos que en el mundo se desarrollan,

para lanzarse sobre ellos

y destriparlos hasta diseccionar todos sus miembros

es la misión del auténtico poeta

debe ser perro de su tiempo.

***

 

VIVIR  EN  MARES  DE  ZOZOBRA

 

Vivir en mares de zozobra,

tormentas y tribulaciones

no es el único destino

que lleva a los hombres

al puerto de la creatividad

ni siquiera es única la senda

de la azarosa y dulce ventura,

pues el talento, la sensibilidad y la emoción

al margen de los caminos que oyen los humanos

debe ser intensamente canalizado

para bucear en las inquietudes del alma humana,

en esa búsqueda llena de dedicación y esfuerzo

debe lograrse la satisfacción en el hallazgo,

ser poeta es ser notario de las emociones de su tiempo,

enfrentándose a la vida

empapándose y absorbiendo el elixir

de la creatividad poética.

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DESDE SAN MARTÍN DE LOS ANDES

PATAGONIA (ARGENTINA)

ANA MARÍA MANCEDA

 

LA DUEÑA DEL MUNDO

 

Es irónico, al menos risueño, ir en un bus hacia el trabajo

una mañana de primavera y sentirse la dueña del mundo

porque sí, porque los ojos inmensos brillan , el cerebro bulle de proyectos y las hormonas esclavizan el cuerpo.

Soy la dueña del mundo.  Vivo al límite, por eso he llorado y he escrito un poema esta mañana, tan solo esta mañana por la guerra de Viet-Nam.

 El otro día, la semana pasada fue por lo de la FAO.¡ Hay hambre en el mundo! Mientras la lluvia cae insobornable sobre la historia, arrasando las espigas y las esperanzas. La sequía acecha, el desierto acecha. Y los pájaros  cantan sobre la tierra.

Soy la dueña del mundo, no me alcanza el tiempo, aún a los dueños del mundo no les alcanza el tiempo.

Por la tarde, mientras el sol se cuelga e insiste empujando los vitrales del subsuelo , ayudado por los aromas de las flores del bosque que abraza  a la Facultad, me sorprende extasiada mirando por el microscopio ; una célula vegetal o la espora de un hongo o el perfecto cristal de una roca.

 Yo extasiada, y no me alcanza el tiempo.

Por la noche el azar me lleva , el tiempo tampoco alcanza

las estrellas se alejan, mis manos, mi cuerpo no pueden seguirlas

quizás mi cerebro. sí mi cerebro, sí mi cerebro.

Amanece. La dueña del mundo comienza su ebullición.

Ocurren tantas cosas en el planeta y la familia sigue la estúpida, nociva

tarea de autodestruirse, mientras ocurren tantas cosas en el planeta.

La lluvia cae y el desierto acecha. Los pájaros siempre cantan.

Olores, jazmines, río , noche húmeda. sabores, panchos, pizzas, asados.

Crepúsculo y cerveza. Amores. Libros, libros, libros. Música, amigos,

se juega a ser hippie, bellos, comprometidos. Recitamos poemas en francés.

Es irónico, al menos risueño ir en un bus y sentirse, porque sí,

la dueña del mundo. Hace mucho, mucho tiempo. Ahora es más irónico aún.

Amanece,  caen copos de nieve en mi jardín

 en la cama, un cuaderno,  una lapicera y mi cerebro

sí , mi cerebro ¡ Flasch! Y soy la dueña del mundo.******

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SELECCIÓN DE POEMAS (2011)

POR PABLO VOLUMEN

 

El de Alabama 

Lo teníamos preparado,
lo habíamos ensayado
no sé cuántas veces.

Era tan fácil como tocar
esa canción de los Simon y Garfunkel,
como quedarte en la cama por la mañana,
como decirle que sí a la rubia,
como decirle que sí a la morena,
como decir que sí
al trago que te ofrece tu colega.

Era tan fácil
como no decir nada,
como decir
que nos lo había enseñado
el de Alabama.

***

Ya sabes… 

tenía lo poco
de los que se quedan
hasta las tantas,
que eran demasiados.

tenía el sonido
de las paredes
que atraviesan voces,
cuadros caídos.

tenía la pregunta
que me gustaba
cuando se mesaba el pelo,
cuando se cruzaba
en viajes cortos.

tenía algunas palabras,
no sé cuántos años
y muchos escritos.

Ella tenía algo,
y yo,
algo que decir.

***

El círculo 

Annabel Lee se levantaba sin rechistar
e iba directa al centro de la ciudad
para celebrar la meada matinal
en el agujero vertical de la Luna.

Después se frotaba los ojos
con sus manos de cuarzo
para rayar la piedra de esos párpados
que sufren sobrepeso.

La flor de lis nos llamaba la atención
aunque no éramos Boy Scouts,
y el reloj de la torre pasaba las horas
cerca de la puerta de la Cámara Municipal.

La bandera de la unión se enarbolaba,
se mecía en lo alto de la torre,
ondeaba sus cruces.

El oxígeno se sentía fatigado
y se apoyaba en la barandilla
para bajar las escaleras,
acercándose al círculo,
donde una multitud de críos
hacía un corro con la manos sueltas.

Disfrutaban de la fuente sin memoria,
riendo, persiguiéndose,
mojándose el uno al otro,
echando agua a las palomas.

Los padres hacían la tangente,
con la toalla preparada,
orgullosos de sus hijos.

Los que iban a la par
eran independientes,
eran individuos,
iban a su bola,
estaban en otro plano,
mintiéndose al oído,
tapándose la boca.

Cerca de mí
una familia Pakistaní
en la base de un banco,
comiendo helado,
helados,
pensando sólo en el helado,
empezando a la vez,
terminando a la vez,
totalmente sincronizados.

Los indigentes me miraban,
paseaban a mi lado,
tosiendo para disimular,
ofreciéndome limosna.

Pero el lápiz no escribía,
se lo gastaba todo en bebida,
lejos,
muy cerca del círculo,
bebiendo vino,
tomando nota.

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MARÍA ISABEL BUGNON

(ESCRITOS)

 

Palabras

 

El amanecer  se llena,

De colores y sonidos.

Tus palabras me hechizan,

a través de tu música.

Tus pensamientos  de poeta  tienen,

la magia de hacer pensar,

me invitan a soñar.

Solo me tengo que animar a volar,

subida en un murmullo de palabras,

palabras que forman rondas,

enredan a mi corazón,

lo hacen sentir

reír, soñar, amar,

palabras transformadas,

en poesías.

***

SUEÑOS DE AMOR

(MICRORELATO)

Los pensamientos hilvanan sueños, su corazón henchido de felicidad añorando el

momento de desplegar sus alas ,emprender su vuelo hacia la libertad total, empezar

una nueva vida, soñar con un amanecer rojizo, noches tranquilas  en las cuales, el toro

del Paraná sale a buscar su sustento diario.

Allí  en las riberas  construirá su morada .

En el taller, mientras modela cada pieza de madera, lo acompañara  un mate ,

amigo fiel que sabe de sus alegrías ,tristezas , penas del corazón .

El susurro del río que se duerme recostado en las barrancas,

el vuelo de las  garzas dejara una estela, en el infinito azul.

La flor del Irupé, danzara en el espejo de cristal deslizándose  suavemente, el lapacho

en flor tendera una alfombra  blanca ,sobre ella depositara  su cuerpo,  se entregara

al descanso  después de una larga jornada.

Cerraras los ojos, vendrá a tu mente la figura esbelta ,vestida con una túnica blanca,

Iluminada  por la suave  luz de las estrellas, en su pelo  lleva  una bincha   de flores de

Ceibo, en la cintura un cinto de caracoles.

Sus pies descalzos ,se hunden en la arena, que los acaricia suavemente ,la brisa juega

Con sus cabellos ,los rayos de luz de la luna ,besan  dulcemente su piel, se acerca hasta

su lecho, siente  el aroma de su piel, la alza  en sus brazos ,depositándola  suavemente

sobre la alfombra de flores del lapacho blanco.

Allí muy despacito  bebe el néctar de sus labios ,aspira el perfume de su cuerpo,

Sus  dedos se  deleitan en cada pliegue,  acariciándolo  como si

Tensara las cuerdas de su guitarra, sus gemidos  son melodías hecha zamba  que se

Pierden en la noche estrellada.

Sus cuerpos unidos, acunados  por el murmullo  del río Paraná que corre mansamente,

Llevándose el  perfume de una noche  de sueño y amor.

Ganador a la excelencia del poeta, en el concurso del poeta virtual en la pagina, poetas iberoamericanos.

***

QUISPE Y UKARA

Se despertó muy temprano ,se sentó en la cama ,cepillo su larga cabellera color azabache, tomo su desaville rosa ,cubrió su cuerpo desnudo, se acercó a la ventana ,abrió lentamente  sus postigos para dejar pasar la claridad de tan bella mañana , observo su jardín un poco opacado por   el frío del invierno, saludo a sus plantas

Con un ¡buenos días hermosas! como lo hacia todas las mañanas .

Se sentía rara , como que ese día seria especial, que marcaría a fuego su vida, uña nueva etapa estaba por empezar para ella .

Prendió su ordenador ,mientras se hacia un café, cuando entro a su correo personal ,algo le llamo la atención , en You Tube un tema de los nocheros ,”cae una lagrima” su grupo musical folklórico que mas le gustaba por el romanticismo de sus canciones.

Se lo mandaba  alguien  que no tenia nombre ,algo un poco misterioso,  le siguió  el juego ,pero  ella sentía  que en su estomago danzaban mariposas, debajo de su desavillé rosa, su piel se erizaba , transpiraba ,cuando al abrir su ordenador  y encontrarlo allí en un murmullo de palabras llenas de ternura y erotismo.

Una mañana al entrar grande fue su sorpresa  al no encontrar ningún mensaje ,pero si allí estaba el, ese hombre misterioso que le llenaba el alma  de poemas ,su corazón se abalanzaba  dentro de su pecho.

El le dijo buenos días ,¿Cómo estas? ella respondió ,bien .¿quien eres? El le dijo, un admirador ,te sigo desde hace mucho tiempo ,por casualidad logre averiguar tu correo y acá estoy  tratando de entablar una bella amistad  con una mujer como tu ,inteligente ,educada simpática  y muy interesante.

A ella no le pareció mal ,llegaban las seis de la mañana y  estaba allí esperándolo, se fue convirtiendo en la cita diaria , era como  un brebaje ,que tenia que tomar para estar todo el día feliz.

Pasaba el tiempo  y empezaban a conocerse  cada día mas ,ella quería saber como se llamaba ,el le dijo ,¿Por qué no me pones tu un nombre? ella acepto con gran alegría y lo bautizo  QUISPE  (brillo, esplendor, espíritu solidario)le causo gracia ,pero lo acepto  con cariño, también el quería saber su nombre ,le contesto lo mismo ,puedes ponerme el que mas te guste y así  nació UKARA (rocío de la mañana)porque el la imaginaba  como si fuera una reina, frágil, transparente, una cabellera  azabache, larga cayendo  sobre los hombros  como una cascada  ,deslizándose  hasta la cintura, una túnica blanca  larga ,con los pies descalzos  caminando sobre las barrancas del Paraná.

Ukara fue tejiendo esa hermosa historia de amor  sobre ese ser misterioso ,el cual ella  le llamaba QUISPE.

Cuando hablaba con Quispe ,el la colmada de palabras dulces de momentos simples,

Pero inolvidables.

Un día UKARA  le declaro su amor  a ese ser especial , a su QUISPE, grande fue su sorpresa  cuando QUISPE le dijo  que solo la quería como una amiga ,que ella era especial  para  el,  pero no la amaba ,no quería verla sufrir .

Por días  y noches UKARA, deambulo  por la  orilla  del río, sus aguas cristalinas le devolvían una imagen triste ,abatida  por el sufrimiento.

Una mañana encontró en su ordenador  una carta de QUISPE que le decía que se iba de viaje  a disfrutar de unas merecidas vacaciones, UKARA  sintió que su corazón  se rompía en pedazos , las astillas  de ese amor  se desintegraban en el espacio, sus ojos no podían evitar  que las lagrimas  brotaran a mares ,se deslizaran y bañaran ese rostro angelical.

Se sentía tan desganada ,su alma  oscura y fría ,no encontraba sentido a su vida ,la soledad le robaba la cordura, cuando  mas sola  su alma estaba ,mas débil la razón.

Imaginaba  el mar ,sus olas elevarse ,envolver ese barco de sueños  que esperaba  con tantas ansias ,el sol se va escondiendo  muy despacito  sobre un horizonte rojizo, el  cielo oscureciendo  lentamente ,la noche empieza a deslizar  su manto oscuro  sobre la tierra, la oscuridad parecía cubrir su mente  en tristeza, soledad, desazón, dolor ,angustia.

QUISPE se había marchado  con una despedida  fría ,inclusive le decía que no sabia si regresaría  porque no quería que UKARA sufriera.

UKARA lo esperaba día y noche  en su ordenador ,era la única  cosa que acortaba  esa distancia  que la separaba de ese amor  no correspondido.

UKARA  paseaba su tristeza ,por las noches  caminaba  por las barrancas del Paraná  imaginando amaneceres junto  a  QUISPE,  pensándolo ,preguntándose  en donde estaría ,si pensaría el ella ,si otra mujer calentaría su cama, besaría sus labios ,bebería el sudor de su cuerpo ,dibujaría   ese cuerpo moreno con sus dedos .

QUISPE volvió de su viaje ,la busco para contarle  lo que había  disfrutado  de sus vacaciones ,pero no la encontró allí, UKARA  ya no entraba a su ordenador , no revisaba sus correos, porque sabia que el ya no le escribía

Ese amor a la distancia  le robaba el sueño por la noches, la llenaba de alegría con solo pensarlo ,imaginaba que quizás algún día  lograrían conocerse  y  QUISPE llegar a amarla .

En el  invierno Argentino el llegaba  a  visitar a sus familiares ,le había prometido a UKARA  que la llamaría por teléfono  ,concertarían una cita ,buscarían un lugar paradisíaco y cenarían a la luz de las velas ,UKARA lo amaba tanto que creía en todo lo que QUISPE le decía ,espero esa llamada ,todo fue en vano ,el llego visito su familia ,sus amores que tenia a montones ,mujeres que el ilusionaba con sus palabras hermosas.

UKARA, era tan grande el amor que sentía por QUISPE  que no se daba cuenta  que el jugaba con sus sentimientos  sinceros ,puros,  verdaderos.

QUISPE regreso a su país  sin avisarle  nada ,desde allí  le escribió un mensaje  diciéndole  que no había tenido tiempo de llamarla ,que volvería en primavera y se encontrarían, que lo espere, pero UKARA  sentía que la vida  se le iba, que no tenia sentido seguir esperándolo.

Empezó a decaer ,de su rostro  se fue borrando  esa hermosa sonrisa  que tenia ,de sus ojos  negros el brillo de felicidad  se fue opacando  por la tristeza, su corazón ya no quería seguir  mas.

QUISPE le había dejado  una herida  que sangraba  día y noche  debilitando su alma , inmersa en esa soledad  que sentía  la encontró la parka ,dormida en las barrancas del río Paraná.

El cielo recibió un ángel ,esa reina que murió de  amor por  QUISPE, ese hombre  que no supo  o no pudo amarla  como ella lo amaba .

KAMALI

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR CRISTIAN CLAUDIO CASADEY JARAI

Pensamientos

 

Piensas en palabras vacías

Que de alguna manera

Intentan llenar tus pensamientos

Pero no lo consiguen

Siempre siguen vacías

No hay nada

No hay nada

Solo frustración

Frustración e impotencia

Impotencia y frustración

Pues es la cruel realidad

Y no se puede escapar de ella.

***

Vendedores de mentiras

Vendedores de promesas

Que ninguna se respetará

Que ninguna se cumplirá

Más palabras vacías

Más frases sin sentido

Solo armonía

Desprovista de centros tonales

Solo ritmo

Sin pulso firme

Solo melodías

Puramente atonales.

***

Mi perro es fascista

Se despierta y entona Faccetta Nera

Se pone su camisa negra

Y sueña con conquistar Abisinia

Mi perro es fascista

Se acuesta y canta Giovinezza

Acomoda su fascio

Y sueña con revivir el Imperio Romano

Mi perro es fascista

Ante los problemas silba Me ne fregó

Organiza su corporación

Y lee a Evola…

Es un perro extraño…

***

Escucho por Internet la radio

Radio 10

Y el negro Oro sigue haciendo apología del pornoperonismo

Él mismo es un pornoperonista

Peronismo prostituido

Desnudo de ideología

Vendido al dinero

Pornoperonismo

Cuyo máximo exponente

Es una gran meretriz

Que lleva el destino de la nación

Hacia el Apocalipsis.

***

Cualquier juez sucio

Corrupto e infame

Puede llegar alto

Muy alto

Pues con dinero todo se puede

Sin dinero solo hay cárcel

Y censura

Y silencio

Nada peor que un abogado

Nada peor que un notario

Inmundicias que corroen al mundo

Con sus excrementos filosóficos

Con su ambición desmedida

Con su amoralidad soberana.

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CÁBALAS Y OCULTACIONES

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

CONCLUSIÓN

 

A mi padre.

 

La tranquilidad de la vida es fragmentada,

la ilusión de la vida es un breve momento,

un breve momento es la soledad buscada

y la soledad hallada es un largo fragmento,

la verdad buscada es hallazgo y descontento,

descontento y fragmento es la dicha hallada,

la reencontrada se guarda en el sentimiento,

la felicidad y la libertad son cima igualada,

caducidad fechada en continuo detrimento,

la muerte es la última compañera asegurada,

es lo único perpetuo entre tanto fragmento.

***

LA BICICLETA

 

Veo a mi bicicleta gastada

como se la come el tiempo,

allí en su rincón sin usarse,

el tiempo se la traga

y yo la miro y me canso

de mirarla quieta y polvorienta,

parece un hombre olvidado,

olvidado por la vida. 

***

SOPA DE LETRAS

 

Si ser normal es ser mediocre

Si ser mediocre no es normal

Si ser subnormal es ser mediocre

Si llamamos al mediocre anormal

Si ser anormal ahora es óbice

Si hacer óbice es mediocridad

Si ser mediocre también es óbice

Hacemos óbice por la superioridad

Si la superioridad no es óbice

¿¿La supremacía no es divinidad??

¿¿Lo divino es mera deidad??

¿¿Nombrar Verdad??¿¿Hombre o ProNombre??

¿¿Qué es lo normal?? ¿¿Cuál es el nombre??

-Hombre Banal-

Si ser banal es ser mediocre

¿¿¿También es óbice la banalidad???

Si la banalidad es vana mediocridad

¿¿Es vano el hombre y su vanidad??

La vanidad resume al hombre

Lo peculiar omite el nombre

Y hace óbice en la peculiaridad

Yo me conformo con ser peculiar

Si tienes la peculiaridad de ser mediocre

Yo quiero ser mediocridad

Si la mediocridad es también óbice

¿¿¿Por qué no puedo ser normal???

Ser sin nombrar, Ser sin nombre

Ser un hombre, Ser sin más

***

EL HOMBRE MECÁNICO

 

La noche del primer Sábado de Mayo,

A las 23.16 -¿cómo es posible?-

Aparecerás entre humo y mediana luz,

Aparecerás como el polvo azul en un ladrillo,

Como una aurora que presume de inalcanzable,

Como el esperma de una ballena penetrada.

Aparecerás transeúnte y silencioso,

Meridional y transitorio,

Circunstancial e insultante.

Querrás acaparar toda nuestra atención.

Nos enseñarás a ver lo que no queremos ver.

Conseguirás aburrirnos como siempre.

Verás nacer una estrella entre adalides

de bohemia, plagados ellos de vacuidad,

Creerás pertenecer a no sé qué causa

ejemplar y alucinante, temporal e improvisada,

con no sé qué éticas harás honores cegados

entre no sé qué destino abanderado,

de no sé qué moral creerás tener la norma

domesticada bajo tu compañía edulcorada,

pero serás el mismo hombre pelmazo,

el mismo plasta de todos mis Sábados nocturnos,

aquel que sin conocer el trayecto

lo sigue con suma perfección,

aquel que se deja llevar por la mística

del hay que probarlo todo,

aquel hombre mecánico

que vino por estos lugares hace doce años

y lo echemos a la calle a patadas

y se fue tan inercialmente como antes vino. 

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7º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

7º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

7º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºLI* de la 2ª Etapa/01-01-2011

 

EDITORIAL LI

Propiedad intelectual

 

Este último mes de diciembre se discutió en el Parlamento Español una Propuesta de Ley presentada por el Grupo Socialista que intentaba perseguir la denominada piratería informática y que afecta sobre todo al cine y a la música. La propuesta no salió adelante al no contar el PSOE con mayoría suficiente para aprobarla y votar todo el resto de grupos parlamentarios en contra.

Una parte, la partidaria de la propuesta, afirma defender al sector de la creación, nos dice que los creadores no podrían vivir de su obra si no hay un mecanismo que les permita el cobro de sus derechos de autor, y de paso sirve para proteger una industria compuesta por productoras, editoras de música, editoriales, distribuidoras o tiendas, con miles de puestos de trabajo, y que se verían todos afectadas por la impunidad que se da, dícese, en internet. En la otra parte, la opuesta a la Proposición, confluye un sinfín de posturas, algunas de las cuales claman por la libertad de creación y distribución, se oponen a la mercantilización de la cultura y optan por nuevos formatos.

Como en la vida misma, en medio hay toda una gama de colores que indican que las cosas no son ni blancas ni negras. Partimos de un hecho: en España, al igual que en Europa y el resto del mundo, rige un modelo económico capitalista en el que todo se vende y se compra. Nos puede gustar poco este modelo, que nos gusta poco, pero hay que ser conscientes de ello a la hora de tomar una postura a corto y medio plazo sobre derechos a unos ingresos adecuados por el trabajo, en este caso trabajo intelectual, mientras no se ponga sobre la mesa la posibilidad de desarrollar otro modelo económico, que nada nos gustaría más. Además, el capitalismo salvaje de los últimos veinte años lo ha mercantilizado todo de un modo brutal y la cultura no ha escapado a este fenómeno. Dicho esto, hay que matizar mucho las posiciones.

Es justo que los creadores -escritores, músicos, cineastas- puedan vivir de su obra. Detrás de cada libro, de cada disco de músico o de cada película hay mucho trabajo, no sólo de los autores, que han puesto horas de su vida para sacar su obra, sino de editores, técnicos, traductores, distribuidores, etc. Pero muchos nos tememos que los mecanismos creados para defender pretendidamente a los autores no les defienden tanto, los cuales muchas veces apenas se llevan estos una parte mínima del pastel mientras que vemos como algunas sociedades persiguen aquí y acullá cualquier ámbito donde se da a conocer una obra del tipo que sea. Hemos oído en los medios de comunicación como la SGAE ha llegado a pedir una tasa por emitir canciones en bodas o en peluquerías, mientras que se ha planteado cobrar un euro por el préstamo de libros en las bibliotecas públicas. Además, quienes conocemos, como es nuestro caso, el mundo editorial, menos afectado por la “piratería”, sabemos hasta que punto se impone una absoluta precariedad laboral a sus trabajadores, todos tenemos en mente algunas grandes empresas del sector cuyo comportamiento hacia los trabajadores o, según ellos denominan, los colaboradores rozan la precariedad más absoluta, lo que nos lleva a sorprendernos que clamen ahora por los puestos de trabajo. Sospechamos que otras grandes empresas de los sectores culturales no les van mucho a la zaga. Que esto es otro asunto, puede ser, pero se está utilizando el trabajo como argumento en el debate.

Y qué duda cabe que el debate viene planteado por la aparición de Internet, que es una herramienta tecnológica que ha modificado por completo el mundo la difusión de ideas y de obras culturales y para la cual las reglamentaciones habidas hasta el momento sirven poco. Es verdad que la red permite que nos bajemos mucha música y no pocas películas, además de acceder a obras literarias, escapando al pago por dichas obras y por tanto dejando a los autores sin un medio de vida, pero también lo es, hay quien lo plantea entre los mismos creadores, que quien te conoce a través de youtube, por ejemplo, te acaba comprando el disco del mismo modo que muchos nos hemos interesado por un músico al escucharlo en la peluquería y le hemos acabado comprando el cd.

Mucho nos tememos que lo que se va a dar en los próximos años es una mercantilización absoluta de Internet y las leyes de este tipo pueden buscar más la faceta mercantil que la cultural. Más allá del debate sobre la denominada propuesta de Ley en España y lo que cada cual pueda defender, nosotros no tenemos ahora mismo una postura respecto a la ley en cuestión, es evidente que la expansión de internet pone en jaque algunos aspectos sustanciales del capitalismo y sus reglas mercantilistas, es un ámbito donde impera grandes ámbitos de libertad de difusión, lo ha sido para el ámbito de la cultura, y además hemos de tener muy claro `por último, para no llevarnos a engaño, que la libertad que defiende el capitalismo es la del mercado, no lo olvidemos, esto es, la libertad de ganar dinero con cualquier producto.

Sabemos que el asunto es más complicado, que aquí sólo hemos dado una pincelada del tema, pero creemos que el debate está empañado por demasiados factores y no todo es tan evidente como nos pretenden hacer creer. 

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PERSONALIDAD MÚLTIPLE

(mal de uno solo, consuelo de nadies)

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Ayer te vi en la máscara de otro hombre,

Eras tú Cecilio, lo sé por la sonrisa,

Eras como alegría que al suspiro olvida,

Eras luz errante que centellea fugaz,

Los peces han recordado al anzuelo,

Ser poliedro también es monotonía,

Escozor del párpado abierto siempre;

Una mañana blanca nos encuentra

Tras la noche de cansancios y de poses,

Eres la oportunidad de ser quien eras,

Olvídate de lo vivido y ponte a soñar:

Sueña por ejemplo que no piensas,

Piensa por ejemplo que no sueñas,

Vive de todo lo que puedas tú gozar,

Ampárate en las reglas que no conoces,

Ansía la vida sin darle importancia,

Dale importancia al nuevo origen,

Calma tu consuelo entre tanto olvido,

No profundices la idea en tu interior,

Dale cuerda al reloj del autoengaño,

Posibilita la confirmación entre sosiego,

Explota tu yo interior, vente al amor,

La palabra tiene sinónimos entorno a ti,

El antónimo te busca el pensamiento,

Libérate de los altos vuelos desde el suelo,

Persigue lo logrado, aduéñate de nada,

Nadie quiere la verdad profunda.

Solamente la quiere quien no la conoce.

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Día de Invierno

Lo primero que siempre hago al levantarme es mirar por la ventana. Me despierto temprano y todavía es de noche, aunque por el este se asoma ya una pizca de claridad apenas perceptible que vaticina el incipiente amanecer. A veces, a esta hora, puedes entrever cómo será el día, si nublado o claro, si frío o algo caldeado, con ese calor de invierno que se impone poco a poco en nuestra región a medida que pasan las horas y el sol alcanza su cenit al mediodía. Hoy hay niebla. La habrá durante mucho tiempo, una niebla espesa a través de la cual apenas ves los árboles de enfrente, que se esbozan con perfil impreciso bajo la luz anaranjada de las farolas cercanas. Me relaja la niebla. El paraíso, si existe, lo imagino como un lugar con una tensa e inalterable niebla y me veo andando por senderos envueltos por una apaciguante  semipenumbra.

         Me levanto siempre muy temprano y eso me permite no sólo asistir a una especie de inicio del mundo, como una breve representación ritual del Génesis bíblico, reducido los siete días a unos pocos minutos, sino también, cuestión más práctica, puedo prepararme con mucha calma, sin necesidad de darme prisa. Después de ese instante litúrgico ante el mundo, ahí fuera, me ducho, me arreglo y preparo un desayuno abundante. Mis jornadas son largas y nunca vuelvo antes de media tarde. Hace tiempo, cuando fumaba, encendía un cigarrillo al servirme el café y me pasaba quince minutos quieto, en absoluto silencio, contemplando las paredes blancas de mi cocina, sin pensar en nada, la mente en blanco. Ahora que no fumo alargo el café hasta que se va quedando frío poco a poco y con frecuencia me entra un ligero sentimiento de tristeza, no sé muy bien por qué. He visto esas paredes blancas durante mucho tiempo, a veces me cuesta recordar un antes, un pasado, como si toda la vida hubiera estado allí, día tras día. Me espabilo de pronto, me levanto, ordeno los platos en la pila, los fregaré a mi vuelta, por la tarde, antes de prepararme la cena. Me pongo la pelliza y salgo de casa. Mi coche parece esperarme siempre delante, en la acera. Vivo en un barrio tranquilo y a esa hora nunca hay nadie en la calle, ni siquiera hay luz en las casas vecinas. Arranco el motor y me pongo en marcha por calles tan vacías como la mía y sólo al salir de la ciudad me cruzo con otros vehículos o con camiones que, imagino, deben distribuir el reparto para las tiendas y los mercados.

         La niebla invade todo, apenas distingo nada más allá de la carretera. Entreveo luces por los bordes del camino y sólo la repetición durante años de este breve viaje de casa al trabajo y del trabajo a casa me permite saber que cruzo un enorme área con fábricas, con talleres, gasolineras o bloques de casas del extrarradio, lejanas ya de la ciudad. Escucho las noticias de la radio sin apenas oírlas. Es un runruneo que me acompaña durante la media hora que dura mi recorrido. Pocas veces hay alguna noticia, algún comentario que me llame la atención, en ocasiones creo que las noticias se repiten de tanto en tanto, que la noticia de hoy es exacta a la que contaron hace meses, como si siempre estuviera ocurriendo lo mismo, tres o cuatro sucesos que se repiten hasta el infinito, en un tiempo circular que no se acaba nunca. No pienso en nada mientras conduzco. La falta de tráfico a esa hora me evita tener que fijarme más en mi ruta. Sé perfectamente en que momento debo salir de la autovía, giro a la derecha y avanzo por la carretera comarcal hasta un cruce, paro un instante y giro a la izquierda. Al final de la carretera está la cárcel.

         No la veo cuando hay niebla, pero como ya me he habituado a ella desde final del verano sé que el edificio está allí, distingo las luces de algunos de los focos distribuidos a lo largo del primer muro. Ya comienzo a distinguir también los contornos de la prisión. Empiezo a frenar en el mismo punto de siempre y a los pocos metros se halla la primera cabina de control, la barrera. Saco la cartera con mi documentación, aunque sé que no será necesario, que no hay motivo para identificarme más allá del formalismo reglamentario que exige un mero gesto.

– Qué tal Bruno. -le digo al guardia de entrada.

– Bien. Frío esta mañana.

         Levanta la barrera y atravieso hacia el patio. Aparco el coche en mi zona. Recojo mi bolsa. Bajo del coche y ando los pocos metros hasta la puerta de entrada. Pulso el timbre. Me abren. Los pasillos están vacíos. El blanco eléctrico de los reflectores contrasta por su luz con la penumbra de la mañana. Saludo a Mario y al otro guardia de la entrada cuyo nombre nunca recuerdo. Ellos pronuncian mi nombre a modo de saludo. ¿Cuánto tiempo llevo trabajando en esa prisión? Muchos. No sé decir si demasiados. No puedo valorar el tiempo de una vida. Tampoco calculo el tiempo que me falta para retirarme. Quizá porque no me veo aún jubilado. Quizá porque el tiempo no es sólo un cálculo objetivo de meses y de años, resulta mucho más íntimo, más trascendente. Tampoco es que presienta que me voy a agobiar cuando deje este trabajo, cuando me jubile, por ejemplo, ni mucho menos, más bien todo lo contrario, adoptaré otra rutina distinta a la de ahora, pero casi ni pienso en ello, sólo a veces, de pronto, sin saber por qué, aunque al final dejo de pensar en ello porque asumo que de momento sólo soy eso que llaman un hombre de edad mediana, mi tiempo es un mero tránsito entre etapas de la vida. Intento, al final, no pensar mucho en todo eso. Intuyo en cierto modo que a partir del día que me retire no echaré de menos el trabajo y si me dijeran que ya no hacía falta que volviera mañana adoptaría de inmediato otra vida, no me traumatizaría como dicen que se traumatiza mucha gente, dejaría de cumplir con ciertos hábitos para envolverme en otros durante mucho tiempo, meses y años, unos tras otros. Cuestión de carácter, imagino. 

         Entro en la sala de los despachos. Soy el primero en llegar. Dentro de poco entrarán los compañeros y los del turno de noche se despedirán de nosotros con breves comentarios de las incidencias habidas, las de siempre, enfermos, algunas peleas durante la cena, pocas siempre, en esta prisión se lo toman con no poco sosiego. A veces nos sorprende algún suicidio, alguna muerte repentina, inesperada. Miro las hojas de los partes que hay sobre mi mesa. Es el plan del día. Las repaso lentamente. Me detengo en la quinta hoja. Hoy es el día, susurro un tanto sorprendido por mi olvido. Me había olvidado por completo. Sigo revisando el resto de hojas, pero la quinta se me queda grabada y aún pienso en su contenido mientras voy al guardarropía a cambiarme y cuando salgo al reencuentro de mis compañeros cuya cháchara ya escucho al otro lado del pasillo.

         Lo primero que se me ha venido a la cabeza al leer la quinta hoja es el rostro del preso. Es un hombre delgado, silencioso. Habla bajo. No es violento. No sé porqué está en prisión. De hecho, no conozco los motivos de ninguno de los presos con que trato todos los días, evito saberlo, nunca acudo a las fichas, creo que no sería imparcial y mi trabajo es ser ecuánime, distante, son presos, nada más, están dentro y todo lo demás queda fuera, un día los juzgaron, y no fui yo quien les juzgó, y los metieron en la prisión, y tampoco fui yo quien les condenó. Por tanto, para mí hay un mundo de fuera y un mundo de dentro, y ambos se rigen con normas distintas, incluso con normas morales diferentes. No los mezclo. No es mi papel ni lo deseo. Tienen una condena, algunos esperan todavía que se decidan los recursos para las penas capitales. Otros en cambio ya los tienen decidido. Este es el caso. Hoy se ha de cumplir. Hay sesión. Lo decimos así: hay sesión. No añadimos nada más. Ya sabemos a lo que nos referimos cuando se dice. Nos convertimos entonces en ejecutores, en manos que matan en nombre de la ley. Hoy me ha tocado a mí. Pocos entre los funcionarios se salvan de ello, los nuevos y algunos pocos que objetan por cuestiones éticas o religiosas. No les reprochamos nada, ellos sabrán. El resto aceptamos nuestra labor sin acusarles de timoratos o flojos.

         Vuelvo a la oficina. Empieza a haber movimiento. Los del turno de noche ordenan sus papeles y los dejan en la pecera, donde después se ordenarán. Van llegado los últimos compañeros de día. Nos saludamos, intercambiamos comentarios, preguntas. Hoy me miran a mí. Saben que hay sesión, lo recuerdan, y que me ha tocado a mí. Veo entonces al responsable. A qué hora es la sesión, le pregunto. A las diez, me responde. Me encamino a la galería y reviso las celdas. Todo en orden. Dejo para el final al hombre que hoy toca ejecutar. Abro la celda. Está en pie. Me espera. Noto que no ha dormido en toda la noche. No está ansioso, al menos no lo parece, me mira tal vez como si esperara alguna noticia, una decisión de última hora, la salvación, pero creo que ha asumido que es una probabilidad tan escasa que no vale la pena esperar, aunque dicen que la esperanza es lo último que se pierde, suele repetirse hasta la saciedad y es verdad, lo he comprobado no pocas veces, siempre queda alguna esperanza, por vaga, abstracta y distante que sea, por mucho que uno procure no creer en ella.

– Necesita algo. -No le pregunto cómo se encuentra, me parece impropio, incluso puede que fuera cruel preguntárselo.

– No, todo está bien.

– Si necesita cualquier cosa, me lo dice.

– Gracias.

         A la gente de fuera que no conoce este mundo le sorprendería la corrección que se impone en el trato entre personas, entre presos y carceleros. Supongo que a mí me sorprendería cuando comencé. Sin embargo, no me acuerdo las primeras sensaciones entre las paredes de la prisión donde me parece que siempre he trabajado. Una vez pensé que yo era un hombre carente de pasado, de biografía, y que siempre había estado entre aquellas paredes blanquecinas, como un prisionero más.

         Sigo con mis funciones como siempre, aunque siento no poca inquietud que va en aumento poco a poco, a medida que transcurre la mañana. A las nueve y media vuelvo a la oficina. El responsable de área está en su mesa. Levanta la mirada cuando apenas entro en su despacho y golpeo con los nudillos la puerta.

– Es la hora. -digo.

– Proceda.

         Vuelvo a mi galería. Todos los internos menos él están en el patio, pero no hay la  algarabía habitual, se ha impuesto un silencio tremendo. Llego a su celda y la abro. Sé que no acude nadie de su familia o amigos, tampoco su abogado ni nadie de la parte contraria, si la hubiera, sin duda porque se ha disipado como azúcar en el agua el recuerdo de un hecho pasado que motiva la ejecución de hoy. Tampoco ha pedido asistencia religiosa. Ni ha solicitado nada en especial para sus últimas horas. El hombre me mira en cuanto asomo en la celda, está sentado en la cama, se levanta. Vamos, me dice sin esperar a que yo marque el ritmo del proceso. Casi es un susurro su voz, aunque no hay miedo, ni pasión, ni terror, nada. Reconozco que me sorprende. Andamos en silencio por pasillos vacíos y no sé qué decirle. A veces recuerdo que toca incluso arrastrar a otros presos en su situación, necesitas ayuda, otros funcionarios que te acompañen para llevarlo casi a rastras, o sienten que tienen que hablar, sacar algo de bien dentro, algo que no se quieren llevar consigo, algo que te han de entregar antes de morir, lo que te convierte en una especie de confesor, pero con él no ocurre, avanza junto a mí como si fuera un mero traslado de una galería a otra, de un punto a otro de la inmensa prisión.

         La sala está preparada. Hay un par más de funcionarios, el director y el médico que nos esperan. Cuando entramos todas las miradas se posan en nosotros, en él sobre todo, miradas silenciosas, miradas que denotan compasión, pero también necesidad de castigo, la venganza exenta de exaltación o de arrebato, fría y ajena, diente por diente y ojo por ojo, la vida presente sin duda por una vida pasada en una rueda del destino que es infinita, la imposición de la ley, en definitiva, como bien absoluto, supremo.

– Necesita algo. -Le pregunta el director.

– No. -Responde.

– Súbase a la camilla. -le ordeno apenas en un susurro, casi como un ruego, intentando no poca distancia.

         El hombre obedece. Nada indica que esté nervioso, parece resignado, acepta su destino, sabe tal vez que no hay salida ni la espera ya, sólo quiere que todo pase rápido, lo más rápido posible, todo lo queremos de hecho. El médico comienza a indicarme donde inyectar las agujas, aunque apenas hace falta, conozco perfectamente los puntos. Él no lo hace, me dijeron, porque sería contrario a su código deontológico, al juramento hipocrático, todo médico ha de preservar la vida ajena, la de cualquiera, nunca cortarla y por eso delega en nosotros la ejecución de los pasos, él deviene un mero director de escena., nosotros somos sus actores. Todo es mecánico, frío, comedido, limpio. Esperamos unos minutos, apenas cinco o seis, no llega siquiera, y todo acaba en silencio.

– Ha muerto. -indica el médico. Recoge unos papeles de una mesa cercana y los firma uno a uno.

         Hugo sale de la sala y trae la funda. Colocamos el cadáver dentro. Firmo las actas como jefe de grupo. Ellos empujan la camilla y todos salimos de la sala. Soy el último. Cruzamos un largo pasillo y cuando pasamos ante una amplia ventana miro hacia fuera. Veo el patio y más allá de la verja un campo enorme. La niebla ha disminuido mucho, apenas es una leve calima. Hay escarcha sobre la hierba. Pronto saldrá el sol, me digo. Pronto saldrá el sol de invierno, apacible, luminoso y por completo ajeno a nuestra existencia, tan ínfima y rutinaria.

Juan A. Herrero Díez

 

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 Lo Soltaron

La sangre hervía, pareciera que salían borbotones del viejo y sucio caldero.

El corazón latía fuertemente y el oxígeno no se percibía ante las miradas, como los insultos de los reclamos que no entendían ni lo propio que decían.

Estúpidos banales, clichés arrogantes – Pensaba alguien- mientras oídos segregaban sangre al perforarse los tímpanos por un instinto que se había soltado; palabras de quienes no conocía, ecos que la lastimaban, como aquel y muchos más, un pasado y algo que había salido por la fuerza del sol, de un traicionero.

Una muerte querían, si lo querían, eso obtendrían.

Porque hay ovejas disfrazadas de lobos, como hay seres nocturnos que vigilan por el sueño de los demás y por su bienestar como su amor. Pero no es adecuado buscarlos.

No pertenecen a este mundo. El de ustedes. No lo hagan que es prudente, esta advertencia.

Ya que si los buscan, los encontrarán, sin ser invitados.

Y así obtendrán lo que quieren, su mismo deseo. Una muerte. La muerte de ella. Más no la tendrán.

Nunca a ella, más, si ha de saber pelear.

El instinto en las noches se suelta y por los bosques desolados busca presas a quien atrapar. Entonces por favor… no la busquen, que la encontrarán. A ella misma quizá. A ese ser nocturno, iluminada con la luz de la luna entre las copas de los árboles, con una sombra envolvente y una máscara de felicidad. Más no la subestimen. Que es la muerte que persiguen y los matará.

Mientras vivos los desollará y su sangre, calmará los nervios y el pesar, del sufrimiento de ser perseguida como acosada, por quienes, nunca ha querido ni quiere vislumbrar.

No se acerquen, cuando ese… anda suelto.

Ese, el instinto mortal.

Barbara Wall

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LOS OJOS DEL CORAZÓN

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Conoces secas las voluntades, por eso

tu voluntad se sacude las nimiedades,

confluyen, dos normas confluyen

entre el santo coro de las piedades,

rosas que de cifra y sangre gimen,

voces que son ojos de dos verdades.

Temen ellas albas del agua ciega

y sumisión de campanas desiguales,

descifran las gaitas sostenida culebra

que alarga sombra, puntas y zarzales,

agravan la marimba algunas fieras

de palabra, morbo y negros parajes.

Un Pub repleto de gentes la esperan

partiendo pétalos de helados azahares,

piedra sobre flor los hombres anhelan

otro sol que no pique por soleares,

nubes de matinales con fe tropiezan

la cloaca hambrienta sin oportunidades,

piano de bar, curiosidad trasiega,

temen la sincera viola de las mitades.

Al final los cubre la ruina griega,

se siente desnuda por estas calles,

anuncia su oscura canción eterna,

germinan la breva que no ama nadie,

por el puente desierto su sal empieza,

se entregan remos, riendas y arrastres

con el aire invisible de la sutileza,

blanca ninfa de invierno y saudade,

mañana triste de solitaria grandeza,

lustre desgastado de soledades,

se acaba el rocío de la noche inquieta,

vieja antes que joven la sed debate

con voz pisada y bienvenida abierta.

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR MAXIMILIANO SPREAF*

*PRÓXIMO ESPECIAL DE ESTE AUTOR

EN NEVANDO EN LA GUINEA

 

Everglades

 

Los flamencos se llevaron aquel día parte de mi cuerpo

Lo arrastraron por los fangales de los Everglades

Y luego se lo dieron de merendar a los lagartos.

No recuerdo la hora que era cuando sentí tus dientes

Atenazados a uno de mis bíceps, crujientes y arrebatados.

No me muerdas ese brazo, te dije, que tengo la esperanza

De tatuarlo con el nombre de alguna princesa rusa algún día.

Te reíste, me mirabas, mordiste otra vez en el mismo lugar,

Esta vez con mas ímpetu, como en desquite a mis palabras.

La tarde pasaba lánguida y arremolinaba mis pensamientos

En torno al sol centelleante que nos abrasaba, como en piedra.

Tu piel ya no era piel, sino cascadas de sangre burbujeante,

hirviente

Y no se si era el sol que la quemaba, o eras vos deslumbrada.

Las uñas de mi mano libre arrullaban tu espalda

Era tu odio tan bruto que no pensabas en nada?

O patrullabas mi dolor pensando que nunca acabara?

Tardaste mucho en desmembrarme, las mandíbulas prensadas.

Llorabas, vi que llorabas.

***

Tinta

 

Teñidas las mechas rubias

Entre las piernas, un candado

Floja, grasienta, lechosa

La piel entre los harapos.

Agua hirviendo en una olla,

El niño tiembla llorando

Gimen sus hermanas, putas,

Desiertos de finos labios.

Con las manos no se come.

Ni se tocan entre ellas

Desconocen sus olores

Pronto! Al niño degüellan!

Son partes, pedazos, niebla

Calzados negros y mugre

Perfiles sin muchos brios

Y es costra lo que los cubre.

***

El Loco

 

Dados en el bolsillo

De la belleza interior

De los lirios que la cubren

Solo me llevo dos.

Uno para mi reputación

De masticador de clítoris

Y progenitor audaz

El otro, para olvidar.

Que las letras que regala

Se quedan en mi memoria

Como unas púas de amianto

Me aguijonea la historia.

Fíjate bien lo que haces,

En estos días melosos

No quiera el tiempo acabar

Con tu rol de belicoso.

Que es lo que permanece

Entre todo y entre todos

Tu fulgor de selenita

Perdido de todos modos.

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LAGARTO JUANCHO, PRESBITERO

 

Mi fe es dañina

Mi cuerpo, significante

Y el néctar que yo doy

Gustan beatas al instante

 

Mi biblia es de memoria

Con olfato y dura piel

Es de cebolla la olla

Que en la iglesia puede haber

 

De frente miro a Polifemo

Su ojo ciego como ninguno

Símbolo soy del Vatic-Ano

A mi lagarto dibujan dos huevos

 

Tiene hocico pequeño

Siempre se esconde en sacristía

Tiene un lunar en el glande

Y es de amor eucaristía

 

En maitines cantando va

En laudes sin hacer nada

Y ahora dicen perseguida

Se encuentra sin hacer pajas

 

Un caballo creen que soy

Mejor que el señor del saco

Soy del pedo misionero

De Ojeteé hasta Chirimía

 

A Jesús imito bien

Mas no creo en nada

Que las cosas de la fe

Todas son chorradas

 

Si tienes la tentación

Bien la buscas y la amas

Si no la tienes, Ve

Va y viene el tabanón.

 

-Daniel de Cullá-

 

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POEMAS

Una fuente sin fin que mana liquido

inmortal desde el cielo rebosante.

JOHN KEATS

Esencias que fluyen de ricos encantos

con suave tintineo o tropeles sones

amamantando nutricio magna de deleites,

deliciosos sonidos que recrean el pensamiento

de bardos que nutren desde los inicios

con verdaderos goces plenos de bellezas,

con musicales ecos que transcienden

en las profundas concavidades refulgentes

de generaciones de esenciales espíritus

esparciendo continua luz sobre almas

apresadas por fugacidad y penumbra

esencias inmortales de cielo rebosante.

Francisco Jesús Muñoz Soler

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR CRISTIAN CASADEY JARAI

 

Todo para dar

No tienes nada pero tienes mucho

Eres rico en pobreza

No tienes dinero ni bienes

No tienes sabiduría alguna

Pero te sobran ambiciones

Mezquindades y envidias

Te sobran ganas de matar

A cualquiera que esté mejor que vos

A cualquiera que esté bien

Pues tu patética alma

Ha sucumbido en las profundas arenas

Del abismo de la miseria.

***

…Y así me siento… mal… como siempre…

Una copa sobre la cama

Restos de aquel vino amargo

Que nunca pude saborear

Y resuenan las palabras vacías

Vacías de todo contenido

Vacías de toda lógica

Y vacías de todo interés

Al menos para mi persona

¡Cómo cansa ese locutor!

Mejor cambiar de canal

Pero no sé la verdad

Hablan de Panamá

De la paranoia y del antiimperialismo

Pero solo recuerdo

Mi malestar en Bocas del Toro

El estómago revuelvo en Sixaola

Y el vómito al llegar a Limón…

***

Nada me conforma

Siempre vivo en la ansiedad

Todo el tiempo en la ansiedad

En la incertidumbre

Esperando y esperando

Espero algo…

Pero no sé qué espero…

Aunque en el fondo lo sé

Pero no lo puedo expresar

Pues la censura es más fuerte

Que cualquier verdad.

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LOS RESURRECTOS

(A PARTIR DE UN POEMA DE MANUEL FOREGA)

Por Octavio Gómez Milián

Nosotros, vástagos de la autarquía
hijos del cuando tengas trabajo comprarás un piso
crías de la mediocridad y los exilios
freakies, amanerados dandies de todo a cien
tímidos conquistadores de muchachitas indies,
devoradores de kebabs de madrugada,
asustados por la culpa judeocristiana,
devotos del Candy y el Bacharach,
ladrones de minutos en televisión,
de la cáncana discentes eximios,
masturbadores salvajes,
adoradores de los discos perdidos,
lectores clandestinos del jueves (cuando era el jueves)
estudiantes del BUP y del COU:
(todos los raros fuimos al concierto
del gran telépata de Dublín,
tanto nos daba ocho como ochenta
a los fanáticos del niño Juan y los rompedores de coco)
Nosotros: divinos Voladores o Domadores
onanistas de fotos de Jane Birkin
rayones de vinilos de Cohen
aprendices de idiomas,
aspirantes a Guinda, Forega o Vilas
farsantes ilustrados con Alan Moore en bandolera
remedos de Dylan, plantillas de Truffaut
irredentos suicidas
balubas de la guerra
apóstatas, agnósticos, ateos y creyentes
dileantes de una revolución
que nunca llegó a empezar
los que buscaban un enemigo
porque así es más fácil pelear.
moradores de los ergástulos por el morro
apéndices de Federico
estetas de Algora y el Polaco
inocuos seguidores de Jean Paul,
espadas de Garci, de Chiquito, de Luis Sánchez Pollack
mansos fandangos de Ibiza, de Hydra y Euroville
Nosotros: incendiarios mutados en bomberos,
padres de los próximos junkies y malditos
opositores, mentirosos, volubles censores,
domadores de adolescentes bestias,
altísimos farloperos sin medida,
porreros, cocainómanos, alcohólicos,
reciclados por Franz Ferdinard y la Velvet
tardíos revelados en Fresán y Handke
diputados sin partido, alcaldes de habitación,
herméticos maricas…
eternos deudores del deseo insatisfecho
nosotros: los del medio, los eclécticos,
los postmodernos irredentos,
los que seguimos buscando
el lugar donde solíamos gritar.
los que nos dejamos caer
sabiendo que nadie nos ayudará a levantar,
los que esperamos en la parada
un autobús que hace mucho que pasó,
los que cuando quisieron besos
sólo recibieron abrazos,
los del medio, los de los tebeos,
los que nunca servirán para trabajar,
los de Perico Fernández,
los que vieron jugar a Santi Aldama,
los que nunca te sacaron a bailar.

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POEMAS DE NAVIDAD

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

¿PARA QUÉ TENDRÁS OJOS?

 

PREFACIO

 

He salido a la calle con el frío y en la noche,

con mi sombra y con mi perro,

para recoger este poema negro,

poema que me esperaba donde mi perro

ha cagado, en un erial de tinieblas,

allí donde comienza la vanidad y la altivez,

la soberbia del mundo mortal y efímero,

los gorriones duermen en las alturas,

los edificios cortan el viento frío,

doy la espalda a la tonta explicación,

he venido a recoger este poema,

poema débil que esperaba tiritando en soledad

como un espíritu que quiere ser materia,

de la misma materia que estás hecho tú.

LA FRASE ESCUCHADA

 

¿Para qué tendrás ojos?

Si no ves cuando miras

Si no miras cuando ves

Si no ves lo que callas

Si no callas cuando ves

¿Para qué tendrás ojos?

Si no miras cuanto ves

Si no ves cuanto miras

Si no ves aquello que sabes

Si sabes aquello que no viste

Sabes que yo si miras no voy

Vienes si no sé lo que miras

No sabes aquello que veo

No miras aquello que sabías.

¿Para qué tendrás ojos?

No ves lo que quisieras

Quisieras otra cosa ver

Yo quiero no ver lo que ves

Tú quieres ver lo que yo veo

Yo veo Tú ves

Los dos miramos la misma cosa

Tú ves lo de los dos

Yo te veo solamente a ti.

¿Para qué tendrás ojos?

¿Para qué?

NAVIDAD

 

Es Navidad, felices fiestas,

el niño dios ha nacido este día,

es tiempo de paz,

es tiempo de estar en familia,

las mismas fechas, las mismas cosas,

recordar los que ya no están,

comer con excesiva gula,

abundancia e hipócrita postura,

recordar que existe un tercer mundo,

villancicos y perdones,

compasión con los descamisados,

con los solitarios de este mundo rico,

es tiempo de paz, felices pascuas,

borracheras y algún empacho,

marisco gallego y cava catalán,

¿Para qué tendrás ojos?

¿No ves que me hago partícipe

de esta puta farsa?

¿Para qué tendrás ojos?

Es Navidad hoy, felices fiestas,

estás quemado, lo veo en tus ojos,

¿Para qué tendré ojos?

Si sigo haciéndome el idiota

cuando veo lo mismo que tú sueles ver.

¿Para qué tenemos ojos?

Si no remediamos aquello que vemos.

***

MILAGRO CANINO

 

Miro la siesta permanente de Urko,

su siesta tranquila me evoca su nada de nadie,

en ella veo todas las banalidades

y también las vanidades

arrinconadas en el sinsentido eterno,

en Urko veo el nervio impulsor de la vida

donde se aposentan todas las naturalezas,

No tiene sentido guardar para mañana,

Ni ser laureada y docta eternidad,

el mediocre debe ser mediocre

porque ser lo máximo

es competición y mesura ridícula,

porque ser eternidad

entre la inmensidad de las galaxias

es la mayor de las estupideces

(es nano-voluntad en pos de lo macro-imposible),

Urko no se preocupa

de las vueltas que el mundo dé

bajo sus patas de alegre fauna viva,

bajo sus patas de puro encanto,

bajo su fauna de solitaria compañía

 junto al hombre pretencioso,

no le preocupan las glorias

ni las postrimerías,

ni los hechos pasados

ni los venideros,

no le preocupan los presentes

 ni los rankings contemporáneos,

él es el encanto que enamora

y nada más que eso,

lo demás es extrahumanizar lo humano.

Él no me pidió aparecer en este poema,

sin embargo,

es lo único que emana poesía.

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**

*

 

 

 

*En el 6º número existe una errata en la versión pdf, la errata es la siguiente: no es el número XL de la 2ª Etapa, es el número L, osea, el 50º de la 2ª Etapa.

 

3er NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

Autor: Ferrán Fernández

Clickea abajo en el enlace (versión pdf):

3er NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

3er NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXLVII de la 2ª Etapa/01-09-2010

 

EDITORIAL XLVII

SOBRE LITERATURA ACTUAL EN ESPAÑA

 

 

Estamos en una época de artificio e impostores, de caducas teorías inspiradas desde un pasado e imposiciones que cansan a los lectores, en una época de chorradas y conceptos lineales, en una época de gracias asequibles y tonterías rentables, en una época de seudo literatura y experimentalismo ya experimentado, en una época de fanfarronadas y dudosas posturas imitativas, en una época de epígonos argumentos y ejemplificadas frases repetidas. La literatura española actual ha dejado de ser innovadora. Lo más innovador que se conoce, a nuestro parecer, fue la trilogía escrita por Enrique Vila-Matas llamada por el editor de Anagrama (Jorge Herralde) como la “Catedral de la Metaliteratura”, y las obras postreras de Roberto Bolaño. Hemos visto experimentos que como experimentos han resultado rentables, pero que como materia viva e interesante, y como antecedente que aporte algo nuevo a la literatura contemporánea han dejado mucho que desear. Podemos enumerarles a escritores de la llamada Generación Nocilla, que han visto incrementarse en un elevado índice de ventas sus novelas pero que como novedad en el mundo de las letras universales solamente tenían esa gracia improvisada y paralela a la cultura televisiva y a la de las nuevas tecnologías, y a la cultura de masas, pero que como material interesante y novedoso se dormía en los laureles, se iban por la puerta de atrás y de puntillas. Podemos ver a escritores españoles que creen haber encontrado una piedra filosofal y haber descubierto América, y se quedan en la nonada contribución de lo que ya estaba escrito. Decimos esto por que ya otros escritores anteriormente experimentaron sobre esa misma tendencia, y ellos vuelven a redundar en lo mismo, vuelven a evidenciar lo ya dicho, lo ya citado, vuelven a la misma frase hecha que ellos ahora ven como suya propia. Hay demasiada mentira en el mundo de las letras españolas. Demasiada tomadura de pelo, demasiado nepotismo cutre, demasiado servilismo, demasiada farfolla. Nos quieren vender la moto unos de que son escritores que pretenden desaparecer, cuando lo que pretenden es permanecer. Y eso no es malo, no; lo malo es que nos intenten engañar. Después están los que a base de escribir tonterías, todas expuestas bajo una trama interesante, nos intentan divertir con gracias improvisadas y con chistes malos. Se está perdiendo el fruto único y necesario de la literatura seria, literatura que hable desde y para las entrañas de la tierra, literatura buena, literatura que interese y haga hincapié en lo que el ser humano es en sí. Debemos aprender más sobre escritores de fuera. Escritores que aunque han hecho su vida aquí y han escrito su obra también aquí, han interesado mucho más en otros países extranjeros, por su condición de escritores originales,  por su condición de escritores completos, de escritores que enganchan al lector como es el caso de Roberto Bolaño, Juan Villoro, y otros tantos más. Los descendientes de la generación del Boom, y los mismos integrantes de ella, han desmejorado su actitud, han caído en la petulancia, en la decadencia; han dejado de escribir una obra coherente para entrar en el parnaso de la repetición incesante.

Pero existen excepciones. Escritores de ensayo como Eloy Fernández Porta, y escritores de novela y poesía, como Vicente Luis Mora, están demostrando que no todo está perdido en el mundo de las letras hispanas como hasta ahora parecía. Aunque la literatura está cambiando en la forma en que las nuevas tecnologías lo permiten, la literatura actual, la literatura vista desde la perspectiva de las humanidades, está como nuestra economía: en estado de recesión, en estado de crisis, que es como nos dicen los políticos que estamos, aunque muchos siempre hayamos estado así. Los escritores actuales han entrado en la dinámica de publicar lo que sea, de ganar el máximo dinero posible, de publicar un libro cada año, para ante todo ganarse el pan y el sustento; pero, ¿Estos libros tienen calidad literaria? ¿Estos escritores que lo que dicen que  pretenden es desaparecer, lo que pretenden realmente es todo lo contrario? Nuestra opinión es que así es. Pretenden, antes que desaparecer, pretenden permanecer; pero la permanencia de los escritores es más fidedigna cuando el escritor escribe desde la humildad, desde la soledad y la independencia, desde la carencia de influencias externas, desde donde el escritor no tiene miedo de lo que escribe, desde donde el escritor no ejerce un compromiso para con sus lectores, desde donde el único compromiso que existe es ejercer la dignidad del propio autor para así no caer en petulancias y consignas apropiacionistas, que suenan a molde industrial , o a patrón de moda, del cual, parten las ideas que todos conocemos, y las cuales suenan a tópicos y estereotipos demasiado escuchados ya. Demasiado repetidos, demasiado evidentes para negar lo evidenciable.

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La muchacha muerta

 

         El hombre se mantenía inmóvil sentado en la butaca de la habitación y daba la impresión de hallarse absorto, al margen de lo que le rodeaba. Su mano izquierda sujetaba la barbilla mientras que el codo reposaba en una de sus piernas. Miraba hacia el suelo, con la espalda corvada hacia delante.

– Parece inofensivo. -dijo Molina.

– Nunca te fíes de la primera impresión -le replicó Murgaín-, aunque tampoco huyas de cualquier intuición que tengas porque es la base para la razón y, con el tiempo, te darás cuenta de que la vas afilando.

– ¿La intuición?

– Exacto.

         Acababan de entrar en la habitación del hotel y todo estaba en orden, la escasa y minimalista decoración del dormitorio a la que se añadían las pertenencias de sus ocupantes aquella noche, sobre todo las visibles, la maleta en una esquina, junto al armario, y la gabardina y el bolso de mujer sobre la cama. La presencia de los agentes de policía y la quietud del hombre rompían la normalidad de aquel escenario. Dónde está ella, preguntó Murgaín y uno de los agentes apuntó hacia la puerta tras la cual estaba el baño. La abrieron y allí sí que los detalles indicaban toda la amplitud de la tragedia. El rojo de la sangre destacaba en el azulado de las baldosas y en el blanco del bidé. Por el contrario, la mujer, en la bañera, parecía dormir.

– Es hermosa. -afirmó Molina a quien, por edad, la belleza le debía aún que impresionar bastante.

– Lo que es un problema.

– ¿Por qué?

– Nadie duda de quien es bello: resulta inocente, creíble. El marido en cambio es feo y casi viejo, lo tiene muy mal.

– No estará exagerando, jefe. -preguntó Molina a quien los comentarios pedagógicos de Murgaín a veces le resultaban excesivamente tópicos.

– Honestamente, ¿te lo creerías si el marido te dijera que esta chica tan joven y guapa le maltrataba y que matarla fue una mera reacción defensiva, un mero salvarse a sí mismo de la fiereza de la ninfa?

– Hombre, jefe, que tampoco nos lo va a contar así.

– ¿Ves? No te lo creerías.

         Murgaín observó el baño con atención. Aunque intentaba mostrarse duro y distante, lo cierto es que a él sí que le afectaba la belleza herida. Miró a la muchacha no sin turbación, sin duda molesto por su muerte y sobre todo por la vida enredada que habría llevado. Sabía, y en ello había sido sincero, que mujeres hermosas de rostro dulce habían cometido crímenes atroces, pero en el fondo, en un rincón de su espíritu, guardaba la idea de que aquello era una aberración, un hecho contranatura.

         Vamos a hablar con el marido, ordenó y ambos salieron del baño. El hombre continuaba con el mismo gesto sentado en la butaca. Los dos se pusieran delante de él y sólo entonces levantó la mirada. Sus ojos enrojecidos parecían pedir comprensión. Quizá clemencia, pensó Molina sin poderlo evitar. Esperó a que los agentes rompieran el silencio. Que sean ellos quienes arranquen la conversación, debió de pensar tal vez por táctica o tal vez por el tormento que arrastraba. En todo caso, parecía exigirlo. Murgaín comenzó por presentarse, soy el subinspector Murgaín y él es mi ayudante, el agente Molina. El hombre hizo un gesto con la cabeza. Murgaín pidió la documentación de ambos y un policía se la entregó. Hizo tiempo mirando los documentos, el carné de identidad del marido y el pasaporte extranjero de la mujer. 

– Cuénteme que ocurrió. -a Molina a veces le molestaba la aridez impersonal, casi inhumana, con que su jefe iniciaba los interrogatorios, como si para él no fuera posible que quien a todas luces parecía ser culpable de repente no lo fuera y existiera otra versión de los hechos distinta a su lógica de diablo viejo, o sea, de policía con años de experiencia en eso que, con no poca retórica, se calificaba de dura realidad de la vida o maldad absoluta de la naturaleza humana.

– Mire, mi mujer llevaba tiempo irritada. No acababa de centrarse, hace tiempo que queremos un hijo …

– ¿Cuánto tiempo llevan casados?

– Un año. Nos casamos al poco de conocernos …

– ¿Cuánto es poco?

– Cuatro meses, tal vez cinco.

– Sí que fue rápido.

– Las circunstancias, sabe. Ella necesitaba salir de su tierra y a mi edad las cosas no se pueden demorar mucho.

– Por cierto, ¿la diferencia de edad no fue un problema?

– Lo fue, por mí, por el qué dirán.

– ¿Y que decían?

– Que me iba a sacar los cuartos, que era una niña que me buscaba para que yo le trajera de su tierra a aquí y luego me dejaría colgado y a dos velas.

– ¿Y a usted no se le ocurrió que pudiera ser cierto?

– Claro, pero yo la quería, sabe, más allá de lo maravilloso que es tener a alguien joven, una mujer hermosa. Para mí tampoco es … fue fácil. Yo nunca tuve muchas oportunidades, la vida en lo sentimental no me ha sido amable. Pero me quería, la verdad es que me quería, no se lo podría explicar, pero yo lo sentía. Es verdad que el que yo tuviera dinero era para ella un aliciente y tal vez al principio fue determinante. Pero sepa que me tomó cariño y en ningún momento me iba a abandonar.

– Me explicaba que estaba irritada.

– Sí. Discutía conmigo. Lo buscaba, como si necesitara desahogarse y sólo lo consiguiera chillando, enfrentándose a mí.

– ¿Se pegaban?

– Nunca. Yo no la pondría la mano encima.

– Sin embargo, la situación no debía de ser fácil.

– Pero yo no soy de esos tipos que pegan a sus mujeres.

– ¿Y qué ocurrió anoche?

– Me montó una escena.

– ¿Qué tipo de escena?

– Que no podía más, que pensaba en matarse.

– ¿Hablaba con frecuencia de suicidarse?

– No.

– ¿Ayer fue la primera vez?

         Aquí el hombre calló. Mantuvo la mirada en el rostro de Murgaín, le miraba a los ojos como si intentara sonsacarle respuestas en vez de preguntas. El subinspector se mantuvo quieto, sin mostrar el más mínimo desconcierto o inquietud por ese repentino silencio, pero sin querer tampoco atosigarle.

– Mi mujer era feliz pese a todo. No le voy a decir que todo le fuera bien, no acababa de adaptarse, le costaban muchas cosas, pero se sentía bien conmigo, le repito, sólo que su vida no fue fácil.

– ¿Cómo se conocieron?

– Fue en su aldea. Yo viajaba con frecuencia. Invertí allí, ayudé a construir casas para unos socios, una agencia de turismo. Ella trabajaba en el hotel en que me alojaba, un hotel pequeño, familiar. Apenas sobrevivía con lo que ganaba. Se lo daba todo a sus padres, sólo cubría parte de la comida.

– Sin duda Vd. fue como un milagro.

         El rostro del hombre pareció irritarse con el comentario de Murgaín. Sin duda le recordaría otros comentarios y doble sentidos.

– Ya le he dicho que el que yo tuviera dinero tuvo su importancia para ella, pero le aseguro que se sentía cómoda conmigo.

– ¿Y por qué estaba irritada?

– Aquí todo es distinto. Además, buscaba una estabilidad, quería que yo pasara más tiempo con ella, pero viajo mucho y debía estar muchos días fuera. Por eso habíamos decidido que de vez en cuando viniera conmigo, así estábamos juntos y también ella se entretenía, tal vez se relajaba y pudiera así quedarse embarazada.

– Pero seguía irritada.

– Sí.

– ¿Y anoche?

– Discutimos. Me pidió salir, dar una vuelta. Ella es joven, lo entiendo. Le dije que estaba cansado, que mañana tal vez, pero ella comenzó a chillar.

– En el hotel nos dijeron que chillaron ambos.

– Estaba cansado, lo que menos me pedía el cuerpo era una sarta de reproches injustos y levanté la voz.

– ¿Y que pasó?

– Se puso como una loca. Que se iba a tirar por la ventana, me dijo. Y allí se dirigió. Yo me asusté.

– Aunque nunca antes amenazó con matarse.

– No, pero temí que estuviera afectada por la medicación.

– ¿Qué medicación?

– Tomaba algo para facilitar el embarazo. Lo habíamos consultado en una clínica. Supongo que buena parte de su irritación venía de los medicamentos.

– Entonces, se dirigió a la ventana.

– Sí, y yo me asusté, ya le he dicho. Corrí hacia ella y la sujeté por los brazos, con fuerza, sí, pero para que no se lanzara.

– ¿Ella se resistió?

– Sí, y chilló más, me dijo que la dejara, me insultó.

– Y Vd., ¿la chilló?

– No lo recuerdo bien, creo que sí, tampoco me acuerdo de lo que le pude decir, estaba encrespado, nervioso y desbordado.

– ¿Entonces?

– Se desasió de mí y se metió en el lavabo. Sollozaba, pero parecía que ya no quería suicidarse.

– ¿Qué hizo Vd. cuando se metió ella en el lavabo.

– Me senté en la butaca. Bebí.       

         Murgaín observó la botella de Flor de Caña. Buen hotel, pensó, distinguen a sus clientes con un buenísimo ron.

– Me quedé dormido -continuó tras un silencio herido-, esta mañana la encontré muerta en la bañera, con todas esas heridas en los brazos y la sangre por todas partes, una pesadilla, se lo aseguro, créame.

– ¿No oyó nada al meterse ella en el lavabo?

– Nada.

– ¿No hizo Vd. nada cuando se encerró?

– Supuse que necesitaba estar sola.

         El hombre se puso a sollozar, el rostro entre las manos. Murgaín y Molina se miraron. Esperaron que se relajara.

– ¿Tenían pensado regresar hoy a su ciudad?

– Mañana.

– ¿Va a regresar?

         El hombre le miró extrañado. Sin duda pasó por su cabeza que sería detenido, que le acusarían de matar a su mujer. Ahora, de pronto, la pregunta de Murgaín abría una salida, una situación diferente.

– Tendré que arreglar los papeles de Elsa -balbuceó-, no sé cuánto tiempo me llevará. Pero también están ustedes -les dijo de repente, con fuerza, como si sólo en ese momento descubría realmente la presencia de los policías-, no sé si necesitarán retenerme, saber más cosas.

– Se lo diremos esta tarde, ahora descanse.

         Murgaín aconsejó a los policías agilizar el registro, que dejaran al hombre descansar, les dijo. Él le miró agradecido. Que se quede uno solo de vosotros, ordenó, por lo que pudiera pasar. Salieron de la habitación y bajaron al vestíbulo. Hablaron con el personal de la noche que habían declarado ante un oficial. Disponen de otro cuarto para el Sr. Belández, preguntó Murgaín. Le dijeron que le instalarían en otra habitación y que cuando la policía lo indicase, limpiarían la actual. Lo pueden hacer en cuanto llegue el juez para el levantamiento, sugirió el subinspector, el registro está terminado. Salieron del hotel. Cuando se subieron a su coche, Molina preguntó que impresión había tenido.

– No lo sé -afirmó-, no siempre todo es claro y cristalino.

– Así es.

         Por un momento, sospechó que esta vez la intuición poco le iba a ayudar. El hombre estaba realmente compungido y no sabía hasta qué punto actuaba ante ellos, estaba seguro de que lo hubiera detectado con facilidad si era así, o si por el contrario, aun consciente de lo que había ocurrido, lamentaba haberla matado, si es que la había matado, pero cabía también que ocurriera lo que les había explicado. Las cosas, realmente, no siempre resultaban evidentes.

– Ojalá ella nos pudiera decir algo.

         Molina sonrió levemente. Qué ideas de bomberos se le ocurrían a veces al jefe, pensó. 

Juan A. Herrero Díez

 

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POEMAS DESDE LA PRAXIS TEÓRICA

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Quiero saber si el papel higiénico

de la Real Academia limpia …fija y da esplendor.

José Agustín Goytisolo

 

MONÓLOGO DE UN HEREDERO

 

Hay herencias que son un verdadero desastre,

se pelean los hermanos, se disputan el esfuerzo,

se reparten el patrimonio, se llenan de rencor y odio.

Pero yo no puedo pujar por lo que no es mío,

pues lo mío, a otros poetas también pertenece.

Soy heredero de poetas que tienen sencillez como dote

y en el parnaso de laureados sus palabras

brotan con orgullo entre los más grandes poetas.

Soy heredero de ti José Agustín, de ti Federico,

hasta de ti Gamoneda, heredero de poetas,

herencia que vale un Perú, heredero de ti

Jaime, de ti Mario, de ti Enrique, de ti Juan Carlos,

heredero de ti Blas, de ti Jorge Luis, de ti Roger,

soy heredero de ti Antonio, tú que eres

un poeta que ralentiza a la naturaleza,

heredero de galaxias inmensas que salen de las páginas,

heredero de ti José María, heredero de ti Charles,

heredero de ti César, de ti Vicente, de ti Elena,

heredero de todos, heredero soy de vuestra poesía,

heredero soy de lo que no se nombra,

heredero soy de lo que todavía no se ha dicho,

heredero soy de lo que queda aún por decir.

***

 

MONÓLOGO

SOBRE PALABROS, PALABREJAS

Y PALABROTAS

(Las utilizadas en los anuncios de la tele)

 

Odio las palabras que mezclan tradición e industria;

odio los spots televisivos que invitan a la confianza,

porque no hay nada que me trasmita más desconfianza.

Odio las palabras Producto, Productividad,

como por ejemplo, cuando dicen los spots algo en relación

con la palabra Producto me dan cierto repelús.

Cuando dicen algo así como Nuestros Productos,

me incitan a la desconfianza y su uso es el contrario

del que se proponen, me da casi fobia escucharlas,

es evidente que quieren ostentar dedicación y calidad;

odio cuando la palabra Producto se une a palabras bellas,

por que, ¿qué produce el hombre? El hombre no produce,

el hombre en algún caso (des)produce.

Por que, ¿cómo estamos destruyendo especies animales,

vegetales, incluso humanas, y decir que producimos?

Y encima con esa soberbia, con esa argucia, con esa magnificencia, con esa insolencia, y esa ceguera estética.

Es pura hipocresía; el hombre no produce,

cuando engendra (re)produce, y cuando crea (des)produce.

O quizá prefiera mejor la palabra (contra)produce,

por que es evidente que todo ese esfuerzo ya lo hace la naturaleza.

Odio cuando los poetas usan la palabra Producto,

cuando por ejemplo dicen, estas son mis Producciones. 

Palabras como Producto es (contra)producente para mi salud.

Otra palabra que me provoca urticaria es Establecimiento,

la encuentro impositiva, una palabra reaccionaria.

Esto no es una tienda, o un puesto, o una Boutique

(que etimológicamente es francófona), es un Establecimiento.

Me resultan repulsivas, me resultan difíciles de tragar,

estas palabras que quieren ostentar algo que no son

 es como si fueran artificios impropios de las personas.

Es como intentar vendernos un Producto, o un Establecimiento

que se cree por encima de la condición humana.

Es como si fueses un pelele en manos de estos artefactos

expresivos, es intentar ser rimbombante, es intentar

superarnos a base de contradecirnos; como si creáramos Gloria

en cantidades industriales siguiendo rigurosamente una tradición,

es tratar de especular con una verbigracia que es magnánima

y que pretende ser delirio de grandeza

en vez de ser sencillez, de ser proximidad, de ser cercanía;

es intentar vendernos la moto a base de especular

con lo que no existe por ningún lado.

***

 

DONDE NACE EL POEMA

(Retórica entre el jazz y el flamenco)

 

¿De qué fuente parte el poema?

¿Qué destello y qué resplandor

evoca a la sombra del poema?

¿De cuál esencia se nutre?

¿Dónde brota su semilla abierta?

¿Qué idea lo hace fértil?

¿Qué metáfora lo resplandece?

¿Qué útil presencia lo entraña?

¿Qué sustancia lo germina?

Padre, yo quiero ser poeta,

quiero ser poeta que una

cielo al sol y luna al viento,

quiero ser poeta que aúna

las azucenas que de blancas lloran,

y las magnolias solas que ríen,

quiero ver las dos en una

para ver llorar de alegría

al amigo de las flores nuevas.

Para ver reír al niño

salpicando verdad de charcos

de aguas sinceras que gimen,

quiero volver donde yo fui,

quiero yo ser patria de sueños,

quiero volver para vivir

y ver al caballo de cartón risueño,

y ver aquella alondra otra vez ir

hacia el nocturno de aire en el verbo,

en la canción que rima sola

y por la noche ser yo tu dueño,

yo quiero para ser feliz

que la luz quepa en este verso.

Que la luz gima en trémolo sexo,

que parta en dos un poema

y lo haga metafórico contexto,

yo quiero ver crecer la hierba,

y quiero galaxia en el beso,

quiero luna en la noche quieta,

trémulo vacío de rima al viento

y que trepe en ti la hiedra,

que trepe la raíz en todo tu cuerpo,

que suene la zambra allí

y ver dormir al señor del tiempo.  

***

 

RETÓRICA VACÍA

 

Preposiciones, conjugaciones,

Neologismos, retórica vacua,

Tanta frase ¿para qué?

Sujeto, verbo, predicado,

Hacer énfasis tras la coma,

Explayarte tras el punto seguido,

Coger aire entre los paréntesis,

Soltarlo en el punto y aparte.

Unir palabras ¿para qué?

¿de qué me servirá tanta metáfora?

¿para qué me servirá

tanta dedicación frente al lenguaje?

Aliteraciones, fonemas, aforismos,

Palabras como gusanos quietos,

Cadenas abiertas a la idea,

¿Para quién escribo mi verdad?

La verdad mía puede no ser la suya.

La verdad es un instrumento

en manos de cada sujeto,

de cada individuo.

Me monto en el automóvil,

¿qué me deparará esta carretera?

Intimismo, intromisión, intuición,

entro en un intrínseco intrusismo,

Preposición, conjugación,

Sujeto, verbo, predicado,

¿Para quién escribo?

Elegante juego de palabras vacías,

Fenece una ilusión y nace otra,

Tengo una ilusión anterior a la futura,

Compro una cosa y me canso,

Compro un libro y quiero otro,

Me canso de mí mismo,

Me canso de este vacío,

He roto las postales de aquel viaje,

He roto los recuerdos

en un yermo olvido.

Quiero ser otro, por eso escribo.

Puntos suspendidos,

Seudo-vorágine de letra elástica.

Me dices: -Un papel aguanta

cualquier cosa. Yo te digo:

No todas las cosas

aguantan tu papel-.

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR MARIO MELÉNDEZ

(Poeta chileno afincado en México)

 

LA ÚLTIMA CENA

 

Y el gusano mordió mi cuerpo

y dando gracias

lo repartió entre los suyos diciendo

“Hermanos

éste es el cuerpo de un poeta

tomad y comed todos de él

pero hacedlo con respeto

cuidad de no dañar sus cabellos

o sus ojos o sus labios

los guardaremos como reliquia

y cobraremos entrada por verlos”

Mientras esto ocurría

algunos arreglaban las flores

otros medían la hondura de la fosa

y los más osados insultaban a los deudos

o simplemente dormían a la sombra de un espino

Pero una vez acabado el banquete

el mismo gusano tomó mi sangre

y dando gracias también

la repartió entre los suyos diciendo

“Hermanos

ésta es la sangre de un poeta

sangre que será entregada a vosotros

para el regocijo de vuestras almas

bebamos todos hasta caer borrachos

y recuerden

el último en quedar de pie

reunirá los restos del difunto”

Y el último en quedar de pie

no solamente reunió los restos del difunto

los ojos, los labios, los cabellos

y una parte apreciable del estómago

y los muslos que no fueron devorados

junto con las ropas

y uno que otro objeto de valor

sino que además escribió con sangre

con la misma sangre derramada

escribió sobre la lápida

“Aquí yace Mario Meléndez

un poeta

las palabras no vinieron a despedirlo

desde ahora los gusanos hablaremos por él”

***

SEÑORES DEL SUR

 

Señores del sur

he comprometido mis raíces con ustedes

mi palabra llegará como un río

a recoger la tierra y su origen

Llámenme agricultor

cuando el trigo se despierte

cuando cruja la semilla

y el invierno se levante en una mano

Llámenme soldado

cuando el agua y la piedra se reúnan

entonces seré el puñal

que desgarre ceniza y envoltura

No digan al Maule como me llamo

me reconocerá por la voz

por los susurros que mis labios

llevarán hasta su lecho

No digan nada en Constitución

o en Pelluhue o en Chanco o en Curanipe

mi nombre fue encontrado en una ola

no es necesario que digan nada

Señores del sur

mi casa es mi mejor emblema

Pueden ver a través de las ventanas

o a través de mis ojos

lo que les tengo preparado

Abriré de una en una mis heridas

y escupiré poemas en vez de sangre

y a todos les diré mi nombre

Porque no quiero ver a Pedro

arrinconado en un museo

o a Manuel Francisco

retenido en una boca

Ellos sabían cantar

eran dos vientos de distinto oficio

dos gotas que el Maule

sacudió con violencia

Y yo ¿quién soy?

algo tengo de todos

cara de pan o de hormiga

muslos comprometidos

con el sabor de la tierra

hombros de padre

dientes de inquilino o de patrón

Soy una flor con espinas

y pétalos de mármol

un poema preparado

con la lluvia de cada día

***

VINCENT 1993

 

a Vicente Huidobro

El gran poeta de las vanidades

se mira al espejo y dice

no hay otro mejor que yo

no hay otro más hermoso y delicado

más burlón, paradojal e irresistible

Y cuando voy por las calles

me persiguen y me piden autógrafos

se aglutinan en torno mío o se desmayan

porque soy más inmortal que las agujas

y en mi boca suspiran las estrellas

Así, cada montaña es un pelo en mi oreja

y cada nube una escalera de emergencia

donde subo y bajo como un mago

persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance

No obstante los helicópteros me adoran

me adoran también las escolares que diviso de reojo

me adora el trapecista de un circo desahuciado

me adora la azafata de un vuelo imaginario

me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas

y todos gritan “Ahí va Vicente, ahí va

con su cara encerrada en un sombrero

ahí va, el que se orina en los astros

el que respira copihues

y cambia de color hasta volverse inaguantable”

Y yo me río como un Buda chocho

cuando arrojan flores a mis pies

y me lleno de números telefónicos

y de mujeres que darían sus propios pechos

por rozar mi frente de amante multitudinario

o por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de fruta

Tengo unos cuantos lunares en francés

y un gato que me habla en un idioma póstumo

y un perro que me muerde y me lame las antenas

y un cilantro preguntando quién soy

y yo le digo “No me busques

no hagas caso de la rosa deshojada

tú tienes tu propia sabiduría

tu propio olor

tu apellido en la cazuela del domingo

y no necesitas ser tan hermoso

para que ellos te respeten

cuando con sólo probarte

tienes ganado el cielo

y un espacio en mi garganta”

Ahora me marcho en mi paracaídas

me marcho en mi aeronave de plumas anónimas

me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano

a dormir una siesta en un ataúd de huevo

***

QUE SALGA EL INDIO ENTRE LAS PIEDRAS

 

Que salga el Guayasamín que cada uno tenemos

que salga el indio entre las piedras, médula a médula

el gran precipicio que somos, la gran llaga ecuatoriana

y lo que cae del ojo al cielo, y lo que arruga el aire

y lo que sale de nosotros mismos como una rosa deforme

y lo que araña más adentro que salga

que salga el trueno, la bocanada, el relámpago

la hebra furiosa y tuerta que mira sangrar el alma

y aquí, en esta jaula ardiente que es América de luto

están pendientes los nombres de aquellas manos clavadas

de aquellos pies desahuciados, de aquellos huesos de humo

de aquel sueño arrojado al gran ataúd del miedo

o simplemente del árbol con sus ramas infinitamente secas

Porque no estamos muertos, no estamos

y hay uno que ahora brinca por encima de los sables

y hay uno que bebe fuego y lleva alas de ceniza

y hay uno que agrieta el río con su cráneo universal

y hay uno que dice yo, yo soy el indio entre las piedras

y todo el horror humano se me apaga en el cuerpo

y tengo lágrimas y penas

y el corazón como una luna borracha

y el esqueleto dormido, y la mandíbula tiesa

y a mi oído brama el perro de las noches podridas

y a mi boca rueda el beso de la angustia que mata

Y yo pinto, yo pinto con mi voz y con mis uñas repletas

yo pinto con mi oxígeno la cicatriz del viento

raspo la puñalada maldita de los siglos

me sumerjo en el ácido mortal de las pupilas andinas

desnudo el recuerdo de la calavera sombría

y en mí sobreviven las tripas cortadas de cuajo

y cada grito soy yo, cada mejilla nacida del grito

cada suspiro fatal y su patria de aguja

cada mujer, cada hombre

cada animal volteado en la vértebra dramática

todos y cada uno de ellos

y en todas partes la vida como un sol amargo

y yo, hinchado de colores

cierro las alas y duermo sobre la tristeza

***

 

UN DÍA VOLVERÉ A TUS OJOS

 

Un día volveré a tus ojos

y comenzaré de nuevo

volveré con un sonido hueco de metal

y sol mojado

buscaré entre los papeles del tiempo

tu cuerpo verde y tus cabellos de uva

te coronaré en silencio con mi boca

y con mis manos que no terminan

Volveré por ti y por tu sangre estrellada

viendo pasar la tarde como una sombra antigua

algo se romperá allá arriba y no seremos nosotros

algo se quemará de pronto con el eco de tus sábanas

Y volveré más vivo, más puro, más hambriento

y volveré volando y desgarrando plumas

todo lo haré por ti, todo en silencio

que hasta los gallos prolongarán la noche

cuando te vean desnuda

***

LLÉVAME

Llévame hacia el sur
de tus caderas
donde la humedad
envuelve los árboles
que brotan de tu cuerpo
Llévame a la tierra profunda
que asoma entre tus piernas
a ese pequeño norte de tus senos
Llévame al desierto frío
que amenaza tu boca
al desterrado oasis de tu ombligo
Llévame al oeste de aquellos pies
que fueron míos
de aquellas manos que encerraron
el mar y las montañas
Llévame a otros pueblos
con el primer beso
a la región interminable
de lengua y flores
a ese camino genital
a ese río de ceniza que derramas
Llévame a todas partes, amor
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante

***

SI FUERAS CALVA TAMBIÉN TE AMARÍA

 

Si fueras calva también te amaría

me volvería loco besando tu cabeza

tu pequeña luna dorada

Si fueras calva, oh si fueras calva

te llevaría por el río de la memoria

me sentaría junto al fuego de tus ojos callados

derramaría un cisne en medio de tu frente

Pero la larga y ciega cabellera

el largo aliento de cristal

la larga hebra de ceniza y polen que tú eres

todo lo que la vida se guarda para sí en tus cabellos

lo que la noche te roba en suspiros

todo lo que el color del éxtasis te lame

como en un vuelo relámpago

como en un sol prolongado

como en un juego de luces apiladas en tu cuello

todo eso, amor, y más arriba esta ola

esta corriente, este aire

este racimo de algas enjuagadas al viento

este cordón humano amontonado a ti

esta marea, este soplo

este susurro que me ata hasta las últimas raíces

y lo que nace, y lo que acaba

y lo que cae al gran abismo de tu sangre

lo que no ha sido escrito, amor, todo el misterio

porque en la sombra de tu pelo

yo me ahogo para siempre

***

 

 

PARA MAYOR SEGURIDAD

Vengan a ver mi poesía
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos
Hay poderosas vigas entre cada verso
hay listones apuntalando mis palabras
Y si la lluvia desea entrar
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor
***

LA OTRA

Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.
Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le daba
La Abuelita. Por lo que una mañana El Lobo le dijo: «Caperucita,
quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque;
ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú me digas
tus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes y esos
colmillos tan filudos, y yo, como un estúpido, responda que son
para oírte, olerte y verte mejor. No, Caperucita, lo nuestro ya
no tiene remedio». Entonces Caperucita, desconcertada por aquella
confesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensando en la
clase de mujer que había conquistado el corazón de su amante.
«Es ella, tiene que ser ella», repetía la niña, mientras buscaba
desesperadamente la casa de la anciana. «Abuelita», gritó al fin,
cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, «¿cómo
pudiste hacerme esto? tú, la amiga en quien yo más confiaba».
«Lo siento», dijo la otra, «nunca pensé quedar embarazada a mi edad,
y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,
él es un lobo responsable, que no dudó por un minuto en ofrecerme
matrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrás
que buscarte otro. Después de todo, no es este el único lobo
en el mundo, ¿o no?».

***

MI GATO QUIERE SER POETA

Mi gato quiere ser poeta
y para ello
revisa todos los días mis originales
y los libros que tengo en casa
Él cree que no me doy cuenta
es demasiado orgulloso
para dejar que le ayude
Lleva consigo unos borradores
en los que anota con cuidado
cada cosa que hago y que digo
Ayer no más, en uno de mis recitales
apareció de incógnito entre la gente
vestía camisa a cuadros
y mis viejos zapatos rojos
que no veía hace tiempo
Al terminar la función
se acercó con mi libro en la mano
quería que lo autografiara
y para ello me dio un nombre falso
un tal Silvestre Gatica
Yo le reconocí de inmediato
por sus grandes bigotes y su cola peluda
pero no dije nada
y preferí seguirle la corriente
Luego me deslizó bajo el brazo
uno de sus manuscritos
“Léalos cuando pueda, Maestro” me dijo
y se despidió entre elogios y parabienes
Y sucedió que anoche
y como no lograba dormir
levanté con desgano aquel obsequio
para darle una mirada
Era un poema de amor
un hermoso poema de amor
dedicado a Susana
la gatita siamés
que vivía a los pies del sitio
Parecía un texto perfecto
tenía fuerza y ritmo e imaginación
y todos los elementos necesarios
para decir que era un gran poema
y sin duda era un gran poema
un poema como pocas veces había leído
Entonces me entró la rabia
y la envidia y la cólera
y me pilló la madrugada
con el texto entre las manos
sin atreverme a romperlo
o hacerle correcciones
Que Dios me perdone por esto
pero no veo otra salida
mañana echaré mi gato a la calle
y publicaré el poema bajo mi nombre

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LA RAYA

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

Existe una raya, sí, una raya. Una raya entre la mitad visible de las gentes de un barrio de suburbio, las gentes sin estudios, gente sencilla y primaria, gente que ve la televisión, se distrae con los programas del corazón, con la repetida crónica rosa, con los programas basura. La otra gente es universitaria, académicamente ilustrada, va a las exposiciones, a las conferencias; veo a esas cabezas, la mayoría con gafas, y les digo, les digo en mi silencio que estoy entre la raya, aunque ellos esa raya la ven inexistente, ellos se rezagan de la manada de incultos y maleducados que les incomodan desde el silencio y la pasividad, se alejan borrando rayas, se van del todo de ese lumpen, se quedan en el lado de la raya, el cual les pertenece, el cual es solo de ellos, luchan contra el clasismo, aunque parecen ignorar que ellos son el mismo clasismo, en estado puro, en estado de verdad evidente. Estoy frente los dos lados de esa raya, entre las dos mitades. Una mitad cree que voy de predicador nocturno, que me creo más listo que ellos, que soy una especie de Testigo de Jehová mezclado con un burócrata venido a menos; la otra mitad me ve como a un extraterrestre curioso, un extranjero que no es de ninguna parte, un ser que no está en su respectivo lugar, como a un salvaje que se ha escapado de su cueva, de su hábitat natural, osease, un friki. Salto entre esas dos mitades, entro una y otra vez entre esos dos lados, dos vértices, dos mundos paralelos. En un lado de la raya están un matrimonio mayor ya, mirando la televisión, el hombre medio dormido, la mujer mirando la tele y comiendo fruta. También están un hombre que está y no está, está desesperado, preocupado, fuma y fuma sin parar, se muerde las uñas mientras que espera una noticia que le dé esperanza, que le saque de su tedio, que le rejuvenezca el suspiro, que le renueve el aliento, los minutos frente a él se difuminan desmayados como una aurora cansada, espera una explicación positiva, espera la confirmación que algunos esperan, espera la confirmación de su ingreso de parte de su médico psiquiatra; también está una chica maquillándose, pintándose el perfil de las pestañas con rimel, llorando, lagrimea cuando se pinta la comisura de los ojos, le acaban de mandar un msm, se limpia las lágrimas y se dispone a leerlo. En el otro lado de la raya hay una pareja en una conferencia, la conferencia está repleta de gente, la pareja mira y oye la conferencia, la conferencia es sobre el impacto de la Cultura 2.0 en la actualidad. Hablan de alta y baja cultura, raya entre todas las rayas. Escuchan al conferenciante; a decir verdad, él está medio dormido, incluso se le cae un hilo de baba espesa por la boca, ella está sosteniendo el móvil, está sosteniendo una cámara de fotos digital; en ese mismo lado de la raya también hay un pintor nervioso, no encuentra color para tanta negrura habitable en su interior, está perdido, está buscando la manera de dar color a su vida a través del Fotoshop, está tratando de lograr que su pintura entre en el reputado prestigio de un éxito que se le resiste, en realidad es algo mediocre, aunque él cree que es un genio aún por descubrir; también ahí hay otra chica maquillándose, se acaba de graduar en Historia del Arte, el arte está contaminado, los artistas materialistas intentan ganar dinero anteponiendo una retórica plagada de tecnicismos, demasiada tinta para tanta sencillez, demasiada verborrea para tanta simplicidad, pronto el arte será gratuito, lo saben ellos, lo saben todos. Se dice, contaminada de aburrimiento, se dice, mientras se maquilla, se dice, con la brutal sensación de haberse licenciado en nada, de que todo su esfuerzo ha sido en vano, vacía se maquilla.

La raya soy yo, yo soy esa raya. Esa raya que se peina en medio, o al lado, una cierta tendencia lo decide; también soy la raya del trasero que separa los glúteos, la raya de un aparcamiento, la raya de un mapa, la raya de cocaína, esa raya pequeña que se acaba deprisa, que se acaba deprisa y pide más, y pide otra, y otra, y otra. La raya que se pintan esas dos mujeres vacías en la comisura de los párpados, la raya de esperanza que el pintor busca entre imágenes de Fotoshop, anhelando, esperando, con cierta impaciencia traspasar la raya que lo separa del éxito, de la gloria, de la fama, de esa fama que no sabe a nada, de esa gloria que no pertenece a ningún sentimiento, es superflua, es ladina, es efímera, mientras él todavía cree que es lo único que le hará feliz; la raya del hombre expectante que vive en su mundo vacío frente a noticias que le dicen lo que él ya sabe, la raya que lo separa de la buena y la mala salud, la raya que divide su estado de ánimo simplemente por las noticias que vendrán; la raya que existe en el televisor, raya hecha de rayos catódicos, que dividen dos mitades y dos mundos paralelos, un programa cultural y el programa basura, la raya que sostienen estos dos seres adormilados, la raya entre sueño y realidad, una raya, una solitaria raya, una solitaria mitad frente a otra mitad solitaria. Una raya, una raya, una raya. Una raya contra una mitad vacía y detrás de esa mitad, una mitad hueca. Una raya, dos mitades. Una raya, dos verdades, una raya ante la soledad. Raya que separa la cultura de masas, la baja y la alta cultura, la raya de tiralíneas delator que excluye y separa con la eterna línea clasista. La raya en la que tropiezan los hombres. Raya invisible y eterna que no cambia y no pretende ser raya. Raya que empieza a ser otra, raya que cambia ahora. Raya. Raya. Raya que separa y une al mismo tiempo.
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POEMA DE ENRIQUE GRACIA TRINIDAD

 

UN LIBRO DE MAYAKOWSKY

EN LA MESILLA CON UN FONDO DE BLUES

Ha descolgado su teléfono

pero ya no es capaz de recordar el número preciso.

La cortina se mueve dulcemente,

cadera de bordados que acaricia la luz tras la ventana.

A lo lejos

suenan las voces de los niños

que el otoño conoce por sus nombres. Huele a lluvia tranquila.

Su mano izquierda ha conseguido

marcar el número imposible. Hacía tanto tiempo…

Un hilo de sirenas, como siempre,

va cosiendo la tarde

para que no le cuelguen los harapos,

para que la ciudad no se deshaga como un muñeco antiguo.

Los pitidos son largos y monótonos,

melancólico blues que se riza en los cables de la desesperanza.

La prensa de mañana contará muchas cosas,

disputas de políticos, nuevos descubrimientos,

los últimos apuros del banquero de moda, asuntos importantes;

pero no habrá entendido

que la noche es un pájaro lleno de certidumbre,

que de nuevo «la barca del amor

se estrelló sin remedio contra la vida cotidiana».

Nadie cogió el teléfono.

La tristeza quedó junto al balcón abierto como una enredadera.

En el húmedo asfalto, un reguero de sangre

va dibujando poco a poco

el silencio.

(Del libro “Crónicas del laberinto”)

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POEMAS DESPREVENIDOS

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

MIEDO AMARILLO

 

Le tengo un miedo interior, un miedo muy adentro,

a los reproches negros que todavía no se han dicho,

le tengo un miedo amarillo

a los proxenetas del café que tienen

la sonrisa de cartón-piedra, sonrisa meridional,

sonrisa dañina, sonrisa creciente y la mirada verde de sátira,

como la vegetal tragedia de los bosques cerrados,

como el asco que mira desde el escondite del niño;

le tengo un intenso miedo al cruce de calles,

a las ventanas entreabiertas, y al opaco de los ventanales

grandes, tapados, ocultos de ignorante ceguera

 de los bares que miran incompasivos la derrota,

con su tedio para afuera, desde adentro, para afuera;

le tengo miedo también a los buzos de la cloaca abandonada,

a los butaneros cansados de subir a mi ático por las escaleras,

a los inquietos suspiros, a los incómodos momentos incómodos,

les tengo miedo desde mi coartada de cemento,

desde mi habitación inhabitable, desde mi mujer abandonada,

desde mi semáforo en rojo, desde mi sorpresa de luz.

Oigo los pasos tibios del reloj de arena,

me persigue su mitad medio vacía y su mitad medio llena,

me acuesto en el filo afilado de las treguas que se tragan,

me levanto como un espantapájaros roto, podrido por la lluvia,

ante el olor contenido de las cocinas que preguntan por ti.

Soy un vocero que pregona ausencias en la oscuridad

y que teje su ruido desde la patria del olvido,

que sentencia su cuesta abajo a los alpinistas

con la amenaza que evoca al nadir que finge la chica del pozo,

resumo mi tenaz desacato, me hago miscelánea

en el soplete de verano que el matarife odia,

por que se apilan los cadáveres sedientos de voz

en el horizonte esquivo de los Adanes remotos, Adanes sin Eva.

Existe un mundo desde este mismo otro,

existe una mañana que huele su sacrificio,

ya no quiero seguir creyendo en lo mismo

por que en Edimburgo conocen presagiados el secreto de la flor,

esa flor desnuda que revienta de noche

y de buena se persigna ante un vacío que la monta por detrás;

los gritos, mis gritos vienen desde el miedo amarillo;

los niños olvidados se interesan por el pulso de los párpados,

una verdad de rodillas los busca por los sótanos prohibidos,

una gran verdad que los arrincona de cara a las ventanas tapiadas;

todos bajan por la avenida desmantelada,

la ciudad los engulle siniestra, mientras que en las oficinas

comentan su destino encaprichado en las nostalgias.

Pero ellos se hacen los ignorantes ignorados

dejándose caer en la sección de deportes, en sus rutinas grises.

Los Brokers se comen su sandwitch de seco logaritmo

y beben el zumo del plomo que se acomoda,

los samaritanos sueñan con cabezas motoras,

con seres que arrastran su inercia de grillos en una pared,

los samaritanos sueñan que viven sin el impulso

y que en las cajas de cobre se amontonan sus susurros de lata,

los samaritanos sienten traición en muros de (des)vergüenza,

y colorados devuelven la (des)vergüenza sin muro,

devuelven su (des)vergüenza esclava de lo nunca oído,

después de que la cabeza motora pregunte la hora

para que nadie pueda decirle si son la una o las tres.

(…)

Unos lo llaman voz del instinto, otros lo llaman

cuando no hay dos sin tres,

otros lo llaman locura y laberinto,

otros prefieren verlo sin quererlo ver.

EPÍLOGO

Soy la volteleta arriesgada de la golondrina

y soy el opio absorbido que busca decidido la sangre,

soy el niño con miedo al guardián del parque,

y soy la mañana furtiva que desperada renace.

No quiero creer que para nada sirve un sacrificio en la tarde,

no quiero vivir para ser una historia triste,

se comen los miedos la alegría de los tinteros,

se acaban las ilusiones al unísono con la verdad.

Miénteme entre dulces mentiras que yo soy agua y barro,

miénteme por que ahora tengo la esperanza en el río.

  Y ese río baja ciego de ruido de agua que no se detiene.

***

CONTRA-CINEMATOGRÁFICO

 

Existen personas apartadas del modo,

Mundo aparte entre princesas y divas,

Inmundo desprecio entre lodo y yodo,

Mundo lejano aunque no lo percibas,

Crepúsculo y otoño, flor o cogollo,

Existen películas que reflejan nocivas

Una mota de polvo en un ojo por ojo,

La cinematografía es una bonita mentira,

Fotograma sospechoso, juguete roto,

Soldadito de plomo, escenario o tarima,

Mentira consentida, sobreactuado doblo,

¿Qué tiene que ver esta vida aburrida

con el romántico mundo de este otro?

  ¿Tiene que ver tu película preferida

y ese falsario riesgo que yo adoro

con la verdadera ruina (des)merecida

y el afán por poner al personaje apodo?

Fui príncipe y me pegaron el SIDA,

Yo fui un feo sapo y cambié de rostro,

Yo del paraíso pasé a mejor vida,

Tú quisiste comértelo de una vez todo,

Él se conforma con la nariz torcida,

Ella piensa que es un estorbo,

Ellos tienen vida mala, pero unida,

A él le gusta el vicio, el mero morbo,

Ese borracho vive para su bebida,

A los otros solo les interesa lo otro,

Ese se cargó el jerifalte, la directiva,

La secretaría; aunque tenía buen fondo,

Para ese la droga es todo en su vida,

El otro se pregunta, ¿la quito o la pongo?

Hay alguien que se va hacia su deriva,

Hay quien sufre por este mundo loco,

Existen bellezas con tendencia suicida,

Existen fracasos que con goma borro,

Existe quien cambia, quien se cuida,

Quien por su histeria lo desconozco,

Los hay que a marcianos esquivan,

Los hay que se apuntan a un coro,

Los hay a los que les va la grifa,

Los hay a los que les va el costo,

Los hay que no conocen buena vida,

Los hay que quieren ser otros,

Los hay que se acuestan de amanecida,

También hay quien se levanta pronto,

¿Conoces a alguien que no decida?

¿O que no decida por sí solo?

Los hay que temen a la despedida,

Hay quien jamás tuvo en la vida apoyo,

Existen personas que dan solo grima,

Quien resiste su vida poro a poro,

Los hay que temen hasta la risa,

Los hay que de risas se toman su poco,

Hay quien ve en todo un gran cisma,

Los hay que discrepan del poema tonto,

Hay quien se lanza, quien se rila,

Del metraje largo hasta el metraje corto,

Una película cuenta una mentira,

Cuenta un amor, un asesinato, un robo,

Pero es la fantasía de los que sin vida

Encuentran un bendito placer en otro,

Elige la mentira a quien nos mira, 

Purpurina a purpurina, plano del rostro,

Fotograma a fotograma, actor o plastilina,

 Elige mi retina lo que desconozco,

Elige mi ego y la película convida,

Elige mi interior ser un rato otro, otro.

***

 

ODA PARA MI PSIQUIATRA

 

A Josep Moya Ollé, testigo de mis tormentos

y de mis obsesiones, de mis paranoias y de mis palabras.

 

Mi psiquiatra es la esperanza que yo visito

Cada cierto tiempo, de vez en cuando,

Es la piedad, la compasión, el tercer grado,

Es la pauta que mantiene a mi equilibrio,

Es la pregunta que rastrea la vegetal raíz,

Es el pulso de sus párpados, corazón de paloma,

Es oasis en la tormenta, quietud de doble filo.

Contempla mi historia desde cada síntoma,

 Analiza el cobre de los impulsos que duelen

Y los contrarresta con el estaño caliente,

Mi psiquiatra es tranquilo y pausado,

Suspira su ansiedad en las zonas comunes,

Prefiere no ser capitán de ningún barco:

Marfil feble que absorbe mil debacles frías,

Pez que recuerda mi ausencia y mi presencia.

No te miro a los ojos por que me miro,

No, porque me veo, no, porque me encuentro.

Conoce la tempestad que doy a mi frente,

Mi mosca encerrada en un vaso del revés.

Ha visto muchas veces el agua sucia

Que corre decidida hacia todas las cloacas,

Percibe los acertijos y todas las adivinanzas,

Sabe del triste pájaro y del azúcar apolillada,

Se muestra como un amigo en la distancia,

Respeto su autoridad y curación de antesala,

Elige quién no muere entre los alfileres

Y quién no necesita de su mágica sabiduría,

 da consejos para evitar la hinchada sombra,

Escribe resúmenes sobre tedios con miseria,

Evita el bostezo en las auroras cansadas,

Se cae exhausto en el minuto solitario,

Se duerme entre rutinas que espesas le giran.

Es amo de mis realidades con abrigo,

Que desnudas ante él buscan su consuelo.

Se escapa del hombre de los rayos x,

Se escapa triunfante de fantasmas sombríos,

Se esconde de semi-dioses tirados al mar,

Vence batallas ante los diablos de espuma,

Y se bate en duelo contra los Napoleones,

Se aniquila su pregunta entre el sí y el no,

Es mi súper-héroe, es mi ejemplo imposible,

Mi ángel de bata blanca, mi guardián de luz,

Lucha para el orbe arrodillado, para el ego

Sometido, contra el decimonónico diagnóstico.

Conoce el vértigo urbano del estrés moderno,

Conoce la epidemia de cascabeles vacíos,

Conoce la incógnita de la sinrazón, y del hallazgo

Su viva contradicción, conoce los miedos

Ante las calles que escupen, los miedos que pisan

Las carencias de flor inmadurada,

Conoce las noches de atada carne amoratada,

Conoce prisiones en el cielo abierto,

Y hasta libertades encerradas en un puño,

Y hasta libertades debajo de un zapato,

Conoce tragedias y comedias a ras de suelo,

Conoce laberintos de agua, y muros ante el viento,

Tiene indicios de que la primavera existe

Pero prefiere no saber dónde tuvo lugar,

Prefiere la imprevista pertinencia

A la pregunta conocida, prefiere el arte

Del conocimiento a la enajenada respuesta.

Yo ante él me inspiro desde mi soledad gris,

Con él me indago hallándome deprisa,

Presumo de tener un amigo distinguido

Ante vecinas que saben de mis malas compañías,

Con él encuentro lo que yo no sé darme,

Y evito la putrefacta idea que llama a mi puerta.

Corre con él un río de tinta entre la fórmula,

De él esperan un pseudo-milagro sin esperanza,

Su conferencia es un pacto entre el espejo

Y la blanca pizarra, y entre la ilustrativa esencia

Y el antiguo árbol de la ciencia que indaga.

Resume mi mes con porfiado sosiego

Y encuentra gnomos correteando los rincones,

Aunque estos son enormes en su total soledad.

***

 

-OFF EVOLUTION-

BROADWAY OF THE FUTURE

 

Este mundo es un escenario,

Primero actuaron los dinosaurios,

[Luego-Después: Entreacto de óbito hacia

una hibernación como un telón de hielo.]

Después actuó el hombre de las cavernas,

Vinieron tribus, comunas, sociedades,

Ahora actúa solo el individuo.

Su escenario es la total soledad compartida.

Los extraterrestres son espontáneos,

El argumento será mera pluralidad.

Los robots cuidarán de nuestros viejos,

Macedonia de chatarra y gente rara,

Turismo espacial, nuevas costumbres,

Código Morse por Internet,

La infra-cultura expandirá sus artes,

Borrachera de cosmonautas a los que

No les sienta muy bien el güisqui.

***

 

FUMAR FRENTE A UN VENTILADOR

 

Recuerdos como humo que se escapa, que se enajena,

Recuerdo el día en que ganó España el Mundial,

Justo cuando Casillas iba a levantar la copa

Se fue la luz en toda la barriada,

Mi padre dijo: ¡Boicot! ¡Esto es un Boicot!

Boicot del aire que suspira su física boicoteado,

Boicot del viento artificial que nada boicotea,

Pienso yo. Boicoteándome el aliento.

Fumar frente a un ventilador

es algo contradictorio; sabes que el cigarrillo

se consume más deprisa, la ceniza se te cae,

fumar se convierte en algo incómodo,

pero no te apartas del ventilador,

 no puedes ni tan siquiera apagarlo,

hace calor y cuando te alejas de él sudas,

el ventilador da vueltas y más vueltas

y todo a tu alrededor está súper-quieto.

Vueltas y más vueltas: ¡Boicot! ¡Esto es un Boicot!

Y los suspiros no son nada, se dispersan como el humo,

Aterrados, confusos, humo apresurado,

Humo que huye sin pedir ni siquiera permiso:

Justo cuando Casillas levantaba la copa del Mundo

vino otra vez la luz a la barriada, mi padre entonces dijo:

¡Somos campeones del Mundo! ¡Somos campeones!

Yo, mientras daba una infinita calada a mi cigarrillo,

expulsaba aquel humo mimetizado en un gran suspiro.

La rutina frente al ventilador aireaba otro verano más.

Boicot para los vencedores, humo para los vencidos.

    El mundo sigue siendo una sorpresa.

***

 

PURPURINA

 

Habito parajes de inquina,

Suavizo refugios sin darla,

No puedo vivir sin purpurina,

Maquillo la noche en mi cara.

Huyo de toda pamplina,

Remuevo páramos sin entraña,

Bailo en puntas de espina,

    Escapo de párpados sin infancia,

Dejé la fe en una papelina,

Mi equilibrio plomizo se escapa,

Se esconde tras esa esquina

Donde la esperanza se acaba,

Esquivo el horizonte con ruina

Pero el fracaso me atrapa,

No puedo vivir sin purpurina,

Maquillo una aurora incauta.

Ninguna corte es divina,

La compañía parece obligada,

La cobardía es toda ladina

Y otra ilusión pinta calva,

Mi sonrisa a veces termina,

Me maquillo porque me da la gana,

Mi oropel se difumina,

Mi vicio por brillos no es nada,

Rompo el silencio y patina

La desfachatez del agua,

Devuelve desprecio y maquina

Un ensayo que evite la racha,

No puedo vivir sin purpurina

Y sin la tregua que vendrá mañana,

Me venden allí la rutina,

Con altas dosis de patraña,

Viene ella crápula y margina

Fina tregua que se da sin darla,

Calle mojada es su vagina,

Rompe un gemido y se empapa,

No puedo vivir sin purpurina,

Soy fracasado abril de realidad rara.

***

 

NEVERLAND OF A OUTSIDER

(La Última Patria de un Marginal)

 

Me iré de mi infancia con un silencio lento

e imperceptible como cuando crece un árbol

y ya crecido le insertan un columpio.

Enseñaré mis arrugas al sol del invierno

y cambiaré mis pasos garbosos por cachaza

que llega, aunque casi llegue inusitada.

Trataré siempre de ser quien fui,

buscaré aquellas maneras que les evocaron

paraísos artificiales, alegres y luminosos,

trataré de encontrar nombres frente a tantas cosas,

evidenciaré mi vejez entre mis mejores noches

y prohibiré prohibir a los moralistas que persigan

los abrazos vivos en los rincones a media luz.

Tendré la osadía de abandonar lo que fui,

siempre y cuando no haga ningún daño a nadie,

aunque no se me permita ser lo otro,

que es lo que quisiera, ahora y siempre

estará fuera de lugar, y muy lejos de mi alcance;

seré cosecha dichosa, antes que precaria sal,

intentaré florecer frente al bochorno

para que mis semejantes estén a gusto conmigo,

brotará rocío en mi frescura como una sonrisa

que se concede generosa ante la vida.

Seré camino que conduce hacia todas las dichas

si la dicha es aquello que los demás pretenden.

Andaré aprendiendo, pues somos andando,

aprenderé siendo, pues somos lo vivido,

viviré sintiendo, si nunca olvidamos lo sufrido,

prefiero ser física de agua y materia orgánica

antes que ser vacío y nada, ser adimensional aire.

Vive para vivir, cuenta para existir.

Mi antecedente será siempre éste.

 

***

 

EL FANTASMA SE VA

 

Le digo al fantasma que habita conmigo

que se quede, que no se vaya,

Al fantasma de mi soledad

le digo que no sea tonto y se quede,

no utilizo el por favor,

pero le digo que no sea tonto,

Por que, ¿adónde se va a ir?

Si ya estamos totalmente compenetrados,

además, con lo cara que está la vivienda

en este país de especuladores…  

***

 

UN PUNTO Y APARTE

 

De jóvenes creemos que la muerte

no nos tocará,

ella, con sus manos inclementes,

con su dedo propiciatorio

apunta sentenciando nueva oscuridad.

De jóvenes nos creemos altivos,

tocados por la inmortalidad,

soberbios como prepotentes.

A mediana edad comprendemos

lo equivocados que estuvimos,

encontramos a la decadencia

sentada en la puerta

de nuestras vanidades diluidas.

Ya de ancianos vemos la muerte,

con su negrura abismal,

ella incompasiva nos evocará la vida

que tuvimos antes,

nosotros ya no seremos los mismos.

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ESPERANDO UN BESO

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

SENTIMENTALIDAD INGENUA

(con cierto sinsentido común)

 

¿Por qué no os vais todos a casa?

Iros todos, iros, marchaos.

Dejad que mi mujer descanse

Entre los otoños que se alejan cegados,

Entre los sofás que buscan su desmayo,

Entre los algodones que delatan la negrura,

Frente a los soles que se exilian

de la razón y de la lógica aburrida,

Ante los cócteles que se mezclan

contra la mecánica sombra que los crea.

Venís aquí a hincharos de pitanza,

Comida hecha por unas manos,

Unas manos cansadas de ser manos.

Venís a engullir su primer minuto,

Su inocencia perdida, su cansancio.

Necios e insaciables comilones,

Hartaos de su sazón difuminada,

Bebed de su sorbo de mar encerrada,

Tragad su sudor y su entremés manipulado,

Haced vuestro piscolabis ignorando

aquellos resoplidos dormidos que calla.

Llenad la andorga tras su esfuerzo,

Refrescaos con el sinsentido que ella

Guarda en las neveras, sentid la nada

Que brota de vuestro inocente consumo,

Cortad su tropiezo con los dientes.

Marchaos a vuestra casa y cenad,

Cenad en vuestra mesa de errores,

Comed de vuestra infamia sin cubiertos,

Marchaos, por favor.

Iros a vuestra oscuridad sin luna,

Volved a la incógnita que da vuestra presencia,

Mirad vuestra silueta engordada

Con los mangos de grasa que ella nutre.

Os merecéis todo aquello que coméis,

Cantad la siesta en el ayuno,

Nutríos con el reloj que ella mira sin parar

y con la esperanza que llega a su deshora,

Dormid saciados vuestro sueño cómodo;

Unos quieren el pan sin gluten,

Otros lo prefieren con buen Ibérico,

Otros sólo comen el magro del jamón,

Existen otros que lo quieren con tomate,

Hombres casi todos con un pan bajo el brazo

Disfrutáis del ocio tras el encierro de otro.

Marchaos y sed solidarios

con mi tragedia, con mi frustración,

Sed solidarios con mi enclaustrada

Derrota sin dinero, con mi ahogo,

Comed, comed, comed desde la nube,

Yo saciaré mi agosto en short

y con bebida helada, con duchas

y espesura atediada, con zeros

como hielos, con sudor y televisión,

con la ilusión de puro autoengaño

de poder volver de las vacaciones,

con la esperanza en la espera

a que salga del trabajo y darle un beso.

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SELECCIÓN DE POEMAS

Por Francisco Jesús Muñoz Soler

(De su antología publicada en Perú: Una flor erguida)

 

Francisco de Quevedo

 

Si tus vitrinas no guardaron trofeos,

si tu alacena no rebosó de viandas

ni en tu finca nunca se sembró librea

no fue por ciego error de lo vivido.

Si conociste las reclusiones y el destierro

las burlas, la sátira y la malicia

de tus contemporáneos fue por algo más

que por la sucesión de deseos,

porque si a ti llegó el desprecio

arrobas de pobreza y quintales de llanto

te quitaron la imaginación en el ocio

y te creíste de la riqueza esclavo, ¡Yo digo!,

que nazcan muchos esclavos de tu condición

cuya sola riqueza sea ser Quevedo.

(Si me hubieran los miedos sucedido

como me sucedieron los deseos,

los que son llantos hoy fueran trofeos,

¡mirad el ciego error en que he vivido.

Perdí con el desprecio y la pobreza,

la paz y el ocio, el sueño, amedrentado,

se fue en esclavitud de la riqueza)

***

 

Todo pasa como un sol entre tinieblas

Todo pasa como un sol entre tinieblas

lleno de residuos de amor y deseo,

de insatisfechos deseos, hijos lúdicos

de nuestra fe y nuestra zozobra.

Todo pasa tan próximo y tan lejano,

infrenable, sólo quedan algunos enervantes

instantes que sacudieron nuestro semblante

sensaciones de vida que llenan nuestros recuerdos.

Lo perverso de nuestra existencia

es la contradicción que prima a la vez

las fuentes de nuestro placer

y nuestras dolorosas angustias.

Porque lo hermoso de la vida

es que cada instante es irrepetible

cada acción es un paso hacia la muerte

un sorbo de placer sin retorno y desdicha.

De El sentido de ser, 1986

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2º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

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2º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

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NEVANDO EN LA GUINEA

Nº XLVI de la 2ª Etapa/ 01-08-2010

 

EDITORIAL XLVI

Fútbol, el espectáculo global

 

Si hay un fenómeno global en nuestros días, sin duda es el fútbol. Apenas algún rincón realmente aislado, muy contados ahora mismo en el mundo, escapan a la fascinación por este espectáculo transmitido por todos los medios. La literatura se ha acercado al mismo de un modo tímido hasta el momento, aunque qué duda cabe que este deporte posee rasgos a partir de los cuales se puede escribir buenos relatos. No obstante, es un fenómeno social de enorme alcance y con simbolismo profundo. Se ha convertido en el espectáculo por excelencia. Algunos miembros de esta revista hemos podido experimentarlo en algún viaje lejos de Europa, a algún lugar que creíamos al margen de los grandes eventos europeos, donde se nos explicaba a la perfección los componentes de la liga española de fútbol, una de las más apreciadas a tenor de la expectación que despierta.

Este último mes de Julio el Campeonato Mundial de Fútbol ha despertado furor. Millones de personas lo han contemplado por televisión, por internet o lo han escuchado por la radio. Se ha vibrado con los partidos y con las anécdotas que han rodeado a los equipos nacionales que han acudido a África del Sur. Por cierto, el continente africano ha acogido por primera vez un campeonato del mundo y el éxito ha sido absoluto, lo que para nosotros ya es de por sí un hecho importante: por fin se ha roto la tendencia a que todo lo que nos llega de África sean noticias terribles de hambrunas, crisis, violencia y desesperación. África ha mostrado una vez más que posee una realidad diferente a la que se impone en los medios de comunicación y que es capaz de organizar acontecimientos importantes con eficacia.

Los que disfrutan de este deporte han podido gozar del juego de los equipos presentes. Reconocemos que, aun cuando todos no somos aquí aficionados al llamado deporte rey, el fútbol puede ofrecer el atractivo de un juego en equipo donde cada uno de sus miembros ha de poner de su parte para que el equipo, de un modo coordinado, pueda ganar y en la mayoría de las veces impera las buenas formas, una caballerosidad que en ocasiones tiene algo de épico, toda una ética de compañerismo y esfuerzo.

 No obstante, este deporte tampoco escapa a un sistema económico voraz que lo dosifica todo y hace que todo dependa finalmente de los beneficios y la rentabilidad, un sistema donde se prima el dinero, lo comercial. La ambición ha convertido el fútbol en una actividad agobiante, excesivamente presente en los medios de comunicación y que conlleva largas discusiones sobre cláusulas, primas, pagas, compras, ingresos por publicidad o por imagen y un largo etcétera. Hay quien utiliza el fútbol y todo lo que le rodea como palanca de una actividad económica o política. Lo hemos visto en España incluso ahora, cuando el presidente saliente del Fútbol Club Barcelona, uno de los equipos más alabados del planeta, se ha lanzado a la política activa una vez abandonada la presidencia. 

La ambición y los gastos excesivos han provocado que se hayan montado un sinfín de ligas, copas, campeonatos, premios, encuentros, partidos amistosos y otros eventos, todo ello para aumentar los ingresos que genera la publicidad, hemos pasado de los fines de semana futboleros a tener uno o más partidos de fútbol todos los días de la semana, todos ellos televisados y debatidos, sus incidencias repetidas y examinadas una y mil veces en cientos de programas y medios escritos. Las altas primas que se pagan a jugadores y directivos, junto a un aumento de beneficios, pueden matar a la gallina de los huevos de oro. Sobre todo porque con ello acaba matando lo que debería importar más, el juego y las reglas modélicas que han de regir a los equipos, esa épica de la que hablábamos y que convierte este deporte en todo un acontecimiento social de enorme envergadura.

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MONÓLOGO SOBRE LOS FRÍOS MAPAS

(COSA DE CHARNEGOS)

 

Los mapas tienen la culpa de que los hombres

sean tan ciegos y tan miserables,

se marcan los hemisferios con líneas,

se lindan los límites de las ciudades oscuras,

se encuadran las constelaciones,

se pintan contornos en los aparcamientos,

se exilian las lágrimas en las comisuras,

se hacen furtivos los besos en el ombligo,

los aviones siguen un torpe cuadrante de instinto,

se desheredan a los hijos de la tierra

y todo esfuerzo es en vano, y todo para

que se coman la pulpa los gusanos del azar

y las moscas golosas que engordan su tragedia.

Ahora quieres la independencia.

Antes no te importaba pertenecer

a España, a esta cruel España; sí, antes no,

antes cuando aquel antepasado tuyo

vivía con la conciencia tranquila

 siendo negrero en una plantación de azúcar de caña

en Camagüey, y comulgaba con látigo

y espuela, y comulgaba con negros en el establo.

Se olvidan demasiado que el hombre

es hombre y nada más.

Cuando en l.921 gozaba tu familia reputada

de un negocio textil floreciente en Terrassa,

todo se fue al garete cuando los nacionales entraron.

¿Y tanto esfuerzo para qué?

Tus familiares que eran burgueses de Liceo

y casino-club, de domingo con cura presidiendo su mesa.

Todo bajo el servicio de una moza de cría andaluza,

de un chofer murciano, de un masovero extremeño,

de un maestro gallego, de un guarda-jurado asturiano,

y tú, dependiente de todos y patrón de todos ellos,

no preguntaron sobre raigambre alguna

cuando al lado de sus sepulturas floreció la trufa dormida,

pues la misma tierra que a ellos les cubre

a ti te cubrirá la mortaja,

tierra inocente y catalana, inútiles serán tus consignas,

inútiles serán ya las plegarias,

aquellas que en vida no se dieron

y que muertos ya para nada servirán.

¿Y todo esfuerzo tan inmenso para qué?

Tierra que ha de sellar los ojos cerrados para siempre

con el silencio de la piedra que ahoga a la tierra,

Tierra por la que pelean los hombres

con sus manos cansadas, Tierra que han de pisar los pies

que no conocen aurora abierta ni los yermos reposos.

Ni tú, ni yo conocemos el palo diestro de patrón,

ni el ayuno matutino, ni el trabajo en la niñez,

 ni el abuso del señorito, ni lo que es pasar necesidad.

¿Y tanto esfuerzo para qué?

¿De qué alegría orgullosos podremos presumir?

Ahora quieres la independencia.

Malditas sean las lindes y las fronteras,

los metros cuadrados y los páramos dóciles,

el alambre de espino, y las custodias con plomo,

los gritos que preceden a las guerras consentidas,

malditos sean los distinguidos apellidos

 y los antiguos blasones,

las familias que de viejas bostezan su orgullo,

las banderas con su símbolo incierto,

y la historia que es una medio verdad ignorada.

Quizá puede que agradezcan a las patrias la vocación

de ser muchas veces una puta, una puta utilizada,

 donde amasan su patrimonio todos aquellos

que creen en una causa sin tregua

y en la interesada ley del mínimo esfuerzo,

y quizá, esa llaga sesgada, ese sudor del cual se burlan,

quizá se lo deban

a la negrura de mujeres de luto que corren apresuradas

a refugiarse de un bombardeo,

a la calamidad de huérfanos de patria

que emigran desde el sur hacia un norte de tierra llovida,

al reproche enemigo de esa triste España

que llora sus muertos entre las dos mitades que llegaron tarde,

España tuya, España tuya, España tuya,

y de la que tú ahora reniegas. Tú, como un hijo pródigo

que en pos de un egoísmo generacional,

reniegas de una Vieja Castilla que asume muralla en el aire.

¿Y tanto esfuerzo desde antaño para qué?

¿Quién nos velará en la noche cuando nos digan

 que ya no nos necesitan?

¿En qué desguace agonizan los trenes

que un día nos trajeron?

¿Y tanto esfuerzo para adónde? ¿Para adónde?

Tu grito de independencia es exigencia

de que otro negocio resurja desde la barbarie.

Vida holgada y acomodada del independentista.

Exige otro negocio de ella, prostitúyela,

y olvídate de los que patria no conocen,

por que se la dejaron toda en la tuya.

Exige y olvídate. Exige y olvídate.

 Olvídate de negros esclavos, olvídate de banca-rotas,

olvídate de fusilados, olvídate de damas de cría,

olvídate de las raíces desnudas, de las cosechas que se pudren,

olvídate de los maceteros rotos,

y de los árboles arrancados por la tramontana,

olvídate de Españas y de Castillas,

de los que en tu patria se dejaron la carne,

olvídate, ya que el olvido es un pasado con recuerdos vacíos,

 sin nada de lo que avergonzarse todavía,

sin nada de qué lamentarse en un futuro.

Y ése no sé si será tu caso, amigo mío. Olvídate.

Por Cecilio Olivero Muñoz

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El Empleado Modélico

 

         Treinta años, se dice rápido, treinta años que te pasaste aportando siempre lo mismo: puntualidad, disponibilidad, atención, profesionalidad, nunca un error ni una incidencia, nunca nada que se te pudiera reprochar, ni tampoco pediste nada, en ningún momento, nada en absoluto, ni una subida más allá de lo contemplado, ni siquiera un favor. Eras, y así te lo habían dicho más de una vez, un empleado modélico, te ponían como ejemplo y te alegraba, te llenaba de orgullo porque tú habías puesto de tu parte para cumplir, habías incluso sacrificado tu vida misma, tu vida privada por ejemplo, en beneficio de tu trabajo. Sólo había que verte, pulcro, te preparabas dos horas antes de la hora de entrada, llevabas una vida ordenada, nada fuera de control, cinco minutos antes salías del café junto al edificio, subías y justo a las ocho, ni un minuto antes ni uno después, te sentabas a tu mesa y te ponías a tus papeles. Nada te despistaba, ni siquiera esperabas una llamada inoportuna porque lo dabas todo para la empresa y preferiste incluso tu soltería, ya me satisface mi trabajo, pensarías sin duda si es que tomaste de un modo consciente la decisión de mantenerte soltero en beneficio de tu empleo, para que nada, de este modo, ni preocupaciones ni angustias, pudiera entorpecer tu labor cotidiana y poder aportar así lo mejor de ti mismo. Incluso cuando decidieron colocarte el ordenador te reciclaste con corrección y no poco esmero y diligencia para entender los mecanismos del aparato, que a ti te pilló tarde esto de las nuevas tecnologías.

         Amable y educado, nadie escuchó de ti una palabra más alta que otra, un grito, un comentario fuera de tono, un desplante. Hombre más discreto no lo hay ni lo habrá, se decía no sin exageración.

         Pero de pronto te lo soltaron tal cual: las necesidades del trabajo, la nueva organización de la empresa. Cuando te llamaron esperaste un reconocimiento, el anuncio de un premio, de una mención especial, treinta años como empleado perfecto, se dice fácil, pero se logra con tesón y disciplina, por fin me ascienden, pensaste mientras subías a la tercera planta, por fin lo reconocían, ya habían tardado lo suyo, ciertamente, aunque no dijiste nada, nunca, seguiste cumpliendo con tu labor, sea cual fuera la actitud de tus superiores, lo importante es la conciencia, la tuya, siempre limpia, te repetías una y mil veces, pero ahora tenías para ti que ahora llegaba tu momento.

– ¿Cómo dice? -Preguntaste aturdido.

– Lo siento.

         Descenso de categoría y de sueldo. La alternativa era una jubilación anticipada porque las cosas no iban bien.

– Espero que lo considere. -le dijo el señor Lapuig, casi en un tono como si le perdonara la vida, o de este modo lo entendiste- Cualquiera de las dos opciones nos parecerá correcta, usted decide.

         Te levantaste porque tu interlocutor se mantuvo callado, dejando claro que la conversación había terminado. Incluso se puso a mirar unos papeles antes de que te movieras de tu silla, como si ya diera por hecho que no ibas a decir nada, que ibas a permanecer callado, como siempre lo estuviste, como de hecho te quedaste, ciertamente, y te levantaste, en efecto, y apenas murmuraste un buenas tardes, tímido, un tanto timorato, apenas perceptible. Bajaste a tu planta, regresaste a tu mesa y te pusiste a trabajar, como siempre, como si nada hubiera sucedido, como si tu interior no bullera como una olla a punto de estallar. Nadie vio en ti nada que llamara la atención, ni siquiera notaron una mayor palidez o un rictus de molestia, de desagrado o de angustia. Claro que quien se fijase lo hubiera detectado, había un cierto cambio en la mirada, los ojos enrojecidos, una cierta expresión como de enfado o de humillación, aunque con toda probabilidad difícil de reconocer por todos porque en treinta años nunca te enfadaste o no lo expresaste de un modo evidente.

         En un momento en que elevaste la mirada de tus papeles, quién sabe si con el ánimo de buscar un alivio fuera de tu mesa, viste al director general. Pasaba por el pasillo, se detuvo a saludar a un consejero. Sonreían amables, tranquilos, la vida sigue, parecían indicar con total descaro, la vida sigue a pesar de tus treinta años y la decisión de reducirte el empleo o echarte a la calle para que jugaras a la petanca con la misma diligencia con que habías trabajado hasta ese momento.

         No sabemos qué mecanismo se desencadenó dentro de ti. Te levantaste con el libro de registros sujeto entre las manos y de pronto se lo lanzaste al director general, directo a su distinguida cabeza, acertaste de lleno, se hizo un silencio áspero, tremendo, como si el tiempo se detuviera en ese instante o el mundo se acabara de pronto, el libro se cayó al suelo mientras en la frente del director general se abría una brecha de la que brotaba la sangre a borbotones. El consejero, aterrado, agarró a su superior con rapidez para sacarlo de la sala al tiempo que dos o tres empleados, desconcertados, no menos espantados, te sujetaron con fuerza e impidieron que siguieras lanzando cualquier de los objetos que tenías a mano sobre tu mesa, que no eran pocos.

Juan A. Herrero Díez

 

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DAMOS PASO A LA PUBLICIDAD

 

Ayuno y saciedad con las que soñar de nuevo,

sociedad de consumo, capitalismo salvaje,

 magia de plástico para nuestras comodidades

y capricho eléctrico que se desnuda de nuevo,

espejo y escaparate que nos refleja del revés.

Tribuna visceral de todas las santidades,

pasarela de mentiras, todas consentidas;

te encuentro en cada anuncio televisivo,

te hallo en los anuncios de supermercado,

me pierdo en tu pelo

cuando veo un anuncio de champú,

busco nuestro temido porqué

en el eslogan más original.

En las galletas María recuerdo tu ahorro,

pues comprabas blancas marcas

que se parecían pero dejaban mucho qué desear;

en la margarina Tulipán veo tu desayuno,

tu célibe desayuno, tu migado ayuno,

mi triste despertar;

en el arroz Nomen tu paella de domingo,

tu domingo, mi domingo, mi triste domingar;

en los anuncios de perfume

te recuerdo recién duchada y muy contenta,

eso, eso, tú contenta, yo contento, algo que contentar;

en el anuncio de Ariel está mi negrura,

pues el blanco de las sábanas

se confunde con lo oscuro de mi vida litigada,

mi negrura litigada, mis sábanas sin ti.

En los anuncios de lavavajillas pierdo el norte,

  en el anuncio de conservas me pudro,

en el anuncio de Mastercard te me haces imposible,

te vuelvo a encontrar en el de Colacao,

pero exiges tu propio cielo

cuando vuelas tranquila en el anuncio de Iberia,

eso, eso, volar, buscar otro cielo, otro cielo

aunque sea gris;

frases rimadas que recordar en el futuro,

canciones pegadizas que se tararean sin remedio,

spot televisivo que pregona algún milagro,

te quiero desde mi televisión;

me rompe el corazón el anuncio de Durex,

también el de Duracell,

necesito de vida alcalina y sin descanso amar;

el anuncio de Vodafone me asemeja a ti,

pero renuncio a nuestro parecido

cuando veo el de Movistar insinuándome su tarifa plana.

Brillo de marcas y de proyectos con fundamento,

economía de mercado, libre mercado con celulitis,

trajes en el Corte Inglés

y corbatas de seda para ahorcar la infamia del individuo.

A voces te llamo cuando veo tu suerte

en los anuncios de confort y vida blanda,

vida fácil de tragar como la de los potitos Nutribén,

vida en pareja, familia feliz,

familia sonriente pero con una tiniebla escondida,

una mentira preciosa que nos invita al sueño dorado,

¡¡Miénteme con tus anuncios, caja tonta!!

Miénteme que quiero ser mentido una vez más.

Consumo el oropel de tus promesas

en las farmacias listas para sanar mi exterminio.

Sobremesa en el bienestar,

sociedad del bienestar, producto en el que estar,

mundo que rueda por que piedra que corre

no cría moho.

Te veo en el comercial más sincero

y dejas en el McDonalds mis esperanzas de volver;

te recuerdo conmigo mezclando bebidas espirituosas

con Coca-cola burbujeante, negra, y siempre igual,

la chispa de la vida unida al rugir de las tripas,

son una rutina y una simbiosis perfecta.

Como tú y yo cuando nos queríamos.

Preludio estupefacto en los envoltorios abiertos

y en las preguntas marchitas que nadie nos quiere contestar.

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR ENRIQUE GRACIA TRINIDAD

 

 

 

TOME EL TESTIGO QUIEN LO QUIERA

Era mi oficio despertar cansado, evitar que la sangre oxidara los bajos de las puertas. Cuidar de las esquinas donde el polvo convive con la araña.

Era mi oficio permitir que el aire se mantuviese respirable, aun teñido de sombra y de perfume amargo, de azafrán engañoso, de gritos de mujeres protestando por el aliento de la vida.

Maldito oficio este de contar los muertos que hacen cola en la augusta oficina del olvido, junto a las máquinas de la melancolía, que ya no tejen ni fabrican ruido.

Era mi oficio, sí, tarea innoble y dura, malpagada, repleta de rumor y de chocar de jarras de cerveza ya vacías. Trabajo miserable, cercano a las bisagras, siempre al lado de los embarcaderos solitarios, de los pueblos nocturnos que abandona la vida.

Un oficio sin causa necesaria, tan repleto de cáscaras vacías, de ceniza aún caliente y de quejidos, tan necesario y tan inútil, tan extraño.

 

Oficio indeseable, vecino de pendencias y alborotos, proclive a la masacre, residente en las cajas de zapatos donde el odio se anuda los cordones y aprisiona los sueños.

Era mi oficio. Era.

Ahora me alejo sin saber a dónde. He decidido renunciar. No puedo soportar esta carga por más tiempo.

Si el mundo que conozco se derrumba, no será por mi causa sino porque no es justo ni posible arrojar tanto peso sólo sobre unos hombros.

(De “Pentimento”)

 

***

 

VALE, AMICI

                      A Edu, que empieza a escribir

La poesía es la incómoda palabra.

No te engañes, poeta ¿qué pretendes?

¿que te perdonen lo que escribes?

¿que el lector, obligado a descubrir

en tu voz lo más hondo de su voz,

te lo agradezca?

                         No abrirá tus páginas,

no dejará que le inficione

tu lengua venenosa. Está prohibido

sacar los sentimientos a la calle,

esgrimir emociones,

modos distintos de mirar el mundo.

Ejerce tu pasión como un proscrito

que no eres otra cosa cuando escribes.

El mundo es más de lo que dicen, más

de lo que vemos, más de lo que quieren

que miremos. Es mucho más,  lo sabes.

Di lo que tengas que decir y dilo

sin disculparte por hacerlo. Y vale.

(Del libro “Todo es papel”)

 

***

 

CONTRITIONEM PRAECEDIT SUPERBIA

                                      A Juan Carlos Mestre

Desobediente, sí, desobediente.

Como la rama que se ha vestido ayer de verde joven sin que la primavera la convoque.

Como la catedral, con su santo de piedra que no es santo, sus dibujos ajenos a la fe de sus puertas y su temblor de suelo que destroza el silencio.

Como el deseo de venganza que se enfría más de lo necesario, menos que la ternura del olvido.

Como el armario donde nunca aparece el abrigo del pobre ni la caja de música, ni los viejos recuerdos que alguna vez tuvieron allí su rincón y su reino.

Como el nombre que olvidas cuando más lo precisas, y la canción que insiste en ser nuestra memoria.

Como las hojas que se han quedado aquí todo el invierno, orgullosas y tercas, y nunca respondieron a su cita de otoño.

Como las chimeneas que aún se yerguen pero ya para nido de pájaro y araña.

Como el libro que la humedad ha clausurado y tiene las palabras inservibles, borrosas, indigentes.

Como el amor, agazapado y torpe, que no quiere ni ser ni abandonarnos, o como la tristeza que se mancha de risa y nos engaña.

Como la muerte, díscola siempre y taciturna, que jamás se acercó cuando era necesaria y que habrá de llegar cuando no se la quiera.

Desobediente, sí, desobediente. La condición exacta de la vida.

(De “Pentimento”)

 

***

 

(Del libro “Tiempo de Apocalipsis”)

 

           «…Venid, reuníos para el gran banquete, para que comáis carne de reyes, carne de tribunos y carne de valientes, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de toda clase de gentes, libres y esclavos,                         pequeños y grandes…»   (Apocalipsis, 19, 17-18)                 

III.

HAN DISPUESTO LA MESA,

comed hasta que el vino os devore los labios,

hasta que la ceniza sepa a carne,

hasta que del combate sólo queden

los despojos de azufre

que hacen yermos los campos.

Mil diademas coronan la cabeza de Fiel,                                              (3) 

y él es quien nos prepara la mesa del banquete,

¿dónde habéis visto un servidor

más honorable?

No dejéis de comer, que nada sobre

para los herederos de la tierra,

para el insecto silencioso,

para la rata confundida

con el barro y la muerte,

para las piedras del olvido,

para las patas de la araña,

para esta ruina triste que adelantan los ácidos

y el grito.                                                                            .

Venid hasta el banquete que ha dispuesto

la locura de plástico del hombre,

la ceguera de todos los que piensan

que habrá un mañana fértil

sobre tanta miseria.

Venid,

comedlo todo,

acabad con la carne y con la sangre,

que no descansen las migajas.             

 

(3) Fiel aparece en 19,11. Es el mismo Cristo en su cualidad de Veraz, nombre por el que también se le llama. Él es quien dirige los ejércitos celestiales de la primera batalla apocalíptica. Posteriormente el Angel invita a un festín con los despojos (referencia en Ezequiel 39,17 ss).En esta condición de Fiel y Veraz, Cristo es llamado también Amén (ver último poema del libro y nota 23). Fiel monta un caballo blanco pero no son los mismos jinete y montura que aparecen al abrirse el primer sello (6.1-2) a pesar de que se han confundido a veces (ver apocalipsis 6.1 y poema XII en página 45)

NOTA: Este libro está basado en citas del Apocalipsis y repleto de notas orientadoras.

******************************************************

 

SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

Te internaste por un camino de zarzas

 

Te internaste por un camino de zarzas y espinos

sin saber que su maquiavélico sentido

te destrozaría cruelmente al transitarlo,

crepúsculo de una feliz infancia.

Cual poema abandonado y despojado

en una calle desierta adornada

por una violenta ventolera

que la mece aturdido sin dirección.

Tu delicada piel de espuma

blanca y suave se derritió

bajo un sol de resquemor

bordado en odio y avaricia.

De Juventud primera, 1980

***

Me siento anclado en el pasado

 

Me siento anclado en el pasado

noto mis ilusiones añejas

y son la luz de mis dichas

que se desvanecen sin remedio.

No quiero aislarme del mundo

mortificarme en mis dudas

ser engullido en las cenagosas

lindes de mis negros pensamientos.

(Quiero vivir). Ser querido

rodearme de armoniosa amistad

sentirme dichoso de amar.

¡Descubrir que no es solo un sueño!

Realizarme como ser humano

sin lucros ni hipocresías

es cuanto pretendo en esta vida.

¡Qué satisfacción sentirme vivo!

*****************************************************

 

APUNTES DE UN CASADO EN TRÁMITES

DE DIVORCIO

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

ÓYEME

 

Niña, tú, dulce niña,

Estás preparada, estás cerca,

escucha mis palabras que son cruces,

creo en ti, observa mi fantasma interior,

es aire y palabra, es desierto pequeño,

te quiero y por eso me voy,

no quiero ser cómplice de tu muerte moral,

no quiero ser yo tu mal sino,

pretendo a mi orgullo,

que no vale más que tú.

La vida es la duda, es espino en silencio.

Te quiero niña, te quiero feliz.

***

¿CULPABLE YO?

 

¿Culpable YO? ¿Culpable de quererte?

He amortajado a este silencio entre muebles

con la carcoma nueva, entre lo azul celeste,

con la carcoma lechosa que habita como un virus,

esperando mi descuido, esperándome distraído.

He caído por barrancos de desidia

y he dado vueltas en mi propio círculo.

Tiene que haber un dios testigo de que te amé,

tiene que haber un testigo tras este silencio,

no puede ser que se confunda

esta espesura entre la nada de la nada.

He olvidado la rosa rosada de tu vientre

de niña traviesa; no puede ser que de tu derrota

cimbree la serpiente para morderme

su veneno; no quiero, no, no quiero.

***

NIÑA SONRIENTE

 

Niña, niña que espera virgen de inocencia,

Niña que desconoces la gran verdad

que no te conoce. Así quiero verte.

Te quiero ver sonriente como una alondra

en el charco límpido de una fuente salvaje.

Te quiero con la alegría fresca del verano,

Te quiero entre silvestres veredas

que no fermentan en el agobio.

Me acuerdo mucho de ti. De tu tragedia,

que ahora es la mía; rosa negra, rosa brotada

de la desventura, germina de desasosiego

y frecuenta el yermo solano seco

que no quiere mientras pueda ser padre,

ser padre de tus ojos con brillo mojado.

***

 

CUSTODIA COMPARTIDA

Más nos valdría saber lo que nos conviene

y más nos valdría saber las causas

de los errores que cometimos en su momento,

pues intentar repartirse un cielo

desemboca a quedarse sin estrellas,

sin soles, sin lunas, sin nubes, sin pájaros,

ya que, malgastemos la noche y el día

y todo un preludio de besos olvidados.

Repartirse ciegamente un corazón

es repartirse una vida inocente y sin culpa,

pues malgastemos nuestra autoridad

a golpes de zarandeo y a voces de riñas sordas.

Un niño es una infancia y una infancia es raíz,

un matrimonio es amor y si no hay amor

no hay nada.

¿Cómo repartirse un cariño?

¿Cómo repartirse un abrazo?

¿Cómo repartirse un buenas noches?

¿Cómo repartirse una voluntad?

¿Cómo repartirse lo que se ve crecer?

¿Cómo repartirse lo que empieza a ser?

¿Cómo repartirse lo que a nadie pertenece?

¿Cómo repartirse lo que nació para ser alegría?

¿Cómo repartirse un recuerdo?

¿Cómo repartirse una soledad?

¿Cómo repartirse lo que no se reparte?

***

 

PRESENCIA DESCONOCIDA

Si quieres saber quién

es la mujer que vive a tu lado

divórciate.

Te pasas la vida junto a una mujer

y aguantas sus manías,

aguantas sus cambios de humor,

no das importancia a las discusiones,

ella te ofende, tú la ofendes,

comprendes que todo es ventaja

y también desventaja.

Asumes todos sus defectos,

piensas que cambiará,

te engañas sólo por amor,

no das importancia al dinero,

a tu necesaria intimidad,

a tu discontinuo sufrimiento,

estás con ella por que la quieres.

Aguantas tú y aguanta ella,

te refugias en cualquier cosa,

esporádicamente te masturbas,

duermes a veces en el sofá,

descubres después de haberte casado

que tiene sus preferencias.

Sabes que odia a tu madre

pero deseas que sea del todo feliz,

llegas a creer que la conoces bien

aunque llegas a conocer a tu esposa

cuando tramitas tu propio divorcio.

Se reparte todo aquel objeto

que carece de alma y de sentimientos,

pero eso es una verdad

con demasiada ceguera,

porque la verdad es que se reparte

hasta aquello que a nadie pertenece.

***

EX-MARIDO

 

¿Qué significa ser un ex-marido?

Quizá sea dejar de ser ese bulto

arrumbado como un mueble

en algún rincón de la casa.

O quizá sea dejar de ser aquel

calzonazos con quien nadie cuenta.

Pero un ex-marido es un hombre

que descubre una nueva vida

existente tras el terrible divorcio.

Descubres que tienes libertad,

que la soledad no es ningún problema

porque sabes estar solo.

Descubres que haces todo

lo que te da la gana,

descubres que tienes amigos

y descubres que te quieres mucho más.

Si quieres comer, pues comes,

si quieres tener sexo haces onanismo,

si quieres dormir solo, duermes solo.

Descubres que depender de una mujer

es depender de Mefistófeles.

Descubres que existe una vida

después de haber estado muerto.

Descubres que la felicidad

es la que uno mismo se fabrica.

Y no la que una mujer te impone.

**********************************************

 

SELECCIÓN DE TEXTOS

POR DANIEL DE CULLÁ

 

ENTRAD, VEREIS HILADO DE UN AÑO Y CAGADO DE UNA SEMANA

 

         Nazarenos, disciplinantes, cornetas y tambores se acreditan hacendosos con sus instrumentos., cruz en lumbre, cruz en puerta y cruz en llelda, y no hay sitio sino entra entra, y un aviso del que todos se hacen cruces:

         -Cuando fueres a cagar, lleva con qué te limpiar”.

 

Ved: un romero franchute, Juan Templado, hijo de españoles, con su capirote puesto en su buena calabaza y alegre, se halló en las procesiones del Azoguejo en Segovia, y de los templarios en Zamarramala; puso en medio de un círculo el capirote y comenzó a retozar alrededor de él, saltando de un término en otro, canturreando  lo que parecía más que responso cuento o saeta, con alegría añadiendo lo primero:

 

–         Me cagüen in toti li diabli; dándose matraca los lugares, y gritando: “Aquí como en Cañamero nos dan Burra por carnero”.

 

Y cantaba, o mejor berreaba como en los tiempos de la doctrina:

 

 – Cristolografía es la ciencia que trata de los lugares de cristo.

 

– Crisma es administrar y dar el criso santo del sacramento de la pedofilia. Criso: insecto aculeado que sirve de tipo y da nombre a la familia  de los pedos de lobo cristianegos, y así lo define Crisneja que prepara la novela pornoerótica de Neptuno y Teofanía en busca del crisomalón, el vellocino de oro en cueros.

 

– Cristolba: producto de la brea peneal que constituye  un preservativo contra la polilla de Satán, como cuenta Crisopolea, una de las beatificadas hamadríadas que tuvo su destino unido a un árbol del monte de los olivos, cuando su padre confesor la trajo aquí beneficiándosela.

 

-La Cristiada: Famoso poema religioso escrito en el siglo XVII por fray Diego de Hojeda y cuyo asunto es la pasión de cristo y la resurrección de un murciélago, purgando de profanidad la conformación social cristiana de manera que no se trasluzca en ella sombra de gentilismo.

 

– Pedofiliandad. Nueva gran porción de fieles cristianillos como dicen los moros por despecho ,que siguen a cada misionero, cura o papa,  cuyo universo Urbi et Orbi no va más allá del As de Oros, o Culo. A lo que “Vaya Cruz”, dijo Renán en la Vida de Jesús, los Apóstoles y el Anticristo; y para quien cristianizar el ano no era más que conformar el sitio y darle carácter cristifero en forma de cresta al estilo de los chaperos a veinticinco euros en  Domingos de Cuasimodo cayéndosele la baba ante el Sepulcro de Tiziano; Cristo en la Cruz, de Rubens; de Van Dyck o de Velázquez.

 

Terminando Juan Templado:

 

-Mirad por el mes de Enero, qué pollo tengo en mi pollero.

Y desapareció volando.

-Daniel de Cullá

 

***

 

 

CURA SIN EMBARGO

 

                   “Todos somos hijos de cura o de militar!

                                      -Picarico de España

 

Yo no sé si sí o si no soy hijo de cura

Pero que lo soy de militar, lo dice mi madre

Que reía de los pequeños poemas de cerilla

Que le entregaba el “señor cura” cuando iba a confesar

Y cuyo follar se había convertido

En comidilla de la gente que cantaba:

         Cura, curita

         Que de Avila vienes

         A calderilla de iglesia

         Me güeles

Y que dicen que llevaba una caja de condones

En el hostiario del Viático

Pues un día se equivocó sin querer queriendo

Dándole un condón como sacramento

A una bella dama en peligro de muerte que era de Granada

Y a quien se le iluminó intensamente el rostro

Mientras al cura se le elevó algo místico de repente

Detrás de la sotana a la altura del mear

Y que salía cantando:

                   Andome en la villa

                   Fiestas patronales

                   Con mi eucaristía

                   De cazar pardales

No perdiéndose  fiesta patronal alguna

Que por eso los beatos y beatas de la plebe decían:

-“Es un buen cura sin embargo”

Y así le quedó de mote a este villano

Que daba las hostias de la coacción y el engaño

Con el aroma de ese abismo

Que sólo las almas fugitivas  y salidas percibían

Las mujeres y las chicas sintiendo en su labiado nido

Como una mariposa leve libando su rocío.

 

 

***

 

HERO Y LEANDRO

 

Yo soy Leandro, mancebo de Abidos

Bueno ahora en Burgos

Ciudad cruzada por el río Arlanzón

Y vivo en la opuesta ribera

Que atravieso de noche a nado

Para verme con mi amada Hero

De la Ribera del Duero

Sacerdotisa de Venus

Pornoestrella que oye misa de doce

En su catedral de álcali

Extraído del fruto del cocotero

Que fundó a Santa Fe de Bogotá

Con Gonzalo Jiménez de Quesada

Y se señaló en el bando de la reina

En la primera guerra carlista.

 

Mi padre fue Leovigildo

Rey de Andalucía

Amante primo de Hermenerico

– para que luego digan

 que el amor homo

no nos viene desde allá de los tiempos-

Rey de los godos

Que se benefició de los herulos y los wendos

Pero vencido por los hunos

Se quitó la vida a los cien años

Después de haber dejado preñadas

A trece rosas apiladas

En castañas pilongas

Tomando forma de pezuña;

Mas,  habiendo abrazado yo el Ateísmo

Se malquistó conmigo

Y me mandó ahogar

En el charco de mierda

De la Ciencia Hermenéutica de la Vida

Que interpreta los textos

Y especialmente

Los libros mal llamados sagrados

Para fijar su verdadero sentido macabeo

Muy enjuto que no tiene perispermo

En la planchuela igualadora

De los calambres

Bajo la soberanía suprema

De los romanos apimpollados

Que tuvieron por progenitor a Antipater

Ministro de Hircano

Soberano pontífice de los judíos

Que anduvo de Herodes a Pilatos.

 

Hero  y yo, Leandro

Nos abrazamos

Dando ella raíz a la mordedura

De la serpiente

Justo debajo del Puente de la Audiencia

Y escribí la historia de mi tiempo

Como Paul Klee dibujaba

Con el apículo

Punta aguda, corta y poco consistente

De su órgano aperdigado

Desde la muerte apezonada

De Marco Aurelio

Hasta el advenimiento de Gordiano

Y en los labiados labios de mi Amada

De modo heroico

Reproduciendo mi músculo reproductor

O “morcilla de Burgos”

Medio dios, medio hombre

De gran estatura y fuerza enorme

Al estilo del miembro de Hércules, Teseo

Aquiles, Eneas

A golpes y carnales cuchilladas de herrería

Las treinta cuatro de las vidrieras

De la catedral de Segovia

Que son obra suya

Y no de Francisco Herranz como cuentan

Jugando mi amada al Herrón

Antiguo juego que consistía

En lanzar un tejo de hierro

Con un agujero en medio

Y acertar ensartarlo en un clavo hincado en tierra

¡ Ella acertó¡

En golpe de herrón

Y yo en picotazo fuerte

Y hablamos besándonos con versos de espuma

Apitonados

Empezando a descubrir

Los pitones de los animales

Que crían cuernos

Empezando los árboles

A arrojar sus botones

Rompiendo ella esa cosa

Con punta o pico

Como las gallinas rompen los huevos

picándolos:

“El Chisme hierra

Mientras el río se desprende

En burbujas gaseosas”

Como dicen que hizo Antonio de Herrera

A su amante en La Latina

Historiógrafo de Castilla y de las Indias

En el reinado de Felipe II

Natural de Cuéllar

E historiador de nota

Que un día a Felipe le cantó:

“Al herrerillo, con barbas

Y a las letras, con babas;

Quien deja el herrerillo y va

Al herrerón, gasta su hierro

Y quemase el cabrón”.

 

-Daniel de Cullá

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR BRUNO JORDÁN

 

No siempre los pájaros cantan

no siempre es primavera

ni las nubes tienen ganas de levantarse.

En ocasiones

se navega por charcos de estrellas

y las palomas atraviesan el tiempo

porque están en una jaula libre.

En ocasiones

el amor ensancha mis cadenas.

 

***

 

Recolecta

 

Con el buen tiempo

y el calor

va llegando

la temporada del cayuco.

 

Occidente se prepara

para recoger sus frutos.

 

***

 

POETA POBRE, VIEJO Y FEO

                                         (De un autorretrato)

Vencido y convencido

de que mis ideas

eran para mí

ideales

solo,

mientras tanto

las hice añicos.

Entre los trozos convivo ahora revuelto

por el suelo.

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR PABLO MARTÍN (PABLO VOLUMEN)

 

Porque sí

 

Rebeldes porque sí,
siempre en el otro bando,
sin cambio
ni cruz en las monedas.
Pasando de flechas
y cúspides,
de horas,
de presidentes de vecindario,
de obligaciones casuales,
pasando página,
lista,
pasando de cuadrarnos.

Nos podíamos pasar horas impávidos
con el miedo metido en el cuerpo,
sordos de angustia, insensibles.
Horas sin articular palabra,
sin ser lo suficientemente algo.

Y cuando no queríamos ver
aquello a lo que estábamos obligados,
abríamos los ojos
y nos poníamos ciegos.

***

 

Borrador

 

Se agarraban las manos
en frigoríficos ruidosos,
donde ella no podía recogerse el pelo
y nadie se sentía solo.

El color de los juegos traumatizaba
a los que querían alzar la voz,
persiguiendo horas
y destrozando entretelas
sistemáticamente,
como decía el irreflexivo.

Algunos preferían
poderse mirar a los ojos
en vez de dar vueltas.

 

***

El baile

 

La casa con su primer mechero
deseando arder, escapar,
el directo de los primos de los Zeppelin
y la fiesta en el patio.

El vecino al que se quieren follar
las hookers con su Carling
de medio litro en la mano.

Su dipsomanía
y su esquizofrenia incurables,
los piropos a Alonso Quijano
estampado en una camiseta,
las esperas de autobús
y los favores de tabaco.

Mucho «smashing»
pero teníamos que correr
a por nuestros sueños
que no nos esperaban.

Mereció la pena,
aunque el pastel de carne ardía,
la posadera era tuerta
y Chuck Berry sonó fatal.

El sudor, el baile,
las mesas retiradas,
y allí seguía la chica de Goytisolo
con su camiseta verde,
esperando a ver
si algún gilipollas la entraba.

***

Cruzando la vía

Estábamos llenos después de la penúltima cena,
que nos salió gratis,
ya que a la hora de pagar
no aceptaban Master Card,
y eso que es la tarjeta del Maestro.

Al final pagó Judas que siempre lleva monedas.

Nuestros padres nos habían abandonado
y los borrachos estaban perdonados
porque no sabían lo que hacían.

Nosotros sí sabíamos lo que hacíamos,
lo contrario de lo que predicábamos,
por eso nos negaron la entrada tres veces
antes de que cantase el gallo.

Tuvimos que cambiar el calzado,
nos atamos los cordones de las sandalias
y entramos en el Gólgota’s Rock Club
con la señal de la cruz en la mano.

El estigma indicaba
dónde tiene que caer la gota
para saber si la ponzoña
es apta para los menores de treinta y tres años.

Una vez en la barra
el romano nos puso La Corona
que no tenía espinas
pero daba dolor de cabeza
después de una tras otra.

Las rubias nos azotaron,
la Magdalena bailaba como loca,
desbocada, con sus tatuajes de color,
con su piercing en la boca.

Ella sabía de cruces,
de piedras y de clavos,
y aunque era Good Friday
como buenos carpinteros
jodimos, pecamos
y nos hinchamos a comer carne.

***

 

Anoche

 

Hoy se me ha hecho la una,
y todas estas horas transcurridas
con el edredón de Agatha Ruiz de la Prada guardado
me he inventado dos sueños deformados.

Uno no se acercaba ni de lejos
al pie tembloroso en el aire,
y las hostias de los curas,
los profesionales.

Pero me levanto
y me voy a la zona de juego
con los guantes preparados
para romper dientes rotos.

Me muevo hasta otro garito
con dos plantas que simula el otro,
pero éste tiene más luz,
no sé qué busco allí
porque está lleno de tíos,
venga hombre,
lo mismo me he vuelto homosexual
y Freud me está psicoanalizando
en el puente de la avenida.

El segundo sueño es mucho peor,
tengo que levantarme
para echar un par de gargajos en el baño
y ahí se acaba todo.

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

MONÓLOGO DESDE LA CRISIS

(EPIDEMIA INVISIBLE)

 

Tengo depresión nerviosa,

también soy maniaco-depresivo.

Estoy apañado con lo que tengo.

También tengo trastorno bipolar

y paso de la alegría a la tristeza

en un chasquido de dedos.

Tengo mis manías,

persecutorias, fantasmagóricas,

sensaciones sin cesar tan sensitivas,

tengo visiones, oigo otro mundo

tras este mundo de corcho,

soy ludópata, cleptómano,

alcohólico, drogadicto,

fantasioso, histérico,

megalómano, mitómano.

Sufro o padezco

de una licenciosa esquizofrenia,

trastorno esquizofreniforme,

psicosis, ¿trastorno o síndrome?

¿Virus o patología?

Trastornos alimenticios,

Animal Heleno-latino.

Ácido ribonucleico.

Cromosoma Zero, Incógnita,

Trastorno de la despersonalización,

cachaza y desasosiego.

Análisis, ecografía, encefalograma plano,

Yuxta-armónica comparación.

Psicología sin psico y sin lógica,

Trastorno de la identidad sexual,

Megainfralentitud antropomórfica,

Vida moderna, vida de estrés,

Autobús, metro-under-ground,

Lógica de un síntoma sin síntoma,

Puñetazo invisible en la cara desnuda.

Amparo, ceguera, retroceso,

Vida orgánica sin vida tras la aurora,

Noche que es toda una noche de insomnio,

Amparo de estrellas que bostezan,

Correaje duro, electroshock,

Paso a paso la psiquiatría

se ha hecho una ceporra ignorante,

la ignominia peligrosa de los griegos,

latinidad de vértigo contagioso,

psicoanálisis para ricos y soñadores,

suicida, asesino, asesinado,

son tres presunciones encadenadas

a la incógnita cifrada en el infra-verbo,

Cruela de Vil de los excesos,

Linternas de todas las calamidades huecas,

Blister a blister nace el poema,

Comprimidos son los besos de la farmacéutica.

Escasa luz para tanta duda.    

Lógica incapaz e inadmisible.

***

 

EL FANTASMA DE MI SOLEDAD

 

Existe un fantasma en los rincones de mi piso,

arrastra su sombra vertical por las paredes

y en la noche quieta respira de mi silencio.

Siento su contrita presencia en la madrugada,

cuando crujen los muebles,

cuando los ruidos de la vecindad se difuminan

con los del recuerdo dañino,

cuando la televisión le da apariencia

entre la secundaria voz de los sonidos.

Me busca cuando nunca estoy, me llama

por el nombre que yo mismo desconozco,

baila sus tragedias a mi alrededor,

y lo persigo entre el miedo de agujas

que tienen los pensamientos ante la soledad.

***

HIPROUCRESÍA

 

Hemos vencido, hemos ganado,

contra la fiesta nacional se alzan sólo los vencedores.

Abolida la fiesta, daremos el primer paso,

ahora mismo ha comenzado el principio del fin.

Prohibiremos todo lo que huela a castizo,

a español por antonomasia,

prohibiremos la Sevillana, el churro y el Tío Pepe,

prohibiremos el visionado de la sangre

 sin pecado en la fiambrera.

Hemos vencido, hemos ganado,

Lo celebraremos con una parrillada,

o con unos pollos a l’ast, o mejor si nos vamos

todos juntos a atiborrarnos al McDonalds.

El restaurante Can Joanet no cambiará jamás,

con carnes a la brasa gozamos como bobos,

después de la resaca tomaremos caldo de gallina.

Y nos reiremos todos juntos como saciados

vencedores.

EPÍLOGO

 

No has parado hasta conseguir la prohibición

de la tauromaquia en Cataluña,

pero no te da pena ingresar a tu madre

en una triste residencia de ancianos.

Y todo para salir a manifestarte pintado de rojo

por las ramblas de Barcelona

los días festivos y hasta los laborables.

***

 

PARADOJA

 

La vida es sacrificio

 mientras

otros viven su gozo,

la vida es un bullicio

y una habitación vacía,

la vida es azar

que te señala

y naipe escondido

en el juego en serio.

 

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1er NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

CLICKEAR EN EL ENLACE (ABAJO) (versión pdf):

1er NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA(1º)

1er NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL

NEVANDO EN LA GUINEA

XLVº de la 2ª etapa/  ¿?-06-2.010

 

NOTA DE LOS EDITORES

 

Con un nuevo formato, Nevando en la Guinea inicia una nueva etapa que esperamos sea más madura, más interesante y con mayor calidad. Al igual que en estos dos años, iremos sacando cada mes un número con relatos, poesía, artículos, crítica, entrevistas. También esperamos poder compartir más experiencias literarias, interactuar con los lectores y participar, en el fondo, con más intensidad en el diálogo que debe ser la literatura, en el que podamos compartir ideas, relatos y poemas, pero también que el lector pueda entrar en el proceso creativo que también es la lectura.

No obstante, además de los números mensuales que seguiremos publicando a inicios de mes, iremos aportando a lo largo del mismo noticias literarias, reseñas, comentarios, entrevistas que serán un complemento a los números mensuales. Para ello queremos aprovechar también los blogs que hemos mantenido todo este tiempo. Esperamos que guste y lógicamente invitamos a participar en este diálogo que nos permiten las nuevas tecnologías.

EDITORIAL XLV

José Saramago y Amín Maalouf

Dos escritores fueron noticias en Junio por razones bien diferentes: José Saramago por su muerte y Amín Maalouf por habérsele otorgado el premio Príncipe de Asturias. Aunque distintos en muchos aspectos -idiomas, visiones del mundo, perspectivas-, ambos poseen no obstante una intensa preocupación por lo que les rodea. Sus novelas tratan de un modo rabioso de la vida, de la ética, de la sociedad, no en vano se trata de autores con una actitud ética muy profunda, todo ello con un compromiso absoluto con la literatura, esforzándose en aportar lo mejor de sí mismos como escritores.

El portugués José Saramago se comprometió personalmente con muchas causas y hace unos pocos meses, ya enfermo, le vimos visitando en Canarias, donde residía, a una dirigente saharaui en huelga de hambre. Sencillo y atento, su propia vida podía hilvanar algunas de sus narraciones. Sus novelas tratan de un mundo deshumanizado, lo cuestiona hasta lo más profundo, dando al lector la distancia suficiente como para que reflexione sobre el mundo descrito. Se trata de un escritor maduro, con una escritura aparentemente sosegada pero de una profundidad sin cortapisas. Sus textos son un intercambio con quienes se sienten sobresaltados por un mundo en permanente cambio.

El libanés Amin Maalouf, por su parte, plantea en sus novelas la identidad colectiva y personal, no en vano su país de origen es uno de los más plurales del planeta y él mismo es fruto de esa pluralidad: escribe en francés, es cristiano, pero nos recuerda la injusta visión que se tiene del mundo árabe y musulmán. De hecho, ha escrito dos ensayos que son una toma de postura incluso en su título nada inocente: «Las cruzadas vistas por los árabes» e «Identidades Asesinas». Recorre la historia de Oriente Próximo para intentar cercenar al ser humano de nuestros días, en toda su grandeza y toda su miseria. Al igual que José Saramago, sus novelas son de una enorme lucidez, una meditación que comparte con el lector en un diálogo ilimitado.

Ya es un tópico afirmar en estas circunstancias que el mejor homenaje que podemos realizar con un autor fallecido es leerle, del mismo modo se trata del mejor premio que le podamos dar. En ambos casos, se trata además de autores conocidos en los países de lengua española y bien traducidos, con lo que el lector que todavía no los conozca puede adentrarse en un mundo literario fascinante y en una reflexión sincera sobre la vida. Sin duda no quedará indiferente.

ALEGATO DE NOCIONES MIGRATORIAS

 

Pensamiento inicial

Yo no tuve demasiada vocación de marido,

Aunque tú tampoco la tuviste como esposa.

 

Yo suelo contar sombras de altos árboles sin norma,

suelo creerme poemas de antesala en pro del amor virginal,

suelo no ser yo cuando todo es yo menos mi certidumbre;

migraste a mi país de abundancias por que en el tuyo

la buena vida la conocen otros, los de siempre.

La necesidad es un espantapájaros perfecto para ahuyentar

a las palomas mensajeras y a las moscas de vuelo bajo

que migran con la esperanza seca,

que migran con la noción ciega, que tantea, que sisea, que palpa

la terca diáspora de noses con bandera, con frontera, sin visado.

País pobre sin seguridad social,

sin seguridad ciudadana,

sin seguridad futura,

sin cielo seguro, sin futuro seguro,

sin nada seguro;

país pobre con el desamparo de madres que engendran

para salvaguardarse, porque están huérfanas de patria;

país pobre con una legión de desesperados suicidas

que buscan nombre en la incógnita de las estadísticas,

país pobre de contradictoria educación,

de educación para con los mayores

aunque ingratos en su desvergüenza,

(país de algo pobre,

si de algo se es pobre,

si de algo carece el pobre

al ser del mismo país pobre,

pobre, dos veces pobre);

de remilgo decimonónico, de cuchicheo de intereses,

de doble moralina congelada, de mojigatería con nausea,

de angustia de rodillas, de gallera abandonada,

país de maestros con anemia y tuberculosis,

país de chupatintas huidos y hallados en lonchecitos ajenos,

país sediento en su labor mal pagada, 

de rabia contenida en lo más hondo,

país pobre de necesidad vencida,

de esperanza de paseo, de desesperanza

al borde del sueño que no puede serlo,

de alegría en la esperanza, de esperanza en la alegría.

Viniste pura, sencilla, y todo en ti fue una sorpresa,

los dos sorprendidos hallemos un nuevo mundo

que respiraba de este mismo otro,

paseabas conmigo en coche casi boquiabierta,

tanto como yo cuando vi aquel país con tanto (in)tuyo.

Viste opulentas señoras con perrito mimado,

viste servicios gratuitos en la aurora de las promesas,

viste tráfico ordenado y regalos oropelados,

viste el reflejo eterno de las joyerías en los reinos de celofán,

viste resplandores y flashes de neón y orden en el tumulto,

viste casas de suelos encerados, chimeneas

donde bajaba Santa Claus, balcones hacia un mundo

de azules y rosas, y viste dioses en la basura tirados,

viste ancianos con la gloria entre sus mellas,

a muchachos que escapaban de la ceniza de los bolsillos,

viste médicos santos y gasolineras con un gracias,

aunque también supiste ver que de algo carecían.

Entendiste que estaban solos, que la felicidad costaba sacrificio.

Como souvenir patriota trajiste toda la alegría fresca,

tan tuya, tanta…, tan mía

que no la reconocía como mía propia.

Trajiste el empalagoso latido que emanaba sospecha,

e ilusiones de las que alguien te había hablado;

conociste el deber de los reos en manada de derrotados,

conociste la depresión, conociste el estrés, conociste la ansiedad,

conociste la locura del sí y el no,

por eso, sólo por eso, viste la mentira como quesos de gruyere

en aquellos compatriotas que contaban la milonga

del tío venido de América con laptop sin eñe

y bienvenida podrida.

Con el tiempo, no demasiado,

te cambió la sonrisa, la chispa del comienzo

se hizo monótono acertijo helado por la rutina,

lo profano se pudrió de santidad, ¡¡¡De asquerosa santidad!!!

y tú te convertiste en esclava de tu santo complejo de inferioridad.

Yo, en el dedo inquisidor con ácido nacido del reproche.

Los dos fuimos víctimas de esta suerte de dados mudos

que se ríe en nuestra cara de esperanzados idiotas,

los dos fuimos esclavos de pertenecer

a múltiples banderas que renegaban de nosotros mismos.

La burocracia tenía un inoportuno horario de oficina,

los legisladores eran amos del sudor del pobre,

los tenderos no fiaban la lluvia de consomé frío,

los hombres guapos eran caciques de su soberbia,

los cuentos no tenían un final feliz,

los aprendices de la noche roían a su luna obesa,

la policía apretaba las sogas de los dulces te quieros,

el ombligo no estaba, lo habían embargado,

los piojos contaban frialdades de invierno relamido,

los bebés gorditos y rubios salían en anuncios de champú,

la libertad se veía desde el revés del mundo al revés,

los rascacielos eran yermos gigantes tontos de verticalidad,

los pintalabios olían el ayuno matutino del aliento,

los despertadores pateaban al sueño caliente

y una bandada de gaviotas conocían el palo diestro

y la yunta de bueyes pisoteando hormigas;

los dos andemos por las cloacas de esta ciudad hueca intentando

encontrar nuestra felicidad marchita de aroma (des)robado.

En este país suele haber de todo, pero todo

es soledad e insatisfacción, es tedio y un mes a mes lento

como un cuentagotas con goteo exasperante,

es aburrimiento suspendido en el ambiente

y es una agonía que medio mundo quisiera gozar;

quinientos enfermos mentales inflados como botijos

visitan gregarios a que les acunen en la mortaja de bromuro

como susurros de cicatrices viejas.

En tu país suele haber de todo, pero todo

es injusticia y (des)olvido,

y los capataces todavía llevan espuelas

y un astracán contrito en su piel de chivato zarrapastroso

 regala súbito una suerte de oreja cruda con la que hacer cucharas.

Un país es rico por sus méritos político-económicos,

por su honradez, por su talante comprometido,

pero hasta la cucaracha sabe que está (des)provisto

 de (des)méritos (in)humanos, de (es)mera(da) humanidad,

es la merma (des)humana sin rastro de huella dactilar;

un país pobre tiene risa abierta y calor familiar

aunque carente de escaparates, de pasarelas, de charol brillante,

de envoltorios, de fibra óptica, de olor a nuevo.

Este mundo da vergüenza por que es dos mundos.

¿Quién es el pobre y quién es el rico?

Ahora te pregunto. Contéstame, por favor.

Por que no sé si tú eres tu país

o si de tu país eres tú una parte,

 o si nada en tu país es todo así

o si un país es culpable del todo de la nada que le sucede

a gente como tú. A gente sin país.

Por Cecilio Olivero Muñoz

La noche de Mister Dólar

         Eran de manual, de primer curso de carrera, si es que hubiera una carrera que se dedicase a estudiar la estupidez cotidiana del ser humano. No ocultaban que tenían dinero, mucho dinero, él exhibía con descaro su cartera repleta de billetes hasta reventar mientras ella, con su vestido ceñido y sus maneras voluptuosas, sacaba algunos de esos billetes, siempre los de cuantía más alta, y con las manos en alto gritaba: invitación para todos. Pacorro sonreía, no en vano era el dueño de la tasca y decía entre sí que aquella iba a ser, gracias a esos extranjeros idiotas, una buena noche. Lucio dibujó en su rostro un atisbo de sonrisa, iba a beber, lo que a todas luces más le gustaba en la vida y lo único que parecía hacer a todas horas, beber una tras otra sus copas de vino barato, y además esta vez no iba ni a pagar ni a aumentar, como era habitual, su deuda con Pacorro, en ocasiones harto cuantiosa. Los otros parroquianos sonrieron también por estar allí en el momento oportuno gracias a lo cual iban a aprovecharse de ese par de memos. Y por último Miguelón y  yo sonreímos, cómplices, porque si aquel par de parvos no se gastaban todo el dinero en un plisplás, haciendo ostentación de su pasta gansa y derrochándolo a diestro y siniestro, íbamos también a sacar tajada de la circunstancia que nos venía dada y además de un modo muy fácil para nosotros, que no éramos ni de lejos del oficio.

         Ellos hablaban sin parar, a voces, sin que ninguno les entendiéramos, no sabíamos lo que decían con su jerga extranjera y sólo de tanto en tanto entendíamos alguna palabra suelta. Ella cimbreaba su cuerpo para provocarnos mientras que él alardeaba de chica, de novia y amante, su chorbita decía con fuerte acento extranjero e intentaba imitar a los lolailos locales, tan característicos, y tras una ruidosa risotada afirmaba orgulloso: es una yegua, lo chillaba para que todos lo oyéramos y ella respondió al comentario soez con una carcajada y grititos emocionados, algo histéricos, mientras colocaba otro billete sobre la barra, otra ronda, ordenaba, y Pacorro la servía sin molestarse en darle las vueltas, los que nos ponía algo moscas porque si seguían así iban a vaciar la billetera y nos íbamos a quedar sin nuestra tajada, y ellos reían y soltaban palabras que no entendíamos o entendíamos a medias, y ella se cimbreaba y nos ojeaba con descaro a nosotros, los más jóvenes en la tasca, y nos retaba con la mirada, como si nos dijera: veis lo buena que estoy, veis lo bien que nos lo hubiéramos podido pasar si estuviera sola, pero habéis llegado tarde, colegas, por ello miraréis mas no palparéis porque soy la yegua de este machito que tanto me gusta, mister Dólar, y que ahora os invita con esmero y de modo tan generoso a vosotros, nativos, que nunca habréis visto tanto dinero junto, lo que no dejaba de ser cierto, por nuestra parte no cabía más que reconocerlo, que no acostumbrábamos a ver mucho dinero junto, todo lo contrario, y si todo eso era lo que nos decía ella con su mirada nosotros, lo aceptábamos por completo, para qué negarlo, claro que sería distinto si nos lo dijese palabra tras palabra, tal vez entonces podríamos alegar algo, pero no nos lo dijo, sólo cabía interpretarlo así porque ella mantuvo su actitud retadora, y tras mirarnos unas cuantas veces más, pero qué buena que estoy, parecía decirnos, se puso a bailar al son de la música de la radio mientras levantaba aún más su falda y todos la observábamos no sin dejar evidente que la teníamos ganas.

         Chillaron, gritaron, pagaron varias rondas más, mostraron la foto de su coche recién comprado, pagado en cash, repitió una y mil veces él, bien alto para que nadie escapara a la reseña de su fortuna, bailaron, rieron, discutieron, volvieron a reír, a carcajadas, y cuando Miguelón y yo perdimos la esperanza de que acabara el espectáculo, él se puso de pronto serio y dijo al fin: nos vamos. Dejó otro billete sobre la barra a modo de propina, a Pacorro hasta se le iluminó la cara con tanta amabilidad, y el machote agarró a la chica de la mano y se marcharon tambaleándose. Nosotros nos levantamos en cuanto salieron por la puerta. Adiós Pacorro, dijimos, cuídense, respondió, y seguimos a la pareja calle abajo, hacia el puerto, por la empinada travesía de los Barqueros, que así se llamaba la misma, y ellos agarrados hablaban, cuchicheaban, gritaban  sin motivo aparente para cambiar el tono de la voz, aunque lo cambiaran, ora chillaban ora murmuraban, y ella se dejaba tocar por Mister Dólar, que la manoseaba con descaro, se lo van a montar en plena calle, murmuró Miguelón, no sin poco anhelo de asistir a uno de esos espectáculos licenciosos que, decían, tanto abundaban en el extranjero.

         Cuando torcieron por las calles estrechas del barrio portuario aceleramos el paso. Alcanzamos a colocarnos a su lado y Miguelón le pegó un empujón a Mister Dólar, que a punto estuvo de caer, aunque más por efecto de la borrachera que por la fuerza de mi amigo. La chica miraba la escena sin saber muy bien si tocaba gritar o reír. Le agarré con la mano por la nuca y la aparté del lado de Mister Dólar de paso que acariciaba su piel suave. Es mejor que no hagáis nada, advirtió Miguelón con voz algo forzada, orden que obedecieron y que a todas luces no hubiera hecho falta formularla porque iban lo bastante bebidos y aturdidos como para ser incapaces de reaccionar ante nosotros y por ello quedarse perplejos o inconscientes de lo que estaba realmente ocurriendo.

– A ver, la cartera.

– Sois unos ladrones. -Mister Dólar se puso de pronto a reír para nuestra sorpresa, como si encontrara aquello muy divertido.

– No, no lo somos. -Dije como si de pronto me sintiera culpable o ridículo.

– Es que las cosas están difíciles. -dijo Miguelón.

– Pobrecitos. -exclamó ella e hizo un mohín con la boca, parecía más bien que quisiera enviarnos un beso.

– Claro, claro -dijo Mister Dólar-, las cosas difíciles para vosotros.

– Eso es, por eso os pedimos un favor.

         Mister Dólar sacó su billetera del bolsillo de la chaqueta. Tomad, dijo. No imaginábamos ni de lejos que iba a ser tan fácil. Incluso nos miramos para cerciorarnos uno al otro qué debíamos hacer, lo que no teníamos claro. Miguelón agarró el fajo de billetes y se los puso en el bolsillo del pantalón.

– Gracias. -le dijo no sin sarcasmo.

– Amigo. -le llamó Míster Dólar, completamente indiferente o ajeno a lo que realmente le estaba ocurriendo, a los posibles peligros a los que se enfrentaban de ser nosotros unos ladrones de verdad en vez de unos aficionados.

         Sin correr, nos largamos de su lado y nos metimos por las calles del barrio portuario. Seguimos en silencio, sin echar la vista atrás.

– Qué buena estaba ella. -dije al cabo de un rato.

– Sí, mucho. -respondió Miguelón indiferente, tal vez pensando en su recién iniciada carrera de delincuente.

Juan A. Herrero Díez

 

 

 

 

 

CONCENTRACIÓN

 

Veo programas en YOUTUBE

sobre literatura, ellos hablan de libros,

libros antiguos.

¿Tienen los libros fecha de caducidad?

Lo que si es cierto es que tienen

fecha de (exp)edición.

No me puedo concentrar.

Se puede hablar sobre libros

y sobre literatura y arte cuando

no existen problemas.

Ellos no tienen problemas,

por eso hablan,

algún día yo hablaré de libros

y literatura, entonces

el diálogo será como sonreírle al invierno.

Entonces se abrirán las acequias.

Entonces el verbo será mío

y dejará de ser ajeno suspiro

con extraño sabor.

Por Cecilio Olivero Muñoz

Cómo es posible que una flor

Cómo es posible que una flor

erguida sobre su perfumada belleza

ansíe que sus pétalos se entristezcan

para consolar un absurdo dolor.

Cuáles son las palabras que expresan

este inexplicable homicidio repugnante,

qué fronteras deja sin violar esta situación horrible,

doblegada y reducida al frío de una cifra.

La razón no me llega con vida

no está muerta ni viva, permanece sin sentido

esperando que dejen de maltratar mis sesos

que agredidos por una opresión incesable sangran.

¿Qué valor tiene la vida?

viviendo en esta degradación permanente,

anegado de este asco repelente:

dejad que el hombre viva, ¡Dejad!

Por Francisco Jesús Muñoz Soler

UNA NIÑA DE AZUL CON UN PLUMIER DE PINO

Ha muerto en Conde Duque

una niña de azul con un plumier de pino.

Es una vieja estúpida la noche de Madrid, una mueca sin dientes que recuesta

[su rictus de sonrisa en las aceras.

A lo lejos,

detrás de tanta fiebre de tejados,

hay un jardín con úlceras, con hambre, que golpea el perfume de café,  la tos

[de una muñeca

que se perdió en el fondo de la tarde. Jeringuilla de plástico y mentiras.

Me subo el cuello del abrigo,

no hay nada que decir, poco que hacer. Fatiga.

Pasa un ruido descalzo de autobuses

que dibuja la sangre para fotografías de turismo.

Cerca quizás, para qué buscar lejos, hay alguien que se gana la piel tostada y

[limpia

con el pálido labio

de esta niña sin horas que cambiaba sus sueños por un grito en el brazo.

Me detengo a buscar por los bolsillos cualquier cosa,

un poco de tabaco, calor para las uñas,

refugio contra el miedo,

y esas muchachas tímidas pasan corriendo como siempre,

novias tontas que han de llegar a casa sin mirar las paredes don­de todo se

[vende con rápida sonrisa.

Calle de la Princesa, veloz la luz, el aire, el agua que mañana llegará hasta la

[plaza.

Pero la niña azul no corre.

(De Crónicas del laberinto © )

 

Por Enrique Gracia Trinidad

RESÍSTETE A SER OTRO

 

Resístete a que tu mirada se pudra

y estropee tu sueño de luminosos vergeles,

resístete a que te agrien el carácter

y te conviertan en lapidario de cementerio,

ellos se divierten con la pelusa eterna

aunque dócil de los rincones sin dios,

se divierten con el trasiego muerto

de esquizoides e iracundos, de tísicos y enjutos

(pues en la gordura está la genialidad),

se divierten evitando de la endrina

su carne salvaje, su jugo incorregible,

su verdad silvestre, su zumo rebelde y vivo.

 Resístete a que te amarguen la entraña,

a que te conviertan en un dios sabe qué,

a que te eviten la palabra en un vacío,

a que te epitafien el sentimiento de selva

con un rencor viejo, viciado, obsoleto, 

desde hace una docena de siglos atrás,

a que te adoctrinen como a un eunuco castrado

con las lágrimas encendidas sólo por las noches,

a que te amansen como a un animal de circo

y te enseñen a dar la volteleta al revés,

a que te patibulen la sonrisa, tan libre y tan sincera,

como aquel ciego que palpa su oscura calle,

como un viejo que se resiste a ser un niño,

como un mendigo que pide para pan,

a que te enclaustren la libertad

como a un pájaro que da vueltas entorno

a su jaula, que como un autómata solamente

conoce la vida que no es vida.

Arrincónate si es preciso, intenta ser

Alias y no ser sed de apellido y nombre propio,

intenta vestirte con las duras promesas

que la naturaleza te da, y no con

las palabras necias que el viento se lleva.

Intenta ser esclavo de tu yo

y nunca esclavo del yo que otros te impongan,

intenta obedecer a tu instinto

y que nunca el instinto de otros se someta ante ti,

deja que otros vivan entre su albedrío

y si escupen al vestigio de tu alma

es que no hay alma, ni vestigio, ni albedrío, ni nada.

Intenta hablar de lo que sabes

y no del mundo que te queda por conocer,

intenta ser agua que emana tranquila

sin pensar que es ella misma

y sin pensar dónde encontrará su estancado final.

Resístete a ser mundo

pues es todo el mundo el que vive sin serlo. 

Sé oportuno y nunca inoportuno. 

Sé tu amigo. Sé tú.

Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR ENRIQUE GRACIA TRINIDAD

IGUAL, IGUAL

Como el insecto que ignora que lo es y se esfuerza por cumplir la tarea con su estirpe.

Como las puertas que no saben si fueron colocadas para entrar o salir. “Perded toda esperanza” “prohibido el paso” o “entren sin llamar”  y otras mentiras, pone siempre.

Como la tarde, ahíta de suspiros, que imita en el color a la mañana pero le es imposible reproducir su olor o su futuro.

Como el rompecabezas, todo temblor y miedo, que odia su última pieza cuando se le aproxima para dejarlo quieto e inservible.

Como la taza de café vacía, que llora con amargo recuerdo su aroma de suicida y el sabor de los labios.

No sé si así es la vida

pero el poema se parece mucho.

(De “Todo es papel”)

***

SALTANDO DE JACOBO A GUILLERMO GRIMM

«Todos los pasos tienen la forma del pasado;

de un         pasado sin boca para besar la orilla

de otra existencia hermosa que nunca se ha tenido,

a pesar de las fiestas del corazón en llamas.»

(Juan Eduardo Cirlot)

Recuerdo aquel perfume

de cuando sólo era una rana

del estanque.

Un instrumento más, y prescindible,

de la orquesta de anfibios que rondaba a la noche.

Una charca, lo sé, más que un estanque,

pero era al fin y al cabo nuestra casa,

palacio de los juncos,

húmedo hogar que, sin esfuerzo,

hicimos habitable solamente cantando,

nada más que con brincos y con lodo.

Nunca faltaron moscas,

y era un gozo mirar los renacuajos

asomarse directos a la vida.

Luego, fueron llegando las princesas,

con sus juegos de risas, con sus bolas doradas

que dejaban perder para que yo las encontrase.

A fuerza de besarme y de besarlas

dejé de ser aquella rana

y el estanque empezó a ser un problema.

Ahora voy bien vestido, escribo versos,

en el estanque han hecho una piscina

y todo está muy limpio.

Saludo con respeto,

hago el amor de frente,

y hasta es posible que algún día

alguien piense que sirvo para algo.

No está mal,

pero fui más feliz cuando era rana.

(Del libro “Historias para tiempos raros”)

***

TERCERA CRÓNICA DEL GUARDIÁN

(El Hechicero)

«… Ma se senza ingiuria vostra io potessi fruirlo, rendetevi certo                                che         saria in me quella letizia ch’essere in alcun uomo sia possibile.» (1)

(Ludovico Ariosto, Il Negromante)

El hechicero acaba su tarea,

acaricia su barba satisfecho

y sus labios se curvan en lánguida sonrisa

—la que debe tener todo alquimista que aprecie su trabajo—.

La luna se despide como un guiño

de los últimos juegos de la noche.

La lechuza es un bus que aún lleva luces

y susurra un final, como Louis Armstrong, de Jazz expresionista.

Recoge los papeles, guarda todas las fórmulas en verso

tras el aparador de palisandro

mientras un gato insomne y circunspecto,

con el lomo de azúcar y de miel, afirma silencioso

que él ya lo sabe todo

Va tapando los frasco uno a uno,

los matraces de esencia,

las redomas con uña de lagarto y ese polvo amarillo de mandrágora

que hace azules los sueños.

El horizonte empieza a recitar

una canción de cuna para la espalda de la noche.

Es hora de acabar los sortilegios,

que descanse el mercurio en su probeta y el ala de murciélago en el aire.

Los Rollings sustituyen al Cármina Burana.

El hechicero cuelga el mandilón,

se cambia de zapatos, deja su gorro frigio en un estante,

anuda su corbata de seda milanesa,

y se va a la oficina como todos los días.

(1)  «…Pero si yo pudiera disfrutarlo sin ofenderos, estad seguros de que sería dueño de la mayor alegría que hombre alguno pueda poseer.»

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Las horas lentas

 

Somebody put me back in school, I forget everything.
I used to know how to leave the boy behind
without having to watch him go.

Infidel to die for what I’m doing
will happen on the morning when the mirror won’t recognize me.

The Twist. Metric

Durante la noche, en mi reflejo, las horas pasan lentas. Callan la voz y la expresión  de mi rostro,  y todos los propósitos buenos van huyendo de mí. Despacio.  Se va alejando todo lo aprendido, y como dientes de leche oscilan y duelen la culpa y la vergüenza.

Durante la noche, en el espejo, las horas pasan tan, tan, lentas, que revivo toda mi vida cada madrugada. L’espirit de l’escalier de todos los momentos, como escenas añadidas en el director’s cut que nunca se llegó a estrenar. Los besos que nos dimos a escondidas en el jardín del colegio, donde se metían los gatos, donde no nos dejaban estar. Y si se lo recuerdo por Tuenti y dejo que me diga que estoy loca, que no pasó, sabré que a ella ya se le ha caído ese diente tan incómodo. Penden de mis encías recuerdos de una infancia encubierta. 

Durante la noche las horas pasan lentas. Pasan los amantes a escondidas y dejan un rastro amargo entre los huecos de mi infancia. Oscila la primera carta de amor y su viaje en mil pedazos desde las manos de un niño rubio hacia el fondo de una papelera. Tiembla el recuerdo de una mano fría dentro un pantalón de la dieciséis. Cae definitivo el primero de los besos y lo olvido sin esfuerzo, como los siguientes. Y si les busco por Facebook y me agregan como “amiga” quedará  patente el valor que le dimos. Cero.

 

Por Adriana Bañares Camacho

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR DANIEL DE CULLA

 

BURRO PANDERO OBISPO DE ANILLO

 

Soy de Sevilla

Y me he amancebado

Estoy gordo como un obispo con anillo

Soy un burro pandero

De los de dios y el diablo

Consagrado a hacer vida

Espiritual y contemplativa

O a tratar sobre ella

De cualquier forma

Sobre todo

La comunicación

Inmediata y directa

Con la divinidad abierta de piernas

O el éxtasis

No hecho casual

E impremeditadamente.

Tengo hacienda en Cantillana y Brenes

Y unos sobrinos

¡No digáis nada¡

Que son “hijos de cura”

Ese que trae fantasmas por el día

Y por la noche

Para causar miedo a los niños

En libamiento de exvotos

O eróticos relicarios

Que se liban en sacrificios

Para fines de amores sucios.

Antes

Fui paje del rey don Pedro de Castilla

“el Cruel”, “el Justiciero”

Ese que pretendió el amor

De una doncella principal

Y desposada

Y que venía a verla de noche

Hecho un fantasma

La moza, cuando sale

Siempre va

Con un cántaro de agua en la cabeza

Y su mozo, el desposado

Con una losa a cuestas

Porque es enterrador

Y conduce a lomo piedras

O cosas semejantes

Y a casa, tarde o nunca llega.

Sabes: se toparon al amanecer

Ella y el rey

Un día de mayo

Que por eso ella canta:

“Días de mayo

Días de desventura

Aun no es mañana

Y ya es noche oscura”

O “Bien se está

San pedro en Roma”

Cuando follan

O “Ya es duro, o viejo Pedro,

Para cabrero”

Y Ja ja ja

Dicen

Que lo dijo la gente del rey:

“Disfrazado viene el rey villano”

Que echándose un día

Al desposado y parlando

Le hizo ver a su amada

En sabor, y color, y olor

Cuando le dijo:

-Dios te la deparó buena.

Hermano.

Y de esos caldos del Amor

Dale hartos.

 

***

 

HAIKUS DE LA VERDE OLIVA

 

Muerte pelada

Mi esposo sin albarda.

Campo de Nabos.

 

Sabes del cielo

Y no sabes del suelo.

Caca pisada.

 

Viuda en entierro

Morcilla de sacristán.

Buena en buena fe.

 

Por mar y tierra

La vieja de puntilla

Te llama beodo.

 

Beata a grillos

Cura de puerta en puerta

A pedir huevos.

 

-Mujer, pon la olla

Que aquí traigo la polla.

Convite al jarro.

 

En Toledo un día

Remolón un chumino.

Puta a caballo.

 

Altivo mono

Sacaba la castaña

Con mano de gato.

 

Siete la vacía

Y siete la hincha al día

Ama de cura.

 

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POEMAS DE CUBATA CALIENTE

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

MARI-LIENDRE, VIEJA GATA

 

Aprecio tu cariño frío y premeditado,

Pero detesto tu nostalgia apenas pacata,

Decides acabar con tu plan repasado

Y das celos con tu uña de vieja gata,

Gata, vieja gata, acabó tu reinado,

Acabó tu helado de fresa y nata,

Acabó tu manjar de otoño prestado,

Acabó el escondite, el hallazgo, el alba,

Acabó tu sonrisa un día inusitado,

Días de tormentas en total calma,

Días de olvido casi desmemoriado,

Días caminando por la lluvia santa,

Días de gris paisaje, de peaje y asfalto,

Hay una verdad de totalidad franca,

Hay un rumor en el fondo de un vaso,

Hay una dicha en la ciudad blanca,

Hay un bochorno en el cielo raso.

Supiste ser gata de argucia incauta,

Quisiste marcarte tu mejor menoscabo,

Quisiste ser obscena tragedia sin tacha,

Quisiste quitarle al asunto un grado.

Tiene tu dentadura vicio y patraña,

Tiene tu finura un ademán chabacano,

Tiene tu rabia una breve larva

De gusano que rememora al pasado.

Huele tu aroma a corcho y a chapa,

Buscas un tesoro ya encontrado,

Buscas nadir y cenit, una mejor carta,

Buscas un juego ya terminado,

Buscas un amor por si acaso mañana,

Buscas un reloj hace tiempo parado,

Odias ser esquirla, migaja y nada,

Odias el desprecio y al despreciado,

Odias escuchar aquella feliz balada

Que te trae aquella tarde oscura a las cuatro,

Odias la vida sin física y sin entraña,

Al fantasma que te visita a diario,

Al marica fanático de la última palabra

Que sólo pretende hacerte algún daño,

Odias la verdad caduca y extraña,

Al fragmento del beso casi olvidado,

Al rosado peluche y la dura almohada,

Al tedioso mundo rodando a tu lado.

Eres mi princesa vestida en pijama,

Eres mi amargor del todo estupefacto,

Eres mi ilusión a edad tan temprana,

Eres abrazo y rapto, polvo de torrefacto.

Eres una niña inocente y mera villana.

Eres alegría que se muere en el acto,

Eres púrpura luna, ventana cerrada,

Eres negro sollozo, oro manchado.

Eres la Mari-liendre que prefiere Baco.

***

 

MISA POR CAN TUNIS

 

Bendito sea el Padre, el Hijo, el Lugar

y el Espíritu que os abandona,

Santa parábola que al alma dormita,

Santa Letanía de estorbos consagrados,

Santa Eucaristía de vicios consentidos,

Hábitos que no hacen al monje

y monjes con hábito y sin fe.

Mártires que no quieren consagrarse

y Madres que lloran su Vía Crucis,

cruces que se llevan muy adentro

y procesiones que se ven desde afuera,

cálices que se derraman ante nosotros

y luego nosotros nos arrodillamos sin verlos,

santos que no son santos

y ángeles que pecan de caer demasiado.

Bendito sea el pastor sin rebaño,

y el rebaño sin pastor,

bendito sea el silbo del agua que se os da

y la huella que deja con sus patas la gaviota.

Realidad de los Gitanos de Can Tunis,

qué loca barbarie sin aurora os teme todavía,

barranco de todas las derrotas con desprecio,

justicia de macabros embudos de plomo,

dioses múltiples e inquilinos sin cielo propio,

Guardad vuestra libertad en las cloacas,

Guardad vuestro verbo entre retales,

Cread vuestra virtud entre tinieblas,

Romped los idiomas con vuestra verdad,

Quebrad erguidos las mañanas cansadas,

Verted la hiel de todos los suspiros,

Amontonaos en los rincones de este mundo;

No lloráis más por que no podéis,

Llagas que os saltan desde la frente

y germinan por las tardes como hongos.

Se divisa un paisaje de escombro vencido

en la línea honda de las palmas de las manos

 que se cruzan con vuestro aliento ardiente,

cumbre de los equinoccios que pasan,

lumbres desprovistas de toda la dulzura,

melancolías negras, tedios peligrosos

y agobios que se desmayan desde la boca,

ratas que son misterio de contradicción

y nombres que son herencia de tradición negada.

 Gitanos de Culto Sacrosanto,

guardad vuestras banderas de trapo,

guardad vuestra alegría, guardad

vuestra canción hecha a vuestra semejanza.

Se alejan los edificios con portería

 los coches de cunda y el alivio ciego,

los muchachos con Navidad perenne,

Se alejan las piedras que os rodean,

vuestros Consuelos, vuestros presagios,

se alejan vuestras gratitudes calientes,

los hemisferios que no os conocen,

 los Migueletes que un día os amaron,

se alejan con sus durmientes miedos de cobre,

se alejan las autoridades, las promesas olvidadas,

se alejan los barcos oxidados

y os quedáis con el orgullo hecho de roca

y con la soledad nómada de los camioneros;

compran el madroño y se van; y se quedan

las hogueras, las crujientes candelas,

las alegrías pequeñas de gorrión,

y los yonquis, que también se alejan,

se curan del vicio y vendrán otros,

caras iguales que no son nunca iguales,

caras que piden su golosina prohibida

y no se atreven a ser ellos mismos

los que den el alimento a los lobos,

los que rieguen la dormidera escondida,

los que jueguen con el hecho y el acto.

Cuidaos de la siembra sin cosecha,

cuidaos de los ejércitos sin sombra,

cuidaos de las agujas y de los vidrios rotos,

cuidad de vuestros niños arrinconados,

cuidaos hasta de vosotros mismos.

Gitanos, sed libres por que sí,

sed salvaje orgullo que no cede,

sed la rabia que se hace desierto de ira,

sed libertad herida

que exige vuestro propio destino,

sed vuestra oligarquía bajo las estrellas.

Sed vosotros, gitanos. Sed vosotros.

***

 

LA CADENA

 

Todo comportamiento

en un futuro a medio plazo

está acondicionado por un pasado,

el futuro es consecuencia

del pasado.

Todo es una cadena

y en cada eslabón está la clave.

 

***

 

SILENCIO

 

Silencio, hay un silencio,

con la televisión encendida,

la calle a media tarde,

la música en el PC

y hay en todo un silencio,

y ese silencio solo puede darlo

la poesía.

 

***

 

RETROCESO Y AVANCE

 

Es necesario que el hombre vuelva a su origen,

a su caverna, a su inocencia, a su desconocimiento,

hay que renegar de la moneda,

de las instituciones, de las jerarquías,

   de las banderas, de las fronteras,

de los dogmas, de los credos,

de las palabras huecas, de los sinsentidos;

todas estas cosas han fracasado,

han expirado, han sido algo de lo que reírse,

hay que renegar hasta del origen,

de la génesis, de lo establecido como cívico,

la civilización es deshumanización,

el ser humano debe volver a su ignorancia,

el conocimiento lo hace un total desconocido,

el hombre debe volver a ser parte

del hombre, y todo lo que ha aprendido,

volver a desaprenderlo, intentar desentenderlo.

Otro mundo es inevitable,

No podrán ésta vez pararlo.

La humanidad carece de sentido,

la humanidad se extinguirá como un mamut rabioso

que se resistirá arañando su derrota

en su acabamiento.

Este mundo es un fracaso,

ahora que todo parece más unido, más cercano,

ahora todo es soledad, todo es lejanía.

Comprendo al hombre como un remanso de inocencia

caminando en su avance incierto

y anda aprendiendo y el conocimiento

lo hace bestia, bestia fraticida y fría,

ciega, insaciable, egoísta, e injusta,

aunque lo sabemos y siempre sepamos

de su vulnerabilidad, de su fragilidad, de su extinción

el hombre ha llegado a ser otro,

ahora es la bestia que en su futuro antropófago

no conocerá; la habrá ya olvidado. 

Olvidará hasta la bestia que ahora es.

Que recuerde su origen cavernario

no es más que una anécdota en los libros de historia.

Se debe volver a la simplicidad.

Lo sencillo es el camino verdadero.

No hay otro camino.

***

 

DESPUÉS DE TODO

(el poeta no está)

 

Pasa la noche por el borde de la fiebre azul,

se toma tres pastillas mezcladas con Coca-cola,

 quiere soñar para eyacular sus calzoncillos,

quiere verse protagonista de su gemido espeso,

y después de la repetida mañana no está,

el poeta no está,

han encontrado sus sábanas frías

y este poema que reclama su terca ausencia,

han fusilado su aurora con piedras blandas

y lo han puesto a secar con sus poemas

al sol de la noche más buena.

El poeta no está,

está herido de palabras que no se han dicho

y de aromas que pasan sin su olor prematuro,

está herido de resplandores tras las montañas

que ve desde su balcón abierto,

de efigies que no se conocen todavía

y vienen a pedirle el aguinaldo,

de golosinas robadas por la mar amarga

que se pudren de risa mal intencionada,

de contagiadas alegrías en colectividad

que se vuelven consuelo y semejanza,

que se vuelven espejos cautivos de gracia;

al poeta lo han desmigajado

epifanías durmientes como osos de brea

que hacen aspavientos por las mil morales huecas

escuchando monsergas en la radio local,

con la esperanza local, con la idea estéril;

han esquilado la flor del poeta

con lamentos en la esquina de los presagios

que confunden su ombligo con una perla boba

hartos de sentirse acompañados;

lo han marchitado

 las palmadas en la espalda y las felicitaciones

 de parejas normales con dicha y ropa perfumada,

que buscan sus propios embriones por las cloacas;

lo andan buscando

los misterios que dejan de ser misterio

y que se apropian del poeta,

que parten en dos

al poeta y lo vomitan como a un ecce homo

en vísperas de ser quien fue.

Lo hallan los logros de asedio consumado

como el humo primitivo del incienso caprichoso,

han desechado al poeta de su edén virginal

y lo han atiborrado de asfalto y goma de neumático,

de reloj digital y semáforos en rojo,

de farmacias cerradas y ambulancias veloces,

de tardes de domingo y estrellas resentidas;

 se han librado de su tozudez

y han festejado la hazaña en la cumbre

de las plazas y en las dos mitades de un corazón,

lo han decretado sofisticado argumento

y han disecado su discurso con arena teñida

de las playas de la ilusión oculta,

han derramado sus palabras en un bote

y dan a probar el trago de suerte y desventura

por diez céntimos sudados con mugre de lustro,

se esconde el poeta de la vida angular

y se traga las dagas de los conductores vacíos,

se escuda tras la higuera preñada de cansancios,

se escuda en los soportales del sinsentido,

y no tiene madre que lo haga buen zagal,

las salamandras se han comido

su poema favorito y lo bordan con el hilo

de los gusanos de seda para que brote desde su interior.

Los hastíos del poeta se han marchitado

y no volverán a enfriar a la plateada luna,

los poemas de amor han engordado

y una redonda barriga les nace

como un orbe que pretende ser ovillo de luz

y bostezo eterno que asusta

a los refugiados que han visto torpes su corona,

su corona de sombras bailando

que lo hacen bulto en desmayo vencido

y relato trágico que en primavera se desnuda.

*****************************************

 

SELECCIÓN DE POEMAS

POR PABLO MARTÍN

(PABLO VOLUMEN)

 

Por ti hago lo que sea

 

Por ti,
por tu amor
estaría dispuesto a dejarlo todo.

Excepto el rock,
mi pelo largo si me aguanta,
mi ropa de moda,
mis botas,
mi Fender,
mi Lee Oskar,
mis libros no leídos,
mis calzoncillos de los Lunes a Domingo
y mis noches escuchando a Cebrián.

Esto sí es amor,
por ti hago lo que sea cariño,
por ti no pienso cambiar.

***

En defensa propia

 

No habrá más daño en los ojos
porque he absorbido la luz
capaz de morir en tu visera,
aunque quede la artificial,
la menos importante,
la de las farolas
y los últimos garitos abiertos
en los días sin descanso.

Tú hablabas de lo bello de mi pueblo
después de girar la pulsera en la mesa
y hablar de lodazales y charcos,
en un acto de confianza,
cuando creías todavía
en el valor ético de mi locura.

Te aquilataba
y apostaba alto
haciendo alquimia
de miradas asépticas,
remedando en sus síntomas
a la azafata de vuelo.

Cuando todo terminó
me quité la ropa
y me pisé para ganar lo jugado,
me quedé sentado en un banco,
escribiendo,
matando el tiempo
en defensa propia.

***

Reciclando

 

Los críos estaban columpiándose,
lanzándose insultos desde el tobogán,
esperando a ver quién llegaba
más manchado a casa.

Los pañuelos me daban arcadas
sobre los aparcamientos de bicicletas,
cuando los que se adornaban el pelo
tenían las rodillas manchadas.

Me hacía gracia el aire que nos atravesaba.

Había quien sujetaba la bolsa
y luego se daba la vuelta.

Había quien con tranquilidad reciclaba.

Pero otros no estaban
tan concienciados
con el medio ambiente,
nos usaban,
nos tiraban,
y sin pasar por planta
yo les mandaba
a tomar por el culo,
directamente.

***

A juego

 

Absorbía el calor
y llevaba el cuero a juego con la noche,
a juego con sus pendientes,
a juego con mi chupa de cuero,
con sus zapatos,
con sus medias,
con su falda,
con el suelo del garito.

A juego con sus ojos,
con mi cerveza,
con su pelo,
con la ausencia de luz,
con los Lunes,
los Jueves,
con los gatos,
con el estribillo de la ropa,
las listas,
los agujeros
y los árbitros.

Yo también iba a juego
por mi cuenta,
con
mis
calcetines.

***

 

El combate

 

Los focos auguraban desazón
y las suelas tragaban la orina
de todo el mundo,
cuando las lesbianas
se daban el palo
y se intercambiaban el chicle,
muy cerca de la máquina de condones,
a la salida del recreo.

A un lado del ring,
a mi derecha,
estaba ella
en la categoría de peso pluma.

Al otro lado,
a veinte metros de mí
estaba yo,
en la categoría de semipesados.

***

Cuarto creciente

 

Nos pusimos unos cuantos pivotes
en el corazón
para que no aparcase nadie,
y después nos fuimos corriendo
con nuestros miles de kilómetros de correa
para morder de cerca a los más cobardes.

Nos apuntamos a todas las guerras:
a la primera, la segunda,
la tercera
y a la de los 21 días en cama.

Nos quedamos sin dormir
casi todas las noches
durante nueve semanas y media.

Unos viendo el teletienda
y nosotros en nuestro piso franco
planeando el próximo
atentado al Sol.

Esa noche nos hicimos más violentos,
nos maltratamos a base de caricias
y esnifamos amor adulterado,
pero ahora hemos cambiado,
llevamos bien alta la cabeza
y nos partimos la cara
con nosotros mismos,
con cualquiera.

***

Después de tantos años

Después de tantos años sin vernos
no tenemos nada que decirnos,
revelamos la retina para ver el pasado
y sólo hay noches en vela, sueños velados.

Somos propensos a la vejez,
la experiencia se la dimos a los años,
los mismos que guardan nuestros secretos,
igual que el anciano esconde su dinero.

Nos hemos quedado con un dolor vitalicio,
con el pomo de la puerta en la mano,
pero a pesar de nuestra incontinencia urinaria,
intentamos contenernos, intentamos aguantarnos,
pero no podemos,
nos echamos de menos,
después de tantos años.

Nos hemos prohibido todas las ilusiones,
nos hemos permitido todos los fracasos,
hemos sopesado todas las opciones
y hemos escogido caminos contrarios.

Ahora sabremos que los dos teníamos razón,
y la repartiremos a partes iguales,
tú te quedarás con que «hemos cambiado»
y yo me quedaré con que «estás equivocado».

Tropezaremos una y otra vez,
nos levantaremos y seguiremos tropezando,
y por cada traspiés que demos,
descompondré nuevos gritos de dolor articulado.

Devolveremos las palabras a su dueño
y aunque sea con los pies por delante,
saldremos del manicomio,
saldremos de la cárcel,
y te echaré en falta,
yo por lo menos,
después de tantos años.

***

Los terceros

 

Ellos no tenían los cortes en la cara,
no tenían que vestir como yo lo hacía,
no tenían que tragar a diario
toda la mierda que llovía en seis horas.

No tenían que beber el alquitrán
de las cuevas de Altamira,
ni la menstruación de las señoritas de Avignon
que me hacía vomitar.

Iban de gallos amanerados,
insultantes,
custodiados por sus chicas,
quejándose por todo,
hipócritas, machistoides,
con su mirada altiva
de perdonavidas,
de proxenetas con vasectomía,
fantasmas de espejos,
fuleros y demagogos,
pero sobre todo ignorantes.

Debía ser contagioso,
porque a la vez que enfermaban
me ponían enfermo.

 

 

*******************************************

 

BREVE ANTOLOGÍA DE LO VIVIDO

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

MISERIA Y MUGRE

 

Andaré sobre cristales, andaré,

andaré la oscura sombra,

seré fiel a tu persona, yo seré,

aunque sepa que me sobras.

Quise hurgar en tu miseria,

quise soñar con tu mugre,

quise curarte de tu histeria,

pronto caerás de tu nube,

quise hacerte mi princesa,

rogué que tocaras cumbre,

con maldad a veces se reza,

 por ti abriría grutas de azufre,

diablo de este rompecabezas,

 rezaría por si quizá tú sufres,

rezar aunque quemen mis venas,

¿es mi sufrimiento tu disfrute?

es tu goce toda entera mi pena,

es ese llanto donde te luces,

espesa brea mi noche de espera,

 mi alrededor es absurdo y cutre,

al diablo también se le reza,

este sentimiento solo se pudre,

quien anda solo, solo se encuentra,

se seca el agua, se amarga lo dulce.

Iba de la cocina a la sala,

y de la sala al desastre,

por tu amor me falta un ala,

por tu amor me faltó el aire.

Miseria y mugre es la vida,

azar y suerte es el juego,

me dejaste tan tieso querida,

que de tu gris arco-iris reniego,

que de tu pasión fui mártir,

tú supiste hacerme fuego,

de aquella manera tan fácil

me hiciste el corazón negro

y te salió la partida gratis,

te salió gratis el sepelio,

te salió gratis la ronda,

te salió barato mi infierno.

Amor entre tu miseria,

desamor entre tu mugre,

vas de santa y leguleya,

en mi llanto seco das lustre,

 hembra sutil de verbena,

disfrutas entre trago y bitute,

vas con soberbia, guachafera,

y de desprecios me cubres.

No quiero ver fría mirada,

no quiero ver más sollozo,

mejor tenerte olvidada

que convertirme en tu estorbo.

Verás cómo todo se paga,

verás cómo me lo cobro,

comprenderás que se ama

lo que es digno para tus ojos,

yo contigo fui a la cama

cuando debí saber estar solo,

solo en llanto y en pijama,

solo por que debo ser yo solo,

solo y al cuidado una dama

que sabe por qué fui yo el loco.   

***

 

TENGO HAMBRE, MUCHA HAMBRE

 

Necesito del bendito sabor de la vida,

necesito probar de tu buena sazón,

degustar siempre de tu sazonada comida

es labor que no olvida nunca el corazón.

Degustar tu lúcuma desconocida,

saciarme la virtud con tu chanfainita,

eres potaje de judía y patata cocida,

pucherito bravo que mi chu-chú imita,

eres lomo suave, solomillo a la manida,

ágape de golosina y  bolsa de palomitas,

pan con pamplina, chupe de camarón,

mermelada, queso tierno, tacos, vainitas,

 flan, tocino de cielo, mejillones al vapor,

arroz chaufa, pollo frito y unas lentejitas

con su chorizo en plena ebullición,

salpicón, gazpacho, morteruelo, parigüelita,

sopa con tropezón, frijoles en su esplendor,

bendito bistec con sus patatas fritas,

conejo al ajillo, conejo con arroz,

sabor del tomate con su lengua exquisita,

con un cocido andaluz al punto y hervor,

anticuchos y finas hierbas en tus pechuguitas,

unos picarones, unos caracoles, y requesón,

redondo alfajor con miel de frutas variaditas,

besos de moza, pollo a la piña, a todo piñón,

deliciosa tu paella con sus palabritas,

tu pepián, tu rocoto, tu lasaña, y tu amor,

tu mondongo italiano, y tu carapulcrita,

tu pollo a la brasa, tu yogurt y tu picantón,

tu dulce algarrobina, tus calamares en su tinta,

perejil, cilantro, romero, tomillo, pimentón,

empanada, sándwich, empanadilla,

cebiche de conchas negras, jamón con melón,

almendras garrapiñadas y peladillas,

salitre en tu colacao, en la leche, en tu fogón,

cebolla, mozarella, carne y mucha miga,

 y a veces y otras veces, un milagro de peces,

merluza, boquerones, pescadilla,

mero, perca, perico, y chanquete,

milanesa, salchicha, (hot-dog), ensaladilla,

turrón norteño, sabor de Jijona, sorbete,

trucha, cangrejo, papa-seca, granadilla,

capuchino, café solo, irlandés y moliente,

carne mechada, ternera en salsa, papa amarilla.

la escudella, el estofado, coca de aceite,

a la guanábana, a la palta, a la mantequilla,

pecado de cardenal, de chocolate con leche,

pecado de bacanal, pecado a la vainilla,

alucine en el paladar, remedio indecente,

ensaimada, sobrasada, croissant, canelillas,

potaje de almejas, piñonate, aguardiente,

coñac, anisete, nueces con nata, natillas,

pestiños, mistela, güisqui, miel silvestre,

crema catalana, magdalenas, quesadillas,

pistacho, mortadela, espagueti, queque,

altramuces, anchoas, olivas y pizza al dente;

de jamón york, de atún, de patatas mis tortillas,

qué buen sabor tiene lo que tan bien huele.

***

 

CANCIÓN DE LOS MUCHACHOS

Burla de necios y fanfarrones,

tropa de dioses con migraña,

cumbre de todos mis detractores

que guardan su tiña en su guadaña,

victimas de aquel compromiso,

secuaces de asediadas mañanas,

protectores de un mundo sumiso

que beben a sorbos su desgana,

 bostezan por fríos consuelos,

su peloteo es floreo con mala maña,

entre  los rastros del suelo

se halla su huella siempre tan casta,

se atan gomas en el pelo,

levantan su voz por las cucañas,

creen que su verso es de caramelo

y es rima parca de pura melaza.

Ramplones del gris compadreo,

son pendencieros y mojigatos,

sacad vuestra fiera de paseo

mientras yo echo la siesta un rato,

sacad de vuestro váter el tebeo

y apuntadme en la frente el gasto,

yo mientras sigo dando garbeos,

siempre buscando y buscando,

me gusta demasiado el cachondeo,

de cualquier paga-fantas me escapo,

en la melodía de alegrías me empleo,

me tapo y también me destapo,

ni de fraile ni de santo me veo

y mucho menos haciendo milagros,

 señalad mi soledad con el dedo,

yo del güisqui no cuento los grados.

Otras madrugadas me desnudan,

otras mañanas me desvisten,

 todos mis ceros se adeudan

a las rutinas de tardes que insisten

 que eres apariencia y fachada,

que todo es farfolla y despiste,

que tú sólo das la patada

cuando en torno a ti está lo triste,

que quieres y te cansas deprisa,

y llevas tu cansancio en ristre,

ves como se te pudre la risa

guardando para unos pocos tu chiste,

te aniquilas enfadado la camisa

si los cierra-bares te hablan de alpiste,

te persigue nerviosa tu prisa,

tú lo sabes y ya lo asumiste,

vas de progre y de optimista,

naipe comodín, órdago al envite,

 regateo ruin de mezquino estraperlista,

 chamullista vil, zaino quitaquite,

(estribillo)

Círculo de los mamarrachos,

pan de las lejanas quimeras,

poto de los buenos borrachos

que chupan todos de sus maneras,

Son estudiados y buenos muchachos

que nunca tuvieron malas ideas.

***

VÉRTIGO EN LAS CALLES

 

Secuencia de un mundo inexacto,

calles mojadas aún por desnudar,

el binomio es fragmento del pacto

con el miedo abierto de par en par.

Gorriones grises le dan al acto

un dios atento que aprende a callar,

delirio mecánico y azar de artefacto,

gramos de insomnio, taxi-realidad.

Bares que esconden en el lavabo

criaturas de sesgo del todo vertical,

parques que abrazan lo asediado,

peces con beso oscuro que olvidar,

olvidos que buscan en su pasado

una memoria desnuda con luz de gas.

Clases sociales entregadas al vaso,

destellos opacos en estrecha verdad,

madres ajenas que en aquel raso

hacen maraña de lo que no está,

viles majaderos que en el tabaco

hacen inventario de semilla angular,

matarifes del compás deshuesado,

pupilos de la noche y del gran maná,

tempraneros que allá por las cuatro

legañean toda su cruel vanidad,

mozos que rompen un mal contrato,

proxenetas con moribundo paladar,

exterminio torpe en los sustratos,

pollo frito frío con el que soñar,

noches de ceguera y de espanto

que vale la pena dejar muy atrás,

largos turnos silbados en el trabajo

de seres que viven para menospreciar,

estornudos y falsas toses que por abajo

hacen heridas que pretenden gritar,

busca en tus llagas sombra de tirano,

busca tu flash en la velocidad,

no encuentras larva en el simulacro

que pierda el hilo al conversar,

cimarrones que entran al trapo,

mitómanos y cirujanos que viven mal,

tapujos en los suspiros suspirados,

moneda que de mano en mano va,

lágrimas que valen más de un pecado,

muralla de miradas por derribar,

mundo renovado que pisotea lo viciado,

otro sol que aprende el mismo andar.

(estribillo)

Calles que se mueven al compás

de ritmos que vértigo te darían,

pon tierra por medio y ya verás

 aquello que inusitado tú odiarías,

calles de contrariedad y velocidad,

calles de soledad que acompañaría

a solitarias fotos de carné de identidad,

solitario nombre de noche y de día,

solitaria calle, vertiginosa ciudad,

Vértigo que habita allá entre cañerías.        

***

 

UN BLUES, UN TANGO

Y UNA RANCHERA PARA DOS

 

A Joaquín y Benjamín, por inspirarme vivir.

La noche es un gato negro,

el día es lisura de filigrana,

la mafia defiende sus huesos

con gorilas de espalda ancha,

me atrapan y me olvidan los versos,

me buscan todas las trastadas,

se me escapan azules los cielos

detrás de ángeles de negras alas,

se caen de mi bolsillo los ruegos,

se me suben todas las retahílas,

me siguen ciegos tus besos

por las calles frías de Praga,

busco en tus canciones consuelo,

busco nueva fe en tus baladas,

a mí también me ladran los perros,

y mis sonrisas también se cansan,

entre chistes negros no pienso,

gozo entre tus bromas macabras,

las canciones huyen de su consejo,

las canciones hay que cantarlas;

un hombre anda así de rodillas,

un hombre que apenas es nada,

fugitivo de su espesa pesadilla,

amante infiel sin su coartada,

villano que anda a hurtadillas

desde su maldición a su casa,

un rey mendigo de pacotilla,

fulano que anda siempre sin plata,

nadie puede ser un rico mengano

y un pobre zutano de lo que canta,

nadie puede gozar del verano

con tantas tormentas sin calma,

nadie ha previsto vivir tan sano

con tantas epidemias que matan,

nadie ha empezado un camino gitano

y ha terminado con soledad en la solapa,

nadie se ha levantado temprano

con una luna que a veces se escapa,

no se hace combustión de lo falso,

una canción de amor no se pacta,

qué mueran de amor los tiranos

con miedo al espantajo del agua,

qué revienten de paz los resolanos

y los mares salvajes que braman,

  abrazo que se da a un hermano,

remedio que aprietas en tu garganta,

sol de silencio, mi primo lejano,

baile de treguas y de catalas,

ves galaxias en los estribillos,

ves estrellas en las verdades blancas,

de goma son los cuchillos,

pura broma las zarandajas,

a sangre viva gritan los chiquillos,

a lluvia suena tu fiel guitarra,

calla la cigarra y calla el grillo,

Sabina canta lo que Prado sangra.

(estribillo)

Puedo ser cómplice de algún artificio,

puedo sufrir ceguera en cada frontera,

puedo hacer canción de esta primavera,

puedo dar parte a un juez sin oficio,

puedo buscar de ti el triste  indicio,

puedo equivocarme a mi manera,

puedo ser mártir de este sacrificio

y puedo cantarte este blues, este tango

[esta ranchera.

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40º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

40º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXL    27-01-2.010

 

EDITORIAL XL

El Siglo de las Luces

 

Fue Alejo Carpentier quien nos trasladó en su novela «El Siglo de las Luces» a la época de la Revolución Francesa y a sus efectos en una de las colonias de Francia, Haití. Segundo país en independizarse, después de los Estados Unidos, en América fue también el primer país de población negra que accedió al estatus de Estado soberano. No era sin embargo el único: Etiopía, en África, nunca perdió su independencia, salvo en los siniestros años de ocupación fascista italiana. Pero el que fuera la primera población negra en América en asumir su destino convierte a este trozo de la antigua isla de La Española, así bautizada por Colón, en un caso único. Antes había habido la experiencia de los cimarrones, el propio Alejo Carpentier escribió un relato sobre uno, que en los rincones recónditos del continente, sobre todo en Brasil, Colombia y Venezuela, organizaban sus propias comunidades, los conocidos como palenques en la América de habla española o quilombos en Brasil. 

Hoy vuelve a estar Haití en el primer plano de la información. El terrible terremoto sufrido en aquella tierra ha afectado a una población empobrecida, martirizada por tiranos como la compuesta por la saga de los Duvalier, expoliada por intereses económicos, expulsada a la periferia de un mundo que algunos nos lo han dividido en primero, segundo, tercer o cuarto, como si el mundo fueran cuatro y no uno solo. Ya se ha repetido en más de una ocasión hasta convertirse en un tópico: Haití está hoy en boca de todos, pero pronto volverá al lugar en donde estuvo, el olvido, y esos niños rescatados estos días de las ruinas de los edificios regresarán a la miseria y dejarán de ser el centro de los focos. Como siempre ha sido, por otro lado.

Que la experiencia haitiana, producto de aquel maravilloso y esperanzador siglo de las luces, haya acabado convertido en uno de los países más pobres del mundo dice muy poco de la capacidad del ser humano en mejorar su mundo. La humanidad, es la lección que parece deducirse de todo esto, es incapaz de organizarse para que los individuos puedan mejorar su vida como personas y como sociedad. La razón engendra monstruos, decía Goya, y la utopía ha levantado edificios angustiosos, represivos, criminales. A veces no es imposible sucumbir al desánimo.

No obstante, nos llama la atención un dato que se conoce poco y que suele silenciarse en los medios de comunicación. Ante nuestros ojos se nos pasan imágenes de una población que se agita entre la sumisión tópica de una población que espera la ayuda externa como única salvación y unas revueltas fruto de la desesperación y de la marginalidad. Pero existe otra realidad que mantiene la esperanza de aquella independencia ahora lejana, la de ese millón largo de emigrantes haitianos que viven en los Estados Unidos y que se han autoorganizado para garantizar la ayuda a las comunidades y canalizar la crítica al (des)orden del mundo. En Estados Unidos existen grupos haitianos críticos con el sistema y que luchan por un país distinto al que tienen, que critican en el corazón del imperio las políticas hacia el Patio trasero y que no se dejan engatusar porque la piel del ocupante de la Casa Blanca se parezca algo a la suya, porque al fin y al cabo tampoco es esta la cuestión importante, porque a la gente, al fin y al cabo, se le debe juzgar por sus acciones y no por el color de su piel.

La cuestión es cómo organizamos los países, como montamos sociedades libres para seres humanos libres, como establecemos nuevos valores para mejorar las relaciones entre las personas. Tiene mucho que ver con lo más directo a nuestras vidas, a nuestras individualidades, pero en esa dimensión que vincula lo personal y lo colectivo. Creemos que la cultura tiene mucho que decir sobre esto.

No tenemos, como en tantas cosas, la fórmula secreta para cambiar el mundo, pero creemos que el camino correcto no es el oficial, sino el subterráneo, ese magma de solidaridad y de ayuda mutua que brota por debajo del ruido convencional. El terremoto de Haití nos muestra una realidad ingrata, aterradora. Oficialmente, se han repetido las mismas palabras de siempre, los discursos habituales, los que buscan complacer las conciencias, eso sólo nos añade mayor insatisfacción. Seguir cuestionando el mundo y sus representaciones se convierte en algo imprescindible y urgente.

PUENTE AÉREO: BARCELONA-MADRID

 

Un viaje en avión resulta para mí

un miedo, (un pánico), que me acompaña en todo el trayecto.

Pero esta vez no fue así, esta vez,

en mi vuelo Barcelona-Madrid me acompañaban

unas cuantas personas famosas, unas personas pensé,

que si yo iba a morir en un accidente aéreo

ellas también morirían. Uno de los famosos era Garbajosa,

y todo el equipo de básquet del Real Madrid.

Ya imaginaba el gran sepelio o funeral de estado

por la muerte de doscientos pasajeros,

y entre ellos, los jugadores del Real Madrid.

Me imaginaba a Florentino poniendo una corona,

me imaginaba también a Di Estefano con su bastón,

a Fernando Romay (con su enorme presencia)

asistiendo a la capilla ardiente con los 200 ataúdes,

(unos más grandes que otros),

me imaginaba las declaraciones de gente del deporte,

me imaginaba todo ese valle de lágrimas

representado por toda una nación en sus tres días de luto oficial,

 todos los jugadores de la ACB,

entre ellos los hermanos Gasol, ya que,

el que se estrellaran los jugadores del Madrid

era algo inusitado, era una mala suerte tan jodidamente

peculiar, que eso hacía que yo estuviera tranquilo.

Volar me proporcionaba una seguridad, una calma,

que lo podía hacer, siempre y cuando, estuvieran también ellos.

A ellos me refiero a los jugadores del Real Madrid.     

   Me imaginaba a toda la afición llorando y lamentando

la pérdida mía y la de los jugadores de básquet.

Porque al lamentar la de los jugadores

también lamentarían la mía, porque yo también soy persona

y sería frívolo lamentar la pérdida de los jugadores

y no la mía, también sería una víctima, pensé.

Por suerte el avión no se estrelló, los pasajeros

aplaudieron al aterrizar, incluido los jugadores del Madrid.

Por suerte teníamos buenos pilotos

y a todo el equipo de básquet del Real Madrid.

Los jugadores venían contentos, habían ganado

al Manresa. Y eso se respiraba en el ambiente.

Por Cecilio Olivero Muñoz

Penumbra

         Fue durante el primer curso de la carrera. Por aquella época mi vida era muy solitaria. Dos años antes, en el Instituto, había decidido no tener amigos. Ahora no sé muy bien por qué lo decidí. En parte por timidez, imagino, pero también había un planteamiento filosófico, de vida. Por suerte, la gente tampoco se fijaba mucho en mí. Pasé desapercibido. Eso me evitó acosos o sentirme acomplejado. Cuando comencé la universidad ya me había habituado a esa soledad, al contacto mínimo con los demás. Iba a clases y algunas tardes me las pasaba en la biblioteca, leyendo, a veces escribiendo. Llegaba a casa y cenaba. Me refugiaba en mi cuarto, de nuevo con mis libros o a veces me acostaba y escuchaba la radio, las noticias de la noche o algún programa de literatura. Mi madre no me decía nada, apenas lo básico, que era la hora de la cena, que comprase algo al día siguiente cuando volviera, qué tal las clases. Los viernes me solía dejar un par de billetes en la mesa de la cocina. Tengo la impresión de que siempre había sido así nuestra vida. Yo apenas gastaba, algún café en el bar de la facultad o en el Café Atlántico. Cuando lograba reunir algún dinero me compraba libros. A ello contribuyó que encontrara un pequeño trabajo para una editorial, como lector. No era gran cosa, me pasaban manuscritos y yo debía preparar un informe sobre la idoneidad del texto. A veces me hacían caso, las más. Pagaban poco, siempre por informe, aunque aquello me permitía leer y era algo que iba ingresando. Resultaba además mejor que trabajar de camarero o cualquier otra cosa. Los fines de semana paseaba por la tarde, si hacía bueno leía en algún parque o me pasaba un rato más largo en el Café. A las ocho volvía a casa. 

         Mi madre por su parte tampoco hacía mucha vida social. Trabajaba por las mañanas en una oficina. Por la tarde leía, escuchaba música clásica o veía televisión. Nunca venían visitas. Tal vez mi decisión de aislarme estaba en mis genes, una herencia genética, algo así, y que formaba parte de mi clan pasando de generación en generación. De mi padre no se hablaba nunca y apenas era para mí un recuerdo vago. Mi hermano hacía tiempo que se había marchado al extranjero y jamás supe a qué se dedicaba. De vez en cuando llamaba por teléfono. Hablaba con mi madre cuando era ella quien respondía o conmigo cuando respondía yo. Comentaba que estaba bien, que no había problemas. Yo a veces sospechaba que llevaba mala vida. Pero no lo sabía con certeza, era más bien una intuición sin base alguna. Tampoco me interesaba mucho. No habíamos sido de niños ese tipo de hermano que estuvieran todo el rato juntos. No es que nos lleváramos mal. Simplemente, nos ignorábamos. 

         En febrero estaba en la biblioteca y al levantar la vista observé que me miraba. Enrojecí un poco. Ella volvió a su libro. Yo, al mío. Cuando salí de la sala ella me estaba esperando.

– Sueles venir mucho por aquí. -me dijo. No había tono de pregunta en su voz. Se trataba mas bien de una afirmación.

– Sí -referí-, estudio aquí. -mi comentario, sin quererlo, resultó arisco, pensé, me sentí obligado a dar más explicaciones- Me gusta además esta biblioteca.

– A mí también. -comentó.

         Anduvimos hacia el metro. Me explicó que ella cursaba tercero de letras. Yo estoy en primero, comenté. Me preguntó por los profesores. Me dio algunos consejos. Ya en el vagón se interesó por los autores que leía y que me gustaban. Coincidimos en la opinión sobre algunos. Se bajó unas paradas antes que la mía, creo que para seguir con una conexión. Me sentí algo extraño por aquel repentino contacto. No estaba acostumbrado a charlar con la gente más allá de las conversaciones rutinarias. De repente alguien, una chica, mostraba interés por mí y no podía menos que sentirme no poco turbado. Quise quitarle importancia cuando salí del metro.

         Volvimos a coincidir. No me disgustaban esos encuentros. No obstante, creo que tampoco me sentía en exceso a gusto. En todo caso, me dejaba llevar, como me ocurría por lo demás con todos los aspectos de mi vida. Era algo a lo que no me ocupaba mucho tiempo, reflexionar sobre mi vida, no me planteaba si era bueno o malo, aquel encuentro como cualquier otro asunto, o si resultaba oportuno o inadecuado mantener una relación con aquella compañera de estudios que, por otro lado, tampoco iba mucho más allá de una mera relación superficial.

         O al menos eso es lo que yo creía. Una tarde, ya cerca de la estación de metro, me besó. Para un momento, me ordenó y me besó entonces. No es que me escandalizara, ni mucho menos, no soy un mojigato, aunque claro que me extrañó, no creí que hubiera dado yo motivo para que mostrara ese afecto.

– Y esto por qué -pregunté.

– Es un modo de darte las gracias. -me dijo.

– Por qué tienes que darme las gracias.

– No te has dado cuenta de que eres la única persona con quien hablo. -no podría decir si me lo preguntó o lo afirmaba.

         Tampoco me había dado cuenta, la verdad, aunque no quise decírselo, por no herirla y porque descubría de repente que teníamos algo en común. Hasta ese momento no me había planteado que alguien pudiera llevar una vida como la mía. No es que renegara de la misma, simplemente era consciente de que no era muy habitual, Al fin y al cabo observaba a los demás y veía ese mapa de relaciones que se daban a mi alrededor. No es que me interesara mucho las vidas ajenas, pero era inevitable apreciar los cambios que se iban produciendo. Al fin y al cabo pasaba muchas horas en la universidad y no era tampoco raro que me preguntase si yo sería capaz de vivir como los demás.

         Pese a todo, aquel beso no significó un cambio. Seguimos yendo juntos al metro, viajábamos hasta la estación concreta en que ella se bajaba y desaparecía, a veces coincidíamos en el bar de la facultad, tomábamos un café, charlábamos de libros. Casi nunca entrábamos en temas personales, casi siempre charlábamos, cuando no de libros, de lo referente al ambiente, a la tensión, a lo más cotidiano.

         Un día la noté distinta. No sé si triste o contenta. Ella misma me respondió sin formularle ninguna pregunta.

– Hoy es mi cumpleaños. -me dijo.

– Felicidades.

– Gracias.

         Cuando salió del metro me dio un beso breve y húmedo. Al día siguiente le regalé un libro. Sus ojos enrojecieron.

         El curso iba acabando y nos veíamos con más frecuencia en la biblioteca. Sin planteárnoslo, comenzamos a ponernos en la misma mesa. El primero en llegar le guardaba al otro el sitio. Deben de pensar que somos novios, tuve para mí que pensarían los demás. Me importaba poco, pero me hizo gracia la idea. No hacía caso a murmuraciones y comentarios, algunos sin duda malintencionados o estúpidos. Por otro lado, hacía días una prima de mi madre había llamado a casa, era una de las pocas parientes con quien mi madre tenía contacto. Respondí yo al teléfono. Pareció alegrarse de hablar conmigo. Tendrás novia, me preguntó. Pensé en ella. Respondí que no. Claro que no era una idea que me asaltara con frecuencia, a veces se me ocurría pensar en ello, nada más.  

         El último día de clase me dio un papel con su número de teléfono. Llámame un día, sugirió. La telefoneé a mediados de Julio. Quedamos en el Café Atlántico. Cuando la vi, la encontré especialmente bonita. Sin duda influía que lleváramos dos semanas sin vernos. Lógicamente, hablamos de los libros que habíamos leído esos días, que no eran pocos. Qué más has hecho, me preguntó de pronto. Poco más, le respondí, y era verdad, mi vida seguía igual, aunque sin clases, por lo que leía un poco más, la editorial me había dado algunos manuscritos para todo el verano. No tenía más perspectivas.

– ¿Y tú? -pregunté.

         No me respondió en concreto. Se quedaba en la ciudad, eso sí, me dijo, todo el verano. Eso nos permitió seguir viéndonos una o dos veces por semana, siempre por las tardes, en el café Atlántico. Éramos dos conocidos que charlábamos de libros pero que no sabíamos mucho más uno del otro, nada íntimo, privado.

         En agosto le dije de venir a casa. No lo hice de un modo preparado, se me ocurrió de pronto mientras charlábamos. Mi madre se había marchado unos días, estaba solo en la casa. Me prestarás ese libro, me dijo. Era, supuse, su forma de aceptar. Tomamos el metro como siempre, pero esa vez ella no se bajó en su parada. Subimos al tercero. La casa estaba en penumbra y no hacía calor dentro. Fue viendo los libros que se amontonaban en mi cuarto y en las estanterías del pasillo. Hojeó algunos. Esa tarde me di cuenta de que era realmente bonita. Pero no me lo pareció como en aquel primer encuentro de verano. Me atraía su belleza de un modo nuevo, agudo.

– ¿Quieres cenar algo? -pregunté.

         Se acercó a mí y me besó. Fue un beso largo, intenso. Fuimos a mi cuarto y nos estiramos en la cama. No decíamos nada. Nos besábamos y acariciábamos como si siempre lo hubiésemos hecho así. Luego permanecimos quietos, abrazados, en silencio, inmersos en la oscuridad de la noche. Cuando acaricié sus mejillas, noté la humedad de sus lágrimas.

– ¿Lloras?¿Por qué?

         Me explicó entonces su vida. Me habló de su niñez, de su juventud. Muchas cosas las podía entender, nadie mejor que yo para podérselas entender. A veces me sorprendía las coincidencias de los sentimientos y veía ahora que no era sólo cosas de los libros. Noté que a medida que su relato se acercaba en el tiempo, le costaba más hablar. Se pensaba más las palabras.

– Soy puta. -Me dijo tras un breve silencio- Lo habrás oído.

– Sí.

– ¿No te importa?

– No lo sé. -respondí.

         Se abrazó más a mí. Pensé en preguntarle si a ella le importaba. Pero no lo hice. Tal vez era un juicio de valor lo que le pedía con ello, un gesto paternalista, y no era eso lo que quería. Ni yo ni ella seguramente. Se quedó a dormir conmigo. A la mañana se marchó. Volvimos a encontrarnos unos días después en el Café Atlántico. De nuevo regresamos a nuestros libros, a nuestras charlas. Nos sosegaba, qué duda cabe, aquella rutina.

Juan A. Herrero Díez

LIMA: CIUDAD DE VELOCIDAD

 

El indio sigue siendo indio aunque lo persiga

la raza de los saciados vestidos con terno de corte italiano,

los niños exigen el capricho americano

a padres trabajadores esclavizados a una tarjeta de crédito

con la astucia negra del pájaro cuco,

las mujeres gimen por los chupatintas que presumen,

presumen de una dádiva chica y sin herencia

que sus hijos pretenderán tener

en pos de la plegaria de brea que dan al viejo-lobo de la patria.

Los negros bailan moviendo su cucu,

pues lo aprendieron en Chincha y allí baila hasta el gato,

y desafían a la promesa hueca del caballo sin dientes

pues siempre una mentira es menos que una canción,

las rosas buscan su espina en el escaparate eléctrico

porque allí se miente con descaro y es siempre

una mentira dulce, que da placer creerla.

La misa se ha vuelto dieta ciega para el que necesita

saber, saber cuál es la razón y el porqué

de cuando se pudre por desgana hasta el llanto,

el horizonte debe ser tan mentira

como que los pelícanos se disfrazan de pollo,

los senderos deben ser tan verdad

como que los sueños se esfuman en el aire,

será verdad el origen de la patata,

aunque una mentira es la gracia que viste al santo.

Los poetas huyen de su canción porque temen la risa

de un pueblo sin justicia,

aunque la justicia no exista ni para ellos ni para nadie,

la brújula se seca ante el viento

y el plomo está sediento de sangre ajena,

porque el paraíso es un huerto sin fruto

y la flor florece en el azar de una naturaleza distraída.

La perdiz discrepa con el cuy sobre la proteína seca,

los desmayos son cosa de maricones

cuando el empleado de banca discrepa sobre el logaritmo resentido que acoge al yermo erial que fue trinchera,

la burla es tan inmediata como el gas que se respira

cuando se esnifa la oportunidad en pequeños pedazos de Biblia.

Me he vengado de la blanca estirpe de matarifes

que en el barrio de San Isidro custodiaban el olor a sombra,

he sacrificado mi sacrificio de silencio y luna

para que en Miraflores no mientan a la llaga de mi frente,

he traicionado a los fantasmas del Real Felipe

para que la cáscara de mi lamento no sea de luz,

prefiero ser odiado a que me odien

cuando sea un niño puro y tonto,

 y me ejecuten los borrachos de paz,

porque hasta la paz cansa, y se aburre la misma paloma del cielo.

Los autos, las combis, y los micro-buses

siguen un río tan sucio y profundo

que las huellas de los conquistadores se apagaron de agua,

es frenética esta ciudad gris, es horrible esta anarquía,

esta anarquía pequeña que el cholo soporta en sus venas

y cuando besa a la calavera muere un suspiro de amor

estremecido por un amor imposible,

la noche de Lima es una noche cascabelera,

noche de cascabeles y de magia con sabor a todo,

es noche sensual y obscena

que coquetea lasciva y racial bajo un cielo sin estrellas,

coquetea asombrosa y esbelta

ante la caricia de una noche austral,

coquetea sencilla y hermosa bajo un cielo

que le exige prostituirse y ella olvida, y sigue siendo.

Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

ABSORBER LA PERMANENTE VITALIDAD

 

Absorber la permanente vitalidad

de la trascendencia de lo cotidiano,

del día a día pausado

vivo, armonioso, pero callado

que pasa sin hacer ruido

pero va llenando los posos

de nuestros adentros

de las esencias que nos hacen ser

y sentirnos persona.

LA DENSA CORPOREIDAD DE MI MEMORIA

 

La densa corporeidad de mi memoria

bulle en el hermoso caldero

donde se cuecen los olores

de mis realidades y sueños,

es tanto su bagaje y la fina línea

entre verdad y ensoñación

es tan imperceptible

que se han mezclado

formando un magma

tan verdadero y lúcido

que no se podrían rescatar

sus sabores y texturas originales.

ESTE LUGAR CONFORMADO POR UN ENTRAMADO

Ese lugar conformado por un entramado

de realidades y ensoñaciones,

aromatizado por vibrantes olores

y sustantivas emociones

llena los espacios de mi amada vida.

QUE SERÁ DE LA RICA

 

Que será de la rica

y sustantiva esencia

de mi acaudalada memoria,

donde hallará cobijo

sus magníficos nutrientes

cuando la vasija

que los contiene

deje de vibrar y se reseque.

COMO DENOMINAR EL INTANGIBLE

Como denominar el intangible

espacio donde mis emociones

hallarán descanso

cuando mi lugar desaparezca.

RARA ES LA VEZ

 

Rara es la vez

que no me arranca

una sonrisa

el ilustre poeta

de mi amada tierra

con su deje

de irónica ocurrencia.

Disfruto leyendo

sus breves crónicas

que se desgranan cayendo

hasta formar columnas

que se adosan

en los pilares

que sujetan mis alforjas.

Empiezo de buena mañana

con refrescantes sonrisas

rellenas de mermelada

del nutritivo sabor

de la realidad cachorreña

que solo da la cosecha

de Don Manuel de Alcántara.

RECONOZCO EL BULLICIO

Reconozco el bullicio

que burbujea en mis entrañas

activado por la ilusión

que me ha generado

el hecho trascendente

de que estoy siendo examinado

por una preeminente

agencia literaria,

ojalá encuentre en ella

el reconocimiento de la valía

de mi ya abultada obra

y esta pueda acceder

a intelectos ansiosos e interesados

en poesía sensible y comprometida.

Reconozco que me gustaría

ser reconocido como poeta

porque así me siento

y sin desmerecer

la vanidad de mi ego

humano al fin

lo que realmente me sacude

es la esperanza de que mis inquietudes

trascienda a personas

y sentirme útil.

Pero seguiré escribiendo

porque sale de mí

como necesidad vital

y regeneradora de mi mismo

sea cual sea

la realidad de los hechos

en mi espera de primavera,

al menos hasta que la curiosidad

siga alimentando mis sueños.

SI LOS SONIDOS DE LAS PALABRAS

 

Si los sonidos de las palabras

sus ecos, entonaciones y matices,

se hubiesen podido mantener en el tiempo

suspendidos, levitando en un espacio

intemporal, anaeróbico y modélico,

entonces podríamos rescatar

originales versos en su contexto,

de sus encapsulados descansos,

con toda la riqueza de sus léxicos

en su punto, con su acento

de la mismísima boca

que lo expulsó de sus adentros,

satisfacer nuestros tímpanos

con la orfebrería de Góngora

o la maravillosa ironía de Quevedo.

SIEMBRA CONTINUA SIN DESMAYO NI REMEDIO

 

Siembra continua sin desmayo ni remedio

en las voluntades de los intelectos

para que sigan surgiendo las emociones

de las múltiples y ricas variaciones

que ofrecen los fabulosos mundos

surgidos de las aristas de las palabras

de sus sonidos, de sus silencios,

pulirlas hasta dotarlas del armamento preciso

áspides inyectoras del veneno mortífero

que aniquile el empobrecimiento del léxico,

de sus contenidos, sus emociones y su limo.

CUANTAS LÚCIDAS Y EMOTIVAS HISTORIAS

 

Cuantas lúcidas y emotivas historias

enriquecerán mis días

cuando alcance el júbilo,

seguramente un mínimo número

de las que aparentemente sestean

en los cuidados estantes

donde las fui acunando

con riguroso y esmerado mimo,

serán legión las que exhalaran

desde sus bellos y cuidados lomos

miradas denodadamente suplicantes

quedaran sepultadas por lágrimas

de sus inconsolables lloros,

con sus anegadas aguas

transportaran mis básales hilos

convertidos en calcinadas exequias

o en fugaces haces luminosos

hacia el concentrado hueco

donde abonaré con mis esencias

el agujero negro de los sentidos.

COMO LUCES DE MI CIUDAD CAMINO

Como luces de mi ciudad camino,

nunca a habido más centrifugas

y a la vez formaron un centro

más integrado en la armonía de sí mismo,

los extravíos emocionales

que dominan la cósmica de mi tiempo

me hacen sentir el absurdo del exilio

en mis propios pasos, en mis inicios

negándome mi historia, carácter y designio,

ser arrabal en mi sombra

en las esquinas que doblan las luces

que traspasan mis córneas

y sostiene el centro de mi mismo;

no lloraran mis esencias,

consolaran mis vástagos, añoraran mis vestigios,

ser extranjero en las normas

de quienes fugazmente tropiezan

con mis contemporáneas luces

no perturba mi sentido intimo,

el dominio del compartido espacio

no da derecho ni poder

para descomponer ni magnífico crisol

que conforme se aleja reverbera sobre si mismo

formando haces de maravillosos sueños

esos que instalan el territorio de mi vida.

ONDULÁNDOSE SOBRE SI MISMA

 

Ondulándose sobre si misma

envuelve su cercano espacio

con el atrayente sabor

de su perfumada estética,

desprendiendo aromas

por los perfiles de sus rasgos

retenida estática

de intima percepción.

EN UNA MARÍTIMA PALMERA

 

En una marítima palmera

y por una esquina fijada

una foto con la cabeza volteada

mira al mar desde los tiempos

en que una desgarrada doliente

mantenía el ánimo de la búsqueda,

con la derrota anunciada

por la iniquidad conclusa

aguarda a sucumbir

ante la gravedad de la certeza,

aún traslada

traspasadoras luces de auroras

hacía el término de la raya

para superar el vértigo

de una luz sin mañanas,

y mientras impulsado por ella escribo

ahíta de sostener miradas

se deja descender

y enfrentándose al cielo

concluye su obra malograda

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR  LUIS CHINCHILLA ELIZONDO

 

PIEL DEL NEÓFITO POETA

 

¿ Porqué será que no escribe el poeta?

Acaso la noche helada no le ha vuelto a ver.

Dime niño,

¿Dónde esta el poeta?

Dicen que se fue, para no volver,

Ya no quiso soñar…

Sus manos estaban frías,

Porque las nubes no se juntaban a conversar,

¡ Sí !,

Los sueños están en el aire,

Sólo hay que mirarlos sin molestar.

¿ Pero dime niño?

Si las palabras se escondieron,

Para no sentir el frío de sus manos

¡ No ¡

Ellas se embriagaron por su partida,

Y se fueron, para el mundo recorrer.

¿ Dime?, si es que no escribirá el poeta,

Porque alguien lastimo sus letras.

¡ Sí ¡

Parece que un Amado y experimentado poeta,

menosprecio los sueños y la letra del

Neófito poeta.

¡ Niño ¡

La poesía no ha muerto,

Seguirá siempre viva

Respetando los sueños

De quien escriba.

Ven niño poeta,

Sigue escribiendo a la luna,

Aunque sus versos sean amargos

No desprecies a ninguna.

¿ Dime niño,

Quien es el dueño de la poesía y la letra?

Sin el sueño de los amantes,

La poesía  no existiera.

Para que las noches no sean eternas,

Debo escribir lo que el alma ordena.

Creyendo que la poesía descansa en los sueños

De las personas nobles y buenas.

Luis Chinchilla Elizondo  08/09/2009

Grecia, Alajuela, Costa Rica

NATURALEZA

 

 

 

Te invito a pasear

Por este viejo camino

Donde la maldad del ser humano

Aún no ha llegado.

Empapados de tiempos de bondad,

La sombra nos refresca

Y la tierra parece suplicar.

Con el paso del viento

Los  bambúes parecen hablar,

Al caer la lluvia,

La sedienta tierra

Vuelve a suspirar.

El Cielo lleno de paz,

La quietud une nuestras miradas

Llenas de sinceridad.

Con un puñado de sentimientos

Al lado del camino, dices,

¡ las flores son páginas

Que reflejan la verdad!.

Pétalos de rosa nos miran

Como a niños,

Que vienen y van.

La  ciencia y la prisa

Ya no están más,

Sólo las piedras del río

Bajo el agua cristalina,

Con los rayos del sol

Parecen brillar.

Sigamos luchando naturaleza

Para seguir cultivando vuestra belleza

Que los años no apaguen el H2O.

Las nacientes no desaparezcan,

La lluvia quede impresa,

En las generaciones

Que están por llegar.

Luis Alberto Chinchilla Elizondo  16/08/2009

Grecia, Alajuela, Costa Rica, correo electrónico: luischin_63@hotmail.com

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR MARIO MELÉNDEZ

(Linares, CHILE, 1971)

 

SEÑORES DEL SUR

 

Señores del sur

he comprometido mis raíces con ustedes

mi palabra llegará como un río

a recoger la tierra y su origen

Llámenme agricultor

cuando el trigo se despierte

cuando cruja la semilla

y el invierno se levante en una mano

Llámenme soldado

cuando el agua y la piedra se reúnan

entonces seré el puñal

que desgarre ceniza y envoltura

No digan al Maule como me llamo

me reconocerá por la voz

por los susurros que mis labios

llevarán hasta su lecho

No digan nada en Constitución

o en Pelluhue o en Chanco o en Curanipe

mi nombre fue encontrado en una ola

no es necesario que digan nada

Señores del sur

mi casa es mi mejor emblema

Pueden ver a través de las ventanas

o a través de mis ojos

lo que les tengo preparado

Abriré de una en una mis heridas

y escupiré poemas en vez de sangre

y a todos les diré mi nombre

Porque no quiero ver a Pedro

arrinconado en un museo

o a Manuel Francisco

retenido en una boca

Ellos sabían cantar

eran dos vientos de distinto oficio

dos gotas que el Maule

sacudió con violencia

Y yo ¿quién soy?

algo tengo de todos

cara de pan o de hormiga

muslos comprometidos

con el sabor de la tierra

hombros de padre

dientes de inquilino o de patrón

Soy una flor con espinas

y pétalos de mármol

un poema preparado

con la lluvia de cada día

VINCENT 1993

 

a Vicente Huidobro

El gran poeta de las vanidades

se mira al espejo y dice

no hay otro mejor que yo

no hay otro más hermoso y delicado

más burlón, paradojal e irresistible

Y cuando voy por las calles

me persiguen y me piden autógrafos

se aglutinan en torno mío o se desmayan

porque soy más inmortal que las agujas

y en mi boca suspiran las estrellas

Así, cada montaña es un pelo en mi oreja

y cada nube una escalera de emergencia

donde subo y bajo como un mago

persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance

No obstante los helicópteros me adoran

me adoran también las escolares que diviso de reojo

me adora el trapecista de un circo desahuciado

me adora la azafata de un vuelo imaginario

me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas

y todos gritan “Ahí va Vicente, ahí va

con su cara encerrada en un sombrero

ahí va, el que se orina en los astros

el que respira copihues

y cambia de color hasta volverse inaguantable”

Y yo me río como un Buda chocho

cuando arrojan flores a mis pies

y me lleno de números telefónicos

y de mujeres que darían sus propios pechos

por rozar mi frente de amante multitudinario

o por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de fruta

Tengo unos cuantos lunares en francés

y un gato que me habla en un idioma póstumo

y un perro que me muerde y me lame las antenas

y un cilantro preguntando quién soy

y yo le digo “No me busques

no hagas caso de la rosa deshojada

tú tienes tu propia sabiduría

tu propio olor

tu apellido en la cazuela del domingo

y no necesitas ser tan hermoso

para que ellos te respeten

cuando con sólo probarte

tienes ganado el cielo

y un espacio en mi garganta”

Ahora me marcho en mi paracaídas

me marcho en mi aeronave de plumas anónimas

me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano

a dormir una siesta en un ataúd de huevo

QUE SALGA EL INDIO ENTRE LAS PIEDRAS

 

Que salga el Guayasamín que cada uno tenemos

que salga el indio entre las piedras, médula a médula

el gran precipicio que somos, la gran llaga ecuatoriana

y lo que cae del ojo al cielo, y lo que arruga el aire

y lo que sale de nosotros mismos como una rosa deforme

y lo que araña más adentro que salga

que salga el trueno, la bocanada, el relámpago

la hebra furiosa y tuerta que mira sangrar el alma

y aquí, en esta jaula ardiente que es América de luto

están pendientes los nombres de aquellas manos clavadas

de aquellos pies desahuciados, de aquellos huesos de humo

de aquel sueño arrojado al gran ataúd del miedo

o simplemente del árbol con sus ramas infinitamente secas

Porque no estamos muertos, no estamos

y hay uno que ahora brinca por encima de los sables

y hay uno que bebe fuego y lleva alas de ceniza

y hay uno que agrieta el río con su cráneo universal

y hay uno que dice yo, yo soy el indio entre las piedras

y todo el horror humano se me apaga en el cuerpo

y tengo lágrimas y penas

y el corazón como una luna borracha

y el esqueleto dormido, y la mandíbula tiesa

y a mi oído brama el perro de las noches podridas

y a mi boca rueda el beso de la angustia que mata

Y yo pinto, yo pinto con mi voz y con mis uñas repletas

yo pinto con mi oxígeno la cicatriz del viento

raspo la puñalada maldita de los siglos

me sumerjo en el ácido mortal de las pupilas andinas

desnudo el recuerdo de la calavera sombría

y en mí sobreviven las tripas cortadas de cuajo

y cada grito soy yo, cada mejilla nacida del grito

cada suspiro fatal y su patria de aguja

cada mujer, cada hombre

cada animal volteado en la vértebra dramática

todos y cada uno de ellos

y en todas partes la vida como un sol amargo

y yo, hinchado de colores

cierro las alas y duermo sobre la tristeza

 

UN DÍA VOLVERÉ A TUS OJOS

 

Un día volveré a tus ojos

y comenzaré de nuevo

volveré con un sonido hueco de metal

y sol mojado

buscaré entre los papeles del tiempo

tu cuerpo verde y tus cabellos de uva

te coronaré en silencio con mi boca

y con mis manos que no terminan

Volveré por ti y por tu sangre estrellada

viendo pasar la tarde como una sombra antigua

algo se romperá allá arriba y no seremos nosotros

algo se quemará de pronto con el eco de tus sábanas

Y volveré más vivo, más puro, más hambriento

y volveré volando y desgarrando plumas

todo lo haré por ti, todo en silencio

que hasta los gallos prolongarán la noche

cuando te vean desnuda

LLÉVAME

Llévame hacia el sur
de tus caderas
donde la humedad
envuelve los árboles
que brotan de tu cuerpo
Llévame a la tierra profunda
que asoma entre tus piernas
a ese pequeño norte de tus senos
Llévame al desierto frío
que amenaza tu boca
al desterrado oasis de tu ombligo
Llévame al oeste de aquellos pies
que fueron míos
de aquellas manos que encerraron
el mar y las montañas
Llévame a otros pueblos
con el primer beso
a la región interminable
de lengua y flores
a ese camino genital
a ese río de ceniza que derramas
Llévame a todas partes, amor
y a todas partes conduce mis dedos
como si tú fueras la patria
y yo, tu único habitante

SI FUERAS CALVA TAMBIÉN TE AMARÍA

 

Si fueras calva también te amaría

me volvería loco besando tu cabeza

tu pequeña luna dorada

Si fueras calva, oh si fueras calva

te llevaría por el río de la memoria

me sentaría junto al fuego de tus ojos callados

derramaría un cisne en medio de tu frente

Pero la larga y ciega cabellera

el largo aliento de cristal

la larga hebra de ceniza y polen que tú eres

todo lo que la vida se guarda para sí en tus cabellos

lo que la noche te roba en suspiros

todo lo que el color del éxtasis te lame

como en un vuelo relámpago

como en un sol prolongado

como en un juego de luces apiladas en tu cuello

todo eso, amor, y más arriba esta ola

esta corriente, este aire

este racimo de algas enjuagadas al viento

este cordón humano amontonado a ti

esta marea, este soplo

este susurro que me ata hasta las últimas raíces

y lo que nace, y lo que acaba

y lo que cae al gran abismo de tu sangre

lo que no ha sido escrito, amor, todo el misterio

porque en la sombra de tu pelo

yo me ahogo para siempre

 

 

PARA MAYOR SEGURIDAD

Vengan a ver mi poesía
no está hecha de material ligero
aguantará perfectamente el invierno
y en verano refrescará
las mentes y los cuerpos
Hay poderosas vigas entre cada verso
hay listones apuntalando mis palabras
Y si la lluvia desea entrar
pondré mis sueños en el techo
y taparé las goteras
con mi propio dolor

LA OTRA

Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.
Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le daba
La Abuelita. Por lo que una mañana El Lobo le dijo: «Caperucita,
quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque;
ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú me digas
tus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes y esos
colmillos tan filudos, y yo, como un estúpido, responda que son
para oírte, olerte y verte mejor. No, Caperucita, lo nuestro ya
no tiene remedio». Entonces Caperucita, desconcertada por aquella
confesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensando en la
clase de mujer que había conquistado el corazón de su amante.
«Es ella, tiene que ser ella», repetía la niña, mientras buscaba
desesperadamente la casa de la anciana. «Abuelita», gritó al fin,
cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, «¿cómo
pudiste hacerme esto? tú, la amiga en quien yo más confiaba».
«Lo siento», dijo la otra, «nunca pensé quedar embarazada a mi edad,
y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,
él es un lobo responsable, que no dudó por un minuto en ofrecerme
matrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrás
que buscarte otro. Después de todo, no es este el único lobo
en el mundo, ¿o no?».

MI GATO QUIERE SER POETA

Mi gato quiere ser poeta
y para ello
revisa todos los días mis originales
y los libros que tengo en casa
Él cree que no me doy cuenta
es demasiado orgulloso
para dejar que le ayude
Lleva consigo unos borradores
en los que anota con cuidado
cada cosa que hago y que digo
Ayer no más, en uno de mis recitales
apareció de incógnito entre la gente
vestía camisa a cuadros
y mis viejos zapatos rojos
que no veía hace tiempo
Al terminar la función
se acercó con mi libro en la mano
quería que lo autografiara
y para ello me dio un nombre falso
un tal Silvestre Gatica
Yo le reconocí de inmediato
por sus grandes bigotes y su cola peluda
pero no dije nada
y preferí seguirle la corriente
Luego me deslizó bajo el brazo
uno de sus manuscritos
“Léalos cuando pueda, Maestro” me dijo
y se despidió entre elogios y parabienes
Y sucedió que anoche
y como no lograba dormir
levanté con desgano aquel obsequio
para darle una mirada
Era un poema de amor
un hermoso poema de amor
dedicado a Susana
la gatita siamés
que vivía a los pies del sitio
Parecía un texto perfecto
tenía fuerza y ritmo e imaginación
y todos los elementos necesarios
para decir que era un gran poema
y sin duda era un gran poema
un poema como pocas veces había leído
Entonces me entró la rabia
y la envidia y la cólera
y me pilló la madrugada
con el texto entre las manos
sin atreverme a romperlo
o hacerle correcciones
Que Dios me perdone por esto
pero no veo otra salida
mañana echaré mi gato a la calle
y publicaré el poema bajo mi nombre

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR OMAR SANTOS

(MÉXICO, 1975)

 

TERRITORIOS

 

El lugar donde prohíben los recovecos.

El lugar donde el verbo se hunde en la llamarada.

El lugar donde se olvida el castillo y las emociones.

El lugar donde se ignoran los muñones de la infancia.

El lugar donde octubre es inédita rabia del arcángel.

El lugar donde el espectro escondió el libro y las monedas.

El lugar donde el lunes es cuchilla del profeta.

El lugar donde exhibieron las entrañas del indoblegable.

El lugar donde la linterna es llanto y proferir de la muchacha.

El lugar donde los espejismos son alimento del poeta.

El lugar donde el sexo es un asunto de la sucia moral.

El lugar donde el corcel anunció la orgía de los dioses.

El lugar donde el terrorista pidió el verso antes de la inyección.

El lugar donde nos harán beber el cáliz de nuestra propia sangre.

El lugar donde el que escribe estas vicisitudes se queda quietecito,

en el lecho, negando la máscara más hermosa de la fatalidad.

EL LLAMADO

Ya ves, ya ves, que nos llaman,

que algo muriò en el camino,

unos ojos aterrados nos miran

desde los àrboles,

ya ves, han destrozado la casa

que hemos olvidado al càntaro

y a los niños

como espantapájaros

sin voluntad,

como cobardes indescifrables

que se conforman con la soledad.

Ya ves, ya ves, algo de tì se arrodilla

algo que se enrosca como

extenso alarido,

que nos venden la duda,

que tal vez el vacìo y las tenazas,

y esto que nos fractura la palabra,

y esta noche que no acaba

en la impiedad.

Ya lo ves, ya lo aceptas,

te despeñas, te acongojas

algo nos escupe

algo de nuestro propio origen

nos rechaza.

Ya ves que fácil es cagarse de miedo,

que grandilocuente el ser contemporàneo

acabando con los pèndulos de su razòn.

El TURNO DE USTEDES

Dispongan,

ya no hay confidencias

sobre el jazmìn,

que se diga claro,

pues ya qué,

una hambruna, un cadáver màs.

Ya se acaba la antorcha

de la tranquilidad,

bienvenidos,

pasen ustedes,

ya gozamos de la era

del vòmito,

eviten el bramido y la tardanza,

extiéndase en su desague de indiferencia;

aquì falta escarnio, aquì

un poco de horror familiar,

bienvenidos,

Oh, grandes seres,

esto es la gran opereta

de los insectos.

A su gusto, con cinismo

con tibieza, a sus anchas,

yo ya tuve mi salutación

mis días de cobardìa

y lamentación,

maté afectos,

ignoré con otros

el consejo de los buenos padres,

ahora el fingimiento.

Ahora recitemos esos versos de la partida;

pero amigos, ustedes tomen

su parte, yo paguè, ya decidì,

a lo sumo, ya esto lastima,

amigos, decidan,

esto abofetea, esto es el hartazgo…

 

LA DIFERENCIA 

 

La diferencia está

en los grilletes,

hombrecito de socavones,

hombrecito de cristal.

Ah, pero no es una alharaca,

es bueno saberlo,

si no hay largas dudas,

no existe otro canto para la soledad.

N o es sensato buscar en el olvido

de los otros,

aunque se cambie de paloma

o de sitio,

la desolación es contundente,

miras la libertad en el horizonte

e irremediablemente

te dan ganas de enloquecer.

La diferencia está

en los grilletes,

aceptarlo,

no excuses, no escapes,

hombrecito de las ciénagas,

si dudas mira esa multitud

que se resquebraja,

la luz del héroe mutilado

o la cárcel de esas miradas;

ah, pero no es una alharaca,

esto es la marca del siglo,

esto es la desventaja.

PERTURBADOR

 

Pues la noche

de estos maniquíes

es perturbadora,

pues qué grave, qué retroceso,

y es triste señores,

es humo de origen.

Extenso el escenario de latigazos.

El pánico procura más rehenes.

Qué desaliento en esta residencia,

en cada sitio,

señores,

nos han preparado la mortaja,

están preparando los tratados

crueles

señores, qué cicatriz,

calendario de atrocidades inventan,

y se ama el laberinto

como se ama al gusano del circo

o a la puta más feliz.

Claro señores, claro que no es gracioso,

no es un canto en el paraíso,

no tiene que ver con la mujer

que se goza mordiendo el limón.

Pues qué grave señores,

la linterna que se derrama

sobre la palabra tarde,

y qué gracia, con qué voluntad,

vamos todos elegantes,

mientras allá, ovillado entre navajas,

acaban con la ilusión.

 

MEDITACION DEL ESBIRRO

Me emocionan los árboles de la muchacha,

el globo alegre que cruza los azules,

el grito y el baile que despierta a los puertos

con niños. Me gustan los ancianos

que corrigen sus poemas.

Me gusta el olor de la tabernas

y el pandero de las zorras.

Pero me dieron órdenes,

es fácil el objetivo, es preciso,

tiraré mi piedad, y tendré que arrasar pronto,

ahora no tengo ni Dios ni moral,

y tendré que detonar,

es terrible y absurdo,

pero me dieron órdenes,

ahí está el blanco,

sólo apuntar…

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ENTREVISTA AL CRÍTICO LITERARIO Y POETA

VICENTE LUIS MORA

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

   Vicente Luis Mora es una de las mentes más brillantes de este país, no sólo por su faceta excelente como poeta, en la que destaca de entre sus contemporáneos, y no sólo por sus críticas tan sumamente acertadas y sin ningún alarde pretencioso, sino por su extrema erudición y su primoroso virtuosismo. Ha publicado varios libros, de los cuales destaco aquí los que he tenido el placer de degustar, que son: “Singularidades, Ética y Poética de la Literatura Española Actual” (Bartleby, 2.006), “Mester de Cibervía” (pre-textos, 2.000) ganador del premio “Arcipreste de Hita” 1.999, y “Tiempo” (pre-textos, 2.009). Tengo que decir que tanto el ensayo “Singularidades” y los dos poemarios son de una calidad abrumadora, ya que en el ensayo he notado mucho nivel crítico, un nivel crítico que no deja de ser sincero, perspicaz y no deja cabos sueltos, el lenguaje es cercano y habla con conocimiento; especialmente recomendable para poetas, para todo tipo de poetas. La poesía es innovadora, elocuente, y plagada de profunda semilla. En “Tiempo” he notado cierta simplicidad cargada de un profundo lenguaje que emana desde lo más sencillo hasta de lo más remoto; exalta el desierto como símbolo de nuestras vidas solitarias, y de “Mester de Cibervía” debo decir que me han impresionado su intuitiva relevancia, su innovadora temática, su musicalidad y originalidad; no me extraña que fuese premiado.

Hola Vicente, ¿Qué es para ti la poesía?

Respuesta: Caramba, es curioso que nadie me haya hecho hasta ahora esta pregunta prototípica. Siempre pensé cuál iba a ser mi respuesta el día que alguien me inquiriese al respecto, y nunca llegué a una conclusión interesante, porque es difícil resumir una actividad vital tan profunda y complicada con un par de frases. Digamos que la poesía es para mí la parte más nuclear de la literatura, aquella donde se conjugan una experiencia extrema de lenguaje con una experiencia profunda de conocimiento en aras de una comunicación literaria de la máxima tensión. Definir “lenguaje”, “conocimiento” y “tensión” nos llevaría semanas, pero creo que puede entenderse bien lo que quiero decir.

 

-Yo escuché hablar de ti por un libro que leí que te resultará familiar, el libro de Fernández Mallo “Postpoesía” y me dejó estupefacto tu acertada opinión sobre los concursos de poesía:

-¿Qué opinas de los concursos?

Respuesta: Opino que los concursos están bien o no son perniciosos única y exclusivamente cuando concurren estos presupuestos: 1) Los miembros del jurado de verdad no conocen de forma previa el nombre de los autores ni las obras presentadas. 2) El representante de la editorial tiene voz, pero no voto. 3) El editor de esa editorial no ha animado a presentarse al certamen, con garantías o promesas de por medio, a un poeta al que quiere “colocar” en su catálogo sin arriesgarse económicamente. 4) El representante de la institución convocante se limita a estar calladito y mirando. 5) El autor premiado no ha intentado ponerse en contacto con ninguno de los miembros del jurado ni con la institución. 6) El autor premiado no ha escrito el libro pensando en el premio, ni en los nombres que componen el jurado, ni en la dotación económica –si la tiene–, ni ha introducido citas, epígrafes o convenientes señales que puedan hacer pensar a los miembros del jurado que a él le molan los mismos autores que a los miembros del jurado le molan, ni tampoco ha incluido versos de poemarios escritos por miembros del jurado. 7) El premio no provoca ningún envío de jamones de bellota antes, durante o después de las deliberaciones del jurado.

Todo lo que se puedo decir sobre este tema lo dejó bien escrito Juan Bonilla en su memorable relato “Bases del Premio Mastodonte de Novela” en Veinticinco años de éxitos (La Carbonería, 1993; Pre-Textos, 1996).    

 

-¿Qué opinas de la nueva corriente que está creando Agustín Fernández Mallo?

Respuesta: No sé a qué corriente te refieres, puesto que Agustín es un escritor muy personal. Hay jóvenes imitadores de Agustín, de eso sí me he dado cuenta, pero en este caso hablaría más de epígonos o seguidores de él que de corriente como tal. De Agustín, como he apuntado en un artículo reciente sobre su “proyecto Nocilla”, sólo puede decirse lo que él señala de la Coca-Cola: no puede compararse con nadie.

 

–         En tu libro “Singularidades” citas varios nombres que dices que son el auténtico parnaso de oro de la poesía española actual, ¿Qué condiciones tiene que tener un poeta actual para estar en ese parnaso?

Respuesta: En la actualidad es fácil, sigue siendo suficiente hacer la pelota a una serie bastante larga de poetas y críticos –casi los mismos que citaba en el libro– y dejarse utilizar convenientemente y a discreción por ellos.

 

–         En este libro dices también que un poeta postmoderno tiene no sólo que haber leído a los clásicos, sino que tiene también que conocer temáticas de física, tecnología, ciencia, filosofía y muchas materias más: ¿Qué me puedes decir acerca de este tema?

Respuesta: No creo que dijera en ningún momento “poeta posmoderno” sino poeta a secas. Salvo rarísimas excepciones, los mejores poetas, artistas, narradores, ensayistas, críticos o dramaturgos de cualquier época y cultura podían contarse sistemáticamente entre las personas más cultas, estudiosas, inteligentes e inquietas de su tiempo.

 

–         También he leído de ti que la narrativa española actual está anclada en parámetros decimonónicos, ¿Cuáles son para ti los escritores de novela que quizá pueden salvarse de esta “regresión temporal”?

Respuesta: Uy, pregunta trampa. No malintencionada, claro, sino letal de responder, puesto que por buena memoria que tenga uno siempre se dejará alguien fuera. Prefiero remitirme a mi índice de críticas literarias publicadas durante los últimos 15 años.

 

–          ¿Qué opinas acerca del apropiacionismo del que nos habla Fernández Mallo en su ensayo? ¿Cómo debería enfocarse a tu parecer?

Respuesta: El apropiacionismo es una técnica artística, como el propio Mallo recordaba desde las primeras versiones de su Postpoética, cuya utilización se remonta a los años setenta del pasado siglo. Puede verse a este respecto el esclarecedor ensayo de Juan Martín Prada, La apropiación posmoderna. Arte, práctica apropiacionista y teoría de la posmodernidad (Fundamentos, 2001). Hay un recurrente ciclo tendencial, que paradójicamente engloba, cuando se da, desde ciertas vanguardias a ciertas variantes reaccionarias en lo literario, a considerar que todo está agotado como creación ex novo y que la aparición de algo nuevo sólo puede venir de copiar, plagiar, glosar o reorganizar elementos ya existentes. Cuando estas líneas estéticas, como la de Agustín, consisten en mirar con ojos nuevos lo ya hecho, me parecen de gran interés. Cuando suponen, y estoy harto de verlo en poesía, única y exclusivamente un refrito malo y plagiario de lo bueno (e incluso malo) ya existente, me producen un profundo sueño o una dolorosa ardentía, según la época del año.

 

–         He visto que vives en Estados Unidos, ¿Qué poetas estadounidenses nos invitarías a leer? ¿Crees que los poetas estadounidenses si que están a la altura del postmodernismo tardío?

Respuesta: Lamento decir que no he aprovechado mi estancia aquí para profundizar en poesía, tenía otras cosas que hacer y en mi escaso tiempo libre he preferido leer narrativa estadounidense. De cuando en cuando hojeo revistas poéticas locales, pero no tengo ninguna “atención” especial puesta; uno no puede estar pendiente de España, Latinoamérica y Estados Unidos al mismo tiempo y con cierta profundidad sin volverse loco o sin ser millonario o sin trabajar en una universidad que le pague a uno los libros. He descubierto algunos poetas chicanos muy interesantes, como Demetria Martínez o Levi Romero, aunque dudo que sean fáciles de leer desde España.

 

-En tu ensayo “Singularidades”,  nos dices que en España no hubo nunca modernismo, ¿Por qué lo crees?

Respuesta: Creo que mejor me remito al ensayo, porque es una de las líneas de fondo del libro y no puedo aquí resumirla sin superficializarla.

 

–         He escuchado decir que en España ha hecho mucho daño a la poesía la forma de trasmitirla, es decir, la manera oral de trasmitir la poesía, ¿qué opinas al respecto?

Respuesta: No puedo opinar, porque tendría que leer o escuchar el completo razonamiento que daba esa persona al respecto. En principio, un modo de transmisión no tendría por qué dañar nada; más peligrosos son los modos de interpretación, que sí que han hecho daño, y mucho, a la poesía española.

 

 

-¿Qué opinas del verso rimado como tal? ¿Por qué crees que ya no se usa y se usa más la poesía narrativa?

Respuesta: A mí el verso rimado no me parece mal, incluso lo he practicado a menudo y tengo un libro inédito –seguramente por fortuna para todos– de sonetos. Pero reconozco que hay que ser muy original y muy brillante para que un poema rimado no parezca anacrónico y desfasado en 2010.

 

-¿Qué opinas del éxito de la novela sobre televisión de Manuel Vilas “Aire Nuestro”?

Respuesta: No vivo en España y no conocía el éxito; Vilas me comentó hace poco que iba a salir una segunda edición, pero no tenía más noticias. Me alegro por él; para mi vergüenza, todavía no he podido leer el libro. En este momento tengo 221 libros, recién contados, recibidos y pendientes de lectura.

 

-Tú has usado una nueva tecnología como lo es Internet como tema literario o entorno para expresar tu poética, ¿crees que la poesía actual debe de seguir por esos cauces? ¿qué opinas de la poesía en generaciones anteriores a la nuestra?

Respuesta: Yo no me atrevería a decir qué “debe” o “tiene” que hacer la poesía actual (salvo tener calidad, eso sí se le debe exigir): no soy ningún pope y como detesto recibir órdenes evito darlas. Creo que los nuevos medios son interesantes, eso es todo, y que traen riqueza de posibilidades.

La pregunta sobre “generaciones anteriores” es difícil de responder; creo que me remito de nuevo a mi trayectoria crítica, que daría una luz aproximada a la respuesta.

 

-Y por último, ¿has dicho todo lo que había que decir sobre la poesía española actual?

Respuesta: Tengo la sensación de que todavía no he empezado a decir lo que tengo que decir sobre la poesía española, pero si todo va bien, quizá no haya que esperar mucho para romper a hablar. Para empezar, todavía no he publicado mi tesis doctoral, por ejemplo, así que imagínese lo que me queda –inédito o todavía no escrito–por decir.

 

Gracias por tus respuestas, tan acertadas como siempre, y quiero que sepas que esperamos con interés tus obras.

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS PERUCHOS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

CREENCIAS DEL PERÚ

 

Dicen los peruanos viejos, los venidos de todas partes,

los portadores de la sabiduría ancestral,

que proteger la casa con una calavera de ser humano

ahuyenta a los ladrones, y a los invasores del hogar.

Dicen las mujeres de la casa,

las mujeres vencidas por la cucaña y las mañanas repetidas,

que una escoba detrás de una puerta

hace que el que molesta se vaya con una prisa que asombra.

Dicen los que vieron a la muerte de cerca

que pasarle un huevo a un niño por todo su cuerpo

le cura de muchos miedos, y le saca el mal de ojo.

Dicen las matronas de los hospitales

que ponerle a los niños recién nacidos un lazo rojo

en la muñeca lo protege del mal de ojo

y de otras malas artes que es menester sacar.

Alguien dijo: a los remedios del pueblo los bendice Dios,

por eso el pueblo escucha y divulga

y la sabiduría popular es tan vieja como el polvo,

el polvo que somos y seremos, la tradición colectiva

es la herencia del antiguo hechicero,

ese que protegía a su tribu

y con su visión les enseñaba el camino a seguir

en la senda de la noche de los tiempos. 

LA TARDE

 

Canallas y mal nacidos

tejen la escoria del olvido,

la tarde oculta te llora

buscando lugar y hora,

la tarde siempre ahí,

la tarde es un maniquí.

Bastardos y conspiradores,

estraperlistas y detractores,

se ponen amarillos los ojos

y amarillos los antojos,

buscas religión sin dios,

matas al lecho donde dos

se amaron en tu desprecio

pues el sabor agrio tiene precio,

la tarde es buena contigo,

te busca en la tarde aquel amigo

que pretende hacer historia

en el día en que tu gloria

es maraña nada más,

es un pecado que detrás

de tu remedio de llaga ciega

porque la madrugada te siega

todo aquello que fue tuyo

ya que sientes frío murmullo,

ya que sientes la desgana

entre ti, la tila y el pijama.

Sólo te queda la tarde

porque a las tres aquel alarde

es fiesta sin gargantilla,

es temprana pesadilla,

donde se miran dos hermanos

quitándose padrastros de sus manos,

se retuercen los orgullos,

lo tuyo es mío, lo mío tuyo,

recordamos las canciones,

recordamos tentaciones,

nos ponen los sabañones

desde los dedos a los talones,

nos ponen las mentiras

en las caricias que tú me inspiras,

anuncian su otredad

vírgenes frígidas de la barbaridad,

se suman todas las tardes

entre te quieros y besos cobardes.

Llevas las esquirlas de un pasado

entre lo que más has amado,

la tarde siempre presente

en crepúsculos de aguardiente,

rumias quien te ha traicionado,

el débil nace que ni pintado,

los mundos de Yupi se fueron,

entre borlas nos impusieron

aquello que no queremos

entre pactos y patatas con huevo,

eres ajena, eres cercana,

como la tarde de tu desgana,

al final ella paga el pato

pero se ríe de tu desacato,

victoria estremecida,

baja la calle, a cada cual su herida,

los resplandores son de la noche

y para ella todo es derroche,

los niños van al colegio

y a las cinco el sacrilegio,

te desmayas de puntualidad

entre la esperanza y la orfandad.

VIVIR EL PERÚ

 

Vivir el Perú es ir a cualquier provincia peruana

e ir por una carretera de arena

 (lo que ellos llaman “trocha”).

Vivir el Perú es irte a un hospital de la seguridad social

y encontrarte allí con un inmenso dolor humano

y una larga espera que desemboca en la desesperanza,

donde nadie te atiende,

te dejan morirte, para luego, comprender que mejor sería

haberte ido a una clínica,

pero despiertas del sueño,

y te dices que qué chucha clínica si no tienes plata.

Vivir el Perú es ir en un taxi Tico por la Avenida de la Marina

y comprender que la muerte está cerca

y que sería muy poco digno

morir enlatado como una sardina en conserva.

Vivir el Perú es La Odisea terrible de agarrar una combi

y justo cuando la agarras te subes en ella

y el conductor da un acelerón y te sacas la chucha

y se ríen todos menos tú.

Vivir el Perú es agarrar (por no caminar) un Moto-Taxi

y ves que tu vida corre peligro,

aunque lo agarrarás otra vez, por que caminar cansa.

Vivir el Perú es sacarte un documento

y hacer una cola de dos horas, te piden plata,

soportas calor, soportas olores,

y cuando crees que ya has terminado,

te dicen que tienes que pagar una tasa de 45 soles.

Vivir el Perú es ducharte con agua fría,

es alquilar una lavadora para lavar tu ropa,

es comprarte la ropa en Gamarra,

es irte a Miraflores para hacer turismo

y luego encontrarte con que ningún taxi te lleva al Callao.

Vivir el Perú es cruzar una calle

y ver que tu vida te pasa como dicen que te pasa

un instante antes de morir.

Vivir el Perú es un miedo constante a que te asalten,

te arranchen la cámara, te pidan limosna,

(te pidan colaboración),

te intenten embaucar, te quiten la vida.

Vivir el Perú es que crean que por vivir en España

ya eres o deberías ser millonario;

vivir el Perú es vivir el sabor con extrema intensidad,

vivir el Perú es ver diariamente mujeres bellas,

vivir el Perú es vivir con gente cálida, sencilla y hospitalaria,

vivir el Perú es la alegría en un salsódromo, en una peña,

salir a comer y enamorarte de sus materias primas.

Vivir el Perú es montarte en un taxi que es una carcocha.

Vivir el Perú es enamorarte del Perú;

vivir el Perú es vivir todas las razas,

es sentirte (a veces) como en casa.

Vivir el Perú es comer marcianos, comer en carretilla,

disfrutar de unos anticuchos, después un moliente,

luego unos ricos picarones, tomar algarrobina,

tomar un pisco en Santiago Queirolo, vivir el Perú

es no saber ni que hora, ni que día, ni que tarde es.

Vivir el Perú es conocer un pueblo olvidado,

un pueblo entre muralla de cal y pasado de arena.

Vivir el Perú es encontrarte con que existen billetes falsos,

gaseosas “bambas”, y demasiada piratería.

Vivir el Perú es volverte loco para encontrar un taxi

que quiera ir al BARRIO CINCO.

Vivir el Perú es coimear a un policía porque vas borracho.

Coimear a una funcionaria para que te haga un documento,

vivir el Perú es vivir al límite,

aunque es hermoso estar tan vivo.

UN TAXI  DISTINTO

 

Entre la ciudad de Lima y el Callao debe haber miles de taxis.

Algunos legales y otros ilegales.

Cada mil taxistas encuentras uno que es una filosofía andante.

Se conocen la ciudad palmo a palmo,

te muestran el suburbio, el corazón de la ciudad,

los lugares de alterne, los mejores restaurantes,

y encima, te dan conversación.

Siempre que me subo a un taxi ocurre un sortilegio

de liberadas suertes amparadas todas en un azar selectivo.

Hay taxistas mal dormidos, otros con halitosis mañanera

en plena noche de viernes, los hay refugiados en la música,

los hay con miedo, los hay mujeriegos, moralistas,

los hay también vergonzosos, los hay dicharacheros,

los hay filósofos naturales, son los mejores.

Andan conociendo la ciudad, refugiándose en la carrocería,

divagando su palabra desde donde se nutre la mirada,

maravilla de las virtudes, ellos saben

que no existe nada nuevo bajo la luz del sol.

La noche los engulle como un montón de basura

que desea ser tragada, devorada, los hace añicos.

-Oiga señor: ¿conoce algún lugar donde tomar una copa?-

-Señor, ¿usted sabe un sitio donde haya buen ambiente?-

TAXISTA: Yo le llevaré al lugar apropiado que usted busca.

Y el TAXISTA hizo el milagro.

LA NOCHE Y EL GUACHIMÁN

 

Rompedor de silencios en la noche.

Busca el ladrón su breve ausencia,

busca el perro su noche callada.

Ramillete de silbidos, descuidos

australes hasta la aurora.

Música lánguida del guachimán,

teje un sueño tranquilo su vigilia.

Su vigilia es estrella solitaria,

la alondra lo conoce demasiado

y su silbo suena para la confianza.

GERUNDIO MOSTACERO

 

Andando, anda andando la silueta vencida,

floreciendo de entre negruras el rosado vientre,

se maquilla el apetito como un símil de aurora;

la noche, toda mujer, lo anda entendiendo

entre mitades de agua evaporada.

Mientras la hembra, le arranca la ilusión

de ser mujer como un gemido de yegua,

como un suspiro de parturienta que concluye.

Le arranca el derecho de su nombre insatisfecho,

le arrebata el derecho y el sueño de su naturaleza,

el magma equivocado, el acto estéril de no-crear,

la verdad de sombra yerma que abre las piernas;

recelosa de la culpa que la sostiene,

ella anuncia su auto-destrucción sucediendo,

podrás ser madre y tener la concha cruda

pero yo tengo el gas espirituoso del vino de Baco

y el hechizo salpicando de borrachos delirando.

LOS CAMINOS SE HICIERON

CON AGUA, VIENTO Y FRÍO

 

Comprendo que te sientas cansado de oír la misma canción,

pero el hombre  se cansa de ser hombre,

se cansa por tanto, de la nana que mecen los lamentos

que multiplican la fobia y el tedio y la hacen única derrota,

de la hogaza de pan que se le arranca,

del camino con desasosiego sufriente, de la realidad huérfana

que lo arrodilla, del callo y la llaga dolorosa de sus pies,

de la molesta mota de polvo en sus ojos lagrimosos,

del suspiro vacío que lo hace dudar, del paso que se da

en pos de nada, de los amigos que se cansan del trabajo,

del mar salvaje que se enajena,

de la mano amiga con intenciones deshonestas,

se cansa, amigo, el sol de ser sol, la tormenta de ser calma,

se cansa la verdad de estar desnuda,

pero el mundo rueda y rueda en su inercia natural,

el león no sabe por qué debe de comer,

el árbol no conoce el peso que sostiene,

la razón es una sola y es sencilla,

el azul del cielo es un camaleón hecho de galaxia,

los niños pueden ser verdugos de lo puro,

y un hombre puede ser su único enemigo.

La realidad se crea en nuestro interior

como una página en blanco en las manos de un niño,

pinta los garabatos que quiere, pero los pinta en su ilusión.

Quiero volver al azul infantil que ignora

y volver a pintar mi ilusión de virginal palabra

y asesinar la canción leguleya que aprendí mientras andaba.

LA VERDAD DEL PERÚ

 

Este rico y hermoso país es dos

en uno solo.

Es la opulenta y amurallada

raza de caucásicos,

que vive y anda a la suya.

También es la mayoría de nadies

mestizos, cholos, y morenos,

que están en la gastronomía, la música,

el baile, la cultura criolla.

Ellos son la verdadera cara del Perú.

Los demás, los blancos, andan alardeando

en su escaparate televisivo,

hablan de la cultura universal, o eso creo.

 

38º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

38º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXXXVIII   02-12-2.009

 

EDITORIAL XXXVIII

Francisco Ayala

 

A principios de Noviembre moría Francisco Ayala. Perteneciente por edad, por cultura y por sensibilidad a la denominada Generación del 27 o de la República, fue el último sobreviviente de aquel momento cumbre en la cultura española. Qué duda cabe, aun cuando pudiéramos llegar a tener ciertas discrepancias y puntualizaciones respecto a cuestiones políticas o sociales con aquel régimen y con sus protagonistas, que ese momento histórico, el de los años de la IIª República Española, fue la culminación de unas décadas esplendorosas que, como ya hemos comentado en alguna ocasión, se han calificado de edad de plata y que supuso un momento de evidente esplendor cultural y político que se tradujo también en un esfuerzo enorme por mejora la sociedad.

 

Francisco Ayala ha encarnado a la perfección el tipo de ser humano que surgió en esos años. No podemos olvidar en este sentido que una cultura colectiva se sustenta en individuos que aportan a la colectividad sus propios anhelos, sus estudios, sus reflexiones y sus propias ideas. Atento a los hechos que le rodeaban, de una vasta cultura, el escritor granadino y madrileño de adopción supo aprehender y crecer gracias a un contexto colectivo por la que sentimos no poca añoranza.

 

Mucho se ha escrito sobre el ambiente cultural de aquellos años. La escritora Josefina Aldecoa ha conseguido rememorarlo en algunas de sus novelas. Hubo un gran movimiento cultural, no olvidemos que llegaron a coincidir durante algunos años escritores pertenecientes a corrientes y grupos culturales diferentes, como  el realismo, el naturalismo, la Generación del 98, los surrealismos o la, entonces, jovencísima Generación del 27, pero también hubo un enorme esfuerzo pedagógica y social por extender la cultura a las capas populares de la sociedad española, hasta entonces despojada de la educación básica, reservada a sectores privilegiados.

 

En este contexto, Francisco Ayala fue un liberal en el sentido más progresista del término. Pero sobre todo fue un hombre de una enorme curiosidad por la sociedad, la literatura, el arte, la política, y logró aportar una obra literaria y teórica sin duda fundamental. No sabemos qué pensaría del ambiente cultural de España en los últimos años de su vida y que sin duda seguiría con interés. Evidentemente, el país al que regresó no era el mismo que tuvo que abandonar, también él afectado, tras la guerra (in)civil y los años de dictadura funesta, ya no hubo el mismo crecimiento pedagógico, más bien al contrario, mucho nos tememos que en el asunto de la educación, de las escuelas y la Universidad las cosas hayan retrocedido, y no existe en modo alguno ese ambiente cultural de los años treinta. También es verdad que son tiempos distintos y hemos de aceptarlo así, pero no podemos dejar de echar una mirada a aquellos años y sentir una mínima envidia, envidia sana en todo caso.

 

Alianza Editorial está recuperando en su colección Biblioteca Ayala las obras de este escritor, esfuerzo que no podemos menos que agradecer y alabar. Recomendamos leer todos sus libros, por supuesto, y sobre todo sumergirse en su «Recuerdos y Olvidos», un testimonio sin duda imprescindible para conocer su trayectoria humana y el entorno en el que vivió. Nos permitirá acercarnos a una de las figuras humana e intelectualmente más importantes en la cultura española.

 

 

 

CONVERSANDO

 CON LA TELEVISIÓN

(no-crónica)

 

[Buenas noches, empieza el programa

el juego de tu vida, donde los “concursantes”

tienen que decirnos toda la verdad

para subir de nivel y ganarse unos Euros;

mi nombre es Enma Suárez y damos

la Bienvenida a Jose Antonio…

han venido para hacerle compañía su madre Elena,

su esposa Matilde, y su hijo y su hija, Jose Antonio y Ana…]

¿Qué clase de catadura moral

pueden tener los “concursantes” de este programa?

¿Qué catadura moral tienen los creadores?

¿Y qué clase de moral tienen los que lo ven?

Cada noche vienen a sentarse frente a ti

una tonelada de basura que mira desde su infierno

de rosas pisoteadas y besos dormidos,

mil palomas que degüellan a la luz de los ojos,

un millón de ancianos que dormitan su estéril promesa

con los perros que babean una cáscara de bombilla.

Cada noche se asesinan fragancias tras la pantalla

y se cosen un corazón amarillo los guardianes

de tus arcas de acero que te hacen cojear de súbita fiebre;

cada noche se consigue la proeza de la llaga sumergida

y se desvive una madre furiosa sobre tus agujas de escarcha,

siempre existe una derrotada existencia en las rodillas

y en los codos duros de los actores en paro;

los vértigos que producen tus anaqueles vacíos

los encuentra una simplona en los soportales

de las tinieblas del campo abierto.

[…VOZ DE ENMA: ¿Darías la vida

por alguno de tus hijos? (pensando) (¿?)Respuesta: NO

(Suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-…APLAUSOS…

VOZ DE ENMA: vemos a tus hijos Jose Antonio y Ana

un tanto abrumados y consternados pero, ¿a quién importa?…

MÁS APLAUSOS… MUCHOS APLAUSOS…]

¿A quién le puede importar eso?

Y si no da la vida por sus hijos, ¿Qué opinan

sus hijos de lo que opina su padre acerca de ellos?

¿Qué clase de mercachifle chusquero es la persona

que comercia con el sentimiento de otros?

Soy el rey de mi sala de estar, y mientras

son otros, los tristes paraísos de mi antesala repleta de carcoma,

soy un rey que percibe las mejillas de cristal que sostienen

los sueños de plasma giratorio y cámaras resignadas.

¡Qué fabulosa es tu noche cincelando preguntas!

¡Qué fríos son tus te quieros casi arrodillados!

Os quiero por que me cantáis mentiras pequeñas

en todas mis solapas, donde en el ojal me pongo

un clavel marchito a fuerza de latigazos y escupitajos,

y se deslumbra un parnaso de oro sobre tu ventana indiscreta.

Se apropian los caballeros sin estirpe de mi hambruna

y la convierten en espejo eterno desde mi boca

hasta las efigies de mujeres solitarias y desteñidas.

Busco la cópula exacta de los alientos en un segundo de paz

y busco al caducado compás de los marcapasos desnudos.

Ya no te quiero ni en broma por que me tomo en serio

a la mortaja que te cubre la mirada y viste de plata

a la madre vencida de guantazos, y también al niño polaco

que lo escupen cuando ya se ha hecho millonario.

¡Venid todos a verlo! ¡El espectáculo es maravilloso!

[…VOZ DE ENMA:¿Has mantenido relaciones

sexuales sin que lo supiera tu esposa con varios  hombres?

(pensando, silencio absoluto)Respuesta: SI

(suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-…APLAUSOS

VOZ DE ENMA: veo que tu esposa Matilde  está muy nerviosa, y tu madre está muy avergonzada, la pobre,

aunque no importa: has pasado de nivel Jose Antonio…

APLAUSOS…MUCHOS APLAUSOS…]

¿Se puede ser más egoísta e inconsciente que confesar

tu homosexualidad delante de tu esposa,

madre e hijos y no preocuparse por lo que sienten?

Los luceros plagados de soledad patean la lata del aburrimiento,

los niños dejados a su suerte ven divertida tu loca burbuja

que explota en los puertos sedientos del miedo,

donde todo se extrae porque la gaviota que se suicida

 se muere por un guiño de tus bucólicos eructos de campesino.

Los borrachos del mediodía no conocen tu sombra

y los muertos sepultaron su suspiro viendo tu gemido

florecer desde los musgos del error casual que se destroza.

Ya nadie tiene misericordia por la orfandad despatarrada,

ni de la castañera preñada de arrugas y sabañones,

ni de los basureros que silban en el duro invierno.

Ahora las casadas con toreros son las balas cansadas

de las pistolas de hielo que bostezan a quemarropa

y que se hacen con la ceniza del mundo feliz

y se vuelven heroínas de un pueblo con desmemoria analfabeta.

Ahora los terratenientes visten de Armani y llevan gomas en el pelo mientras mastican la bilis de los heridos y los atropellados.

Somos la carroña del mundo, la mugre encendida de los chatarreros, la cloaca que hierve en las calles,

Somos por que queremos serlo

y seguimos siendo por que casi no nos metemos con nadie.

¡Así va el mundo! ¡Así va el mundo! ¡Así!

[…VOZ DE ENMA: vamos a la última pregunta

y ya pasas al siguiente nivel:

¿sabe tu esposa que contrataste los servicios de  un chico joven

a través de los  anuncios por palabras de un diario de provincias?

(silencio absoluto, pensando), Respuesta: NO

(suspense)-Voz de Fondo: VERDAD-

…APLAUSOS…MUCHOS APLAUSOS…

VOZ DE ENMA: Bien, pues has pasado al siguiente

nivel, osease,  que te llevas la suma

de 10.000 € y ahora te pregunto:

¿quieres pasar al siguiente nivel? (pensando, silencio)

Respuesta: SIIIIIIIIIIII…APLAUSOS]

   El dinero es la suplantación moral

para quien no lo tiene y los que lo tienen

suplantan su moral con más dinero, entonces:

MORAL + DINERO = ZERO EN DIGNIDAD

En consecuencia: tratan como a verdaderos imbéciles

a los que dinero no tienen, los que lo tienen

con tener dinero ya compran dignidad, la suya y la de otros.

Los pecados flotan en el aire porque nos roban las plegarias,

en el aire, en los eriales, en los ataúdes, en los mapas,

en los floripondios desnutridos, en los gemidos del enfermo,

en los hospitales fríos y desmantelados de mundo,

en los cuerpos que indagan una noche

entre tus luces de verdad transitoria, de locura ya vista,

de risa sarcástica  y a la vez prostituta, que disimula su variz,

que disimula su breve sentimiento y lo hace canción repetida.

Ya no quiero besar tu nombre, ni lamer tus mentiras,

ya no me creo los sainetes ni los spots ni los sketchs,

ya no me creo tu beso redondo y azulado en mi ombligo,

ni los noticieros que avisan del miedo,

ni los programas que enseñan a suspirar.

¡Se levanta la veda! ¡Se levanta como una mar salvaje!

[… VOZ DE ENMA: Has pasado de nivel

ahora solamente tienes que ser sincero,

¿Es verdad que te comes los mocos cuando nadie te ve

y además sientes repugnancia por tu anciana madre

y te masturbas con tu vecino calvo  del cuarto piso?

(silencio y nerviosismo), Respuesta: NO

(suspense) –Voz de Fondo: MENTIRA…-

VOZ DE ENMA: lo sentimos Jose Antonio pero así es el juego…muchas gracias por venir,

has perdido todo el dinero acumulado hasta ahora y

a los televidentes les emplazamos hasta

la semana que viene que les ofreceremos otra edición del programa “El juego de tu Vida”…

APLAUSOS…APLAUSOS CON EUFORIA]

Este programa me recuerda a juego de trileros,

a juego de bingos oscuros, a ruleta sesgada,

a ruleta rusa, a concurso con tongo,

a mafia encubierta, siempre pierde el mismo.

Todos se quedan con cara de haber confesado

todos sus secretos más íntimos y haberlos confesado

gratuitamente, por nada, Zero.

MORALEJA: antes de jugarte la vida de otros

por un pico, piensa a quién haces el corazón añicos.

Te desnudan con una vara de medir, te abochornan

con acicates y pensamientos desmigajados,

somos lo que no quieren ellos ser,

nos mienten con una sombra de zapato,

nos pervierten la cena con media luz prometida,

nos enseñan a mudar los colores,

nos estudian y nos abren la maleta,

nos escampan del cielo anaranjado.

No nos quieren. Admítelo.

 

(…continuará…)

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

El paciente

 

 

         Comencé a notarle de nuevo cansado, aturdido. Dos días atrás parecía haber asumido su situación. Hoy, sin embargo, no comprendía nada, el mundo se le caía a pedazos. No lo entiendo, doctor, me dijo, ya es demasiado castigo haberlo vivido, recordarlo. No comenté nada. Preferí que fuera él quien hablara. Tardé mucho en poder dormir de nuevo, comentó, con frecuencia me despertaba sudando, nervioso, angustiado. Cerró los ojos, como si ahora se esforzara en quedarse dormido, allí, delante de mí, pero en realidad es que volvía a contemplar las imágenes. Y cuando lo conseguía, continuó hablándome, siempre muy bajo, más para sí que para mí, en una confesión repentina que me extrañó, cuando podía dormir, por ejemplo, más de una hora seguida, aunque nunca más de dos, me despertaba con un agujero dentro de mí, inmenso, amargo, hiriente. Una guerra nunca es limpia, admitió de pronto a modo de excusa, no puede pedirse algo imposible. Yo estaba de acuerdo. Pero no estaba allí para filosofar. Ni siquiera para polemizar sobre la guerra. Simplemente me habían pedido que le atendiera y, a poder ser, que llegara al juicio con un mínimo de cordura. Pero sobre todo que llegara vivo. Cabía posibilidades de que se suicidara. A nadie se le escapaba que cuando llegó se lo planteaba y aún, al cabo de unas semanas, cuando atrás quedaba ya muy lejos la guerra colonial, lo consideraba con gravedad, porque al fin y al cabo regresó con una mezcla de sentimiento de culpa, asistí a demasiadas barbaridades, me dijo, muchas de ellas obras mías, y me describió algunas, sangrientas, brutales, y una sensación, real, no ficticia, dolorosa, de haber traicionado a la patria, que era por lo que se le acusaba, y que reconoció él mismo desde el principio, y cabía la posibilidad de que se le condenara por ello. El abogado iba a basar su defensa en el estado mental del acusado. No le quedaban muchas otras posibilidades. El encargo que me daba el tribunal es que conociera su estado mental. Mi informe, el que todavía estaba en mi cabeza, iba a hablar mucho de culpabilidad y de choque traumático con la realidad. No podía menos que entenderlo así desde el punto de vista médico y psiquiátrico: uno va a la guerra creyendo que defiende el orden y el bien, y se encuentra de pronto con que ese nosotros que dicen que es la patria posee un lado siniestro, criminal, y te mueve además a llevar a cabo cosas que nunca imaginarías que pudieras realizar. El reflejo de la realidad nos da una imagen a menudo horrible. También de nosotros mismos.

         No obstante, he de reconocer que al principio yo pecaba de parcial en lo humano y en lo político. Sin embargo, no es mi misión ser objetivo, mi finalidad aquí es determinar la salud de los presos y acusados, con independencia de lo que yo piense de ellos y de sus actos. En su caso, su condición de militar del imperio me echaba para atrás. Ni que decir tiene que en mi vida civil, fuera de la fría objetividad que debía guardar en los juzgados, me opuse en con toda mi fuerza a que nuestro amado país, amado por decreto gubernativo, fuera el guardíán de Occidente. No llevábamos la civilización, nada más lejos de la verdad. Sacábamos sus riquezas con descarada naturalidad, las de los otros pueblos, su mano de obra, y la de sus tierras, sus materias primas, era el orden de las cosas, se nos decía, la consecuencia lógica de la Historia, que nosotros domináramos el mundo, que no quedara resquicio sin estar nosotros presentes. Ni que decir tiene que yo no me tragaba todas esas mentiras evidentes. Al principio, de un modo emocional, luego con mayor ahínco. En su momento di un paso en la universidad, me afilié al Partido Comunista, no soportaba las injusticias y no quería quedarme en las meras condenas morales. Y aquella militancia fue la expresión entonces de mi disconformidad con el caos del mundo, con un orden que para mí era más bien desorden. Sin duda, de haberlo conocido en aquellos años, hubiéramos chocado. Hijo de militares, afín al Régimen, asumió su destino en las colonias como un deber para con la Patria, con la civilización. No soportaba la pretensión de las guerrillas de romper el cordón umbilical que unía aquellas tierras con la metrópoli. Aunque fuera ilógico. Por ello aceptó sin reparos su incorporación al ejército colonial en un momento en el que resultaba evidente la confrontación. Y allí es donde chocó con una realidad que no se podía ocultar.

         Mi misión no era ni de lejos la de juzgar su comportamiento, menos aún sus planteamientos de vida o ideológicos. Se me había encargado un informe sobre su mente, sobre su locura o sobre la ausencia de la misma para que los jueces pudieran analizar los hechos y deducir una sentencia. Hasta ese momento siempre cumplí con mi deber mediante la profesional objetividad que se me reclamaba, pero reconozco que, aun cuando había pasado mucho tiempo desde mi militancia comunista, no podía sentir menos que una profunda animadversión por los hechos que me relató y un sentimiento análogo de rebeldía a la que me movió por entonces a una militancia radicalizada por momentos. Ordenó torturas y ejecuciones masivas, se paseó por ciudades y aldeas casi como un emperador de la antigüedad o como el caudillo de una banda de vándalos, todo ello en nombre de la civilización y de la patria. Un día, sin venir aparentemente a cuento, se puso en contra de su propia metrópoli y atacó a sus superiores. Ni que decir tiene que toda la maquinaria de guerra que hasta entonces le había apoyado y lo sostenía como a un héroe le combatió con toda su fuerza y el rebelde sucumbió sin pena ni gloria, aunque con una multitud de muertes a su espalda.

         Ahora se enfrentaba a un juicio por la rebelión, no por lo que la había precedido, y yo estaba llamado a dictaminar no sé muy bien qué. Intentaba ver en él a un hombre tal como lo conseguía en otros casos, pero no podía dejar de ver al asesino que a mí me horrorizaba cuando leía sobre sus triunfales paseos coloniales en la prensa y me producía un inmenso rechazo. Recordaba que mientras sus proezas estaban en boca de todos yo sentía vergüenza de pertenecer a la misma comunidad que aquel matarife. Pero no podía dejarme llevar por la pasión, aunque algo en mí me invitaba a ello, debía de abandonar mi frialdad actual, regresar a mi sensibilidad emocional de mis años estudiantiles y con ese ánimo renovado acudir al tribunal antes del juicio y dejar el caso, plantearles claramente que yo no era el médico adecuado para sacarles de la duda y calificar al acusado, a mi paciente, de bárbaro contemporáneo, por muchas justificaciones que él mismo quisiera dar u otros desearan aportar y aportaban, a pesar de que desde el punto de vista clínico era consciente de sus razones.

         No lo hice, sin embargo. Imagino que el tiempo nos lleva a no enfrentarnos con tanto ahínco a cuestiones morales y convivir con el horror. Escribí un informe diáfano y completo. Mi conclusión carece de importancia ahora mismo, es lo que intento al menos. A veces no quiero contemplar el mal en su más cotidiana normalidad.

 

Juan A. Herrero Díez  

 

 

 

 

MONÓLOGO TRAS

UNA DISCUSIÓN

 

Cada discusión es un delito que cometemos

los dos contra los dos y los dos contra nuestra sombra;

 los dos nos asesinamos la mirada, nos desgarramos

el alma como perros azuzados por niños de extrarradio;

cada vez que discutimos nuestros gritos

avisan a la guardia civil, suplican a las castas nobles,

y presentimos fría herrumbre en nuestra almohada.

Un oscuro subsuelo nos traspasa como cicuta

 nuestras muñecas y los tobillos quieren volar de rabia,

 y la cólera se torna morada

como los lirios sin padre, como los cristos que escapan de la cruz.

Cada vez que discutimos una niña te busca

la sombra en el monedero sucio,

un monolito de hielo se rompe a pedazos por la ira,

los mares se ciegan de desnudos, por que se desmayan

buscando un consejo oxidado del cazador ilustre,

del hombre sano con estudios sobre matemática del caos,

del empresario helado con negocios que lo acaloran.

Nuestros hijos se abrazan al reloj impenitente

que anuncia la destrucción de la tarde

y una paloma con falsa mansedumbre

se busca la herida roída por los ratones sin espacio.

Nuestros cuerpos son callos de rocío

que reniegan de toda nuestra visión interior

y vuelan como pájaros en bandada histérica

por los pasillos de la noche, que gime como una adolescente.

Nuestros cuchillos nos abren la garganta

y en los mataderos escuchan el bronco lamento

de forenses que se preguntan por el precio de la encrucijada,

 los redobles de una milicia absurda e improvisada

andan exiliados por las cañerías del cine club

y de toda lejana y fugitiva tripa donde embuten al sueño.

Es difícil vivir la crisis para dos personas que están en crisis,

se entretienen buscando una lámpara sin genio ni brillo,

 se dicen que se quieren con un cadáver en el plato.

Mundos son mundos sin en el mundo.

Auroras son auroras sin su aurora.

Por las mañanas me escapo a los montes

y me vuelvo justiciero de los enchufes quemados,

y de los virus cibernéticos que no quieren los temerosos

de cometer un infradelito sobre la salud pública y putrefacta,

me hago outsider en las habitaciones donde no estás tú,

me hurgan en la memoria aquellos desvanes fríos

de aquella casa donde tenías que ir de rodillas

por si una de aquellas vigas te partía la cabeza.

Las fuentes se desesperan por que siempre pisan el mismo charco

y un pelotón de fusilamiento acude a fusilar

a la batalla roja de la mala sangre y a la mal follada rabia negra.

Me desnudo cuando ya nadie nos mira, porque siento frío

y cuando se distrae la concurrencia lisiada

me fumo un canuto en el balcón del invierno,

donde hace un frío que pela, y después te quejas

cuando me besas los labios y dices que tengo una cara rara.

Cuando el flujo eléctrico y la onda radiactiva

vienen agarraditos de la mano y simulan ser la pareja ideal,

se me acercan unas ganas locas de apretar el botón rojo

que abre la compuerta y deja caer la bomba atómica.

Soy aquel  cigarrillo que de apurado da quemadura en los labios,

soy otro protagonista de una crónica negra

en la sección de sucesos del diario amarillo de antes de ayer,

soy la rabia de los marineros filipinos que atracan descalzos

en el puerto de tu querido Callao y un pandillero les roba la cartera y se ven impotentes por que no pueden correr tras él.

Soy el orgasmo con dolorosa rampa de la insatisfacción,

soy el fingido suspiro de dos comadres alcahuetas

 que cruzan a la vez sus piernas y soy el latido falso

que oculta el sombrero prestado de los horteras que van

de bohemios y son novelistas y fingen erudición y van a la tele.

Pero no me arrepiento porque ya es tarde

y por que he aprendido que el amor en su esquina desea tormenta

y que podía haber sido peor; si hubiese dado con una arpía

que después de haberse comido mi corazón

se enjuagara la boca con listerine y escupiera esa realidad al váter. 

Por eso te quiero. Porque todavía no escupes.

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR TERESA PALAZZO CONTI

 

DEAMBULAR

 

Muchas nieves

marché como demente

para asir claridades.

 

 

Mi perfil

rozaba la muerte

usurpadora de abrazos.

 

 

Una condena

anunciada

tapizaba mi reino

y en cada vibración

otro asesino hechizaba al asombro.

 

 

Esgrimiendo un presagio de vida,

una voz verdadera

intimó en mis espaldas

y fui albergue

de mi propia presencia renacida.

T.P.C.

 

PANTOMIMAS

 

 

 

Y van ciegos de mí.

 

 

Soy una ausente.

 

 

Entre quiebras de hielo

mi palabra finge

plenitud de marea alcanzada.

 

 

El invierno ausculta sus latidos

y un llanto que se estrena

fractura todo orden.

 

 

Mi realidad

se llaga

con las antorchas de la tarde

y yo busco la altura de lo absurdo

para impulsar mi marcha.

T.P.C.

LA PROFECÍA 

 

 

Un grito que rotula el universo

se impone entre las formas ígneas

de mis pesadillas.

 

Se abre un libro de queja en la memoria

y vuelvo a un tiempo

que es antorcha

en cárceles de mármol.

 

Hay un perfil con desniveles

en carillas añosas;

jardines de pájaros desnudos;

ocasos que se duermen en aljibes

y ojos que se agotan

en espejos inútiles.

 

Con letras centinelas

armo pocas palabras

y rechazo las muertes

que anteceden a mis pasos.

 

Algún recuerdo modificado

deja en el camino

una estela,

y el eco del instante último,

cuando todavía alguien me nombraba

entre las cosas vivas,

intenta el aprendizaje

de una profecía

que no me atrevo a asumir.

 

T.P.C

 

Todos los derechos reservados a nombre de Teresa Palazzo Conti

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PRESENTACIÓN DEL NO-LIBRO

DE JUAN G.

 

Advertencia

 

 

 

 

 

Este pequeño no-libro se hizo como un experimento surrealista, y debe de seguir haciéndose así.

Consiste en que cada persona que lo recibe tiene que agregarle algo nuevo, ya sea un dibujo, una palabra, un poema, lo que sea (pero tachones no!).

La consigna es pasarlo de mano en mano y que el azar nos rija, de modo que se arme algo totalmente nuevo, un gran collage o cadáver exquisito; totalmente imprevisible, absurdo y genuino.

                                                                                  

 

 

Prólogo I

 

 

 

 

 

No siempre fue prudente, como el tumulto exagerado por las fantasías señadas, itinerantes e intermitentes; talento y carácter, obra y artista: consuelo de tantos!

Su exaltación entusiasta era tanto embriagadora, como mi disgusto y su tedio, eran cosas que antes, con esos sentimientos, me habrían valido, a priori, un mortal efecto mágico.

Su ritmo absurdo y genuino me aspiraba a la formula «yo creo!» que me faltaba decirle con gestos, temía su tan desgraciado brillo, benévolo como aquel, que por el contrario y demás, siendo otra cosa que todo, se concreto en lo anterior y lo ultimo, en lo nuevo y en ninguno, tan solo por chispas capaces del eterno sufrir y tendenciar, mientras que los deseos infalibles, ese fenómeno imaginario, nos evidencian el paraíso.

Y así, víctima de considerandos, meridional y reducida a la espera, aún, no acepta condiciones a costa de ramas y raíces del amor, hasta que la decapiten por fin.

 

 

 

 

Prólogo II

 

 

 

 

 

Caracterizadamente original y trágica se me presentaba la escena; como las cosas más terribles del manifiesto designio de nuestra voluntad, que por su infinitud no terminara más que, en cierto sentido, la perfección maquinista.

Desde este punto de vista, nos tropezamos con la apariencia del soberano contraste, o lo que es peor, la mismísima  vida! ese tirano que simboliza el impulso irresistible de la divinidad al abismo, el penetrar en todo aquello que se refiere a la confusión y a la apariencia, a la posibilidad de abstracta del descuido infundado…Para poder descubrir  la distancia entre la aureola y la desmesura, entre el precio de una desgracia y la suerte de un espejismo.

 

 

Críticas a este no-libro

 

 

 

 

 

Habla el clasicista:

 

La ambivalencia genera rechazo, y es esto lo que asistimos. Por algún motivo x  (llámese “razón”), aislamos elementos, la situación espacial, el sentimiento que nos produce y despierta, el detalle que pasamos por alto y la interpretación que en general damos o no. Tal parece que la integridad del conjunto es netamente casual y sin la menor importancia. Esto recuerda al comienzo de los objetos surrealistas por Marcel Duchamp: los “objetos confeccionados” (ready-made), son objetos comunes que adquieren sentido al darles un titulo y adquieren jerarquía artística por el solo hecho de la elección del artista. Concepto típicamente moderno, la disociación y la negación reunidas.

 

 

Habla el surrealista:

 

Lo inaudito en el lujo se asemeja. Lo vano es la alegría de esta aureola. Qué inaudito.

No hay brote de queja, todo es contemplación espectral y sin razón, oculta bajo la dimensión capaz creadora, que la invención sugiere.

Insinúa un atlas que ha sido roto y no me explico más donde me encuentro.

Como un recuerdo de un día en la vida

Un día de sol tras una siesta.

Se vistió para alegrar al presente, un sueño que no se deja soñar, y un canto que nadie escucha.

A lo Duchamp: Himno suspirado de la disociación y la negación reunidas.

 

 

 

Habla el insatisfecho:

 

Supe que existía y de inmediato perdí interés.

Cambió con cada vistazo, y la recuerdo bien: sigue siendo la misma.

Vistosa y sombría, bella y gentil, la clara confusión donde moran las siestas: sueño,  bostezo y luz.

Habiéndose ido en vano, no es otra cosa que la vaga luna blanca.

Sí, la recuerdo bien: La inquietud de no tenerte, noche, día y aurora, me resulta cruel.

Dibujo tu nombre en letras, y me inquietan cada vez.

Bella, sombría y gentil: A veces lo que creemos conocer  ni siquiera existe.

 

Noche

 

Anochece y hace buen tiempo. Estupendo.

Me complazco plácido en el cielo llovido.

Tengo donde dirigirme, lo que significa que la escena actual es estéril.

Tengo convicción, que por otra parte, quiere decir que no tengo nada a la vista.

Plenitud rítmica: pronuncio voz apagada, extinguida y terminante, y a fe mía, disimula crueldad (dirán tristeza).

El cielo llovido (me apaga, extingue y fulmina) me apunta: fiera, desafiado, baldosa suelta, linaje oscuro, intenso y devoto. Todo esto quiere decir: qué gloria y qué pena, qué mísera ironía.

Pertenezco, a fe mía, a una espantosa señal endiablada, que me consume incipiente, incumple promesas y enluta.

La fútil existencia prestada languidece, y es bien sabido, que anochece y hace buen tiempo.

 

(Continuará)

 

 

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TRES POEMAS INÉDITOS

DE OMAR ALBERTO SANTOS BALÁN

 

Y ESTO QUE NO SE EXPLICA

 

 

 

Y la estirpe de la impiedad y los crímenes comerciantes

de la desmemoria y el suplicio que instalaron su catedral

de penumbras que levantaron los muros de la infamia

perpetraron el insano circo el espectáculo enloquecido

de la quimera para que se borre del cuerpo la plegaria

para que se extravíen las amorosas monedas del infante

y este sarcasmo inagotable de la estatua y este estúpido

autoaniquilarse este maldito fango donde se bebe donde

acaso se arrodilla la especie.

 

Y el corredor donde llegaban las joyas del impuro  el

inenarrable guiñapo de los elegidos donde una cuchilla

o una hiriente carcajada son pertenencias del insano poder

amantes de esa feroz deidad que combate en nuestras noches

que castiga a nuestra sangre  de esos dioses innobles

que nos niegan las sinagogas de la palabra  las madrugadas

del fruto y el proverbio.

 

Y este boulevard de apariciones  estallido de palabras

torpe salutación de la embriaguez  esto que pasó por

la patria anegada de señales  brava argucia que no pidió

permiso  habla de lo alto  dice de lo bajo  ya sea del beso

en el álamo  ya se sacude por el grito  y este péndulo

de emociones  gratitud del vértigo  ya aparece en el jardín

de la casa  ya se agita por el oscuro hachazo  por el filo

distraído.

 

Y esto que no quiso ser país de hambruna  ni cuerpo de guerra

ni siniestra piel de suicidio esto que avisa del tratado cruel

de los encierros del poeta porque esto llegó del círculo

del candelabro de la conciencia y esta sangre que calló la furia

débil remanso de la historia esta humedad de los signos

ha llegado como abrazo que nos conoce es lanza de verbo

que ruega que no se desentiendan ha llegado como planta

amable unicornio fatigado que no se desentiendan del recoveco

Oh grandes seres cuerpos del barrunto que alguien nos explique…

 

 

 

 

EL ANTES PERO DE LA NOCHE 

 

 

La noche en que bendecías, en que te abrías

como un remanso hondo e insaciable, como

bello oasis de la carnalidad, y yo tratando de esconder

el gemido de la criatura, la emoción que sella al peregrino,

 

la noche pero del antes

 

La noche en que nuestras frentes eligieron la hermosura

y la nube increíble, el primer roce, el mensaje obsceno

en el rincón de los cuarteles, y las ganas de nuestros labios

alejándonos del mundo, y esa lujuria de mis manos

rodeándote la cadera, a pesar de los fragores,

las conjeturas, los insomnes oficiales y su blasfemias,

 

la noche pero del antes

 

La noche de tu abatimiento: como la bastarda hija de

Jerusalem, desertaste, luego la noche en que traías

los escombros, los despojos de tu tierra Santa

sobre la espalda, y luego las vendas, la toalla,

el baño amable, y de pronto tú desnudándome,

y yo sembrándote, a distancia del cerco, mientras afuera

el cráneo partido del niño, las entrañas regadas del

rapsoda, la arboleda aplastada por los regimientos del odio,

 

la noche  pero del antes

 

La noche en que llegaban zumbidos, avisos atroces,

nubes de escalofrío y la casa y los corredores eran

asunto de estrategias, de intrusos que veneraban

el lenguaje implacable, entonces mi verso hablando de tu nuca

ese tu silencio defendiendo el canto, lo alado de la vida y

la nostalgia de la frase; ese nuestro cántico que dejamos

sobre los años de la página como último gozo de la carne.

 

 

 

 

LOS HOMBRECILLOS DE LA MADRUGADA

 

 

Los hombrecillos

de la madrugada,

observan

la nube de la civilización.

Atónitos,

atados a un presentimiento,

sentados sobre el escombro

de sus preocupaciones,

los hombrecillos perciben

el grito y la catástrofe.

recuerdan del día

el ruego y las enfermedades,

pero no elevan

otro canto,

no se encuentran, no deciden,

desde hace cien años

hacen lo mismo,

atónitos,

sin dignidad sin canto,

los hombrecillos

de la madrugada

sollozan

frente a la nube de la civilización.

 

 

******************************************************************

 

 

 

SELECCIÓN DE POEMAS

POR MARIO MELÉNDEZ

 

ARTE POÉTICA

 

Una vaca pasta en nuestra memoria

la sangre escapa de las ubres

el paisaje es muerto de un disparo

 

La vaca insiste con su rutina

su cola espanta el aburrimiento

el paisaje resucita en cámara lenta

 

La vaca abandona el paisaje

continuamos escuchando los mugidos

nuestra memoria pasta ahora

en esa inmensa soledad

 

El paisaje deja nuestra memoria

las palabras cambian de nombre

nos quedamos llorando

sobre la página en blanco

 

La vaca pasta ahora en el vacío

las palabras están montadas sobre ella

el lenguaje se burla de nosotros

 

 

 

LA PORTADORA

 

Ella sacó a pasear las palabras

y las palabras mordieron a los niños

y los niños le contaron a sus padres

y los padres cargaron sus pistolas

y abrieron fuego sobre las palabras

y las palabras gimieron, aullaron

lamieron lentamente sus ciegas heridas

hasta que al fin cayeron de bruces

sobre la tierra desangrada

Y vino la muerte entonces

vestida con su mejor atuendo

y detúvose en la casa del poeta

para llamarlo con gritos desesperados

y abrió la puerta el poeta

sin sospechar de qué se trataba

y vio a la muerte colgada de su sombra

y sollozando

“Acompáñame”, le dijo aquélla

“porque hoy estamos de duelo”

“Y quién ha muerto”, preguntó el poeta

“Pues tú”, respondió la muerte

y le extendió los brazos

para darle el pésame

 

 

 

RECUERDOS DEL FUTURO

 

Mi hermana me despertó muy temprano

esa mañana y me dijo

“Levántate, tienes que venir a ver esto

el mar se ha llenado de estrellas”

Maravillado por aquella revelación

me vestí apresuradamente y pensé

“Si el mar se ha llenado de estrellas

yo debo tomar el primer avión

y recoger todos los peces del cielo”

 

 

 

PRECAUCIONES DE ÚLTIMA HORA

 

Debo cuidarme de los gusanos

cuando me entierren

lo más seguro

es que hablen mal de mí

que escupan sobre mis poemas

y orinen las flores frescas

que adornarán mi tumba

llegado sea el caso

que hasta devoren mis huesos

me arranquen los intestinos

o en el colmo de la injusticia

se roben mi diente de oro

y todo esto porque en vida

jamás escribí sobre ellos

 

 

 

SINFONÍA NEGRA

 

Eva colgaba sus muertos de la ventana

para que el aire lamiera los rostros

preñados de cicatrices

Ella miraba esos rostros y sonreía

mientras el viento empujaba sus senos

hacia la noche agusanada

Una orgía de aromas sacudía el silencio

donde ella se deseaba a sí misma

y entre suspiros y adioses

un grillo ciego desmalezaba

sus antiguos violines

Nadie se acercaba a Eva

cuando daba de mamar a sus muertos

la cólera y el frío

se disputaban su adolescencia

el orgasmo daba paso al horror

el deseo a la sangre

y pequeñas criaturas violentas

despegaban de su vientre

poblando los amaneceres

de luto y de pesadillas

Luego

cuando todo quedaba en calma

y las sombras por fin

regresaban a su origen

Eva guardaba sus muertos

besándolos en la boca

y dormía desnuda sobre ellos

hasta la próxima luna llena

 

 

 

LA ÚLTIMA CENA

 

Y el gusano mordió mi cuerpo

y dando gracias

lo repartió entre los suyos diciendo

“Hermanos

éste es el cuerpo de un poeta

tomad y comed todos de él

pero hacedlo con respeto

cuidad de no dañar sus cabellos

o sus ojos o sus labios

los guardaremos como reliquia

y cobraremos entrada por verlos”

 

Mientras esto ocurría

algunos arreglaban las flores

otros medían la hondura de la fosa

y los más osados insultaban a los deudos

o simplemente dormían a la sombra de un espino

 

Pero una vez acabado el banquete

el mismo gusano tomó mi sangre

y dando gracias también

la repartió entre los suyos diciendo

“Hermanos

ésta es la sangre de un poeta

sangre que será entregada a vosotros

para el regocijo de vuestras almas

bebamos todos hasta caer borrachos

y recuerden

el último en quedar de pie

reunirá los restos del difunto”

 

Y el último en quedar de pie

no solamente reunió los restos del difunto

los ojos, los labios, los cabellos

y una parte apreciable del estómago

y los muslos que no fueron devorados

junto con las ropas

y uno que otro objeto de valor

sino que además escribió con sangre

con la misma sangre derramada

escribió sobre la lápida

“Aquí yace Mario Meléndez

un poeta

las palabras no vinieron a despedirlo

desde ahora los gusanos hablaremos por él”

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

LA LENTA HUIDA DE LAS HORAS

 

“Huye sin percibirse, lento el día,

y la hora secreta y recatada

con silencio se acerca…

 

FRANCISCO DE QUEVEDO

 

1-

En entrañable escenario de urbano desierto

retirado en la paz que de su claridad mana

a través de sus profundas y alargadas ventanas

mi música callada y mis argumentos,

intento llenar de dicha mi ánima, fortalecerla

con baños de contemplación y ricos recuerdos

aderezados con bellos y canoros ritmos

intenso soñar de vibrantes y espumosas olas

“que mejora la lenta huida de las horas.”

 

2-

 

Alimento engañado para orugas en silencio

germino en fugaces días, aunque no me lo creo

a pesar que saludo a la parca en confianza

nos conocimos en puntuales y amargos eventos

pero ha ido aminorando su distancia

conforme le crece su capa de mortaja

“que barnizará con el sedimento de mi limo.”

 

3-

 

Vencer ese temor de miserias y espantos

ese espacio tenebroso de desconocidas ascuas infinitas

que nutrimos al dictado que todo lo iguala

cuándo me enfrente le diré, serás mi consuelo

llévame a tu mar de continuas pérdidas

allí encontraré sustento, la gracia

“que elevará mi ánima con pies de barro.”

 

 

ANCHO, PROFUNDO, DENSO, CORPÓREO

 

Ancho, profundo, denso, corpóreo,

unidad en sí mismo, forjador de territorio,

amazónico cobijo y transportador pródigo

del material del que se construyen los sueños.

Escenario de ensoñaciones de sofistas y aguirres,

de curso lento, abrupto, demoledor, sereno

proveedor y fagocitador de imperios,

de enigmáticos dorados terrenales y eternos.

Unos transitan por ambiciosas arterias

impulsoras de deforestación y miserias

emporio del hoy de unos pocos

ciénaga pútrida de un mañana de todos

otros encuentran la llave del punto G de los diafragmas

espacio donde se cultivan etéreos placeres

esos que para gozarlos es necesario creer que existen,

sueños de bogadores de espacios con sentido y calmos.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Hallar el limo forjador de la abertura del punto enigmático

donde la cuajadura del alma transciende cercana

y sentirse humano genera el sentido mágico

de lo fugaz y lo eterno a la vez.

 

 

 

 

¿NO SÉ SI ME LLEVARÁ A LA ROCA?

 

 

“De nuevo Amor, bajo sus párpados oscuros

fijando en mí las tiernas miradas de sus ojos.”

 

ÍBICO

 

 

¿No sé si me llevará a la roca?

para en mi ignominioso desespero

precipitarme en las gélidas engullidoras

voraces acólitas de Afrodita encantadora

nutricio magma de vencidos por hechizos

que diestros se creían de engaños,

deseo no divisar jamás Leucadia

que ya tuve ración de brebaje

por Cipris extendido en mis entrañas

con temerosa prudencio cedo a las miradas

que fulgen con haces de ternura inextricable

en el íntimo recinto de mi alma,

no sé si me llevará a la escapada

la hermosa luz que bulle bajo los oscuros

pero no quiero perecer en la hondonada

que fija la monótona cerviz de la indiferencia

no seguiré sentado cual Penélope sin Ulises

y la gran fealdad espante las miradas. 

 

 

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SELECCIÓN DE POEMAS POSTPOÉTICOS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

AMAPOLA

(APROPIACIÓN INDEBIDA)

 

[Amapola, lindísima amapola
Será siempre mi alma
Tuya sola…
Yo te quiero amada niña mía
Igual que ama la flor la luz del día.]

Afloras en el sofá, siempre sola,

Afloras sin molestar

Entre televisión y montones de ropa;

Afloras amapola tú sola.

[Amapola, lindísima amapola
No seas tan ingrata
¡Mírame!
Amapola, amapola
¿Cómo puedes tú vivir tan sola…?]

 

Sintonizas a deshora, Amapola,

Cien desmayos en tu aurora

Y te migas la agonía

Con margarina y galletas de soda.

[Amapola, lindísima amapola
No seas tan ingrata
¡Mírame!
Amapola, amapola
¿Cómo puedes tú vivir tan sola…?]

 

Amapola, preferida eres, mi Amapola,

Ni la Margarita, ni la Magnolia,

Mucho menos la Adelfa venenosa,

Sólo tú, lindísima Amapola…

Sólo tú.

 

STRANGE FRUIT

(APROPIACIÓN INDEBIDA)

 

Baldomero Montes Romero

Salió para no perder y todo perderlo,

Salió para ofrecer, para entenderlo,

Para primero aprender y después desaprenderlo.

 

[Southern trees bear strange fruit,
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.]

 

Baldomero quería verse también

Entre trozos de corazón y estos tristes versos,

Quería mirarse los pies desde lejos

Y entender la canción que le latía adentro.


[Pastoral scene of the gallant south,
Of the bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.]

 

Baldomero fue a la égloga siempre fiel,

A la elegía, a la epístola y al romancero,

Fue a la luna tan fiel y tan fiel a terceros…

Fue lo que quiso ser y nadie puso nunca peros.

[Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter crop…]

 

Aquí acaba la canción sin Baldomero,

Aquí acaba esta extraña fruta, este triste zero,

Aquí se resume también un cancionero

De tiempos pasados siendo fiel

A la noche, a un caballo y a fríos eneros.

 

En cursiva y entre corchetes: “Strange Fruit” de Nina Simone, también de Billy Holliday.  

 

 

 

SONRISA PIXELADA

 

La eternidad es fragmento y efluvio de un ciber-chat infinito

donde las palabras que se dicen en ese chat

van hacia una confusión de cómputos e incoherencias,

entonces imagino tu sonrisa pixelada porque no entiendo

a la curva fácil de tus labios, no entiendo su abstracción,

y por no entenderlo, Pido clemencia para la tecnología torpe,

pido una cremallera para el preámbulo de los besos redondos,

quiero pensar en la gloria pequeña

de los hikikomoris que se encierran ciegos por causas invisibles que envuelven a toda esta ciudad sin sueño,

 quiero creer que la polución es parte de nuestro no rotundo,

quiero emular con mi tacto la curva desangelada del poliéster,

la curva desangelada en aquella sonrisa pixelada

que pretende gustar a mis ojos, a mis dedos, a mi click, a mi nick,

En el mundo se sueña con el calor fetal del génesis

que busca una semilla abierta y busca al páramo oculto del sol,

cáscara de la parábola, renacer incierto de un vestigio,

cumbre de la alegría, sentimiento y caricia caliente,

perla de la gracia blanca, teorema con paz, alegre y sencilla,

simulacro de cariño azul, de la pequeña luz de las canciones,

sueño cruzado desde la quijada, copia pirata de la felicidad,

sampler de sueño edulcorado, fiesta de cruces sin sombra,

arrobas de corazón rojo, partes de Mega-Bytes sin aurora,

Lógica y cibernética de la ternura, fruta de la cópula electrónica,

tic trémulo del caracol, sombra de la soledad que se despereza,

locura del cosquilleo, viaje al centro original de mi alcoba,

brevedad de globo que se desinfla, sonrisa pixelada,

sonrisa fugaz con la velocidad de un beso, rosa de todas las casualidades,

Esa es la gloria de los niños, el agua viva y la carne,

y del Internet, que es el espejo de lo que somos y de lo no somos,

y de lo que no queremos ser,

 

 

 

 

LO QUE LA CIENCIA YA SABE 

 

Ayer fui a mi visita mensual con mi psiquiatra.

Él estaba tranquilo conmigo, aunque distante,

pero me trasmitía confianza; su consulta es:

una habitación de dos por tres con un escritorio mediano

donde hay un ordenador no del todo obsoleto;

a la derecha,

una estantería con libros dedicados a materias sobre la mente

(si es que estudiar la mente es una materia),

(yo considero que es tratar de estudiar lo abstracto, la nada),

 a la izquierda hay cuadros pintados por pacientes (o eso creo),

 los historiales médicos por el suelo, aunque relativamente ordenados,

y una ventana detrás de él que da hacia un jardín.

Empieza con la pregunta del millón de Euros:

-Bien Cecilio, ¿cómo va?-

Mire Doctor, apunté:

la vida me suma y me resta, la vida se asume

y te cuesta, la vida te escatima la cuenta.

Soy un hombre al límite de lo estupefacto,

 me gusta y me disgusta esta soledad,

 me estudio y me indago para decirle algo,

me considero víctima de mi propia prohibición.

Asumo que sumar para vivir te resta algo,

resumo, que restar sin prescindir es un milagro,

escribo para asimilarlo y no para pasar el rato,

(cada poema es un cuadro, cada verso un trazo).

Ingiero pastillas para dormir, para redimir,

para asumir, para sustituir, para admitir,

para vivir, para no sucumbir, y vuelvo a ingerir.

Intento (sin éxito) parecerme a aquel, a él sin piel,

a Fidel, a lo fiel, a la miel, a la hiel y a ti, siempre a ti.

Me derrumbo, sucumbo al enésimo tumbo,

 me interrumpo, me quedo sin mundo,

me pierdo y después me busco.

Quisiera ser feliz, que este sueño tenga fin,

que esta mirada (tan mía) sea (a todo) afín,

 a la trama, a las ramas, a Tintín,

a los bares, a los pares, al sweet dream,

al refugio, al artilugio, a Steve Mcqueen,

al parnaso, a mi vaso, a Pepe Agustín,

 al hastío, al trapío, a mi mundo ruin,

quisiera decir mil cosas, quisiera vivir, vivir,

quisiera deshacerme de este nubarrón gris,

deshacerme de muchas cosas, dejar de insistir,

tirar a la pica la sopa sosa, dejar de sufrir,

cogerle gusto a las cosas hermosas, ser feliz,

esto se mira pero no se toca, esto se toca

pero no se saborea, esto se saborea pero no se traga,

esto se traga, pero qué¿?…¿¡qué!?

Cuando miré al frente me encontré con el Doctor dormido:

-Doctor, Doctor, se ha quedado dormido- le dije yo.

-No, no, no es eso, es que me he quedado traspuesto-

-pero te he escuchado perfectamente- se excusó.

-Bueno, y entonces…¿? ¿qué opina?-le pregunté.

Le voy a cambiar la pauta. –me dijo-

ESTO ES AGOTADOR-Luego dicen que vivo bien-protesté.

-¡Qué mala es la ignorancia!¡Qué mala!-

dijo el Doctor bostezando y firmando las recetas.

 

 

 

 

 

 

 

 

37º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA

E-MAIL: nevandoenlaguinea@hotmail.com

37º NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

NEVANDO EN LA GUINEA

NºXXXVII    02-11-2.009

 

EDITORIAL XXXVII

 

POSTMODERNISMO TARDÍO

DESDE LA MÚSICA

 

Estamos en la era de la información dicen unos, otros dicen que estamos en la era digital, y Agustín Fernández Mallo y otros, nos dicen que estamos en un postmodernismo tardío que para nuestro parecer hace tiempo ya se inventó en lo que a música se refiere. En el flamenco letras conocidas por todos los aficionados de artistas anteriores al “camaronismo” como Manolo Caracol, Antonio Mairena, Chacón, la Paquera de Jeréz, Fernanda y Bernarda de Utrera, y otros muchos, fueron “apropiadas” por estos cantaores y muchos otros, en un pasado no tan lejano. Estas letras y las de otros cantaores se fueron usando durante siglos y ahora nos encontramos con esta supuesta “novedad” llamada apropiacionismo de la que nos habla Fernández Mallo en su libro Postpoesía, Hacia un nuevo paradigma, que dista de novedoso para el flamenco, ya que este apropiacionismo germinó en tiempos en el que el flamenco estaba totalmente relegado a un sustrato de marginalidad y a un reducto de subcultura tabernaria. Y ya no hablemos de Camarón de la Isla, que siempre, es por todos sabido, se ha nutrido de las letras de sus predecesores desde sus comienzos, como también lo han hecho cantaores de la talla de Enrique Morente, José Mercé, Diego Carrasco, Lole y Manuel, y si miramos a flamencos más jóvenes tenemos a Miguel Poveda, Juan Cortés (Duquende), Pedro Peralta, Estrella Morente, Pitingo, y un largo etcétera.

Con esto queremos decir, que el postmodernismo tardío  hace tiempo ya existía en el flamenco. Pero en otras músicas también existe ese apropiacionismo del que nos habla Fernández Mallo.

Por ejemplo, en la música o movimiento Hip Hop se hace gala de ese apropiacionismo  no en las letras, aunque si en los sampleados, remezclas y en los estribillos que se mezclan en una casi perfecta yuxtaposición de resortes y elementos sonoros, para que ese flow tan sumamente exaltado en el rap haga su acto perpetuo de presencia postmodernista. Con esto, intentamos decirles, que como nada es casualidad, mucho menos existe esa casualidad a la hora de buscar un nuevo camino para la literatura de hoy. Pues lo que nos ha enseñado a todos los poetas Agustín Fernández Mallo ya estaba inventado, aunque solamente Fernández Mallo ha tenido cojones para exponerlo en nuestra literatura contemporánea. Otros escritores también utilizaron métodos de estilo ahora promovidos por Agustín, ya no sólo por Walter Benjamín o Julio Cortázar, (Walter en ese zapping literario y Julio en tocar exacerbadamente el tema del absurdo) sino por la música popular, y sobretodo por el flamenco.

Es por todos sabido, que muchas otras músicas también ejercían ese método de expresión artística llamada por Agustín, apropiacionismo.  Es el ejemplo del Jazz en constante experimentación, el Pop-Rock y su diversidad de géneros dentro del mismo, y la música Folk que siempre sorprende con algún tesoro sonoro casi olvidado por la memoria colectiva y popular.

Pero llama mucho más nuestra atención el apropiacionismo que ha tenido lugar en la música hispano-americana desde tiempos, estos sí, bastante remotos. Digamos que ha habido entre España y América una perfecta simbiosis y un perfecto (feed-back) retro-alimentario (valga la redundancia) entre nuestros pueblos y nuestras no tan diferentes culturas. Ponemos como ejemplo canciones poco escuchadas en España que tuvieron gran repercusión y éxito y fueron paridas por compositores latino-americanos. Es el caso de Alcy Acosta, Víctor Jara, la recientemente fallecida, Mercedes Sosa, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Simón Díaz, Atahualpa Yupanqui, Chabuca Granda, y muchos otros; y más recientemente, Franco de Vita, Mario Alberto Domínguez Zarzar (Mario Domm), Ricardo Arjona, Diego Torres, Gianmarco Zignago Alcóver (Gianmarco), Fidel Roberto Sorokin (Coti), Alberto Aguilera (Juan Gabriel),  y muchos tantos más, que escribieron letras que acabaron musicadas por nuestros cantantes. Aunque también géneros musicales tan distintos a los nuestros como lo son la salsa, los valses (netamente peruanos), la bachata, la cumbia, inclusive el tango, también han aportado algo de riqueza a la música española, ya fuere, como canción ligera, canción popular, copla “española”, rumba flamenca, flamenco-rock, incluso desde el pop más clásico al más tardío, y hasta si nos ponemos a generalizar, hasta de los intérpretes de Operación Triunfo, que tanto (malo) o (bueno) han aportado a la música de nuestro país, no sabemos si para mejor, aunque lo que si sabemos es que son precursores de esta pseudo-cultura de musicales estúpidos y de parques temáticos, de la que ya hemos hablado en números anteriores, que no creemos que aporte nada de bueno hacia el panorama de las humanidades.

 

*******************

Aquí les exponemos en este número poemas de la autoría de Cecilio Olivero Muñoz, donde se expone y se usa ese apropiacionismo del que en Nevando en la Guinea y en otros blogs periféricos nos hacemos eco. Con esto no queremos decir que lo de Agustín Fernández Mallo no tenga mérito, que lo tiene, y bastante, sino que intentamos divulgar o dar nuestra opinión en consonancia con todo lo que se está diciendo sobre el postmodernismo tardío. Porque lo que Fernández Mallo nos dice en su libro es que si todas las artes como la música, la pintura, el cine, el teatro, y muchas más, dieron ese salto hacia el postmodernismo, la literatura en castellano no lo hizo, y es aquí donde la Revista Literaria Nevando en la Guinea se involucra queriendo dar ese paso tan necesario para nuestra literatura. Y exponemos estos poemas que son una coctelera de recursos, tanto de cine, de radio, de televisión, incluso de las ciencias y la publicidad, que Cecilio ha escrito tras la lectura de las ideas que Agustín aporta al panorama literario español actual. Esperamos que no les decepcionen. 

 

 

 

 

 

 

 

 

COMO DECÍA EL DULCE ALEX

(descubrimiento de la postpoesía)

 

A Agustín Fernández Mallo.

 

Descubrir un nuevo estilo para mí

es encontrar un cuerpo flotante en una mar oscura.

Es una salvación para los poetas

saber o cerciorarte de que la incomprensión

es un fruto sumamente escogido para quien escribe.

El poeta es un eterno solitario errante.

Errar por el camino de las letras

teniéndote a ti mismo como a único testigo.

Tantas veces pensé ocupar otro lugar

en la nueva poesía contemporánea…

Pero sólo Agustín Fernández Mallo

tuvo los cojones para digerirla y difundirla.

Encontrarlo a él fue un alivio.

Hallar la teoría de la postmodernidad tardía fue:

[¡Qué paz! Qué paz celestial.

Eran la suntuosidad y la untuosidad

hechas carne.

Como un pájaro de un raro metal celeste

o como un vino de plata fluyendo en una nave espacial.

La ley de la gravedad ya no cuenta para nada,

mientras escuchaba, vi imágenes maravillosas.]

La postpoesía es un presente tardío.

Unos lo llaman experimento

y tienen toda la razón,

aunque también es hallazgo-literario, lapso-afterpop

y germen-nocilla.

Semilla que quiere ser planeta.

Cumbre de todos los estilos.

[…entonces videé el camino a seguir…]

 

(En cursiva: fragmentos de narración

del protagonista (Alex) en  La Naranja Mecánica, 1.971,

                                     dirigida  por  Stanley Kubrick).

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

 

 

EL EDIFICIO

 

 

         El edificio aparece hoy desolado, en el más absoluto abandono y destrucción. Pero en su momento, me indica Mario, fue el no va más de la modernidad y el progreso. Lo miro, primero de reojo, como con miedo a molestarle, a ofenderle por mi falta de credulidad, el edificio sigue allí, en efecto, con todo el esplendor de su yerma decadencia, luego lo contemplo abiertamente, sin disimulo de mi falta de creencia en que aquello fuera antaño un edificio fastuoso, con toda la intención de dejárselo claro, no me lo puedo creer, e intento sin embargo descubrir algo en él que sea prueba de lo que me dice mi amigo. No lo encuentro. Nada veo en ese montón de ladrillos descoloridos, carcomidos, sucios, con agujeros donde antes debió de haber ventanas y grietas que son verdaderas hendiduras, que señale ni un ápice del esplendor vivido y referido. Sólo las palabras de Mario me inducen hacia el esfuerzo de intentar imaginarme una época mejor que la actual. El barrio en el que están ubicados aquellos vestigios de un, otrora, palacio de exposiciones y congresos no está mal del todo: casas bajas, de ladrillo rojo bien a la vista, con jardineras, perfecta y armoniosamente ordenadas, y patios de hierba y flores, todo ello compone un apacible y humilde conjunto que conforta al paseante y sin duda sosiega al habitante. Sólo el edificio con el que das de frente al cruzar una esquina te produce de pronto una profunda desolación por la ruptura del conjunto.

– Por qué no lo arreglaron -pregunto a mi amigo.

– Por su significado seguramente -responde.

         Mi mirada deja claro que no entiendo su respuesta. Mi condición añadida de extranjero le lleva a comprender que hay muchas claves que al fin y al cabo no acabo de entender. Me las explica, al menos lo procura, en concreto las que tienen que ver con aquel lugar.

         La dictadura terminó hace veinte años. Aquel barrio fue inaugurado por el dictador, a su vez veinte años antes de aquel final, para mostrar al pueblo el alto grado de desarrollo que se había alcanzado y además quiso hacer creer, de un modo sin duda pretencioso, como suele ser habitual, por otro lado, en tantos y tantos países. que era el pueblo y nada más que el pueblo el único destinatario de tantos planes industriales y de prosperidad colectiva. Y nada mejor para que este pueblo agradeciera ser el receptor de la gloria que situar en el centro del barrio-regalo un palacio de exaltación al régimen. El único problema, detalle tal vez, es que ese pueblo estaba de su dictador y su régimen hasta el moño, por ser finos, y nada quería más que despojarse de la figura sonriente en mil retratos, fotos y bustos exhibida y distribuidos a lo largo y ancho del país.

         Para colmo el palacio en cuestión, por un desmesurado gusto que le tomó el tirano, pronto devino el epicentro de su inmensurable actividad y ahí se presentaba día sí y día también para presidir festejos, actos deportivos, muestras de todo tipo, reuniones de exaltación, exposiciones artísticas, culturales o deportivas, exhibiciones de fervor patrio o loas colectivas a un mundo que parecía ya no sólo ser el mejor posible, sino el único que merecía mantenerse a lo largo de los siglos.

         Pero torres muy altas, me dice Mario, cayeron antes de esa fecha y más altas que caerán. El régimen se hundió en un colapso monumental y aquel edificio se quedó sin que nadie supiera bien a las luces qué uso darle. Estaba además excesivamente ligado a la dictadura y era sin duda su maldición.

– Pero todo el barrio fue obra del régimen -le digo-, por buena lógica lo tendrían que abandonar también.

– Se planteó en algún momento, no creas. Pero eso sería muy complicado, vive demasiada gente y costaría demasiado reubicarla lejos de aquí -responde Mario, con absoluta normalidad, como si fuera imposible, aun cuando fuera por una cuestión práctica análoga a la idea de mantenimiento del barrio, aplicar ese mismo criterio a un triste y abandonado edificio.

         Contemplo entonces a aquellas ruinas con la vaga idea de que hay símbolos que los carga el diablo.

 

Juan A. Herrero Díez

 

 

 

DOBLE-DIARREA-MENTAL

 

Llegué tan tarde de ese antro de mala muerte…

bebí demasiada cerveza, masqué demasiada libido

mirando a mujeres educadas para príncipes azules,

y cuando llegué a mi casa, a mi hogar, mi dulce hogar,

todo parecía arrasado, desmantelado; un desastre,

sin rastro de ti, todo eran restos de tu huida; soledad aparente.

Lo nuestro ya eran cenizas humeantes.

(…) (¿?) (…)

Encendí la luz de la sala, colgué el teléfono.

Encendí la radio. Emitían “hablar por hablar”:

[…Bien Fernando, cuéntanos tu caso:

gracias Mara…mi caso es el siguiente…]

Me acordé del hecho injusto

de quedarme sin parking

por obra y gracia de mi vecina del primero…

(mezquina) (puta) (acaparadora)…yo vivo en el segundo…

… encima de ella… me acordé de la sonrisa…

… cínica y socarrona de su marido rumano…

[…el caso es que ella me quiere,

pero sus padres no quieren verme con ella…]

Yo ocupaba ese parking de nadie desde hacía meses.

[Radiooo-Barcelonaaaa…Cadena seeeer…]

[…Si quieres Hablar por Hablar…]

[… llámanos al 900 100 800]

(bla, bla, bla) (…) (¿?)

[Hola Mara, te felicito por tu programa]

[gracias Isa, cuéntanos tu problema]

De repente me entraron inmensas ganas

de ir al baño; un dolor de estómago,

demasiada cerveza, demasiada insatisfacción:

(bálsamo diarreico para la insatisfacción)

me puse manos a la obra… me acordé

de mi vecina… justo debajo de mí…

chop…chop…chop…chop

[leche, cacao, avellanas y azúcar]

[NOCILLAAAAAA]

¡Qué placer, qué orgasmo, qué venganza!

[VOZ DE MARA: ahora vamos a dar paso

a Meritxell:-Hola Meritxell, ¿de qué quieres hablarnos?]

[Hola Mara, mi caso es un poco especial…]

[VOZ DE MERITXELL: el caso es que a mi me gusta

que se caguen en mi cara]

[VOZ DE MARA:¿¿¿Cómo???]

[VOZ DE MERITXELL: -Si, me explico:

el tema es que soy masoquista y me gusta que me humillen-]

[bla, bla, bla]

Meritxell, toma que toma, pastillas de goma,

come mierda guarrona, ¿quieres mierda? pues toma.

CHOP, CHOP, CHOP, CHOP

glup, glup, glup, phisss, phisss, phisss,

sssssssssshhhhhhhhhhhhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

tiré de la cadena y seguía pensando en la vecina,

aunque también en Meritxell…

mientras, sonaban los Rolling Stones en la Radio:

[I can’t get no satisfaction, I can’t get no satisfaction,
‘Cause I try and I try and I try and I try.
I can’t get no, I can’t get no,
When I’m drivin’ in my car, and that man comes on the radio;
And he’s tellin’ me more and more about some useless information,
Supposed to fire my imagination.
I can’t get no, oh, no no, no, hey, hey, hey
That’s what I say.]
 

[I can ‘t get no satisfaction, I  can ‘t  get no satisfaction]  

(…) (¿?)(…)

Y tenían razón a veces, aunque por el momento,

yo en una sola sentadilla había matado

a dos pájaras de un sólo tiro.

Y me quedé muy satisfecho. Muy satisfecho.

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

 

 

 

 

LOS ASTROS SON CIEGOS

 

El horóscopo sólo es favorable

en esas vísperas de aniversarios fríos,

yo soy Tauro, tú eres Piscis,

él es Géminis y ella Capricornio,

y los cuatro nos enfriamos la cena mutuamente.

Mi ombligo es el centro de mi alma

y ese lunar invisible en mi entrecejo

es mi equilibrio arrodillado,

tus senos son dos planetas que suspiran

y tus labios mojados satélites perdidos.

El agua se multiplica en agua,

yo soy agua, tú eres agua;

estanque mágico en la noche vemos.

Sombra visceral de tu mirada,

frágil tacto te busca, ceguera sabia es la pasión.

 Tupper-Ware de plástico

en tu cocina, mundo conservado

al vacío. Vacío en un nano-espacio.

¿Se pudre el ser sin gravedad?

¿Existe otro universo detrás de tus ojos?

¿Porqué tu alegría es levedad?

Precio soterrado el que yo pago,

burla de ácido y azufre del ser dañino.

Sólo los astros son ciegos aquí,

donde se suma el resto con la traba.

Me gusta el orbe que sostienes

porque parece hecho por lágrimas,

mira si es terco el puente de mis ojos

que miro y no veo y prefiero ser astro.

Los astros son ciegos a jornada completa,

quizá me salve el suelo del tropiezo de verte. 

Pero nada me salva porque todo es breve.

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR FRANCISCO JESÚS MUÑOZ SOLER

 

MI PATRIA VERDE EDÉN DE BRISAS PERFUMADAS

 

“Doquier los oiga esta tierra

De juventud coronada,

Y a la que el sol de los trópicos

Con rayos de amor abrasa:”.

 

GERTRUDIS G. AVELLANEDA

 

“¡Cuántas veces la estrella matutina

Alumbró con fulgores argentados,

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

“Del horizonte hasta el confín difuso

La onda marina sollozando rueda”.

 

JULIÁN DEL CASAL

 

Mi patria verde edén de brisas perfumadas

de sonoros arroyos y radiantes luces

natural hermosura que los espíritus traspasa

con savias de armoniosa fragancia,

lumínica estrella en el azul de los trópicos

de penetrantes destellos de amor que abrasa.

¡Cuánta resplandeciente belleza en su mirada!

empalidecida por voraces fragores

germen de turbias y envilecidas codicias

provocadoras de lágrimas argentadas

amargas ondas de horizonte difuso

que abraza con mares de desesperanzas.

 

 

 

 

JUBILOSO ENTUSIASMO LIBERA MI PECHO

 

 

“Gracias a Dios que al fin con entereza

Rompe Cuba el dogal que la oprimía

Y altiva y libre yergue su cabeza”.

 

JOSÉ MARTÍ

 

 

Jubiloso entusiasmo libera mi pecho

a sones de gritos de esperanzas

diamantinos destellos de luz de gracia

de un pueblo alzado noble y bravo,

que al fin se desprendió de las garras

que le mantenía herido y esclavo

oprimido sin la luz de los sueños

que nutre la esencia del alma

fulgor de sonoras y dignas miradas

libres de infame dolor cautivo

hijo de soberano derecho impuro

extraviado por la luz de Yara.

 

 

ALUMBRADOS POR LUMÍNICOS Y LIBERADORES RAYOS

 

“Cuando agitas tu cendal/ -sueño eterno de Martítal

emoción siento en mí,/ que indago al celeste velo

si en ti se prolonga el cielo/ o el cielo surge de ti…!”.

 

AGUSTIN ACOSTA

 

“Al volver de distante ribera

con el alma enlutada y sombría

afanoso busqué mi bandera

¡Y otra he visto además de la mía!”.

 

BONIFACIO BYRNE

 

Alumbrados por lumínicos y liberadores rayos

llegaron los días en que la ensoñación criolla

dejó de ser magnánima quimera

su bandera ondeó en el azul de su cielo

símbolo de intrínseco magma de mixtura

de forjadoras centurias de anhelos.

Argentados días de sombríos cielos

de acorazados lazos en las bahías

que envilecen el cendal de la cubanía

ondear cautivo de incipiente libertad

oprobio de arrogancia y opresión

experto dogal de alevoso imperio.

 

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TESTIGO MUDO ES EL VIENTO

 

A Juan A. Herrero Díez

 

Testigo mudo es el viento de rimar bravo este verso

pues redimir quieta a esta voluntad quisiera,

pues tengo un lado oscuro, respiro de algo perverso,

camina conmigo una voz, se me levanta adentro una fiera,

 

[(Discrepo) con el hombre que siempre (me abandona)

-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;

mi soliloquio es plática con este (falso)  amigo

que (te) enseñó el secreto de la (misantropía).]

 

La soledad es un espejo donde tú copias y pegas,

copio y después pego al ritmo de vacío y delirio,

cuando en el Messenger distante soledad agregas

esperas una nada que acecha fría con Narciso y Porfirio.

 

Fríos saben el porqué de tus acopios y de tus pegas,

resabiados mequetrefes acuden a los improperios hechos cirio,

soy espectáculo, soy outsider, soy la verdad que niegas,

soy quien derrama su sed en un espejo contrito.

 

[Y al (fin), (si mal os pago); (os debo) cuanto he escrito.

A mi trabajo (falto), con mi dinero (me endeudo)

(la ruina) que me cubre y (el mundo) donde habito,

el pan que me (pertenece) y  el lecho donde (soy solo yo).]

 

 

Entre corchetes versos del poeta  Antonio Machado,

del poema “retrato”,  estrofas 7 y 8, salvo en paréntesis y negrita.

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

 

***********************************************

 

PIEL DEL NEÓFITO POETA

 

 

¿ Porqué será que no escribe el poeta?

Acaso la noche helada no le ha vuelto a ver.

Dime niño,

¿Dónde esta el poeta?

Dicen que se fue, para no volver,

Ya no quiso soñar…

 

Sus manos estaban frías,

Porque las nubes no se juntaban a conversar,

¡ Sí !,

Los sueños están en el aire,

Sólo hay que mirarlos sin molestar.

 

¿ Pero dime niño?

Si las palabras se escondieron,

Para no sentir el frío de sus manos

¡ No ¡

Ellas se embriagaron por su partida,

Y se fueron, para el mundo recorrer.

 

¿ Dime?, si es que no escribirá el poeta,

Porque alguien lastimo sus letras.

¡ Sí ¡

Parece que un Amado y experimentado poeta,

menosprecio los sueños y la letra del

Neófito poeta.

 

 

¡ Niño ¡

La poesía no ha muerto,

Seguirá siempre viva

Respetando los sueños

De quien escriba.

 

Ven niño poeta,

Sigue escribiendo a la luna,

Aunque sus versos sean amargos

No desprecies a ninguna.

 

¿ Dime niño,

Quien es el dueño de la poesía y la letra?

Sin el sueño de los amantes,

La poesía  no existiera.

 

Para que las noches no sean eternas,

Debo escribir lo que el alma ordena.

Creyendo que la poesía descansa en los sueños

De las personas nobles y buenas.

 

Luis Chinchilla Elizondo  08/09/2009

Grecia, Alajuela, Costa Rica

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DOS CANCIONES, DOS SOLEDADES

 

Ahora los sábados en vez de divertirme,

nos aburrimos.

 

Rafael Sarmentero

 

El otro día veíamos la tele juntos:

hacía calor, el ventanal estaba abierto.

Vimos un anuncio muy gracioso

y tú reíste enajenada, reíste forzosamente,

me dio miedo escuchar tu risa.

(Risa sufriente entre alegría fingida

y sorbo de una vida insatisfecha).

Pasó ese rato, gracias a una música.

Sonaba en el piso de al lado… era Chavela Vargas,

[Anteanoche fui a tu casa,

tres golpes le di al candado,

tú no sirves para amores

tienes el sueño pesado.]

(…) (¿?) (…)

[Ay, Sandunga, Sandunga

Mamá por Dios,

Sandunga no seas ingrata,

Ay Mamá de mi corazón.]

(…) (¿?) (…)

[Mosquito no mortifiques

con tus cantos mal sonantes

si me cantas  no me piques,

si me picas no me cantes.]

(…) (¿?) (…)

[Ay, Sandunga, Sandunga

Mamá por Dios,

Sandunga no seas ingrata,

Ay Mamá de mi corazón.]

(…) (¿?) (…)

Después todo era silencio

y se diluyó el hielo en nuestros vasos,

hielo frío en el que tropezamos,

 hielo donde los dos resbalamos.

Cuando la luna no es luna

nosotros, rabiosos perros nos azuzamos,

cuando el sol es solo sol

otro día, en los claroscuros buscamos.

Seguíamos viendo la tele

y la música sonaba insinuante,

palabras son solo palabras,

aunque sentimientos no duelen de balde.

Sonó otra canción de Chavela

y nadie hubo ya aquí, más nadie:

[Ponme la mano aquí Macorina,

ponme la mano aquí…

Tus pies dejaban la estera

y  se escapaba tu saya

buscando la guardarraya

que al ver tu talle tan fino;

las cañas azucareras

se echaban por el camino

para que tú las molieras

como si fueras molino.

Ponme la mano aquí,  Macorina,

ponme la mano aquí…

Tus senos, carne de anón,

tu boca una bendición

de guanábana madura,

y era tu fina cintura

la misma que aquel danzón.

Ponme la mano aquí, Macorina,

ponme la mano aquí…]

 (…) (¿?) (…)

Yo me pregunto a menudo,

me suelo preguntar tantas cosas…

Me insinúo luego me desdigo,

me contradigo arrancándome

las costras.]

Me suelo decir que cambiarás,

que eres un dulce demonio y un ángel amargo,

me suelo engañar tantas veces

y más que me he de engañar.

Busco aquella canción,

aquella que nos hace pájaros,

ninguna nos hace pájaros

por que nuestra verdad no es canción.

 

 

 

Por Cecilio Olivero Muñoz

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SELECCIÓN DE POEMAS

POR AMADO STORNI (Jaime Fernández)

 

EN UN FRASCO DE CRISTAL

 

 

DONDE fueron los pétalos en flor

 

que al bosque de hermosura perfumaban,

 

aquellos que de Amor se deshojaban

 

pidiéndole respuestas al Amor.

 

 

Donde fueron las bolas de alcanfor

 

que del bosque el aroma conservaban,

 

aquellas que del sueño despertaban

 

oyéndole cantar al ruiseñor.

 

 

Aquellas que acabaron tropezando

 

con los pies de un Amor que ya sin ganas

 

le puso a nuestros besos un bozal.

 

 

Aquellas que acabaron decorando

 

la mesa de algún cuarto sin ventanas

 

metidas en un frasco de cristal.

 

 

 

 

MATAR A CUPIDO

 

 

¿ES cierto que ha venido

 

promiscuo de intenciones el Amor,

 

pidiendo por favor

 

que maten a Cupido?

 

– ¡Cogerlo! cuando esté desprevenido,

 

que pruebe de su propia medicina,

 

matar al que asesina

 

rompiendo corazones.

 

Caínes de Cupido las traiciones

 

del odio y la rutina.

 

 

LA HISTORIA NO TE OLVIDA COMPAÑERO 

 

 

EN este invierno frío y duradero

 

de gripes y catarros mal curados,

 

de sueños imperfectos de pasados,

 

de besos que no riman tus “te quiero”.

 

 

 

En este invierno tan de invernadero

 

ausente de Nerudas y Machados,

 

de todos son las voces que han gritado:

 

“¡la Historia no te olvida compañero!”.

 

 

 

Enfermas ilusiones concebidas

 

a golpes que oxidados dictadores

 

nos dieron de un futuro en subjuntivo.

 

 

 

El tiempo cicatriza las heridas,

 

la Vida memoriza sus errores

 

y Salvador Allende sigue vivo.

 

 

 

 

DONDE ESTÁN LOS POETAS

 

 

AHORA que el Amor es transparente

 

y el miedo se refleja en los espejos,

 

ahora que se cobran los consejos

 

y el odio es el más fiel de mis clientes.

 

 

 

Ahora que olvidamos los errores

 

y el sueño nos despierta pesadillas

 

ahora que la vida se maquilla

 

y huelen a sudor todas las flores.

 

 

Por qué se han escondido los poetas

 

ahora que el Amor más necesita

 

de versos que se inventen los “te quiero”.

 

 

El hombre siempre ha sido marioneta

 

del beso que de Amor la princesita

 

al príncipe convierte en prisionero.

 

 

 

VIVIENDO COMO VIVO

 

 

VIVIENDO como vivo en este gueto

 

de artistas y poetas de salón

 

igual le meto mano a una canción

 

que corto las orejas de un soneto.

 

 

Bebiendo como bebo del delito

 

de no seguir patrón, normas ni leyes,

 

igual pierdo la grande con tres reyes

 

que gano veinte a pares con dos pitos.

 

 

Invéntense ridículas razones

 

para esta despedida tan urgente;

 

a veces la ilusión no es suficiente

 

para que coman tantos corazones.

 

 

Yo solo quise ser por un momento

 

“Quijote” de los mundos que me invento.

 

 

A JOSÉ TOMÁS

 

 

EN deuda están contigo los poetas,

 

las musas, el silencio, los cobardes,

 

la Muerte a la que citas cada tarde

 

poniendo el corazón en la muleta.

 

 

En deuda están contigo “los del Siete”,

 

la mano izquierda, el temple, los puristas,

 

tu triunfo es el saber que eres artista

 

pues has resucitado a Manolete.

 

 

Te fuiste deshojando calabazas

 

de ausencias que prendidas de alfileres

 

volvieron a inventar la Primavera.

 

 

Esconde tanta magia tu chistera

 

que Dios deja pendientes sus quehaceres

 

por verte torear en cada plaza.

 

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SELECCIÓN DE POEMAS POSTPOÉTICOS

POR CECILIO OLIVERO MUÑOZ

 

(APROPIACIÓN INDEBIDA)

 SOMIATRUITES

 

¡Qué a gusto estaba siendo niño!

Era feliz con cuatro coches en miniatura,

soñaba, jugaba, reía y lloraba

¿Por qué me cuesta tanto llorar ahora?

[Hi ha una  escola perduda al mig del Montseny
On només hi estudien els nens que somien amb truites
És l’escola dels somiatruites
On només hi estudien els nens que somien amb  truites.]
Cuando era niño sentía brotar los colores vivos como la carne

de una espesura de imaginación y disparate.

[I el Joan que somiava que el seu llit tenia ales
I a mitjanit despegava i volava, volava i volava.
I la Lídia que somiava que el seu nóvio era un llop
I es passaven les nits senceres udolant sota la lluna plena
Au, au, au i auuuuuuuuuuuuuuuuuu]

La niñez es la patria del hombre, decía un poeta,

yo digo que es lo único que nos queda de verdad puro.

Los niños del mundo son el futuro de nuestros sueños,

las flores distantes nos hacen parecer tan serios…

militar en la infancia es dar otra oportunidad a la esperanza.

[I la Fina que somiava que respirava sota de l’aigua
I mai s’ofegava i es feia unes arracades amb perles marines
¡Ah!  i a més i a més era íntima dels dofins i els taurons i
les gambes.]
[I la Marta que somiava que la terra era quadrada
I se n’anava a passar les vacances a una altra galàxia.
I el Fidel que somiava que li fotia una pedrada al rei
d’Espanya.]

El poeta es un niño responsable de lo que dice,

yo juego y juego uniendo palabras con otras palabras,

me aparto de lo retóricamente premeditado,

de la redundante verdad que duele al lector futuro,

busco tesoros sonoros en las planicies del sueño,

me hago novio de mil verdades que mueren suspirando

por mi derrota de papel manchado.

[I el Gerard que somiava que era un gat
Que somiava que era en Gerard que somiava
I la Joana somiava que el seu pare mai la pegava
I la Roser que somiava que la mare mai la renyava
I la Cristina que se n’anava xino-xano a la Xina
I parlava xinès de la Xina :
Xino xao, xao xao ping, xano xino, xino xano]


Así soy niño siendo poeta, me acuerdo de Platero,

me acuerdo de un lucero en tus ojos mojados.

Cien jazmines adolescentes muerden con sus dientes de leche

la tierna parábola que nos hace buenos, por que somos breves,

más breves que un suspiro y más mínimos que una mota de polvo. .

[I l’Albert que somiava, somiava, somiava i somiava
I de tant que somiava mai  es despertava
I a l’escola és clar mai s’hi presentava
Però la senyoreta mai li posava una falta i sempre
l’aprovava]

 

Sueño ser creador de mentiras pequeñas, breves como un beso,

sueño la verdad colgada patas arriba, un mundo al revés,

patria eterna del poeta, (niñez)es acaramelado  silencio,

nadie pide responsabilidad a un niño, la razón pone trabas

a la infancia.

[I és que l’Albert estudiar no estudiava
Però somniar carai si somiava
Carai quina senyoreta que simpàtica que era
I somiava que era una marreca que somiava
que cantava com una gitaneta a les nits de lluna :
ole, ole, ole….]

 

Con su manita dijo Adiós, INFANCIA

te echo tanto de menos… ¿Cecilio? ¿Eres Tú?

Despierta…despierta… NO QUIERO.

[Hi ha una escola perduda al mig del Montseny
On només hi estudien els nens que somien amb  truites
És l’escola dels somiatruites.]


Los sueños llevan mi nombre en sus labios de esponja y peluche,

quiero imitar a la sombra de lo que fui
con la única manera que de veras me queda,

ese niño es mi refugio caliente, es placenta y es volteleta,

es sorpresa al amanecer y es alegría efervescente

como una burbuja que se multiplica y se preña

de la única alegría que la inocencia custodia.


[I el Ramon que somiava coses tan estranyes
Que és impossible explicar-les
I en fi sobre les coses que somiava la Laura
És millor no saber-les.
I és que hasta el conserge pintava escoles sense muralles,
ni classes,
Ni reixes, ni mestres, ni tonteries d’aquestes,
Amb finestres obertes per on feien carreres
els somnis dels nens i les nenes
I mentrestant la Fina nedava amb sirenes
Gluglgugluuuuu……..]

Buenas noches Mamá…Hasta mañana…Te quiero mucho.

Te querré siempre.

 

 

 

DURMIENDO CON LA TELEVISIÓN

ENCENDIDA

 

[Buenas noches, comenzamos en Informativos

Telecinco y empezamos con una noticia abrumadora]

¡Será perra mi suerte! ¡Mi crisis! ¡Mi desgana!

[…Atentado multitudinario en Irak…]

Cuánta sangría en el Telediario de la noche, ¡carajo!

VOZ DE MI MUJER: CEEEECIIIII, ¡¡¡¡acuéstate en el cuarto!!!!

Me relamo la barriga con gran dosis de eufemismo.

[…y ahora en el apartado cultural

vamos a dar la gran noticia de la presentación de un libro…]

¿Qué libro? Mi libro, mi letra k, mi almohada está mojada.

[…es el libro de Agustín Fernández Mallo, Nocilla Lab,

es todo un acontecimiento literario, es, lo llaman,

alter-pop, zapping-literario, postmodernismo tardío, bla, bla, bla…]

¡Qué listos son esos tíos! Saben inglés y catalán.

Yo quiero ser de ellos. Soy cero en to’ el medio.

[…es la nueva generación Nocilla…]

Eso, eso, Nocilla, leche, bacalao, avellanas, y xucla.

Son listos estos cabrones, más que el Papa.

El Papa viste de verde y lleva zapatos de Aladino.

[…el arzobispo se entrevistó con el Santo Pontífice…]

Quiero una merendilla de crema catalana para todos,

¡INVITO YO!

[…es la víctima 48 en lo que va de año…]

Erica, no quiero desayuno, yo quiero merendar.

[…los llevaron a declarar a la Audiencia Nacional

donde el juez Garzón les tomará declaración…]

Han matao a un gato por llevar calcetines rojos.

Yo no quiero llevar chaleco, ni bufanda detrás del agua.

ERICAAAAAA, la almohada ¿Adónde está mojada?

[…buenas noches a todos, comienza Sálvame Deluxe,

que tiene nombre de puti-club…]

El dictador ese es manco y tiene cagalera azul.

VOZ DE MI MUJER: CECIIIII, TIRA PA’ LA CAMA YA

[…yo por mi hija, matooooooo…]

¿Quién grita tan hueco? parece una ristra de ajos

colgada desde la cocina a la alcoba.

Soledad te estás poniendo, corre que se afloja.

[…Paquirrin dicen las malas lenguas

que tiene novia y es de Sevilla…]

Dile a esa que se calle, que el Farruquito es buen chaval.

VOZ DE MI MUJER: CEEEECIIII, ANDA A LA CAMA, TÍO.

Ya voy, ya voy…y se fue.

(Continuará)

 

 

VÍA MUERTA

(Apropiacionismo)

 

A Josep Moya, único testigo

de mi vía muerta.

 

[Rossinyol que vas a França, Rossinyol,

encomana-me a la Mare, Rossinyol,

amb el meu pare i a la mare, Rossinyol,

d’un vell foscatge, Rossinyol, d’un vol.]

 

Allí donde muere la vía

empieza un arduo camino a pie,

allí donde se amontona una colina de suspiros

existe toda una plegaria que comienza,

allí donde el fin es un lamento

existe una esperanza ya vencida,

allí donde la derrota empieza a respirar

suspira un alma por todo aquello que ha sido.

 

[Rossinyol que vas a França, Rossinyol,

encomana-me a la mare Rossinyol,

amb el meu pare i amb la mare, Rossinyol,

d’un vell foscatge, Rossinyol, d’un vol,

Encomana-me a la Mare Rossinyol

amb meu  pare no pas gaire, Rossinyol,

d’un vell foscatge Rossinyol, d’un vol.]

 

 

Todo allí es una culpa que se redime de negra,

todo es muerte y palabra agonizante,

nada se olvida si no termina luego

la causa que lo hizo antes realidad,

por que un corazón roto es eso,

un pobre corazón ya roto.

La vida sustrae de lo imposible

a todo aquello que fue posible antaño,

se quisiera retroceder un suspiro

después del largo sollozo del resoplar,

la vida es un parto en cada cuneta

donde existe una carretera que va,

la vida es una vía muerta,

consecuencia de un camino vacío.

 

[amb el meu pare  no pas gaire, Rossinyol,

encomana-me a la Mare, Rossinyol,

d’un vell foscatge Rossinyol, d’un vol.]

 

La vida es una penumbra distinta en cada

hora que nace y se desvanece 

y todo camino concluye en uno mismo.

Todo lugar donde se sufre es un paso atrás,

es un camino cerrado y un amargo retroceso,

es olvido que abre los ojos

en la antesala del interior.

 

[Rossinyol, que vas a França, Rossinyol,

encomana-me a la Mare, Rossinyol,

Encomana-me a la Mare i al meu Pare

Rossinyol, d’un vell foscatge , Rossinyol, d’un vol.]

 

 

Entre corchetes: canción popular catalana,

versionada por Ovidi Montllor en la película “La fuga de Segovia”, Dir: Imanol Uribe.

 

 

MUCHA FÍSICA Y MUCHA QUÍMICA

 

Para todo existe un límite agazapado en la niebla

y una sombra tras las apariencias en el aire.

Nunca un miedo a una fórmula médica se aproximó tanto a tu vida de mujer mecánica,

quizá fuera por que tratar con la química es lo mismo

que follarte con una camisa repleta de alfileres.

Cada suspiro un alfiler, cada vacío un agobio,

cada agonía un accidente, cada mentira una causalidad.

Miligramo a miligramo, micra por micra,

lejanía y desesperanza, precaria salud frente a la enfermedad.

Mi enfermedad: principio activo de la violencia y de la insolencia.

Morbo insano contra un rumor escondido bajo la alfombra.

El efecto placebo es jugar a la gallina ciega,

es dar una volteleta con los ojos tapados.

Nuestra frontera: [lactosa monohidrato, almidón de maíz,

celulosa microcristalina, estearato magnésico, sílice anhidra coloidal, laurel sulfato sódico, hipromelosa, dióxido de titanio, propilenglicol, talco, amarillo-naranja aluminium lake y amarillo de quinolina.]

Mi respiración es una puesta de sol que se destruye sola.

Mi voluntad es un pestañeo morado de súbita muerte.

Nuestra realidad: [lactosa monohidrato, povidona,

hidrógeno fosfato de calcio dihidrato, celulosa microcristalina,

almidón glicolato de sodio Tipo A, estearato de magnesio,

hipromelosa, macrogol 400, dióxido de titanio.]

Nuestra mañana suda química, se lamenta y es depresiva.

Aunque te quiero con la violencia del monóxido de carbono.

Mi locura es una profunda verdad de outsider entre Nicotina y Alquitrán.

Tú, mientras, te consuelas con la física de unos rayos catódicos.

 

 

 

 

CRÓNICA NEGRA

DEL GRAN HERMANO XIII

 

Vamos todos a ver el escaparate repulsivo

del raiting vencedor arropados en el filo frío del cuchillo

en el horario masivo de media noche de gala.

Veamos el espectáculo inofensivo

de ver a la presentadora del reality show en pleno ejercicio

de una moral pachorra y viejarrona

resumida en unas breves notas de petulante prepotencia.

Todos verán el edredoning mascachapas

de la puta de España con el machito musculado

que se envalentona solamente cuando va borracho.

Siéntense y vean la burda mentira de la realidad estupefacta.

Acomódense sin hacer zapping

 y vean como los viciosos productores televisivos

 usan a la juventud,

con la varita mágica de la ley del embudo,

como si fuesen monigotes de trapo que golpear como a un saco.

Apresúrense a ver la tórrida escena de la chabacana

del extrarradio pelear con la mentira del mundo

en una ordinaria riña de verduleras pregonando carencias.

No se asombren de nada.

Esto es el pan de cada día.

El Amén es una escalera de luz

que buscan los chicos deseosos de fama efímera y rentable

 desnudando su alma si fuere preciso,

perdiendo la dignidad si se lo piden, humillándose si encarta.

Cuando junten los cuatro duros para montar un pub donde

las chiquillas se abran de piernas y los afortunados sean alcurnia,

de nobleza de bambolla y ralea con aire de grandeza,

se impartirá la lección magistral y elitista de la estrategia

inteligente de brincar como un mono.

Vean y disfruten del orgasmo hecho sueño de oropel

con que engañan a los niños tontos y torpes.

¡ATENCIÓN, ATENCIÓN!

Conectamos en directo con la casa:

¡Se ha producido un subidón de audiencia!

Y es que el muchacho musculado se le ha ido la olla

y ha lanzado un aparato conectado a la electricidad al jacuzzi

lleno de agua y espuma de jabón

donde estaban sumergidos varios concursantes del programa.

¡Han quedado totalmente achicharrados!

¡Señoras y señores!

¡Qué buen invento el de la vida en directo!

 

 

 

LO QUE LA VERDAD ESCONDE

 

A Milicxsa, con cariño.

 

Si sabemos que la maldad

se vuelve en nuestra contra,

nos da la espalda

y vuelve el malicioso deseo

como un boomerang ciego de sed.

Si sabemos que lo bueno

crece de dicha y el rincón oscuro

es sol

porque la bondad es mañana

de lucidez y de esperanza.

Si sabemos que lo malo

nos destruye y nos hace daño,

si sabemos que lo bueno

es paz, es alegría, es sentimiento,

si encontramos la verdad

en cada suspiro que brota,

si buscamos allí dónde esté.

Hallaremos verdad

en los sueños, que en los cuales,

no creemos.

 

 

DESNUDO ES MEJOR

 

Me crié entre la España Cañí de mi abuelo materno

y la beatería autocomplaciente de mi abuela paterna,

mi padre era trabajador (emigrante andaluz) en una fábrica,

mi madre: Ídem de Ídem; yo:

me eduqué con la televisión todo el día encendida,

mi hermano mayor (imaginario): era una mezcla

entre “El Torete”, Sid Vicious y Espinete,

mi hermano menor (verdadero): es un ejemplo

que me da vergüenza seguir, por aquello de ser menor que yo

y más responsable que yo.

Toda mi infancia ha sido una ficción amplificada.

Una ficción fantasiosa inventada por mí mismo.

Mi empanada mental: [¡Dale caña Torete!

¡Vaca, yo contigo no tengo zuzto!

…Gitanos de piel morena con sus mujeres de seda,

danzan sus cuerpos esbeltos alrededor de una hoguera…]

Veía películas sobre delincuencia juvenil,

mi música era una mezcla de Tony el Gitano

e Iron Maiden, de los Chichos y AC/DC,

de los Chunguitos y Obús, de Camarón y Barón Rojo.

He cometido faltas terribles, he odiado por amor,

pero en realidad he sido un inocentón,

aunque la vida me ha hecho desconfiado,

pero yo, prefiero culpar a la sociedad y a la naturaleza.

Mi madre decía:-Vas con malas compañías-

quizá razón tuviera, pero yo era quien elegía.

(Por si existen dudas:)

Mis padres me dieron buena educación,

colegios de pago, me acompañaron desde párvulos

hasta 8º de E.G.B en el trayecto de casa a la escuela,

y del colegio a casa, y pacientes esperaban en la puerta.

(Siento dolor recordándolo.)

De muy temprano comprendí que los estudios

no eran lo mío. Malas calificaciones.

Comencé a fumar. Las drogas vinieron más tarde.

También vinieron los líos, los juicios, los encierros,

las palizas, las borracheras, la pérdida de amistades,

locura transitoria, y después, enfermedad mental.

Luego, ya mayor, quise enmendarme, como decía mi padre.

Mis compañeros del colegio, unos acabaron abogados,

otros informáticos, otros banqueros,

y yo acabé siendo un pensionista, osease, un parásito,

un mero parásito social, un paria, escoria.

Mis compañeros de fechorías, unos acabaron presos,

otros presos de sí mismos, otros en el cementerio.

Me apunté a un curso de fotografía,

me saqué el carné de conducir, quería enmendarme.

Podría hacerme pasar (por un tiempo fue así)

por un exdelincuente totalmente reinsertado

en una sociedad que marginaba tan sólo escuchándote hablar.

Nadie, si me viera por la calle o hablara conmigo

diría que ahora escribo poemas, veo programas

de televisión sobre literatura, compro y leo

muchos libros; me he metido tanto en mi papel,

en mi papel de poeta, de amante de las letras,

de amante de la poesía, que ahora no sé salir de él.

Me he fabricado un mundo para mí sólo.

Paso los días en mi jaula de oro, en mi urna de cristal.

Sigo haciendo las mismas cosas que de niño,

antes jugaba con coches en miniatura,

ahora juego con las palabras.

Miento mucho, cada vez que escribo miento en algo,

aunque muchas veces digo verdades desnudas.

Ahora no sabría vivir sin la poesía.

Me miro en el espejo y veo a un niño-poeta

que reflexiona acerca de cosas de perdedor-viejo.

Esta dicotomía no es inventada, es una realidad.

Mi vida se rige entre esta dicotomía y entre lo que me invento.

Veo las cicatrices del tiempo y hago inventario

de las cosas ya pasadas y guardo distancia, miedo y recelo.

He vivido demasiado deprisa,

aunque tengo la ilusión de un niño en vísperas de Reyes.

Ese niño al que ahora conozco,

tanto, que quisiera asesinarlo para después echarlo de menos.

La inocencia es peligrosa, es un atentado contra la humanidad.

Hay gente que dice: -me encanta la inocencia-

-qué bonita es la inocencia de los niños-

Hay niños inocentes pero la mayoría de ellos son crueles,

y siendo aún niños, tienen esa impura putrefacción que existe

en el planeta Tierra, en el Mundo, en los Hombres.

En mi adolescencia hice dos descubrimientos:

uno, que en mi infancia la gente me trasmitía falsedad positiva,

y el otro, que en mi adolescencia la gente me trasmitía

falsedad también, aunque en este caso era negativa.

El mundo está tan condicionado y tan sometido

que es falso, más bien parece irreal, irracional, es materia y nada.

Es dos mundos dentro de uno. El de las apariencias individuales

y el de la conciencia colectiva.

Por eso ahora soy dos personas,

soy lo que dejé en el camino y lo que me encontré en él.

He aprendido y también he desaprendido.

La falsedad positiva es sentirte querido, tener amigos, tener amores, tenerlo casi todo,

aunque es una ilusión en el aire que se esfuma,

que se evapora, se difumina, se gasifica,

y cuando se esfuma del todo, entonces es falsedad negativa

y ahí es cuando te sientes solo. Muy solo.

Y entonces te encuentras a ti mismo; eres tú pero lo desconocías

y te cuesta aceptar que tú eres ese,

y esa es la única y verdadera gran verdad.

La gente sólo te quiere en ese momento de inocencia

y falsedad positiva; cuando existe putrefacción

y falsedad negativa, ya no te quieren. No.

Te desechan, te usan y se cansan, se van a otra cosa.

Es sentirse mujer preñada y después abandonada,

es sentirse viejo, usado, manipulado, gastado.

Por eso nadie, o casi nadie, quiere a los viejos,

salvo cuando media el dinero.

Trato de buscar a ese Cecilio siendo aún un niño y decirle:

-Niño, vete a otra cosa, NIÑOOOOOO-

-A OTRA COSA, CARAJOOOOOOOOOO-

Y no me escucha, no me escucha, no me hace caso.

    

 

 

Entre corchetes: fragmentos de las películas

“Los últimos golpes del Torete”, Dir: José A. de la Loma,

y de “Yo, El Vaquilla”, Dir: José A. de la Loma. También fragmento de un tema de Los Chichos, Gitanos de piel morena.